Revista humanidades
ISSN: 2215-3934
humanidades@ucr.ac.cr
Universidad de Costa Rica
San José, Costa Rica
DOI 10.15517/h.v15i2.61868
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Reconocimiento-No comercial-Sin Obra Derivada
La jota aragonesa y liberal: Zaragoza, Madrid y París (2024): un
recorrido político-social a través de la música
La jota aragonesa y liberal: Zaragoza, Madrid y París (2024): a
Political-Social Journey through Music
La jota aragonesa y liberal: Zaragoza, Madrid y París (2024): uma
viagem político-social através da música
María Belén Marcos-Segura
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Galería Abierta: Reseñas
Revista humanidades, 2025 (Julio-Diciembre), Vol. 15, Núm. 2, E61868
La jota, aragonesa y liberal: Zaragoza, Madrid y París (2024): un
recorrido político-social a través de la música
La jota, aragonesa y liberal: Zaragoza, Madrid y París (2024): a
Political-Social Journey through Music
La jota aragonesa y liberal: Zaragoza, Madrid y París (2024): uma viagem
político-social através da música
María Belén Marcos-Segura
1
Universidad de Granada
Granada, España
mariabelenmarcossegura@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-9632-9203
Fecha de recepción: 18 de setiembre de 2024
Fecha de aprobación: 21 de abril de 2025
Después de algunos años de escasez, en cuanto a la bibliografía especializada sobre la mate-
ria, la jota aragonesa parece haber regresado a la actualidad gracias a la candidatura a Bien Inma-
terial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNES-
CO), anunciada por el Ministerio de Cultura del Gobierno de España el 2 de abril de 2024 (Gómez,
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Máster en Patrimonio Musical, Universidad Internacional de Andalucía, Baeza, Jaén, España.
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Revista humanidades, 2025 (Julio-Diciembre), Vol. 15, Núm. 2, E61868
2024). Desde La jota como género tradicional, del recientemente fallecido Miguel Manzano (1995),
a Biografía de la jota aragonesa, de Javier Barreiro (2014), el tema que nos ocupa ha experimenta-
do una revitalización en años recientes, con publicaciones como La jota, aragonesa y cosmopolita:
de San Petersburgo a Nueva York (Vela, 2022) y Breve historia de la jota aragonesa en el ballet (Pre-
ciado-Aranza, 2023). Vela (2024) ha publicado, en colaboración con el Gobierno de Aragón y la
Academia de las Artes del Folclore y la Jota de Aragón (España), lo que parece ser la continuación
de su publicación del 2022, reconocida, entre otros méritos, como la publicación académica más
reseñada por RILM (2024). No obstante, el enfoque de este nuevo trabajo es completamente dis-
tinto. Está estructurado en un prefacio de Carmelo Artiaga, presidente de la Academia de las Artes
y del Folclore de Aragón; un prólogo de Miguel Ángel Yusta, poeta y escritor zaragozano; y ocho
capítulos que se detallan a continuación, abarcando la narración desde 1838 hasta 1914.
El libro comienza con la llamada Cincomarzada, uno de los primeros festivos laicos de Espa-
ña, durante el ataque de las tropas carlistas sobre Zaragoza y subsiguiente la rebelión popular que
expulsó a los facciosos de una ciudad mayoritariamente liberal. A continuación, la acción se tras-
lada a la capital, entre las intrigas durante la regencia de María Cristina, y el papel preponderante
de la música y las artes liberales en apoyo del futuro reinado de Isabel II, a través de instituciones
como el Liceo Artístico y Literario de Madrid. Sebastián de Iradier, represaliado de su Álava natal,
hubo de participar de este clima de gran agitación política, como también Florencio Lahoz, llega-
do a su vez de Zaragoza. La visita de Pauline Viardot-García, invitada por el Liceo, en el capítulo
tercero, coincidió con el éxito de la jota aragonesa en Madrid, precisamente, de manos de Iradier,
pero, sobre todo, a partir de la Nueva jota aragonesa de Florencio Lahoz (1840).
