Recepción: 10 de diciembre de 2023/Aceptación: 18 de diciembre de 2023
doi: https://doi.org/10.15517/rehmlac.v16i1.57933
El germanista y romanista Franz Wilhelm Spunda (1890 [1889]-1963), originario de la región de Moravia en el Imperio Austrohúngaro, fue un prolífico escritor en lengua alemana cuya obra ha permanecido mayormente desatendida por la crítica literaria, si bien en los últimos años se han realizado algunos esfuerzos para su recuperación y estudio académicos2. Esta falta de atención puede explicarse por tres razones principales: en primer lugar, el alineamiento de Spunda con el nacionalsocialismo y su activismo en la década de los treinta en pos de la anexión de Austria al Tercer Reich, sitúan su producción intelectual y discursiva (por lo menos la correspondiente a las décadas de los veinte a los cincuenta) en un marco ideológico en extremo problemático, de modo que su cuestionamiento y rechazo –sobre todo a partir de la implementación de políticas de “des-nazificación” cultural en Austria y en las dos Alemanias durante el periodo de posguerra– es por demás comprensible. En segundo lugar, porque buena parte de la producción novelística de Spunda puede ser ubicada dentro del género de lo fantástico (o una especie de hibridación entre lo fantástico y la ciencia ficción), mismo que tradicionalmente ha sido asociado a nociones peyorativas de literatura “trivial” o “menor”, desde la perspectiva de un paradigma crítico-literario que tiende a la valoración de lo “canónico” y la “alta cultura”. En tercer lugar, porque sus textos tienen una fuerte impronta esotérica, que se manifiesta en la presencia e intersección discursivas3 de numerosos tópicos provenientes de varias corrientes ocultistas4, cuyo estudio académico era –hasta hace relativamente poco tiempo– muy difícil, debido a que se carecía de una metodología adecuada. La consolidación general de los estudios de Esoterismo Occidental en las academias (sobre todo las europeas y norteamericanas, pero también, de forma incipiente, en las latinoamericanas), con su correspondiente generación de herramientas y modelos heurísticos, posibilita el comienzo de la rectificación de este último punto. Por su parte, las lentes deconstructivas y post/des/colonialistas han permitido la revaloración de los géneros literarios que antes se relegaran a los márgenes de lo “aceptable”. Lo que permanece vigente, sin embargo, es la necesidad de mantenerse alerta y crítico ante los ideologemas cuestionables y/o problemáticos que pueden estar presentes en los textos de un autor dado y que connotan un segundo nivel de significación, por lo que su análisis temático y estético no debe perder de vista tanto el contexto como las implicaciones políticas y sociales de su enunciación.
Spunda ha sido asociado, de manera general, a una generación de escritores en lengua alemana que en las dos primeras décadas del siglo xx se distinguió por su producción de textos de carácter fantástico (aunque con diferentes expresiones estéticas, que se despliegan en un espectro que va del decadentismo a la vanguardia), entre quienes se encuentran5 Hanns Heinz Ewers (1871-1943), Gustav Meyrink (1868-1932), Karl Hans Strobl (1877-1946) y Paul Busson (1873-1924)6. En estricto sentido, esta filiación es válida solo para la producción temprana de Spunda, en la que se ubican sus novelas de temática esotérica (cuya especificidad architextual es evidenciada, en cada una, a través de la inclusión de un subtítulo, “Ein magischer Roman” [“Una novela mágica”] o “Ein alchimistischer Roman” [“Una novela alquímica”], a saber: Devachan (1921), Der gelbe und der weiße Papst [El papa amarillo y el blanco] (1923), Das ägyptische Totenbuch [El libro egipcio de los muertos]7 (1924)8 y Baphomet (1928). Las tres primeras constituyen una especie de trilogía, cuyo elemento unificador es el personaje de Irenäus, un monje católico que es, al tiempo, un místico iniciado en el conocimiento esotérico. En la misma década, Spunda publicó también un par de ensayos sobre literatura y ocultismo: “Der magische Dichter” (“El poeta mágico”) de 1922 y “Dichterische Aufgaben des okkultistischen Mythos” (“Tareas poéticas del mito ocultista”) de 1925.
Además de sus novelas de ficción esotérica, Spunda publicó también varias colecciones de poemas; numerosas novelas de corte biográfico y realista, escritas durante la década de los cuarenta, entre las cuales destacamos, por su vínculo esotérico, las siguientes: Das Weltbild des Paracelsus [La cosmovisión de Paracelso] (1941), Verbrannt von Gottes Feuer. Der Lebensroman Giordano Brunos [Quemado por el fuego de dios. Novela de la vida de Giordano Bruno] (1949), y Das mystische Leben Jakob Böhmes [La vida mística de Jakob Böhme] (escrita durante los cuarenta, pero publicada hasta 1961); así como textos de viajes de temática filo-helenística, en la tradición del clasicismo alemán (aunque en opinión de Spunda, este adolesciera de demasiada “logicidad”).
En esta ocasión, nos enfocaremos en su primera novela, Devachan, donde el austriaco comienza a perfilar su propia estética literario-esotérica, desvinculada ya de las propuestas de la corriente expresionista, que él percibía como agotada, demasiado formal e intelectual. Así, en su ensayo “Der magische Dichter”, el escritor afirma que
Después de la debacle de la Primera Guerra Mundial, es comprensible que una de las principales preocupaciones de Spunda fuera la superación o, por lo menos, el balance, de toda polaridad; representada a lo largo de su obra a través de dicotomías simbólicas, como el dios y el contra-dios, el bien y el mal, lo masculino y lo femenino, el espíritu y la materia, el cuerpo y el alma, lo occidental y lo oriental, y el sujeto y el objeto; una postura reminiscente tanto de la doctrina maniquea como de la polaridad luciferina-ahrimánica de la antroposofía de Rudolf Steiner (1861-1925). En este sentido, el “poeta mágico” quien, según Spunda, “ciertamente tiene la calma de la suspensión”, estaría en las mejores condiciones para, a través de su arte, convertirse en profeta, en “ayudante y amigo” de todos aquellos que se encuentran en medio del embravecimiento de “la diferencia y el caos.”10
Para Spunda, la intuición de que es posible “encontrar la unidad en la dualidad” habría comenzado a despertar en un Occidente en exceso materialista e intelectual, solo a partir de la llegada de “noticias más precisas del secreto del Oriente”11, con lo cual se refiere, muy seguramente, a la teosofía moderna de madame Helena Petrovna Blavatksy (1831-1891), que había integrado numerosos elementos de un hinduismo y un budismo “orientalizados”, al “canon” temático del esoterismo “occidental”. El poeta mágico sería entonces “el primer hombre asiático-europeo”, ya que únicamente “cuando Oriente y Occidente sean integrados el uno con el otro, y no nada más fusionados sintéticamente, transformarán las dimensiones, se volverán magia […] A partir de ese momento todo será Centro, donde se encuentre el hombre mágico […] Él mismo es el punto, el Todo, la Nada”12. Ahora bien, a decir de Spunda, este ideal de totalidad habría sido alcanzado solo en expresiones artísticas de épocas pasadas, cuyo eco podría escucharse todavía en “los textos más antiguos de los hebreos, los egipcios y los indios”13; en la Edad Media cristiana con Dante, en el romanticismo alemán con Friedrich Schlegel14 (1772-1829) y Georg Philipp Friedrich von Hardenberg (1772-1801) mejor conocido por su pseudónimo, Novalis; y, en una época más cercana al austriaco, y luego de “un siglo completo” en el “desierto de un intelecto descolorido”15, en el simbolismo francófono de August Strindberg (1849-1912), Joris-Karl Huysmans (1848-1907), Maurice Maeterlinck (1862-1949) y Joséphin Péladan (1858-1928). El hilo conductor de todas estas manifestaciones artísticas y, en opinión de Spunda, el “núcleo de toda poesía mágica”, sería el poder expresivo del “principio mitosófico”16, es decir, “todo lo que experimenta en sí mismo la vida individual de las cosas, lo visible y lo invisible.”17
En el contexto “occidental-judeocristiano”, por mediación de la cultura latina, la impronta mítica del “arte mágico” habría sido mejor conservada –aunque ya de forma degradada18– en el catolicismo, “la última vertiente de la sabiduría esotérica más antigua.”19 En contraposición a esto, Spunda afirma también que “[a] los protestantes les falta el órgano mágico, solo creen en el intelecto; en el mejor de los casos, la maravilla se convierte para ellos en milagro”20. En cuanto al género literario que constituiría un vehículo aceptable para la expresión mitosófica –a pesar de su deficiencia, por su supuesta degradación, sobre todo si se la compara con su antecesora, la poesía épica–, el austriaco resalta la “novela ocultista”, ya que
Ahora bien, este tipo de afirmaciones deben enmarcarse en su contexto sociohistórico: por un lado, la herencia católica del Imperio Austrohúngaro, que habría de distinguirlo culturalmente del Imperio Alemán y de su fuerte influencia prusiano-luterana, favoreció la apertura relativa a las manifestaciones de la “latinidad”, a pesar de su tendencia al conservadurismo político y su “[hostilidad] a las nuevas corrientes culturales”22. Spunda mismo fue criado en el seno de una familia muy católica y estudió romanística, por lo que su interés por la literatura y la cultura francófonas constituye una expresión de su filo-latinismo23 y su filo-catolicismo. Otro ejemplo de lo anterior es la importancia general que el personaje de Irenäus, el monje católico iniciado en los misterios esotéricos, adquiere en su trilogía de novelas ocultistas. Por otro lado, la preocupación del austriaco por el lenguaje, su potencial creador y expresivo, así como por sus límites –que constituye el núcleo de su poética ocultista– puede ser caracterizada como una expresión esotérica de la “Sprachskepsis” (escepticismo ante el lenguaje) que habría de convertirse, por lo menos desde la transición del siglo XIX al XX, en una preocupación preeminente de la literatura y la filosofía austriacas. En efecto, poetas como Hugo von Hoffmannsthal (1874-1929) y Rainer Maria Rilke (1875-1926) disertaron en torno a la in/capacidad del lenguaje poético para decir el mundo, y filósofos como Ludwig Wittgenstein (1889-1951), en su Tractatus Logico-Philosophicus (1921), hablaron de la necesidad de establecer límites entre lo que puede pensarse y decirse, y lo que no. En ese sentido, la tensión esotérica entre el ocultamiento y la revelación del secreto, así como la inclinación perennialista por el mythos como portador de la “verdad”, constituyen aportaciones significativas a este fenómeno lingüístico-cultural de la modernidad germana y merecen la atención académica correspondiente.
