El 15 de febrero de 1864, arribó a Cádiz el abogado mexicano Jesús Terán. Llega a territorio europeo con la encomienda del presidente mexicano (y reconocido masón) Benito Juárez de incidir para que el archiduque Fernando Maximiliano de Austria desistiera del propósito de convertirse en emperador de México, o por lo menos, que las potencias del viejo continente no brindaran su reconocimiento al proyecto monárquico.
En su primera carta desde el viejo continente al presidente mexicano, Terán, ex gobernador de Aguascalientes y de familia criolla, señaló que tuvo una travesía feliz por el Atlántico, además de comentar:
Cuando Jesús Terán fue gobernador del estado de Aguascalientes, le tocó hacer jurar la constitución laica de 1857, misma que dio pie a la guerra de Reforma entre los bandos liberal y conservador, aunque los límites ideológicos entre uno y otro no siempre quedaron claros. Esta confrontación de tres años generó a su vez las condiciones para la Intervención francesa y el frustrado Segundo Imperio.
En tierras gaditanas, el rico e ilustrado hacendado inició su misión diplomática confidencial, y a pesar de contar con cartas credenciales del gobierno republicano itinerante, optó por realizar entrevistas, publicaciones y diversas gestiones a título personal, para minimizar los riesgos de represalias por parte de Napoleón III, auspiciador militar del austríaco. Desde el puerto, Jesús Terán dirigió una misiva a Maximiliano, por intermediación del masón Juan Prim y Prats2, con el que mediaba una amistad producto de las negociaciones de los tratados de la Soledad, cuando España, Inglaterra y Francia buscaron cobrar a México diversos adeudos por la vía de las armas. En la carta se leía lo siguiente:
El mencionado conde de Reus, Juan Prim, contestó a la solicitud del presidente Juárez de apoyar la causa republicana, no sin antes ponerse a disposición de Terán para cuando arribara a Madrid: “Mis simpatías hacia ese noble país son inalterables, como lo son mis sentimientos de afecto hacia los hombres que, con tanta abnegación, valentía y patriotismo, defienden su independencia y libertad”4.
La historiografía oficial concede una gran relevancia para la caída del Segundo Imperio al trabajo de Terán, aunque es un tema que no tiene amplia difusión en los programas educativos. Por otro lado, es posible que aún no se tenga una justa dimensión de lo realizado por este francmasón mexicano en Europa, para menos o para más, tomando en cuenta que en esa época se presentaron diversos factores de política mundial que influyeron en los acontecimientos, incluyendo la situación de los Estados Unidos de América con su guerra de Secesión y la situación interna en Francia.
Otro aspecto que resulta complejo es probar la hipótesis sobre un papel preponderante de la masonería en el trabajo diplomático de Jesús Terán, por lo que, en todo caso, me limitaré a señalar relaciones y afiliaciones a la orden de la escuadra y el compás, proporcionar una lectura o interpretación alternativa a los hechos ya descritos y, ¿por qué no?, poner a discusión antiguos planteamientos discursivos apologéticos o interesados en destacar la filiación masónica del aguascalentense.
José María de Jesús Rafael Pérez Terán Peredo nació el 14 de enero de 1821 en la ciudad de Aguascalientes, entonces perteneciente al estado de Zacatecas. Es probable que sus primeras letras las estudiara bajo instrucción particular para luego pasar al seminario de Guadalajara y posteriormente concluir su formación como abogado en el Instituto Científico y Literario de Zacatecas. En 1849 ocupa el cargo de jefe político de Aguascalientes y un año más tarde dirige el colegio que había promovido antes, primer antecedente de instrucción secundaria y superior en la ciudad. En 1851 fue electo diputado ante el Congreso de Zacatecas, mismo que llegó a presidir y del que también formó parte en su modalidad de Constituyente.
