Revista de Lenguas Modernas, N.° 34, 2021 / 133-146

ISSN electrónico: 2215-5643

ISSN impreso: 1659-1933
DOI: 10.15517/rlm.v0i34.42798

“What more fantasy than the Antilles?”: una relectura de The Brief Wondrous Life of Oscar Wao desde las poéticas de los Caribes

“What more fantasy than the Antilles?”: A Rereading of the novel The Brief Wondrous Life of Oscar Wao from the Caribbean Poetics

Ronald Sáenz Leandro

Maestría Académica en Literatura Latinoamericana

Universidad de Costa Rica

ORCID ID: 0000-0001-8717-1870

ronald.saenz@ucr.ac.cr

Resumen

El artículo propone una relectura de The Brief Wondrous Life of Oscar Wao (2007), novela premiada del escritor dominicano-estadounidense Junot Díaz, a partir del análisis de un corpus selecto de “poéticas de los Caribes”, concepto utilizado para englobar a las reconocidas teorizaciones que han querido formular lecturas interpretativas abarcadoras en torno a las raíces estéticas, temáticas y performativas de las literaturas de esta región cultural y geográfica. La tesis principal del artículo es que estas poéticas pueden seguir conduciendo un marco analítico de utilidad para estudiar las obras literarias contemporáneas publicadas por la diáspora caribeña en los Estados Unidos, esto a partir del estudio de The Brief… como obra representativa de esta producción. En esta línea, afirma que es posible dilucidar procedimientos, en los mitos y las identidades, que llevarían al autor a desarrollar una suerte de contrapunteo entre dos dimensiones bajo las cuales es posible observar los “usos” narrativos, o metadiscursos, en torno a la idea de transculturación.

Palabras clave: cultura popular, diáspora caribeña, Junot Díaz, literaturas del Caribe, transculturación.

Abstract

The article proposes a rereading of The Brief Wondrous Life of Oscar Wao (2007), an award-winning novel by the Dominican-American writer Junot Díaz, based on the analysis of a select corpus of “Caribbean Poetics”, a concept used to encompass the recognized theorizations that have sought to formulate comprehensive interpretative readings around the aesthetic, thematic and performative roots of the literatures of this cultural and geographical region. The main thesis of the article is that these poetics can continue to lead a useful analytical framework to study contemporary literary works published by the Caribbean diaspora in the United States, based on the study of The Brief... as a representative work of this production. Along these lines, he affirms that it is possible to elucidate procedures, in myths and identities, that would lead the author to develop a sort of counterpoint between two dimensions under which it is possible to observe the narrative "uses", or meta-discourses, around the idea of transculturation.

Keywords: popular culture, Caribbean diaspora, Junot Díaz, Caribbean Literatures, transculturation

The novel [The Brief Wondrous…] seemed like a strange brew that was at once so personal and yet so foreign to me […] novels by Latinos had never merged the sci-fi and fantasy traditions with the touchstones of my own Latino culture I knew so well…

Reading Junot Díaz, Christopher González.

Introducción

En la difícil búsqueda de explicar y comprender la diversidad cultural que se desprende de los Caribes, múltiples ensayistas han experimentado con una gran cantidad de conceptos que han tenido por objeto aglutinar, de la manera más amplia posible, las variantes de una región que está lejos de presentarse como homogénea. Cruz et al. (2020, pp. 297-299) desarrollan esquemáticamente cómo “los nombres del Caribe” han ido mutando a lo largo de la
Historia, con dependencia del lugar de enunciación y el énfasis político, económico, geográfico o cultural de este (a saber, denominaciones como “cuenca del Caribe”, “Gran Caribe”, “las Antillas”, “The West Indies”, etc.). No obstante, este compromiso por aceptar la complejidad se ha convertido en un requisito de entrada para luego poder hablar de lo que en común une a estas islas y a estas ciudades más allá de la cercanía a un mar (véase Dilla, 2014).

En esta línea intelectual, la particularidad de las producciones culturales afrocaribeñas vivió un periodo de reflexión sin precedentes hacia la década de los treinta del siglo XX. La crítica especializada de la época propició un ambiente digno para el reconocimiento y la reconciliación con un pasado compartido que implicó, inevitablemente, la búsqueda de la armonía identitaria entre la raza y la formulación de los incipientes proyectos de nación. Este punto de quiebre,
en suma, puede sintetizarse en el “hallazgo de la presencia africana”, aunado al proceso de mestizaje, como esencias o “pegamentos sociales” transversales de “lo (afro)caribeño/antillano” (Morejón, 2004, pp. 11-12).