En lo que respecta al contexto esotérico de Spunda, el investigador Christoph Fackelmann afirma que
Sin embargo, si nos limitamos a lo referido por el escritor en sus testimonios autobiográficos, y manteniendo las reservas necesarias, destaca, por un lado, su cercanía al círculo de escritores/ocultistas en lengua alemana antes mencionado, lo que le aseguró el conocimiento del espiritismo; la teosofía moderna de Blavatsky; la propia tradición esotérica de corte germano, que incluye la teosofía barroca de Jakob Böhme, la alquimia de Paracelso y el movimiento rosacruz; y muy probablemente también la ariosofía25, así como rudimentos de yoga26 y magia sexual. Por otro lado, su estadía en París en el periodo inmediatamente anterior al estallido de la Primera Guerra Mundial también es de especial relevancia, ya que fue ahí donde entabló contacto con el círculo ocultista de Papus (pseudónimo del Dr. Gérard Encausse [1865-1916]), una de las figuras clave del ocultismo francés finisecular, ya que fue articulador de varias corrientes, como la martinista, la cabalista, la masónica y la neo-rosacruz. En 1888, Papus fundó su propia organización, la Ordre kabbalistique de la Rose-Croix (Orden cabalística de la Rosacruz) y también fue miembro del rito masónico de Memphis-Misraim, de la Hermetic Brotherhood of Light y de la Hermetic Order of the Golden Dawn. A este respecto, Spunda afirma que:
A partir de este tipo de semblanzas, es posible establecer un marco tentativo de referencias, que en este caso se ubica en la intersección de los ámbitos ocultistas germanos y franceses de finales del siglo XIX y principios del XX, lo cual permite sistematizar el análisis de la presencia y el entrecruzamiento discursivos de los elementos temáticos de corte esotérico en los textos de Spunda. Con todo lo anterior en mente, adentrémonos en la exploración de su primera novela, Devachan.
En 1921, mismo año de la publicación de esta novela, el escritor Karl Hans Strobl, le dedicó una reseña en la cual afirmó lo siguiente:
Estas afirmaciones son solo parcialmente correctas. El texto de Meyrink al cual Strobl hace referencia es Der Golem (El golem) de 1915, que alcanzó un gran éxito editorial. Y si bien el imaginario cabalístico es central en dicha novela, también hay una fuerte influencia de lo teosófico30, con la salvedad de que las referencias a esta corriente no son tan explícitas como en la novela de Spunda. En cuanto a la afirmación de que Devachan formula la “cosmogonía” y el “esoterismo” teosófico, la revisión minuciosa de los tópicos revela que el austriaco solo se alínea en algunas instancias con el eje doctrinal de la teosofía, mientras que, como veremos más adelante, buena parte de los contenidos esotéricos en su texto se alejan radicalmente de la “ortodoxia” teosófica, por lo que la novela difícilmente puede ser caracterizada como lo propone Strobl.
En cualquier caso, es comprensible que, para un lector que posee solo conocimientos básicos de teosofía moderna, la primera impresión de Devachan sea la de una “novela teosófica”; después de todo, el título mismo, que constituye una referencia directa a un concepto teosófico vinculado a los estados post-mortem del ser humano, establece de entrada un “horizonte de expectativas” muy específico, que condiciona el marco hermenéutico del receptor, aunque este puede irse modificando a medida que se avanza en la diégesis. Revisemos, a continuación, el argumento general de la novela y los contenidos temáticos que se alínean, en mayor o menor medida, con lo teosófico.
Devachan inicia con la presentación del personaje de Irenäus y su decisión de abandonar la vida monástica (artificialmente desconectada de las verdaderas necesidades espirituales de la humanidad), luego de experimentar una crisis mística que lo impele a involucrarse en el caos de un mundo recién devastado por la Gran Guerra. Para el monje, el sufrimiento y la degeneración espiritual son señales de que la llegada del “Mesías” es inminente, por lo que él desea allanar su camino: “[ser] precursor, antes de que el Grande venga. ¡Está cerca, está cerca!” […] ¿No sientes cómo todo insta y clama por el Integrador? El mundo está fragmentado en insoportable multiplicidad, la unidad en dios se ha perdido desde hace mucho.”31 En este pasaje es posible reconocer un par de tópicos importantes, en primer lugar, la obsesión de Spunda con la fragmentación (cuya expresión estructural es la polaridad absoluta: el desgarrón inicial que da lugar al devenir, a la manifestación, a la multiplicidad y al sufrimiento32, al dios y al “contra-dios”), así como con la posibilidad de lograr la reintegración en la unidad. En segundo lugar, se evidencia el discurso apocalíptico-mesiánico, muy socorrido en la literatura ocultista en lengua alemana de los años veinte33, que tendió, en algunos casos, a hacer una hermenéutica alquímica34 de la Gran Guerra, como si del “nigredo”35 se tratase, es decir, una destrucción “necesaria” para la purificación/regeneración/transmutación física y espiritual de la humanidad. Así, el monje afirma que “de la furia del hervidero del caos debe nacer la luz auxiliar del mundo”36. En estricto sentido, Devachan narra justo las circunstancias del “nacimiento” de esa nueva “luz”. Volveremos a este punto más adelante.
Por otro lado, se presenta al personaje de Meinrad, un escritor, y a su círculo de conocidos. Meinrad se ve involucrado en un extraño experimento llevado a cabo por el químico, explorador de cuevas e industrial británico Elvers, en el cual intenta manipular una extraña y potente energía llamada “Rmoahal”, a través de la mediumnidad de Lydia Kral, una mujer “caída” en la promiscuidad sexual, y de Mpongwu, quien acompaña a Elvers desde que éste “descubriera” al Rmoahal en una cueva en Madagascar. Sin embargo, la cuestión termina con la violación y el asesinato de Lydia por Mpongwu, quien es poseído por dicha energía. Elvers se da a la fuga y Meinrad es falsamente acusado, y luego exonerado, del asesinato de la mujer. Cuando el escritor refiere lo sucedido a sus amigos, el pintor Rummelhardt y el músico Gasteiger, caracteriza el experimento de “satánico”37 y en su descripción de los procedimientos implicados, emplea una serie de tópicos ocultistas, como la “vibración” del “aura”, la conformación de una “cadena astral” de manos, la “fuerza mágica latente”, las “facultades ocultas” y la “hipnosis”, que se mezcla con terminología científica de vanguardia, como la “chispa eléctrica” y los “rayos Tesla”38. Meinrad afirma, además, que si el británico es exitoso en su dominio del Rmoahal, “pudrirá Europa. Tal vez él es el Anticristo, tal vez solo su precursor”39. Con esto, Elvers se perfila como el polo antagónico de Irenäus, ya que trabaja para las fuerzas del mal, para el “contra-dios”.
Ahora bien, la caracterización negativa de la práctica mediúmnica (y de sus co-relatos: el magnetismo y la hipnosis), así como la condena del uso de las facultades ocultas para fines egoístas, es consistente con los preceptos teosóficos. En efecto, desde su fundación en 1875, la Sociedad Teosófica (S.T.) se distanció tajantemente del espiritismo, donde el/la médium tiene un papel central, por su supuesta interferencia irresponsable en el mundo intermedio. Así, en La clave de la teosofía, Blavatsky afirma que este tipo de prácticas “solo abre la puerta a un hervidero de ‘espectros’ buenos, malos e indiferentes, a los que el médium se esclaviza de por vida. Es en contra de tal mediumnidad promiscua y comercio con duendes que alzo mi voz.”40 Es importante notar que el discurso teosófico se sirve de un imaginario sexual negativo (“promiscua”, “comercio”) para la caracterización de la mediumnidad, el cual también está presente de manera explícita en Devachan, sobre todo en el personaje de Lydia y su triste final. En cuanto a las facultades ocultas, la teosofía sentencia que su uso debe limitarse a “ayudar a los demás, de manera efectiva y juiciosa, en vez de ciegamente y al azar”41, por lo que una preparación ascética previa es necesaria. Es por esta razón que la práctica del ocultismo quedaba restringida a los miembros de la “Sección Interna” de la S.T. Cualquier uso contrario a estos fines, como “el abuso de los poderes psíquicos o de cualquier secreto de la naturaleza; el hecho de aplicar los poderes del ocultismo para fines egoístas y pecaminosos”42 implicaría, para los teósofos, el ingreso del practicante en el terreno de la “magia negra”. La caracterización de Elvers confirma esta postura.
Luego de la fuga del británico, y por la intervención providencial de Isaak Meier, un sabio cabalista con poderes de clarividencia, se da el encuentro de Irenäus, Meinrad, sus amigos y otro grupo de personajes, en el que destaca la pareja de la violinista Seraphita y su prometido, Basileus Kornjakow, a todos los cuales une (aunque cada quien tiene sus motivos) el deseo de detener a Elvers. Seraphita, por ejemplo, está convencida de que Basilissa, su hermana, ha sido raptada por el químico; Irenäus y Meinrad, por su parte, reconocen las implicaciones apocalípticas de su perversidad. El monje, en particular, intuye que Elvers es la clave del inicio de la “Noche de Brahma”43 y de la superación de la polaridad:
Sin embargo, la solidaridad en el grupo no dura mucho, porque la beatitud de Irenäus (evidenciada por la presencia de stigmata en sus manos y pies) provoca sentimientos y reacciones extremos, “polares”, en la pareja. Así, mientras Seraphita entra en un estado de total reverencia, Kornjakow, rasgado entre el amor y el odio (y los celos, por la reacción de su prometida), increpa al monje y cuestiona su legitimidad, al tiempo que hace gala de sus conocimientos teosóficos: “No le creo. ¿Ha practicado yoga, está iniciado? ¿Ha estudiado la Doctrina Secreta, conoce a Helena Petrovna? Ella calla sobre la noche de Brahma y usted se atreve a hablar de ello. ¿Cuál Mahatma lo ha guiado?”45 Y si bien el monje no “conoce la terminología de sus conceptos”46, es evidente que, a través de su propio trabajo espiritual y su intuición, ha accedido a la “Verdad”. En este tipo de enfrentamientos queda patente la diferencia entre un estudiante “racional”, libresco, de lo teosófico, que no puede ir más allá de los límites de lo conceptual, y un verdadero iniciado (en este caso producto de una inusual mezcla entre lo católico y lo teosófico), cuya aprehensión del mundo se da en un marco suprarracional. En cualquier caso, el resentimiento de Kornjakow lo lleva a unirse a las fuerzas del “contra-dios”.
Mientras tanto, Elvers regresa de su exilio en compañía de Basilissa, quien es descrita como una “Madonna satánica”, capaz de despertar todo “cielo e infierno” en los hombres, una “hembra-demonio”47, en suma, una femme-fatale consciente del poder de su atractivo sexual y el polo opuesto a Seraphita, la femme-angelicale48 que ha sublimado su sexualidad y su corporalidad y que tiende al auto-sacrificio y a la ascesis mística; si bien en algunos puntos de la diégesis, cada una de ellas manifestará características de la otra. Podría decirse entonces que, en realidad, ambas son la misma, pues representan los supuestos polos de “lo femenino”. A diferencia de Lydia Kral, Basilissa sí es capaz de dominar al Rmoahal con su presencia, de modo que Elvers puede canalizar mejor su energía a través de Mpongwu. Esto se explica por la estadía de las hermanas en Madagascar durante su infancia, ya que su padre poseía plantaciones en la isla.
Una vez en control relativo del Rmoahal, Elvers enfoca sus esfuerzos en la construcción de “Devachan”, una ciudad experimental donde los húespedes podrán gozar, durante un tiempo limitado, la experiencia del placer sin límites. El acceso se da primero a la villa “Kamaloka”, donde “los sexos son mantenidos estrictamente apartados el uno del otro”, los “vírgenes y sexualmente anormales, eliminados” y, después de un periodo de catorce días “de estricta observancia, casi monacal” y de ser tratados con “una lámpara ultravioleta artificial” y un “preparado recientemente descubierto”, pueden disfrutar de “todo deseo, con excepción de uno solo”. Al finalizar la estancia en Kamaloka, se ingresa a Devachan, donde se experimenta “la más grande beatitud” a través de un proceso en el que la “fuerza natural descubierta” por Elvers se “transformará en energía erógena”, de modo que “el hombre en su totalidad se convertirá en cuerpo, alma y espíritu, en una libido nunca antes sentida”, que se manifiesta, en suma, en la “eternización de un placer que, de otro modo, solo dura un momento”49. El alto costo de la estancia en Devachan asegura que la clientela sea millonaria, por lo que de inmediato comienza un proceso de especulación económica que enriquece a Elvers y a sus socios americanos, lo cual les da el suficiente poder político para comprar la autonomía de Devachan, que queda libre de toda interferencia legal y judicial por parte del Estado. Con su impunidad asegurada, los dueños de esta ciudad pueden realizar sus experimentos sin reparar en objeciones de tipo ético. Así, Kornjakow, quien funge como subdirector, afirma que “durante los primeros años solo se admitirá a extranjeros, en quienes se habrán de estudiar las eventuales consecuencias dañinas y los efectos colaterales”50.
