Publicación semestral. ISSN 2215-4906
Volumen 85 – Número 1
Julio – Diciembre 2025
Esta obra está bajo una licencia Creative Commons
Reconocimiento-No comercial-Sin Obra Derivada
Rolando Vidal García Calderas
Música y diplomacia cultural en el Porriato: la Banda
del Octavo Regimiento de Caballería de la ciudad de
Morelia, México, en las celebraciones del IV Centenario
del Descubrimiento de América en España (1892)
Music and Cultural Diplomacy During the Porriato: The
8th Cavalry Regiment Band from Morelia, Mexico, in the
Celebrations of the IV Centenary of the Discovery of America
in Spain (1892)
DOI 10.15517/es.v85i1.62851
Artículos
. Revista de las artes, 2025, Vol. 85, Núm. 1, e62851 ISSN 2215-4906
2
Música y diplomacia cultural en el porriato: la Banda del
Octavo Regimiento de Caballería de la ciudad de Morelia,
xico, en las celebraciones del IV Centenario del
Descubrimiento de América en España (1892)
Music and Cultural Diplomacy during the Porriato: The
8
th
Cavalry Regiment Band from Morelia, Mexico, in the
Celebrations of the IV Centenary of the Discovery of America
in Spain (1892)
Rolando Vidal García Calderas
1
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Morelia, México
Recibido: 16 de noviembre de 2024 Aprobado: 9 de julio de 2025
Resumen
Introducción: Este artículo analiza cómo México utilizó la diplomacia cultural durante
las celebraciones del IV Centenario del Descubrimiento de América en 1892, organizadas
en España. En estas, el gobierno mexicano buscó visibilizar el país en un encuentro inter-
nacional que ha sido identicado como uno de los hitos más signicativos del hispanismo.
Objetivo: Se busca examinar la participación de la banda militar mexicana del Octavo Re-
gimiento de Caballería, cuyo cuartel estuvo en la capital del estado de Michoacán, Morelia.
Además, se pretende examinar la función de la banda como símbolo de identidad nacional
y su contribución en la consolidación de una narrativa de progreso y estabilidad. Métodos:
Mediante un enfoque interdisciplinario, se emplearon métodos histórico-documentales,
análisis musicológicos y estudios de diplomacia cultural. Además, se utilizaron como cor-
pus fuentes primarias y secundarias de prensa histórica y registros ociales. Resultados:
1
Docente e investigador de la Facultad Popular de Bellas Artes de la Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), México. Doctor en Historia por el Instituto de Investigaciones
Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), México. ORCID:
0009-0006-6533-840X. Correo: rolando.garcia@umich.mx
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La banda militar, dirigida por el capitán José Encarnación Payén, actuó como embajadora
cultural y recibió reconocimientos en España, lo que permitió consolidar las redes de con-
tacto que fortalecieron las relaciones bilaterales entre México y el país europeo. Conclu-
siones: Las celebraciones de 1892 evidenciaron el éxito de la música como herramienta
diplomática, permitiendo a México integrarse en el escenario internacional y estrechar sus
vínculos históricos y culturales con España.
Palabras clave: relaciones internacionales; artes; patrimonio sonoro; representación
del Estado-nación; intercambio cultural
Abstract
Introduction: This paper examines how Mexico employed cultural diplomacy during
the IV Centenary of the Discovery of America in 1892, an event in Spain where the Mexican
government sought to enhance the country’s visibility in an international gathering. It has
been recognized as one of the most signicant milestones of Hispanism. Objective: This
study aims to analyze the participation of the Mexican military band of the 8
th
Cavalry Regi-
ment, whose headquarters were in the capital of the state of Michoacán, Morelia. Moreover,
it aims to examine the military band as a symbol of national identity and contributor of the
consolidation of a narrative of progress and stability. Methods: Using an interdisciplinary
approach, the study employs historical-documentary methods, musicological analysis, and
cultural diplomacy studies, drawing on primary and secondary sources, such as historical
press and ocial records. Results: The military band, under the direction of Captain José
Encarnación Payén, served as a cultural ambassador for Mexico, receiving recognition in
Spain and establishing networks that strengthened the bilateral relations between the coun-
tries. Conclusions: The 1892 celebrations demonstrated the success of music as a diplo-
matic tool, allowing Mexico to integrate into the international stage and deepen its historical
and cultural ties with Spain.
Keywords: international relations; arts; sound heritage; representation of the nation-Sta-
te; cultural exchange
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Introducción
A nales del siglo XIX, México atraveun periodo de consolidación política y eco-
nómica bajo el gobierno de Porrio Díaz (1876-1911). El presente artículo presenta cómo la
diplomacia cultural en esta época se convirtió en un instrumento clave para proyectar al
gobierno mexicano desde una imagen de modernidad y estabilidad en el ámbito interna-
cional. Uno de los eventos en los que esta estrategia se hizo evidente fue la celebración, en
España, del IV Centenario del Descubrimiento de América en 1892, el cual fue organizado
por el gobierno y la Corona española. Durante los festejos, participaron diversas delegacio-
nes extranjeras, principalmente las jóvenes naciones hispanoamericanas. Como parte de la
representación mexicana, la Banda Musical del Octavo Regimiento de Caballería, con sede
en Morelia, Michoacán, México, desempeñó un papel central al fungir como embajadora
cultural de México por medio de distintas intervenciones musicales.
El presente estudio analiza cómo la música funcionó como un recurso de diplomacia
cultural durante el gobierno de Porrio Díaz, a través del caso especíco de la participación
de la Banda del Octavo Regimiento de Caballería en las celebraciones del IV Centenario en
España. Se busca así responder la siguiente pregunta: ¿de qué manera la presencia y ac-
tuación de esta banda militar mexicana contribuyó a la proyección de una imagen moderna
y estable de México en el escenario internacional?
Para abordar este tópico, el artículo se basa en un enfoque interdisciplinario que
combina la historia cultural, la musicología y los estudios sobre diplomacia. Se emplean
métodos histórico-documentales y musicológicos, junto con el análisis de fuentes prima-
rias y secundarias como prensa histórica, registros ociales y documentación del periodo.
Desde el marco teórico, se retoman algunos de los trabajos que han investigado las bandas
de música conformadas por militares en el contexto del establecimiento de sentimientos
patrióticos e identitarios en la época. También, se analizan estudios relacionados con los
conceptos de diplomacia cultural y soft power, o poder blando, y su aplicación en el con-
texto mexicano. Posteriormente, se hace un recuento desde el nacimiento y evolución de la
política exterior y la institucionalización de la diplomacia en México hasta el Porriato.
Estudios académicos sobre bandas militares y su proyección internacional
El estudio de las bandas militares ha sido abordado desde diversas perspectivas
académicas, lo que ha permitido consolidar este tema dentro de la Historiografía Musical y
la Musicología. Investigaciones recientes han profundizado en el análisis de su impacto en
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la construcción de identidades, su papel dentro de las fuerzas armadas y su inuencia en la
cultura musical más allá del ámbito castrense. Uno de los referentes en esta línea de investi-
gación es Alonso Muñoz Güemes, cuyos estudios han analizado la diáspora de músicos de
banda y su inuencia en distintos contextos culturales. Su trabajo resalta la movilidad de estos
músicos militares y los intercambios estilísticos que se produjeron a partir de su circulación en
distintos territorios (Muñoz Güemes, 2010). En un enfoque local, Georgina Flores Mercado e
Ignaciorquez Joaquín (2017) han explorado el impacto de la música de banda en comuni-
dades purépechas en Michoacán, poniendo especial énfasis en la construcción de la identi-
dad a través del repertorio y las prácticas interpretativas. Por su lado, desde una perspectiva
interdisciplinaria, Alejandro Mercado Villalobos (2015), trompetista y doctor en Historia, tam-
bién realizó valiosas contribuciones al estudio de la música en Michoacán, centrándose en
su papel dentro de la historia regional y en la evolución de las bandas de música en Morelia.
Dentro de los estudios especializados en bandas militares, destaca la investigación
del historiador Rafael Antonio Ruiz Torres, cuya tesis de maestría abordó la evolución de las
agrupaciones castrenses en México y Europa desde la Edad Media hasta el siglo XIX. Su es-
tudio analiza la institucionalización de las bandas militares, el desarrollo de sus reglamentos
y la transformación de su función dentro del contexto militar, que pasó de servir como apoyo
en los campos de batalla a convertirse en protagonistas de eventos ceremoniales y patrióti-
cos. Su investigación proporciona un marco fundamental para entender la relación entre las
bandas militares y el poder del Estado en distintos momentos históricos (Ruiz Torres, 2014).
En este contexto, el trabajo de Luciano Ramírez-Hurtado resulta relevante al estudiar
la enseñanza de la música en México y su impacto en los sectores populares. En su artícu-
lo «Salve a unos de la miseria»: El enseñar el Divino Arte a los niños pobres de Aguascalien-
tes. Fundación y avatares de la academia de música (1881-1885), Ramírez-Hurtado (2024)
examina la creación y evolución de la Academia de Música de Aguascalientes (1881-1885),
un proyecto educativo que buscó rescatar a niños de sectores desfavorecidos mediante la
enseñanza del “divino arte” de la música. Su investigación permite entender cómo, en el
último cuarto del siglo XIX, la educación musical estaba estrechamente vinculada con pro-
yectos estatales de modernización y con la profesionalización de músicos de banda.
En este sentido, su artículo aporta un antecedente clave para comprender la for-
mación de músicos en este periodo y el impacto que tuvo en agrupaciones como las ban-
das militares. De manera similar, la cornista Vilka Elisa Castillo Silva, en sus investigacio-
nes de maestría y doctorado, ha profundizado en el impacto de la música de banda en
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la preservación y fortalecimiento de identidades comunitarias en México. En particular, su
estudio sobre San Gerónimo Amanalco analiza cómo las bandas han sido un vehículo de
cohesión social y profesionalización musical a través de concursos y festivales locales (Cas-
tillo Silva, 2011).