El llamado “proyecto de los 30” (dentro del cual pueden destacarse los trabajos antropológicos y literarios de Fernando Ortiz, Nicolás Guillén y Lydia Cabrera) fue sin duda determinante para la comprensión de los múltiples intercambios y/o transacciones culturales acaecidas en las distintas regiones de ese “meta-archipiélago sin centro y sin límites” (Benítez Rojo, 1986) que conforma los Caribes. Para Nancy Morejón (2004), el impacto del “descubrimiento” del concepto central de transculturación (propuesto y desarrollado en la obra etnográfica de Ortiz, con una formulación comparable en la del martiniqués Édouard Glissant y su “criollización”) fue tal que por muchos años ayudó a sedimentar “una poética del Caribe sustentada en la imago, en el caosmundo, en los mitos que la alimentan y circundan, así como en el arsenal de lo imaginario” (p. 24). Para ese momento, la transculturación, en un sentido “original”, era planteada por Ortiz (1987) desde los procesos de asimilación/retroalimentación entre las diversas diásporas africanas y el resto de las oleadas inmigratorias “blancas” que poblaron y se asentaron en los Caribes1 o, a saber, como lo define ampliamente el autor:

Entendemos que el vocablo transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque éste no consiste solamente en adquirir una distinta cultura,
que es lo que en rigor indica la voz anglo-americana aculturation, sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial desculturación, y, además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse de neoculturación. Al fin, como bien sostiene la escuela de Malinowski, en todo abrazo de culturas sucede lo que en la cópula genética de los individuos: la criatura siempre tiene algo de ambos progenitores, pero también siempre es distinta de cada uno de los dos. En conjunto, el proceso es una transculturación, y este vocablo comprende todas las fases de su parábola (Ortiz, 1987, pp. 96-97).

El panorama más reciente, sin embargo, no es el mismo de entonces: en el último medio siglo, los Caribes han transitado por tal cantidad de particularidades políticas, económicas y militares que ahora hacen del famoso “retrato de los dos Abuelos” de Nicolás Guillén2, una metáfora simplista e incapaz de dar cuenta de la amplia gama de procesos históricos que contribuyeron a la concepción de los Caribes actuales globalizados. Quizás los lentes que mejor contribuyen a contemplar las realidades contemporáneas de los Caribes pasan inevitablemente por una concepción renovada del mismo “paradigma de la movilidad” que los ha caracterizado (Benítez Rojo, 1988). Es decir, por la comprensión de los tejidos relacionales transregionales y translocales que han sido activados por los movimientos migratorios caribeños que, a partir de la década de los
sesenta, rearticularon nuevas experiencias diaspóricas (y de retorno), consistentes y voluminosas en los Estados Unidos, desde tres espacios específicos predominantes (al menos para la región hispanohablante), a saber: Cuba, Puerto Rico y República Dominicana (Flores, 2009, p. 18).

De manera esperable, esta oleada migratoria también estuvo expuesta a “su propio proceso de transculturación”, generando expresiones, manifestaciones y cánones culturales que evidentemente no soportarían una lectura tradicional y esencialista centrada únicamente en la raza: la diáspora caribeña de los años sesenta llegó a iniciar un “canon latino” de escritura inmigrante en los Estados Unidos (que se extiende hasta la actualidad), con características propias e identificables y puntos de (des)encuentros con las poéticas de los Caribes (Dalleo y Machado, 2007). En este marco, es posible ubicar a Junot Díaz, escritor dominicano-estadounidense que, hasta hace muy poco, se posicionaba como referente de este canon latino de ficción en los Estados Unidos de finales del siglo XX e inicios del XXI (Maeseneer, 2014).

El propósito de este trabajo busca poner en diálogo las discusiones mencionadas, asumiendo la complejidad cuasiepistemológica que supone estudiar la producción literaria de un autor cuya literatura se le ha acuñado un múltiple estatus de latina/caribeña/dominicana/inmigrante, y que escribe predominantemente en la lengua de su país receptor. Si a esto se le suma el hecho de que Díaz fue galardonado en el año 2008 con un premio Pulitzer en la categoría de ficción3 por su novela The Brief Wondrous Life of Oscar Wao (2007), consagrándose así en la cima de la producción intelectual y artística estadounidense, se está ante un escritor cuya obra pareciera que de entrada requiere ser revisada desde perspectivas analíticas que rebasan los presupuestos tradicionales establecidos en las poéticas de los Caribes estudiadas.

