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Transformación internacional y
sobrevivencia del régimen en Corea del
Norte: mercadización y programa nuclear
International transformation and
regime survival in North Korea:
Marketization and nuclear program
JUAN FELIPE LÓPEZ AYMES
Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, UNAM
Investigador Ordinario de Carrera Titular “A” T/C
Cuernavaca, México
jopezaymes@crim.unam.mx
Resumen: A pesar de las transformaciones mundiales de los últimos 30
años, las sucesiones en el poder de la familia Kim y las crisis económicas y
humanitarias en Corea del Norte, el régimen político ha subsistido y no
parece estar próximo a su n. En este artículo se discuten principalmente dos
factores subyacentes que proporcionan estabilidad para esa supervivencia:
por un lado, se mantiene una economía centralmente planicada, pero
bajo un arreglo informal que tolera un mercado negro y ciertos niveles de
corrupción; por otro lado, el programa nuclear contribuye a mantener
la cohesión interna del Partido de los Trabajadores con el sector militar y
legitima la permanencia del régimen ante amenazas externas, sean reales
o fabricadas. Se concluye que los fundamentos de poder del régimen de
Pyongyang siguen en pie, por lo que cabe la posibilidad de que supere
las adversidades presentes y futuras, que la familia Kim conserve cierto
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023
DOI: https://doi.org/10.15517/riea.v2i3
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margen de maniobra en su política interna y externa y continúe al mando
indenidamente.
Palabras clave: Corea del Norte, resiliencia, transformación mundial,
corrupción, programa nuclear.
Abstract: Despite world transformations in the last 30 years, the succession
in power of the Kim family, and the economic and humanitarian crisis in
North Korea, the political regime has prevailed and is not seemingly about
to end. This article discusses two underlying factors that provide stability
for survival: on the one hand, it maintains a centrally planned economy,
but under an informal arrangement that tolerates black markets and some
levels of corruption; on the other hand, the nuclear program contributes
to maintain certain domestic cohesion between the Workers Party and
the military sector, but also legitimates the regime’s continuity against
real or fabricated external threats. It concludes that power foundations of
Pyongyang’s rule remain in place, so it’s still possible that it will overcome
present and future adversities, that Kim’s family keep some internal and
external political leverage, and may remain in power indenitely.
Keywords: North Korea, resilience, world transformations, corruption,
nuclear program.
Citar como: López Aymes, J. (2023). Transformación internacional
y sobrevivencia del régimen en Corea del Norte: mercadización y
programa nuclear, 2(1), 163-210. DOI 10.15517/riea.v2i1.50190
Fecha de recepción: 21-09-2022 | Fecha de aceptación: 27-09-2022
Juan Felipe López | Transformación internacional
165
Introducción
Desde su fundación formal en 1948, la República Popular Democráti-
ca de Corea (RPDC o Corea del Norte) ha sido dirigida por tres líderes
quienes tienen en común pertenecer a la misma línea familiar. El Gran
Líder y fundador de la RPDC, Kim Il-sung, su hijo, el Querido Líder,
Kim Jong-il y su nieto, el Gran Mariscal, Kim Jong-un, han gobernado
sin interrupción, mientras que en ese mismo periodo Estados Unidos y la
República de Corea (o Corea del Sur) han visto pasar 14 y 13 presidentes,
respectivamente. La RPDC llama la atención pues, aun frente a las limi-
taciones de la economía planicada de tipo socialista y el n de la Guerra
Fría, el poder sigue siendo ejercido por una dinastía sin mayores cambios
en el régimen político. Desde la postguerra, la historia ha registrado nu-
merosas dictaduras que han ejercido el control absoluto por varios lustros
y hasta décadas –incluso en Corea del Sur–, pero solo unas cuantas han
realizado reformas exitosas para adaptarse a las transformaciones interna-
cionales y mantener el control político sobre la transición económica y
preservarse en el poder.
1
De ahí la pregunta: ¿Por qué se ha conservado el
régimen político de Corea del Norte a pesar de la transformación del con-
texto internacional, la muerte repentina de los patriarcas Kim, las catas-
trócas crisis internas, el aislamiento y los cambios sociales y económicos
en el país? ¿Qué particularidades tiene la RPDC que la hacen resiliente y
la distinguen de sus pares en Asia y otras latitudes?
Aún después de haber concluido la Guerra Fría que supuestamente
dio origen a la división de la península coreana y sostuvo al sistema co-
munista, la familia Kim continúa ocupando un lugar privilegiado en la
estructura de poder en Corea del Norte. Dicha trascendencia al orden
económico, político y de seguridad de la postguerra permite argumentar
que la división tiene raíces independientes con respecto al conicto bi-
polar, y también que logró desarrollar estructuras de control originales
1
China, Vietnam y Cuba son casos representativos de este punto. José Luis León
Manríquez, “Similar Policies, Dierent Outcomes: Two Decades of Economic
Reforms in North Korea and Cuba”, Academic Paper Series, Korea Economic
Institute 6, n.
o
4 (2011): 1-14.
166
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
y autónomas al bloque que lo respaldaba. Lo anterior no signica que el
régimen norcoreano se habría forjado con o sin el apoyo militar y políti-
co de la Unión Soviética después de la ocupación japonesa, o que podría
haber sobrevivido sin la asistencia y protección de la República Popular
de China durante y después de la guerra de Corea. Tampoco signica que
la estructura política y económica haya sido una versión completamente
autóctona del modelo socialista ya que ambas corresponden al canon es-
tablecido en otros países del bloque: una estructura política conformada
por un partido único y el control total del estado en cada nivel de la socie-
dad y la economía.
2
En lugar de reconocer la singularidad del régimen norcoreano, los in-
tentos por descifrarlo más bien han dado lugar a la estigmatización en la
prensa occidental y en circuitos intelectuales conservadores, calicándolo
como suicida e irracional o reduciéndolo a un sistema cuyas motivaciones
son crueles y guiadas por intenciones peligrosas para la comunidad in-
ternacional. Se cuenta con evidencia provista por desertores radicados en
China, Estados Unidos, Corea del Sur, entre otros destinos, que conrma
varias de esas presunciones.
3
No obstante, en su construcción ideática es
común encontrar argumentos que concluyen en la inviabilidad e insoste-
nibilidad del régimen, en el levantamiento popular o en la ruptura de la
coalición gobernante, lo que eventualmente dará paso a su desplome o a la
inevitable absorción por parte de Corea del Sur.
4
En consecuencia, se han
2
Daniel Sneider, “State under stress: Prospects for transformation in North Ko-
rea: the ultimate solution to the secutity crisis on the Korean Peninsula”, en Co-
rea, un acercamiento multidisciplinario, ed. Wonjung Min (Santiago: Ponticia
Universidad Católica de Chile, 2012), 53-70.
3
Consejo de Derechos Humanos. “Informe de la comisión de investigación so-
bre los derechos humanos en la República Popular Democrática de Corea” (A/
HRC/25/CRP.1) Asamblea General de Naciones Unidas (7 de febrero de 2014);
Marcus Noland y Stephan Haggard, Witness to Transformation: Refugee Insights
into North Korea (Washington: Peterson Institute for International Economics,
2011).
4
Robert Manning, “The Asian Paradox: Toward a New Architecture”, World
Policy Journal 10, n.
o
3 (1993): 57, 62-3.
Juan Felipe López | Transformación internacional
167
formulado políticas, estrategias y acciones colectivas que buscan contener
la amenaza o acelerar el colapso, lo cual no solo genera una reacción hostil
de Pyongyang, sino que los intentos para forzar el cambio desde afuera
fundamentados en la percepción de un régimen irracional e inhumano
han fracasado. En contraposición, este trabajo se propone ajustar las ex-
pectativas de escenarios catastrócos (aun cuando la situación humani-
taria ya es catastróca) y señalar dos aspectos que parecen importantes
para explicar, aunque sea parcialmente, las razones de la sobrevivencia del
régimen norcoreano.
Para cumplir lo anterior y responder las preguntas planteadas, el artícu-
lo se divide en tres partes. En la primera se elabora un breve recuento de la
literatura que ha vaticinado el colapso del régimen norcoreano desde los
años noventa, así como de los argumentos sobre su resiliencia.
5
Se identi-
can múltiples elementos usualmente abordados en la literatura que en su
conjunto permiten reconocer la complejidad del objeto de estudio, como
el papel de la indoctrinación y el sistema de control político-social. En la
segunda se desarrolla el tema de la situación económica y cómo las carac-
terísticas del mercado norcoreano pueden servir a la explicación de a) la
resistencia pasiva de la sociedad y b) la conservación del régimen político
y el precario pero consistente equilibrio alcanzado entre la esfera econó-
mica, la política y la social. La tercera parte se enfoca en el desarrollo del
programa nuclear como el segundo factor clave en la permanencia del sta-
tu quo. La relación entre la mercadización (marketization, o la formación
de mercado desde abajo”) y el programa nuclear es que ambos factores
se refuerzan mutuamente al formar un equilibrio interno entre estabili-
dad social y estabilidad de la coalición de élites, y un equilibrio externo
al restringir la participación de agentes económicos extranjeros y blindar
al régimen de amenazas militares –percibidas o reales–. Ambos factores
también son fuente de ingresos (aunque no los únicos y posiblemente no
5 International Crisis Group (ICR), “North Korean Succession and the Risks of
Instability”. Crisis Group Asia Report 230 (25 de julio de 2012).
168
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
los más importantes
6
). Lo anterior permite conservar por más tiempo la
hegemonía en la estructura de control de la economía política norcoreana.
Se concluye con una reexión acerca de los dos factores seleccionados al
considerar los prospectos de paz y estabilidad en la región.
Aunque no se desarrolla extensivamente en este artículo, se reconoce la
importancia de China para la conservación del régimen norcoreano,
7
por
ejemplo, como dispensador en el mercado norcoreano, como moderador
y amortiguador de las presiones externas (por sanciones y aislamiento in-
ternacionales) y como testigo pasivo del desarrollo del programa nuclear;
también se advierte que se trata de una relación dinámica condicionada
a los cambios de contexto, en la que su capacidad de inuir sobre Corea
del Norte es limitada, a pesar de la abrumadora dependencia comercial y
de inversiones.
8
La constante es que, no obstante la asimetría, cada parte
cumple una función estabilizadora en el sistema de seguridad regional,
pero, además, se ha convertido en una relación de rehenes mutuos (el in-
terés de China es mantener la seguridad de su frontera y la RPDC necesita
de un mecenas relativamente incondicional a cambio de funcionar como
estado tapón). Si bien el tema amerita mayor elaboración, aquí me limito
a su asociación con los dos factores seleccionados.
Como siempre es el caso en la indagación sobre los procesos internos
en Corea del Norte, la escasez de fuentes conables es una dicultad im-
portante. No obstante, se cuenta cada vez más con investigaciones y meto-
dologías, cada una con sus propias limitaciones, por lo que se ha acumu-
6
Stephan Haggard y Marcus Noland, “North Korea’s foreign economic rela-
tions”, International Relations of the Asia-Pacic 8, n.
o
2 (2008): 219-246; Ni-
colas Eberstadt, “North Korea’s Survival Game: Understanding the Recent Past,
Thinking about the Future”, en A New International Engagement Framework for
North Korea? Contending Perspectives, ed. Choong-yong Ahn, Nicholas Ebersta-
dt y Young-sun Lee (Washington, DC: Korea Economic Institute, 2004), 63-114.
7
ICR, “North Korean Succession and the Risks of Instability”: 5-7.
8
Tat Yan Kong. “Support from China”, en The Political Economy of North Korea:
Domestic, Regional, and Global Dynamics, ed. Min-Hua Chiang (Boulder: Lynne
Rienner Publishers, 2022), 99-120.
Juan Felipe López | Transformación internacional
169
lado conocimiento valioso para esta nueva pero creciente área de estudio.