Imagen 1
Entre 1855 y 1857 ocupó el cargo de gobernador, suplente y constitucional, cuando promovió diversas reformas sociales. Fue ministro de Gobernación con el presidente Ignacio Comonfort y posteriormente de Justicia con el presidente Benito Juárez en 1861, con quien también colaboró en Relaciones Exteriores en 1862.5 Pedro de Alba habla acerca de este actor al que se le ha dado en calificar como el “diplomático de la Reforma”:
En una solicitud que como jefe político realizó Jesús Terán al Congreso de Zacatecas, podemos apreciar su interés por la instrucción pública y las letras, ya que fue el primer gobernante en pedir recursos para la apertura de una biblioteca pública, lo que en su momento recibió la negativa de las autoridades estatales. De hecho, cuando se sumó a quienes consideraban que Aguascalientes debía regresar a la jurisdicción de la vecina entidad, argumentó que una entidad que no contaba con reservorios bibliográficos ni institución de educación elemental y secundaria no podía considerarse como un departamento independiente:
Como es sabido, en su momento Terán promovió el ingreso del masón Isidoro Epstein, profesor de origen alemán, al Colegio de Aguascalientes, a quien conoció en Zacatecas, donde intentó abrir un instituto de ciencias físico-matemáticas y de bellas artes, “deseoso de que se propaguen los conocimientos humanos, tan indispensables para el mejoramiento y prosperidad de los pueblos, y siendo notorio que el Ciudadano que hoy rige los destinos de Zacatecas está poseído de esos sentimientos de progreso e ilustración”8.
José María Mora Ruiz, redactor de discursos gubernamentales en Aguascalientes, expresa que la tradición masónica recuerda que José María Chávez y José María López de Nava fueron quienes presentaron en logia del Rito Nacional Mexicano a Jesús Terán Peredo9 aunque no aporta pruebas para ello. Se señala el año de 1843 como fecha de iniciación.
Por otro lado, en Apuntes para la historia de la masonería en México, Luis J. Zalce y Rodríguez afirma que “Don Jesús Terán fue un masón de macizas convicciones, sin ese jacobinismo chocante de los ignorantes comecuras [sic], lleno de optimismo y de amplia cultura.”10 El autor señala a Frank E. Mont como documentador del hecho de que la tumba de Jesús Terán en el cementerio de Père Lachaise en París tuviera inscrito el emblema de la escuadra y el compás11.
Es probable que la pertenencia masónica de Terán se mantuviera en la memoria debido a una tradición oral familiar. En las indagaciones realizadas, encontré que la sobrina del aguascalentense —o para algunos, hija adoptiva—, Paz Arteaga Terán, se casó con el ítalo-mexicano Julio Pani, que desarrolló cierta trayectoria política en un círculo de masones del Porfiriato. Uno de los hijos de ese matrimonio, Camilo Pani, fue un masón escocés de altos grados a principios de siglo XX, desempeñándose en algunos encargos públicos y como ingeniero en proyectos privados. De esta genealogía es descendiente la historiadora del Colegio de México Erika Pani, quien en comunicación privada me refirió los dichos de su abuelo sobre el tío Jesús Terán, a quien se contaba lo tuvieron que iniciar en la masonería dos veces, pues al parecer en algún momento algún círculo fraterno no le reconoció su adhesión a la orden.
Esta anécdota me sirve para introducir un posible dilema: si bien existió un momento de la historia en que los masones escoceses reconocían a los del rito nacional y viceversa, como bien apunta Marco Flores Zavala en su artículo “Jesús Terán Peredo y la masonería mexicana”12, esta forma asociativa con carácter patriótico fue perdiendo el reconocimiento internacional por alejarse de algunos landmarks . En el caso de Terán pudiéramos inferir que sería útil, para su desenvolvimiento en Europa, pertenecer a un rito con amplia presencia, como el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Vale la pena hacer algunos razonamientos para reforzar su posible carácter de practicante de esta modalidad. El primero de ellos tiene que ver con su amistad con el masón Manuel Doblado, quien vivió en Aguascalientes después del pronunciamiento en Guanajuato y es quien llama a Terán al gabinete de Benito Juárez. Comenta José María Mora Ruiz:
Recordemos que según Zalce, cronista de la masonería escocesa en México, Doblado era de ese rito, aunque hay que señalar que en esa época los puestos políticos de la facción liberal se asignaban casi de manera exclusiva a iniciados en el Rito Nacional Mexicano, como lo refiere en varias ocasiones José María Mateos, en su libro Historia de la Masonería en México14.
