La lucha por el sufragio femenino en Costa Rica (1923-1953): relaciones entre la Sociedad Teosófica, la Comasonería y la Liga Feminista

The struggle for women’s suffrage in Costa Rica (1923-1953): relations between the Theosophical Society, the Co-masonry and the Feminist League

María José Quesada Chaves

Universidad de Costa Rica, Costa Rica

mariajose.quesada@ucr.ac.cr

Recepción: 20 de julio de 2020/Aceptación: 15 de septiembre de 2020
doi: https://doi.org/10.15517/rehmlac.v13i1.44262

Palabras clave

Co-masonería; sufragio femenino; redes de sociabilidad; movimiento emancipador; teosofía.

Keywords

Co-masonry; women’s suffrage; networks of sociability; emancipatory movement; theosophy.

Resumen

La Liga Feminista inició la lucha por el sufragio femenino en Costa Rica. Otros grupos también participaron y se alcanzó con la promulgación de la Constitución Política de 1949. Un importante grupo de las fundadoras de la liga estaban en la Sociedad Teosófica y en la co-masonería. En este trabajo analizamos como ciertas sufragistas fueron impulsadas por su participación en la Sociedad Teosófica o en la única logia mixta. Indagamos si estas logias fueron un espacio de sociabilidad en donde las mujeres fortalecieron sus ideologías feministas para emprender la campaña sufragista en busca de la igualdad.

Abstract

The Feminist League was a movement that began the fight for women’s suffrage in Costa Rica. Other groups also took part and achieved equal rights with the promulgation of the Political Constitution of 1949. An important group of these feminists participated in the Theosophical Society of Costa Rica and in freemasonry. The main objective of this research is to ascertain how women were promoted from their participation in the Theosophical Society or in the only co-masonic lodge to feminism. Consequently, we examine whether these spaces of sociability women strengthened their feminist ideologies to undertake suffrage campaigns in search for equality.

Introducción

En 1923, se fundó en Costa Rica la Liga Feminista,1 un movimiento cuyo fin principal era luchar por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, especialmente el derecho a emitir el voto y poder ser electas en cargos políticos. De manera paralela y con gran fuerza, se habían establecido logias con una importante participación de mujeres, en la teosofía desde 1904, y en la comasonería desde 1919. Al considerar este contexto, cabe preguntar: ¿hasta qué punto se vio influenciado el movimiento feminista costarricense por la participación de las mujeres que eran parte de la Sociedad Teosófica o de la comasonería? O, por lo contrario, ¿fue el movimiento emancipador femenino más bien el que impulsó a las mujeres a integrarse a otros espacios ideológicos, como la masonería y la teosofía.

Debe reconocerse que estas tres fuerzas: el feminismo, la teosofía y la masonería, respondían a modelos generados en el extranjero y que, para el periodo de estudio (1923-1953) ya estaban instaurados en Costa Rica. Al igual que en otros países, la masonería y teosofía, como movimientos sociales y formas de asociatividad, cumplieron un rol importante en Costa Rica en el impulso y apoyo de los movimientos feministas. Su estructura permitía a sus miembros seguir en comunicación y en relación directa con otros países. Tal es el caso de la Sociedad Teosófica, en la que algunos miembros distinguidos eran cosmopolitas por su formación y sus viajes al exterior. Esther de Mézerville, por ejemplo, sirvió de canal en Europa y Centroamérica.2 Esto fue importante porque les permitió, para usar las palabras de Rodrigo Facio: “estudiar lo que piensa y hace el mundo”3 y ser parte de lo que se gestaba a nivel global.

Guatemala vivió un proceso similar, pues la Sociedad de Mujeres Gabriela Mistral fue concebida como una red social de mujeres, debido a la vinculación que tenían ellas o sus esposos con redes teosóficas, se adoptó el nombre de “Sociedad”, otra similitud con el término empleado para denominar las agrupaciones teosóficas establecidas por Helena Blavatsky desde sus orígenes.4 En esa coyuntura internacional, la masonería también recibió gran influencia del exterior.5

El proceso sufragista también se ve influenciado por modelos internacionales y procesos que ocurrían en las afueras de las fronteras costarricenses, los cuales de cierta forma ayudaron a hacer presión e incentivar al Congreso a recapacitar sobre la necesidad mundial de reconocer a las mujeres como ciudadanas capaces de ejercer su derecho al sufragio.

El estudio se ubica en el periodo comprendido entre 1923 y 1953. Eugenia Rodríguez ha propuesto una periodización del proceso del desarrollo de mujeres y las luchas por la ciudadanía:

Básicamente, en este proceso se podrían distinguir tres grandes etapas: 1890-1922, 1923-1952 y 1953-1985. La primera etapa de 1890-1922, estuvo marcada por la emergencia de las políticas sociales y de instituciones destinadas a enfrentar la problemática social, y por una intervención activa de las mujeres en las labores filantrópicas y en la creación de diversas organizaciones y proyectos. La segunda etapa de 1923-1952, se caracterizó por el auge de las políticas sociales, la efervescencia socio política, y la formación de organizaciones femeninas, feminista (Liga Feminista), gremiales y de los partidos políticos (Partido Reformista, Partido Comunista), factores que incentivaron la creciente participación y organización de las mujeres.(…) En el tercer período de 1953-1985 se entra a una nueva etapa, en la cual a partir de 1949 las mujeres pueden ejercer el voto, elegir y ser electas, y en 1950 incorporarse como electoras a nivel local y en 1953 como electoras a nivel nacional, y tener acceso a los puestos de poder por vez primera.6

La conquista del sufragio femenino fue un largo proceso, lleno de avances y retrocesos. Entre 1890 y 1949 se presentaron catorce propuestas a la Asamblea Legislativa con el fin de lograr otorgar este derecho a las mujeres. La participación de las organizaciones de mujeres en el proceso de reforma social urbana, tuvo diferentes momentos. En primer lugar, de 1890 a 1910 se caracteriza como un periodo de debates periodísticos en torno a la cuestión femenina y en la lucha por lograr equiparar los derechos sociopolíticos. En un segundo periodo, entre los años 1910 y 1923 se reciben las primeras propuestas del voto femenino ante el Congreso y se produce la intervención del movimiento obrero. La tercera etapa corresponde al periodo elegido para el estudio. Presenta características como el aumento en la participación de mujeres en los debates, el incremento de la participación femenina en los partidos políticos y en los movimientos en defensa de los derechos civiles y político–electorales. Se ha elegido este periodo porque es el momento en que se organiza la Liga Feminista y se incrementa la participación femenina para el debate de ideas y luchas por la igualdad de derechos sociopolíticos.7

Ante las preguntas: ¿Qué tipo de mujeres participaban en la Liga Feminista? ¿Cuáles características tenían en común? ¿Cuáles fueron los factores que las motivaban a emprender estas luchas que se desarrollaron durante tres décadas? Muchas de estas mujeres eran parte de la élite intelectual. En general eran mujeres estudiadas que se desempeñaban como educadoras. Pertenecían a una clase social privilegiada. Algunas de ellas habían accedido a estudios en el extranjero. Este hecho sin lugar a dudas las marcó y vinieron a reproducir modelos emancipadores en pro de la igualdad de derechos para las mujeres en Costa Rica. En el movimiento incursionaron mujeres educadoras de zonas urbanas principalmente. Como afirma Sagot Rodríguez: “El surgimiento de esta organización marca el inicio de las peticiones y las campañas sistemáticas con el fin de lograr una reforma constitucional”.8

En el caso de la participación de las mujeres en la masonería y la teosofía del país, ambas estaban reservadas para las élites intelectuales principalmente. ¿En qué proporción estaban representadas las diferentes clases sociales en los grupos feministas y la masonería? Es probable que al igual que la participación de las mujeres en los movimientos emancipadores, se veía limitada a las mujeres con mayores oportunidades educativas.

Es posible hipotetizar que la participación de las mujeres, tanto en la comasonería como en la teosofía, estaba caracterizada por cierto grado de aristocracia; es decir, que mayoritariamente participaban las mujeres de clase social alta y cierta preparación educativa. Eran agrupaciones elitistas. Quizás por desconocimiento o por meros rumores que se esparcían, las clases más humildes no se acercaban a la teosofía. Según Rodríguez Dobles, una ciudadana de 60 años y madre soltera, a la que se le consultó la razón de por qué no participaba en la Sociedad Teosófica de Costa Rica (STCR), respondió: “no voy porque usted ha de saber que a los teósofos los tienen por locos y como yo vivo con mi hijo que tiene su familia también van a decir ya está loca mamá”.9

La masonería en Costa Rica brindaba un espacio de reunión, de reflexión y análisis de ideas, que promovía movimientos de liberación femenina, tal y como sucedía también en otros países. Así, puede mencionarse que, por influencia de la Gran Logia Femenina de Francia, entre las décadas de 1960 y 1980 se logró en ese país la legalización del aborto y políticas sobre la planificación curricular. Las masonerías pueden desarrollarse de manera distinta; algunas son más radicales, otras más conservadoras.10 Al igual que la masonería brindaba este espacio de sociabilidad a las mujeres, así lo hacía también la teosofía, en la que las mujeres eran parte de un sistema democrático, a lo interno de las logias, que les permitía ejercer su derecho a participar activamente, con voz y voto. Este modelo debió de motivar a estas mujeres feministas a cuestionarse por qué este mismo sistema no podía replicarse a nivel político-electoral en Costa Rica y ser parte del sistema democrático.

La labor de las feministas teósofas o comasonas en la educación, y especialmente en el Colegio Superior de Señoritas, llevó a diversos conflictos entre la jerarquía católica y estas educadoras, como manifestación del conflicto que, a escala mayor, se producía en otros países católicos. El acto de inauguración de la Liga Feminista, con la presencia del teósofo y presidente de la República, Julio Acosta García, y su señora esposa Elena, legitimaba, desde el statu quo, aquella versión de feminismo aristocrático. No debe olvidarse, que Acosta García, luego de una breve etapa de transición, sucedió a otro teósofo, Federico Tinoco Granados, en la presidencia de la República. Las redes en que las educadoras teósofas tenían, según el constructo propuesto por Pierre Bourdieu,11 cierto capital social, quedaron intactas, salvo por la ausencia de los esposos Federico Tinoco Granados y María Fernández Le Cappellain, ambos teósofos, que debieron exilarse a Francia.

