Hace un par de meses fui invitado a comentar un ensayo sobre el origen de la masonería moderna y la fundación de la Gran Logia de Londres en el portal de academia.edu. El autor extendió la invitación a varios estudiosos e interesados en el tema de la masonería, provenientes de diversas latitudes. Uno de los comentaristas, cuyo nombre confieso que no recuerdo, escribió que era una pérdida de tiempo seguir concentrándose en ese particular episodio de la historia de la masonería, puesto que todo lo que se podía decir acerca de él ya estaba dicho. Sentí la necesidad de contestarle y argumentar que, precisamente, una de las principales características de los estudios históricos es que no existen temas “cerrados” ni “agotados”, que el diezmilésimo trabajo sobre un tema o episodio podrá tener tanta validez como el primero o el millonésimo y que, aunque los datos y las fuentes parezcan agotados y sobreexplotados, el valor de una nueva investigación reside en las diferentes interpretaciones que cada autor pueda aportar desde su particular punto de vista. Por desgracia, el autor del texto original cerró la discusión antes de que yo pudiera escribir mi breve defensa de la diversidad de los estudios históricos. Así que aprovecho esta oportunidad para hacerla.
El libro ofrece panoramas distintos y complementarios sobre qué, desde dónde y cómo se ha escrito en tiempos recientes acerca de las masonerías en el área comprendida entre los 30 y los 120 grados de longitud oeste y por debajo del paralelo 30 norte, es decir, en los que comúnmente se conoce como Latinoamérica y el Caribe. Yván Pozuelo muestra el cambio de rumbo que han tomado los estudios académicos e imparciales sobre las masonerías desde el advenimiento del bicentenario de las independencias latinoamericanas, enfocados menos en los aspectos rituales y en los mitos personales e institucionales de las asociaciones masónicas y más en la transformación de los paradigmas políticos, sociales, culturales y religiosos en la región, desde la perspectiva del papel de los masones en dichos procesos. De particular interés es el breve apartado que contabiliza las tesis doctorales que sobre el tema se han escrito durante la última década, dejando abierta la puerta para un estudio historiográfico más a profundidad sobre las tesis universitarias, no solamente de doctorado sino también de licenciatura y maestría, que se han enfocado en la masonería y las sociedades secretas latinoamericanas.
Acto seguido, Dévrig Mollès reconstruye el proceso de internacionalización de la masonería a partir de los datos aportados por anuarios y memorias de congresos internacionales masónicos, así como revistas, impresos y manuscritos producidos por la organización, sin dejar de lado las publicaciones académicas. A través de la recopilación e interpretación de ese gran universo de datos, vertidos en una serie de complejas gráficas, el autor da cuenta del crecimiento de lo que él denomina “sistema-mundo masónico” y de cómo el continente americano no fue ajeno a dicha expansión, que si bien es mesurable como el mismo autor lo demuestra, no significa que haya sido lineal o dependiente de las decisiones de una jerarquía centralizada. Apuntalando y complementando lo expuesto por Mollès, Éric Saunier nos explica —apoyado en mapas y cuadros estadísticos— el auge y la caída de las logias del Gran Oriente de Francia en el Caribe y la importancia política, económica y social que dichas asociaciones tuvieron en la región entre los siglos xviii y xix.
En la misma línea historiográfica y basado también en parte sobre memorias y anuarios de congresos, folletos, manuscritos, artículos y publicaciones periódicas, desde Cuba Yuniel Fonseca nos ofrece una panorámica de las permanencias y cambios en la forma de escribir sobre la historia de la masonería en la isla, trazando un camino que va desde el siglo xix hasta el xxi y que pasa por los autores más conocidos —como Andrés Cassard o Francisco de Paula Rodríguez—hasta los más nóveles acercamientos desde la perspectiva de las tesis universitarias. Efraín Cano es otro investigador que echa mano de una revisión historiográfica de los registros masónicos —además de documentación inédita— para ofrecernos un mapa de la ruta que siguió la institucionalización de la masonería en la República Oriental del Uruguay durante el siglo xix.