En el ámbito cercano a nuestro caso de estudio, el trabajo del investigador Dan
Vernhettes (2022) es particularmente relevante para el estudio de la Banda del Octavo
Regimiento de Caballería de México. Su libro Visiting Mexican Bands 1876-1955 (2022)
presenta un análisis detallado de la circulación de esta banda en distintos escenarios inter-
nacionales. Hace especial énfasis en su participación en la Exposición Mundial de Nueva
Orleans, donde se conmemoró el primer envío transnacional de algodón. Su investigación
destaca la importancia de la banda como embajadora cultural, documenta el repertorio
interpretado en distintos contextos y proporciona información sobre la organización inter-
na del ensamble, incluyendo nombres de músicos y descripciones de los instrumentos
empleados. No obstante, algunas de sus aseveraciones requieren vericación a partir de
fuentes primarias, ya que, en ciertos aspectos, sus hallazgos no coinciden con otras inves-
tigaciones realizadas en la misma línea.
Otro estudio fundamental es Brokering Modernity: The Worlds Fair, Mexicos Ei-
ghth Cavalry Band, and the Borderlands of New Orleans Music, 1884-1910 de Valeria
Priscilla Jiménez (2018), donde la autora examina la diáspora de músicos mexicanos a
Nueva Orleans y el papel de la Banda del Octavo Regimiento de Caballería en la Exposi-
ción Universal de 1884. Jiménez argumenta que la presencia de esta agrupación en este
evento fue utilizada por diplomáticos mexicanos y estadounidenses como una estrategia
de reconciliación bilateral, en un contexto en el que la comunidad mexicana enfrentaba
procesos de exclusión. Además, su estudio analiza cómo la música de la banda inuyó en
la escena musical de Nueva Orleans y en el desarrollo de nuevas formas híbridas dentro
de la tradición musical fronteriza (Jiménez, 2018).
En resumen, el estudio de las bandas militares mexicanas ha transitado desde
enfoques generales sobre la música de banda y su impacto en la identidad hasta aná-
lisis especícos sobre su papel en eventos internacionales. Investigaciones como las
de Ruiz Torres (2014) han sido fundamentales para comprender la evolución de estas
agrupaciones, mientras que estudios, como los de Vernhettes (2022) y Jiménez (2018),
han profundizado en el impacto de la Banda del Octavo Regimiento de Caballería en el
ámbito de la diplomacia cultural. Además, el trabajo de Ramírez-Hurtado (2024) permite
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contextualizar la formación de músicos en instituciones académicas del siglo XIX, lo que
contribuye a una comprensión más completa de los procesos de profesionalización de
los músicos de banda en México. Estas contribuciones permiten enmarcar el presente
trabajo dentro de una línea de investigación consolidada, al tiempo que abren nuevas
interrogantes sobre el impacto de estas bandas en la historia de la música y en las rela-
ciones internacionales de México, como es el caso que aquí nos ocupa.
Diplomacia cultural: conceptos, enfoques y aplicaciones en
el contexto mexicano
Para el propósito de este análisis, se discute y reexiona sobre el concepto clave de
diplomacia cultural y su aplicación en el contexto estudiado. El concepto de “diplomacia cul-
tural” se reere al uso de la cultura como herramienta en la política exterior para promover
los intereses nacionales y fortalecer las relaciones internacionales. Este enfoque se enmarca
en la noción de “soft power” o “poder blando, término acuñado por Joseph S. Nye que
describe la capacidad de un país para inuir en otros a través de la persuasión y la atracción
cultural, en lugar de la coerción militar o económica (Nye & de Villanueva Rivas, 2016). El ar-
culo «El papel de la diplomacia pública y la diplomacia cultural en el diálogo y la cooperación
internacional: el caso mexicano» de Daniel Pascual Duarte Muñoz (2022) analiza la diplo-
macia como una herramienta clave para establecer un diálogo político efectivo entre las
naciones. Dentro de su estudio, el autor identica la proliferación de nuevos actores en las
relaciones internacionales y destaca el papel de la diplomacia pública y la cultural como
mecanismos fundamentales en la proyección internacional de un país.
Desde esta perspectiva, la diplomacia pública tiene como propósito gestionar
ecazmente el entorno internacional, utilizando estrategias de información, relaciones pú-
blicas y comunicación para interactuar con las sociedades de otras naciones. Por su parte,
ladiplomacia cultural se enfoca en la difusión de la identidad nacional y promueve valores
históricos, artísticos y culturales con el n de generar un mayor entendimiento entre las na-
ciones. Duarte Muñoz (2022) menciona que, en la tradición francesa y en América Latina,
la diplomacia cultural ha sido priorizada como el mecanismo central para la proyección
internacional de los Estados, ya que se percibe como la vía más efectiva para promover la
identidad nacional y para fortalecer el posicionamiento global de un país a través de su cul-
tura. En esta región, la diplomacia cultural ha sido utilizada históricamente como un medio
para la promoción de valores nacionales en el extranjero.
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En el contexto mexicano, la diplomacia cultural ha sido una estrategia clave para pro-
yectar una imagen positiva del país en el exterior. Según la Cámara de Diputados (2023), la
diversidad y riqueza de la cultura mexicana son fundamentales en la promoción internacional
de México, que busca fomentar el intercambio cultural y el diálogo entre naciones. En este
sentido, el artículo de José María Sierra Arellano y Jorge A. Schiavon (2022) contextualiza el
uso de la diplomacia cultural en México al analizar la relación entre el país latinoamericano
y Estados Unidos en la década de 1920. Su investigación examina cómo la cultura y el arte
fueron empleados como herramientas clave dentro de la política exterior mexicana en un
periodo marcado por la reconstrucción posrevolucionaria y la redenición de la imagen de
México en el escenario internacional.
Desde un enfoque teórico, los autores argumentan que la diplomacia cultural
puede ser comprendida a través de dos perspectivas de las relaciones internacionales: el
constructivismo y el liberalismo institucional. De acuerdo con el enfoque constructivista, la
difusión de ideas y valores, particularmente a través de la diplomacia cultural, contribuye a
mejorar el entendimiento entre los actores internacionales y fomenta la creación de espacios
comunes de cooperación. Por su parte, el liberalismo institucional destaca la importancia
de la diplomacia cultural como un mecanismo que fortalece las relaciones bilaterales y la
negociación diplomática a través del intercambio cultural. Sierra Arellano y Schiavon (2022)
enfatizan así que la diplomacia cultural no es un fenómeno espontáneo, sino una estrategia
deliberada de política exterior que requiere del respaldo institucional del Estado para garanti-
zar su implementación efectiva y sostenible. Este análisis permite comprender cómo, en dis-
tintos periodos de la historia de México, el uso de la cultura ha sido un instrumento clave en
la proyección de la identidad nacional y en la consolidación de las relaciones internacionales.
En el ámbito académico, la diplomacia cultural entre España y Latinoamérica durante
el período de entreguerras ha sido objeto de estudio. El libro Diplomacia cultural y soft power
en las relaciones entre España y Latinoamérica en el período de entreguerras, coordinado
por Pilar Cagiao Vila, Agustín Sánchez Andrés y Marco Antonio Landavazo, analiza cómo
estas herramientas fueron empleadas para fortalecer los lazos culturales y políticos entre
ambas regiones (Cagiao Vila et al., 2023). En ese sentido, la diplomacia cultural y el soft
power representan herramientas clave en la política exterior de México, especialmente en la
promoción de su cultura y en la construcción de relaciones internacionales a largo plazo. Sin
embargo, los estudios revisados coinciden en que su implementación ha sido fragmentada
y poco estructurada, lo que ha limitado su impacto.
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Jaddiel Díaz Frene (2022) estudia el fonógrafo, sus usos y representaciones, y lo
presenta como una oportunidad privilegiada para acceder a la historia de la diplomacia
durante el Porriato. En este sentido, la historia del fonógrafo presentada por Díaz Frene se
concentra, entre otros aspectos, en la amplia difusión que el gobierno mexicano le dio al fo-
nógrafo renovado de Edison entre 1888 y 1890. Este dispositivo prometía convertirse en una
herramienta innovadora para el servicio postal y generar repercusiones en diversos ámbitos
como la banca, la medicina, el comercio y los procesos electorales. En suma, el fonógrafo
se perló como un poderoso medio de comunicación que ayudaría al régimen porrista
a conservar el control político y económico del país. A pesar de la gran importancia de este
invento, no fue sino hasta años después que comenzó a emplearse para la producción mu-
sical en formato de grabaciones comerciales
2
.
Si bien el artículo de Díaz Frene analiza la diplomacia en el contexto del Porriato,
hasta el momento, no hemos localizado un trabajo de investigación que explore especíca-
mente cómo una agrupación musical pudo ser utilizada como una herramienta diplomática.
Es precisamente esta perspectiva la que este arculo busca introducir en el debate acadé-
mico sobre la diplomacia cultural durante el último tercio del siglo XIX.
Evolución de la política exterior y la institucionalización de
la diplomacia enxico
Con la nalidad de proporcionar un marco de referencia sobre la historia de las rela-
ciones internacionales de México antes del periodo estudiado, se incluye un breve resumen
histórico que permite contextualizar la etapa inicial de la nación mexicana. De acuerdo con
la página ocial de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México (2013), tras la rma
de los Tratados de Córdoba en 1821, que otorgaron a México su estatus como nación in-
dependiente, se estableció la Junta Provisional de Gobierno, cuyo propósito fue organizar
2
Díaz Frene (2022) señala que el viaje planeado por Porrio Díaz y Thomas Edison estuvo enmarca-
do por un contexto de negocio favorable para este último, debido la exclusividad concedida por
el gobierno mexicano para explotar el fonógrafo en territorio nacional. Al respecto menciona que:
“La prensa mexicana mostró a Edison como un detallista artíce de aquel gesto de diplomacia
y fraternidad, [pero] las cartas resguardadas en su archivo personal develan otra historia” (Díaz
Frene, 2022, p. 284).
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la estructura política y administrativa del país. Se creó entonces la Regencia del Imperio
Mexicano, la cual, en su función ejecutiva provisional, designó al primer Secretario de Nego-
cios y Relaciones Interiores y Exteriores.
Mediante el decreto del 8 de noviembre de 1821, se establecieron cuatro Secretarías
de Estado, entre ellas la Secretaría de Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores e
Interiores, la cual tenía como función principal gestionar las relaciones diplomáticas con
otras naciones. En este contexto, José Manuel de Herrera (1776-1831) asumió el cargo
como el primer Secretario de Relaciones Exteriores de México. Asimismo, en 1822, se emi-
tió la primera disposición sobre el Servicio Exterior, en la que se establecieron las normas
para el nombramiento, las instrucciones y las remuneraciones del personal diplomático, lo
que representó el primer antecedente formal del Servicio Exterior Mexicano (Secretaría de
Relaciones Exteriores de México, 2013).