Aunque algunas publicaciones disponibles se han conducido mediante
sesgos políticos, emocionales e ideológicos evidentes, también se cuenta
con numerosas obras cuyos propósitos y rigurosidad metodológica per-
miten un análisis cualitativo relativamente objetivo del caso norcoreano.
Sin desestimar los sesgos, este trabajo recurre a fuentes secundarias, varias
de las cuales sustentan sus investigaciones con testimonios de migrantes y
desertores norcoreanos,
9
con datos estadísticos del Banco de Corea y otras
organizaciones, y con el análisis de información, documentos, discursos e
imágenes de medios ociales. El estudio de caso considera las característi-
cas de la mercadización y el programa nuclear como factores de la perma-
nencia del régimen, y contribuye a la literatura en español sobre el tema.
10
Para propiciar mayor claridad conceptual, se considera al régimen
norcoreano como el conjunto de instituciones y reglas –formales e in-
formales– que a) determina la inclusión o exclusión de diversos grupos
políticos, militares y sociales en la política y la actividad económica; b)
construye y reconstruye la narrativa de la historia, controla los ujos de in-
formación hacia adentro y hacia afuera, e impone una ideología excepcio-
nalista de desarrollo autárquico (Juche), pero exible al liderazgo e imagen
de la familia Kim;
11
c) extrae, controla y asigna centralizadamente recursos
a sectores de interés para la coalición gobernante; d) impone los límites
de propiedad; e) administra el sistema de distribución de privilegios, pri-
vaciones y castigos según el estatus impuesto (songbun); f) mantiene el
sistema de vigilancia en todos los niveles de la vida social y política; g) con-
diciona la capacidad de la sociedad para organizarse; h) dicta el sentido de
9
Se hace la distinción entre migrantes y desertores, pues no todos aquellos que
abandonan el país lo hacen por razones o motivaciones políticas, sino económicas
o de otra índole. Noland y Haggard, Witness to Transformation.
10
José Luis León Manríquez, “¿Autosuciencia, Socialismo de Mercado o Ayuda
Económica? Los Dilemas Actuales de la Economía Norcoreana”, APORTES 3,
n.
o
6 (2003): 32-3; del mismo autor, “El sistema político de Corea del Norte: pers-
pectivas de una sucesión dinástica”, en Corea: una visión interdisciplinaria, ed.
Wonjung Min (Santiago: Ponticia Universidad Católica de Chile, 2010), 125-36.
11
ICR, “North Korean Succession and the Risks of Instability”: 7-9.
170
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
la política exterior hacia la autonomía política respecto a cualquier actor
internacional; i) gestiona el desarrollo del programa nuclear y, j) establece
los pesos y contrapesos a la autoridad, pero también brinda protección
ante amenazas a la continuidad del liderazgo.
12
Las instituciones y reglas
que conforman el régimen no han cambiado substancialmente desde la
fundación de la RPDC, no así las relaciones económicas y las formas de
interacción de la sociedad.
Augurios de colapso versus realidad
Ante la cadena de eventos que cambiaron la dinámica de las relaciones
internacionales de la postguerra fría, la predicción dominante entre los es-
tudiosos y comentaristas occidentales era que Corea del Norte no tardaría
en capitular a la democracia y el capitalismo. No era una cuestión de si el
régimen colapsaría o no, sino cuándo y con qué intensidad de violencia.
13
Inicialmente, las predicciones se fundamentaban en observaciones apa-
rentemente bien documentadas y teorías sustentadas por experiencias re-
cientes de regímenes que no lograron sobrevivir la abrupta interrupción
del sistema soviético. Corea del Norte debía llevar a cabo reformas insti-
tucionales hacia una economía de mercado para reducir el impacto del
cataclismo, de lo contrario, las consecuencias serían brutales; se daba por
sentado que la reforma del régimen político estaba incluida. En el escena-
rio de incertidumbre, Pyongyang reaccionó desplegando cierta apertura
económica, diversicando sus fuentes de comercio y mostrando algunos
gestos de exibilidad social; también hubo mayor acercamiento con sus
rivales e incluso se permitió el acceso a inspectores para examinar las ins-
talaciones de energía nuclear. Autores como Merrill interpretaron estas
maniobras como indicios de una transformación del régimen.
14
A pesar
12
Patrick McEachern, Inside the Red Box: North Korea’s Post-Totalitarian Politics
(New York: Columbia University Press, 2010).
13
Victor Cha, The Impossible State: North Korea, Past and Future (Nueva York:
Harper Collins, 2012).
14
John Merrill, “North Korea in 1992: Steering Away from the Shoals”, Asian
Survey 33, n.
o
1 (1993): 43-53.
Juan Felipe López | Transformación internacional
171
de estas señales, poco después se descubrió que no había intenciones de
transitar a un modelo diferente,
15
sino que buscaban mantener la estabili-
dad y el liderazgo encabezado por Kim Jong-il, quien para entonces era el
gobernante de facto.
16
Esto generó dudas sobre los propósitos de Pyong-
yang y comenzó entonces una lectura bastante pesimista de su capacidad
de sobrevivencia.
Conforme la situación económica norcoreana fue empeorando, predo-
minó la narrativa de un derrumbe inminente ocasionado por supuestos
conictos entre facciones duras y reformistas en la lucha sucesoria tras
la muerte de Kim Il-sung en 1994, la crisis nuclear en ese mismo año, la
hambruna causada por pérdidas de cosechas, el corte repentino de impor-
taciones de granos y fertilizantes, así como el colapso del sistema de distri-
bución por fallas de organización, coordinación e información del mode-
lo norcoreano.
17
En 1998, Aidan Foster-Carter aseguraba que, de seguir
así, en cierto punto, el desastre económico tendrá efectos políticos.”
18
Para este autor, la ruta de la reforma de todas maneras terminaría en el co-
lapso del régimen, así que el destino de Corea del Norte era ultimadamen-
te fatal.
19
De esta forma, la idea del colapso dio paso a la discusión sobre la
15
León Manríquez, “¿Autosuciencia, Socialismo de Mercado o Ayuda Econó-
mica?”.
16
A diferencia de Kim Jong-un, su padre asumió el poder cuando tenía alrededor
de 52 años y una trayectoria de 30 años de vida política.
17
Stephan Haggard y Marcus Noland, Famine in North Korea: Markets, Aid, and
Reform (Nueva York: Columbia University Press, 2007).
18
Aidan Foster-Carter. “North Korea: All roads lead to collapse. All the more
reason to engage Pyongyang”, en Economic Integration of the Korean Peninsula,
ed. Marcus Noland (Nueva York: Columbia University Press, 1998), 32.
19
Irónicamente, en una columna publicada en 2021, el mismo Foster-Carter en-
tretenía la idea de que Kim Jong-un podría gobernar hasta la década de 2050 si
alcanzaba la edad de su padre, o hasta 2067 si moría a la edad de su abuelo. Aidan
Foster-Carter. “Time is on their side: Thinking long-term about North Korea”,
NK News (1 de junio de 2021).
172
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
perentoria unicación de la península,
20
por lo que cualquier resistencia
a ese inescapable escenario era una decisión suicida, en especial por el de-
sarrollo de un programa de armas nucleares que le cerraría la posibilidad
de un “aterrizaje suave” (un eufemismo semejante a colapso pacíco” o,
como sugiere Aidan Foster-Carter, colapso controlado).
21
El escenario de colapso de Corea del Norte dominante en los años
noventa también encaminó la discusión hacia cómo debía responder la
comunidad internacional. Las opciones se encontraban entre el extremo,
por un lado, de promover la caída rápida mediante sanciones económicas,
apoyos a grupos disidentes y la ltración de información para incentivar
levantamientos populares; por otro lado, la opción de corte liberal, favo-
recía un “aterrizaje suave” sin intención inmediata de destruir el régimen,
pero igual asumiendo que se reformaría con incentivos positivos (ayuda
alimenticia, nanciamiento y cooperación técnica) para posteriormente
ser integrada a Corea del Sur.
22
Una tercera posición era que simplemente
debía dejarse a su suerte y, eventualmente, el régimen se desmoronaría y
caería por su propio peso, fuera por erosión –la imposibilidad de con-
trolar los ujos de información y conocimiento del exterior y la menor
dependencia económica de la población hacia el Estado degradaría su le-
gitimidad– o por corrosión –la corrupción formaría nuevos grupos de
interés en varios niveles de la burocracia, el Partido de los Trabajadores
(PT) y las fuerzas de seguridad, lo cual desgastaría substancialmente la
capacidad de monitoreo y control central.
23
20
Leif R. Rosenberger, “Unifying Korea: Beyond Hopes and Fears”, Contempo-
rary Southeast Asia 16, n.
o
3 (1994): 295-316. En su artículo, este autor asume que
el régimen norcoreano no tiene más opción que seguir los pasos de las reformas
de China y Vietnam.
21
Robert Manning, “The Asian Paradox”.
22
Selig S. Harrison, “Promoting a Soft Landing in Korea”, Foreign Policy 106
(1997): 56-75; Al Jazeera, “Historian: North Korea will reform economically, but
not politically”, Al Jazeera (16 de enero de 2015).
23
Andrei Lankov, “Kim Jong-un’s North Korea: What Should We Expect?” In-
ternational Journal of Korean Unication Studies 21, n.
o
1 (2012): 1-19; Andrei
Lankov “Low-Prole Capitalism: The Emergence of the New Merchant/Entre-
preneurial Class in Post-Famine North Korea”, en North Korea in Transition:
Politics, Economy and Society, ed. Kyung-Ae Park y Scott Snyder (Lanham, MD:
Rowan & Littleeld, 2013).
Juan Felipe López | Transformación internacional
173
Por donde se vea, las opciones para la acción hacia Corea del Norte tie-
nen consecuencias no deseables. Esto es, los escépticos al acercamiento
(engagement) argumentan que la ayuda y cooperación hacia la RPDC
subsidian a un gobierno odioso y retrasan lo inevitable. Por ejemplo, con
la llamada “política del sol radiante” de los gobiernos progresistas de Kim
Dae-jung (1998-2003) y Roh Moo-hyun (2003-2012) en Corea del Sur,
24
la discusión sobre la debacle del régimen menguó, aunque la denuncia
contra el acercamiento argumentaba que mantenía articialmente un ré-
gimen moribundo, el cual aprovecharía la cooperación para mantenerse
con vida y sin reformas.
25
Por el contrario, presionar al régimen mediante el aislamiento o sancio-
nes ocasiona el fortalecimiento de la corriente más dura, coarta a las faccio-
nes reformistas, mientras que el apoyo humanitario se desvía a los actores
políticos usualmente más favorecidos, como los miembros del Partido, el
ejército, la alta burocracia y la población privilegiada de la capital.
26
Con el
turno del partido conservador surcoreano, el presidente Lee Myung-bak
(2008-2012) abandonó la política de acercamiento, condicionó la ayuda
y el diálogo a un esquema de reciprocidad y planteó el establecimiento de
un impuesto especial para nanciar la reunicación, asumiendo que el
régimen colapsaría y Corea del Sur debía estar preparada. La línea dura
de Lee y su sucesora Park Geun-hye (2012-2017) no provocó el colapso,
sino que propició numerosos enfrentamientos, incrementó las tensiones
y estimuló el desarrollo acelerado del programa nuclear.
A lo largo de las últimas tres décadas, hemos visto estas perspectivas en
acción, aunque todas han errado en el resultado previsto por cada una de
ellas: si bien se han realizado algunas reformas económicas y el mercado ha
sustituido al Estado en la distribución de recursos y provisión de susten-
24
Chung-in Moon, The Sunshine Policy: In Defense of Engagement as a Path to
Peace in Korea (Seúl: Yonsei University Press, 2012).
25
Haggard y Noland, “North Korea’s foreign economic relations”.