En su texto, Felipe Santiago del Solar nos presenta una de las más aparentes paradojas de la masonería: si bien el anhelo de la organización desde sus orígenes fue convertirse en un “centro de unión” que cimentara una utópica “república universal de francmasones” mediante el establecimiento de directrices y de un lenguaje simbólico comunes, al final, tanto en Europa como en la América Latina, las diferentes concepciones y circunstancias internas —tanto rituales y de “regularidad”— como externas —conflictos regionales, nacionales e internacionales— dificultaron esta unión. No obstante, continuando las acciones internacionalistas que intentaron llevar a cabo los masones europeos y estadounidenses, en el subcontinente latinoamericano se hicieron esfuerzos para establecer un organismo que coordinara a todos los masones de la región. Estos empeños finalmente fructificaron en 1947 con la creación de la Confederación Masónica Interamericana, que agrupa a diversas masonerías de las Américas e incluso de Europa. Aquí, nuevamente se deja abierta la puerta para investigaciones que profundicen en el devenir de esta confederación desde su establecimiento hasta la actualidad.
Gilberto Loaiza nos habla de los vaivenes entre el liberalismo radical, el liberalismo moderado, los proyectos secularizadores anticlericales y la cercana cooperación con la Iglesia católica de los masones colombianos durante el siglo xix. Especialmente interesante es la alianza política entre logias masónicas y Francisco de Paula Santander en contra de Simón Bolívar y su proyecto nacional, sobre todo considerando que, en la literatura antimasónica, “El Libertador” siempre ha sido caracterizado como pieza fundamental de la masonería. De nueva cuenta, aquí queda una brecha abierta para investigaciones más detalladas sobre el papel de la fraternidad en los enfrentamientos ideológicos entre bolivarianos y santanderistas. Ya que hablamos de este tipo de conflictos, Augusto César Acioly Paz Silva revisa los choques entre masones e integralistas durante el primer régimen de Getúlio Vargas y polemiza con las interpretaciones históricas, en boga desde los años 70, que minimizan la importancia de la masonería en la historia de Brasil en el siglo xx, representándola como una organización pasiva y sin ninguna importancia política, social ni cultural. Para cerrar el círculo, el estudio de Mariana Annecchini y Ana María T. Rodríguez revisa la producción historiográfica sobre la masonería en el sur argentino para dilucidar la forma en que las distintas organizaciones masónicas de la región cobraron importancia entre finales del siglo xix y principios del xx, al grado de incidir en la conformación geopolítica de la zona.
A primera vista, en especial para los más tradicionalistas, estos Estudios de la masonería en América Latina y el Caribe sufren del mismo mal que muchas otras obras de este estilo: una serie de trabajos inconexos, sobre temas demasiado diversos, vistos desde perspectivas demasiado distintas, que no cubren un periodo específico y que no cumplen cabalmente con lo expuesto en el título. Tal vez esto último tenga un poco de razón. Se echa de menos —no solamente en este libro sino también en muchas otras obras especializadas en el tema— mayores menciones sobre las masonerías en Ecuador, Bolivia, Perú, Paraguay, Panamá, Puerto Rico o República Dominicana, por no mencionar a Centroamérica y las demás islas caribeñas de habla inglesa y neerlandesa. Pero son, precisamente, estas aparentes “carencias” las que, paradójicamente, promueven el enriquecimiento del saber histórico al estimular la investigación y nos llevan a confirmar el argumento que con el que se abrió esta breve reseña: la historia nunca es definitiva, no está cerrada y no emite sentencias inapelables. El campo de la historia siempre quedará abierto para quien desee trabajarlo, sin importar lo sobreexplotado o inexplorado que un tema o un periodo puedan parecer. Y siempre quedarán parcelas, por pequeñas o aparentemente infértiles que sean, en espera de que alguien les dedique su tiempo y esfuerzo. Así, esperemos que los investigadores, en ciernes y veteranos, se animen a franquear las puertas y continuar las brechas que este libro ha dejado abiertas.
1 Texto de libre acceso, que se puede consultar en la siguiente dirección: https://www.teseopress.com/masoneria/