De esta caracterización de Devachan nos interesa subrayar los siguientes aspectos: en primer lugar, el carácter netamente sexual de las operaciones mágicas que se llevan a cabo en el lugar, que sugieren la potenciación y explotación de la energía erógena del ser humano para alimentar al Rmoahal, y que se expresan en términos típicamente “ocultistas”, en el sentido de la mezcla terminológica de lo esotérico y lo científico (llama la atención, en este sentido, la referencia a la “libido”, expresión de factura psicoanalítico-freudiana, que tiene, a pesar de su secularidad y de sus pretensiones “científicas”, un linaje conceptual esotérico ligado a la idea de “fluidos sutiles”, como lo ha probado Jean Starobinski51); así como su uso para propósitos malévolos. El hecho de que este tipo de actividades se dé en la esfera de los personajes antagónicos de la novela, refuerza la perspectiva teosófica de una condena rotunda de la magia sexual como magia negra52. En segundo lugar, la promesa del cumplimiento de todo tipo de deseos y goces terrenales sitúa firmemente a Devachan en el plano de lo terrenal/material y en la tradición literaria de los “paraísos artificiales”, que en este caso adquiere tintes de lo distópico. En tercer lugar, el dominio de lo político (autonomía e impunidad) a través del dominio de lo “tecnológico” (la “energía” Rmoahal) y de sus efectos económicos (enriquecimiento a través de la especulación, rapacidad capitalista) se relaciona, en términos esotéricos, con el campo semántico de la alquimia y, más específicamente, con la “falsa” alquimia53, o la alquimia siniestra de los “sopladores” (“puffers”), que prioriza la producción de oro material e ignora la “verdadera” transmutación a nivel espiritual. En cuarto lugar, se detecta la presencia del ideologema de lo “xenofóbico”, lo “racista-biologicista” y de la supuesta “superioridad” de algunas “razas” sobre otras, en la cuestión del (ab)uso de los extranjeros como “conejillos de indias” en los experimentos de Elvers (cuestión que, de momento, queda situada también del lado “antagónico”). Contrastemos ahora estos contenidos temáticos e ideológicos con el significado de “Devachan” en la teosofía.
Como mencionamos anteriormente, tanto “kamaloka” como “Devachan” se vinculan con los estados post-mortem. Sin embargo, antes de revisar sus particularidades, es necesario detenernos en un elemento central de la teosofía: la doctrina de la “composición septenaria”. En la medida en que la cosmovisión teosófica es de carácter emanacionista, se parte de la consideración de que todo el universo (a nivel macro y microcósmico) se despliega en siete dimensiones/ estados de consciencia/ planos, que siguen dos trayectorias o “arcos”: uno “de descenso”, que va de lo inmanifiesto a lo manifiesto (en cuyo caso los planos van aumentando en grado de materialidad, densidad y diversidad); y otro “de ascenso”, que va de lo manifiesto a lo inmanifiesto (y que implica la re-espiritualización de la materia y su progresiva des-densificación); todo lo cual sucede en una dimensión temporal que combina lo lineal-progresivo y lo cíclico, de modo que se comporta como una espiral.
El ser humano (en tanto que microcosmos) también se despliega en el septenario: su “triada superior”, de carácter más espiritual, supone la identificación con el Uno o lo divino; y el “cuaternario inferior”, de carácter más material, la identificación con una noción ilusoria de “personalidad” y con la separatividad o diferencia. Lo anterior puede esquematizarse en los siguientes cuadros:
Cuadro 1. El modelo septenario54
El cuaternario inferior |
Términos en sánscrito |
Significado exotérico |
Explicación |
a) Rupa, o Sthula-Sharira |
a) Cuerpo físico |
a) Es el vehículo de todos los otros “principios” durante la vida. |
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b) Prana |
b) Vida o principio de la vida |
b) Necesidad sólo para a, c, d y para las funciones del manas inferior, que corresponde a todas aquellas limitadas por el cerebro (físico). |
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c) Linga Sharira |
c) Cuerpo astral |
c) El doble, el cuerpo fantasma |
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d) Kama rupa |
d) La sede de los deseos y pasiones animales |
d) Este es el centro del hombre animal, donde se sitúa la línea de demarcación que separa al hombre mortal de la entidad inmortal |
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La triada superior imperecedera o mónada |
e) Manas, Un principio dual en sus funciones: superior e inferior |
e) Mente, inteligencia que es la mente humana superior, cuya luz o radiación vincula la mónada al hombre mortal a lo largo de la vida |
e) El futuro estado y destino kármico del hombre depende de si el manas gravita más hacia abajo, hacia kama rupa, la sede de las pasiones animales, o hacia arriba, a budduhi, el Ego Espiritual |
f) Buddhi |
f) El alma espiritual |
f) El vehículo del espíritu puro universal. |
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g) Atma |
g) Espíritu |
g) Uno con el absoluto. |
Cuadro 2. Diferentes divisiones del ego55
1. Ser superior (atma) |
El Uno, Dios, el Absoluto, Brahma, el ser único, no materializable, nunca objetivo (ni siquiera a través de la más alta percepción espiritual), indivisible y no manifiesto. |
2. Ego espiritual o divino (buddhi) |
Buddhi o “alma espiritual” que constituye tan solo el vehículo de atma y actúa en conjunción con el manas superior. |
3. Ego superior o individualidad permanente. |
Manas superior independiente de buddhi. Ningún ser materialista puede poseer tal ego, no importa si sus capacidades intelectuales son muy elevadas. Es la individualidad permanente o el “ego reencarnante”. |
4. Ego inferior o personalidad |
El hombre físico en conjunción con su ser inferior, es decir, con los instintos animales, las pasiones, los deseos, etc. Es llamada la “falsa personalidad” y consiste en el manas inferior combinado con el kama-rupa y opera a través del cuerpo físico y su fantasma o “doble”. |
A partir del modelo septenario, se sigue que la muerte física del ser humano es, en realidad, solo la “muerte” de los principios del cuaternario inferior (cuadro 1), que conforman a su vez la ilusión del “ego inferior” o “personalidad” (cuadro 2) correspondiente a una encarnación particular. Es decir, la muerte es un progresivo “des-revestimiento” de principios o capas de corporalidad/materialidad por parte de la “triada superior imperecedera o mónada” (cuadro 1), que conforma a su vez el “ego superior”, el “ego espiritual” y el “ser superior” (cuadro 2). De especial interés para nosotros es el cuarto principio o “kama rupa” (“la sede de los deseos y pasiones animales”), porque su proceso de disolución en los estados post-mortem se prolonga durante determinado tiempo en “kamaloka”, definido por Blavatsky como:
La persistencia vegetativa de los “cascarones” –restos e impresiones de los deseos y apegos generados en vida– en kamaloka, explica también, según la teosofía, las supuestas “materializaciones” de las “almas” de los muertos en las sesiones espiritistas, que no serían más que la parasitación del cuerpo astral del médium por parte de estos detritus, frustrados ante la imposibilidad de satisfacer sus deseos inferiores. Ahora bien, una vez desintegrados los principios del cuaternario, la triada superior (Atma-Buddhi-Manas) accede a “Devachan”, que ya no es un loka (un plano o lugar), sino un estado de consciencia en el cual permanece hasta llegar el momento de su nueva encarnación. En él se “proporciona la realización de los deseos espirituales añorados durante la vida terrestre”57, de modo que funciona como una recompensa o descanso para el alma fatigada por el sufrimiento de haber vivido. En estricto sentido, no hay un solo “Devachan”, sino “una gran variedad en los estados de Deva-Chan. Hay tantas variedades de bienaventuranza, como en la tierra hay matices de percepción y de capacidad para apreciar tal recompensa. Es un paraíso concebido y en cada caso hecho por el propio Ego”58.
Con lo anterior en mente, es posible determinar cuáles son las similitudes existentes con el Kamaloka y el Devachan de Spunda, así como las diferencias. En primer lugar, en ambos “kamaloka” se acentúa la cuestión de la “abstinencia”, pero mientras que en teosofía esto implica la imposibilidad de satisfacer todo deseo, hasta lograr su disolución final; en el relato spundiano se prohíbe solo la satisfacción del deseo sexual. En cuanto a Devachan, ambos comparten la promesa de la más grande beatitud, sin embargo, en teosofía, esta es de carácter estrictamente espiritual, mientras que en la novela es estrictamente sexual (una especie de “orgasmo eterno”). El paraíso artificial de Elvers (un iniciado siniestro) funciona como un doble invertido y degradado del Devachan teosófico: es terrenal, sexual y opera como un mecanismo perpetuador del apego a la materia y, por ende, del sufrimiento.
En efecto, después de su inauguración, se desata una serie de eventos que conduce al caos social, a la muerte de Seraphita y al declive de Basileus Kornjakow. Lo más relevante en este punto es que el Rmoahal (quien es el verdadero poder detrás de Elvers) se sirve del ruso como un vehículo para inseminar a la polaridad “Basilissa/Seraphita”, y para asesinar a Irenäus, su némesis. Lo primero se lleva a cabo con éxito, no así lo segundo. En cuanto a sus intenciones con la pareja, el Rmoahal revela lo siguiente por boca de Mpongwu, su médium:
Con el tema del Rmoahal, el relato de Spunda toca el eje central de la “cosmogénesis” y la “antropogénesis” teosóficas: la doctrina de las “rondas planetarias” y las “razas-raíces”, ambas expuestas en La doctrina secreta (1888). Según Blavatsky, cada planeta se despliega también en un septenario, compuesto por siete “globos”, que sigue los mismos arcos de descenso y ascenso antes mencionados, solo que a nivel macrocósmico. Además, debe completar siete circuitos o “rondas” a través de la cadena de sus siete globos, al término de las cuales se habrá completado una etapa de su proceso de evolución espiritual (“manvantara planetario”). Las siete rondas siguen la misma trayectoria de la espiral ascendente.
Para complicar más las cosas, se debe tomar en cuenta que en cada “globo”, la humanidad en su conjunto (o “mónada humana”) está pasando por su propio proceso de despliegue en un septenario para efectos del cumplimiento de su “progreso evolutivo”60. Dicho despliegue se da en las así llamadas “razas raíces” (siete por cada globo y cada una desplegada, a su vez, en siete “sub-razas”), cada una de las cuales implica una “oleada de esfuerzo” colectiva y su manifestación en los arcos de descenso en la materia y ascenso al espíritu. Ahora bien, con el uso de la palabra “Razas”, la teosofía se refiere a “todos los seres que componen las Diez Clases de Mónadas, o Reinos, en la Escala de Vida”61, de modo que el énfasis está puesto en la unidad dentro de lo colectivo. Sin embargo, es innegable que el término “raza”, sobre todo en el contexto del positivismo científico de la segunda mitad del siglo XIX, estuvo asociado a connotaciones muy problemáticas referentes a supuestas diferencias “biológicas”, “fenotípicas” y, en última instancia, “jerárquicas”, entre los pueblos humanos; cuya aplicación política condujo a todo tipo de atropellos y brutalidades, sobre todo en el marco de los imperialismos europeos. El término “raza” constituye, pues, un ideologema fácilmente trasladable y re-significable en otros contextos discursivos. Es por ello que la doctrina teosófica de las razas fue atribuida con este otro nivel de connotación propiamente racista, principal, aunque no exclusivamente, en el contexto de los ocultismos de corte germano, donde se ubica Spunda.