Durante el gobierno de Porrio Díaz, el aparato administrativo del Estado permitió
la formalización y modernización de la diplomacia mexicana. El 11 de febrero de 1883, se
promulgó el quinto Reglamento Interior del Ministerio de Relaciones Exteriores, que reforzó
la estructura y operatividad de esta dependencia. Posteriormente, el 13 de mayo de 1891,
se decretó la existencia de siete secretarías de Estado. Gracias a ello, la Secretaría de
Relaciones Exteriores quedó establecida como una entidad autónoma dentro del gobierno
federal, lo que le permitió obtener una mayor especialización en la gestión de la política
exterior mexicana.
Relaciones exteriores y diplomacia cultural en el México porrista
A partir de la independencia de México, que comenzó en 1810, pero se reconoció
ocialmente hasta 1821, las relaciones internacionales del país se caracterizaron por una ines-
tabilidad persistente, al menos hasta la década de 1870. Esta situación se le atribuyó tanto a
los intereses extranjeros en los recursos naturales de México, como a la deuda externa que
algunos gobiernos consideraron insostenible. No obstante, el sistema político mexicano con-
siguió, con el tiempo, estabilizarse lo suciente para atender parcialmente estas obligaciones,
lo que redujo la presión externa y facilitó el reconocimiento de México como nación soberana.
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En las primeras décadas tras la independencia (1821-1911)
3
, los vínculos con Europa
se mantuvieron limitados y frágiles, con relaciones que uctuaban en función de las circuns-
tancias políticas y económicas internas. Fue hacia el inicio de la década de 1870 cuando
México logró consolidar y expandir sus relaciones con países europeos como el Reino Uni-
do, Alemania, Italia y Francia. Entre los objetivos principales de estas relaciones, destacaba
la intención de reducir la dependencia asimétrica con los Estados Unidos. La llegada a la
presidencia de Porrio Díaz en 1877 marcó un cambio decisivo en las relaciones internacio-
nales de México, que se caracterizaron por una búsqueda activa de diversicación comer-
cial y política. Para atraer inversión extranjera y fortalecer el comercio exterior, el régimen
porrista priorizó la estabilización política y económica del país, así como el establecimiento
de una imagen nacional basada en los principios del liberalismo. Esta estrategia dio lugar a
la construcción de una narrativa programática que, según Riguzzi y Pérez Arce (2005), fue
asumida como responsabilidad del Estado mexicano y se tradujo en un discurso triunfa-
lista que presentaba a México como un país moderno, pacíco y miembro legítimo de las
“naciones civilizadas.
En este sentido, Pérez Vejo (2010) señala que el Porriato culminó un largo proce-
so de construcción del relato histórico de México, por el cual el Estado buscó denir su
identidad y proyectarla hacia el exterior. Pérez Vejo, además, recurre a una interpretación
historiográca nacionalista que enfatiza el movimiento de independencia como un punto de
inexión en la consolidación de la nación. De acuerdo con él, esta narrativa no estuvo exenta
de tensiones, ya que coexistieron dos visiones contrapuestas sobre la historia mexicana:
una que concebía la nación como heredera del mundo prehispánico y otra que la veía como
la continuación del orden colonial. La celebración del Centenario de la Independencia (1910)
y otros eventos conmemorativos organizados en la época, como el IV Centenario del Des-
cubrimiento de América en 1892, fueron espacios en los que el gobierno porrista desplegó
y rearmó este relato sobre la identidad nacional. Dentro de esta estrategia, la participación
3
La independencia de México se consolidó con la rma de los Tratados de Córdoba el 24 de agos-
to de 1821 entre el General del Ejército Trigarante Agustín de Iturbide y Juan O’Donojú, último
jefe político superior de Nueva España. Por medio de dicho tratado fue que España reconoció la
soberanía mexicana (Valera & Nava, 2015). Si bien la celebración del cuarto centenario del descu-
brimiento de América se dio en 1892, para esta investigación, se tomó en cuenta todo el periodo
del gobierno de Porrio Díaz, que culminó entre 1910 y 1911.
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de la Banda del Octavo Regimiento de Caballería en los festejos organizados por el gobierno
español se enmarcó como un acto de diplomacia cultural que tenía como propósito conso-
lidar la presencia de México como una nación con un alto desarrollo cultural.
La política exterior de algunos países europeos respaldó estos esfuerzos. Por ejem-
plo, el gobierno de España implementó estrategias diplomáticas para contrarrestar la cre-
ciente inuencia estadounidense en México. Al respecto, Suárez Arguello y Sánchez An-
drés (2017) señalaron:
a través de una política intervencionista trataba de incluir a México en su esfe-
ra de inuencia a n de contrapesar el expansionismo estadounidense en la región,
determinaría que la política española hacia su antigua colonia se viera mediatizada
por los intereses de este grupo durante la mayor parte del siglo XIX La inuencia
de este poderoso grupo de presión sobre las relaciones bilaterales y, especialmente,
sobre el proceso de toma de decisiones de los sucesivos gobiernos españoles hacia
México varió notablemente a lo largo de los siglos XIX y XX en función de las circuns-
tancias internas atravesadas por ambos países. (pp. 43-45)
Las relaciones entre ambos países, sin embargo, tuvieron un desarrollo complejo
desde la rma del Tratado de Paz de 1836, en el que España reconoció la independencia de
México a cambio de la aceptación de la deuda heredada del virreinato. Aunque se hicieron
esfuerzos para raticar acuerdos sobre el pago de esta deuda, no fue hasta 1853 que se
logró rmar un convenio formal. En este acuerdo,
México se comprometió a pagar las reclamaciones con un 5 por ciento de
intereses y a garantizar con el 8 por ciento de los ingresos aduanales, [sic] el monto
de la deuda aceptada ascendió a más de 5 millones de pesos. Debido a los proble-
mas internos, México suspendió el pago de los créditos españoles a partir de 1855.
Cuando varios españoles fueron asesinados en 1856, España rompió relaciones con
México. (Velázquez Flores & Schiavon, 2021, p. 121)
Aunque las relaciones fueron restablecidas en 1877, persistieron las tensiones rela-
cionadas con el pago de la deuda. En este marco,
el gobierno español demandó el pago de la deuda. España pedía que ambos
países se ciñeran a la Convención de Reclamaciones rmadas en 1853. La respuesta
de México fue contundente, puesto que se negó a aceptar cualquier tratado anterior
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a la intervención francesa. El gobierno de Díaz argumentó que se tenían que rmar
nuevos tratados. El arreglo denitivo se logró en 1885 ya que, en esos momentos, la
prioridad de España era distanciar a Estados Unidos de América Latina debido a su
creciente inuencia y México era un país clave para ese propósito. (Velázquez Flores
& Schiavon, 2021, p. 141)
Pese a estos acuerdos, las relaciones bilaterales continuaron estancadas en ciertos
aspectos, esto debido más a factores internos de ambos países que a desacuerdos insalva-
bles. En el caso de España, se identicaron dos estrategias que ampliaron sus vínculos con los
países hispanoamericanos a partir de la década de 1880: la creación de instituciones especia-
lizadas, como la Unión Iberoamericana de Madrid en 1885, y la organización de celebraciones
culturales de alcance internacional, como el IV Centenario del Descubrimiento de América.
Por su parte, México emprendió acciones concretas para fortalecer su presencia en
el ámbito internacional. Estas incluyeron la participación en eventos como las Exposiciones
Universales y el IV Centenario del Descubrimiento de América, que representaron platafor-
mas ideales para proyectar una imagen de modernidad y estabilidad. Riguzzi y Pérez Arce
(2005) destacaron que “la promoción de la imagen mexicana en el exterior fue conscien-
temente asumida, reconocida y teorizada como tarea política y programática de interés
nacional” (p. 151). Estas actividades se convirtieron, entonces, en herramientas clave para
alcanzar los objetivos diplomáticos del Porriato, como lo señala Moreno Moreno (2020):
convertiría a exposiciones, congresos, homenajes y centenarios en las he-
rramientas más adecuadas y efectivas para lograr sus propósitos … Además, es-
tos eventos sirvieron como indicadores de la intensidad de las relaciones entre los
países. (pp. 273-275)
En particular, las exposiciones universales marcaron el inicio de una tradición mexi-
cana que utilizaba estos espacios para proyectar su historia, diversidad cultural y riqueza
artística como carta de presentación. Rodríguez Barba (2022) destaca que estas exposi-
ciones fueron un lugar donde la élite gobernante buscó “reunir los elementos necesarios
para nutrir su imaginario” (p. 1) y construir una imagen ideal de México, caracterizada por
el progreso y la modernidad. Este esfuerzo fue ampliamente adoptado no solo por las
élites, sino también por la creciente clase media urbana, consolidándose como una repre-
sentación nacional (Herrera Feria, 2005).
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Festejos en España del IV Centenario del Descubrimiento de América en
1892: un escenario de diplomacia cultural y proyección internacional
La celebración del IV Centenario del Descubrimiento de América en 1892 fue un mar-
co idóneo para desplegar estrategias de acercamiento diplomático entre España y México.
Este evento ofreció la oportunidad de reexionar sobre la historia compartida y de fortalecer
los vínculos entre ambas naciones. Como lo subrayan Agustín Sánchez Andrés y Pedro
Pérez Herrero (2015), “constituyó, probablemente, el máximo exponente de esta estrategia
de acercamiento cultural” (p. 94). Desde la perspectiva española, el evento representó una
oportunidad para priorizar un clima de cordialidad con el régimen porrista, relegando a
un segundo plano la defensa de los intereses particulares de los ciudadanos españoles en
México (Sánchez Andrés, 1999).