A pesar de lo anterior, el presente artículo no busca centrarse tanto en los cambios o posibles novedades que pueda presentar la obra, como en las continuidades o afinidades con las literaturas de los Caribes, a nivel general. Esto en tanto que desde “lo novedoso”, The Brief… ya ha sido ampliamente estudiada sobre todo en las líneas del multilingüismo (Graulund, 2014; McCracken, 2016; Norman, 2016; Postma, 2013), de la cultura popular (Bautista, 2010; Lanzendörfer, 2013; Miller, 2011), de las representaciones de la violencia dictatorial (Figueroa, 2013; Irizarry, 2014; Machado, 2011) y de la reconfiguraciones de la identidad desde la experiencia migratoria latinoamericana (Espericueta, 2016; López, 2015; Saldívar, 2011; Sepúlveda, 2013).

En este trabajo, se habla de literaturas de los Caribes (en plural) siguiendo la aproximación de Cruz et al. (2020), la cual permite enmarcar de manera integral "los procesos de y en los mundos caribeños como paradigmáticos de procesos mundiales [...] no como literatura del exilio o literatura de migración o de diáspora sino de literaturas sin residencia fija" (pp. 327-328). En este sentido, “poéticas de los Caribes” es la categoría utilizada para englobar a las reconocidas teorizaciones que han querido formular lecturas interpretativas abarcadoras en torno a las raíces estéticas, temáticas y performativas de las literaturas de esta región cultural y geográfica: esto es,
hasta qué punto algunas de las reflexiones encontradas en las respectivas obras seminales de Fernando Ortiz (Contrapunteo cubano…), Antonio Benítez Rojo (La isla que se repite) y Nancy Morejón (Poética de los altares) pueden seguir engarzando un marco analítico de utilidad para estudiar la citada novela y cómo, a pesar de que la aproximación a esta obra resulte problemática por las razones esgrimidas, esta presenta una serie de huellas y trazos que confirman la riqueza de analizarla en el marco de aproximaciones referentes a la comprensión de las literaturas de los Caribes.4

La tesis principal del artículo es que estas poéticas pueden seguir conduciendo un marco analítico de utilidad para estudiar las obras literarias contemporáneas publicadas por la diáspora caribeña en los Estados Unidos, esto a partir del estudio de The Brief…como obra representativa de esta producción (Machado, 2015). En esta línea, afirma que es posible dilucidar procedimientos de transculturación en los mitos y las identidades que llevarían al autor de la novela a desarrollar una suerte de contrapunteo entre dos metadiscursos predominantes, a saber, el del componente mítico-mágico (“premoderno”), estudiado tradicionalmente para las literaturas de los Caribes, y el de la cultura popular (blanca) anglosajona desarrollado en torno a las narrativas de género (ciencia ficción y fantasía épica).

Para ello, el presente estudio busca desarrollar dos dimensiones bajo las cuales es posible observar los “usos” narrativos, o metadiscursos, en torno a la idea de transculturación: así, en primer lugar, propone una lectura de “contrapunteo” para ampliar sobre la función que juega el componente
mítico-imaginario “tradicional” en la articulación de la narración histórica y argumental, así como en la explicación de la diégesis desde el horizonte de expectativas del protagonista; en segunda instancia, busca reflexionar en torno al acervo racial-cultural del protagonista y las soluciones utilizadas por la voz narrativa para entender la cuestión de la identidad desde una perspectiva contemporánea. Aunque el concepto de transculturación presenta una formulación inicial en la obra de Fernando Ortiz, este artículo intenta ponerla en diálogo con las poéticas de Benítez Rojo y Morejón, las cuales forman parte de un continuum interpretativo útil para generar una lectura dialógica entre los autores. En la sección final, se concluye que la esencia de las nociones principales propuestas en las poéticas estudiadas sigue siendo fundamental para abordar una novela que vuelve sobre los tropismos de las literaturas de los Caribes para actualizar la función del mito y de la identidad conforme a la cuestión racial en el relato.

En el Caribe la transparencia epistemológica no ha desplazado a las borras y posos de los arcanos cosmogónicos […] sino que, a diferencia de lo que ocurre en Occidente, el conocimiento científico y el conocimiento tradicional coexisten en estado de diferencias […] en el Caribe lo extranjero interactúa con lo “tradicional” como un rayo de luz con un prisma.

La isla que se repite, Antonio Benítez Rojo.

