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Laritza Suárez del Villar
. Revista de las artes, 2025, Vol. 85, Núm. 1 (julio-diciembre), e62909
y colocar sobre la palestra pública asuntos que fueron
hasta hace poco tabúes en Cuba, como el racismo y la
migración.
En este sentido, la artista siempre ha destacado
su origen rural y su mestizaje generado por el contacto
de la herencia africana de esclavizados y trabajadores
asiáticos, que laboraron en los cañaverales y en el central
La Vega de la zona de Manguito, pueblo muy próspero
en la producción azucarera de Colón, en la provincia de
Matanzas. El central, la zafra y el cañaveral han marcado
la vida familiar de la artista y de muchos habitantes de la
región caribeña. En ese sentido, se podría decir entonces
que el imaginario de la plantación azucarera se ha con-
solidado en su carrera al residir en los Estados Unidos,
pues su proceso migratorio le hizo identicarse como una afrocaribeña en el país norteño y
observar la unidad de ciertos fenómenos dentro de la diversidad del Caribe.
Desde los inicios de su carrera, se destacan obras formal y simbólicamente monu-
mentales en torno al azúcar. Por eso, en su exposición Sugar/Bittersweet (Campos-Pons,
2010) –instalada originalmente en el Museo de Arte Smith en Northampton y en colección
permanente de la Galería Ethelbert Cooper de Arte Africano y Afroamericano, Estados Uni-
dos– conuyeron instalaciones veteranas, junto con la pieza de título homólogo al de la
exposición: un simulacro de un cañaveral sublevado compuesto por 24 lanzas africanas y
discos de azúcar a manera de cañas alzadas (Figura 9).
La artista dialoga sobre el proceso constructivo y la transformación de la memoria
nacional, tomando como metáfora el cañaveral como una “antiplantación”, pues el terruño
de Campos-Pons tiene sembradas las ansias de libertad, de la que brota el cimarronaje, la
sociedad palenquera y las raíces de la identidad nacional; mientras que el ingenio o central
se puede entender como un soporte genealógico, ya que la estructura constructiva de la
instalación de 1994, Historia de un pueblo que era de héroes, es un homenaje al desapare-
cido ingenio de su localidad natal. Por ello, en su exposición personal Alchemy of the Soul,
Elixir for the Spirits, realizada en el año 2015, en el Peabody Essex Museum (PEM) de Salem,
Massachusetts, la artista retoma, pero con un nivel de producción ingenierilmente sensitivo,
el central como actor principal de un ensayo autoetnográco.
Figura 9. María Magdalena
Campos-Pons. Sugar/Bitter-
sweet (2010), Cuba-EE. UU.
Fuente: Campos-Pons (2010).