Aquel acto podría parecer, al ojo desatento, un triunfo del feminismo teosófico y masón. Sin embargo, ese mismo día, como parte de los actos del Día de la Raza, y por influencia de Octavio Castro Saborío, se inauguró un monumento a monseñor Bernardo Augusto Thiel y Hoffmann, quien fue, desde 1880 hasta su muerte en 1901, el segundo Obispo de la Diócesis de Costa Rica. El catolicismo no estaba derrotado. El clero puedo contar con damas católicas, que se organizaron para presentar su propia versión del feminismo. Ellas fueron, en el largo plazo, más enérgicas y persistentes en la lucha por la consecución de la ciudadanía femenina. A estas dos ramas debe agregarse, la versión del feminismo comunista, cuya más conocida representante es Carmen Lira.

Además, cabe valorar, en términos prácticos, que finalmente la derrota la obtuvo el laicismo, pues como concesión, en el ordenamiento jurídico costarricense terminó por incorporarse una ley que dispone que la enseñanza de la religión católica debe ser transmitida dentro de las aulas del sector educativo costarricense.12 De este modo, se puso coto a la influencia de la teosofía en la educación y específicamente de las profesoras del Colegio Superior de Señoritas.

Se analiza, en el presente artículo, si la participación de estas mujeres en la Sociedad Teosófica de Costa Rica o en la comasonería, influyó en sus ideas y en sus acciones, dirigidas, por medio de la conformación de organizaciones como la Liga Feminista, a la lucha por su derecho al sufragio y por una sociedad más justa.

Participación de mujeres sufragistas en logias teosóficas y comasónicas

El feminismo costarricense debe enmarcarse en un contexto más amplio, en el que se producía, desde 1890, un despegue y desarrollo del feminismo a nivel internacional. En movimientos y fenómenos que nacieron en otros países, se gestaron luchas importantes, con logros históricos en la realidad de la mujer en Costa Rica. Es decir, el fenómeno del difusionismo también fue factor en cambios sociales que se produjeron en la realidad costarricense. Esto responde a la idea de que los modelos de la sociedad mundial dan forma e influyen en las identidades, estructuras y comportamientos del Estado-nación, por medio de procesos culturales y asociativos a nivel mundial.13

La lucha de las mujeres en Costa Rica no ha sido suficientemente valorada y estudiada. No se ha dimensionado adecuadamente la participación femenina en organizaciones ideológicas ni en partidos políticos.14 En este sentido, Rodríguez (1999) expone que:

La historia tradicional ha contribuido a invisibilizar el aporte femenino como sujeto histórico y a presentar una imagen de las mujeres como agentes sumisos y pasivos replegados en la esfera doméstica, incapaces de ejercer un papel activo y contestatario ante las desigualdades de la sociedad patriarcal, en los movimientos sociales y como miembras de organizaciones y de los partidos políticos. Además, asociado con estos mitos está el de que el derecho al voto femenino, ha sido producto de una concesión de los políticos hacia las mujeres, por su amplia participación especialmente en la coyuntura socio-política de la década de 1940.15

De este modo, queda claro que las mujeres de la primera mitad del siglo XX emprendieron luchas importantes que marcaron un hito en la historia de la democracia costarricense. Estas acciones han sido invisibilizadas en la actualidad y especialmente lo fueron en la época en que se desarrollaron. Las mujeres han sido relegadas al ámbito privado, familiar y doméstico, silenciadas sus voces y sometidas a vivir según la estructura patriarcal del país. No convenía tampoco comunicar los avances o intentos de emancipación que se empezaron a gestar en la época. Un ejemplo de ello es la revista que publicaba Joaquín García Monge, Repertorio Americano. Esta no publicaba nada al respecto, sino que más bien inducía a creer que estas luchas tenían poca relevancia en la historia de Costa Rica.16

Al ser este medio de publicación uno de los que invisibiliza las luchas femeninas que se emprendieron en conquista por el derecho al voto en igualdad de condiciones, queda claro que el contexto en el cual tuvieron que desenvolverse estas primeras feministas fue árido, doloroso y, en ocasiones, humillante. Su don pacifista y persistente permite que se lancen a las calles en varias ocasiones, tal y como lo detalla así en 1943 el Diario Costa Rica “no son solo las mujeres humildes las que se lanzan a la calle; van junto a ellas la flor y nata de nuestras muchachas, de nuestras matronas, de todas las categorías sociales”.17 Sin embargo, son muchos los obstáculos que tienen que vencer para poder lograr su derecho al voto, es difícil demostrar que las capacidades femeninas no quedan relegadas al hogar únicamente. Al respecto Ángela Acuña, teósofa y líder feminista de la época, publicó en un medio de circulación nacional del momento:

La mujer moderna ante todo es madre, y en ese hermosísimo principio universal basa las doctrinas de su feminismo: sus luchas y sus victorias serán calor de la casa, fuego bendito que mantendrá encendida la llama purísima del verdadero amor. Pero la mujer moderna también comprende con cabal sentido que la misión de madre es más alta de la que hasta hoy se ha estimado: sabe que la educación de las mujeres para la maternidad ha sido deficiente, y en su programa de trabajo imprime con caracteres salientes, el deseo de que todas las mujeres tengan la preparación de una tarea de tanta responsabilidad y tanto juicio requiere.18

Además, Sara Casal, lideresa católica que lucha a favor del voto femenino, deja ver que la actuación exclusiva del hombre no ha sido tan fructífera y perfecta a como se pensaba que sería sin la participación femenina.

Hasta ahora todos los negocios del Estado han estado en manos de los hombres y vosotros mismos estáis desilusionados del resultado de vuestra labor, vosotros mismos convenís que la política desmoraliza y son los cerebros de los hombres y sus voluntades los que la tienen en tan lamentable estado. Nosotras las mujeres no hemos participado del desastre; a vosotros la responsabilidad.19

La Iglesia católica recibía a la mujer con los brazos abiertos, lo cual en aquel momento de emancipación no era tan favorable ni lo que se quería, ya que la Iglesia había sido clara en el rol patriarcal y opuesto a la lucha por el derecho a otorgar el voto femenino. Existían posiciones, tanto a favor como en contra, en cuanto a que la mujer tuviera un rol enérgico y crítico en la sociedad de aquel momento. Los grupos conservadores preferían continuar con el rol tradicional de la mujer de manera contundente.20

De esta forma, había quienes pensaban que las mujeres no estaban preparadas para ejercer su derecho al sufragio, que lo que se imponía en la época eran modas importadas de otros países. Pensamientos misóginos que insistían en que el rol de la mujer debía limitarse al hogar únicamente. Es entonces cuando se gesta una de las más grandes luchas que han emprendido las mujeres de Costa Rica: reclamar su derecho a elegir y ser electas “de esta forma, simpatizantes y adversarios del sufragio femenino difundieron una imagen de la política como una práctica corrupta y corruptora”21 era algo que podía manipularse y es por esta razón que el incursionar en esta área resultó una difícil labor.

De acuerdo con Ángela Acuña, la primera lucha que debía emprenderse era por conseguir el derecho femenino de votar. Este se constituiría en un instrumento de acción directa. Una vez alcanzada esta meta, otros mecanismos de exclusión y discriminación para con las mujeres serían erradicados poco a poco, ya que el derecho al sufragio era el que les iba a permitir tomar decisiones importantes en la sociedad.22

Importante de analizar en este punto, hasta dónde la STCR promovió y orientó las luchas sociales debido al enfoque democrático que se practicaba a lo interno de las logias, en las que todos podían votar y participar en igualdad de derechos. Si era un sistema que se utilizaba como práctica para tomar decisiones a lo interno de la organización, las teósofas se cuestionaron ¿por qué no se podía reproducir esto mismo en el país? Sin embargo, hubo discrepancias ya que algunos teósofos no pensaban a favor de otorgar a la mujer costarricense su derecho por emitir el sufragio.

Es decir, en todo sentido, según aquellos teósofos el voto debía restringirse de nuevo en vez de ampliarse. Hacia fines del periodo de estudio las posturas avanzaron y en 1928 los líderes del relevo generacional fueron más proclives a la paridad con las mujeres.23

De esta forma queda claro que el concepto de democracia de la Sociedad Teosófica fue elitista y que no siempre los teósofos fueron tan progresistas en ese sentido. En un inicio no estuvieron de acuerdo en favorecer los intereses de las minorías; en este caso, el de las mujeres.24

El movimiento que se genera en la campaña sufragista del siglo XIX desmitifica la pasividad que muchos medios han querido dar al rol de las mujeres dentro de la construcción de la democracia costarricense. La Liga Feminista y las ideas de Ángela Acuña insisten en hacerle ver a las mujeres que por sus características propias del ser mujer, eran ellas las que tenían la tarea de higienizar la sociedad, salvarla de los vicios y antivalores en que se sumergía.25

¿Hasta qué punto la STCR y la comasonería impulsaron las luchas femeninas en pro del sufragio? Existen afirmaciones que indican que sin mujeres masonas, no hubiera sido posible consolidar el voto femenino.26 Esto pese a que en un inicio las logias como movimiento patriarcal no tenían anuencia a incorporar a la mujer en su movimiento. Sin embargo, paulatinamente abrieron espacio para la masonería mixta y comasonería.27 Con respecto a Costa Rica, la participación plena de las mujeres en igualdad de condiciones y derechos, con voz y voto, fue similar a un ensayo social previo a la participación de las mujeres en la dimensión política del país.