26
Para la discusión entre acercamiento vs sanciones ver: Victor Cha y David Kang,
Nuclear North Korea: A Debate on Engagement Strategies (Nueva York: Colum-
bia University Press, 2018).
174
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
to,
27
Corea del Norte permanece aislada, el régimen político sigue intacto
y la reunicación es una posibilidad remota.
En vísperas de la muerte de Kim Jong-il en diciembre de 2011, tuvo
lugar una nueva oleada de predicciones sobre la posibilidad de un cambio
de régimen. Ante el precario estado de salud del mandatario, José Luis
León Manríquez
28
planteó tres escenarios que en ese entonces se podían
vislumbrar: el colapso del régimen político, la transición institucional me-
diante una dirección colectiva o la sucesión dinástica. El autor argumen-
que la sucesión de un familiar directo del Querido Líder sería el más
probable. Por descarte, a pesar de la evidencia de descontento y acceso a
información externa que mostraba una realidad divergente, el colapso del
régimen político era improbable debido a “la empedernida recurrencia al
poder militar y los servicios de inteligencia”; por otra parte, la transición
colegiada sería capaz de operar bajo un esquema institucional tipo China,
que bien podría estar funcionando en la práctica, aunque bajo un equili-
brio incierto entre las corrientes duras y moderadas del régimen.
29
La incertidumbre alrededor del nombramiento de Kim Jong-un como
el sucesor imperaba en la discusión, aunque no por la legitimidad interna
de su designación, sino por su edad, inexperiencia y la insuciente expo-
sición en los círculos de poder, así como por la incipiente construcción
de su imagen en los medios propagandísticos del Estado.
30
Para los escép-
ticos, la relación consanguínea de la cadena sucesoria no garantizaba la
continuidad de la dinastía. La especulación se sustentaba, además, en la
parálisis económica estructural y la escasez crónica de alimentos, la mo-
27
Harrison, “Promoting a Soft Landing in Korea”. Byung-yeon Kim, Unveiling
the North Korean Economy: Collapse and Transition (Cambridge: Cambridge
University Press, 2017); Noland y Haggard, Witness to Transformation.
28
León Manríquez. “El sistema político de Corea del Norte”; McEachern, Inside
the Red Box.
29
León Manríquez. “El sistema político de Corea del Norte”: 130-1.
30
Andrei Lankov, The Real North Korea. Life and Politics in the Failed Stalinist
Utopia (N. York: Oxford University Press, 2015). 140-144; Andrew Marble “Poli-
tical Change in the DPRK”, Asia Policy 12, (1 de julio de 2011).
Juan Felipe López | Transformación internacional
175
lestia por la reforma monetaria conscatoria de 2009,
31
los reportes de
protestas esporádicas, y las revoluciones democráticas en Medio Oriente
y el norte de África. No obstante, algunos vieron ventajas en el joven Kim
como un líder moldeable rodeado de consejeros leales a –y elegidos por–
su padre, lo que propiciaría la continuidad de las políticas, los privilegios
y la estabilidad del régimen.
32
Con ello, la gura de Kim Jong-un suponía
un punto mínimo de consenso entre los sectores más importantes.
León Manríquez acertó en el escenario de la sucesión dinástica y el rá-
pido ascenso de Kim Jong-un a la cúspide del poder y, con éste, la con-
servación del régimen. En los primeros meses al mando, Kim Jong-un no
propuso cambios políticos signicativos, incluso dio señales de mantener
las directrices de la política “songun(el ejército como columna vertebral
del Partido, el Estado y la sociedad),
33
atenuando así las preocupaciones
de los beneciarios del statu quo y en línea con sus intereses. En su reporte
sobre el riesgo a la estabilidad, el Crisis Group observó que la sucesión
norcoreana había empezado una década antes de la muerte de Kim Jong-
il, además de que, dada la forma en la que se reparte el poder, muy pocos
individuos o grupos tendrían la capacidad de oponerse, mucho menos
derrocar a la familia Kim.
34
Sin embargo, el amante líder no resultó ser
tan maleable; además, con la purga de altos funcionarios del ejército y el
Partido desde los primeros años de su mandato, también dejó en claro que
el perl de su liderazgo político sería consistente con el estilo disciplinario
de sus antecesores y sus métodos para formar su propio grupo de “con-
anza” y reemplazar a los guardianes que su padre había encomendado.
31
El 30 de noviembre de 2009, el gobierno instruyó sin aviso previo que la pobla-
ción tenía una semana para cambiar una cantidad limitada de su dinero por una
denominación nueva a una tasa de 100:1. Marcus Noland, “North Korea’s Failed
Currency Reform”, Peterson Institute for International Economics (5 de febrero
de 2010).
32
Lankov, “Kim Jong-un’s North Korea”.
33
Young-Tai Jeung, North Korea’s Civil-Military-Party Relations and Regime
Stability (Seoul: Korea Institute for National Unication, 2007 (Studies Series
07-02)).
34
ICR, “North Korean Succession and the Risks of Instability”.
176
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
La ejecución de su tío Jang Song-taek en 2013, entonces vicepresidente de
la Comisión Nacional de Defensa, varias decenas más de altos funciona-
rios del partido y el ejército, y hasta su hermano, Kim Jong-nam, dejó en
claro que nadie estaba seguro.
35
Por lo demás, el régimen siguió intacto,
no aparecieron fuerzas que desaaran la autoridad del Gran Mariscal y
continuó el aislamiento, la narrativa de un enemigo externo y, por ende, la
orientación estratégica hacia la confrontación que justicaba los privile-
gios del sector militar y la continuidad del programa nuclear y de misiles.
Así, a pesar de la incertidumbre inicial, las principales fuerzas políti-
cas y de seguridad norcoreanas parecían haber aceptado que sus intereses
estaban relativamente seguros bajo el sistema corriente y no se percibie-
ron actos de desobediencia signicativos en los primeros años. Eso sí, las
purgas contribuyeron a la consolidación de su propio círculo de notables
leales a Kim Jong-un. La muerte, la crueldad y las extorsiones por parte
del aparato estatal son, ciertamente, motivaciones sucientes para que la
población y los funcionarios públicos proclamen su lealtad, lo mismo que
la dotación de privilegios a algunas familias destacadas del Partido radica-
das en Pyongyang.
36
Podría decirse que la mayoría de los rasgos de control
político y policiaco de sus antecesores se mantuvieron, aunque su fuerza y
capacidad de represión y coacción a la población fuera constreñida por la
escasez de recursos económicos.
En un recuento de vaticinios de colapso, Armin Rosen comenta que
el hecho de que tantos observadores pudieran malinterpretar el futuro
del país habla mucho de lo incognoscible y singular que resulta Corea del
Norte.”
37
De hecho, las experiencias de otros estados post comunistas y
las revoluciones en el Medio Oriente tampoco fueron útiles para entender
35
Lankov, The real North Korea. 146-155.
36
Marcus Noland, “The elusive nature of North Korean Reform”, Asia Pacic
Issues 108 (2013): 1-8; Hazel Smith, North Korea: Markets and Military Rule
(Cambridge: Cambridge University Press, 2015); Noland y Haggard, Witness to
Transformation.
37
Armin Rosen, “The Long History of (Wrongly) Predicting North Korea’s Co-
llapse”, The Atlantic (6 de agosto de 2012).
Juan Felipe López | Transformación internacional
177
las razones de por qué Corea del Norte sobrevive. Como excepciones se
encuentran los trabajos de Andrew Jackson, Hazel Smith o Francis Grice,
quienes desafían la noción de que el hambre y el enojo popular causado
por el conocimiento de la prosperidad y libertades en otros países y el de-
terioro de los mecanismos de control estatal derivarían inevitablemente
en la rebelión y el derrocamiento del régimen.
38
El argumento principal
de Jackson, por ejemplo, es que no se cumple la conjunción de otras varia-
bles (analizadas en su texto) que propiciarían una rebelión y que el Estado
reconoció cierta separación entre la esfera económica de la política, por lo
que las protestas relacionadas con el control del mercado no se interpreta-
ban –y castigaban– como amenazas al régimen político.
39
Como es de esperarse, entonces, puede haber más de una respuesta a
la durabilidad del régimen político. Por ejemplo, Andrei Lankov
40
arma
que, aunque el sistema de distribución centralizado resultó disfuncional
como mecanismo de control económico, el sistema político logró sobre-
vivir las crisis gracias a la capacidad de construir una narrativa en la que
Corea del Norte era la nación más feliz bajo el cielo”. Para Lankov y va-
rios más, dicha cción encuentra sustento en dos pilares: un sistema de
propaganda al servicio de la doctrina Juche y la inoculación del culto a la
personalidad de la familia Kim, pero también se cimienta en la percepción
de riesgo de desaar al régimen de cualquier manera. La doctrina Juche
es genuinamente una elaboración ideológica vernácula que evolucionó
hasta quedar fundida a la gura sobrehumana de Kim Il-sung e incluso
conformar la base constitucional del Estado.
41
El otro pilar es el control
38
Andrew Jackson, “Why Has There Been No People’s Power Rebellion in North
Korea?”, European Journal of Korean Studies 18, n.
o
1 (2018): 1-34; Smith, North
Korea: Markets and Military Rule; Francis Grice, “The Improbability of Popular
Rebellion in Kim Jong-un’s North Korea and Policy Alternatives for the USA”,
Journal of Asian Security and International Aairs 4, n.
o
3 (2017): 263-293.
39
Jackson, “Why Has There Been No People’s Power Rebellion in North Ko-
rea?”.
40
Lankov, The Real North Korea. 52-61.
41
Christopher Hale, “Multifunctional Juche: A Study of the Changing Dynamic
between Juche and the State Constitution in North Korea”, Korea Journal 42, n.
o
3 (2002): 283-308.
178
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
centralizado de la información y los medios de comunicación. Ciertamen-
te esta centralización es un componente común en los sistemas socialistas,
empleado también para controlar la narrativa, construir la memoria y de-
nir a los enemigos.
42
Pero, en el caso de Corea del Norte, la autonomía
política lograda con respecto a sus patrones soviéticos y maoístas le permi-
tieron conservar la entelequia sobre la que el régimen estaba erigida. Ade-
más, aun cuando no se niegan los problemas de abasto ni la hambruna,
con el control de la información y la narrativa se pueden atribuir las cala-
midades a factores externos, incluso argumentar que son causadas por los
enemigos del pueblo coreano, lo cual permite la movilización nacionalista
de la sociedad o propiciar cierto conformismo o resignación.
43
El control centralizado de la información busca aislar a la población de
fuentes externas y propicia una conciencia distorsionada. Sin embargo,
por muchos estudios realizados con migrantes y desertores norcoreanos,
y también con población radicada en Corea del Norte,
44
se sabe que la
población no desconoce lo que sucede en el exterior y que sus condicio-
nes de vida son notoriamente inferiores con respecto al resto del mun-
do. También se ha documentado que hay inconformidad, descontento,
frustración y animosidad, pero no indicios de una rebelión inminente.
45
Esto se debe en parte a que el acceso a información del exterior es por con-
trabando y, obviamente, es ilegal y peligroso, por lo que es preferible no
ostentar ese conocimiento. Asimismo, las restricciones de movilidad y en
el uso de telefonía ja y vil, la ausencia de redes sociales electrónicas y
42
Katie Stallard, Dancing on Bones: History and Power in China, Russia and Nor-
th Korea (Nueva York: Oxford University Press, 2022).
43
Max Fisher, “Defying History: How Kim Jong Un could hold onto power for
decades”, The Atlantic, (6 de Agosto de 2012).
44
Smith, North Korea: Markets and Military Rule; Víctor Cha y Marie DuMond
“Meager Rations, Banned Markets, and Growing Anger Toward Government”,
Beyond Parallel (3 de octubre, 2016); Greg Scarlatoiu, “Commentary: Dissatis-
faction but no Evidence yet of a Pyongyang Spring”, Beyond Parallel (6 de octu-
bre, 2016).
