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El vínculo entre ontología y conocimiento de lo sociohistórico...
Revista humanidades, 2025 (Julio-Diciembre), Vol. 15, Núm. 2, E62698
Distingue también “la noción foucaultiana de modos históricos de subjetivación de la idea de
producción de subjetividad. Los modos de subjetivación son modos de dominio” (Fernández, 2011,
p. 12); son aquellos dispositivos sociohistóricos e institucionales que operan como mecanismos de
control, disciplinamiento y normalización de la subjetividad. De tal manera que la producción de
subjetividad tendrá que ver con la capacidad de un individuo y de una colectividad, como un grupo,
de producir signicaciones autónomas, es decir, la capacidad de reexividad y crítica de lo insti-
tuido, de acción o voluntad deliberada, de creación de otras signicaciones:
Con la noción de producción de subjetividad aludimos a una subjetividad que no es si-
nónimo de sujeto psíquico, que no es meramente mental o discursiva, sino que englo-
ba las acciones y las practicas [sic], los cuerpos y sus intensidades; que se produce en
el entre con otros y que es, por tanto, un nudo de múltiples inscripciones deseantes,
históricas, políticas, económicas, simbólicas, psíquicas, sexuales, etc. Con el termino
[sic] producción aludimos a considerar lo subjetivo básicamente como proceso, como
devenir en permanente transformación y no como algo ya dado. Presenta el desafío
de pensar la articulación entre los modos sociales de sujeción y su resto no sujetado.
(Fernández, 2011, p. 9)
Hacer una lectura y análisis del para sí heterónomo respecto del para sí autónomo pasa por el
hecho de diferenciar las formas constitutivas en que ambos producen, reproducen y resguardan su
mundo. En la heteronomía social e individual, la clausura del cuestionamiento y transformación
radical de lo dado se expresa en ocultamiento y externalización del imaginario instituyente. Con-
trario a ello, en la autonomía, la imaginación instituyente y radical son reconocidas como fuente
del mundo instituido; se apertura la imaginación a la creación deliberada y explícita, a la crítica y
trasformación, a la voluntad actuante.
Con ello, lo que se instituye no tiende a la clausura de la imaginación, esta es potenciada
desde la política y la socialización como fuente de la reexividad y acción deliberada. Así, los mo-
dos apuntan al favorecimiento de la política y la subjetividad reexionante. En las sociedades que
apuntan a la autonomía, la producción de subjetividad habilita la experiencia, el cuestionamiento,
la crítica: no se impone una verdad absoluta, una creación como no humana; se plantea el proble-
ma de la justicia, la igualdad, la equidad, la responsabilidad directa sobre la producción y mate-
rialización de signicaciones en tanto magma que orienta el hacer, los objetos, las herramientas,
el pensar, sentir y el lenguaje.
En este sentido, es el surgimiento de las formas ontológicas de proyecto, la autonomía, en tan-
to cuestionamiento, reexividad, asunción de creación humana de las signicaciones imaginarias,
así como la deliberación por las mejores y más justas instituciones (la exigencia por lo que sabe de
pensar y hacer), la condición de posibilidad de un conocimiento de lo sociohistórico en sí mismo y
sus formas concretas. De esta forma, el vínculo entre política, losofía, y conocimiento de lo so-
ciohistórico está orientado por la autonomía social e individual. De otra manera, el conocimiento y