Por su parte, para el país latinoamericano, las celebraciones signicaron una estra-
tegia clave para mejorar su imagen internacional mediante el uso de la cultura, el arte y la
política. Estas herramientas se consolidaron como vías ecaces para superar tensiones
históricas y facilitar un acercamiento más simbólico y menos confrontativo. Según zquez
Cienfuegos (2007), la celebración fue promovida por el gobierno español como una estra-
tegia para rearmar su identidad nacional y revalorizar su relación histórica con América, la
cual quedó relegada tras los procesos de independencia del siglo XIX:
España entró en el nuevo periodo con la superación del proceso revolucio-
nario de 1868 con la restauración de la monarquía, siendo el gran artíce del nuevo
sistema Antonio Cánovas del Castillo. La Restauración estuvo vigente con modica-
ciones desde 1874 hasta 1931, conformando el periodo de estabilidad política más
largo de la historia de España, caracterizado por la alternancia en el gobierno de
Conservadores y Liberales. (Vázquez Cienfuegos, 2007, p. 68)
A pesar de la escasez de recursos, España organizó, a lo largo y ancho de su territo-
rio, múltiples eventos conmemorativos, incluyendo congresos, exposiciones y publicaciones
americanistas, en un esfuerzo por posicionarse como el principal referente en la actividad.
Sin embargo, esta celebración no estuvo exenta de competencia, ya que Estados Unidos
e Italia también intentaron liderar los festejos, el primero con el objetivo de fortalecer su
inuencia y relaciones con Hispanoamérica; y el segundo con la intención de enaltecer
su reciente unicación nacional. En este contexto, el IV Centenario del Descubrimiento de
América se desarrolló en un panorama geopolítico marcado por el auge del imperialismo y
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la consolidación de nuevos Estados-nación en Europa y América. España, bajo el sistema
de la Restauración Borbónica de 1874, buscó estabilidad política mediante la alternancia de
partidos, liderados por Antonio Cánovas del Castillo y Mateo Práxedes Sagasta
4
. A nivel eu-
ropeo, la política internacional estuvo marcada por eventos como la guerra franco-prusiana
(1870-1871), la unicación italiana y la expansión del imperialismo, con potencias como Ale-
mania, Francia y el Reino Unido, consolidando sus dominios ultramarinos. En este escena-
rio, España utilizó la conmemoración de 1892 no solo como una celebración histórica, sino
como un mecanismo de proyección diplomática y cultural para reposicionarse en la escena
internacional (Vázquez Cienfuegos, 2007).
La intención de mejorar las relaciones con España no surgió de manera espontánea
en el contexto del IV Centenario del Descubrimiento de América. Diversos estudios han
señalado que este interés era evidente desde décadas previas (Muriá, 1985; Bernabeu-Al-
bert, 1987). La historia compartida, la lengua común y la herencia cultural sirvieron como
pilares fundamentales para establecer vínculos previos de carácter artístico y personal que
los gobiernos aprovecharon estratégicamente. En este contexto, las redes de contacto
desempeñaron un papel esencial. Estas se denieron como el entramado edicado a partir
de contactos personales y amistades que llevan a estrechar lazos entre ambas naciones en
el ámbito cultural, intelectual y arstico, convirtiéndose en el ingrediente indispensable para
reforzar las relaciones diplomáticas” (Moreno Moreno, 2020, p. 158).
Los festejos del IV Centenario del Descubrimiento de América, celebrados en 1892
en España, representaron una plataforma sin precedentes para la reexión y el intercam-
bio cultural, histórico y académico entre España y América Latina. Una muestra del én-
fasis otorgado por el gobierno español a estos eventos se reeja en la lista de congresos
y exposiciones organizados, los cuales privilegiaron las temáticas históricas y culturales
sobre las industriales y mercantiles. Entre estos destacaron el Congreso Mercantil Hispa-
no-Americano-Portugués, el Congreso Jurídico Iberoamericano, el Congreso Geográco
Hispano-Americano-Portugués, el IX Congreso de Americanistas, el Congreso Pedagógico
Hispano-Portugués-Americano, la Exposición Histórico Americana y el Congreso Litera-
rio Hispano-Americano (Sánchez Albarracín, 2002). El escritor andaluz Juan Valera, como
4
Para conocer más de la biografía y aportaciones de estos dos grandes líderes políticos españoles,
se recomienda consultar a Belda Pérez-Pedrero (2002), Villarejo Sánchez (2005), Gómez Díez
(2019) y Martínez Ezquerro (2022).
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Música y diplomacia cultural en el Porriato...
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. Revista de las artes, 2025, Vol. 85, Núm. 1 (julio-diciembre), e62851
secretario de la comisión organizadora y codirector de la revista ocial El Centenario, subra-
yó la dimensión cultural e intelectual de los festejos. Desde esta publicación, se fomentaron
debates históricos y culturales que involucraron a destacados intelectuales y políticos de
España y América Latina. En este contexto, Bernabéu Albert (1987) destacó el impacto in-
trospectivo y regeneracionista del centenario:
En 1892, España descubre su propio pasado, su íntima complejidad histórica
Es así el Centenario un espejo y una cala del pensamiento nisecular, sobre el cual
va también a actuar, congurando una idea de América utópica y regeneracionista,
paralela a una contraofensiva iniciada como respuesta a los deseos imperialistas de
la República del Norte. (pp. 15-20)
Enrique Sánchez Albarracín complementó esta visión al señalar que el principal ob-
jetivo de los festejos no fue únicamente conmemorar a Cristóbal Colón, sino también rei-
vindicar el legado español en la conquista, colonización y cristianización del Nuevo Mundo,
desaando la narrativa impuesta por la leyenda negra. Según el autor:
Se pretende sobre todo rearmar el lazo familiar y cultural histórico y no tanto
recordar y analizar la gura de Colón, como reivindicar abiertamente la obra de Espa-
ña en la conquista, la colonización y la cristianización del nuevo mundo, desvirtuada
por la nefasta leyenda negra. Otro gran propósito también es defender la unidad de la
lengua española y a la vez un espíritu y una cultura, acosados por un contexto inter-
nacional considerado como enajenante tanto en Europa como en América. (Sánchez
Albarracín, 2002, p. 2)
Además de los congresos mencionados, los festejos generaron una rica producción
de crónicas, comentarios y publicaciones en diversos formatos, como periódicos, diarios
de viaje y memorias de congresos. Este acervo documental evidencia no solo el interés de
España por proyectar una imagen renovada de su historia, sino también el papel activo de
las voces latinoamericanas en el debate cultural y político de la época. La organización y el
alcance de los eventos culturales y académicos del IV Centenario del Descubrimiento de
América no solo fortalecieron los lazos históricos entre España y América Latina, sino que
también ofrecieron un espacio de diálogo que permitió a ambas partes reexionar sobre sus
identidades compartidas, superar narrativas conictivas y rearmar su lugar en el panorama
internacional de nales del siglo XIX.
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La legación mexicana y su diplomacia cultural en el IV Centenario del
Descubrimiento de América
Para conformación de su legación, el gobierno mexicano designó primero a un inte-
lectual y militar inuyente como representante; en segundo lugar, incluyó a un conjunto de
intelectuales estrechamente vinculados con la política y la cultura nacional; y, nalmente, en-
vió a una banda de música militar como vehículo de diplomacia, subrayando la importancia
del intercambio cultural como recurso político. Una de las acciones que México implementó
para asistir a los festejos en España fue la creación de la Junta Colombina en mayo de 1891.
Esto representó un esfuerzo coordinado para garantizar una representación digna del país.
Presidida por guras como Joaquín García Icazbalceta, Ernesto Chavero y Francisco del
Paso y Troncoso
5
, la Junta Colombina reejó la importancia que las autoridades porristas
otorgaron a este evento. Además, algunos miembros de la delegación mexicana recibieron
medallas y reconocimientos por su destacada participación, lo que evidenció el impacto
positivo de su intervención en las celebraciones.
En este sentido, la delegación mexicana demostró ser un ejemplo claro de la diplo-
macia cultural en acción. Utilizó el “poder blandoa través de la combinación de guras
intelectuales, artísticas y políticas, que permitieron al país fortalecer sus lazos con España
y proyectar una imagen moderna y progresista en el ámbito internacional, consolidando el
legado de esta histórica participación. La legación mexicana tuvo una contribución suma-
mente activa bajo la dirección del embajador Vicente Riva Palacio (1832-1896).
Sobre la llegada de la legación mexicana a España, se armó que a mediados del
mes de septiembre llegó a puerto español todo un desle compuesto por periodistas, sa-
cerdotes, profesores, abogados, editores, arqueólogos … las casi tres mil piezas arqueo-
lógicas, obras de arte y los instrumentos musicales de la banda” (Ramírez Vuelvas, 2010,
p. 872). La presencia de individuos de distintas profesiones se debió más a la diplomacia
cultural basada en redes de contacto que a una política exterior estrecha entre España y
México. En este sentido, Moreno Moreno (2020) destacó que estas redes representaron “el
entramado edicado a partir de contactos personales y amistades que llevaron a estrechar
lazos entre ambas naciones en el ámbito cultural, intelectual y artístico, convirtiéndose en
5
Para conocer sobre los personajes que formaron parte de la junta colombina, se recomienda
consultar y leer los siguientes trabajos: “Don Joaquín García Icazbalceta, biografía y bibliografía”
(1903), Carrera Stampa (1969) y Ugalde Andrade (2016).
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el ingrediente indispensable para reforzar las relaciones diplomáticas” (p. 158). La participa-
ción de quienes contribuyeron desde los escritorios, así como de aquellos que estuvieron
directamente en eventos masivos, favoreció la difusión de “un discurso triunfalista en el que
el progreso y la paz social se daban la mano para mostrar al mundo la realidad de un país
moderno que formaba parte por derecho propio de las naciones ‘civilizadas’ del planeta
(Pérez Vejo, 2010, p. 40). Los integrantes de la delegación no fueron seleccionados al azar,
sino como parte de una estrategia ocial iniciada tiempo atrás, donde las redes previas y las
que surgieron durante los Festejos Colombinos resultaron clave. En este contexto, Moreno
Moreno (2020) armó que “los diplomáticos fueron elegidos entre lo más nutrido del panora-
ma intelectual, compaginando su labor política con la academia, literatura y arte” (p. 159). La
asistencia a las celebraciones colombinas de una diversidad de personajes no representó
únicamente un acto protocolario, sino una manifestación consciente de lo que hoy se cono-
ce como “poder blando.