45
Jackson, “Why has there been no People’s Power Rebellion in North Korea?”;
Grice, “The Improbability of Popular Rebellion”.
Juan Felipe López | Transformación internacional
179
otros medios de comunicación independientes mantienen a la población
fragmentada e impiden que se pueda compartir información y convocar
abierta o clandestinamente cualquier tipo de movilización popular, mu-
cho menos un intento mínimamente organizado de rebelión. Las protes-
tas conocidas se limitan a eventos o acciones especícas, particularmente
por abusos, arbitrariedades y excesos de autoridades locales, y por ciertas
políticas que buscan coartar todavía más el precario funcionamiento del
mercado, como la reforma monetaria de 2009; otras protestas o quejas
menores en establecimientos comerciales son inmediatamente sofocadas
de manera focalizada con arrestos, conscación de mercancías y la clau-
sura del plantel.
46
A veces también se han castigado a funcionarios como
chivos expiatorios para calmar el ánimo de la población afectada en sus
intereses individuales.
Además de la imposibilidad de expresar abiertamente el descontento
y limitar la comunicación solo entre personas de conanza, Hazel Smith
sostiene que los levantamientos populares son desalentados por el miedo
a castigos violentos a individuos y sus familias; esto es, las personas prio-
rizan su supervivencia. Como Jackson, para esta autora, la hambruna y la
pobreza pueden generar enojo, pero no conducen a la rebelión.
47
Aunado
a lo anterior, estudios recientes han concluido que, a pesar del surgimien-
to y expansión del mercado como espacio de interacción social, no se ha
logrado desarrollar como espacio que de sustento a una sociedad civil.
48
Otra razón que podría explicar la sobrevivencia del régimen (aunque
más bien se trata de sobrevivencia de la coalición de élites política y mi-
litar) es el pragmatismo político de aceptar implícitamente que el orden
económico doméstico colapsó junto con el bloque socialista. Ante la rui-
46
Robert E. McCoy, “Why a civilian uprising in North Korea is unlikely for
now”, NKNews.org, (30 de octubre de 2017); Jackson, “Why Has There Been No
People’s Power Rebellion in North Korea”.
47
Smith, North Korea: Markets and Military Rule.
48
Justin V. Hastings, Daniel Wertz y Andrew Yeo, Market Activities & the Buil-
ding Blocks of Civil Society in North Korea. (Washington, DC: National Commi-
ttee on North Korea, 2021).
180
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
na económica y su concomitante precariedad de recursos y alimentos,
el sistema policiaco de vigilancia y represión no cuenta con la capacidad
humana, nanciera ni moral para mantener el control de cada aspecto
de la vida y la economía norcoreana, salvo en cuestiones superciales,
como tener en buenas condiciones la iconografía de los patriarcas Kim
y su respectiva parafernalia, o denunciar conversaciones que critiquen el
estado de las cosas y a los gobernantes mediante el sistema de vigilancia
vecinal (inminban). Se trata de una economía que opera en la simulación,
estimulada y lubricada por sobornos que sostienen un mercado alterna-
tivo y un mercado negro relativamente tolerado por no haber alternativa
disponible por parte del Estado.
49
Naturalmente, ese tipo de mercado es
ineciente y costoso por la corrupción y la alta incertidumbre que reina
en cada transacción, pero que mantiene mínimamente a ote tanto a la
población como a los guardias, funcionarios y directivos de las empresas
estatales que aprovechan su posición para amasar fortunas al margen de
sus responsabilidades.
50
Además del control de la información y la narrativa, la fragmentación
social y el miedo, y la tolerancia discreta” a la formación de mercados
fuera de la égida estatal, una tercera razón de subsistencia del régimen es la
visión de haber desarrollado un programa nuclear, el cual dio un giro ha-
cia su empleo bélico-defensivo entre los años ochenta y noventa del siglo
pasado, justo en la transición del orden post Guerra Fría y de una China
ocupada en su proceso de modernización económica pseudo capitalista.
A continuación, abordaré estos asuntos.
49
Alexander Dukalskis, “North Korea’s Shadow Economy: A Force for Authori-
tarian Resilience or Corrosion?”, Europe-Asia Studies 68, n.
o
3 (2016): 487-507;
Hyung-min Joo “Visualizing the Invisible Hands: The Shadow Economy in Nor-
th Korea”, Economy and Society 39, n.
o
1 (2010): 110-145; Kim, Unveiling the
North Korean Economy; Lankov, The Real North Korea. 90-93.
50
Kim, Unveiling the North Korean Economy.
Juan Felipe López | Transformación internacional
181
De una economía centralmente planicada a un
sistema híbrido
La economía centralmente planicada es una fórmula de los sistemas
socialistas en la cual el Estado es el propietario, productor y conductor
absoluto de los recursos económicos y políticos. Corea del Norte no es
excepción y a partir de esta estructura se movilizaron los factores de pro-
ducción hacia proyectos gigantes con énfasis en economías de escala, mu-
chos de ellos enfocados en la producción de acero, maquinaria e industria
pesada (para uso militar) y, en menor medida, se impulsó la industria li-
viana de producción de bienes de consumo.
51
El problema no sólo es que
en este modelo el Estado se convierte en el mecanismo de distribución
de recursos y asignación de precios, lo cual también ocurrió en la versión
desarrollista/capitalista en Corea del Sur, sino que la política económi-
ca estaba sustentada sobre bases ideológicas; es decir, es más importante
que la industria fuera acorde y cumpliera con los principios y valores de
la Revolución y la doctrina Juche. El plan ideológico generó problemas
estructurales y distorsiones económicas monumentales, anuló los incen-
tivos para la productividad y ocasionó un desastre ecológico generalizado
que magnica las inclemencias del clima según la estación.
El cariz singular de la planicación económica centralizada en Corea
del Norte lo adquirió al combinarse con la doctrina Juche y el culto a la
personalidad: el “Kim Il-sungismo” o “Estalinismo con características co-
reanas”.
52
Dicha doctrina, introducida en los años cincuenta del siglo XX,
se despliega como un sistema losóco e ideológico basado en los prin-
cipios de autonomía ideológica, independencia política, autosuciencia
económica y la autoconanza defensiva. Nació de un sentimiento de
amenaza permanente y se nutre de propaganda anticapitalista –particu-
larmente antiestadounidense– y la adulación a Kim Il-sung. No obstante,
51
Peter Ward, “The structural transformation of the North Korean economic
planning system”, en Routledge handbook of contemporary North Korea (Londres:
Routledge, 2020).
52
Foster-Carter, “North Korea: All roads lead to collapse”: 31.
182
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
la doctrina también aplicaba en sus relaciones con China y la URSS, cuya
rivalidad fue convenientemente explotada para obtener asistencia sin ata-
duras políticas.
Muchas de las iniciativas económicas fueron desatinadas y costosas, es-
pecialmente porque no podían abastecerse internamente de todos los in-
sumos necesarios para mantenerlas. Por lo tanto, aunque la doctrina Juche
abogaba por la autosuciencia económica, en realidad la RPDC siempre
ha sido dependiente del exterior. En este sentido, el régimen no estaba
absolutamente aislado y en la práctica formaba parte de la división del
trabajo y el sistema de intercambio del bloque socialista. Por ello, cuando
el bloque se desmoronaba tras la errática apertura soviética en los años
ochenta y su eventual colapso a principios de los años noventa, la fragili-
dad y dependencia económica norcoreana en el sistema fueron evidentes.
Parte del problema fue que, a pesar del intento de autarquía, la última
alianza signicativa durante los años ochenta fue con la URSS, ya que
China había tomado el camino de la apertura del mercado y su cercanía
con Estados Unidos era cada vez más perceptible.
La repentina muerte de Kim Il-sung en 1994 generó serias dudas so-
bre la continuidad del régimen, las cuales pronto fueron disipadas tras
el ascenso de su hijo, Kim Jong-il. Pero, en lugar de iniciar un proceso de
apertura económica gradual sin alterar el orden político, Kim optó por
continuar con la autarquía y fortalecerla con la política “songun”, de tal
forma que la preminencia del ejército como institución ejemplar, guía
ideológica de la conciencia de la clase obrera y guardián de la Revolución
antiimperialista quedó renovada. Para Pinkston,
53
el fortalecimiento del
papel del aparato militar y de seguridad en el sistema político como ba-
ses de soporte supuso un acto de sobrevivencia política interna y externa
dado el declive en la capacidad del PT durante la decadencia económica
de los años ochenta y, posteriormente, el colapso de la Unión Soviética y
la hambruna en los noventa.
La gran hambruna fue eufemísticamente nombrada la “marcha pe-
nosa”; el sentido propagandístico, que atribuía la culpa del problema a
53
Marble, “Political Change in the DPRK”.
Juan Felipe López | Transformación internacional
183
factores ajenos al manejo del estado, auguraba mantener el statu quo y la
instrucción implícita de soportar colectivamente la tragedia impuesta des-
de afuera. Una prueba más de la resiliencia y la fe del pueblo norcoreano,
debidamente motivada y encausada por la fuerza militar, claro está.
En ese periodo se demostró la notoria vulnerabilidad hacia las condi-
ciones externas, pero también la inviabilidad de la versión norcoreana
de economía centralmente planicada. El sistema económico colapsó y
el Estado fue incapaz de reanimar de proceso productivo y conservar el
sistema de distribución alimentaria, lo que ocasionó una catástrofe huma-
nitaria que cobró la vida de entre 600 mil y 2 millones de personas, según
la fuente que se consulte.
54
Asimismo, desde entonces para el Estado ha
sido sumamente difícil no solo sufragar insumos y energía sucientes para
mantener las fábricas en funcionamiento, sino mantener los salarios de
sus trabajadores, administradores y directivos, así como de funcionarios
públicos y del aparato de vigilancia político-policiaca.
55
Las dicultades se
acentuaron por el mal estado de la infraestructura, la devastación ecológi-
ca y la desviación de recursos al sector militar. Muchos de esos problemas
persisten en la actualidad. Podría decirse que, aunque la ayuda internacio-
nal y los proyectos de cooperación económica de China y Corea del Sur
han logrado disipar la posibilidad de una nueva hambruna, el deterioro
alimenticio generalizado se ha revertido pero muy modestamente.
56
Si bien las instituciones políticas siguen prácticamente intactas, han
ocurrido algunos cambios institucionales en el ámbito económico. No
podría decirse que tenían el propósito de transitar hacia una economía
de mercado, sino a la creación de incentivos a las empresas para estabilizar
el régimen. El intercambio libre en el mercado y la propiedad privada si-
guieron considerándose elementos de riesgo y amenaza para el sistema de
control social y político.
54
Haggard y Noland, Famine in North Korea. Los autores calculan que murieron
entre 600 mil y un millón de personas.
55
Kim, Unveiling the North Korean Economy.
56
Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO), “FAOSTAT:
República Popular Democrática de Corea, Indicadores especícos”.
184
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
Para paliar la emergencia, desde la época de la “marcha penosaen los
años noventa, se tomaron medidas que han llevado a la mercadización
de la economía, como permitir a ciertas compañías u organizaciones es-
tatales llevar a cabo intercambios comerciales y coinversiones con rmas
extranjeras, con el objetivo de que buscaran los recursos para su operación
y pudieran pagar a sus trabajadores, pero también como vehículos de ex-
tracción de recursos mediante comisiones al comercio. En cuanto al resto
de las empresas públicas y gobiernos regionales, Pyongyang los instruyó
a que se valieran por sí mismos. En 2002 se formalizó la primera reforma
importante conocida como “Medidas del 1º de julio”. La reforma se basó
en el principio de una estructura menos centralizada de toma de decisio-
nes las cuales dieron alguna autonomía en aspectos de su propia planea-
ción de metas de producción, establecimiento de precios y salarios, venta
de productos en mercados y la compra de insumos y refacciones”.