La masonería mixta fue un antecedente para la inclusión de las mujeres en las decisiones políticas. La logia Saint Germain n.º 621 se fundó 20 años antes de que se aprobara el derecho al sufragio; y muchas mujeres y hombres, como es el caso de Julio Acosta García participaron de forma activa y comprometida tanto en la masonería como en la Liga Feminista y el movimiento sufragista costarricense.28

La Liga Feminista insistía en que a la mujer se le debía otorgar confianza y participación dentro de la sociedad. Ellas fueron parte de las campañas emprendidas por el Estado liberal para ayudar a civilizar a los sectores populares, espacios que ellas mismas aprovecharon para vincular esos esfuerzos moralizadores con la necesidad de mejorar las condiciones sociales de las mujeres, al justificar la necesidad de crear espacios públicos de participación femenina. De esta manera, poco a poco las primeras feministas iniciaron el proceso de emancipación que marcaría la historia democrática costarricense hasta alcanzar su derecho por emitir el sufragio.29 En los diferentes medios de comunicación de la época se emitían opiniones sobre el tema:

La nación debe dar una prueba mayor y más tangible de su confianza en la mujer costarricense. Que se le reconozcan legalmente los derechos cívicos que noblemente ha ganado. Yo vería con sumo agrado que la fracción parlamentaria de mi partido propusiera al congreso el otorgamiento del derecho de voto.30

Con este panorama, de una lucha que se emprende por una causa que, para muchos, incluso para muchas mujeres, era imposible e innecesaria de lograr. Mujeres, como Sara Casal, quien era parte del Consejo Nacional de Mujeres de Costa Rica, desarrollaron campañas sufragistas al lado de la Liga Feminista en 1925, 1929, 1931, 1932, 1934, 1939, 1943 y 1947. En algunas ocasiones los intentos fueron inútiles o débiles; otros tuvieron mayor impacto. Sin embargo, es una lucha que dura hasta 1949 cuando se obtiene su derecho al sufragio en la Constitución Política.31

Pese a que fue un largo y desgastante proceso, este se convirtió en una experiencia necesaria para empezar a construir una vida civil más sólida, ya que ¿acaso en algún momento se ha disfrutado de una sociedad igualitaria y una democracia justa en Costa Rica?32 A la hora de responder a la pregunta del por qué debían votar las mujeres, Sara Casal es vehemente en indicar que, al darle participación a la mujer, la sociedad va a sanear muchos de los males que las aquejan. Las leyes que existían hasta el momento habían sido creadas por hombres, dejaban a las mujeres sin participación alguna. El instinto maternal de la mujer influiría de manera positiva en la toma de decisiones en la sociedad.

La mujer necesita el sufragio, muy especialmente bajo el punto de vista moral, a causa del empleo que puede hacer del voto; le necesita para luchar contra el alcoholismo, contra la prostitución, contra las enfermedades venéreas, contra la tuberculosis, contra la criminalidad de los niños y jóvenes, contra la pornografía y contra todo lo que desmoralice a sus hijos. Le necesita para velar por la higiene y salud pública, para mejorar los alojamientos obreros, para abaratar el costo de la vida, la vida ciudadana, la escuela, el mercado, para trabajar por que se pague la deuda exterior para velar por qué se cumplan las leyes estrictamente, pues la mayor parte de las veces los hombres son los encargados de violarlas y necesitan el voto para darle valor a su actuación y más que todo esto, es necesario formar una nueva conciencia nacional donde haya sanción social que castigue con profundo desprecio a los abusos y faltas de respeto a la sociedad y a nuestros hijos.33

El otorgar a la mujer su derecho a votar fue un proceso largo que duró 39 años, hubo mucha resistencia y enfrentamientos con quienes manejaban el poder en ese momento. Sin lugar a dudas, incluir a la mujer como parte del electorado iba a aumentar el padrón, al punto de hacerlo inmanejable para quienes acostumbraban a manipular el voto a su conveniencia. Es claro que en esa época el voto femenino no era prioridad para el congreso y para la mayor parte de la sociedad, las alianzas políticas lo que pretendían era consolidar el poder, lo cual al aumentar el electorado se arriesgaba a que se les saliera de control.34

Esta posición queda evidenciada cuando en el parlamento legislativo se empieza a manejar la posibilidad de otorgar el voto restringido a las mujeres, al aducir que no todas tenían educación y la preparación necesaria para ejercer su voto. Por un lado, reconocen las capacidades intelectuales de las mujeres, pero, por otro, indicaban que el número de mujeres que no habían recibido suficiente educación era muy amplio. Sin embargo, este pensamiento fue acogido por la Liga Feminista y en el año 1931 hacen este planteamiento formal a los diputados. “La propuesta que planteó la Liga Feminista ante el Congreso en 1931, según la cual el voto femenino se restringía a las mujeres con educación y formación técnico-profesional”.35

Esta propuesta también fue infructuosa, así como las múltiples que ocurrieron desde que, en 1913, el presidente de la República, Ricardo Jiménez lo hizo el planteamiento por primera vez. Fue hasta el decreto emitido el 20 de junio de 1949 cuando se aprueba constitucionalmente el voto femenino.36 Como consecuencia, el 30 de julio de 1950 las mujeres costarricenses ejercieron su derecho al voto por primera vez. La votación se llevó a cabo para definir asuntos territoriales de los cantones de San Ramón y San Carlos,37 lo cual se constituyó en un momento histórico para las mujeres de Costa Rica.

La Sociedad Teosófica en Costa Rica también tuvo una participación activa en todo este proceso histórico por el voto de la mujer, ya que se contó con la participación de ciudadanos activos en los procesos de emancipación femenina en esa historia del país. El nacimiento de nuevas ideas radicales se da en un contexto en el que una generación de jóvenes intelectuales decide luchar por transformaciones en la sociedad y se convierten en líderes del Movimiento Obrero, la Liga Feminista y el Partido Comunista.38 Por esta razón, es de interés investigar de qué manera la teosofía y la masonería fueron movimientos que dieron impulso a todas estas luchas que se gestaron en pro de la igualdad de las mujeres entre 1923 y 1953.

A la fecha, no se han hecho muchas investigaciones en este sentido, pocos textos han interrogado aspectos nacionales de la relación entre masonería y librepensamiento o librepensamiento y feminismo o masonería y género femenino.39 De hecho, “en Latinoamérica parecen casi inexistentes; pocos textos han interrogado aspectos nacionales de la relación entre masonería y librepensamiento o librepensamiento y feminismo o masonería y género femenino”.40 Es importante investigar entonces cómo las mujeres costarricenses del siglo XX (1923 – 1953), que participan en movimientos sociales y religiosos de la época, se convierten en mujeres influyentes con una educación superior al restante de la población femenina, que puede llevar a lo que se ha conocido como un feminismo clasista. Es por medio de su participación en logias y movimientos sociales que se les permite visibilizar las grandes diferencias en la sociedad civil costarricense, especialmente en términos del derecho al sufragio. Lo que las impulsa a organizarse y tomar como ejemplo modelos internacionales para luchar por su derecho al voto.

Antes de convertirse en teósofas, las lideresas mundiales de la Sociedad Teosófica Annie Bessant y Katherine Tingley eran activistas sociales. Ambas sentían que sus luchas no alcanzaban los propósitos que se querían. Ambas llegaron a la conclusión de se necesitaba un cambio en la naturaleza humana antes de que se pudieran eliminar los problemas sociales. En la Sociedad Teosófica encontraron una respuesta que supondría la transformación de la humanidad. Bessant y Tingley sintieron afinidad por el propósito que Madame Blavatsky proponía para la Sociedad Teosófica que era resaltar en vida la importancia del altruismo, de esta forma por medio de prácticas altruistas, los males sociales podrían ser erradicados completamente.41 El feminismo tuvo un lugar importante con todas las luchas que emprendieron ya que se enfocaron en conseguir la igualdad de derechos, lo cual estuvo muy relacionado también con el desarrollo y participación en actividades filantrópicas.

Análisis prosopográfico de las mujeres de la Liga Feminista y las participantes en logias teosóficas y comasónicas

Lideresas del movimiento feminista que inicia en 1923 con la conformación de la Liga Feminista, como Ana Rosa Chacón y Esther de Mézerville, antes de ser activistas sociales pertenecieron a la primera logia de la Sociedad Teosófica en Costa Rica. En el caso de Ana Rosa Chacón, ella se inició en 1912 y en la comasonería en 1921. Esther de Mézerville, por su parte, fue masona desde el año 1919. Esto debió de influir en ellas respecto a sus ideas acerca del papel y de los derechos de la mujer en la sociedad, que se materializaron en la fundación misma de la Liga Feminista en las campañas sufragistas que esta llevó a cabo. El precedente era el hecho que la STCR ha dado cargos importantes a mujeres dentro de sus logias.42

Ahora bien, ¿fueron las masonas y teósofas quienes impulsaron los movimientos en pro de la emancipación femenina entre 1923 y 1953? En esta sección se presenta el análisis en dos etapas. En un principio, ya se ha expuesto acerca del nacimiento de la Liga Feminista y la campaña sufragista que se emprendió hasta conseguir el voto femenino. Ahora, en una segunda etapa, se analizará la participación femenina en la masonería y en la STCR para examinar las relaciones que pudieran existir en la conformación de estos tres movimientos.

La Sociedad Teosófica, a nivel mundial, ofreció espacios para las voces de una intelectualidad femenina que emergía, especialmente en la clase media. Participaron maestras, artistas y mujeres más alfabetizadas que, sin tener derecho al voto, tenían también urgencia de participar en temas políticos y cívicos. Ese entusiasmo teosófico muchas veces decayó, otras veces impulsó a continuar; es decir, fue un movimiento que dio soporte al proceso emancipador que vivieron las mujeres de la época.43

Cuadro 1 Distribución de las mujeres que participaron en la Liga Feminista, teosofía y masonería (1923-1953)

Periodo

Miembros Liga Feminista

Periodo

Miembros Masonería

Periodo

Miembros Sociedad Teosófica

1923 a 1933

20

1923 a 1933

9

1923 a 1933

5

1933 a 1943

8

1933 a 1943

1

1933 a 1943

6

1943 a 1953

9

1943 a 1953

Sin identificar

1943 a 1953

Sin identificar

Total

37

 

10

 

11


Fuente: Elaboración propia con base en: Macarena Barahona Riera, “Una lucha de 70 años: Las sufragistas, Ángela Acuña Braun y su liderazgo”, La Revista.cr (2020). ; Barahona, “La ciudadanía”, 201-211; Susan Campos Fonseca, “Las mujeres en la práctica musical de Costa Rica entre 1790 y 1949 (inventario)”, Mousike Logos (2008). ; Cartín, M, “María Isabel Carvajal Quesada, 1887-1949”, Mi año de antaño (2016); Guías de Costa Rica, “Doña María Fernández Le Cappellain de Tinoco Granados” (2016); Instituto Nacional de las Mujeres, “Esther de Mézerville”; Instituto Nacional de las Mujeres, “Ana Rosa Chacón”; Instituto Nacional de las Mujeres, “María Teresa Obregón Zamora (1888-1956)”; Instituto Nacional de las Mujeres, “Corina Rodríguez López (1895-1982)”; Arce, Para elegir; Marta Castegnaro, “Carmen Nieto de Madrigal”, La Nación (Viva), (setiembre-2000); María Eugenia Dengo, “Lilia González González”, La Nación, (diciembre 1973); Martínez, “Masonería”, 24-46; 79-101; 296-308 y 323-349. Rodríguez, “Cronología de las luchas”, 1-28; Rodríguez, “La Sociedad”; 1-327. Sistema Nacional de Bibliotecas,“Vitalia Madrigal Araya”; Sistema Nacional de Bibliotecas, “Rodríguez López, Corina”; Sistema Nacional de Bibliotecas, “Marita O´Leary Ramírez”; Sistema Nacional de Bibliotecas, “Esther Castro de Tristán”; Sistema Nacional de Bibliotecas, “Matilde Carranza”.