La contribución intelectual de Vicente Riva Palacio en el IV Centenario
del Descubrimiento de América
Como líder ocial de la delegación mexicana en España, Vicente Riva Palacio fue un
personaje destacado. Abogado, periodista, novelista, cuentista, dramaturgo, poeta, biógra-
fo e historiador, Riva Palacio profesó el liberalismo como un credo políticamente correcto y
luchó por la consolidación de México desde las trincheras militares y literarias. Provenía de
una familia bien posicionada económica y culturalmente; además, contaba con una estirpe
revolucionaria al ser nieto de Vicente Guerrero, héroe de la independencia nacional. Su parti-
cipación militar más relevante se dio durante el Segundo Imperio (1863-1867) como general y
jefe del Ejército del Centro. Aunque intentó gestionar la amnistía para los invasores franceses,
este gesto, que demostraba su calidad humana, no tuvo buena recepción entre la población
patriótica de la época y no le brindó la popularidad que logró Porrio Díaz. No obstante,
ocupó importantes cargos políticos, incluyendo la gubernatura del Estado de México en 1863
y de Michoacán en 1865, así como el puesto de Ministro de Fomento durante el Porriato.
Ya en España, en 1886, Riva Palacio estableció amistad con intelectuales españoles
de diversas ideologías, como Armando Palacios Valdés, Octavio Picón, Ramón de Cam-
poamor, Menéndez Pelayo, Pérez Galdós y Pereda. También entabló relaciones con polí-
ticos inuyentes, como el ministro liberal Pxedes Sagasta, con quien gestionó el indulto
de Manuel Villacampa, brigadier y líder de la Asociación Republicana Militar. Aunque su rol
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diplomático le prohibía involucrarse directamente en la política española, Riva Palacio ex-
presó sus opiniones de manera discreta a través de la publicación de cuentos breves. En
México, publicó poemas, cuentos y novelas en entregas, además de dirigir la obra canónica
de historia del siglo XIX, México a través de los siglos, que le dio gran reconocimiento como
experto en el tema de colonización. La Dra. Diana Vanessa Geraldo Camacho, en su estudio
introductorio a Cuentos del General y otros relatos, sostuvo que los cuentos de Riva Palacio:
ofrecen al lector un mundo de reexión social y política, de crítica a las cos-
tumbres morales y sentimentales del hombre, pero también hacen evidente el ejerci-
cio de una técnica narrativa que condensa en su brevedad y aparente sencillez todo
un articio de escritura que le ha concedido al autor ser reconocido como uno de
los pioneros del cuento moderno mexicano: la densidad dramática que consiguió en
un texto de carácter breve, la caracterización de personajes, la intensidad y el ritmo
narrativo, el desarrollo y conclusión de la historia, sus nales contundentes, ya sar-
cásticos, ya aleccionadores, son solo algunas de sus características como cuentista.
(Geraldo Camacho, 2019, pp. 242-243)
La extensa labor intelectual de Riva Palacio en México y España fortaleció la presen-
cia de México en los festejos del IV Centenario del Descubrimiento de América. Desde su
llegada a España en 1886, consolidó su reputación en el ámbito cultural, lo cual le permitió
participar de manera activa en las celebraciones. En estos festejos, las actividades culturales
y artísticas representaron un medio ideal para expresar su pensamiento político, respaldado
por un grupo de intelectuales, también vinculados a la cultura, que habían viajado a España
o residían allí desde antes de los festejos colombinos.
Una de las acciones más directas que el General Vicente Riva Palacio dirigió a los
festejos del IV Centenario fue una conferencia que preparó para ser leída el 18 de enero de
1892 en el Ateneo de Madrid. La conferencia, titulada Establecimiento y propagación del
cristianismo en Nueva España, reejó su postura sobre la conquista espiritual en el Nuevo
Mundo. En su libro Entre literatura e historia. Vicente Riva Palacio: visiones de España y -
xico, Marco Antonio Chavarín González (2015) destaca que la publicación de los Cuentos
del general en 1896, año en el que Riva Palacio falleció, representó un esfuerzo por integrar
coherentemente los elementos del cuentario como parte de una estrategia creativa que
evidenció su convicción de que la literatura guarda estrecha relación con otras disciplinas.
Chavarín González (2015) observa que:
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Música y diplomacia cultural en el Porriato...
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esta forma de ver la literatura como recurso propagandístico —en el sentido
de distribución y argumentación de ideas, muy común a lo largo del siglo XIX mexi-
cano, no implica que Riva Palacio descuidara el nivel estético de su narrativa, sino
sólo revela su capacidad para no perder de vista, como cualquier escritor compro-
metido con algunas ideas [, en su caso el liberalismo,] pero con buen ocio, el estilo,
la estructura de sus cuentos al momento de tomar postura. (p. 13)
Al analizar la obra de Riva Palacio, Chavarín González (2015) divide sus publicaciones
en varias tendencias o etapas. Entre 1861 y 1862, Riva Palacio se dedicó a producir guiones
teatrales que buscaban fomentar el patriotismo ante la intervención francesa, usando la sá-
tira para referirse a sus adversarios políticos de forma sarcástica y burlona. Posteriormente,
en sus novelas históricas, escritas entre 1868 y 1874, se enfocó en mostrar los aspectos
tangibles de la doctrina liberal y en criticar los paradigmas novohispanos asociados con la
doctrina conservadora, representados por la Santa Inquisición y las formas del gobierno
colonial. De 1880 a 1889, en su etapa más formal como historiador, incursionó en el ensayo
biográco con su libro Los ceros. Galería de los contemporáneos. Según Díaz y de Ovando,
la intención de Riva Palacio en esta obra fue:
dar la voz de alarma contra la losofía comtiana que se impara en la Escuela
Nacional Preparatoria, losofía en la cual el krausista Riva Palacio, y otros, vislumbra-
ban el peligro que entrañaba para la cultura y la vida si se convertía y adoptaba como
programa político. (como se cita en Chavarín González, 2015, p. 17)
6
Vicente Riva Palacio pronunció la conferencia titulada Establecimiento y propaga-
ción del cristianismo en Nueva España el 18 de enero de 1892 en el Ateneo de Madrid, en
el marco de las celebraciones del IV Centenario del Descubrimiento de América. Durante
la conferencia, reexionó sobre las aportaciones de España a la conguración del mun-
d o , a r m a n d o q u e , m e d i a n t e e l d e s c u b r i m i e n t o d e A m é r i c a , l o s e s p a ñ o l e s c o m p l e t a r o n
6
El último periodo creativo de Riva Palacio como cuentista comenzó con la conferencia dictada en
el Ateneo de Madrid y concluyó con la publicación de su última obra, Cuentos del General. Para
1892, el año del centenario, Riva Palacio publicó cinco de los veintiséis cuentos que conforma-
ron la edición nal de esta obra, impresa por Sucesores de Rivadeneyra. Entre estos cuentos, se
incluyen “El voto del soldado”, “Los tres nombres”, “El hermano Cirilo”, “Amor correspondido” y
“Consultar con la almohada”. Según Chavarín González (2015), estos relatos reejaban las pos-
turas de Riva Palacio sobre las relaciones entre América y Europa, un tema que también abordó
abiertamente en su libro Los ceros. Galería de los contemporáneos (1882).
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la geografía del globo terrestre y compartieron su patrimonio cultural, político, económico
y social, contribuyendo a la formación de dieciséis nuevas naciones. Según Riva Palacio
(1892), para valorar estos acontecimientos, era necesario estar:
libres de preocupaciones de escuela, de envidias o rencores nacionales, se
medite sobre esos asombrosos movimientos, eliminando personalidades, dejando
los episodios para la monografía, la novela, el drama o los cantos épicos; y sea el
individuo uno de los innitos factores en el gran concurso evolucionista como es la
voz humana en la moderna música un elemento de armonía, y con el centro melódi-
co, ante el que se inclinan las demás combinaciones, entonces la historia del pueblo
español será tan digna de estudiarse por el descubrimiento de América, como la de
Roma y la de Grecia. (p. 8)
Las metáforas empleadas por Riva Palacio en relación con conceptos musicales,
como armoníay centro melódico”, invitaban a una unicación del pensamiento y las
acciones humanas en el respeto irrestricto a las soberanías de las naciones latinoamerica-
nas. Esta visión conecta a Riva Palacio con el músico José Encarnación Payén, quien fue
instrumentista, compositor y director durante más de veinte años de la Banda del Octavo
Regimiento de Caballería, que estableció su cuartel en Morelia, Michoacán. Para los fes-
tejos del IV Centenario del Descubrimiento de América, 64 músicos mexicanos viajaron
a España, aportando una sensibilidad única, mezcla de herencias mestizas e indígenas,
en sus intervenciones musicales y en la interpretación de diversas obras y autores en el
contexto de la conmemoración.
La participación musical de la Banda del Octavo Regimiento de Caballería
como instrumento de la diplomacia cultural porrista
La participación de la banda militar destacó como una manifestación simbólica
del poder blando implementado por el gobierno porrista. A través de la música, la diplo-
macia mexicana encontró una herramienta ecaz para proyectar una imagen moderna,
estable y culturalmente rica, mientras buscaba estrechar sus lazos históricos y políticos
con España. Las condecoraciones otorgadas a su director, el capitán Encarnación Payén,
y el reconocimiento de la banda por instituciones clave, como la Sociedad de la Unión
Iberoamericana y la familia real, no solo subrayaron la excelencia artística del conjunto,
sino que también reforzaron la percepción de México como una nación independiente y
progresista. El repertorio seleccionado por la banda, que incluyó tanto himnos nacionales
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Música y diplomacia cultural en el Porriato...
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como piezas de gran relevancia cultural para España, evidenció una cuidadosa construc-
ción de un discurso musical que buscó resaltar las conexiones identitarias y culturales
entre ambas naciones. Este esfuerzo permitió superar tensiones históricas y proyectar
una narrativa de unidad y respeto mutuo, consolidando así la música como un vehículo
esencial para el entendimiento y la reconciliación.
Sin embargo, mientras el gobierno de Porrio Díaz promovía esta imagen de estabi-
lidad en el exterior, en el ámbito interno, enfrentaba una coyuntura política compleja. Como
señala Salmerón (2014), la cuarta reelección de Díaz en 1892 generó una intensa disputa
política que evidenció las tensiones y desafíos que atravesaba su administración. Aunque
la campaña electoral fue impulsada por el Comité Central Porrista y la Unión Liberal, con
el respaldo del secretario de Gobernación, Manuel Romero Rubio, surgieron movimientos
opositores que cuestionaron la legitimidad de la continuidad de Díaz en el poder. En la
Ciudad de México, grupos de estudiantes y periodistas independientes promovieron una
campaña antirreeleccionista que logró cierta aceptación popular, reejando un clima de
creciente descontento. Además, la coyuntura electoral coincidió con una crisis económica y
hacendaria provocada por la caída del precio internacional de la plata, problemas scales y
fenómenos climáticos que impactaron la producción agrícola.