Contrapunteo del mito: History
and Stories

Una de las poéticas de los Caribes más estudiadas en los últimos treinta años quizás ha sido la de A. Benítez Rojo, contenida en su ensayo seminal (y posteriormente libro aquí referenciado) “La isla que se repite” (1986). En esa obra, aunque el autor habla del Caribe en singular, en el fondo hace referencia tanto a su pluralidad (a los Caribes) como a la necesidad de vencer las visiones fragmentarias —sobre todo geográficas— que impiden una lectura integral y cuidadosa de las culturas caribeñas, de eso “que se repite” en el meta-archipiélago Caribe.

La propuesta del cubano no es para nada ortodoxa y más bien camina sobre una línea delgada entre el estereotipo inculcado por las relaciones históricas de poder que se han irradiado transversalmente sobre estos pueblos y la resemantización de los discursos peyorativos y perpetuados por el sistema-mundo moderno (véase Wallerstein, 2010). La relectura de Benítez (1988) parte de la fusión entre el (súper)sincretismo genealógico y el legado mítico-cultural ancestral (entendido desde una perspectiva rizomática, es decir, sin centro) para entender la cultura de los Caribes en términos de actuación (performance), representación escénica, fluidez, mezcla y expresión, en suma, una cierta manera de los Caribes: “en esa cierta manera se expresa el légamo gnóstico, mítico si se quiere, de civilizaciones que no fueron científicas y que contribuyeron a la formación de la cultura caribeña […] los Pueblos del Mar, son todos uno. Su cultura, en esencia, es la misma” (pp. 121-125).

Para dar a entender este acercamiento, el autor recurre al ejemplo del culto a la patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre, en la línea de evidenciar la extensa y múltiple carga semántica (indígena, europea y africana) que está detrás de la veneración a una figura religiosa.
Esa cierta manera, sin embargo, también puede encontrarse en la práctica literaria de los Caribes. Así, de forma particular, al leer The Brief… resulta ineludible visualizar cómo la cuestión del súper sincretismo (mezcla, expresión y ritualidad) atraviesa el núcleo central de la propuesta novelesca.

Tal y como lo adelanta su título, The Brief… cuenta la vida de Óscar Wao, un joven de Paterson, Nueva Jersey, proveniente de la diáspora dominicana que se desplazó masivamente hacia los Estados Unidos a partir de la década los sesenta. La novela, lejos de centrarse en este único personaje, lleva a cabo un contrapunteo constante de historias (contadas por varias voces narrativas, predominando la de Yunior, excuñado de Óscar) que, en suma, también articula dos líneas argumentales principales, a saber, la historia de la familia Cabral (y la de sus descendientes, en donde entran Óscar y su hermana Lola) y la Historia reciente de la República Dominicana (en adelante, RD).

El hilo que las une a ambas, como se apunta en el título de esta sección, tiene que ver sobre todo con un elemento mítico. En este sentido, la novela no se despega de lo que Benítez Rojo (1986) denomina los “tropismos comunes de la literatura multilingüística del Caribe”
(p. 129), dando un papel central al mito, al Fukú americanus, esa especie de maldición ancestral importada con la que han tenido que lidiar los caribeños desde el momento mismo de la Conquista: “They say it came first from Africa, carried in the screams of the enslaved; that it was the death bane of the Tainos […] a demon drawn into Creation through the nightmare door that was cracked open in the Antilles” (Díaz, 2007, p. 1).5

En la novela, el fukú no es un elemento que se mantiene anclado en el pasado, sino que viaja a través del tiempo; está siempre presente en los momentos históricos y se convierte en el origen y la causa de toda la serie de eventos desafortunados relatados en el texto en el nivel macropolítico.6 La importancia de este elemento es tal que se presenta desde el íncipit enlazado de manera intrínseca con el largo proceso sistémico de violencia colonial iniciado en 1492. En este sentido, la novela de Díaz desarrolla un elemento recurrente en las poéticas estudiadas, tomando como punto de origen: “El destino trágico amerindio dio paso a la aparición en nuestras tierras de lo que también ha sido definido desde entonces como Afroamérica” (Morejón, 2004, p. 7).