57
La
autonomía y discrecionalidad otorgada a ejecutivos de empresas estatales
permitió cierta exibilidad que derivó en acciones y decisiones de sobrevi-
vencia al margen de los principios y valores de la Revolución. Dada la in-
capacidad de coordinar y monitorear el sistema productivo, sigue siendo
una práctica común que directores y trabajadores sobornen a vigilantes de
empresas para ausentarse y trabajar en mercado informal, del cual natural-
mente reciben ingresos superiores al salario.
Esta política económica dio pie al proceso llamado “capitalismo desde
abajo”, el cual era sostenido por una economía informal y clandestina.
De esta forma, la coexistencia de la economía “formal–dominada esen-
cialmente por empresas estatales– con un sistema de semi economía de
mercado –con agentes no-estatales en colaboración con entidades estata-
les– ha sido un factor de continuidad del régimen norcoreano al generar
un esquema “proto-capitalista”
58
que presenta oportunidades de ingreso
adicional a funcionarios públicos de niveles intermedios, cuyos intereses
se alinean con los del régimen en cuanto a la conservación del statu quo.
57
Kim, Unveiling the North Korean Economy. 50-1. [Traducción propia]
58
Tat Yan Kong, “Tentative Foundations of Economic Recovery: North Korea in
the 2010s”, en Reconstructing North Korea: Challenges and Opportunities, editado
por Craig Tiedman (Londres: The Henry Jackson Society, 2020): 11.
Juan Felipe López | Transformación internacional
185
Esta práctica también se ha convertido en una forma de contribuir al -
nanciamiento de la empresa, por lo que es tolerada mientras sea discreta y
se mantenga en pequeña escala. Por lo tanto, las detenciones por ese tipo
de corrupción parecen ser más bien aleatorias y, en muchos casos, pueden
dirimirse con sobornos.
59
Sin embargo, las reformas económicas desde arribahan sido parcia-
les y presentan un patrón irregular de incentivos que no logran dar certi-
dumbre para la formación de un mercado eciente, aun bajo la regulación
del Estado.
60
A partir de 2005 siguieron otras reformas que revirtieron
la exibilidad otorgada entonces, se limitó el trabajo de las mujeres y se
regularon los horarios de los mercados generales, e incluso se pretendió
restaurar el sistema centralizado de distribución; el ciclo de intentos de
recuperación de la hegemonía estatal sobre el mercado concluyó con la re-
forma monetaria de 2009. El empeño de imponer restricciones a la activi-
dad económica informal creó tensiones y conatos de inestabilidad social;
para relajar temporalmente el yugo al incipiente mercado, la solución ha
sido actuar localmente y, en ciertos casos, ejecutar a algunos funcionarios
“traidores”.
61
Estos actos simbólicos de disciplina y justicación que eximen al siste-
ma de culpabilidad, no son necesariamente los factores que evitan grandes
protestas, sino la todavía precaria capacidad de formar espacios públicos
ajenos al control del Estado.
62
En un reporte reciente se argumenta que, si
bien el surgimiento del mercado puede estimular la organización de gru-
pos de interés, las características del régimen y sus métodos de vigilancia y
represión han logrado sembrar desconanza entre los actores económicos
existentes y potenciales, por lo que las actividades sociales y mercantiles
59
Dukalskis, “North Korea’s Shadow Economy”.
60
León Manríquez, “Similar Policies, Dierent Outcomes”.
61
En febrero de 2010, el entonces director del Departamento de Planeación y Fi-
nanzas del PT, Park Nam-gi, fue despedido por su responsabilidad en la reforma
y ejecutado un mes después.
62
Hastings, et al, Market Activities & the Building Blocks of Civil Society in North
Korea.
186
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
quedan atomizadas.
63
Además, como se argumenta en el estudio de No-
land y Haggard, basado en testimonios de migrantes norcoreanos radi-
cados en China y Corea del Sur,
64
la actividad de mercado en Corea del
Norte no es especícamente política, sino de subsistencia; en ese sentido,
la deprivación extrema no conduce automáticamente a la movilización
social. La resistencia es intrínseca a la actividad productiva y comercial la
cual se mantiene en pequeña escala para escapar lo más posible de la inter-
vención estatal. No obstante, según el reporte de Hastings y sus colegas,
las estrategias de los actores en el mercado y la iteración de encuentros
y transacciones eventualmente podrían constituir los cimientos de una
sociedad civil.
65
Empero, dejar crecer demasiado las actividades de mercado al genera-
lizar reformas al régimen de propiedad es un riesgo para el sector militar,
pues implicaría la pérdida de prerrogativas en cuanto a la asignación de
recursos (asumiendo que las reformas incluyen la formación de un sector
nanciero autónomo
66
) y de control de actividades lucrativas. Por lo tan-
to, los Kim en el poder tienen muy poco espacio de maniobra para impul-
sar abiertamente reformas en esa dirección, además de que tácitamente
signicaría la aceptación del fracaso de la ideología que sustenta el gobier-
no. Por ello, la opción de propiciar una “reforma encubierta” (“reform by
stealth”)
67
–o “negligencia benigna”, según Lankov–, ha resultado en un
remedio pragmático en sustitución de una reforma hacia una economía
de mercado.
63
Andrew Yeo, State, Society and Markets in North Korea (Cambridge: Cambri-
dge University Press, 2021); Smith, North Korea: Markets and Military Rule.
64
Noland y Haggard, Witness to Transformation.
65
Hastings, et al, Market Activities & the Building Blocks of Civil Society in North
Korea; Yeo, State, Society and Markets in North Korea.
66
Robert Carlin y Rachel Minyoung Lee, “Understanding Kim Jong Un’s Econo-
mic Policymaking: Pyongyang’s Views on Banking”, 38 North (22 de diciembre
de 2021).
67
Harrison, “Promoting a Soft Landing in Korea”.
Juan Felipe López | Transformación internacional
187
A pesar de la aversión a transformar la base institucional de la econo-
mía, se han realizado ajustes delimitados en espacios controlables, como el
establecimiento de zonas económicas especiales (ZEE). Las ZEE consisten
en territorios con marcos legales diferenciados y supuestamente amigables
al comercio y la inversión extranjera; su principio básico es atraer capital
extranjero y tecnología de manera selectiva y vigilada mediante coinversio-
nes. La primera en anunciarse en 1992 fue la zona Rajin-Seonbong (ZEE
Rason), en región fronteriza con China y Rusia. En 1998, se anunció la
creación del complejo turístico en la montaña Kumgang con inversión del
grupo Hyundai y posteriormente el emblemático Complejo Industrial de
Kaesong (CIK) como parte de los acuerdos de la cumbre Norte-Sur del
año 2000;
68
en 2011 se estableció la última ZEE de la era Kim Jong-il en
el conjunto de islas norcoreanas y chinas de Hwanggumpyong-Wiwha.
A pesar de estas reformas desde arriba”, los ujos de inversión han sido
insignicantes e insucientes para una restructuración económica com-
prensiva debido a la incertidumbre y el alto riesgo que derivan de la mala
reputación de un régimen de propiedad débil (tanto de activos como inte-
lectual), la desconanza en el cumplimiento de contratos y la posibilidad
de cambios arbitrarios en las reglas, además de la precaria y deteriorada
infraestructura.
69
Con Kim Jong-un, las ZEE se convirtieron en un supuesto bastión es-
tratégico para la extracción de ingresos y modos de vinculación económi-
ca con el exterior, por lo que entre 2011 y 2017 se fundaron 24 zonas de
este tipo.
70
Sin embargo, estos enclaves de desarrollo industrial tienen im-
portantes limitaciones como fuente de ingresos del régimen debido a las
68
Eul-chul Lim, Kaesong Industrial Complex: History, Pending Issues, and Out-
look (Seúl: Haenam Publishing Company, 2007). Tanto el CIK como el desarrollo
turístico Kumgang permanecen cerrados desde 2016 y 2008, respectivamente.
69
León Manríquez, “Similar Policies, Dierent Outcomes”; Haggard y Noland,
“North Korea’s foreign economic relations”.
70
Théo Clément, “The Jian-Manpho Bridge: Another Failed Attempt at Econo-
mic Integration or One More Nail in the Con of ‘Maximum Pressure’?”, 38
North (3 de mayo de 2019); Benjamin Katze y Patrick M. Cronin, “How the
North Korean Economy Should—and Shouldn’t—be Used in Negotiations”,
38 North (16 de julio de 2018); Andray Abrahamian y Curtis Melvin, “North
Korea’s Special Economic Zones: Plans vs. Progress”, 38 North (23 de noviembre
de 2015).
188
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
inconsistencias institucionales y los problemas de infraestructura física,
pero también por estar volcadas a su relación con China en zonas ubicadas
en corredores fronterizos como Rason, Sinuiju, Wonsan y Manpho. Cabe
resaltar que las empresas chinas preeren interactuar mediante el comer-
cio que por coinversiones y son reacias a compartir tecnología o cooperar
para el desarrollo conjunto, como aspiran los dirigentes en Pyongyang.
Además, cualquier relación de intercambio formal tiene que pasar por las
sanciones económicas multilaterales impuestas por el Consejo de Seguri-
dad –que Beijing tiende a observar– y las unilaterales por parte de Estados
Unidos, Japón y Corea del Sur.
71
A pesar del prolongado y cada vez más recio bloqueo económico, el ré-
gimen ha desarrollado fuentes alternativas de recursos nancieros y ma-
teriales que medianamente permiten la subsistencia del aparato estatal,
aunque no siempre son vericables ni enteramente cuanticables por el
carácter informal de algunas de ellas. Podría argumentarse que la ayuda
económica y humanitaria es una de las fuentes de recursos económicos,
técnicos y alimenticios más conable de monitorear, al menos hasta el
momento de su ingreso; es sabido que una vez dentro del sistema norco-
reano su distribución queda en una dimensión paralela difícil de scalizar
por agentes externos.
72
El comercio formal con China es una de las principales fuentes de in-
greso de moneda extranjera, ya que el gobierno obtiene comisiones por
parte de las empresas norcoreanas que hacen negocios en el exterior y más
del 90% del volumen y valor del intercambio se lleva a cabo con su veci-
na. Sobra decir que la vulnerabilidad inherente a esta dependencia es un
problema para cualquier aspiración autonomista por parte de Pyongyang,
71
Kong, “Tentative Foundations of Economic Recovery”: 12-13; Adam Cathcart,
“North Korea’s Northern Tier: Economic Potential and Blockages”, en Recons-
tructing North Korea: Challenges and Opportunities, editado por Craig Tiedman
(Londres: The Henry Jackson Society, 2020), 16-18.
72
Mark E. Manyin y Mary Beth D. Nikitin, Foreign Assistance to North Korea
(Washington, DC: Congressional Research Service, 2014); Haggard y Noland,
“North Korea’s foreign economic relations”.
Juan Felipe López | Transformación internacional
189
especialmente porque la estructura comercial bilateral es sumamente asi-
métrica y dependiente de una reducida oferta exportadora basada en pro-
ductos metales y minerales (41%) y textiles (32%), a cambio de productos
manufacturados, maquinaria y combustibles.
73
La venta ilegal de mate-
rial, equipo, instrumentos y tecnologías derivadas del programa nuclear
también se han considerado como formas de adquirir divisas, aunque por
obvias razones eso es muy difícil de demostrar y cuanticar. Evidente-
mente, la oferta de exportaciones y el inujo de importaciones también
está determinada por las sanciones.
Solo algunos comerciantes informales chinos han logrado establecer
operaciones relativamente estables y de menor riesgo que las empresas
estatales que utilizan los canales ociales y están sujetas al cumplimien-
to de las sanciones.
