Analizar el patrón de uso racional de medicamentos en los estudiantes de la Universidad de Costa Rica, sede Rodrigo Facio, en el año 2024, mediante la aplicación de encuestas digitales como instrumento de recolección de datos, a través de visitas presenciales en el campus y por medio de redes sociales. Resultados: Se observó un mayor acceso a medicamentos por cuenta propia es decir, sin la intervención de un profesional en Farmacia, o de la CCSS. Predomina el almacenamiento de fármacos en el dormitorio y en cajas. Se encontró una mayor preferencia por comprar medicamentos en farmacias físicas, pero con un creciente interés en el uso de plataformas de mensajería virtual para adquirir los mismos. La mayoría de las personas estudiantes sigue las indicaciones médicas al tomar sus medicamentos. Existen desafíos significativos en el acceso, almacenamiento, uso, y se observa un problema continuo en el desecho inadecuado de medicamentos. Conclusión: El patrón de uso racional de medicamentos ha evolucionado en los últimos años, observándose cambios como un mayor uso de plataformas digitales para la compra desde la pandemia, gracias a mayores facilidades tecnológicas que contribuyen a nuevas formas de acceso. Persisten desafíos significativos con respecto a la automedicación y el desecho inadecuado de medicamentos.

Analyze the rational drug usage pattern of students at the University of Costa Rica, Rodrigo Facio campus, in 2024, by applying digital surveys as a data collection instrument, through on-campus visits and social networks. Results: It was noted that there was an increase in the access of medicines, independently, through pharmacies. Drug storage in the bedroom and in boxes was predominant. A major preference was found for purchasing medicines in physical pharmacies, with a growing interest in the use of virtual messaging platforms to acquire them. Most students follow medical directions when taking their medication. There are significant challenges in access, storage, use, and there is a recurring problem with inappropriate disposal of medications. Conclusion: Rational drug use pattern has evolved since a few years back, with changes observed such as an increase in use of digital platforms for buying medication since the pandemic, thanks to improved technological facilities that contribute to new forms of access. Significant challenges persist in self-medication and improper medication disposal.

PALABRAS CLAVE

Uso racional de medicamentos, almacenamiento de medicamentos, residuos. Fuente: DeCs

PATRÓN DE USO RACIONAL DE MEDICAMENTOS EN LA POBLACIÓN ESTUDIANTIL

DE LA UNIVERSIDAD DE COSTA RICA, SEDE RODRIGO FACIO, EN 2024

RATIONAL DRUG USAGE PATTERN OF STUDENTS AT UNIVERSITY OF COSTA RICA IN 2024

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RESUMEN

Docente, Departamento de Farmacología, Toxicología y Farmacodependencia, Facultad de Farmacia, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. ORCID ID: https://orcid.org/0009-0003-4545-1331. Correo: angie.ortizurena@ucr.ac.cr.

Estudiante de la carrera de Licenciatura en Farmacia, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. ORCID ID: https://orcid.org/0009-0000-2914-3214. Correo: sofia.gomezflores@ucr.ac.cr.

Estudiante de la carrera de Licenciatura en Farmacia, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. ORCID ID: https://orcid.org/0009-0003-4545-1331. Correo: maripaz.zamorajimenez@ucr.ac.cr.

Estudiante de la carrera de Licenciatura en Farmacia, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. ORCID ID: https://orcid.org/0009-0008-6046-6300. Correo: nicole.chaconmorera@ucr.ac.cr

Estudiante de la carrera de Licenciatura en Farmacia, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. ORCID ID: https://orcid.org/0009-0001-4519-4502. Correo: chelsea.rivas@ucr.ac.cr.

Recibido: //

Aceptado: 27/09/2025

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Sofia Gómez Flores

Chelsea Rivas Betancourt

Maripaz Zamora Jiménez

Nicole Chacón Morera

Angie Ortiz Ureña

KEY WORDS

Drug utilization, drug storage, waste products. Source: DeCS

ABSTRACT

INTRODUCCIÓN

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que un individuo tiene acceso a medicamentos esenciales cuando tales fármacos pueden ser obtenidos dentro de una distancia de viaje razonable (accesibilidad geográfica), estar disponibles en los centros de salud (disponibilidad física), tienen un costo razonable (financieramente posible) y su prescripción sea producto de un uso racional del medicamento (1).

Cuando este acceso no es el idóneo, puede surgir la automedicación, la cual representa una problemática para la salud pública, debido a que las personas tienden a adquirir fármacos por su propia cuenta, y sin previa intervención médica, siendo esta una conducta inadecuada que conlleva problemas de salud, inefectividad, intoxicaciones, daño renal, hepático, sangrado gastrointestinal (si se trata de analgésicos-antipiréticos o antiinflamatorios no esteroideos), e incluso resistencia antimicrobiana, por uso incorrecto de antibióticos; todo esto disminuye la calidad de vida de las personas, debido al uso irracional del arsenal terapéutico disponible (2,3).