A pesar de lo anterior, la voz narrativa predominante en la novela se encarga de tejer el metarelato cultural de la Conquista de forma que el fukú sea también un medio para fundir la Historia (en mayúscula) con la historia personal, generacional y familiar. En este sentido, el largo brazo de la maldición también alcanza las fibras más íntimas de la vida en sociedad: “But the fukú ain’t just ancient history, a ghost story from the past with no power to scare. In my parents’ day the fukú was real as shit, something your everyday person could believe in” (Díaz, 2007, p. 2). Para la propuesta de la novela, el fukú estuvo ahí tanto en la trata de esclavas y esclavos como en la tragedia de la familia Cabral, también en la migración forzosa de Beli Cabral (madre de Óscar) de RD y en la muerte de Óscar Wao: “Everybody in Santo Domingo has a fukú story knocking around in their family” (Díaz, 2007, p. 5).

El contrapunteo entre las consecuencias “macro y micro” del fukú, al menos para la historia central que busca narrar la novela, tiene como telón de fondo la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961) en la RD. Un régimen sultanístico del Caribe que ha sido caracterizado como un periodo de “[…] decisiones arbitrarias y caprichosas combinadas con una atención inescrupulosa a las formas legales y la violencia despiadada” (Hartlyn, 1998,
p. 85). Esta descripción, de entre muchas posibles, tal vez es la más apropiada para el argumento que se desarrolla, en el tanto esta dimensión “abitraria y caprichosa” es una de las facetas del dictador mayormente exploradas por la ficción, en donde la figura ominosa del “depredador sexual” se funde intensamente con la del caudillo tropical (Figueroa, 2013). En el tanto Trujillo es la encarnación del fukú, cualquier desplante a su autoridad significa el desencadenamiento de una desgracia:

It was believed, even in educated circles, that anyone who plotted against Trujillo would incur a fukú most powerful, down to the seventh generation and beyond. If you even thought a bad thing about Trujillo, fuá, a hurricane would sweep your family out to sea, fuá, a boulder would fall out of a clear sky and squash you, fuá, the shrimp you ate today was the cramp that killed you tomorrow (Díaz, 2007, p. 3).

El anterior pasaje constituye la explicación mágica que da la novela para la tragedia generacional de la familia Cabral, a partir de la “bad thing” dicha por Abelard (abuelo materno de Óscar) sobre Trujillo y la resistencia para
“entregar” a su hija mayor a los brazos de “El Chivo”: otra vez, la disolución de la Historia con la historia.

Por otra parte, no es de menor importancia que Junot Díaz haga de Óscar Wao un nerd de manual, fanático de la ciencia ficción, dado que en el fondo el recurso mítico, el cual desde una aproximación científica-racional occidental sería desechado como una “forma de razonamiento premoderna”, en la novela logra entrar en diálogo y hasta armonizarse con el bagaje cultural anglosajón consumido por el protagonista. Podría decirse que Óscar trae integrado “lo insólito”, tanto en su ADN, como en su horizonte de expectativas (Jauss, 1987) como lector/espectador de narrativas de género. A este respecto, el trabajo seminal de Young (2016) desarrolla la tesis de que la cultura popular occidental, comúnmente asociada a los géneros de fantasía y ciencia ficción, se ha presentado bajo un molde racializado en el que predominan, tanto en la praxis autoral como en la industria creativa, las representaciones privilegiadas de las comunidades blancas. De forma general, como argumenta Vossen (2020), la “cultura geek” se ha caracterizado tradicionalmente por una falta de diversidad (de raza, pero también de género, orientación sexual, entre otro) en el ecosistema de representaciones transmedia que gira alrededor de muchos de sus géneros privilegiados.

Por esta razón, la propuesta de Nancy Morejón (2004) en torno al concepto “poética de los altares” es un buen punto de llegada para aglutinar lo hasta ahora dicho. Si bien la propuesta en The Brief… conserva un argumento explicativo de los sucesos que está fuertemente atravesado por la cuestión del mito y del rito (véase el dualismo Fukú/Zafa explicado varias veces en la narración), el acervo espiritual y religioso que descansa detrás de “los quejidos imperceptibles que nos dejaron los látigos en el aire, los quejidos imperceptibles ya, en las bodegas de los barcos negreros” (Morejón, 2004, p. 29), entra dentro del marco de explicación de Óscar (y de la voz narrativa) en el tanto este pasa por el “filtro geek” que le han dejado todas sus lecturas previas. Es decir, como expresiones de una compleja “negociación cultural” que llega a conformar la transculturación del mito en la novela: “Fukú story. He was a hardcore sci-fi and fantasy man, believed that that was the kind of story we were all living in. He’d ask: What more sci-fi than the Santo Domingo? What more fantasy than the Antilles?” (Díaz, 2007, p. 6).

