
03
La jota aragonesa y liberal: Zaragoza, Madrid y París (2024)...
Revista humanidades, 2025 (Julio-Diciembre), Vol. 15, Núm. 2, E61868
2024). Desde La jota como género tradicional, del recientemente fallecido Miguel Manzano (1995),
a Biografía de la jota aragonesa, de Javier Barreiro (2014), el tema que nos ocupa ha experimenta-
do una revitalización en años recientes, con publicaciones como La jota, aragonesa y cosmopolita:
de San Petersburgo a Nueva York (Vela, 2022) y Breve historia de la jota aragonesa en el ballet (Pre-
ciado-Aranza, 2023). Vela (2024) ha publicado, en colaboración con el Gobierno de Aragón y la
Academia de las Artes del Folclore y la Jota de Aragón (España), lo que parece ser la continuación
de su publicación del 2022, reconocida, entre otros méritos, como la publicación académica más
reseñada por RILM (2024). No obstante, el enfoque de este nuevo trabajo es completamente dis-
tinto. Está estructurado en un prefacio de Carmelo Artiaga, presidente de la Academia de las Artes
y del Folclore de Aragón; un prólogo de Miguel Ángel Yusta, poeta y escritor zaragozano; y ocho
capítulos que se detallan a continuación, abarcando la narración desde 1838 hasta 1914.
El libro comienza con la llamada Cincomarzada, uno de los primeros festivos laicos de Espa-
ña, durante el ataque de las tropas carlistas sobre Zaragoza y subsiguiente la rebelión popular que
expulsó a los facciosos de una ciudad mayoritariamente liberal. A continuación, la acción se tras-
lada a la capital, entre las intrigas durante la regencia de María Cristina, y el papel preponderante
de la música y las artes liberales en apoyo del futuro reinado de Isabel II, a través de instituciones
como el Liceo Artístico y Literario de Madrid. Sebastián de Iradier, represaliado de su Álava natal,
hubo de participar de este clima de gran agitación política, como también Florencio Lahoz, llega-
do a su vez de Zaragoza. La visita de Pauline Viardot-García, invitada por el Liceo, en el capítulo
tercero, coincidió con el éxito de la jota aragonesa en Madrid, precisamente, de manos de Iradier,
pero, sobre todo, a partir de la Nueva jota aragonesa de Florencio Lahoz (1840).
El capítulo cuarto, “Entre el Retiro y las Tullerías”, narra la difusión de la jota aragonesa
en París a raíz de un acontecimiento clave, el doble enlace real entre Isabel y su primo Francisco
de Asís y el de la infanta Luisa Fernanda y el duque de Montpensier, eterno conspirador contra el
trono de España. En el capítulo quinto, la jota viaja hasta América, principalmente a La Habana y
Nueva York, mientras que, en España, levantamientos como el de la Vicalvarada mostraron nue-
vamente el apoyo de artistas de espíritu liberal como Lahoz. El establecimiento de Iradier a París,
bajo la protección de la emperatriz Eugenia, y el éxito de la jota aragonesa en Londres, en 1856,
junto a Pauline Viardot, ocupan el sexto capítulo.
Mención aparte requiere la relación de la jota con el género de la habanera, del que Iradier fue
un consumado maestro, pese a que jamás viajó a Cuba. Los dos últimos capítulos concluyen el n
del viaje cosmopolita de la jota aragonesa en torno a los tres personajes principales, Lahoz, Iradier
y Viardot-García, en el contexto de la Guerra franco-prusiana y la revolución de 1868 en España.
En 1914, cuando los tres habían muerto, uno de los grandes compositores españoles del siglo XX
recogería su legado en vísperas de la Primera Guerra Mundial, el gaditano Manuel de Falla, tam-
bién en torno a la jota aragonesa.