Paralelamente, el país enfrentó rebeliones rurales y resistencias locales contra la per-
manencia de ciertos gobernadores. Frente a estas tensiones, el régimen porrista recurrió a
la represión y a negociaciones con caudillos regionales para mantener el control. Sin embar-
go, los conictos internos pudieron afectar la percepción internacional del país, pues ponían
en duda la estabilidad política que el gobierno intentaba proyectar.
En este contexto, la música militar se convirtió en un puente cultural que sirvió tanto
para expresar la identidad nacional mexicana como para establecer una conexión simbólica
con su antigua metrópoli. Tal como se explora a continuación, el repertorio interpretado por
la banda no solo incluyó aires nacionales mexicanos, sino también composiciones caracte-
rísticas de la tonadilla escénica, el género chico y la zarzuela española, que, con sus matices
identitarios, lograron trazar líneas de diálogo cultural entre ambas tradiciones musicales
7
.
7
La musicóloga cubana Victoria Elí (2010), en el capítulo titulado “Nación e identidad en las can-
ciones y bailes criollos”, presenta un subapartado en el que explica la tonadilla escénica y sus
repercusiones musicales y sociales en el contexto hispano. Según la autora, el teatro desempeñó
un papel fundamental en la difusión de la música más allá de los espacios eclesiásticos, tanto
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Su desempeño musical, la atención al detalle en su dotación instrumental, la riqueza de su
repertorio y la recepción que obtuvieron en España, en especial en Santander y Madrid,
evidenciaron cómo el arte puede fungir como un puente entre culturas, favoreciendo el
entendimiento y fortaleciendo lazos históricos. La minuciosa documentación sobre su lle-
gada y las descripciones del uniforme de los músicos, cargadas de simbolismo patriótico,
reejan cómo cada elemento de la banda fue cuidadosamente diseñado para transmitir la
identidad nacional y reforzar la narrativa de un México moderno e independiente. La música
y la imagen proyectada por la banda se convirtieron en herramientas efectivas para dialogar
culturalmente con la nación antriona, haciendo frente a tensiones históricas y posicionando
a México como un actor relevante en el escenario internacional
8
.
antes como después de los procesos independentistas en Hispanoamérica. En este sentido, den-
tro de las interacciones musicales entre España y sus colonias, las primeras manifestaciones de
inuencia americana en la literatura española se encuentran en el teatro menor de los siglos XVI y
XVII, particularmente en los entremeses. En estas piezas teatrales, autores como Lope de Rueda,
Miguel de Cervantes, Lope de Vega y Francisco de Quevedo incorporaron un lenguaje popular a
sus personajes, reejando las costumbres y formas de hablar propias de distintas clases sociales.
Para ello, emplearon la música y el baile como elementos integrados en la vida cotidiana, espe-
cialmente en los ambientes callejeros. Estas prácticas escénicas contribuyeron a consolidar una
tradición teatral en la que la música adquirió un papel esencial en la caracterización de personajes
y en la transmisión de elementos identitarios (Elí, 2010).
8
En el presente artículo, los conceptos de modernidad, progreso y sosticación se denen y manies-
tan a través de varios elementos que rodearon la participación de la Banda del Octavo Regimiento de
Caballería en el IV Centenario del Descubrimiento de América en España. El primero, la modernidad,
se expresó en la capacidad de México para presentarse ante la comunidad internacional como una
nación organizada, con instituciones culturales sólidas y una identidad artística propia. La banda, al
interpretar un repertorio que combinaba música nacional con géneros europeos, como la zarzuela,
el género chico y la tonadilla escénica, mostró un equilibrio entre lo autóctono y lo cosmopolita,
reejando la apertura de México a las tendencias culturales de la época. Asimismo, la dotación ins-
trumental y la calidad interpretativa de la agrupación musical contribuyeron a proyectar una imagen
de vanguardia y excelencia artística.
El progreso, como segundo elemento, se vinculó con la capacidad del país para emplear la música
como una herramienta de diplomacia cultural, lo que permitió establecer un diálogo intercultural con
España. La minuciosa planicación de la presentación de la banda, junto con la documentación de-
tallada de su llegada y vestimenta, evidencia un esfuerzo deliberado por parte del gobierno mexicano
para fortalecer sus lazos internacionales y consolidar su identidad nacional en un contexto global.
Además, la recepción positiva en ciudades como Santander y Madrid sugiere que la ejecución musi-
cal de la banda fue reconocida como un símbolo del desarrollo cultural y artístico del país. Por último,
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Música y diplomacia cultural en el Porriato...
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A continuación, se analiza con mayor detalle el impacto de las interpretaciones musi-
cales de la banda durante los eventos conmemorativos, poniendo especial énfasis en cómo
el repertorio, cuidadosamente seleccionado, y la interacción con los públicos español y mexi-
cano contribuyeron a cimentar esta estrategia de diplomacia cultural. La delegación mexica-
na, conformada por 64 músicos, viajó a España como representante de la excelencia musical
y artística del país, un esfuerzo que en el periódico La Ilustración Española y Americana se
reconoció al destacar “[los] grandes elogios de la organización de la banda y del desempeño
que obtienen las obras que forman su repertorio” (Martínez de Velasco, 1982, p. 387). El im-
pacto cultural de la Banda del Octavo Regimiento de Caballería quedó claramente reejado
en la recepción que tuvo durante sus presentaciones en España, las cuales marcaron un
precedente signicativo en la historia de la diplomacia cultural mexicana.
El arribo de la banda a Santander fue el inicio de una serie de actividades que in-
cluyeron un concierto para la Reina Regente Cristina y el embajador Vicente Riva Palacio,
así como presentaciones en la Unión Ibero-Americana y en el Cuartel de la Montaña en
Madrid. Estas actuaciones no solo resaltaron por su excelencia musical, sino también por
el simbolismo diplomático que llevaron consigo al consolidar la presencia mexicana en un
evento de trascendencia internacional. El liderazgo del capitán Encarnación Payén fue un
pilar fundamental para el éxito de la banda en el contexto internacional. Tal como lo describió
El Monitor Republicano en el artículo “La banda mexicana en Madrid” de la edición del 28
de octubre de 1892, Payén fue “uno de los más notables profesores, del ejército mexicano”
(“La banda mexicana en Madrid”, 1892, p. 2).
La carrera de Payén, iniciada como músico mayor y subteniente del Quinto Batallón
de Guanajuato, estuvo marcada por logros signicativos en la formación y dirección de ban-
das en diversos regimientos. En el Tercero de Colima y el 14º Batallón, Payén formó bandas
con músicos conformado, en su mayoría, por soldados analfabetos, lo que destaca tanto
la habilidad pedagógica del capitán como su compromiso con el desarrollo artístico militar.
el elemento de la sosticación se manifestó en la cuidada puesta en escena y el simbolismo detrás
de la presentación de la banda, desde su uniforme patriótico hasta la selección de obras que repre-
sentaban tanto la tradición mexicana como la inuencia hispánica en su repertorio. La interpretación
musical no solo se enfocó en la calidad sonora, sino también en la estética visual y el impacto sim-
bólico que generaba la agrupación, lo que contribuyó a reforzar la narrativa de un México renado,
culto y capaz de dialogar artísticamente con las grandes potencias culturales de la época.
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Posteriormente, Porrio Díaz lo reconoció ocialmente y lo nombró director de la Banda del
Octavo Regimiento de Caballería, consolidando así su posición como gura clave en la di-
plomacia cultural mexicana (Mercado Villalobos, 2015; Ramírez-Hurtado, 2024).
Previo a su llegada a España, la Banda del Octavo Regimiento de Caballería ya había
alcanzado amplio reconocimiento internacional bajo la dirección de Payén. Sus participacio-
nes en eventos como la Exposición Internacional del Algodón de 1884 y la Exposición Uni-
versal de 1886 en los Estados Unidos se destacaron por la calidad de sus interpretaciones
y su capacidad técnica. En estos encuentros, la banda se presentó como una agrupación
que ejecutaba música escrita especícamente para la dotación instrumental de una banda
militar, lo que reforzó su reputación como un conjunto de excelencia. En palabras de Galindo
y Villa (1894), para el IV Centenario de 1892, la banda “iba precedida de renombre y fama
(p. 19). Estas experiencias previas no solo prepararon a la banda para su participación en las
celebraciones del IV Centenario del Descubrimiento de América, sino que también le otor-
garon una ventaja estratégica en términos de diplomacia cultural. Bajo la batuta de Payén, la
Banda del Octavo Regimiento de Caballería se consolidó como una herramienta poderosa
para proyectar la imagen de México.
Durante el siglo XIX, la música en México desempeñó un papel esencial como he-
rramienta pedagógica y de construcción identitaria, particularmente a través de la música
conmemorativa y popular. Según Ramírez-Hurtado (2024), las bandas militares, además de
consolidarse como actores fundamentales en ceremonias cívicas y estas patrióticas, tuvie-
ron un impacto signicativo en la vida cotidiana al interpretar repertorios diseñados para for-
talecer el sentimiento nacionalista y la idea de pertenencia a la patria. Compositores como
Mariano Elízaga, Aniceto Ortega y Ernesto Elorduy, entre otros, crearon piezas que busca-
ban emocionar colectivamente y vincular a los escuchas con una identidad cultural especí-
ca, mezclando elementos de universalidad y sonidos propiamente nacionales. Asimismo, la
música tradicional mexicana, caracterizada por ritmos alegres, como sones, jarabes, mazur-
cas y polkas, logró integrarse tanto en espacios rurales como en las altas esferas urbanas,
lo que le permitió consolidar su lugar en el gusto popular con composiciones que reejaban
el orgullo y la nostalgia nacionales. La música popular mexicana del siglo XIX reeja un fuerte
arraigo cultural y nacionalista a través de composiciones ampliamente difundidas:
Piezas del gusto popular como El Palomo, Los enanos, El atole, El butaquito,
El murciélago, No me olvides, El guajito, El durazno, Viva Cuba, Las cubanitas, La
serpentina, La paloma azul, Las bicicletas, Los patinadores, Cuando el amor muere,
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La primavera, Los parranderos, Los lagartijos, y cientos de melodías más, de au-
tores conocidos o anónimos; se publicaron cancioneros populares, entre himnos,
corridos, tragedias y fragmentos de operetas, que aluden a la añoranza, al orgullo
nacional. (Ramírez-Hurtado, 2024, pp. 89-90)
El número de elementos que conformaron la banda indica la importancia que le
otorgó el gobierno mexicano a la conmemoración del IV Centenario del Descubrimiento de
América, pues le debieron asignar importantes recursos
9
. Además que la Banda del Oc-
tavo Regimiento de Caballería se compuso de 64 integrantes, tenía una amplia diversidad
de instrumentos de aliento, madera, metal y percusiones. Gracias al instrumental con el
que viajó, la banda logró una sensibilidad única en cada una de sus participaciones, pues
mezclaron las herencias mestizas con las indígenas. Asimismo, y como se verá más ade-
lante, recurrieron a piezas europeas y propias de la conmemoración. El viaje de la banda
fue documentado por la prensa mexicana y española, y se celebró como reejo del orgullo
nacional por su participación en las festividades.