Neither in New Jersey nor in Santo
Domingo: Oscar Wao, a transcultured
X-Man in the Pursuit of Happiness
(Identity?)

Durante los últimos treinta años, el campo de los estudios culturales se ha convertido en un territorio prolífico desde donde problematizar y justificar las producciones literarias que históricamente se han situado en los márgenes del canon occidental (véase Bloom, 1994), relativizando así las supuestas discrepancias entre alta y baja cultura, o bien, ampliando los límites de los objetos de estudio desde una mirada interdisciplinar.

Bajo este contexto, aunado al impulso de corrientes teóricas y epistemológicas (poscoloniales/decoloniales) producidas desde el Sur Global (véase Spivak, 1998) hacia finales de la década de los noventa, las discusiones sobre los Caribes han devenido prolíficas desde el interés por las culturas (afro)caribeñas y los distintos lentes con que es posible leerlas. Sobre esta línea destaca una corriente importante, a saber, la asociada al giro espacial/transnacional y preocupada por el paradigma de la circulación/movilidad/interconectividad en el meta-archipiélago Caribe (véase Bandau y Zapata-Galindo, 2011; Zapata-Galindo, 2018). Puede decirse que este terreno representa una evolución de la metáfora del barco, propuesta inicialmente por Paul Gilroy (1993), ahora para la constitución de un campo de estudio basado en el flujo de conocimientos y las prácticas culturales. En resumidas cuentas, se ha interesado por la construcción de tejidos relacionales transregionales y translocales (Bandau y Zapata-Galindo, 2011, p. 10), tratando de incluir nuevas perspectivas para entender los movimientos migratorios no solo clásicos (periferia-centro), sino también los periferia-centro o incluso
los intrarregionales.

Desde esta perspectiva, las metáforas epistémicas relativas al paradigma de la movilidad (dentro de las cuales destacan las referidas a las “culturas viajantes”, la hibridación o el spin) remiten a algunos puntos tocados en el primer argumento, en donde la maquinaria de explotación ha sido un detonante principal de la consecución “desterritorializada” de los pueblos caribeños, pero que a su vez “ayuda a enfocar los análisis de las diferentes diásporas desde sus formas específicas de dispersión” (Zapata-Galindo, 2018, p. 322).

Llegados a este punto, si se parte de la concepción original de transculturación a partir de la imagen del “inmigrante desarraigado de su tierra nativa en doble trance de desajuste y de reajuste” (Ortiz, 1987, p. 93), ¿puede entenderse a Óscar Wao como un ser transculturado? La respuesta debería ser un “sí a medias”. Esto en el tanto un concepto de transculturación “posmoderno” (en el sentido que le da Benítez Rojo) aplicado a esta novela debería de aglutinar una concepción abierta que tome en cuenta, pero trascienda, el componente racial.

Trayendo a colación la mencionada explicación que Benítez Rojo ofrece para el culto a la Virgen de la Caridad del Cobre en Cuba, es posible argumentar que para comprender al personaje de Óscar Wao (y por correspondencia, a la asimilación que hace la voz narrativa de su discurso) debe de realizarse una labor “arqueológica”, que permita reconstruir su particular “cadena de significantes”, que de forma extravagante logra fundir el legado ancestral africano y la herida colonial caribeña con la Historia reciente de la RD, su propia tragedia familiar y las referencias constantes al Legendarium de J.R.R. Tolkien, Star Wars, Star Trek y al popular Marvel Universe, entre muchas otras:

Where this outsized love of genre jumped off from no one quite seems to know. It might have been a consequence of being Antillean (who more sci-fi than us?) or of living in the DR for the first couple of years of his life and then abruptly wrenchingly relocating to New Jersey—a single green card shifting not only worlds (from Third to First) but centuries (from almost no TV or electricity to plenty of both). After a transition like that I’m guessing only the most extreme scenarios could have satisfied. Maybe it was that in the DR he had watched too much Spider-Man, been taken to too many Run Run Shaw kung fu movies, listened to too many of his abuela’s spooky stories about el Cuco and la Ciguapa? […] Or was it something deeper, something ancestral? (Díaz, 2007, pp. 21-22).