El capítulo cuarto, “Entre el Retiro y las Tullerías”, narra la difusión de la jota aragonesa
en París a raíz de un acontecimiento clave, el doble enlace real entre Isabel y su primo Francisco
de Asís y el de la infanta Luisa Fernanda y el duque de Montpensier, eterno conspirador contra el
trono de España. En el capítulo quinto, la jota viaja hasta América, principalmente a La Habana y
Nueva York, mientras que, en España, levantamientos como el de la Vicalvarada mostraron nue-
vamente el apoyo de artistas de espíritu liberal como Lahoz. El establecimiento de Iradier a París,
bajo la protección de la emperatriz Eugenia, y el éxito de la jota aragonesa en Londres, en 1856,
junto a Pauline Viardot, ocupan el sexto capítulo.
Mención aparte requiere la relación de la jota con el género de la habanera, del que Iradier fue
un consumado maestro, pese a que jamás viajó a Cuba. Los dos últimos capítulos concluyen el n
del viaje cosmopolita de la jota aragonesa en torno a los tres personajes principales, Lahoz, Iradier
y Viardot-García, en el contexto de la Guerra franco-prusiana y la revolución de 1868 en España.
En 1914, cuando los tres habían muerto, uno de los grandes compositores españoles del siglo XX
recogería su legado en vísperas de la Primera Guerra Mundial, el gaditano Manuel de Falla, tam-
bién en torno a la jota aragonesa.
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Partiendo del reconocido papel de la música en el desarrollo de la democracia liberal durante
el siglo XIX, como lo evidencian óperas como La muette de Portici, de Auber (1828), o I puritani, de
Bellini (1835), la jota aragonesa vendría a representar una fuerza semejante, primero en España,
durante los tiempos de la Primera Guerra Carlista (1833-1839) y, más adelante, gracias a su éxito
internacional, en Europa y América.
En efecto, el auge liberal a la muerte de Fernando VII, iniciado en pleno conicto sucesorio
entre su hija Isabel y su hermano Carlos, la creación y difusión de canciones de encendido aliento
patriótico, que propios y ajenos utilizaron en defensa del futuro reinado isabelino:
A la jota, jota de las avellanas,
que las que me diste me salieron vanas
A la jota viva la Reyna Isabel
juremos por ella morir o vencer
(Iradier, 1840, Jota de las avellanas, citado en Vela, 2024, p. 73).
¡Vamos a la jota y que más a la jota y olé!
Que curas y frayles empinan la bota y olé.
Vamos a la jota de las avellanas y olé.
Que las que me diste me salieron vanas y olé.
(Viardot-García, 1842, Jota de los estudiantes, citado en Vela, 2024, p. 106).
La narración transcurre entre numerosos ejemplos de jota aragonesa, articulados en torno
a tres personajes principales: Florencio Lahoz (1815-1868), quien introdujo de la jota en los salo-
nes de Madrid a partir de 1840; Sebastián Iradier, compositor de la celebérrima Paloma; y Pauline
Viardot-García, difusora de la música popular española desde París, tanto por tradición familiar
como, especialmente, tras su viaje a Madrid y Granada en la primavera de 1842.
La Nueva jota aragonesa de Lahoz, editada tres veces en Madrid entre 1840 y 1841 ante su apo-
teósico éxito, serviría de inspiración para la Jota de las avellanas, de Iradier, y la Jota de los estudian-
tes, de Pauline Viardot, así como para las composiciones de otros músicos que viajarían posterior-
mente a España, como Glinka, Liszt, Gottschalk, White, entre otros. La importancia de esta pieza
fue reconocida por Benito Pérez Galdós al nal de sus ¨Episodios Nacionales¨, en Bodas Reales:
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Los maestros incipientes, como Oudrid, solían agregarse al coro entusiasta de la pandilla
musical, ya en el estrecho café de Amato, ya en el del Príncipe o en la pastelería de Lhardy,
y lo propio hacía el más joven de los tenores italianos de la compañía del Circo, Enrique
Tamberlick, que aquel año había hecho su debut con Parisina d’Este. Los conciertos priva-
dos en casa de Soriano Fuertes estrechaban las amistades, enardecían y exaltaban la fe de
la religión musical: allí Oudrid, excelente pianista, daba las primicias de la Jota aragonesa
con variaciones y de la Fantasía sobre motivos de Maria di Rohan. (Pérez Galdós, 2001,
XVI, párr. 8)
A partir de este punto, se traza una enriquecedora panorámica histórica entre Madrid y París,
que pone en maniesto el interés que despertó la jota aragonesa durante los respectivos reinados
de Isabel II en España y Napoleón III en Francia, dada la relación de Iradier con Eugenia de Mon-
tijo, cuando aún residía en España y antes de convertirse en emperatriz de los franceses, hasta la
caída del régimen en 1870.