74
De cualquier forma, el contrabando de mercancías
provenientes de China es una manera de introducir bienes de consumo y
refacciones (y quizá materiales para uso militar) a la economía norcoreana
que de otra manera sería difícil o imposible debido al bloqueo.
El turismo a Corea del Norte no es una actividad prohibida en las múl-
tiples resoluciones del Consejo de Seguridad, por lo tanto, es también una
fuente de ingresos para el régimen, ya que todos los visitantes extranjeros
deben entrar y recorrer el país mediante paseos guiados y estrictamente
controlados y monitoreados por agencias gubernamentales, aun cuando
los turistas hayan contratado los servicios de alguna agencia operadora
73 Harvard Center for International Development, Atlas of Economic
Complexity (con datos de 2017); ver también: North Korea in the World (East
West Center, Univ. de Hawaii, y The National Committee on North Korea), con
datos de KOTRA obtenidos de la ocina de Aduanas de China.
74 Kevin Gray y Jong-woon Lee, “The Rescaling of the Chinese State
and Sino-North Korean Relations: Beyond State-Centrism”, Journal of Contem-
porary Asia 48, n.
o
1 (2018): 113-132; Justin V. Hastings y Yaohui Wang, “Infor-
mal Trade Along the China-DPRK Border”, Journal of East Asian Studies, 18, n.
o
2 (2018): 181-203.
190
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
de viajes privada fuera del país.
75
Como con el comercio y prácticamente
todos los vínculos económicos, la mayoría de los turistas provienen de
China, cuyas autoridades fronterizas habían relajado las restricciones a los
visitantes un par de años antes de la pandemia de Covid-19, contrario a
lo que ocurrió en Estados Unidos después de 2017. La oferta hotelera, los
parques de diversiones, campos de golf y hasta los casinos también son
fuentes de ingresos directos e indirectos para el Estado, aun cuando se tra-
te de inversiones extranjeras. Como es de esperar, visitar Corea del Norte
no está exento de controversia, ya que, además del riesgo de hacerlo ante la
rigidez de sus normas de conducta, se asume que el dinero que ingresa por
este rubro contribuye a prolongar la vida del régimen, aunque otra posi-
ción es que, mientras más expuestos estén los norcoreanos con el mundo
exterior, más factible sería el cambio.
76
Otras fuentes de nanciamiento del régimen son las remesas de traba-
jadores enviados por el gobierno a laborar en el extranjero y algunos res-
taurantes ubicados en ciudades fronterizas chinas como Dandong, la cual
se distingue por ser la base de varias operadoras turísticas para visitantes
chinos. Como es de entender, resulta imposible saber con exactitud los
montos de moneda extranjera que ingresan a Corea del Norte por cual-
quiera de estas modalidades.
A nivel de la población en general, la situación es más incierta, precaria
y peligrosa. Dada la incapacidad del Estado de proveer lo mínimo indis-
pensable para la subsistencia, los habitantes comunes han recurrido a sus
instintos mercantiles más básicos, mientras el Estado ha tenido que ha-
cerse “de la vista gorda”, pues la corrupción se ha convertido en un meca-
nismo de equilibro de corto plazo”. Entre las actividades más frecuentes
al margen del control estatal están el comercio y contrabando transfron-
terizo de productos chinos y surcoreanos, la reparación de lo que sea y
servicios de toda índole (desde transporte hasta la compraventa, repara-
75 Ramon Pacheco Pardo, “Tourism: Low-Hanging Fruit for Economic
Growth”, en Reconstructing North Korea: Challenges and Opportunities, editado
por Craig Tiedman (Londres: The Henry Jackson Society, 2020), 19-23.
76 Julian Ryall, “Defectors call for tourists to steer clear of North Korea”,
Deutsche Welle (24 de junio de 2019).
Juan Felipe López | Transformación internacional
191
ción y confección de calzado y ropa, etc.). Si bien los huertos caseros y la
comercialización de excedentes fueron permitidos como una medida de
estabilidad social, las transacciones deben realizarse en mercados generales
autorizados por el gobierno central; se debe pagar una renta por el alquiler
de cada puesto y dar un porcentaje de las ganancias. Las transacciones fue-
ra de estos espacios pueden ser castigadas si se descubren y no se compensa
con su respectivo soborno.
Para dar sentido teórico a la estabilidad y permanencia del régimen nor-
coreano a partir de la mercadización, Kim Byung-yeon
77
argumenta que el
dictador, la burocracia y funcionarios de empresas estatales, además de los
actores económicos externos a los círculos del establishment (generalmen-
te gente común vinculada en actividades del mercado informal), tienen
sus propios objetivos y habilidades para alcanzar sus preferencias. Desde
su punto de vista, los actores operan bajo una racionalidad estratégica en
función del sistema de reglas y que eventualmente se alcanza un punto
de equilibrio. Dada la atroada estructura institucional que impide la
restauración de un orden económico centralizado en la que la propiedad
privada y el funcionamiento del mercado están prohibidos, la corrupción
se ha convertido en el mecanismo de equilibrio de intereses políticos y dis-
tribución de recursos. A pesar del alto costo (6-7% del PNB, según Kim),
la corrupción resulta práctica a los propósitos del dictador (mantener el
poder), del burócrata (enriquecerse y sobrevivir conservando su lealtad al
dictador) y de la persona común (sobrevivir y enriquecerse manteniendo
su actividad mercantil). Kim describe la corrupción como una “segunda
mejor opción” y resume la naturaleza de esta relación como
un tipo de intercambio extraocial entre representantes del Estado y la po-
blación. Tales interacciones ilustran las deciencias de la planicación cen-
tral que no logra operar de una forma ideal. Los sobornantes creen que el
Estado no cumple sus promesas a la población. El fracaso del Estado de cum-
plir sus obligaciones básicas es motivo suciente para hacer que la población
crea que sobornar a un funcionario del Estado no es un crimen en absoluto.
Además, la pura supervivencia es un motivo primario para un gran número
de participantes del mercado. Estas condiciones pueden fácilmente justicar
77
Kim, Unveiling the North Korean Economy. 173-98.
192
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
el soborno. De manera similar, los funcionarios podrían recibir sobornos
sin sentirse culpables porque los salarios que reciben son muy inferiores al
nivel de subsistencia y pueden considerar el soborno como su mecanismo de
auto ayuda en respuesta al fracaso gubernamental. A partir de ambas justi-
caciones emerge entonces una cultura del soborno, que se convierte en una
norma de la sociedad. Efectivamente, el soborno es un tipo de estrategia de
supervivencia en medio de la crisis económica y la falla del Estado. Este tipo
de soborno es difícil de extirpar a menos que haya una manera alternativa de
proveer el ingreso necesario para una vida normal.
La naturaleza del soborno es epidémica. Si el soborno es considerado una
práctica necesaria y tolerada, entonces más gente querrá formar parte de ella.
La detección y el castigo son más difíciles porque hay demasiada gente in-
volucrada. El soborno es una forma de reciprocidad, en la que el sobornan-
te y el sobornado pueden beneciarse mutuamente, lo cual lleva a una alta
probabilidad de colusión. A menos que los sobornados sean inusualmente
codiciosos o no cumplan sus promesas, son difíciles de detectar. Estos argu-
mentos suponen que un dictador debe ejercer reglas más fuertes en contra
de las actividades del mercado para mantener su magnitud bajo control. La
aplicación de reglas iguales a las originales o incluso menos estrictas puede
signicar el crecimiento de actividades mercantiles asociadas con más so-
bornos. Esto implica que, desde una perspectiva de largo plazo, el dictador
debe enfrentar una batalla cuesta arriba para proteger su poder de sacudidas
infringidas por el mercado y sus participantes y los funcionarios que reciben
sobornos.
78
Por lo tanto, el colapso de este arreglo podría no ser inminente porque
Kim Jong-un todavía puede controlar a los rangos medios y altos de la
burocracia que temen un posible castigo y puede evitar el empeoramiento
de las condiciones económicas con algunos remiendos como ampliar la
autonomía de las empresas,
79
abrir ZEE o estimular el turismo extranjero,
incluso explorar la creación de un sistema bancario,
80
siempre y cuando
se conserve la rectoría centralizada del Estado. En este sentido, si bien los
directivos de las empresas estatales son responsables de la generación de
utilidades y un tercio de tales rendimientos debía reintegrarse a las arcas
78
Kim, Unveiling the North Korean Economy. 193-4. [Traducción propia]
79
Lo cual ocurrió primero en 2002, después en 2012 y 2017
80
Carlin y Lee, “Understanding Kim Jong Un’s Economic Policymaking: Pyong-
yang’s Views on Banking”.
Juan Felipe López | Transformación internacional
193
del Estado, las dicultades de mantener libros contables transparentes ha-
cen posible el desvío de recursos.
El equilibrio se conserva porque todos los actores son rehenes del arre-
glo estratégico emanado de la primera gran crisis del modelo norcoreano
en los años noventa. Empero, con el tiempo los crecientes intereses eco-
nómicos podrían ejercer cada vez más presión sobre el gobierno para que
cambie las reglas hasta que sea imposible ignorarlos; para evitar el conic-
to, antes de que los agentes económicos no estatales y sus cómplicesen
los diferentes niveles de la burocracia política y de seguridad acumulen
suciente poder, se ha resuelto abatirlos de manera preventiva con medi-
das parciales (por ejemplo, permitir los mercados generales controlados
por el gobierno, limitar la participación de mujeres en las actividades
mercantiles, perseguir el comercio informal en ciertas localidades, etc.) o
golpes más drásticos como la reforma cambiaria de 2009. Con informa-
ción obtenida de 35 desertores norcoreanos, Dukalskis
81
concluyó que los
mercados informales en Corea del Norte todavía no podían considerarse
como espacios para la resistencia política o prácticas anti-régimen porque
articular y organizar un movimiento de ese tipo es sumamente riesgoso
y la comunicación no puede ocurrir fuera de los círculos más íntimos, y
también porque su existencia está estrechamente vinculada con actores
gubernamentales que preeren conservar el statu quo. Esto es, la econo-
mía informal en ese país ha creado intereses lo sucientemente fuertes y
estables como para mantener intactas ambas esferas. Así, no solo se trata
de la sobrevivencia del régimen, sino de la resiliencia y adaptabilidad de los
actores privados en el mercado.
¿Podría esto prolongarse por otros quince o veinte años? Nadie lo sabe.
Para Kim Byung-yeon, “la única solución es transitar hacia una economía
de mercado. Sin embargo, es difícil para el dictador actual aprobar esta op-
ción porque es muy probable que reduzca substancialmente su poder.”
82
Mientras tanto, la aparente lenidad a mercados y actividades clandestinas
en el mercado negro se han aceptado como la “nueva normalidad”. Lo
81
Dukalskis, “North Korea’s Shadow Economy”.
82
Kim, Unveiling the North Korean Economy. 201. [Traducción propia]
194
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
que sí sabemos es que cualquier medida tiene como objetivo último la
sobrevivencia del régimen político y que Kim Jong-un tiene el triple de-
safío de (a) resolver el problema económico estructural (b) sin debilitar la
legitimidad cticia de la infalibilidad del régimen y (c) mantenerse en el
poder. Eso en (d) un contexto geopolítico de inseguridad militar en el que
(e) algunos actores regionales y extra regionales exigen su acoplamiento
al capitalismo mundial con demandas hostiles que considera vulnera su
capacidad de sobrevivir. En la reunión plenaria del PT celebrada en marzo
de 2013, Kim Jong-un proclamó que en su gobierno seguiría el principio
de “primero la gente” en el que el crecimiento y desarrollo económico
tienen la misma importancia que la capacidad militar. A esa estrategia se
le llamó Línea byungjin (“desarrollo paralelo”), y estableció que primero
debía asegurar y consolidar la viabilidad del programa de armas nucleares
y de misiles y, posteriormente, se avocaría al desarrollo económico.