Ahora pasemos a examinar la relación de Terán con Ignacio Comonfort, muy probable fundador del Supremo Consejo de México del Rito Escocés Antiguo y Aceptado hacia 1860. Aunque hay facciones actuales que rebaten esta calidad de iniciador, existe en la Universidad de Texas en Austin, una documentación de 1859 donde se le otorgan poderes al ex presidente de la República Mexicana para establecer el cuerpo masónico de altos grados15.
Es de señalar, que Comonfort, el presidente que promulgó la Constitución de 1857 con alta participación de legisladores masones, se convirtió en un personaje político espurio en México, tras el autogolpe de estado que propició su exilio y detonó la llamada Guerra de Reforma.16 A pesar de ello, queda constancia de que la amistad —o hermandad— no se extinguió con Jesús Terán, como lo demuestra una misiva desde la ciudad donde se le otorgó el grado más alto de la masonería escocesa:
Aquí una pregunta que surge es, ¿cómo permitió Juárez que regresara a México un personaje que él desterró?, ¿tendría que ver solo con el fin práctico de sumar a personajes en defensa de la patria? Esto nos lleva a pensar nuevamente en vínculos masónicos, más aún si contó con el respaldo del masón Jesús Terán. Pero esto queda en el ámbito estricto de la especulación, mientras que no se localice algún testimonio que abone a la interpretación de apoyo basado en la pertenencia en la fraternidad iniciática.
Es preciso señalar que Terán estaba ya cansado de estar al frente de la Secretaría de Justicia y Fomento, incluso decepcionado del servicio público, como lo deja ver alguna de sus cartas, razón por la cual presentó su renuncia al gabinete juarista.18 Sebastián Lerdo de Tejada, en calidad de ministro de Relaciones, le envió una misiva desde San Luis Potosí el 24 de septiembre de 1863:
Ante la afirmativa de Terán, el presidente de México, por conducto del ministro de Hacienda, ordenó que no se cobrara contribución alguna, federal o estatal, sobre las propiedades y bienes de Terán en San Luis Potosí, Aguascalientes, Nuevo León y Coahuila.20 Por la biografía que le hizo a Terán su sobrino nieto, Arturo Pani, quien también fue diplomático, se intuye que el viaje del aguascalentense a Europa estuvo motivado en parte por los deseos de conocer en persona lo que sus libros le habían ya ilustrado sobre la cultura del viejo continente, pero que prevaleció el deber sobre el placer.21 Además, por la riqueza familiar, tal vez no eran tan necesarias las exenciones fiscales pero tampoco mal recibidas, pues a final de cuentas el hacendado cumplió con un trabajo oneroso.
La cuestión es que indebidamente, el también masón y gobernador José María Chávez hizo publicar el oficio respectivo en el periódico oficial de Aguascalientes, lo que obviamente molestó a Juárez, quien lo hizo saber a través de Sebastián Lerdo de Tejada:
Afortunadamente para Terán, el tema no pasó a mayores, pero pudo poner en riesgo su misión diplomática confidencial ante las naciones europeas.
Soren de Velasco Galván, experto en política internacional, expresa que la actuación de Terán en Europa, así como las opiniones que vertió en la comunicación epistolar con el presidente Juárez y con el ministro Lerdo de Tejada, influyeron en la diplomacia mexicana posterior, convertida en doctrina, donde se planteaba una nueva relación de respeto entre naciones, cumplimiento a la ley y establecimiento de nuevos tratados. Sobre el encuentro con Maximiliano, gestionado por el conde de Reus, el analista refiere:
Al no haber cambio en la decisión del archiduque, el diplomático aguascalentense emprende una gira de trabajo de dos años por Europa: Londres, Madrid, Florencia, Roma, Berna, París, y otras ciudades. En la capital británica, Terán se entrevistó con el canciller John Russell, acompañado de sir Charles Wyke, quien había sido ministro plenipotenciario de Reino Unido en México, y por el ministro estadunidense Charles Francis Adams. Allí, el mexicano solicitó que no se reconociera al imperio de Maximiliano, para obtener por respuesta que la corona británica se atendría al principio de reconocer a quien ocupara la ciudad capital del país.24 Con el fin de promover una opinión pública a la causa republicana, Terán publica el periódico la Revista Americana, en francés, cuyo primer ejemplar vería la luz el 20 de junio de 186425.