Es importante indicar que muchas de las mujeres se habían iniciado en la STCR, la masonería o integrado a movimientos feministas antes de la primera década que abarca esta investigación, es decir algunas de ellas habían incursionado en luchas feministas desde el año 1919 con su participación en los movimientos contra la dictadura de Tinoco. De igual forma, la participación de muchas de las mujeres en alguno de los tres movimientos duró más de una década. Es decir, pueden aparecer contabilizadas en más de un periodo.

Con respecto a la década de 1923 a 1933, fue este el periodo en que la Liga Feminista tuvo su mayor cantidad de miembros, con veinte mujeres, lo cual pudo deberse a su reciente creación. Asimismo, esa misma década constituye la época en que más cantidad de mujeres participaron en la masonería; un 90 %. Esto está relacionado con la creación de la primera logia mixta o de comasonería y al énfasis que el movimiento le daba a la participación femenina. En cambio, la participación de las mujeres en la STCR alcanzó su mayor porcentaje en la década de 1933 a 1943, década en que la participación femenina en la Liga y la masonería se redujo, al igual que en la última, de la periodización del presente estudio.

Gráfico 1

Participación de hombres y mujeres en Teosofía en el año 1940
Mujeres y Hombres Perteneciantes a logias en 1940

Fuente: La misma de Cuadro 1

Para el año 1940, existían tres logias teosóficas. Al analizar la conformación de cada una de ellas, puede observarse que las tres: Vïrya, Sirio y Shakti tenían participación de hombres y mujeres en cantidades muy similares. Vïrya estaba conformada por 26 hombres y 18 mujeres, Sirio por el contrario tenía mayoría de mujeres de sus 7 miembros, 4 eran mujeres y en el caso Shakti, estaba conformada por 6 hombres y 4 mujeres. Esto evidencia que la participación femenina fue muy similar a la participación masculina.

Cuadro 2 Ocupación de las mujeres que participaban en la Liga Feminista, Masonería y Teosofía entre los años 1923 - 1953

Periodo

Categoría *

Total

I

II

III

IV

V

Total

Total

Total

Total

Total

1923-1933

4

1

2

1

1

9

1933-1943

4

1

2

 

1

8

Total

8

2

4

1

2

17

*Categoría: I (educadoras); II (Ama de casa); III (Escritora); IV (Artista); y V (Abogada).


Fuente: la misma de Cuadro 1

Tal y como lo muestra el cuadro 2, las mujeres activistas poseían ocupaciones diversas, entre ellas encontramos educadoras, amas de casa, escritoras, artistas y abogadas. Dato importante es que casi el cincuenta por ciento, eran educadoras. La participación femenina en educación sentó las bases de las primeras intelectuales de Costa Rica. De igual modo, la cultura con un matiz feminista, que se transmitía en y desde el Colegio Superior de Señoritas, convirtió cualidades femeninas en valores cívicos; entre ellos, el más importante, la maternidad.

Estas mujeres no eran radicales sociales, pero sí lucharon por incluir lo femenino en la esfera pública, especialmente por medio de movilizaciones contra los Tinoco en 1919, lo que las llevó a fundar la Liga Feminista en 1923. Curiosamente, la esposa del expresidente Tinoco, María Fernández Le Cappellain, también se integró, posteriormente, como miembro, a la Liga Feminista.

Entre los principales logros de este movimiento se tiene la lucha contra la discriminación salarial durante la década de 1920. Por esta razón, se le debe reconocer a las maestras sus invaluables contribuciones, como la importancia de la participación de las mujeres en la sociedad y la promoción de la paz social.44

Cuadro 3 Mujeres participantes en luchas feministas, logias de teosofía o masonería que fueron educadoras en la época entre 1923-1953

Nombre

Periodo en la Masonería

Periodo en la Liga Feminista

Periodo en la
Sociedad Teosófica

Lugar de trabajo

Ana Rosa Chacón

1921

1923-1931

1912-1940

Sin identificar

Esther de Mézerville

1919

1923-1932

1940

Directora de la Escuela Superior de Niñas

María Teresa Obregón Zamora

1919

 

1940

Maestra de educación primaria en la Escuela Superior de Niñas n.º 2

Lidia Fernández Jiménez

1928

1923-1934

1940

Sin identificar

Corina Rodríguez López

1923

1923-1930

 

Profesora en la Escuela de Aplicación de Heredia, en la Escuela Central de Limón, en el Colegio Superior de Señoritas donde llegó a ser directora

Genarina de la Guardia Paredes

1919

1923-1939

 

Sin identificar

América Quiñones

 

 

1910

Sin identificar

María Martina O´Leary Ramírez

 

1923-1941

 

Profesora de piano independiente

Victoria Madrigal Araya

 

1923-1942

 

Enseñaba en una escuela que llevaba su nombre Victoria

Isabel Calderón

 

1923-1943

 

Sin identificar

Marta Sancho

 

1923-1944

 

Sin identificar

María Isabel Carvajal Quesada

 

1923-1945

 

Fundó y dirigió la Escuela Normal Montessoriana

Ester Silva

 

1923-1946

 

Sin identificar

Matilde Carranza Volio

 

1923-1947

 

Enseñó en Saint Mary-of-the-Woods, Indiana 

Ester Castro De Tristán

 

1923-1949

 

Fue profesora de ciencias físicas y naturales del Colegio Superior de Señoritas y en la Escuela Anexa de esta institución

Vitalia Madrigal Araya

 

1923-1950

 

Trabajó en la Escuela de Párvulos, la Escuela Superior de Niñas N.º 2, donde fue directora en 1917, así como de la Escuela Colón

Andrea Venegas Mora

 

1923-1952

 

Sin identificar

Lilia González González

 

1923-1953

 

Enseñó en la Escuela Superior de Niñas N.º 4 y en la Escuela Graduada

Fuente: la misma de Cuadro 1

La ocupación desempeñada por docentes sirvió para promover una mayor participación de ellas, principalmente como activistas feministas. Ellas eran conscientes de la necesidad urgente, en la sociedad patriarcal de ese momento, para hacer ver a todos que la participación femenina era necesaria dentro de un país democrático. Estas docentes luchadoras promovían una forma diferente de pensar, que transmitían a sus estudiantes. Ellas insistían en no acostumbrarse y aceptar las diferentes situaciones que afectaban al país a nivel sociopolítico. Fueron vehementes sobre la participación en las manifestaciones contra el gobierno de Tinoco, en 1919.

A su vez, promovían concursos educativos sobre temas como la lucha por alcanzar el sufragio femenino. Es decir, se valían de este tipo de herramientas educativas para promover y difundir el pensamiento emancipador del momento.45 Tal es el caso del Colegio Superior de Señoritas, que era un centro de formación de mujeres pensantes y críticas, ya que no se limitaba a la enseñanza de contenidos vacíos, sino que brindó una visión crítica a sus estudiantes sobre la importancia de emprender luchas que les permitieran forjarse un futuro mejor para ellas y las generaciones por venir.

Cuadro 4 Mujeres participantes en luchas feministas, logias de teosofía o masonería en la época entre 1923-1953 que tenían parentesco con alguna persona relacionada con la política o las élites intelectuales del momento

Parentesco entre las mujeres activistas y personas importantes de la época

Nombre

Periodo en la Masonería

Periodo en la Liga Feminista

Periodo en la Sociedad Teosófica

Parentesco

María Fernández Le Cappellain

1934

 

1940

Casada con el presidente Federico Tinoco Granados

Ana Rosa Chacón

1921

1923-1931

1912-1940

Sin identificar

Esther De Mézerville

1919

1923-1932

1940

Sin identificar

María Teresa Obregón Zamora

1919

 

1940

Casado con el destacado escritor, abogado y periodista Omar Dengo

Lydia Fernández Jiménez

1928

1923-1934

1940

Sin identificar

Carmen Madrigal Nieto

1923

1923-1935

1929

Sin identificar

Pilar Madrigal Nieto

1923

1923-1936

1923

Sin identificar

Corina Rodríguez López

1923

1923-1930

 

Sin identificar

Carmen Nieto De Madrigal

1920

1923-1938

1919

Casada con el político Felipe Madrigal

Genarina de la Guardia Paredes

1919

1923-1939

 

Casada con Adolfo de la Guardia Arrué

América Quiñones

 

 

1910

Sin identificar

María Martina O´Leary Ramírez

 

1923-1941

 

Casada con el destacado escritor, actor, gran retratista humorístico y poeta Enrique Hine Saborío

Victoria Madrigal Araya

 

1923-1942

 

Casada con el maestro René Charles Van Huffel

Isabel Calderón

 

1923-1943

 

Sin identificar

Marta Sancho

 

1923-1944

 

Sin identificar

María Isabel Carvajal Quesada (Carmen Lira)

 

1923-1945

 

Casada con el reconocido dirigente popular, abogado, y político costarricense Manuel Mora Valverde

Ester Silva

 

1923-1946

 

Sin identificar

Matilde Carranza Volio

 

1923-1947

 

Sin identificar

Ángela Acuña Braun

 

1923-1948

1940

Casada con el reconocido dirigente popular y fundador de Boy Scouts en Costa Rica Lucas Raúl Chacón González

Ester Castro De Tristán

 

1923-1949

 

Casada con el reconocido botánico y educador José Fidel Tristán Fernández

Vitalia Madrigal Araya

 

1923-1950

 

Sin identificar

Andrea Venegas Mora

 

1923-1952

 

Sin identificar

Lilia González González

 

1923-1953

 

Sin identificar

Fuente: la misma de Cuadro 1

Es importante analizar también, hasta qué punto las mujeres que militaron en la Liga Feminista o formaron parte de logias teosóficas o masonas, estuvieron casadas con políticos, escritores o personalidades de la época. En este caso, un gran porcentaje de ellas sí tuvieron una relación de matrimonio con varones que se destacaron en la política, o en otros cargos de la élite intelectual de Costa Rica. María Fernández Le Capellan, María Teresa Obregón Zamora y Carmen Nieto de Madrigal, quienes fueron teósofas y masonas, casaron con Federico Tinoco (presidente de Costa Rica en el periodo 1917-1919), Omar Dengo (escritor, abogado y periodista) y Felipe Madrigal (político), respectivamente.