Esquema de los “globos” y las “rondas”62
Según Blavatsky, al presente nos encontraríamos en el “globo D” (en el punto más bajo del arco de descenso en la materia), en medio de la “cuarta ronda”, en la “quinta raza-raíz”. Las “razas-raíces” que corresponden a este “globo” son las siguientes: una primera sin nombre o registro, la hiperbórea, la lemuriana, la atlante y la aria (de la sexta y la séptima, aún por venir, no se tendría aún información suficiente). A cada una de ellas corresponde también una configuración continental específica que se va modificando, generalmente a causa de un cataclismo (diluvios, erupciones volcánicas, terremotos), para dar paso a la siguiente. En términos del arco descendiente, el punto más bajo se habría alcanzado con la raza lemuriana; en la raza atlante se habría alcanzado un momento de equilibrio y la raza aria estaría ya en los albores del arco ascendente. Sin embargo, la destrucción de cada raza o etapa, con sus respectivos continentes y sub-razas, no se daría de forma total o lineal, sino que quedarían algunos remanentes atávicos que convivirían (o más bien, existirían en conflicto, a causa de las constantes “migraciones”, “agresiones” y las mutuas “colonizaciones”63) con la nueva raza (construida a partir de la selección de algunos “ejemplares” de la anterior), en la nueva configuración continental. El teósofo británico William Scott Elliot hizo una exposición detallada de estos procesos64, incluyendo incluso supuestos “mapas” de los continentes perdidos, en sus libros Historia de los Atlantes (1896) y La Perdida Lemuria (1904), los cuales gozaron de enorme popularidad y fueron traducidos al alemán. Es muy probable que ambos textos constituyeran el referente principal de Spunda.
“Rmoahal” es el nombre de la primera sub-raza de la raza atlante, de la cual relata Elliot que “nació hace de cuatro á cinco millones de años, período en el cual existían aún extensas porciones del gran continente meridional de Lemuria […]. Los rmoahales eran una raza obscura de color de caoba.”65 Esas “extensas porciones” sobrevivientes de Lemuria, corresponderían, en parte, a las siguientes ubicaciones actuales: “las islas de Borbón y Mauricio y la cordillera central de Madagascar, último abrigo de la extinta raza lemúrica que un tiempo la poblara”66. Lo anterior explicaría la “afinidad” del Rmoahal spundiano tanto con Mpongwu como con Basilissa/Seraphita. Sin embargo, esta “entidad” afirma no solo haber “creado a todas las razas” anteriores, sino también tener la intención de crear a la siguiente, la “kádmica”, previa selección de los “consortes” y destrucción de la presente, la aria, a través de la maquinaria perniciosa de Devachan. Con esto se evidencia que su identificación inicial con un rmoahal atávico es falsa, y que más bien se trata de un “Manu”, es decir, de un “ser sublime” que “efectúa la selección de los ejemplares humanos, y sigue cuidando de la comunidad nuevamente formada”67. Ahora bien, este ente también afirma que “la sexta ronda del planeta ha comenzado” (recordemos que la presente es la cuarta), de lo cual se infiere que la creación del “Adán Kadmon”68 implica una especie de salto cósmico, que dejaría atrás no solo la conclusión de las sexta y séptima razas-raíces en el “Globo D” de la presente cuarta ronda planetaria, sino también la quinta ronda completa, y lo proyectaría directamente a la sexta ronda, en la cual, la evolución espiritual de la humanidad estaría tan avanzada, que su estado ontológico sería ya muy cercano a la reintegración en lo divino o, como afirma el ente, a “la redención de sí mismo y del planeta de su dimensión”.
No obstante, lo que se aleja del canon teosófico, es la brutalidad asociada a este ente en la novela, como su alineamiento con la magia negra o su hambre de destrucción a través de Devachan, porque la teosofía relaciona las actividades “supervisoras” del Manu más bien con la compasión de los bodhisattvas del budismo Mahayana. Más adelante en la diégesis, Elvers aporta nueva información sobre este ente, la cual revela tanto su origen lemuriano (en cuya raza-raíz –y respectivas sub-razas– se da el punto más bajo en el arco del descenso y el paso del estado andrógino a la sexuación polar), como su responsabilidad en los “cataclismos” de tipo bélico que han coadyuvado a la destrucción de las “razas” subsecuentes:
Esta caracterización del pretendido “Rmoahal” como una forma primigenia de lo humano que ha generado tal apego al goce de lo sexual, que opone su voluntad al “avance” del proceso colectivo de “evolución espiritual”, y que fortalece su individualidad/egoísmo a través del desarrollo y perfeccionamiento de la magia negra (cuya base es lo sexual y sus correlatos más amplios, la mediumnidad, el vampirismo, el involucramiento en la historia, la tecnología, la política y la guerra); funciona como una explicación mítico-esotérica de la radicalización de la polaridad, de las fuerzas antagónicas –pero complementarias– del “dios” y el “contra-dios” (esto último en términos spundianos). Elvers sugiere que el ente podría ser considerado un “Mahatma negro”, con lo que alude a otro de los pilares de la doctrina teosófica: la afirmación de la existencia de “Mahatmas” o “Maestros”,
Los Mahatmas habrían sido incluso los supuestos reveladores de las verdades teosóficas a algunos miembros selectos de la S.T. y velarían compasivamente por el bien de la humanidad. Aunque también existen sus antagonistas: los “Adeptos de la Hermandad Negra”, “Hermanos de las Sombras”, “Dugpas” o “cualquier practicante de magia negra o de la mano izquierda”71, ya que, como afirma Blavatsky,
Como “Mahatma negro”, es esta segunda categoría a la que queda asociado el falso Rmoahal.
Ahora bien, a pesar de su reconocimiento de la existencia de este tipo de manifestaciones mágicas, la teosofía establece una división tajante entre los principios del bien y mal (y entre sus representantes), de modo que, en ningún momento se pretende dar un siguiente paso de “aceptación”, “acercamiento” o “integración” de la maldad. Mahatmas y Dugpas se mantienen en posiciones lejanas e irreconciliablemente antagónicas. En el esoterismo de Spunda, sin embargo, los límites polares comienzan a borrarse, como veremos a continuación.
La caracterización del supuesto Rmoahal como una entidad que oscila en sus funciones entre las del “Manu” y las del “Mahatma” teosóficos (considerados, sin embargo, en su manifestación siniestra o inversa), otorga a su existencia, de manera paradójica, un estatus de indispensabilidad e inevitabilidad. Después de todo, el caos que él ha provocado a lo largo del tiempo, provee no solo el “contraste” necesario para la percepción del bien, como afirma la teosofía, sino que prepara las condiciones adversas sin las cuales no hay “evolución” espiritual posible. En términos alquímicos, por mediación del Rmoahal, el mundo se convierte en el crisol donde se mortifica, pudre y disuelve la “prima materia”, antes de dar paso a un nuevo nivel de transmutación. La inclusión de la Guerra Mundial y de todas las guerras pasadas y venideras en este proceso, relativiza el sufrimiento humano al situar su supuesta singularidad en el marco de innumerables ciclos de “descenso y ascenso”73, que se suceden a nivel de lo micro y lo macrocósmico. Scott Elliot afirma, por ejemplo, que “[e]n la historia de los atlantes, así como en la de los arios, alternan períodos de progreso y decadencia. Las épocas de cultura iban seguidas de tiempos bárbaros”74. El contexto de enunciación de la novela parecía confirmar que la humanidad (o la presente “quinta sub-raza de la raza-raíz aria”, en la visión teosófica) se encontraba en un momento similar de decadencia.
Es por ello que, más adelante en la diégesis, se afirma que el Rmoahal está, en realidad “más allá de la santidad y la corrupción”75 y que la construcción de Devachan tiene como fin el coadyuvar al advenimiento del Kadmon: “Para que aparezca uno único, verdaderamente grande, tienen que morir cientos de miles. Él se edifica de su caída. Pero su muerte habrá de ser beatífica, tan bondadoso es él, un dios”76. En la medida en que el nacimiento del Kadmon supone un salto evolutivo de la “mónada humana” de la “cuarta”, a la “sexta ronda” planetaria, su creación implica un alto nivel de transgresión, la transgresión de acelerar o condensar –en un solo golpe, y a través de una operación alquímica que implica un sacrificio extremo77–, ciclos y procesos que tardarían eones en completarse naturalmente78. En su papel como “Mercurius” o mediador alquímico, la polaridad malévola del Rmoahal comienza a desintensificarse y la manifestación de su faceta “compasiva” acentúa, a su vez, su ambigüedad oximorónica, mercurial, su doble faz de Jano. Lo mismo sucede cuando se revela el verdadero funcionamiento de Devachan como laboratorio alquímico, como mecanismo “selector” de aquellos seres humanos que, según sus méritos, serán dignos de componer la “nueva raza”:
El componente alquímico de la novela es la clave para comprender que, en el proceso de superación de la polaridad, la reconciliación o aceptación de los elementos transgresores es necesaria. Como hemos mencionado anteriormente, la gestación física del Kadmon ocurre a través la celebración de una “boda alquímica”, de la inseminación de Basilissa (la reina) por el Rmoahal, quien usa a Basileus (el rey) como vehículo; pero también por mediación de Irenäus, su contra-polo. De tal forma que, tanto el Rmoahal como Irenäus representan el mismo Mercurius, en su aspecto duplex y ambiguus, cuya función es “intervenir para unir los opuestos; ciertamente, al final de la obra alquímica, toda una serie de opuestos habrá sido unida por Mercurius. Él habrá transformado los dos elementos dentro de cada oposición el uno en el otro, hasta que convergieran en un punto central”80, este último representado, en el caso de la novela, por la “nueva raza” o el Kadmon. Por eso se afirma que el Rmoahal “no quiere ser más, no quiere más estar divido en él y en su polo, el monje. El Kadmon habrá de reunirlos. El niño vivirá en él y en Irenäus”81; y Basilissa, por su parte, admite que “el amor y el odio; el cielo lo ha creado, y el infierno, por eso será el Kadmon”82.