Jesús Terán logró que el parlamentario Alexander William Kinglake interpelara al primer ministro para señalar que el gobierno del archiduque estaba lejos de serlo por derecho o de hecho. Esto sin duda influyó en que el representante imperial ante la corona inglesa, Francisco de Paula Arrangoiz, no obtuviera un reconocimiento inmediato de sus cartas credenciales.
En Roma, Jesús Terán se entrevistó con el secretario de Estado de Pío IX, el cardenal Giacomo Antonelli, con quien dialogó sobre la dificultad de que Maximiliano prosiga en su proyecto imperial. El diplomático del Vaticano aprovechó para mostrar su rechazo a las recientes leyes de Reforma y el enviado de Benito Juárez le respondió que podría haber flexibilidad en algunos aspectos, pero que en otros ya no había marcha atrás. Terán sostuvo diversos encuentros con el barón de Pont, persona de confianza del archiduque; con Drouyn de Lhuys, ministro de Asuntos Extranjeros de Francia, y con el enviado norteamericano John M. Shofield.
La muerte alcanzó a Terán en París el 25 de abril de 1866, por afecciones gastrointestinales, por lo que no pudo enterarse del triunfo final del gobierno republicano en 1867, aunque sí recibió informes sobre el retiro del apoyo francés a Maximiliano, lo que oportunamente comunicó al gobierno itinerante de Benito Juárez.
El 5 de mayo de 1907, fue develado enfrente de las instalaciones del que fuera el Instituto Científico y Literario, antecesor de la actual Universidad Autónoma de Aguascalientes, un busto de Jesús Terán, junto con el del gobernador fusilado por los franceses en 1864, José María Chávez, con el que resaltaron el carácter de “mártires patrios” de los ex gobernadores.26 En 1992, la efigie en bronce del diplomático fue colocada en un monumento tipo exedra en el fraccionamiento que lleva su nombre, a instancias —no oficialmente— de las logias masónicas de la ciudad.27 En el basamento puede leerse la inscripción “Deus meumque jus” alocución latina asociada al rito escocés antiguo y aceptado.
Ya desde el siglo XIX, se le prodigaron homenajes al aquicalidense. Los políticos liberales locales, algunos de ellos masones, no perdieron la oportunidad de recordarle con la imposición del nombre de Jesús Terán a calles, mercados e incluso poblaciones. Veamos por ejemplo el texto publicado en el periódico oficial del estado en 1891, a cargo del poeta masón Juan de Dios Peza, hijo por cierto, de un funcionario del Maximiliano:
En 1952, a iniciativa del presidente Miguel Alemán Valdez y del gobernador Edmundo Games Orozco, fueron exhumados los restos mortales de Terán en París y fueron colocados el 31 de julio en el panteón de San Fernando de la ciudad de México, mismo lugar de reposo de Benito Juárez y diversos personajes de la época de la Reforma y la Intervención francesa.29 No omito señalar que los promotores del traslado fueron masones, según se puede comprobar en el fondo masónico que se resguarda en el Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes30.
En 1991, nuevamente serían exhumados los restos de Jesús Terán y trasladados a Aguascalientes para ser colocados en el panteón de la Salud,31 y en 2016, se decretaría la conmemoración del sesquicentenario luctuoso del citado personaje y en 2021, oficialmente se declaró como “Año del bicentenario del natalicio de Jesús Terán Peredo”.32
Netzahualcóyotl Aguilera Ruiz Esparza, quien presidió la asociación “Amigos de Jesús Terán”, llegó a escribir que la labor desplegada en Europa por el llamado “diplomático de la Reforma”, la realizó “apoyándose en las logias masónicas”,33 en la línea de José María Mora Ruiz, aquí citado. Sin embargo, dicha visión, aunque con cierta lógica, no deja de caer en la especulación, pues no he localizado algún indicio documental que lo demuestre.