Se suceden episodios históricos de gran interés, como el estreno de El trovador, de Antonio
García Gutiérrez, en 1836, de marcado aliento libertario, mucho antes de la versión operística de
Verdi en 1853; la relación epistolar entre George Sand y Pauline Viardot-García, a propósito de sus
respectivos viajes a España; el presunto viaje de Iradier a Cuba; o la introducción de la jota ara-
gonesa en América en torno a 1844, de la mano de Julien Fontana, exiliado polaco del círculo de
Chopin. Finalmente, con el exitoso estreno de La Dolores (1894), de Tomás Bretón, cuyo centésimo
aniversario fue celebrado en 2023, se cierra el círculo de la representación de la jota aragonesa
como emblema de valentía, en vísperas de la crisis de 1898, un momento crucial en la historia
de España.
Dos jotas parisinas, basadas en la de Florencio Lahoz, cierran el volumen: la exitosísima obra
compuesta por Pablo de Sarasate, interpretada en Zaragoza en mayo de 1908 con motivo de la
Exposición Hispanofrancesa, y pocos meses antes de la muerte del célebre violinista, y la Jota ara-
gonesa de las Siete canciones populares españolas, en la que Falla trabajaba cuando estalló la Pri-
mera Guerra Mundial, lo que puso n a su estancia en París. Antes de culminar el género en la Jota
aragonesa de El sombrero de tres picos (1919), Falla ya había compuesto otras dos jotas aragonesas:
una en las Quatre pièces espagnoles (1908) y otra en el entreacto de su ópera La vida breve (1905).
En suma, queda demostrada la condición libertaria de la jota aragonesa a través de nume-
rosos ejemplos, cultivada tanto en los círculos liberales de Madrid como en los republicanos en
Francia. Esta dimensión ideológica explica en gran medida su enorme celebridad durante el siglo
XIX, así como su raigambre cosmopolita y universal que abarca, reejando un elenco multidis-
ciplinar de manifestaciones artísticas, principalmente, la música y la palabra, pero también la
pintura y la escultura.
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De este modo, publicaciones como La jota, aragonesa y liberal, de Vela (2024), apoyan la can-
didatura de esta a Bien Inmaterial de la UNESCO, impulsada por el Ministerio de Cultura y el Go-
bierno de España y otras instituciones, como la Academia de las Artes y el Folclore de la Jota de
Aragón, bajo una imagen universal, lejos ya de los tópicos localistas.
Referencias
Barreiro, J. (2014). Biografía de la jota aragonesa. Mira.
Gómez, N. (2024, 4 de abril). La jota da el paso denitivo para convertirse en Patrimonio Inmaterial
de la Humanidad. Infobae. https://www.infobae.com/espana/2024/04/04/la-jota-da-el-paso-
denitivo-para-convertirse-en-patrimonio-inmaterial-de-la-humanidad/
Iradier, S. (1840). Jota de las avellanas, partitura, NUMM-324912. Biblioteca Nacional de Francia.
Manzano Alonso, M. (1995). La jota como género musical: un estudio musicológico acerca del género más
difundido en el repertorio tradicional español de la música popular. Alpuerto
Pérez Galdós, B. (2001). Bodas reales. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. https://www.
cervantesvirtual.com/obra/bodas-reales--0/ (Obra originalmente publicada en 1900)
Preciado-Aranza, G. (2023). Breve historia de la jota aragonesa en el ballet. Rolde de estudios
aragoneses.
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Vela, M. (2022). La jota, aragonesa y cosmopolita: de San Petersburgo a Nueva York. Pregunta Ediciones.
Vela, M. (2024). La jota, aragonesa y liberal: Zaragoza, Madrid y París. Pregunta Ediciones.