La idea del Kadmon como “punto central”, como “Belial” y “Paráclito”, como vértice que atrae y reconcilia toda polaridad, se ve reforzada por la presencia de cuatro Mahatmas (blancos, negros, o ambos a la vez) durante su nacimiento y por la celebración de una especie de “bautismo dual” del recién nacido:
Y, aunque los Mahatmas blancos son quienes se llevan al recién nacido a un lugar secreto en las montañas sagradas del Cáucaso, para su resguardo y crianza; también se afirma que los Mahatmas negros habrán de fungir como sus maestros espirituales, antes de que llegue el momento de su advenimiento final: “Solo él podrá decidir sobre sus progenitores, después de que haya conocido la luz con los innombrables y la noche con los Mahatmas oscuros. Cuando nos llame, estaremos listos, aunque pasen siglos en la espera.”84 En concordancia con esto, los iniciados que allanarán el camino para la llegada del Kadmon y lo servirán, serán aquellos que hayan integrado en sí mismos lo “negro” y lo “blanco” en lo que toca a la magia o, en otras palabras, que transiten, al mismo tiempo, por el sendero de la mano izquierda y la derecha. Esto es lo que Irenäus revela al cabalista Isaak Meier, quien junto con el monje y Basilissa, es uno de los pocos iniciados en ambos caminos:
La aceptación del sendero de la magia negra, como significante del polo de la maldad, constituye un alejamiento radical con respecto a la ortodoxia teosófica86 en el relato de Spunda, y coincide con su acercamiento a la tradición alquímica, de muy fuerte presencia en el contexto del esoterismo de corte germano. En este caso, se trata de una alquimia radical, donde se afirman y potencian los elementos transgresores. El atractivo de una potencial reconciliación con la “magia negra” (con su fuerte componente sexual) puede explicarse por los elementos ideológicos que comenzaron a ser asociados a ella a partir de las primeras décadas del siglo XX, en el marco de algunas corrientes esotéricas87. Kennet Granholm ubica los siguientes: la ideología del inidividualismo (en la cual el individuo se identifica como parte de una élite iniciada, en contraposición al colectivo), la meta de la auto-deificiación (en la cual el practicante busca elevarse al nivel de un creador o un dios y tomar el control del universo existencial personal) y una postura antinómica (en la cual se cuestionan las normas religiosas y culturales colectivas mediante la práctica de rituales transgresores)88.
La percepción de un Occidente degradado y el trauma de la Gran Guerra, podrían haber motivado el deseo de lograr una “auto-deificación” a través de la superación de toda polaridad; y de escapar –por medio de una operación especialmente trasgresora que acelera y condensa los largos procesos de la “evolución espiritual”– a la indignidad de los sufrimientos en “rondas” y “razas” muy adentradas en ciclos de “descenso”. El final de la novela muestra precisamente las condiciones deplorables del inevitable periodo cataclísmico que se pone en marcha cuando se da la transición de un “continente” y de una “raza-raíz” a los siguientes. Así, poco antes del nacimiento del Kadmon, se da una serie de “tormentas”, “temblores de la corteza terrestre en todas partes del mundo”, erupciones de “volcanes de lodo”89 y, lo más perturbador de todo, el inicio de una “guerra racial” dirigida por Mpongwu, quien, tras la muerte de Elvers, se convierte en el nuevo “poseedor” del Rmoahal, cuya fuerza, ya menguada luego de haberla “transmitido al niño”, solo puede hacer sentir sus efectos “hacia afuera”90. Mpongwu, convertido en todo un alquimista material, y enriquecido fabulosamente por el Rmoahal, aprovecha su fortuna para librar una guerra económica destinada a destruir las sociedades del “hombre blanco”:
Pasajes como este demuestran la facilidad con que los relatos esotéricos que abordan la cuestión de las “razas” pueden ideologizarse y tornarse en alegorías de una imaginaria rivalidad entre grupos humanos supuestamente “atávicos” y otros supuestamente más “avanzados” en su proceso de “evolución espiritual”. Las terribles implicaciones históricas de la popularización de este tipo de nociones son de todos conocidas. En sus ensayos sobre ocultismo, Franz Spunda afirma que el “poeta mágico” ha de convertirse en “profeta”; sin embargo, y en retrospectiva, también corre el riesgo de convertirse en un atizador de miedos… en un allanador de caminos y constructor de mitos para el advenimiento de las más nefastas ideologías políticas.
Franz Spunda es un escritor en el cual se intersecta el ámbito ocultista de corte germano con el ámbito ocultista de corte francés, todo ello en un transfondo de lo católico. Su primera novela ocultista, Devachan, es un testimonio de su transitar por distintas corrientes: de entrada, se revela la fascinación con lo teosófico y con el enorme potencial de transmutación de sus contenidos temáticos en material literario. Los planos y estados post-mortem, como “kamaloka” y “Devachan”; la doctrina de las rondas planetarias y las razas raíces con sus correspondientes continentes y fases de “evolución espiritual”; así como la creencia en los Mahatmas o adeptos, constituyen los principales materiales teosóficos de referencia, aunque Spunda los atribuya semánticamente con significados diversos. Sin embargo, a medida que el problema de la superación de la polaridad adquiere mayor relevancia en el esoterismo spundiano, su texto comienza a desviarse del eje de la ortodoxia teosófica y se acerca más a los preceptos radicales de la alquimia, en la cual la transgresión es un medio no solo justificable, sino necesario, para alcanzar el fin último de la integración de opuestos. Este viraje puede explicarse por el interés en la magia práctica –incluyendo, sobre todo, su dimensión sexual– que comenzó a fortalecerse precisamente en el ámbito ocultista alemán (donde, además de lo alquímico-germano, también empezaba a introducirse lo alquímico-yóguico), y en el francés (Papus fue miembro de organizaciones neo-rosacruces cuyo origen mismo fue un cisma con la S.T. y su postura restrictiva en lo que toca a la práctica mágica). En el contexto de la devastación de la Gran Guerra, la aceptación de la dimensión “negra” o “transgresora” de lo oculto permitía no solo resignificar el sufrimiento experimentado, sino también restituir al sujeto esotérico el control sobre sí mismo y, potencialmente, sobre el universo en su totalidad.
1 Este trabajo es resultado del Proyecto Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (papiit) in 402522 “Esoterismo en el México moderno (1850-1950): sujetos, corrientes y campo cultural”.
2 Ver, por ejemplo, la compilación de estudios críticos en torno al autor que surgió a raíz de un coloquio realizado por la Goethe-Gesellschaft (Sociedad de Goethe), en colaboración con el Instituto de Germanística de la Universidad de Viena, en esa misma ciudad, el 4 de noviembre de 2015: Christoph Fackelmann y Herbert Zeman (eds.). Franz Spunda (1890-1963). Deutschmährischer Schriftsteller, magischer Dichter, Griechenlandpilger. Studien und Texte [Escritor germano-moravo, poeta mágico, peregrino a Grecia. Estudios y textos] (Viena: LIT Verlag, 2016).
3 Para el análisis de la manifestación discursiva de lo esotérico nos apegamos a las propuestas de los estudiosos Kocku von Stuckrad en Western Esotericism. A Brief History of Secret Knowledge (Londres: Equinox, 2005) y Kennet Granholm en “Esoteric currents as discursive complexes” en Religion 43, no. 1 (2013): 46-69.
4 Por “ocultismo” entendemos una categoría historiográfica que se refiere, por un lado, a la manifestación de lo esotérico en tiempos de modernidad, es decir, a lo largo del “largo siglo xix”, contexto en el que dialoga con la secularización (que implicó la diversificación de las prácticas religiosas y espirituales y no tanto su desaparición); con el auge de la ciencia (sobre todo en su versión “positivista”); con el imperialismo/colonialismo y con el capitalismo. Por otro lado, el ocultismo se refiere también a la dimensión práctica de lo esotérico. El ocultista, mediante el fortalecimiento de su fuerza de voluntad, afirma poder desarrollar supuestas facultades ocultas y tener incidencia directa en el mundo a través de la práctica de las así llamadas “ciencias ocultas”. Es importante mencionar que el ocultismo no constituye una corriente monolítica, sino que tiene diferentes expresiones lingüísticas, culturales e ideológicas, por lo que, en estricto sentido, debe hablarse de “ocultismos”, en plural.
5 Esta lista es solo de los autores más famosos, sin embargo, el círculo de escritores y/o esotéricos que Spunda frecuentó y en donde se empapó de las doctrinas de diferentes corrientes ocultistas, es mucho más amplio, e incluye a personajes como Friedrich Alfred Schmid Noerr (1877-1969), Karl Gustav Bittner (1896-1963), Albert Freiherr Schrenck von Notzing (1862-1929), Alfred Müller-Edler (1875-1960), etc. Ver Christoph Fackelmann, “Bio-biographische Chronik” en Fackelmann, Franz Spunda (1890-1963). Deutschmährischer Schriftsteller…, 69.
6 Ver Herbert Schrittesser. “Franz Spundas ‘magische Romane’” (“Las ‘novelas mágicas’ de Franz Spunda”) en Fackelmann, Franz Spunda (1890-1963). Deutschmährischer Schriftsteller…, 100-101.
7 Esta novela fue inmediatamente traducida al español por Margarita Nelken, quien le dio el título de La reencarnada. Novela ocultista, y fue publicada en 1925 por la editorial madrileña, Biblioteca Nueva.
8 Tanto Der gelbe und der weiße Papst como Das ägyptische Totenbuch fueron incluidas en la serie Romane und Bücher der Magie (Novelas y libros de magia) editada por Gustav Meyrink para la editorial Rikola, fundada en la ciudad de Munich por Richard Kola (1872-1939). En esa serie de cinco libros, Meyrink incluyó también textos del ocultista francés Éliphas Levi (1810-1875); del espiritista y popularizador de la magia sexual norteamericano Paschal Beverly Randolph (1825-1975); del místico bengalí vinculado a la práctica tántrica, Sri Ramakrishna (1836-1886) y del maestro espiritual alemán, Joseph Anton Schneiderfranken, mejor conocido como Bô Yin Râ (1876-1943). Ver Theodor Harmsen. Der magische Schriftsteller Gustav Meyrink, seine Freunde und sein Werk (El escritor mágico Gustav Meyrink, sus amigos y su obra) (Ámsterdam: In de Pelikaan, 2009), 165-166.
9 “Der Expressionismus war nichts anderes als der Weltkrieg des zwanzigsten gegen das neunzehnte Jahrhundert. Nun endlich ist Ruhe eingetreten, die Aktivität des Geistes hat sich zur Latenz verdichtet. Jetzt sucht man nicht mehr Kampf, sondern Scheidung und Entscheidung. Und gegen wen sollte auch der kämpfen, der den Gott und den Gegengott in sich selbst trägt?”. Franz Spunda. “Der magische Dichter” en Deutschmährischer Schriftsteller…, 174. Todas las traducciones son mías.
10 “hat wohl die Ruhe des Schwebens”, “Helfer und Freund”, “die Differenz des Chaos”. Spunda, “Der magische Dichter,” 174.
11 “in der Zweiheit die Einheit gefunden”, “als genauere Kunde von dem Geheimnis des Ostens”: 175.
12 “Erst wenn Ost und West untereinander integriert werden, nicht bloß synthetisch verschmolzen, wandeln sie die Dimensionen um, werden zur Magie”, “Von nun an ist überall Mitte, wo der magische Mensch steht […] Er selbst ist der Punkt, das Nichts, das All”: 173.
13 “den ältesten Schriften der Hebräer, Ägypter und Inder”, 174.
14 La referencia al filósofo y filólogo Karl Wilhelm Friedrich Schlegel no debe sorprendernos, pues él fue uno de los pioneros en los estudios de indología en el ámbito germanoparlante, y realizó grandes contribuciones al estudio comparativo de las lenguas, apuntalando la teoría de un origen “indo-europeo” compartido para un buen número de idiomas europeos. Es decir, que el orientalismo utópico del romanticismo alemán ya había preparado y fertilizado el campo para la recepción, en la esfera cultural germana, de ocultismos de corte orientalista como la teosofía moderna.
15 “Ein volles Jahrhundert”, “Öde eines farblosen Intellekts”, 175.