Ya mencioné que Juan Prim y Prats fue en efecto, un masón de destacada trayectoria en la historia española y no suena descabellada la idea de un apoyo a los republicanos mexicanos por los juramentos fraternales, pero también es necesario señalar otra afinidad del conde de Reus, como consigna Doralicia Carmona Dávila:
Empero, no sería la primera vez que la cercanía masónica va de la mano de vínculos familiares, como lo consigné en el artículo “Mujeres y redes masónicas intergeneracionales en México”.35 De otros actores con los que Jesús Terán se relacionó en Europa, no identifiqué participación en alguna logia, aunque sí pudiéramos hablar de simpatía ideológica, es decir, liberal, con lo flexible que puede ser el término. Por otro lado, se puede poner en tela de juicio la participación de Jesús Terán en las formas masónicas escocesa y nacional mexicana, pero para un servidor, los indicios relatados son suficientes para respaldarla. En su caso, es innegable una estrecha relación con los miembros de la llamada “Generación de la Reforma”, con alta presencia en logias.
Un presidente masón envió a Jesús Terán desde Aguascalientes hasta Cádiz, para concluir en París con la partida al Eterno Oriente. Otro presidente masón ordenó la apertura de la lápida con la inscripción de la escuadra y el compás, para repatriar los restos mortales del ilustrado diplomático, que ahora reposan en un viejo cementerio, cuyo acceso se encuentra en la parte oriente de una plazuela flanqueada por bancas en los lados septentrional y del sur, además de unas escalinatas en el occidente, donde se erigen dos columnas rematadas por esferas. La caja de madera preciosa con asas de plata fue objeto de una guardia de honor entre las 12 columnas del monumento a Juárez de la ciudad de México en 1952. En 1991, la urna con la osamenta identificada como de Jesús Terán por una inscripción en francés, viajó en un avión militar bajo la custodia de varios exgobernadores, entre ellos un ex gran maestre grado 33, para llegar a su morada final, una tumba detrás de otro hemiciclo, la Rotonda de los Hombres Ilustres de Aguascalientes.
1 Elizabeth Buchanan y Pilar González, Cartas a Jesús Terán (Aguascalientes: Instituto Cultural de Aguascalientes, 1998), 281.
2 El dato de la filiación masónica del conde de Reus fue tomado de: https://www2.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/5historia_masoneria_espana/JUAN%20PRIM.htm
3 Arturo Pani, Jesús Terán. Ensayo biográfico, (México: Talleres tipográficos de Mijares y Hno., 1949), 63-65.
4 Carta del conde de Reus a Benito Juárez, Madrid, 24 de febrero de 1864, en Gabriel Saldívar, La misión confidencial de don Jesús Terán en Europa, 1863-1866 (México: Secretaría de Relaciones Exteriores, 1943), 12.
5 La síntesis biográfica fue redactada con base en la introducción del libro de Buchanan, Cartas a Jesús Terán y las demás referencias citadas en este trabajo.
6 Pedro de Alba, “Jesús Terán, un gran señor de la Reforma”, en Antonio Acevedo Escobedo, Letras sobre Aguascalientes (México: Libros de México, 1981 [1963]), 76-77.
7 Solicitud del Jefe Político de Aguascalientes para que se le faculte para invertir del fondo de Enseñanza Pública dos mil pesos en libros para una Biblioteca, 3 de agosto de 1849 a 18 de enero de 1851: Archivo Histórico del Estado de Zacatecas (AHEZ), Poder Legislativo (PL), Comisión de Instrucción Pública (CIP), exp. 5, f. 3f y 3v.
8 Solicitud de Isidoro Epstein para establecer un Instituto de Ciencias Físico-Matemáticas, 28 de enero de 1852 a 18 de febrero de 1852: AHEZ, PL, CIP, exp. 31, f. 3f.
9 José María Mora Ruiz. “Obra de Jesús Terán a 125 años de su muerte”, en Guadalupe Appendini, Memoria. Homenajes a Jesús Terán (México: Gobierno del Estado de Aguascalientes, 1991), 49-50.