83
El programa nuclear como factor de estabilidad y
supervivencia del régimen
La comunidad internacional quedó sorprendida cuando la RPDC lle-
vó a cabo la sexta prueba nuclear en septiembre de 2017 y lanzó un misil
intercontinental a nales de noviembre. Con ello, Kim Jong-un declaró la
culminación del sistema de defensa nacional. Ahora sí, el gobierno podía
avocarse al desarrollo económico, para lo cual se emprendió una campa-
ña de acercamiento diplomático internacional con el objetivo de reducir
o eliminar las sanciones impuestas y atraer nanciamiento externo. En
Pyongyang se consideraba (al menos en su narrativa y propaganda) que la
asimetría en su seguridad había quedado resuelta por sustentar el status de
83
Han-bum Cho, Changes to the National Strategy of the Kim Jong-un Regime and
the Limitations of the Strategy of Self-Reliance (Seúl: Korea Institute for National
Unication, 2021); Seong-Whun Cheon, The Kim Jong-un Regime’s “Byungjin”
(Parallel Development) Policy of Economy and Nuclear Weapons and the April
1st Nuclearization Law’ (Seúl: Korea Institute for National Unication, 2013).
Juan Felipe López | Transformación internacional
195
país con capacidad nuclear de facto.
84
Podría decirse que la adquisición de
esta capacidad se debe al éxito en el proceso de sucesión de Kim Jong-un y
la consolidación de su base de poder, mientras se ganaba tiempo al mante-
ner un sistema económico disfuncional, pero políticamente estable.
En esta sección se argumenta que, así como el gobierno ha logrado
mantenerse en el poder por un arreglo estratégico que implica tolerar el
mercado informal y ampliar sus fuentes de nanciamiento, el programa
nuclear también tiene como objetivo central la sobrevivencia del régimen.
La historia del programa nuclear es bastante larga, incluso puede rastrear-
se desde el n de la guerra de Corea en los años cincuenta del siglo pasado.
Sin embargo, fue hasta 1959 que el gobierno de Kim Il-sung alcanzó un
acuerdo de cooperación técnica-cientíca con la URSS y posteriormente
con China,
85
con la condición de que fuera de uso civil (ambas potencias
se negaron a apoyar el uso militar). Finalmente, con desarrollo cientí-
co propio, ingeniería a la inversa de tecnología soviética y la asistencia de
cientícos extranjeros como el paquistaní Abdul Qadeer Khan, la bomba
nuclear pudo ser desarrollada desde nales de la década de 1990 y durante
los años 2000.
86
La primera prueba nuclear subterránea se llevó a cabo
con éxito en 2006; a pesar de las sanciones impuestas por el Consejo de
Seguridad que le siguieron e impedir el acceso a equipos y componentes
para manufacturar centrifugadoras para uranio, así como combustibles
y materiales para la producción de misiles, plataformas (terrestres y sub-
marinas), vehículos, propulsores y material sible, etc., la RPDC logró
84
Ankit Panda, Kim Jong Un and the Bomb: Survival and Deterrence in North
Korea. (Oxford: Oxford University Press, 2020); Cho, Changes to the National
Strategy.
85
Walter C. Clemens, “North Korea’s Quest for Nuclear Weapons: New Histo-
rical Evidence”, Journal of East Asian Studies 10, n.
o
1 (2010): 127-154; Keun-sik
Kim, “North Korea’s nuclear program: its rationale, intentions, and military-rst
politics”, Korea Journal 45, n.
o
4 (2005): 41-66, y Alexandre Y. Mansourov, “The
Origins, Evolution, and the Current Politics of the North Korean Nuclear Pro-
gram”, The Nonproliferation Review 2, n.
o
3 (1995): 25-38.
86
Panda, Kim Jong Un and the Bomb: Survival and Deterrence in North Korea.
103-6.
196
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
avanzar hasta completar ambos programas en 2017 y obtener su “preciada
espada”.
Los eventos regionales en los años setenta tales como la restauración
de relaciones entre China y Estados Unidos, la muerte de Mao y el resur-
gimiento de una nueva élite desarrollista en China, así como el despegue
económico de Corea del Sur, fueron indicios de que se avecinaba una era
que podría derivar en un mayor aislamiento y vulnerabilidad del régimen.
Adicionalmente, ya desde mediados de los años ochenta, la Unión Sovié-
tica comenzó a tambalearse y los cambios institucionales hacia la apertura
económica y política que terminaron por desmoronarla dieron la pauta
para que Kim Il-sung se propusiera emprender el uso militar defensivo del
programa nuclear autóctono y autónomo.
En ese contexto, la Operación Tormenta del Desierto contra Iraq en
1991, sin el contrapeso de la URSS, y el ascenso económico de China con
la adaptación de ciertos mecanismos de mercado fueron señales inequí-
vocas de que Corea del Norte estaba sola económica y militarmente. La
doctrina Juche y la política songun encontrarían en este periodo convulso
un terreno fértil para el impulso del desarrollo tecnológico autónomo y
de autodefensa al no poder conar su soberanía e integridad física a las
potencias extranjeras aliadas. En virtud de las condiciones económicas y
tecnológicas desarrolladas hasta ese punto, es posible colegir que el pro-
grama nuclear con uso bélico no obedece a la lógica de destrucción mutua
asegurada que mantuvo el equilibrio político/militar durante la Guerra
Fría y tampoco que fuera un n en sí mismo, sino un medio para elevar su
capacidad de negociación; esto es, disuadir cualquier intento de derrocar
al régimen por la fuerza acrecentando el costo de acciones en esa dirección.
Conforme transcurrió la década de los noventa y ante la carencia de con-
trapesos para resistir el poder hegemónico estadounidense, pueden reco-
nocerse elementos que hicieron que Corea del Norte sintiera amenazada
su seguridad. Tales elementos fueron utilizados como razones justicadas
para fortalecer al sector militar. Además de la invasión a Iraq, la negativa
del congreso estadounidense de cumplir con lo pactado en el Acuerdo
Marco de 1994, los ejercicios conjuntos de las fuerzas armadas de Corea
Juan Felipe López | Transformación internacional
197
del Sur y Estados Unidos,
87
el lenguaje agresivo y la apuesta al colapso del
régimen, las sanciones y bloqueos por los lanzamientos de misiles desde
los noventa y los ensayos nucleares desde 2006 han dado la pauta para que
Pyongyang continúe con el desarrollo de armas de destrucción masiva.
La dinámica de provocaciones y pruebas durante las últimas tres déca-
das tiene la doble nalidad de fortalecer y mejorar las capacidades disua-
sorias de ambos programas
88
y, al mismo tiempo, obedece a una estrategia
diplomática de chantaje sistemático, la cual ha sido hasta ahora efectiva en
la determinación de opciones políticas de seguridad de Estados Unidos y
de los demás poderes regionales.
89
Es decir, la invasión de Corea del Norte
y el derrocamiento del régimen no está entre las primeras opciones de las
fuerzas militares conjuntas coreano-estadounidenses. Es más, la habilidad
de Pyongyang de jugar con la rivalidad entre potencias regionales y extra
regionales se ha logrado reestablecer en la época actual y le ha permitido
extraer concesiones, recursos nancieros y ayuda de la comunidad inter-
nacional, incluso de sus propios enemigos. Con ello, el régimen norcorea-
no logró poner sus condiciones de manera relativamente autónoma en la
dinámica de seguridad regional y, al mismo tiempo, conserva su integri-
dad física y sin cambios que impliquen la desaparición del régimen, lo que
Lankov
90
denomina “aid maximizing diplomacy”.
Así como el programa nuclear cumple el propósito de política interna-
cional de preservar el régimen de amenazas externas, también se puede ar-
gumentar que tiene la misma utilidad en la política interna. Por una parte,
el desarrollo de un programa de armas de destrucción masiva tiene la ven-
taja de ser relativamente menos costosa (esto es, costo en relación con el
87
Robert Collins, A Brief History of the US-ROK Combined Military Exerci-
ses”, 38 North (26 de febrero de 2014).
88
Mitch Shin, “Biden must recalibrate policy on North Korea”, The Diplomat (1
de febrero de 2022).
89
Jonathan D. Pollack, No exit: North Korea Nuclear Weapons and International
Security (Londres; N. York: International Institute for Strategic Studies; Routle-
dge, 2011).
90
Lankov, The Real North Korea. 184-91.
198
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
daño potencial) que mantener indenidamente un aparato militar consi-
derado el más grande del mundo en proporción a su población. Pero, más
importante, el programa nuclear ha logrado mantener cierta cohesión
entre la élite militar (línea dura) y la de la burocracia y el PT (línea menos
dura), venida a menos desde que la política de songun se siguió con todo
vigor durante el gobierno de Kim Jong-il.
91
De esta manera, los gobiernos
de Kim Jong-il y Kim Jong-un lograron consolidar su base de poder al
proveer de prerrogativas en la asignación de recursos al sector que más
podría desaar su autoridad;
92
en el caso de Kim Jong-un, la alineación
de intereses se demuestra con el hecho de que cuatro de las seis pruebas
nucleares fueron realizadas durante los primeros seis años de su mandato
(2013, dos en 2016 y 2017) y casi 80% de los misiles lanzados desde 1984
hasta 2022 (123 exitosos, 24 fallidos, 13 desconocidos).
93
Cho advierte
que el presupuesto y los privilegios asignados al sector militar son amplios
y están tan arraigados que sería muy difícil revertir la política de songun
hacia un estado más equilibrado entre el desarrollo civil y el militar.
94
El programa nuclear y de misiles también puede tener un considerable
valor propagandístico interno y contribuir en la construcción de una ima-
gen de valentía y capacidad para resistir y sobreponerse a los embates de
los grandes y abusivos enemigos imperialistas por parte de su dirigencia.
En este sentido, a pesar del bloqueo y las sanciones multilaterales y de
algunos países, es innegable que ambos programas han sido exitosos en el
propósito de elevar el nivel de negociación con los líderes de las potencias
más importantes del orbe y así extraer concesiones y recursos que le per-
mitan al rémigen continuar en el poder. En un típico ejemplo de propa-
ganda y culto a la personalidad, Kim Jong-il y, sobre todo, Kim Jong-un
no son vistos como simples gobernantes en turno, sino como héroes sa-
91
Jeung, North Korea’s Civil-Military-Party Relations and Regime Stability.
92
Cho, “Changes to the National Strategy”.
93
Nuclear Threat Initiative (NTI), “The CNS North Korea Missile Test Databa-
se” (Center for Nonproliferation Studies (CNS)).
94
Cho, “Changes to the National Strategy”: 9. Ver también Robert Carlin y Ra-
chel Minyoung Lee, “Understanding Kim Jong Un’s Economic Policymaking:
Defense Versus Civilian Spending”, 38 North (22 de septiembre de 2021).
Juan Felipe López | Transformación internacional
199
bios y virtuosos que encarnan la esencia misma de la doctrina Juche y que,
además, son admirados por otros dirigentes extranjeros. No hay forma
de vericar si esta percepción es uniforme en la población, aun cuando
la propaganda, el control de la información y la narrativa historiográca
siempre están en manos del régimen. A partir de la literatura producida
por desertores en los últimos años, se podría incluso sospechar que un
gran número de norcoreanos, en especial los menos favorecidos, no com-
parten admiración alguna ni celebran los ensayos nucleares o de misiles.
Finalmente, ignorar estos elementos del programa nuclear y de misiles
como estabilizadores del régimen norcoreano e insistir en una posición de
todo o nada al exigir la desnuclearización completa, comprobable e irre-
versible ocasionó que las negociaciones internacionales y bilaterales (con
Estados Unidos) fracasaran en 2019.