La imagen de contraste desgranada del fragmento anterior complejiza todavía más la reflexión en torno a la construcción de la identidad de un protagonista que parece no ser “ni de aquí ni de allá”. Por un lado, el estatus de inmigrante y la cuestión racial juegan un papel importante en el proceso de asimilación: “You really want to know what being an X-Man feels like? Just be a smart bookish boy of color in a contemporary U.S. ghetto” (Díaz, 2007, p. 21), mientras que, por otro, tanto la migración como su embebimiento frenético de la cultura yankee han terminado de drenar su “ritmo”, su “cierta manera”, su performance caribeño7: la experiencia de la migración, entonces, lo convierte en “un desarraigado”:

And except for one period early in his life, dude never had much luck with the females (how very un-Dominican of him) […] Had none of the Higher Powers of your typical Dominican male, couldn’t have pulled a girl if his life depended on it. Couldn’t play sports for shit, or dominoes, was beyond uncoordinated, threw a ball like a girl. Had no knack for music or business or dance, no hustle, no rap, no G. And most damning of all: no looks (Díaz, 2007, pp. 11-20).

La constante “inadaptación” de Óscar a fin de cuentas se presenta como el mecanismo que articula la tensión dramática de la narración: aunque la novela desarrolla un enfoque generacional e histórico de mayor envergadura, como ya se ha venido desarrollando, a fin de cuentas, y desde el punto de vista de la voz narrativa de Yunior, pareciera que la “tragedia personal” del protagonista se reduce a su represión sexual: “Did they ever fuck? Poor Oscar. Without even realizing it he’d fallen into one of those Let’s-Be-Friends Vortexes, the bane of nerdboys everywhere” (Díaz, 2007, p. 41). Hacia el final, el desenlace de la novela (y de la “maravillosa breve vida de Óscar Wao”) posiciona al lector frente a la cruda realidad de la violencia de género y la impunidad de la brutalidad policial/estatal en RD. Detrás de estos sucesos es posible articular una reflexión en torno al continuum de la violencia colonial en las Antillas, aun en “contextos democráticos”: “Santo Domingo never became a democracy” (Díaz, 2007, p. 227).

Óscar muere en Santo Domingo, buscando su felicidad/identidad. El lío sentimental con la prostituta Ybón y su final fatídico vuelven a entrecruzar la peripecia de la familia Cabral y sus descendientes con la Historia dominicana: el novio de Ybón, oficial corrupto formado en los doce violentos años del Demonio Balaguer y protagonista en la ejecución de incontables perseguidos políticos, es el encargado de cerrar un ciclo irrevocable (el uróboros de la novela), destino al que Óscar quiso resistirse hasta el último momento:
“One day while watching his mother tear sheets off the beds it dawned on him that the family curse he’d heard about his whole life might actually be true. Fukú. He rolled the word experimentally in his mouth. Fuck you” (Díaz, 2007, p. 304).

Reflexiones finales

Las líneas anteriores han tenido por objeto traer a colación una serie de elementos que contribuyen a justificar un análisis interpretativo de The Brief... desde algunas reflexiones centrales incluidas en las poéticas de los Caribes de Fernando Ortiz, Antonio Benítez Rojo y Nancy Morejón. El ensayo es muestra de que la esencia de la categoría “transculturación” sigue siendo fundamental para abordar una novela que vuelve sobre los tropismos de las literaturas de los Caribes para actualizar la función del mito, así como de la raza y la identidad cultural caribeña en el relato.

El sincretismo que presenta esta novela hace que haya que retomar esas categorías, pero esta vez para repensarlas en términos de una práctica narrativa contemporánea. Así, siguiendo a Morejón (2004, pp. 20 y ss.), por un lado, la aproximación al mito ya no se quedará con la mera “interrelación de panteones yorubas con cristianos”, sino que estará permeada por la conformación de estos “altares contemporáneos” en torno a la historia política reciente, el consumismo y la cultura de masas en la era de la globalización. En la novela esto será patente en la forma en la que la voz narrativa enmarca el infortunio de la familia Cabral y las atrocidades del régimen sultanístico de Trujillo con la herida colonial, o lo que en términos de la obra se conoce como fukú americanus.

Por otro lado, con respecto a la cuestión racial, no es posible entender esta determinada “expresión poética del Caribe sin el concurso de este factor sobre todo cuando se vincula a la categoría de identidad cultural” (Morejón, 2004, p. 17). Esto es evidente en la novela en tanto no es posible reflexionar en torno a la “crisis identitaria” de Óscar Wao con única atención a su condición de joven negro: una lectura más integral de este Ghetto Nerd debe de partir de un marco analítico amplio en el que inevitablemente deberían de entrar elementos tales como la clase, el sexo, la diáspora, la violencia, la cultura popular y la colonialidad del poder, entre muchas otras posibilidades.