Desde su salida de la Ciudad de México, el 3 de septiembre de 1892, la banda estu-
vo en el centro del interés periodístico. En la edición de ese 3 de septiembre del periódico
El Siglo Diez y Nueve, dirigido por Luis Pombo y Francisco Bulnes, se informó brevemente
sobre la partida de la agrupación musical con rumbo a España: “la música del 8° Regimiento
que dirige el Sr. Payén, ha salido hoy de esta capital con rumbo a España(“Varias noti-
cias”, 1892, p. 3). Por su parte, el Diario del Hogar, dirigido por Filomeno Mata, publicó el 1
de septiembre de 1892 el artículo “Programa, en la sección Gacetilla. En este, se anunció
el concierto de despedida de la banda en el kiosco central de la Alameda de la Ciudad de
México. El programa incluyó diversas piezas musicales. La nota subrayó la importancia sim-
bólica de la participación de la banda en el evento internacional, armando que como diji-
mos anteriormente, mañana partirá rumbo a España la banda que dirige el Sr. Payen, para
tomar parte en las estas de la Exposición Colombina. Y allí, como en los Estados Unidos,
9
La dotación instrumental de la Banda del Octavo Regimiento de Caballería fue de un autín, dos
autas, dos oboes, un requinto, once clarinetes, un fagot, siete saxofones, dos bugles, dos trom-
bas, cuatros saxores altos mi bemol, dos trompetas de armonía, cuatro trombones de pistón, uno
de vara, cuatro barítonos, un bajo si bemol, dos contrabajos si bemol, una pareja de timbales, una
tambora o bombo, una caja de guerra, dos pares de platillos, una pandereta y varios accesorios,
ello indica una gran posibilidad tímbrica.
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estamos seguros honrará a nuestra nación” (Programa, 1892, p. 2). Este discurso periodís-
tico resaltó el papel de la banda como embajadora cultural y le otorgó un carácter represen-
tativo de la identidad y el prestigio musical de México en un contexto internacional.
El viaje de la banda quedó registrado en los archivos de la Compañía Trasatlántica
de Barcelona, encargada del transporte de pasajeros y mercancías entre América y Europa.
En el boletín del 10 de octubre de 1892, la empresa consignó la llegada del vapor Montevi-
deo a Santander el 28 de septiembre, tras zarpar de Veracruz el 3 de septiembre. En la lista
de pasajeros, se incluyó a “65 individuos del octavo regimiento de música, conrmando la
identidad de los músicos mexicanos y su director a bordo (Boletín de la Compañía Trasatlán-
tica de Barcelona, 1892, p. 151). Este registro permite calcular que la travesía transatlántica
duró 25 días, lo que evidencia el esfuerzo logístico detrás de la movilización de la banda.
Sin embargo, el trayecto no estuvo exento de dicultades. El periódico El Tiempo, en
su edición del 21 de octubre de 1892, reveló que el Montevideo enfrentó una fuerte tormen-
ta en alta mar entre los días 20 y 21 de septiembre. Según el artículo titulado “La Banda
Mexicana en Peligro de Naufragar”, esta, junto con el resto de los pasajeros, vivió momentos
de angustia cuando “olas gigantescas caían a cada momento sobre el Montevideo, ame-
nazando sepultarlo, y terribles rachas de viento tumbarlo a todos lados haciendo girones el
velamen” (“La Banda Mexicana en Peligro de Naufragar”, 1892, p. 3). El impacto de la tem-
pestad alcanzó su punto máximo durante la noche del 20 de septiembre, cuando un viento
ciclónico del sureste puso en peligro la embarcación. La situación se estabilizó hasta la tarde
del 21 de septiembre, cuando nalmente “desapareció todo el peligro, renaciendo la tranqui-
lidad en el abatido espíritu de los pasajeros” (“La Banda Mexicana en Peligro de Naufragar”,
1892, p. 3). Esta experiencia dramática marcó la travesía de la banda mexicana antes de
su arribo a España y generó un impacto en la prensa, que resaltó la valentía de los marinos
a bordo del Montevideo. Desde la prensa mexicana hasta los registros de navegación y la
prensa española, la presencia de la banda adquirió una relevancia simbólica que trascendió
el ámbito musical, convirtiéndose ella en un símbolo de la proyección internacional de Mé-
xico en el siglo XIX.
A pesar de las adversidades, el arribo de la banda se convirtió en un evento de gran
importancia en la ciudad de Santander. Su recepción fue documentada de manera extensa
en el periódico español La Voz Montañesa, cuya nota fue, a su vez, reproducida en México
en la edición del 20 de octubre de 1892 del periódico El siglo diez y nueve, donde se narró el
entusiasmo del público local y la percepción de los músicos como “españoles de corazón,
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un sentimiento que superaba la independencia política de México respecto a la madre patria
(Cumplido, 1892, p. 3). Los músicos fueron recibidos por las bandas de música municipal y
del regimiento de Burgos, que salieron en vapores a recibirlos. La ciudadanía de Santander
celebró su llegada como la de “hermanos” y no simples visitantes (Cumplido, 1892, p. 3).
Antes del desembarco y justo cuando la comitiva, encabezada por el cónsul mexi-
cano Manuel Payno en Santander, el representante del gobierno Francisco Sosa, el jefe
de la banda del Octavo regimiento Encarnación Payén y los integrantes de la banda, bajó
de la corbeta y puso pie en tierra española. La banda mexicana y la española interpretaron
“La marcha real” y continuaron su ejecución musical con aires nacionales españoles. Asi-
mismo, Cumplido destacó en una nota de El Siglo Diez y Nueve que la participación de la
banda fue vista como una “magníca música que toca con precisión exactisima [sic] y con
una anación superior á [sic] todo encomio, agradó muchísimo a los inteligentes” (Cumplido,
1892, p. 3). La nota señaló que, en su recorrido por las calles de Santander, los músicos
fueron objeto de respetuosas y corteses manifestaciones: “viéndoseles confraternizando
con nuestros músicos, como si fuesen viejos camaradas, seguidos por numerosos grupos
de curiosos” (Cumplido, 1892, p. 3). Se destaca en su imagen el uniforme que portaban, el
cual Cumplido (1892) describe con especial empeño
10
.
El intercambio producido por la interacción de colegas en el plano artístico es pre-
cisamente lo que permitió el intercambio cultural. Los integrantes de ambas bandas, mexi-
cana y española, tuvieron, por lo menos, dos características en común: poseer como prin-
cipal misión ser un recurso político para sus respectivos gobiernos y estar conformadas
por integrantes cuyos conocimientos y habilidades les permitían ejecutar música con los
instrumentos típicos de una banda militar. Por último, Cumplido (1892) armó que hubo
cierta frialdad en la actitud de las autoridades civiles españolas que, a diferencia del en-
tusiasmo popular, mostraron una actitud reservada. Este distanciamiento pudo deberse a
10
Fue descrito en el periódico de la siguiente forma: “uniforme azul turquí, con un condoncito en-
carnado á [sic] las costuras laterales del pantalón, y liras de plata en las hombreras y el cuello. Por
pertenecer al arma de caballería, calzan espuela y pende del chacó elegante forrajera de hilo de
plata, que, apoyando en los hombros, desciende con graciosos agremanes por el pecho: de una
bandolera de charol negra con cabos de plata, penden elegantes carteras de lo mismo, y ciñen
sables pendientes de tirantes al costado. Cubre la cabeza gracioso chacó kepis, sobre el que
tremola un plumero con los tres colores de la República Mexicana, blanco, encarnado y verde”.
(Cumplido, 1892, p. 3)
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la marcialidad y porte de los músicos mexicanos, quienes, a pesar de estar en calidad de
embajadores culturales, portaban sables en el uniforme. La interacción política de los repre-
sentantes de las delegaciones mexicana y española, así como la intervención de la Banda
del Octavo Regimiento de Caballería, representó un eslabón más en los intercambios inte-
lectuales y culturales entre las naciones.
Tras su paso por Santander, la banda se dirigió a Madrid, donde intervino en una
serie de eventos frente a autoridades de suma importancia, incluyendo a la misma Reina
Regente Cristina. El concierto fue descrito en el diario El Monitor Republicano como uno de
los de mayor realce y lucidez artística (“La banda mexicana en Madrid”, 1892), además se le
vio como un indicador del papel signicativo de la banda para la diplomacia. Tras su llegada
a Madrid, la banda y su director “siguiendo los deberes de la etiqueta, nuestra banda saludó
primero a la soberana de España” (Galindo & Villa, 1894, p. 19). El primer concierto ofrecido
fue para la reina en una de las plazas principales de la ciudad. Según la nota titulada “La
banda mejicana. Serenata en el palacio, publicada en el periódico La correspondencia de
España el 5 de octubre de 1892, “constituyó uno de los mayores éxitos artísticos registra-
dos” (“La banda mejicana. Serenata en el palacio, 1892, p. 3).
Después de ello, se sabe que la Reina Cristina recibió al director de la banda para
reconocerle con La Cruz de Isabel La Católica y el diploma de Caballero de la Real Orden.
