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Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 2-32, Enero-Junio 2023.
mienzo de la dinastía Joseon
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, de esta forma, señala la autora, la teoría
sociopolítica neo-confuciana hace de los grupos de ascendencia patriarcal
el elemento básico de la sociedad, los cuales cumplen una doble función:
estructuran la sociedad y, al mismo tiempo, garantizan la continuación
ininterrumpida del proceso político
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.
Deuchler también menciona que,
aunque el confucianismo es una losofía patrilineal, considera la unión
entre el hombre y la mujer como la raíz de todas las relaciones humanas.
Además, sostiene que esta unión es el fundamento de la moral humana y
el motor del proceso de socialización que se extiende desde la relación en-
tre padre e hijo hasta la relación entre gobernante y súbdito. En términos
cosmológicos, el cielo (yang) domina la tierra (yin); y, en consecuencia, el
hombre tiene precedencia sobre la mujer. El orden jerárquico entre los sexos
es pues sancionado cosmológicamente y es imperativo para el correcto fun-
cionamiento del orden humano. Este orden se puede conservar sólo cuando
se controlan las pasiones humanas. Para hacer esto, los confucianos estable-
cieron una clara distinción entre la esfera “interna” o doméstica de la mujer
y la esfera “externa” o pública del hombre.
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De este modo, situaban a la mujer en una posición inferior. Tenía que
obedecer a sus superiores: cuando no estaba casada, debía seguir las ór-
denes de su padre; estando casada, las de su marido; al enviudar, las de
su hijo. Esta fue la subordinación de la esfera interior a la esfera exterior.
Menciona Lee que, para mantener a las mujeres dentro de las fronteras
familiares, se introdujeron varias doctrinas morales tales como la prohibi-
ción para volverse a casar, promulgando los “siete demonios” para justi-
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Deuchler, The Confucian Transformation, 129.
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Esta característica es sumamente relevante al tratar de explicar las relaciones so-
ciales, de poder y de parentesco que contiene el sistema de género en la sociedad
coreana, incluso en la actual, pues a través de la continuidad sanguínea se perpetúa
no sólo el poder, sino el control que el poder implica. Este es un sistema que ha
traspasado a la modernidad en Corea, sobre todo si pensamos en el sistema híbri-
do de los Chaebol o conglomerados coreanos donde las familias contienen, a través
de las líneas de descendencia, el poder y el control económico.
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Deuchler, The Confucian Transformation, 231.