De igual manera, varias líderes feministas estuvieron casadas con personas de la élite intelectual. Tal es el caso de María Martina O´Leary Ramírez (casada con el escritor y retratista humorístico Enrique Hine Saborío), Victoria Madrigal Araya (casada con René Charles Van Huffel), María Isabel Carvajal (casada con Manuel Mora Valverde, abogado y político), Ángela Acuña Braun (casada con Lucas Raúl Chacón González, reconocido dirigente popular, profesor de gimnasia y futuro director del Liceo de Costa Rica, masón y fundador de Boy Scouts en Costa Rica) y Ester Castro de Tristán (casada con José Fidel Tristán Fernández, botánico, educador y masón). Dado que gran cantidad de ellas estuvieron acompañadas en sus hogares por hombres pertenecientes a la clase intelectual del momento, a su vez pudieron tanto haber recibido alguna influencia ideológica de sus maridos, como todo el apoyo que requerían para convertirse en activistas tanto dentro de las logias como del movimiento feminista nacional.

Por otro lado, se destaca la participación de tres importantes mujeres que no eran costarricenses y fueron parte de la Liga Feminista. Ellas eran la guatemalteca Esther de Mézervile, quien al igual que la española Carmen Nieto Casabó de Madrigal, eran activistas de la Liga Feminista y a su vez eran teósofas y masonas. También participó la panameña Genarina de la Guardia, quien se perteneció a la Liga Feminista, desde sus inicios en 1923 hasta 1939, y se había iniciado en la masonería en 1919.

Una considerable cantidad de miembros de la Liga Feminista eran mujeres que se desempeñaban al trabajar como maestras o educadoras. Esto sugiere que este gremio fue uno de los más preocupados ante las injusticias en materia de igualdad que se experimentaban en la época. Se vieron motivadas ellas a alzar su voz, a difundir el pensamiento crítico desde las aulas donde desempeñaban sus funciones. La gran mayoría eran costarricenses.

Cabe mencionar que un porcentaje importante de ellas, casi la mitad, a la vez que era miembro de la Liga Feminista, era parte de la STCR o la masonería también. De hecho, primero habían sido miembros de la Sociedad Teosófica de Costa Rica o de la comasonería antes de convertirse en activistas femeninas. De este modo, la rama teosófica y la comasonería desarrollada entre 1923 y 1953 se podría valorar como un laboratorio social o cultural donde nace, se nutre y se proyecta el feminismo en Costa Rica. Producto de ello es la fundación de la Liga Feminista.

Del análisis se desprende también que la mayor participación de las mujeres tanto en la conformación de logias como en la Liga Feminista tuvo como periodo más fuerte fue la primera década en estudio: 1923 y 1933. Durante estos años se produjo el nacimiento de la Liga Feminista. Pudo deberse al hecho de que algunas mujeres habían tenido la posibilidad de cursar estudios en el extranjero. De hecho, el Colegio Superior de Señoritas se convirtió en sede del debate de los pensamientos emancipadores de las mujeres porque muchas de las lideresas de la Liga Feminista eran educadoras y trabajaban ahí. Algunas de estas docentes, como es el caso de Esther de Mézerville, habían tenido la oportunidad de prepararse académicamente en otros países por medio de becas o fondos propios.

Participación femenina en los tres espacios: Liga Feminista, comasonería y teosofía

Es importante tener claro que las redes intelectuales como la teosófica consisten en espacios de gestación y circulación de ideas y de creación a nivel social e institucional. Se constituye en una agrupación que acompaña al pensamiento por medio de publicaciones, reuniones y grupos de estudio.46 La STCR se convirtió en un movimiento intelectual en el que, desde su inicio, sus logias estuvieron conformadas tanto por varones como por mujeres. Además, ha sido usual la participación femenina en cargos de liderazgo dentro de sus agrupaciones. Quizás no pueda decirse que se llegue a la mitad, pero sí en proporciones considerables.47 De este modo, el ejercicio del sufragio a lo interno de cada rama siempre incluyó a la mujer, tuvieron una participación activa en la toma de decisiones políticas de la organización.48 Es decir, estuvieron presentes en procesos electorales desde siempre. Su rol siempre las incluyó en igualdad de condiciones.

Desde su inicio, la Sociedad Teosófica de Costa Rica se caracterizó por la participación de manera activa de mujeres como Esther de Mézerville, Ana Rosa Chacón González y María Fernández Le Cappellain, quienes unos años después se organizarían en movimientos feministas en defensa de la igualdad de derechos para poder elegir y ser electas mediante el voto. Además de contar con la participación activa de teósofas en la vida sociopolítica de Costa Rica, ellas también, por medio de su organización en redes y logias masónicas y teosóficas, tuvieron una destacada presencia en actividades de beneficencia, en programas como La Gota de Leche o el Abrigo de los Niños, que estaban enfocados a la asistencia social de niños en condiciones de pobreza y desventaja social. Esto apunta a que las logias teosóficas dieron origen al desarrollo de prácticas filantrópicas, al amparo de la ideología de ayudar a los más necesitados, y promover esa tendencia fraternal que debe caracterizar a los miembros de estos grupos.49

La Iglesia católica no se quedó aparte de este proceso de emancipación por la igualdad de las mujeres. No está de acuerdo con el sufragio femenino; sin embargo, las mujeres líderes feministas, especialmente Ángela Acuña, Ana Rosa Chacón, Sara Casal y Marian Le Cappellain, continúan con su trabajo, tanto en una larga y desgastante campaña sufragista, como en el establecimiento de programas de asistencia social, algunos vinculados a la Iglesia católica. Tal es el caso de las Damas de San Vicente de Paul y el programa La Gota de Leche de San José.50

Principios de género que orientaban a la Liga Feminista, la Sociedad Teosófica y la comasonería

Al analizar cuáles son los principios de género que orientaron tanto a la STCR, la masonería como a la Liga Feminista, es importante anotar todas estas agrupaciones tienen en común es que la educación de la mujer es importante ya que la sociedad completa se beneficiaría de la superación femenina. La mujer podría ser mejor madre, esposa, jugar un rol mucho más crítico y analítico dentro de la sociedad.

En el caso de la Sociedad Teosófica, el movimiento nace de una mujer, y lo continuó una mujer, por esta razón el rol femenino es muy valorado dentro de la agrupación. Es así como esta brindó un espacio a mujeres inteligentes de clase media, especialmente maestras y artistas que tenían la necesidad de elevar su voz para reclamar su derecho al voto. Cuando se le preguntó a Blavatsky si a las mujeres en la ST se le conferían los mismos derechos que a los hombres, ella respondió que el sexo de una persona no influía en el rango o status dentro de la logia, lo que realmente importaba era el deseo de servir a los demás y a la voluntad de trabajar por ese objetivo.51

Un principio fundamental de la ST, según Blavatsky, establecía que lo principal era el interés por servir, no importaba su género, raza ni condición social. Este principio influyó de manera directa al permitir el liderazgo femenino dentro de las logias, a tener una participación democrática y a hacer aportes importantes a la espiritualidad de las mujeres. En la actualidad, el movimiento teosófico apoya ese liderazgo femenino y quizás sin darse cuenta, ha hecho importantes aportes a la espiritualidad feminista contemporánea.52

El liderazgo femenino de las mujeres teósofas se ve reflejado no solo a través de la participación en movimientos de emancipación, sino también en ayudas humanitarias cuando brindaron alimentación a los heridos de la guerra civil, o a través de la creación de programas de bien social como el de La Gota de Leche, el cual promovía ayudar a las madres y niños más necesitados. La teosofía promueve tres principios fundamentales, muy inclusivos con las mujeres: propiciar un ambiente de hermandad con toda la humanidad, sin importar su credo, sexo o raza; promover el estudio de la religión la ciencia y la filosofía de manera comparada; explicar las leyes inexplicables de la naturaleza y sus poderes en el hombre.53

En el caso de la Liga Feminista, dentro de los principales objetivos que perseguía era el continuar con el apoyo a las labores filantrópicas que emprendían las mujeres en contra del abandono infantil, apoyar campañas para damnificados, frenar las injusticias del salario de las maestras, la lucha por la aprobación del voto femenino, que venían muy de la mano con los principios que experimentaban las logias teosóficas y masonas. Esta lucha por la igualdad de derechos, se convierte en su caballo de batalla, presentaron la solicitud formalmente ante la Asamblea Legislativa en cinco ocasiones diferentes. Todos estos esfuerzos por el voto permitieron a las mujeres visibilizar un rol diferente al tradicional o doméstico, su función homogénea dentro de una sociedad colmada de vicios, así es como el discurso de estas feministas adquirió gran radicalidad.54

La liga feminista nació por invitación de la directora de la Revista Feminismo Internacional de Nueva York, luego de que esta publicó el artículo “El porvenir triunfal de la mujer”, escrito por Ángela Acuña. Se hace la exhortativa para que establezca una filial de la citada organización; es entonces cuando un grupo de mujeres feministas sufragistas establecen la correspondiente estrategia para la conformación de esta asociación de mujeres que llamaron Liga Feminista Costarricense en 1923.55 En ese momento, la junta directiva quedó constituida por Ángela Acuña Braun (teósofa), presidenta; Esther de Mézerville Ossaye (masona), vicepresidenta y Ana Rosa Chacón González (teósofa), secretaria. Las tres son grandes personalidades del feminismo costarricense de la época.56

El reto principal de la Liga Feminista fue como movimiento de liberación de la mujer, dado que primero que nada se necesitaba comprender el contexto histórico con el fin de elaborar propuestas concretas para permitir la subordinación femenina en una sociedad patriarcal. Dado que a la mujer se le conocía únicamente por su papel sumiso a nivel doméstico, jamás se concebía un rol de mujer activa, contestataria y proponente de ideas emancipadoras que fortalecería la igualdad en la ciudadanía.

