II
Revista Internacional de Estudios Asiáticos,
Vol. 2(1): 242-266, Enero-Junio 2023.
Janice Tapia viene a poner de manifiesto que la percepción mayori-
taria del movimiento feminista surcoreano, identificado generalmen-
te como “radical”, oculta sus diferencias, construyendo una visión
homogeneizante del mismo que silencia la segmentación del mismo,
dando la impresión de que se trata de un grupo floreciente y muy es-
tructurado. Antonio Domenech y Estrella Vivas centran su artículo
la existencia de comunidades virtuales que se configuran en torno al
anonimato y que constituyen este nuevo espacio del ciberchama-nis-
mo coreano. Igualmente, afirman que internet ha contribuido a mejo-
rar la imagen pública del chamanismo en Corea, además de aumentar
la diversidad de su clientela. Precisamente, la enorme implicación de
las mujeres chamanas en el mundo virtual les ha permitido expresarse
aún más libremente y conseguir llegar a un público muy amplio. En
consecuencia, los prejuicios que pudieron existir en los primeros mo-
mentos se han superado ampliamente, permitiendo al chamanismo
adaptarse a la realidad tecnológica contemporánea, con todo lo que
ello implica en el ámbito del acceso de las mujeres al mundo computa-
cional en la Corea del Sur contemporánea. Judith Mellado nos remite
a los movimientos Chanyanghoe y el Kunu-hoe, como propulsores del
feminismo que permitieron la inserción de las mujeres en el ámbito
socio-político, pero, al mismo tiempo, nos informa sobre la gradual
disminución de publicaciones de revistas femeninas durante la década
de los 1930 y hasta su paralización (1940-45). Nayelli López y An-
drii Ryzhkov nos hablan de cómo las nuevas generaciones de mujeres
surcoreanas reivindican un trato respetuoso e igualitario, así como la
no violencia, a través de un activismo contundente y el “no silencio”.
Al mismo tiempo, analizan cómo estas mujeres cuestionan determi-
nadas estructuras obsoletas que aún perviven en la sociedad coreana.
Betsy Forero-Montoya considera que la película Dear Pyonyiang está
claramente determinada por la identidad social de su directora, Yong
hi Yang, una coreana zainichi. La autora considera que dicha película
constituye un filme-ensayo que empodera a las mujeres y que pretende
llamas la atención de las autoridades norcoreanas sobre las situación
de las mujeres. Además, esta película ha tenido una amplia difusión ya
que fue premio especial del jurado en el Festival Sundace.