Cabe decir que, para poder acceder a tales reconocimientos, Encarnación Payén debió so-
licitar permiso a las autoridades mexicanas, ya que no era un representante político, sino un
comisionado cultural. En el periódico El Tiempo del 26 de septiembre de 1892, se mencionó
que las autoridades “dispensaron trámites por obvia resolución” (El Tiempo, 1892, p. 3). Tal
respuesta se asume como indicador de la mejora en las formas de la relación entre ambas
naciones. En la nota titulada “Honrosa distinción, en el diario El correo español del 5 de no-
viembre de 1892, se escribió que las condecoraciones a Payén eran “una alta distinción que
revela las vivas simpatías que España siente hacia su hija la República Mexicana” (“Honrosa
distinción, 1892, p. 3). Lo anterior se vio reforzado por el hecho de que Encarnación Payén
no quiso inscribir a la banda mexicana en un concurso que se realizaría en Madrid, al dejar
claro que su presencia en España tenía nalidades estrictamente diplomáticas y de carácter
cultural. La nota “La banda mejicana. Serenata en el palacio” del 5 de octubre de 1892 en La
correspondencia de España rerió que “aquí no venimos a competir, para lo cual nos faltan
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fuerzas, sino únicamente a rendir homenaje en la hermosa tierra española al genio inmortal
de insigne descubridor de la región donde nacimos” (“La banda mejicana. Serenata en el
palacio, 1892, p. 3), lo cual se demostró en el repertorio que la banda interpretó.
Después de la marcha real española y el himno nacional, la banda interpretó la polca
Adán y Eva; la composición alemana El Molino en la Selva; una marcha de Wagner, rmada
por los mexicanos como La Lagartija; y las escenas musicales descriptivas de la popular
Jota de Ratas. El diario El siglo Diez y Nueve del 27 de octubre de 1892 agregó que “los mú-
sicos mexicanos acompañan con la voz a sus instrumentos, coreando las composiciones,
con lo que resulta un efecto agradabilísimo” (“La Banda Mexicana en Madrid”, 1892, p. 3).
Sobre la interpretación de Jota de Ratas, Federico Chueca Robles (1846-1908)
11
,
autor de la pieza, quien, además, estuvo en los ensayos de la banda, armó que “no había
escuchado nunca una versión tan perfecta de su título” (Fernández de la Torre, 1983, p. 15).
El destacado compositor madrileño del género chico es conocido por su música alegre y
cercana al pueblo de Madrid (Soto de Lanuza, s. f.). Aunque su formación musical fue, en
parte, autodidacta, recibió instrucción formal desde joven: “Con solo nueve años, Chueca
sorprendió por su habilidad al piano” (Soto de Lanuza, s. f., p. 370). Su talento pronto lo llevó
a estudiar en el Real Conservatorio Superior de Madrid y a dirigir orquestas en teatros madri-
leños. A pesar de su educación académica irregular, Chueca compensó con “gran intuición
y gracia para la melodía y el ritmo, atributos que lo posicionaron como una gura central en
la zarzuela, particularmente en el género chico (Soto de Lanuza, s. f., p. 371)
12
. Sus compo-
siciones, como “La Gran Vía” y “Agua, azucarillos y aguardiente”, son ejemplos vibrantes de
la zarzuela y demuestran su habilidad para capturar el espíritu castizo de Madrid.
11
Para conocer más sobre el autor, se insta a leer el artículo de Isabel Rosal Moral (2021), donde
busca revisar los discursos historiográcos que han moldeado la imagen de Chueca, cuestionan-
do el estereotipo de su gura y producción artística. Al mismo tiempo, se reconoce un desafío
metodológico debido a la pérdida y dispersión de la documentación original, así como la dicultad
de discernir su contribución especíca en sus colaboraciones con Joaquín Valverde. En su estu-
dio, Rosal Moral analiza la representación de Chueca en la prensa madrileña y en biografías de
la época, revisando cómo se ha conformado su imagen en el tiempo, desde nales del siglo XIX
hasta la publicación de su biografía escrita por Florentino Hernández Girbal.
12
La Biblioteca Nacional de España conserva un archivo personal de Chueca con documentos valio-
sos que reejan su vida y obra entre 1882 y 1903. Esta colección, adquirida de la heredera Laura
Esteban en 1978, incluye títulos manuscritos e impresos, libretos, recortes de prensa y un álbum
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El argumento de “La Gran Vía” abordó un tema relevante para la sociedad madrileña
de la época: la apertura de una nueva calle que conectaría el Madrid antiguo con el moder-
no. Esta zarzuela, en cinco cuadros, sigue las vivencias del “Paseante en Corte y el Caballe-
ro de Gracia” (Soto de Lanuza, s. f., p. 371), quienes recorren las calles de Madrid mientras
esperan el nacimiento de la Gran Vía. José María Soto de Lanuza (s. f.) describe la historia
detrás de la escena IV, segundo cuadro, de esta zarzuela, en la cual tres ladrones, conoci-
dos como “los Ratas, se convierten en los protagonistas de uno de los números musicales
más emblemáticos de la época. En esta escena, los ladronzuelos, identicados como “Yo
soy el rata primero, “Y yo, el segundo,” y “Y yo, el tercero, realizan una interpretación có-
mica en forma de jota, estilo que no requiere grandes cualidades vocales y que permite una
actuación divertida y accesible para el público (Soto de Lanuza, s. f., p. 373).
La fama de “La Gran Vía” y su “Jota de los ratas” se extendió a tal punto que tras-
cendió el ámbito social madrileño, dando lugar a una anécdota pintoresca que, de acuerdo
con el relato de Soto de Lanuza, apareció en una reseña de El Imparcial. En esta, se narra
que, en un episodio de la vida real, Chueca sufrió el robo de su cartera en el tranvía (Soto de
Lanuza, s. f.). En vista de su relevancia, la Banda del Octavo Regimiento de Caballería realizó
un arreglo de esta famosa pieza para interpretarla en presencia del autor y de un público
madrileño que conocía profusamente la popular zarzuela.
Para continuar con las actuaciones de la banda en Madrid, el general Vicente Riva
Palacio, como representante diplomático de México, realizó una esta en la casa ocial de
la legación mexicana en Madrid. En este destacado evento, la banda interpretó el himno na-
cional mexicano en la residencia de Riva Palacio, lo que provocó en la audiencia mexicana
un profundo sentimiento de patriotismo. Por otro lado, entre los espectadores españoles,
surgieron espontáneamente vítores de “¡Viva México!” (Galindo & Villa, 1894, pp. 13-14). Los
resultados de dicha participación contribuyeron a la expectativa de ampliar y mejorar las
relaciones del país latinoamericano con España. Si bien se trataba de un evento dedicado a
Vicente Riva Palacio y precedido por la Banda del Octavo Regimiento de Caballería, a este
se presentaron invitados españoles que reconocieron la importancia de la alianza histórica,
cultural y social entre España y México. Dichos invitados dejaron distintos testimonios en la
prensa, como el del Diario del Hogar del 11 de noviembre de 1892, donde se reere que
fotográco creado por el propio Chueca (Soto de Lanuza, s. f., pp. 372-373).
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el capitán Encarnación Payen y los individuos de la banda del 8° de caballería de México
pueden estar orgullosos del éxito que han logrado en esta capital” (“Honores a México en el
extranjero, 1892, p. 2).
Finalmente, para despedir a la banda de Madrid, la Junta Directiva de la Sociedad de
la Unión Iberoamericana concedió el honor de nombrar socios honorarios a Riva Palacio y
Encarnación Payén. El acto protocolario ocurrió el 8 de noviembre de 1892 en una velada
en los salones de la sociedad. Se trató de un gesto diplomático que puede interpretarse
como un reconocimiento hacia los representantes ociales de México, ya que provino de
una de las sociedades españolas con mayor prestigio. Riva Palacio participó activamente
en los eventos de la Unión Iberoamericana, que le hizo acreedor de las coronas de plata y
oro, y que la misma asociación obsequió al director de la banda mexicana. Además, recibió
“la medalla de socio de la Unión Ibero-Americana” como reconocimiento adicional (Galindo
& Villa, 1894, p. 19).
En la crónica de Martínez de Velasco (1892) sobre la despedida de la banda de
Madrid, publicada en la Ilustración Española y Americana, se destacaron las acciones que
fraternizaron la relación entre ambas naciones en el Cuartel de la Montaña. En esta, precisó
que el acto de despedida recibió “muy expresivas muestras de aprecio, no sólo del pueblo
madrileño, sino de varias corporaciones y sociedades de la corte” (Martínez de Velasco,
1892, p. 387). De este modo, la buena relación se iba formalizando a favor de los gobiernos
mexicano y español. Un ejemplo de ello fue que la Banda del Regimiento de Ingenieros de
España se unió a la mexicana para tocar “con notabilísima perfección el himno nacional me-
jicano, en presencia de comisiones de la guarnición y de numerosos representantes de la
colonia mejicana en esta corte” (Martínez de Velasco, 1892, p. 387). La ceremonia culminó
con un agradecimiento y reciprocidad: “un espléndido lunch que la banda mejicana ofreció
a los músicos militares españoles” (Martínez de Velasco, 1892, p. 387).
Conclusiones
Este estudio ha evidenciado la participación de la Banda del Octavo Regimiento
de Caballería en las celebraciones del IV Centenario del Descubrimiento de América en
1892 como un ejemplo pionero de diplomacia cultural durante el Porriato. A diferencia de
otros enfoques sobre las relaciones internacionales de México en el siglo XIX, este trabajo
destaca la música como herramienta estratégica de política exterior, utilizada para proyec-
tar una imagen de modernidad y estabilidad. La legación mexicana en España, junto con
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la delegación de intelectuales, artistas y músicos, desempeñó un papel clave en estos fes-
tejos. Sin embargo, fue la banda militar la que logró mayor impacto a través de su repertorio
y calidad interpretativa. Su presencia permitió reforzar los lazos históricos con España y
demostrar el desarrollo cultural y arstico de México en el escenario internacional. El análi-
sis conrma que la música no solo cumplió una función protocolaria, sino que operó como
un instrumento de poder blando, facilitando el diálogo intercultural y la consolidación de la
diplomacia cultural mexicana. La participación de la banda en este evento marcó uno de
los hitos de la proyección internacional de México, consolidando una estrategia que seguiría
desarrollándose en décadas posteriores. Al ser una de las primeras investigaciones sobre
diplomacia cultural en el Porriato desde la perspectiva musical, este trabajo abre nuevas
líneas de análisis sobre el papel de la música en la política exterior de México y su impacto
en la construcción de su identidad nacional en el ámbito global.
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