De esta forma, Acuña Braun, junto con las feministas, teósofas y masonas de la Liga luchan por poner fin a la histórica exclusión de las mujeres en los espacios de toma de decisión. La Liga le recuerda a la sociedad del momento que la participación femenina sí importa dentro de una verdadera democracia y se sientan las bases para el reconocimiento y la participación de las mujeres en la construcción de una ciudadanía más justa e igualitaria.57 En este sentido, “el discurso feminista mezclaba tanto un énfasis igualitario como un énfasis en la diferencia sexual”.58

La Liga Feminista como organización formalmente conformada, logra adquirir el peso suficiente dentro de la sociedad. Tanto así que los partidos políticos empiezan a escuchar a estas mujeres y a darles participación. En algunos casos fue un utilitarismo político, pero lo importante era que su voz ya empezaba a hacer eco en diferentes sectores de la sociedad costarricense.

Otro logro que se puede atribuir a la Liga es la motivación que se genera para que otros grupos se organicen y luchen por promover la igualdad de las mujeres. Los esfuerzos planteados por la liga estuvieron secundados por otros grupos de mujeres que también exigían el cumplimento de derechos civiles y electorales, puede destacarse entre ellas el papel protagónico de la Alianza de Mujeres Costarricenses del Bloque de Obreros y Campesino (nuevo nombre del Partido Comunista) como también las jornadas de los estudiantes y de las mujeres del 15 de mayo de 1943, el movimiento de las Mujeres del 2 de Agosto de 1947, la Unión de Mujeres del Pueblo (fundada el 22 de agosto de 1947 con mujeres del Partido Vanguardia Popular y todas aquellas mujeres que participaron activamente en la Guerra Civil de 1948).59

Varias de las mujeres que participaron en la Liga Feminista también fundaron en 1928 la Liga Cultural Femenina, cuyos fines eran la educación física, moral e intelectual de las mujeres, para crear conciencia sobre la maternidad y sus derechos como mujer y su rol en la sociedad. Esta Liga Cultural organizó el I Congreso Centroamericano Femenino de Educación en el año 1938, lograron la participación de muchas maestras centroamericanas. También colaboró en la fundación de la filial de la Liga pro Paz y Libertad en 1940. Participó en la realización de la Mesa Redonda Panamericana la cual tuvo como resultado la fundación de la Escuela de Empleadas Domésticas.60

En este contexto político y social del país de la lucha femenina por el sufragio, es de interés analizar el contexto religioso y educativo de la época. El Colegio Superior de Señoritas jugó un rol importante como semillero formador de mujeres capacitadas para trabajar arduamente en beneficio del país. Es un semillero que impulsó a sus estudiantes en labores filantrópicas y de lucha política, especialmente ligadas a los movimientos promovidos por la Liga Feminista.61

Tanto la STCR como la masonería, fueron ideologías que permitieron a los seguidores agruparse en logias para compartir sus ideologías. Según lo expuesto hasta acá, la teosofía se refiere a “un sistema de creencias, sustentado en una cultura mental esotérica que tiene su propia lógica. Esta cultura mental tiene un largo trayecto histórico en diversas sociedades por lo cual sus características no son homogéneas.62 Según Blavatski, fundadora de la Sociedad Teosófica, estas corporaciones pueden estar formadas por hombres o mujeres y se les inicia en los caminos de la sabiduría divina bajo una ideología de igualdad. Es decir, pretende formar hombres y mujeres libres intelectual y moralmente, es por esta razón que la educación a los jóvenes se convierte en pilar fundamental para la transmisión de estas ideas. Su ideología se fundamenta, al igual que la masonería en la fraternidad y solidaridad universal, donde no existen divisiones por religión, raza o género.

La masonería por un lado, era un movimiento patriarcal que en sus inicios tenía las puertas cerradas a las mujeres. Por otro lado, la teosofía desde sus inicios, tal y como la misma Helena Blavatsky lo afirma, su objetivo era servir a los demás, el género no importaba mientras se cumpliera el objetivo. Desde ahí se forma lo que podría llamarse feminismo espiritual. Asimismo, se caracteriza la masonería por promover un espíritu asociativo entre sus miembros, desarrolla redes masónicas e intereses asociativos. Es así como se crean nuevos espacios de sociabilidad, con miembros que poseen diferentes estatus sociales, desde artesanos hasta grandes comerciantes, con gran participación de extranjeros. Se crean nuevos intereses y se aboga al igual que la teosofía por la búsqueda del bien común a través de actividades filantrópicas.63

La mujer empieza a tener participación en logias masonas a finales del siglo XIX en el Gran Oriente Español cuando se detecta que dentro de la agrupación no existe espacio para el género femenino. La emancipación de las mujeres también deja en evidencia la exclusión que se vivía dentro de la masonería, sin embargo, hubo gran apertura de los masones que apoyaron la educación de las mujeres y la incorporación de su participación en espacios públicos con igualdad de condiciones.64 Existieron posiciones encontradas sobre la inclusión de la mujer en la masonería, ya que hubo quienes mantuvieron el rechazo de la presencia femenina dentro de las logias aduciendo la indiscreción de las mujeres para guardar secretos, además de los desórdenes que podían causar. Por otro lado, hubo quienes aceptaron compartir la obra masónica con las mujeres, admitían que la reconocida sensibilidad de las mujeres les permitiría mejorar el cometido en pro de la beneficencia.65 Es por esta razón que se crea la comasonería o logias mixtas, con el fin de flexibilizar los lineamientos de estas sociedades y poder permitir que las mujeres sean parte del movimiento.

En Costa Rica, antes de la conformación de la primera logia mixta, la participación de las mujeres en la masonería estuvo limitada a la participación de las esposas, hijas y familiares en las celebraciones llamadas tenida blanca, momento en el que se permite el ingreso de personas externas. Su ingreso se permite ya sea para escuchar una conferencia o para participar de un funeral.66

En la teosofía costarricense, destacan nombres de banqueros, intelectuales, políticos, comerciantes y otros profesionales en compañía de sus esposas.67 El rol femenino en su constante lucha emancipadora por los derechos de igualdad que se debatían desde otras esferas, como la Liga Feminista, sentaron las bases para que las mujeres tuvieran mayor libertad para agruparse según la ideología que les interesaba. Es así como nacen las logias masónicas mixtas, la cuales aceptan el liderazgo femenino desde un principio. Tiene como base fundamental el hecho de que son los méritos y no el sexo el que define el liderazgo o rol dentro de la logia. Es así como fue una mujer la que estuvo a cargo durante los primeros años, con la misión de expandir la masonería al resto de Centroamérica: Esther de Mézerville.68 Las logias mixtas permitían la participación plena de todos los rituales masónicos, a lo interno estaba compuesta tanto de hombres como mujeres, en igualdad de condiciones. Con su creación se valora la importancia de la participación femenina.

Desarrollo de la Liga Feminista al lado de la Sociedad Teosófica de Costa Rica y la comasonería

La STCR brindó a las mujeres una clara ideología que las impulsaba a luchar por lograr el bien común, eso implicaba actuar de manera enérgica en las luchas sociales y actividades de beneficencia. Ya se ha visto que la logia asemeja un microespacio democrático donde cada uno tiene derechos iguales sin importar qué cargo ostentan dentro de la organización, esto era lo que las motivó para luchar con el fin de poder replicar este mismo sistema a nivel sociopolítico en el país. De igual manera, la masonería como red social en Costa Rica permitió y motivó a los miembros a participar en otros espacios de asociación ya que la logia fue una sociedad de ideas moderna, pluriformal y progresista.

En Argentina, por ejemplo, durante la segunda mitad del siglo XIX, fue la masonería la que impulsó y dio el acompañamiento espiritual a todas las feministas que decidieron emprender luchas emancipadoras con el fin de alcanzar igualdad de derechos en una sociedad patriarcal del momento. Entonces podría decirse que la masonería fungió como un espacio de lucha cultural para las primeras generaciones feministas.69

La presencia de mujeres en cargos de liderazgo dentro de las logias teosóficas, como por ejemplo el hecho de que desde 1965 hasta 1993 la presidencia de la Sociedad Teosófica en India (Adyar) estuvo ocupada por mujeres, lo cual puede ir de la mano con los resultados de los movimientos emancipadores que las feministas tejían a nivel social, cultural y político.70 Los participantes de la teosofía y la masonería tenían muchas características en común. Entre ellas podría decirse que sus miembros pertenecían a las élites intelectuales del país, en el caso de este estudio, las mujeres que participaron tanto de la teosofía como de la masonería son mujeres que a su vez emprendieron luchas feministas importantes en la historia del país. Por lo general participaron “personas ligadas al mundo de la política, al arte, a la educación y a la salud”.71

Sin embargo, existen diferencias entre los participantes en ambos tipos de sociedades teosóficas o masonas. En primera instancia, la masonería posee requisitos de ingreso, eso la convierte en un grupo más cerrado y de acceso restringido. A lo interno de la agrupación también existen niveles jerárquicos. Por otro lado, la teosofía no tenía requisitos sexuales, raciales o socioeconómicos para limitar su ingreso, pero también posee una construcción de jerarquías internas.72 Otra diferencia radica en la posibilidad de incorporar mujeres dentro de sus logias. La Sociedad Teosófica es más abierta que la masonería para aceptar que el género femenino participe dentro la organización. De hecho, es hasta el año 1919 que se funda la primera logia de comasonería en el país, con el fin de que las esposas e hijas de los masones puedan participar en ellas ya que no tenían rango de participación dentro de las tradicionales logias masonas ya establecidas.73 De este modo, la masonería sufre una evolución en su historia ya que, por la necesidad y la presión de incorporar la participación femenina de manera activa en sus logias, surge la comasonería, que al igual a como sucede en teosofía la mujer tiene un rol de liderazgo distinguido y puede ocupar posiciones de jerarquía, lo cual difería al concepto tradicional que el movimiento masón promulgaba.