16 Sobre el vínculo entre el “principio mitosófico” y el ocultismo, Spunda afirma que “De tal forma, el ocultismo deviene por sí mismo en el principio mitosófico, y lo que representa no quiere decir: esto y lo otro es, sino esto y lo otro tiene una relación entre lo humano y lo sobrenatural. El mundo y las cosas no son simplemente objeto, sino partes del sujeto, en la medida en que éste puede establecer una relación con lo máximo y lo mínimo.” “So wird denn die Okkultik von selbst zum mythosophischen Prinzip, und was sie darstellt, will nicht sagen: dies und das ist, sondern dies und das hat Beziehung des Menschen zum Übernatürlichen. Die Welt und die Dinge sind nicht bloss nur Objekt, sondern Teile des Subjekts, insofern dieses eine Beziehung zum Maximum und Minimum erfassen kann.” Franz Spunda. “Dichterische Aufgaben des okkultistischen Mythos” en Franz Spunda (1890-1963). Deutschmährischer Schriftsteller…,178.
17 “Alles, was das Eigenleben der Dinge in sich miterlebt, der sichtbaren und der unsichtbaren”, 179.
18 Todo esto constituye un rasgo perennialista en la poética de Spunda. El perennialismo es una corriente dentro de la tradición esotérica occidental que surgió a la par del esoterismo “histórico” mismo, en el Renacimiento florentino, y que se extiende hasta el presente en diversas manifestaciones (post)modernas de lo esotérico, como la teosofía moderna, el tradicionalismo y el New Age. La prisca theologia y la philosophia perennis renacentistas (ambas de fuerte impronta neoplatónica) proponían que la Verdad espiritual prístina es preservada y transmitida por una cadena de sabios iniciados como Orfeo, Platón, Zoroastro y Moisés, cuyo origen –al que quedan vinculadas las nociones de “linaje” y “Tradición”– se remontaría a la más lejana Antigüedad. En la medida en que todo alejamiento con respecto al origen supone, en consecuencia, un alejamiento con respecto a la Verdad, el perennialismo estima lo antiguo y desconfía de lo nuevo (o lo moderno). Es por ello que en las manifestaciones de lo esotérico donde el rasgo perennialista es fuerte, se atiende a la valoración del mythos (y de las mitologías de las diferentes culturas) como el vehículo lingüístico más adecuado (o menos degradado por la caída en el tiempo lineal) para la expresión de la Verdad atemporal.
19 “der letzte Ausläufer uralter esoterischer Weisheit”. Spunda, “Der magische Dichter”, 176.
20 “Den Protestanten fehlt das magische Organ, sie glauben nur an den Intellekt, bestensfalls wird bei ihnen das Wunder zum Mirakel”: 176.
21 “er hat die Möglichkeit, das iridische Thema durch eine spirituelle Gegenfuge figural zu beleben, alles auf das Äusserste hinzuführen und so Seelenzustände ahnen zu lassen, die durch die Kontrastierung plastischer geworden sind, als ihre eigentliche Natur ist. Gerade die halbkünstlerische Form des Romans ist die typische Form, die amphibole Beschaffenheit der Okkultik auszudrücken”. Spunda, “Dichterische Aufgaben,” 183.
22 “hostile to the new cultural currents”. Karl Baier. “Yoga within Viennese Occultism. Carl Kellner and Co.” en Karl Baier, Philipp A. Maas y Karin Preisendanz (eds.). Yoga in Transformation (Vienna: Vienna University Press, 2018), 390.
23 Este filo-latinismo conduce en línea directa a su filo-helenismo, cuestión que no está exenta de revestimientos ideológicos de tipo nacional-socialista. En sus apuntes autobiógraficos “Über mein Leben” (“Sobre mi vida”) de 1937, Spunda afirma que en sus libros sobre viajes a Grecia se empezó a perfilar más claramente la idea de que “el helenismo es una protoforma de germanismo, los mismos, eternos valores humanos inundan tanto éste como aquel” (“das Griechentum ist eine Vorform des Deutschentums, die gleichen ewigen Menschheitswerte durchfluten dieses wie jenes”). Franz Spunda. “Über mein Leben” en Franz Spunda (1890-1963). Deutschmährischer Schriftsteller, magischer Dichter, Griechenlandpilger… , 165. La supuesta genealogía cultural establecida entre lo germano, lo romano, lo griego, lo iranio y lo indio es un componente discursivo central del conglomerado mítico/lingüístico de lo “ario”.
24 “Eine detallierte Erfassung der beanspruchten Bildungszeugnisse sowie der Beziehungsgeflechte, entlang deren sich Spunda rezeptiv und produktiv in einschlägige geheimwissenschaftliche Zirkelbildungsprozesse und Überlieferungsträgerschaften einbrachte, stünde noch aus”. Christoph Fackelmann. “Franz Spundas Griechenlandliteratur –Hinweise und Perspektiven” (“La literatura sobre Grecia de Franz Spunda –Pistas y perspectivas”) en Franz Spunda (1890-1963). Deutschmährischer Schriftsteller…, 123.
25 En su texto ya clásico de 1985, The Occult Roots of Nazism, el historiador Nicholas Goodrick-Clarke afirma que el ocultista y teórico-político austriaco Jörg Lanz von Liebenfels (1874-1954) acuñó en 1915 el término “Ariosofía”, cuyos preceptos doctrinales pueden resumirse como la “creencia en una energía ‘pan-psíquica’ quasi-monista, idéntica a dios, que animaba el universo entero, pero que encontraba su más perfecta manifestación en el ario rubio, de ojos azules” asímismo, se postula “la preocupación básica de la Ariosofía como el estudio de las diferencias entre los ‘rubios’ y los ‘oscuros’” (“belief in a quasi-monist ‘pan-psychic’ energy, identical with God, which animaterd the entire universe but found its most perfect manifestation in the blonde-haired, blue-eyed Aryan.”, “the basic concern of Ariosophy as the study of differences between the ‘blonds’ and the ‘darks’”) (Nueva York: New York University Press, 2004), 164. A decir de Goodrick-Clarke, Lanz habría “reunido materiales frescos para su doctrina del floreciente movimiento ocultista de la post-guerra, que estaba desarrollando estudios especiales en astrología, grafología, quiromancia, yoga, interpretación de los sueños […]. Figuras significativas de este medio fueron Gustav Meyrink, Franz Spunda y Peryt Shou, quienes escribieron novelas con temas ocultistas” (“gathered fresh materials for his doctrine from the burgeoning post-war occult movement, which was developing special studies in astrology, graphology, palmistry, yoga, dream-interpretation […] Significant figures in this milieu were Gustav Meyrink, Franz Spunda, and Peryt Shou, who wrote novels with occult themes”), 165, el énfasis es mío. De modo que el conocimiento directo de los postulados de la Ariosofía, con todas las implicaciones éticas y políticas que ello supone, por parte Spunda, no debe descartarse. De hecho, los contenidos discursivos mismos de sus novelas parecen confirmarlo.
26 Karl Baier ha estudiado el grupo de ocultistas que se conformó alrededor del místico pietista-rosacruz Alois Mailänder (1844-1905) y del tenor y masón Johann Baptist Krebs (1774-1851), mejor conocido por su nombre de pluma J.B. Kerning. Entre sus miembros se encontraban Gustav Meyrink, cercano a Spunda; el erudito Friedrich Eckstein (1861-1939), vinculado al círculo psicoanalítico de Sigmund Freud (1856-1939), así como al mundo musical y al científico; el teósofo y martinista Franz Hartmann (1838-1912) y el industrial, masón y rosacruz Carl Kellner (1851-1905), quien fuera uno de los fundadores de la Ordo Templi Orientis (O.T.O.), una organización asociada a la práctica de la magia sexual (en combinación discursiva con apropiaciones de lo tántrico y lo yóguico). En este grupo se cultivó el interés por el yoga, “entendido principalmente como una práctica que usa ejercicios de respiración y posturas para crear ciertas sensaciones corporales que transforman el ser humano en su totalidad y llevan a la experiencia liberadora de la realidad última y la inmortalidad” (“a practice that uses breathing exercises and postures to create certain bodily sensations that transform the whole human being and lead to a liberating experience of ultimate reality and immortality”) Baier “Yoga within Viennese Occultism. Carl Kellner and Co.,” 403.
27 La analogía entre este texto sagrado del hinduismo y el ocultismo no debe sorprendernos, pues la Bhagavad gita fue popularizada en Occidente por mediación teosófica. Annie Besant (1847-1933) realizó una traducción al inglés y, en la esfera germanoparlante, Franz Hartmann hizo lo propio.
28 “Da gab es nahe von der Notre Dame die Bibliothèque Chacornac mit okkultistischen Büchern. Ich verstand etwas davon durch die Bhagavadgita, Horneffer hatte die dreifache Gliederung der Anthroposophie Rudolf Steiners erklärt, und ich war begierig, in die Materie weiter einzudringen. Es standen dort immer einige Männer, welche in den alten und neuen Büchern herumschmökerten. Da ergab leicht ein Wort das andere, und ehe man sich dessen versah, war man mitten im Gespräch über metaphysische Probleme. Man nahm mich als vollwertig auf und versprach mir, mich in den Kreis des Meisters einzuführen. Der Meister war Papus, ein Pseudonym für Dr. Gérard Encausse. Er lebte damals in Rom, aber seine Schüler wirkten in seinem Sinn weiter, hauptsächlich als Kabbalisten. Man lieh mir seine Bücher und öffnete mir nach einigen Wochen die Pforten des verborgenen Tempels, den ich nur zögernd betrat…” citado por Herbert Schrittesser. “Franz Spundas ‘magische Romane’” (“Las ‘novelas mágicas’ de Franz Spunda”) en Franz Spunda (1890-1963). Deutschmährischer Schriftsteller…, 104.
29 “Meines Wissens ist Spundas Roman der erste Versuch, die Kosmogonie und Esoterik der Theosophie literarisch zu formen […]. Meyrincks [sic!] Esoterik ist die der Kabbala, die sich zu der Esoterik Spundas und seiner geheimwissenschaftlichen Quellen verhält, wie das Alte Testament zum Neuen” citado por Christoph Fackelmann en “Bio-bibliographische Chronik” (“Crónica bio-bibliográfica”) en Franz Spunda (1890-1963). Deutschmährischer Schriftsteller…, 70.
30 Para profundizar en el análisis de los elementos teosóficos en las novelas de Meyrink ver Guadalupe A. Domínguez. En la interfaz del misterio. Elementos esotéricos en las novelas de Gustav Meyrink (tesis doctoral, Universidad Nacional Autónoma de México, 2020).
31 “Vorläufer [zu sein], ehdenn der Große kommt. Er ist nahe, ist nah! […] Fühlst du es nicht, wie alles drängt, ruft nach dem Sammler? Zersplittert ist die Welt in unsägliche Vielheit, die Einheit in Gott is verloren gegangen seit langem” Franz Spunda. Devachan. Ein magischer Roman (Suiza: Ansata Verlag, 1980), 7.
32 Este elemento discursivo “emanacionista” constituye un rasgo neoplatónico de la cosmovisión esotérica de Spunda: en algún punto, la unidad “cae” o deviene en manifestación a través de sus hipóstasis.
33 Ver Guadalupe A. Domínguez Márquez. “Del lado encantado de la modernidad: mesianismo y ocultismo en las novelas expresionistas de Gustav Meyrink”, Acta Poética 43, no. 1 (2021): 41-65.