95
La cuestión es si algún gobierno
estadounidense puede vislumbrar otro camino para persuadir a Pyon-
gyang y plantear secuencias políticamente más asequibles para extraer
compromisos en el mediano y largo plazos.
96
Esa discusión debe ocurrir
en Washington, aunque cabe la posibilidad de que no se reconozca públi-
camente que la desnuclearización podría deslizarse a la baja en la escala de
prioridades, con tal de que un enfoque gradual pueda ser más atractivo a
los intereses del politburó. Quizá pueda encontrarse un punto interme-
dio en el que se pueda avanzar de manera pragmática mediante el diálogo
y la negociación de compromisos factibles; sin embargo, ese paso habría
de darse junto con el reconocimiento de que la RPDC es un estado con
capacidad nuclear.
95
Robert Einhorn, “The rollout of the Biden administration’s North Korea poli-
cy review leaves unanswered questions”, The Brookings Institution blog (4 de mayo
de 2021); Panda, Kim Jong Un and the Bomb: Survival and Deterrence in North
Korea.
96
Robert Einhorn, “The North Korea Policy Review: Key Choices Facing the Bi-
den Administration”, 38 North (26 de marzo de 2021); Yangmo Ku “Deterrence
vs. Engagement: Striking the Right Balance in North Korea Policy”, The Diplo-
mat (31 de agosto de 2021).
200
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
Después del primer año del gobierno de Joe Biden, la llamada política
de “diplomacia y disuasión severa” no presentaba novedad al enfoque clá-
sico de “zanahoria y palo”, ni aportaba incentivos, ni lineamientos, ni pa-
sos rmes que demostraran alguna intención real de diálogo como punto
de partida; por su parte, el gobierno surcoreano suele padecer las limita-
ciones en cuanto a las sanciones internacionales y su alianza político-mi-
litar con Washington, por lo cual le resulta difícil sostener una posición
autónoma para avanzar en la construcción de conanza mutua e inuir en
el cambio de conducta del gobierno vecino.
97
Conclusiones
El sistema productivo y alimenticio de Corea del Norte colapsó hace
casi 30 años. Desde entonces, la economía ha subsistido en condiciones
miserables y la ganancia es que actualmente la gente al menos no muere de
inanición. Con la tolerancia a la economía informal y el mercado negro,
la corrupción en todos los niveles de la burocracia norcoreana, la prolife-
ración de ZEE y las reformas microeconómicas –sin aceptar legalmente
los derechos de propiedad y el funcionamiento del mercado– ¿puede re-
vertirse el desastre económico que viene arrastrando hace casi tres déca-
das? O, por el contrario, ¿el régimen en Corea del Norte podría (ahora
sí) encontrarse en una crisis terminal” y estar cerca de su n denitivo?
En este artículo se han presentado algunas razones para argumentar que,
a pesar del estado de la economía, la mala reputación en cuanto al respeto
de los derechos humanos y las rivalidades internas que podrían organizar
grupos de disidencia, el régimen político norcoreano no tiene visos de que
concluirá pronto.
A nivel doméstico, la permisibilidad del mercado informal como sus-
tituto de la coordinación económica del Estado y el control político-po-
liciaco son factores de estabilidad del régimen. El programa nuclear y de
misiles juega el doble papel de contribuir a la conservación del régimen, al
hacer muy caro deshacerse de él por la fuerza y brindar a la dirigencia la
97
Elisabeth Suh, “Biden’s North Korea Policy. Neither ambitious nor adequate”,
German Council on Foreign Relations (1 de octubre de 2021).
Juan Felipe López | Transformación internacional
201
legitimidad política interna en la población, y dar un lugar privilegiado al
sector militar, lo cual es clave en el sistema de songun y la política byungjin
del actual líder Kim Jong-un. Cambiar estas estructuras que proporcio-
nan equilibrio a la economía política norcoreana es evidentemente una
tarea difícil, costosa y de muy alto riesgo.
Habrá también que preguntarse si el cambio de régimen debe suponer
su destrucción abrupta y sustitución por otro o la transformación puede
ocurrir de manera gradual y controlada para minimizar el peligro de co-
lapso, socializando el riesgo y los costos entre la comunidad internacional.
Para Lankov
98
y varios autores, las determinantes del cambio bien pueden
estar afuera de Corea del Norte y no necesariamente se reere al retiro
de sanciones y la promesa de cooperación económica masiva a cambio
de la desnuclearización. El régimen ha subsistido a pesar del bloqueo y el
programa nuclear es su única carta de negociación, así que no se justica
deshacerse de éste.
Una acción que podría poco a poco abrir el régimen sin destruirlo total
e inmediatamente consiste en incrementar el contacto de agentes externos
con el pueblo, pero sobre todo con la élite burocrática y del Partido, así
como de intelectuales y estudiantes, es decir, con quienes tienen acceso al
poder. Empresarios internacionales también pueden inuir en la asimila-
ción de nuevas formas de organización productiva y una revalorización
del trabajo, lo que puede ocurrir mediante las transacciones transfronte-
rizas y en las ZEE, si es que logran conservarse y trascender su actual fun-
ción extractiva. Cientícos, estudiantes, funcionarios y comerciantes que
salen formalmente del país también podrían aportar experiencias valiosas
en su posible regreso, por lo que es importante alentar los intercambios
cientícos, escolares e intelectuales hasta crear una masa crítica de agentes
que inuyan con sus vivencias y destrezas aprendidas en sus respectivos
gremios. Todo lo anterior serán canales de información e interacción que
gradualmente podrían introducir ideas, instituciones y prácticas para
comprender y adaptarse a su manera (incluso sin abandonar su losofía
Juche) al sistema económico y político regional e internacional.
98
Lankov, The Real North Korea.
202
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
A nivel interno, las fuerzas que podrían propiciar cambios son de ca-
rácter institucional, al establecer gradualmente incentivos materiales en el
proceso económico sin dejar de lado la necesaria rectoría del Estado, pero
bajo un paradigma más pragmático y desarrollista. Para ello sería conve-
niente establecer incentivos concretos que deriven en una nueva lealtad
basada en el avance de intereses sociales y profesionales tanto de actores
económicos de la élite como de los participantes en el mercado.
Lo anterior conduce al cuestionamiento de las sanciones y supone
un dilema. El discurso dominante, en su momento llamado por Trump
como “presión máxima”, se construye precariamente sobre el argumen-
to de que el régimen norcoreano será efectivamente doblegado siempre
y cuando su estrangulamiento sea completo.
99
Cualquier intento de acer-
camiento y vinculación va en contra de ese espíritu y esa sería una razón
por la que las sanciones no han tenido el efecto deseado: el colapso. En
ese sentido, la línea dura de Estados Unidos y sus aliados alega que el en-
gagement ha prolongado innecesariamente la vida del régimen, el cual ha
mostrado su resiliencia y capacidad de control mediante la vigilancia y el
miedo como se ha planteado a lo largo de este trabajo. En contraste, los
intentos de acercamiento y voluntad de diálogo dieron como resultado el
establecimiento de programas de cooperación que, no solo han propicia-
do periodos de estabilidad en la región, sino que abrieron algunas puertas
y ventanas en Corea del Norte por donde se podrían introducir ideas, in-
formación y recursos que alivien algunas carencias en la población y po-
siblemente faciliten reformas. El dilema estriba en que las sanciones efec-
tivamente acorralan al gobierno norcoreano, pero retrasan el proceso de
apertura porque fortalecen la línea dura y se cancelan las oportunidades
de interacción con el exterior. En las condiciones actuales, podría optarse
por el reconocimiento de la RPDC como un Estado nuclear y transitar de
la desnuclearización a la coexistencia, la coordinación, el establecimiento
de normas de uso, mantenimiento y control de arsenales nucleares, y ma-
nejo de crisis, encaminado a la conformación de un régimen de seguridad
regional más estable, transparente y seguro.
100
99
Anthony Ruggiero y Matthew Zweig, “Biden’s North Korea Policy Needs Re-
booting”, Foreign Policy (24 de enero de 2022).
100
Panda, Kim Jong Un and the Bomb: Survival and Deterrence in North Korea.
Cap. 11.
Juan Felipe López | Transformación internacional
203
Desde que en 2017 se declaró que el programa nuclear y el de misiles
habían concluido y supuestamente se ha dado paso al propósito de desa-
rrollo económico, podría ser una oportunidad para el cambio institucio-
nal que incluya la reforma al régimen de propiedad e incorpore un sistema
bancario. La rectoría del Estado en esos dos pilares es crítica, por lo que
podría conservarse el régimen político e incluso parte de la ideología al re-
plantear un marco conceptual que no confronte los ideales de autonomía
y singularidad que le dan sustento. Lo que debe observarse es el uso dual
de la tecnología para nes bélicos y civiles (por ejemplo, la tecnología nu-
clear y la aeroespacial pueden tener ambas funciones), pues ahí está parte
del meollo de la política byungin.
101
Es en este punto donde el gobierno
de Kim Jong-un busca alinear la mercadización con el programa nuclear
como factores de sobrevivencia del régimen.
Ciertamente, las constantes pérdidas económicas por desastres natura-
les en los últimos años y el aislamiento autoimpuesto por la pandemia
de Covid-19 son factores que se suman a la ya complicada situación del
régimen norcoreano. Aún ante ese escenario, potencias adversarias de
Estados Unidos como Rusia y China preeren mantener el statu quo,
por lo que no es previsible que apoyen un incremento en la dureza de
las sanciones y utilicen sus propios mecanismos de presión para inuir
en el comportamiento del régimen sin destruirlo. Es más, aunque China
podría ejercer más su poder sobre la RPDC por la dependencia comercial,
nanciera y de ayuda, esta potencia no tiene la meta de desnuclearización
de la península como una de sus prioridades, al menos no por delante de la
estabilidad de su vecino y, por ende, de su frontera.
102
Asimismo, aunque
la ley aprobada por la Asamblea Suprema del Pueblo en septiembre de
2022 que autoriza el ataque nuclear preventivo detonó polémica y cau-
preocupación –por el riesgo de un mal cálculo o lectura equivocada
de la amenaza–, la asimetría militar no ha desaparecido del todo; así que,
en caso de hacer efectiva esa prerrogativa sin la justicación de un ataque
101
Cheon, The Kim Jong-un Regime’s “Byungjin”.
102
Einhorn, “The North Korea Policy Review”; Panda, Kim Jong Un and the
Bomb: Survival and Deterrence in North Korea.
204
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 166-213, Enero-Junio 2023.
directo al territorio norcoreano, China no estaría en condiciones de inter-
venir en su defensa; en ese sentido, dar el primer golpe no es verosímil en
virtud del propósito de conservar el régimen político. Además, la ley pre-
senta una paradoja. Esto es, el arsenal nuclear norcoreano podría no ser
tan numeroso ni tan efectivo, las plataformas y vehículos de lanzamiento
podrían no ser tan conables y discretas, ni los métodos de cargamento de
combustible tan rápidos ni seguros como para repeler y tomar represalias
ante una invasión patente; por lo tanto, un ataque preventivo es la única
opción disponible, aun cuando eso signique la eventual destrucción del
régimen.
103
Nuevamente, la ley podría más bien obedecer a condicionan-
tes internas que a una amenaza real e inminente para la región.
Dado que los fundamentos de poder del régimen de Pyongyang siguen
en pie, que no se percibe riesgo aparente de una rebelión social que ter-
mine en el derrocamiento del gobierno y que el programa nuclear pro-
porciona la doble función de mantener la coalición política PT/militar/
burocrática más un blindaje efectivo de amenazas externas (percibidas o
reales), cabe la posibilidad de que Corea del Norte supere las adversidades
una y otra vez, y que la familia Kim conserve cierto margen de maniobra
en su política interna y externa en función de sus intereses para continuar
al mando indenidamente.
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