Es entonces cuando se analiza si las logias, pueden concebirse como espacios de sociabilidad, un sitio donde las mujeres del siglo XIX fortalecieron sus ideologías feministas y tomaron valor para plantear y emprender la campaña sufragista en búsqueda de una sociedad con igualdad de derechos para hombres y mujeres. Varios autores han analizado la realidad de otros países sobre esta posible influencia o relación entre teosofía y masonería para promover procesos de emancipación femenina en otras latitudes. Han determinado que por medio de la propagación de estos de espacios de sociabilidad se influye en la opinión pública, más que todo en los intelectuales que tenían un proyecto de lucha por la igualdad de derechos.74

En este caso, según Casaús Arzú,75 las reuniones de las logias teosóficas fueron activistas y propulsoras de ideas políticas y sociales de acuerdo con la realidad que se vivía en Guatemala. Al igual que en Costa Rica, la participación de las líderes feministas se veía influenciada por la participación de estas mismas mujeres en logias de la STCR y en la comasonería. De este modo, las logias se convierten en movimientos sociales, componentes de gran influencia en la sociedad. Se unen para luchar, apoyarse, darse el soporte espiritual que se necesitaba para emprender una lucha por un cambio de paradigma en una sociedad sumamente conservadora y religiosa.

Estas agrupaciones sociales, construyeron espacios para la organización de las principales luchas que emprendieron las mujeres del siglo XIX. Al igual que en otros países con condiciones de desigualdad similares a las de Costa Rica, las mujeres supieron aprovechar estas redes informales, para a través de ellas formar un espacio importante de sociabilidad. Lo anterior les permitió empezar a generar opinión pública sobre temas feministas que hasta ese momento no habían sido discutidos a nivel comunal, solo eran ideas que se quedaban dentro de las discusiones familiares dentro del hogar.76 Podría analizarse entonces que como la participación femenina dentro de la teosofía y la comasonería construye una plataforma importante de lucha y como se fundan las bases del feminismo que persigue la igualdad de derechos para las mujeres.

Es a través de la participación activa en logias que las mujeres relacionan y comparan el rol tan marginado que viven a nivel país, en una sociedad que no se interesaba por su parecer a la hora de elegir a la persona que dirigiría el país en la presidencia de la república. Mediante los mecanismos democráticos de las logias para elegir los cargos jerárquicos de la organización, y aún más por la posibilidad de ocupar estos cargos es que las feministas que eran teósofas o masonas trasladan esta realidad democrática a la Liga Feminista y se proponen emprender una campaña sufragista que duraría tres décadas.

Conclusiones

La comasonería y la STCR movilizan la opinión pública de las mujeres del siglo XIX, la educación de ellas, su nivel de escolarización y la influencia de los modelos internacionales repercute en su movimiento emancipador. En este caso, la comasonería y STCR dieron origen a debates y discursos que guiaron a algunas mujeres de la élite a emprender luchas.

La STCR es la primera red global e intelectual con liderazgo femenino y con una presencia muy fuerte de ellas. De qué manera a través del clustering de ideas teosóficas se construyen movimientos de lucha por la igualdad femenina. El rol que jugó esta red de intelectuales femeninas al participar en teosofía influenció el libre pensamiento en las mujeres sufragistas. La Liga Feminista como movimiento emancipador respondió a los mismos principios de la teosofía: igualdad, hermandad y esa búsqueda por la educación intelectual de sus miembros.77

Mujeres importantes de la teosofía como Tingley y Bessant primero fueron activistas sociales antes de ser teósofas. Igual sucede en Costa Rica con el caso de Esther de Mézerville y Ana Rosa Chacón, fueron mujeres que tenían claro que para mejorar la sociedad no debía existir ningún tipo de desigualdad, menos en el hecho de que las mujeres pudieran gozar de los mismos derechos que los hombres. Aquí es importante reconocer que el movimiento teosófico ha ofrecido desde siempre oportunidades de liderazgo femenino. Lo cual no puede decirse que para las mujeres todo ha sido fácil en la estructura teosófica, ya que siempre se debe luchar contra los roles de género socialmente restringidos. Sin embargo, el movimiento teosófico ha ofrecido una serie de características que facilitan el liderazgo de las mujeres, como la ausencia de un ministerio ordenado.78

El feminismo estuvo representado por mujeres intelectuales, que, en el caso de Costa Rica, las educadoras jugaron un papel protagónico en todas sus luchas. Las cuales trascendían más allá de simples manifestaciones, estuvieron caracterizadas por sus escritos donde se abordaron temas como lo fue su derecho al sufragio. Se valora que las redes masonas fueron una plataforma oculta de opinión pública durante el siglo XIX.79

La STCR por su parte, como la primera red intelectual global con liderazgo femenino y fuerte presencia femenina se convierte también en una plataforma que impulsa el desarrollo de una Liga Feminista con ideas emancipadoras en pro de la igualdad entre hombres y mujeres.80 Esta es un movimiento que se extiende a todo el mundo al combinar diferentes culturas, realidades y situaciones particulares de cada contexto. Desde esta perspectiva, el movimiento teosófico brinda un claro modelo democrático que debería reproducirse en cada país, al menos al valorar a la mujer como persona activa, capaz y generadora de ideas que ayudarían a que la sociedad cada vez esté mejor.

Lo expuesto nos ha posibilitado observar cómo la masonería y la ST fueron laboratorios sociales que formaron parte de los factores que dieron origen al feminismo de la primera mitad del siglo XX en Costa Rica. Sus acciones nos obligan a preguntarnos: ¿hasta qué punto, además de influenciar un modelo democrático deseable, se reprodujeron otras acciones o prácticas teosóficas o masonas? ¿Fueron las logias de comasonería y teosofía las que permitieron que el feminismo se extendiera en el pensamiento patriarcal costarricense de la época? ¿Cuál es el rol de la mujer moderna en su fin de crear una sociedad más justa e inclusiva en la segunda mitad del siglo XIX y en la actualidad? ¿Cuál es el perfil de las mujeres de finales del siglo XX para saber si continuaron con otros procesos de emancipación, luego de alcanzar su derecho por el sufragio femenino? ¿Cuáles fueron los principales logros en materia de igualdad de género que se alcanzaron en la segunda mitad del siglo XX? ¿Es la lucha feminista una lucha que continúa en la actualidad, por qué razón? ¿Qué otros movimientos o redes sociales existieron en los siglos XIX y XX con el fin de luchar por una sociedad más justa?

Anexos

Periodos de participación de las mujeres en los tres movimientos en estudio: Liga Feminista, masonería y teosofía, según su ocupación y nacionalidad en la época entre 1923-1953

Cuadro resumen

Nombre

Periodo en la masonería

Periodo en la Liga Feminista

Periodo en la Sociedad teosófica

Nacionalidad

Oficio

María Fernández Le Cappellain

1934

 

1940

Costarricense

Escritora

Ana Rosa Chacón

1921

1923-1931

1912-1940

Costarricense

Educadora

Esther De Mézerville

1919

1923-1932

1940

Guatemalteca

Educadora

María Teresa Obregón Zamora

1919

 

1940

Costarricense

Educadora

Lidia Fernández Jiménez

1928

1923-1934

1940

Costarricense

Educadora

Carmen Madrigal Nieto

1923

1923-1935

1929

Costarricense

Artista

Pilar Madrigal Nieto

1923

1923-1936

1923

Costarricense

Escritora

Corina Rodríguez López

1923

1923-1930

 

Costarricense

Educadora

Carmen Nieto De Madrigal

1920

1923-1938

1919

Española

Ama de casa

Genarina de la Guardia Paredes

1919

1923-1939

 

Panameña

Educadora

América Quiñones

 

 

1910

Costarricense

Educadora

María Martina O´Leary Ramírez

 

1923-1941

 

Costarricense

Educadora

Victoria Madrigal Araya

 

1923-1942

 

Costarricense

Educadora

Isabel Calderón

 

1923-1943

 

Costarricense

Educadora

Marta Sancho

 

1923-1944

 

Costarricense

Educadora

María Isabel Carvajal Quesada

 

1923-1945

 

Costarricense

Educadora

Ester Silva

 

1923-1946

 

Sin definir

Educadora

Matilde Carranza Volio

 

1923-1947

 

Costarricense

Educadora

Ángela Acuña Braun

 

1923-1948

1940

Costarricense

Abogada

Ester Castro De Tristán

 

1923-1949

 

Costarricense

Educadora

Vitalia Madrigal Araya

 

1923-1950

 

Costarricense

Educadora

Andrea Venegas Mora

 

1923-1952

 

Costarricense

Educadora

Lilia González González

 

1923-1953

 

Costarricense

Educadora


Fuente: la misma de Cuadro 1

Referencias

Fuentes primarias

Periódicos

“A nuestras feministas no podrá decírseles que han pretendido separarse de los hombres”. La Tribuna, 2 de junio, 1934.

“A nuestras mujeres no solo debe permitírseles votar sino el derecho de ser elegidas para munícipes, diputados o presidentas”. Diario de Costa Rica, 21 de mayo, 1943.

“La nación debe dar una prueba mayor y más tangible de su confianza en la mujer costarricense”. Diario de Costa Rica, 16 de mayo, 1943.

Libros

Arce Navarro, Patricia. Para elegir y ser electas: una reconstrucción histórica: versión popular. San José: Instituto Nacional de las Mujeres, 2012.

Casal, Sara. El voto femenino. San José: Imprenta Nacional, 1925.

Ellwood, Robert y Catherine Wessinger. “The Feminism of ‘Universal Brotherhood’: Women in the Theosophical Movement”. En Women’s Leadership in Marginal Religions: Exploration Outside the Mainstream, editado por Catherine Wessinger. Urbana, Illinois: University of Illinois Press, 1993.

Fuentes secundarias

Periódicos

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Libros

Bourdieu, Pierre. “The Forms of Capital”. En Handbook of Theory and Research for the Sociology of Education, compilado por J. G. Richardson. Nueva York: Greenwood, 1985.

Lacalzada de Mateo, M. José. “La mitad femenina “para” la masonería y “en” masonería (1868-1936) balance y perspectivas”. Investigaciones históricas, Época moderna y contemporánea, no. 23: (2003): 170-139.

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Tesis

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Revistas

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Sitios web

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Sistema Nacional de Bibliotecas. “Rodríguez López, Corina”. Diccionario biográfico. http://www.sinabi.go.cr/DiccionarioBiograficoDetail/biografia/339

Sistema Nacional de Bibliotecas. “Marita O´Leary Ramírez”. Diccionario biográfico. http://www.sinabi.go.cr/diccionariobiografico/biografias/310.html

Sistema Nacional de Bibliotecas. “Esther Castro de Tristan”. Diccionario biográfico. http://sinabi.go.cr/diccionariobiografico/biografias/Melendez%20Castro,%20Esther.ht

Sistema Nacional de Bibliotecas. “Matilde Carranza”. Diccionario Bibliográfico. http://www.sinabi.go.cr/diccionariobiografico/biografias/441.html#:~:text=Matilde%20Carranza,contra%20la%20dictadura%20de%20Tinoco.