34 La tradición de la alquimia espiritual tuvo un fuerte desarrollo en la esfera cultural germana durante los siglos xvi y xvii, sobre todo en el contexto de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). A ella se vincula el surgimiento del movimiento rosacruz, en cuyo seno se dio la publicación de la primera novela alquímica, Die Chymische Hochzeit Christiani Rosenkreutz Anno 1459 (1616), atribuida al teólogo luterano Johannes Valentinus Andreae (1586-1654). Algunos de los preceptos de la alquimia espiritual se integraron a los ritos masónicos, y su presencia se reconoce también en los movimientos ocultistas neo-rosacruces de la segunda mitad del siglo xix.
35 En la tradición alquímica, el proceso de transmutación de la materia y el espíritu se divide en tres fases principales que tienen una codificación cromática y que se suceden unas a otras en diferentes planos espirituales, según se avanza en el proceso de la Gran Obra: el nigredo (código negro) se refiere a la putrefacción, mortificación y muerte de la materia, se le vincula también con la “noche oscura del alma”; el albedo (código blanco) se refiere a la ablución, blanqueamiento o purificación y el rubedo (código rojo) se refiere a la integración de los opuestos, la creación de la Piedra Filosofal, el Ave Fénix, el Niño de la Obra o el Cristo resucitado, en el caso de la alquimia cristiana. Ver Karen-Claire Voss. “Spiritual Alchemy. Interpreting Representative Texts and Images” en Roelf van den Broek y Wouter Hanegraaff (eds.) Gnosis and Hermeticism. From Antiquity to Modern Times (Nueva York: State University of New York Press, 1998), 147-181.
36 “aus dem Toben des brodelnden Chaos heraus muß sich das helfende Licht gebären der Welt”. Spunda. Devachan, 7.
37 “Satanischen”, Spunda, Devachan, 17.
38 “[Auras] Schwingungszahl”, “astrale Kette”, “latente magische Kraft”, “okkulten Fähigkeiten”, “Hypnose”, “elektrischer Funke”, “Tesla-Strahlen”, Spunda, Devachan, 16-19.
39 “Wird er Europa ausrotten. Vielleicht ist er der Antichrist, vielleicht nur sein Vorläufer”, Spunda, Devachan, 15.
40 “Only opens the door to a swarm of ‘spooks,’ good, bad and indifferent, to which the medium becomes a slave for life. It is against such promiscuous mediumship and intercourse with goblins that I raise my voice”, Helena Petrovna Blavatsky, The Key to Theosophy (Londres: The Theosophical Publishing Company, 1889), 194.
41 “In order to help others, effectually and judiciously, instead of blindly and at haphazard”, Blavastsky, The Key to Theosophy, 259.
42 “Abuse of psychic powers, or of any secret of nature; the fact of applying to selfish and sinful ends the powers of Occultism”, Blavastsky, The Key to Theosophy, 293. Énfasis en el original.
43 Según la doctrina teosófica, la “noche de Brahama” significa “El periodo entre la disolución y la vida activa del universo, la cual se denomina en cotraste al ‘Día de Brahmâ’” (“The period between the dissolution and the active life of Universe which is called in contrast the ‘Day of Brahmâ’” Helena Petrovna Blavatsky. The Theosophical Glossary (Londres: The Theosophical Publishing Society, 1892), 230.
44 Als nun der Gott in mir erwachte (oh, ich fühle es selig, er ist es, er ist’s), zog es mich hin, zu suchen sein Gegenpol. Unruh riß mich durch Jahre hin […]. Jetzt endlich habe ich den Gegengott gefunden. Elvers nicht, doch sein Geheimnis. Zwischen ihm und mir dreht sich der Planet. –Wenn ich ihn treffe und vernichte, ist’s auch mein Ende, aber Gott ist vereinigt, versöhnt im Unausgesprochenen, die Welt kann weiter bestehn. Spunda, Devachan, 39.
45 “Ich glaube Ihnen nicht. Haben Sie Yoga betrieben, sind Sie eingeweiht? Haben Sie die Geheimlehre studiert, kennen Sie die Helena Petrowna? Sie schweigt über die Nacht des Brahman und Sie erkühnen sich, darüber zu reden?”, Spunda, Devachan, 39.
46 “Kennt nicht die Terminologie Ihrer Begriffe”: 40.
47 “Satanische Madonna”, “alle Himmel und Höllen”, “Weib-Dämon”, Spunda, Devachan, 23.
48 El binomio femme fatale/femme angelicale forma parte de los imaginarios en torno a lo femenino que se produjeron a partir de la segunda mitad del siglo xix, sobre todo en la esfera de las artes del simbolismo francés y el esteticismo inglés, y que fueron producto de las ansiedades masculinas en cuanto a la incipiente emancipación política de las mujeres y su entrada en la esfera socio-económica, por lo que hay un fuerte elemento misógino en su concepción. En el ámbito germanoparlante, el recelo ante lo femenino/sexual se vio fortalecido, a principios del siglo xx, con la publicación en 1902 del texto Geschlecht und Charakter (Sexo y carácter) del filósofo Otto Weininger (1880-1903), famoso por su anti-semitismo (a pesar de ser él mismo judío) y su virulenta misoginia. En las novelas de Gustav Meyrink, la expresión esotérica de este binomio también es una constante, ver: Domínguez, En la interfaz del misterio.
49 “Die Geschlechter werden streng separiert von einander gehalten”, “strengen, fast mönchischen Observanz”, “künstlicher Höhensonne”, “Dosen eines neuentdeckten Präparates”, “Jeder Wunsch –mit Ausnahme eines einzigen”, Spunda, Devachan, 52. “Seligkeit”, “die größte Seligkeit”, “gefundene Naturkraft”, “in erogene Energie verwandelt wird”, “Der ganze Mensch wird in Körper, Seele und Geist zu einer noch nie dagewesenen Libido”, “Äternisierung eines sonst nur einmomentigen Genuses”, 53.
50 “Werden nur Ausländer zugelassen, an denen eventuelle üble Folgen und Begleiterscheinungen studiert werden sollen”, Spunda, Devachan, 54-55.
51 Nos referimos a su ensayo “Sobre la historia de los fluidos imaginarios (De los espíritus animales a la libido)” en La relación crítica (Argentina: Ediciones Nueva Visión, 2008), 161-173, donde explora los avatares estoico (pneuma), hermeticista-ficiniano (el spiritus), mesmérico/magnetista, hipnotista y, finalmente, psicoanalítico, de esta idea.
52 Ver Blavatsky, La clave de la teosofía, 279-280.
53 Ver Voss, “Spiritual Alchemy”, 147-181.
54 Blavatsky, La clave de la teosofía, 91-92
55 Blavatsky, La clave de la teosofía, 175-176.
56 “The semi-material plane, to us subjective and invisible, where the disembodied ‘personalities’, the astral forms, called Kamarupa remain, until they fade out from it by the complete exhaustion of the effects of the mental impulses that created these eidolons of human and animal passions and desires. […] It is the Hades of ancient Greeks and the Amenti of the Egyptians”, Blavatsky, The Theosophical Glossary, 171-172.
57 José Ramón Sordo y Maritza Forgách (eds.), Vida después de la muerte. Devachan y los Estados Post-mortem (México: Blavatsky Editorial A.C., 2004), 30.
58 Citado Sordo y Forgách, Vida después, 38.
59 “Aus deinem Samen und ihrem Schoß will ich den Adam Kadmon, den zweiten Adam, erzeugen. Ein neues Geschlecht wächst durch dich heran, der doppelgeschlechtliche Mensch, der sich in sich selbst erfüllt und befriedigt: die kadmische Rasse. Durch Devachan rotte ich aus die übrige Menschheit. Aber deine Kinder will ich erhalten, herüberretten in kommende Zeit. Sowie auf die atlantische Rasse die jetzige, arische, folgte, so folgt auf diese Kadmons Geschlecht. Die sechste Runde des Planeten hat begonnen. Ich, der Rmoahal, befehle es! […] Wenn der König die Königin erkennt, so wird aus ihrem Schoß der neue Adam geboren. Sag dir’s der Name nicht an? Basilissa –die Königin, Wassili –Basileus– der König!
Weihnacht wird wiederum sein, wenn sie den Erlöser gebären wird.
[…] Aus mir sind alle Rassen entstanden. Aus mir schuf ich das lemurische Scheusal, die Atlantier dann, reich an Weisheit und Kraft, zuletzt aus diesen vor vielen Jahrtausenden euch, den arischen Stamm. Nun zeuge ich durch dich den gottnäheren Mensch, den Kadmon. –Ich, der Rmoahal, wache, bis ich in der siebten Rasse dann mich selbst und den Planeten von seiner Dimension erlöse”, Spunda, Devachan, 76-77.
60 La concepción de un “progreso” en la “evolución” de los seres es una evidencia tanto de la asimilación de algunos rasgos discursivos de la teoría evolucionista de Darwin por la teosofía, como de su modernidad.
61 Geoffrey Barborka. El plan divino. Escrito en la forma de un comentario sobre La doctrina secreta de H. P. Blavatsky. (Argentina: Editorial Teosófica en Español, 2019), 358.
62 Barborka. El plan divino, 356.
63 Este tipo de relatos funcionan como proyecciones de las ansiedades y malestares propios de las sociedades modernas.
64 Scott Elliot afirmó haber obtenido esta información gracias a su supuesta facultad de “clarividencia”.
65 William Scott Elliot. Historia de los Atlantes y La Perdida Lemuria (Barcelona: Biblioteca Orientalista, 1911), 23-24.
66 Elliot, Historia de los Atlantes, 18.
67 Scott Elliot, Historia de los Atlantes, 22.
68 En teosofía, este término tomado de la tradición cabalística judía denota al “Hombre Arquetípico; Humanidad. El ‘Hombre Divino’ no caído en pecado”, Blavatsky, The Theosophical Glossary, 5-6. También está relacionado con el “Manu Swâyambhuva” o el “hombre celestial […] la síntesis de los catorce Manus” (o guardianes de las razas)…, 206.
69 Diese amorphe Masse ist ein Mensch, ein Mensch, wie er auf unserer Erde war vor etwa sieben Millionen Jahren […]. Dieses Wesen gehört einer Entwicklungsstufe unseres Planeten an, wo sich das Prinzip des Lebens zum erstenmale manifestierte: als ungeheure Vitalität und rasend zeugender Geschlechtstrieb, aber schon mit beginnendem Willen und Intellekt. Das also ist unser Erzvater, der Adam. […]
Dieses Wesen da dürfte sich gegen die Entwicklung zum Atlantier gesträubt haben, um seine Sexual-Intensität, die in jener Zeit schon abnahm, zu erhalten. Es hat die Sexualität seiner Mitlebewesen an sich gezogen, ihre Lebenskraft an sich gesogen und so seine Existenz über die Jahrmillionen erhalten. Wie jetzt Mpongwu, so hat er unzählige Individuen als Medien benützt, besonders zur Zeit der Rmoahals. […]
Dieses Untier ist der größte Magier, der jemals auf Erden war. In atlantischer Zeit hat es sich durch unzählige Medien ausgesprochen, die durch seine Macht die Geschichte der Erde lenkten. Man könnte ihn einen schwarzen Mahatma nennen. Der Rmoahal hat den Weltkrieg geschürt und gelenkt und er weiß von allen künftigen Kriegen.
70 “Adept of the highest order. Exalted beings who, having attained to the mastery over their lower principles are thus living unimpeded by the ‘man of flesh’, and are in possession of knowledge and power commensurate with the stage they have reached in their spiritual evolution”. Blavatsky, The Theosophical, 201.