10 Luis J. Zalce Rodríguez, Apuntes para la historia de la masonería en México, de mis lecturas y recuerdos, (México: edición de autor, 1959), t. I, 220.
11 Zalce, Apuntes, t. I, 221.
12 Marco Antonio Flores Zavala, “Jesús Terán Peredo y la masonería mexicana”, en Autora Terán Fuentes y Mariana Terán Fuentes, Tras los pasos de Jesús Terán (Aguascalientes: Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura, 2016), 148.
13 Mora Ruiz, “Obra de Jesús Terán a 125 años de su muerte”, 100.
14 José María Mateos, Historia de la Masonería en México, desde 1806 hasta 1884 (México: la Tolerancia, 1884).
15 El documento que prueba esto se encuentra también en la Universidad de Texas en Austin, en la colección Nettie Lee Benson Latin American collection, Genaro García collection, Ignacio Comonfort papers. No obstante, hay opositores en la masonería a esta versión.
16 http://museolegislativo.diputados.gob.mx/?p=7080
17 Buchanan, Cartas a Jesús Terán, 33.
18 Buchanan, Cartas a Jesús Terán, 268-269.
19 Buchanan, Cartas a Jesús Terán, 269-270.
20 Buchanan, Cartas a Jesús Terán, 270-271.
21 Arturo Pani, “Jesús Terán. Ensayo biográfico”, en Tres relatos de sabor antiguo (Aguascalientes: Instituto Cultural de Aguascalientes, 1991), 15-54.
22 Carta de Sebastián Lerdo de Tejada a José María Chávez, San Luis Potosí, 11 de diciembre de 1863: BPCCB, AATV, Siglo xix, Documentación Oficial José María Chávez, exp. 975, fojas 1v-3v.
23 Soren de Velasco Galván, “Jesús Terán, el agente confidencial en Europa del presidente Benito Juárez”, en Relatos e historias en México, año X, núm. 114 (febrero de 2018), 61.
24 Este párrafo y el texto subsecuente sobre la misión diplomática de Terán está basado en Velasco Galván, Buchanan y Saldívar, por contener los mismos datos, con ligeras variaciones.
25 Ningún autor consultado proporciona citas directas de este impreso. Las biografías de Terán divergen en cuanto a los idiomas de publicación, pues a veces se menciona el inglés.
26 Gerardo Martínez Delgado, “Construcción legitimadora de héroes y exhibición ideológica en el espacio urbano. Benito Juárez y otros monumentos en la ciudad de Aguascalientes durante el Porfiriato”, en Boletín del Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes, año 2, núm. 4 (2007), 17.
27 Informes verbales de masones que prefieren permanecer en el anonimato.
28 Juan de Dios Peza, “Terán y Maximiliano”, El Republicano, núm. 734, Aguascalientes, 31 de mayo de 1891, 2-3.
29 “Los anteriores sepulcros de Jesús Terán”, en Appendini, Memoria. Homenajes a Jesús Terán, 133-134.
30 Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes, Fondo Logia Masónica “Benito Juárez”, expediente personal de Edmundo Games Orozco, caja 6, exp. 11.
31 Vicente Agustín Esparza Jiménez, “La conmemoración de Jesús Terán en Aguascalientes”, en Terán, Tras los pasos de Jesús Terán, 210.
32 En el año 2017, quien esto escribe fue parte del comité de conmemoraciones. En 2021 colaboré en el Congreso del Estado de Aguascalientes, cuando se emitió el decreto del bicentenario.
33 Netzahualcóyotl Aguilera Ruiz Esparza, “Jesús Terán, señor de la Reforma”, en Amigos protectores de Letras Uruguay: http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/aguilera_netzahualcoyotl/jesus_teran_senor_de_la_reforma.htm
34 Doralicia Carmona Dávila, “Juan Prim y Prats”, en Memoria política de México: https://www.memoriapoliticademexico.org/Biografias/PrimPJ14.html
35 Marco Antonio García Robles, “Mujeres y redes masónicas intergeneracionales en México”, en Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña plus, vol. 12, núm. 1-2 (julio-diciembre 2020): https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/rehmlac/article/view/41375