1 Sobre el periodo 1890-1923 y las relaciones entre teosofía, comasonería y feminismo, véase el artículo que publico, en coautoría con la profesora Luz-Mary Arias-Alpízar, “Teósofas, masonas y feministas (Costa Rica, 1890-1923)”, en este mismo número.

2 Esteban Rodríguez Dobles, “La Sociedad Teosófica en Costa Rica: estudio histórico sobre la implantación, la cultura impresa, la proyección socio-política y la metafórica teosófica (1904-1930)” (Tesis de maestría en historia, Universidad de Costa Rica), 161.

3 Rodrigo Facio Brenes, [Gastón Miralta, seud.], “Autoridad y libertad”, Surco, n.º 1 (setiembre 1940), 7.

4 Marta Elena Casaús Arzú, “La influencia de la teosofía en la emancipación de las mujeres guatemaltecas: la Sociedad Gabriela Mistral”, Anuario de Estudios Centroamericanos 27, n.º 1 (2001): 43.

5 Especialmente por inmigrantes de Estados Unidos, Europa y el Caribe, esto se debió al hecho histórico que marcó el desarrollo del país con la construcción del Ferrocarril a Limón. Esta ciudad se compone en aquel momento de un 46% de extranjeros, esto debido al desarrollo económico promovido a través de la industria bananera y al desarrollo del ferrocarril, por lo que una práctica común era que dentro de las logias se utilizara el idioma inglés. Véase Ricardo Martínez Esquivel, “Composición socio-ocupacional de los masones del siglo XIX”, Diálogos 8, n.º 2 (2007): 131-140.

6 Eugenia Rodríguez Sáenz, “Visibilizando las facetas ocultas del movimiento de mujeres, el feminismo y las luchas por la ciudadanía femenina en Costa Rica (1890-1953)”, Diálogos 5, n.º 1-2 (2005): 1-20.

7 Rodríguez, “Visibilizando”, 5-6.

8 Monserrat Sagot Rodríguez, “¿Importa la igualdad de las mujeres en una democracia? Ángela Acuña y el sufragismo en Costa Rica”, Reflexiones 90, n.º 1 (2011): 33.

9 Rodríguez, “La Sociedad”, 128.

10 Dévrig Mollés, “La masonería fue un laboratorio cultural para las primeras formas de feminismo”, Economía y Negocios, 25 de abril, 2019, 6.

11 Pierre Bourdieu, “The Forms of Capital”, en Handbook of Theory and Research for the Sociology of Education, comp. J. G. Richardson (Nueva York: Greenwood, 1985), 248.

12 Chester Urbina Gaitán, “Iglesia, Estado y control mental en Costa Rica: el caso de la prohibición de la enseñanza de la teosofía en el Colegio Superior de Señoritas (1922)”, en Subjetividades esotéricas: estudios sobre masonería, espiritismo y teosofía en Costa Rica, eds. Francisco Rodríguez Cascante y Ricardo Martínez Esquivel (Puntarenas: ESP-UCR, 2020), 296-308.

13 John W. Meyer, John Boli, George M. Thomas y Francisco Ramirez, “World Society and the Nation—State”, American Journal of Sociology 103, n.º 1 (1997): 173.

14 Eugenia Rodríguez Sáenz, “Lucha por el sufragio femenino en Costa Rica: 1900-1950”, en Mujeres y Naciones en América Latina, eds. Bárbara Potthast y Eugenia Scarzanella (Madrid y Frankfurt del Meno: Iberoamericana y Vervuert), 161-162.

15 Eugenia Rodríguez Sáenz, “Dotar de voto político a la mujer”: La Liga Feminista y la redefinición de las relaciones de género (1923-1949)”, Diálogos l, n.º 1 (1999): 2-6.

16 May Brenes Marín, “Una mirada feminista del Repertorio Americano”, Repertorio Americano, n.º 21 (2011): 173-182.

17 “A nuestras mujeres no solo debe permitírseles votar sino el derecho de ser elegidas para munícipes, diputados o presidentas”, Diario de Costa Rica, 21 mayo, 1943, 1.

18 “A nuestras feministas no podrá decírseles que han pretendido separarse de los hombres”, La Tribuna, 2 de junio, 1934, 1 y 8.

19 Sara Casal, El voto femenino (San José: Imprenta Nacional, 1925), 3.

20 Mollès, Dévrig. “Transferencias y luchas culturales transatlánticas: feminismo, librepensamiento y redes masónicas entre Europa y América (1860 – 1910)”, REHMLAC, n.º 4 (diciembre 2012-abril 2013): 93-108.

21 Rodríguez, “Dotar de voto”, 6.

22 Sagot, “¿Importa la igualdad?”, 25.

23 Rodríguez, “La Sociedad”, 260-261.

24 Rodríguez, “La Sociedad”, 260-261.

25 Sagot, “¿Importa la igualdad?”, 32.

26 Mollès, “Transferencias”, 94.

27 Mollès, “Transferencias”, 103.

28 Más adelante se analizarán quiénes eran las mujeres masonas o teósofas que a su vez formaron parte de la liga feminista y emprendieron un largo camino de lucha hasta alcanzar su derecho al sufragio.

29 Rodríguez, “Dotar de voto”, 5.

30 “La nación debe dar una prueba mayor y más tangible de su confianza en la mujer costarricense”, Diario de Costa Rica, 16 de mayo, 1943, 1.

31 Sagot, “¿Importa la igualdad?”, 35.

32 Macarena Barahona Riera, “La ciudadanía política de las costarricenses, la conquista de Angela Acuña de Chacón”, Revista Estudios,n. º 2 (2008): 211.

33 Casal, El voto femenino, 4-5.

34 Rodríguez, “Lucha por el sufragio”, 178.

35 Rodríguez Sáenz, “Cronología de las luchas por la ciudadanía femenina en Costa Rica (1890-1953)” Diálogos 5, n.º 1-2 (2005) 723.

36 Patricia Arce Navarro, Para elegir y ser electas: una reconstrucción histórica: versión popular (San José: Instituto Nacional de las Mujeres, 2012): 22.

37 Rodríguez, “Cronología de las luchas”, 16-17.

38 Martínez Esquivel, “Sociabilidad, religiosidad y nuevas cosmovisiones en la Costa Rica del cambio de siglo del XIX al XX”, en Subjetividades esotéricas, 38.

39 Mollés, “Una mirada trasatlántica del feminismo desde Argentina 1860-1910”, en 300 años: Masonerías y Masones, eds. Ricardo Martínez, Yván Pozuelo y Rogelio Aragón (México: Palabra de Clío), 147.

40 Mollès, “Transferencias”, 93.

41 Robert Ellwood y Catherine Wessinger, “The Feminism of ‘Universal Brotherhood’: Women in the Theosophical Movement”, en Women’s Leadership in Marginal Religions: Exploration Outside the Mainstream, ed. Catherine Wessinger (Urbana, Illinois: University of Illinois Press, 1993), 77.

42 Más adelante se analizarán cuáles fueron estas mujeres que a la vez que era teósofas o masonas también fueron parte de la Liga Feminista.

43 Eduardo Devés, “Latin American and Global Theosophical Networks, 1875- 1930: Lodges, Civil Society, International Agents. Conceptual and Empirical Issues”, Izquierdas, n.º 49 (2020): 6.

44 Iván Molina Jiménez, “Educación y sociedad en Costa Rica: de 1821 al presente (una historia no autorizada)”, Diálogos, n.º 2 (agosto 2007-febrero 2008): 200-241.

45 Marta E. Solano Arias, “A 90 años de la fundación de la Liga Feminista Costarricense: los derechos políticos”, Revista Derecho Electoral, n.º 17 (2014): 357-374.

46 Devés, “Latin American”, 3.

47 Devés, “Latin American”, 5.

48 Rodríguez, “La Sociedad”, 100.

49 Martínez Esquivel, “Masonería y el establecimiento de la Sociedad Teosófica en Costa Rica (1904-1910)”, en Subjetividades esotéricas, 79-101.

50 Rodríguez, “Visibilizando”, 10.

51 Ellwood y Wessinger, “The Feminism”, 76.

52 Ellwood y Wessinger, “The Feminism’”, 69.

53 Ellwood y Wessinger, “The Feminism”, 3.

54 Rodríguez, “Dotar de voto”, 3.

55 Solano, “A 90 años”, 370.

56 Solano, “A 90 años”, 371.

57 Sagot, “¿Importa la igualdad?”, 34.

58 Rodríguez, “Cronología de las luchas”, 7.

59 Rodríguez, “La lucha por el sufragio”, 167 – 168.

60 Rodríguez, “Visibilizando”, 14.

61 Rodríguez, “Cronología de la participación socio-política femenina en Costa Rica (1890-1952)”, Diálogos 5, n.º 1-2 (2005).

62 Rodríguez, “La Sociedad”, 97.

63 Martínez Esquivel, “Masones y su participación política en Costa Rica (1865-1899)”, Diálogos, n.º especial (2008), 16.

64 María José Lacalzada de Mateo, “La mitad femenina “para” la masonería y “en” masonería (1868-1936) balance y perspectivas”, Centro de Estudios Históricos de Masonería, n.º 23 (2003): 118.

65 Lacalzada de Mateo, “La mitad femenina”, 126.

66 Jacqueline Murillo Fernández, “Apuntes para la historia de la mujer en la masonería: cien años de logias mixtas en Costa Rica”, en Subjetividades esotéricas, 326.

67 Urbina, “Iglesia católica”, 297.

68 Murillo, “Apuntes para la historia”, 338.

69 Mollès, “Transferencias”, 95.

70 Ellwood y Wessinger, “The Feminism”, 80.

71 Rodríguez, “La Sociedad”, 161.

72 Martínez, “Sociabilidad”, 43- 44.

73 Martínez, “Sociabilidad”, 38-39.

74 Casaús, “La influencia”, 42.

75 Casaús, “La influencia”, 37

76 Casaús, “La influencia”, 35.

77 Devés, “Latin American”, 3.

78 Ellwood y Wessinger, “The Feminism”, 81.

79 Mollès, “Transferencias”, 316.

80 Devés. “Latin American”, 1.