71 “Practitioners of black or left hand magic”, Blavatsky, The Theosophical, 64.
72 “You cannot believe in good and disbelieve in evil […]. Nothing can exist without its contrast, and no day, no light, no good could have any representation as such in your consciousness, were there no night, darkness nor evil to offset and contrast them,” Blavatsky, The Key to Theosophy, 294.
73 Una concepción análoga del carácter cíclico de los procesos históricos fue presentada por el filósofo e historiador Oswald Spengler (1880-1936) en su libro Der Untergang des Abendlandes (La decadencia de Occidente) de 1922: “Porque cada ‘cultura’ tiene su ‘civilizacion propia. Por primera vez tómanse aquí estas dos palabras como expresiones de una orgánica sucesión estricta y necesaria. La ‘civilización’ es el inevitable sino de toda ‘cultura’. Hemos subido a la cima desde donde se hacen solubles los últimos y más difíciles problemas de la morfología histórica. ‘Civilización’ es el extremo y más artificioso estado a que puede llegar una especie superior de hombres. Es un remate; subsigue a la acción creadora como lo ya creado, lo ya hecho, a la vida como la muerte, a la evolución como el anquilosamiento, al campo y a la infacia de las almas […] como la decrepitud espiritual y la urbe mundial petrificada y petrificante. Es un final irrevocable, al que se llega siempre de nuevo, con íntima necesidad”. La decadencia de Occidente (tomo 1), tr. Manuel G. Morente (Madrid: Espasa Calpe, 1966): 40.
74 Elliot, Historia de los Altantes, 47.
75 “Jenseits von heilig und verworfen”, Spunda, Devachan, 109.
76 “Damit ein einziger ganz Großer erscheine, müssen Hunderttausende sterben. Aus deren Hinfall baut er sich auf. Aber ihr Sterben soll selig sein, so gütig ist er, ein Gott”, Spunda, Devachan, 109.
77 Sobre el imaginario del sacrificio humano en la alquimia ver Mircea Eliade. “Human Sacrifices to the Furnace” en The Forge and the Crucible (Chicago, Londres: The University of Chicago Press, 1978), 65-70.
78 En cuanto a la creación de “oro” y su relación con la temporalidad, Karen-Claire Voss afirma que “la idea básica es que los procesos telúricos que tomaron eones en realizarse dentro de la tierra pueden ser radicalmente acelerados en el laboratorio alquímico […]. En la alquimia espiritual uno encuentra una concepción del tiempo mucho más sutil en la cual [pasado, presente y futuro] están separados solo aparentemente uno del otro. En la alquimia espiritual, el tiempo no es percibido como irreversible, sino como reversible; y no solo eso, sino que el ‘movimiento’ del tiempo no es tanto un movimiento, sino un modo de percepción” (“The basic idea is that telluric processes that took aeons to accomplish within the earth could be radically accelerated in the alchemical laboratory […]. In spiritual alchemy one finds a much more subtle conception of time in which [past, present and future] are only apparently separated from each other. In spiritual alchemy, time is not experienced as irreversible, but as reversible; not only that, but the ‘movement’ of time is not so much a movement as a mode of perception”. Voss, “Spiritual Alchemy,” 152-153.
79 “In Devachan soll einem jeden das zuteil werden, wie weit er sich begreift. Wer nun Tier ist und Geschlecht, der soll hier die letzte Erfüllung seiner Wünsche genießen. Der Rmoahal erfüllt ihn mit der Überkraft seiner sieben Millionen Jahre un sie flammen auf in der Wollust des Leibes. Doch einem jeden zieht er Tage seines Lebens ab und schlägt sie dem Kadmon zu.
Wer aber kommt mit der Gier nach Wollust der Seele, die nicht mehr nötig hat die Bindung der Körper: hier wird sie dem Erlesenen zuteil. Schwärmende Glut im Herzen, Hinneigen in Liebe, Ekstase im Verschmelzen der Seelen, der Duft und die Blüte der Kunst. Was jeder in sich als göttlich entdeckt, lebt im kadmischen Menschen weiter. Ihnen wird gegeben, aber nicht genommen.
Wenn aber einer ihm naht mit der Aura des Geistes, erst dem wird der Ort wirklich und wahrhaft zu Devachan, zum Wohnsitz der Götter. Nicht der nach rückwärts gewandte, der in die Zukunft schauende Rmoahal wird ihn erfüllen, ihn durchflutend mit kadmischem Glanz.” Spunda. Devachan, 110.
80 “Intervene in order to unite the opposites; indeed, by the end of the alchemical work, a whole series of opposites would have to be united by Mercurius. He would transform the two elements within each opposition into one another, until they converged on a central point”. Voss, “Spiritual Alchemy,” 155.
81 “Er will nicht mehr sein, nicht will er mehr geteilt sein in sich und seinen Pol, der Mönch. Der Kadmon soll beide vereinen. Das Kind wird leben in ihm und in Irenäus”. Spunda, Devachan, 142.
82 “Liebe und Haß, der Himmel hat es gezeugt und die Hölle, darum wird er sein der Kadmon”. Spunda, Devachan, 144
83 “Ich nenne dich Kadmon.” Er ging mit dem Kind zur Halbkugel des Rmoahal, steckte die Hand hinein und goß flüssiges Licht über den Scheitel des kleinen Wesens. “Ich taufe dich im Namen des Vaters, des Sohnes und des Parakleten. Ich gieße aus über dich das Licht, das Nacht war, ehe du kamst.”
Der zweite nahm es dann an sich und sprach: “Seit Jahrtausenden Ersehnter, wiederkehrender Buddha, du Logos im Fleisch! Aus ungeborenen Welten hast du dich des Planeten erbarmt. Ich taufe dich im Namen des tagsichtigen Gott-Gottes.” […]
“Kadmon, du Nichts! Dich grüßt dein Vater, der nachtgesichtige Brahman!” […] “Deine Tat wird das Nichts sein, das Nichts, das wirklich und wahrhaft das All ist. Darum gebe ich dir die Zerstörung mit. Du sollst sein wie dein Vater.” […]
“Zurück, ihr drei Hohen” Ich will dem Kadmon die Kraft des Viergewaltigen geben. Beziehung soll er sein zwischen euch dreien und mehr als ihr sein. Er wird den Körper entkörpern, die Fläche vertiefen, das Nichts verallen, das All vernichten und All und Nichts warden sich in ihm aufs neue zu liebender Schöpfung durchdringen.” Spunda, Devachan, 144-145.
84 “Er allein soll entscheiden über seine Väter, nachdem er das Licht bei den Namenlosen und die Nacht bei den dunklen Mahatmas kennen gelernt hat. Wenn er uns ruft, sind wir bereit, mögen Jahrhunderte auch im Warten vergehen.” Franz Sunda. Devachan, 190.
85 Der Jude verstand noch immer nicht ganz. “Schwarz und weiß auf einmal darf man nicht. –Und dennoch –?” […]
“Deshalb wardst du in unseren Kreis berufen, deshalb erkoren, dem Kadmon zu dienen. […] Wie kannst du teilhaben an allen Wonnen des Himmels, wenn du nicht zuvor alle Qualen von Scheol erduldet?”
“Ich höre in deinen Worten den Meschiah. Meine Feindschaft gegen den Rmoahal fällt ab von mir. Wenn ich ihn haßte, war der Haß nur Liebe zu Jahve, zu einer Erscheinung der Gottheit. […] Ewig ist er, der Rmoahal wie Gott! Auch der Kadmon kann ihn nicht vernichten! Ein jeder muß ihn in seinem Herzen überwinden, Spunda, Devachan, 183.
86 La introducción en el Esoterismo Occidental de esta dicotomía se dio por vía teosófica, a través de la lectura que Madame Blavatsky hizo de la tradición tántrica (o lo poco que se sabía de ella) en ciertas formas de budismo e hinduismo; e influida por la opinión desfavorable que los estudiosos “orientalistas” de la época tenían de la misma. El prejuicio ante los elementos sexuales incluidos en las prácticas tántricas condicionó, en buena medida, esta postura. Ver Kennet Granholm “The Serpent Rises in the. Positive Orientalism and Reinterpretation of Tantra in the Western Left-Hand Path”, en Transformations and Transfer of Tantra in Asia and Beyond, István Keul (ed.) (Berlín, Boston: De Gruyter, 2012), 502.
87 En el caso particular de Spunda, su conocimiento de magia sexual pudo haber venido a partir de su contacto con el ocultismo de Papus, quien, como ya habíamos mencionado, perteneció a la Hermetic Order of the Golden Dawn, una escuela de ocultismo cuya fundación se dio, precisamente, a causa de un cisma con la Sociedad Teosófica: “En los márgenes de la Sociedad, la ‘Hermetic Order of the Golden Dawn in the Outer’, fundada en 1888, reunió a miembros de la Sección Esotérica de HPB y de la Sociedad Hermética de Anna Klingsford. Proveía del entrenamiento oculto y ceremonial que algunos teósofos codiciaban. La Hermetic Brotherhood of Luxor operaba por correo desde Escocia, y luego desde Georgia, E.U.A. HPB se opuso fuertemente a ella, tal vez porque sabía que ahí se enseñaba magia sexual, el secreto más oscuro del ocultismo del siglo xix. Algunos teósofos prominentes se unieron en secreto, sembrando las semillas para la Ordo Templi Orientis posterior y algunos movimientos rosacruces” “On the fringes of the Society, the ‘Hermetic Order of teh Golden Dawn in the Outer,’ founded in 1888, gathered members from HPB’s Esoteric Section and Anna Klingsford’s Hermetic Society. It provided the occult training and ceremonial for which some Theosophists hungered. The Hermetic Brotherhood of Luxor operated by mail order from Scotland, then from Georgia, USA. HPB was strongly opposed to it, perhaps aware that it taught sexual magic, the darkest secret of nineteenth century occultism. Some prominent Theosophists secretly joined it, sowing the seeds for the later Ordo Templi Orientis and some Rosicrucian movements”. Joscelyn Godwin, “Blavatsky and the First Generation of Theosophy”, en Handbook of the Theosophical Current, Olav Hammer y Mikael Rothstein (eds.) (Leiden, Boston: BRILL, 2013), 29. Otra posibilidad sería el contacto de Spunda con Meyrink y su probable conocimiento de los estudios sobre yoga que se hacían en el círculo de Mailänder y J.B. Kerning, donde participó también Carl Kellner, uno de los fundadores de la O.T.O. Sin embargo, hasta que no haya pruebas fehacientes, este vínculo queda solo como una conjetura.
88 Ver Granholm, “The Serpent Rises,” 500-502.
89 “Gewitter”, “Die Kruste der Erde hatte in allen Weltteilen gebebt”, “Schlammvulkane”, Spunda, Devachan, 142-143.
90 “Übergangen auf das Kind”, “nur nach außen hin”, Spunda, Devachan, 145.
91 “Was soll jetzt mit Devachan geschehen?” forschte Snyders.
“Alles wie früher. Weiber, Weiber, viele, fette! Alle Weißen ich umbringen mit Rmoahal.”
“Wie? Du willst alle Weißen töten?”
“Mpongwu großer Herr sein, können alles. Weißer Mann muß fort aus der Welt. Schwarzer Mann allein herrschen in Europa und Amerika. Weißer muß sein Diener von Nigger. Mir gehören alles Gold auf der Welt. Mit Gold ich machen alles.” Spunda, Devachan, 159.