Así, aunque las literaturas de los Caribes ineludiblemente comparten muchos elementos con lo que hoy conocemos por literaturas latinoamericanas (en los Estados Unidos, a menudo se engloba la producción bajo el calificativo latino literature), las primeras evidencian una serie de aspectos particulares, las identifican y las encarnan. Por ello, se ha querido argumentar que, por encima de los elementos lingüísticos y geográficos, la producciones narrativas y poéticas de los Caribes contemplan “ciertas maneras” de representar sus realidades con base en ciertos criterios entre los que destacan: el exterminio sistemático de la población autóctona y esclava, la condición socioeconómica de explotación capitalista, las huellas culturales ancestrales de proveniencia africana y sus correspondientes readaptaciones, los proyectos tardíos de formulación de identidades nacionales basados en aspectos problemáticos del mestizaje,
así como la presencia destacada del paradigma de movilidad y circulación. Aquí se ha demostrado cómo en The Brief… todos estos elementos se encuentran entremezclados con otros nuevos, provenientes de la cultura blanca estadounidense, pero que pueden ser revisitados desde conceptos dialógicos como el de transculturación.

Evidentemente, los alegatos desarrollados no llegan a agotar las discusiones suscitadas en el marco de la teorización sobre las prácticas culturales caribeñas; sin embargo, la esencia de las nociones principales propuestas en las poéticas estudiadas sigue siendo fundamental para abordar una novela que vuelve sobre los tropismos de las literaturas de los Caribes para actualizar la función del mito y de la identidad cultural-racial en el relato.

Notas

  1. Este concepto es retratado de manera diáfana en el movimiento de la “poesía criolla” impulsada por Nicolás Guillén desde Sóngoro Cosongo (1931), el cual llegó a identificar y a resignificar la idea del mestizaje como aspecto ineludible e imprescindible para la construcción de las identidades nacionales en Cuba y los Caribes. A este respecto, véase Guillén (1984, p. 52).
  2. En referencia al conocido poema “Balada de los dos Abuelos”, contenido en el poemario West Indies Ltd. (1934). En esta composición se abraza la idea del mestizaje (del “Abuelo Blanco” y el “Abuelo Negro) como aspecto fundacional de la identidad nacional cubana (y caribeña, por extensión). No obstante, la pieza poética de Guillén dista mucho de mostrarse complaciente para con el abuelo blanco, sino que en ese punto reside su propuesta: para bien o para mal, y con lo problemático que resultó el proceso de conquista y colonización de la isla que hoy conocemos como Cuba (exterminio de población indígena y trata de esclavos africanos), la sangre de ambos abuelos corre por las venas de este pueblo. Esta reflexión puede extenderse para el Gran Caribe, en donde —como dirá el propio Guillén en el prólogo de Sóngoro Cosongo— prevalece una suerte de “espíritu mestizo [mulato]” (Guillén, 1984, p. 52).
  3. Categoría del certamen que premia la publicación de “libros de autores estadounidenses que tienen que ver con la vida estadounidense”. A este respecto, véase: https://www.pulitzer.org/winners/junot-diaz
  4. El término “poéticas de los Caribes” es utilizado aquí como adaptación de la propuesta de Nancy Morejón en el ensayo “Aproximación a una poética del Caribe” (2004), en consonancia con el abordaje integral de “las literaturas de los Caribes”, desarrollado en Cruz et al. (2020). No obstante, se reconoce su utilización de manera extendida a partir de la teorización de Torres-Saillant (2013).
  5. Todas las citas de la novela utilizadas en este artículo corresponden a la edición original en inglés (spanglish) de Riverhead Books del año 2007.
  6. Entiéndase, entre otros eventos, la intervención estadounidense en la RD de 1916, el régimen dictatorial de Trujillo y sus terribles consecuencias, entre las que la novela destaca a la masacre de los haitianos de 1937, la persecución política del trujillato, el periodo autoritario de Balaguer y hasta el detonante de la diáspora de los años sesenta.
  7. “El performance caribeño […] es, sobre todo, un intento de seducir al otro mediante el deseo del performer de establecerse como objeto del deseo del otro. Tal vez por eso las formas más naturales de la expresión cultural caribeña sean el baile y la música populares; tal vez por eso los caribeños se destaquen más en deportes espectaculares […]” (Benítez Rojo, 1986, p. 127).

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Recepción: 05-07-20 Aceptación: 26-11-20