La OMS define el uso racional de medicamentos como las buenas prácticas médicas, las cuales incluyen la dispensación y el despacho de medicamentos apropiados a los pacientes, en conjunto con la dosificación ajustada específicamente para cada persona. A partir de estos principios, el uso racional de medicamentos se evalúa con base en cuatro prácticas presentes en los usuarios consumidores: acceso, almacenamiento, uso y desecho (1).

A la hora de adquirir un medicamento resulta de suma importancia conocer el método adecuado de almacenamiento, para resguardarlo en óptimas condiciones hasta su caducidad, por esto, en el empaque primario se especifica cuáles medidas se debe tomar para su conservación y manejo. Un almacenamiento inadecuado de los medicamentos puede disminuir su efectividad, incluso sin haberse alcanzado su fecha de caducidad. Cuando se ponen en práctica todas las medidas necesarias para un correcto almacenamiento, se garantiza la calidad de los medicamentos para su utilización y la eficacia terapéutica, y se previene el deterioro y el envejecimiento inadecuado de los insumos (4).

El uso de los medicamentos se refiere a la forma en que el paciente consume o se administra el medicamento, incluyendo su vía de administración, dosificación e intervalos de tiempo durante el período establecido.Para que el paciente presente un uso racional de los medicamentos es necesario que este cumpla con todas las indicaciones dadas. Posterior a esto, comienza el proceso de desecho, en el que el empaque, incluyendo frascos, blísteres, inyectables, cajas, viales y demás, deben pasar por un proceso específico para procurar la correcta disposición de residuos (1).

Tomando en cuenta lo mencionado anteriormente, el 11 de marzo del 2020 la OMS declaró un estado de pandemia por causa de la COVID-19, causada por el virus SARS-CoV-2. Debido a la falta de conocimiento sobre esta enfermedad y al impacto en el acceso a medicamentos, se promovieron prácticas como la automedicación, lo que contribuyó al aumento en el uso irracional de medicamentos durante este período.

A consecuencia de las medidas tomadas por el Ministerio de Salud Pública en Costa Rica para reducir las olas de contagio, las cuales obligaron a la mayor parte de la población a permanecer en cuarentena, surgieron servicios digitales para compra de medicamentos a través de plataformas de entrega a domicilio. Algunas pertenecen a terceros que brindan el servicio a los establecimientos autorizados (como Uber Eats, DiDi, Pedidos ya), así como aplicaciones en línea propias de farmacias autorizadas, como las de FarmaValue o Farmacia La Bomba. Además, el Expediente Digital Único en Salud (EDUS) de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) cuenta con el Sistema Integrado de Expediente en Salud (SIES). Dentro de sus funciones se destaca la remisión de solicitudes de farmacia, lo cual facilita el despacho de medicamentos para los usuarios asegurados cuyas recetas hayan sido previamente generadas en los establecimientos de salud respectivos (5,6).

Por tanto, la presente investigación pretende analizar el patrón de uso racional de medicamentos de los estudiantes de la Universidad de Costa Rica, sede Rodrigo Facio, entre mayo y junio del año 2024, en el contexto post pandemia COVID-19.

METODOLOGÍA

Se realizó un estudio con un enfoque cuantitativo, de tipo transversal, en el cual se recolectó datos acerca del patrón de uso racional de medicamentos en la población de estudio entre mayo y junio del año 2024.

El tipo de alcance de esta investigación fue descriptivo. Permitió conocer el patrón de uso racional de medicamentos siete años después del primer estudio realizado en la UCR por Arias Zapata et al., cuyo diseño

metodológico se tomó como base para la presente investigación (7). Asimismo, se indagó si la pandemia por COVID-19 tuvo influencia sobre las conductas que componen el patrón de uso de la población seleccionada.

Para la selección de las personas entrevistadas, se utilizaron como criterios de inclusión varios aspectos, entre ellos: ser mayor de 18 años, estar empadronado en la sede Rodrigo Facio, tener al menos un curso matriculado en el I Ciclo del 2024 y haber utilizado al menos algún medicamento en el último mes. Los criterios de exclusión fueron personas que no contaban con acceso a internet durante el periodo de aplicación de la encuesta y personas con alguna discapacidad física o cognitiva que les impidiera completarla.

Ya que la población total es difícil de estimar, y está en constante cambio cada semestre, para el cálculo de la muestra se asumió una población infinita. Se trabajó con un nivel de confianza del 95%, con un porcentaje de error del 5%, obteniéndose una muestra mínima de 385; sin embargo, se obtuvieron 463 encuestas válidas para su análisis, por lo que se puede asegurar que la muestra es representativa.

Se utilizó como instrumento de medición una encuesta digital auto aplicada con una duración aproximada de 5-10 minutos, de elaboración propia, que pretendió conocer el patrón de uso racional de medicamentos y los efectos pandemia por la COVID-19 sobre este. La encuesta consistió en 20 preguntas: que incluyó 11 preguntas de registro cerrado, 7 de registro semiabierto, 4 de selección múltiple y una última de registro abierto; además, se utilizó una escala de Likert de 9 subpreguntas.

La selección de los entrevistados se realizó a partir de un muestreo probabilístico, completamente al azar por medio de visitas presenciales a diferentes sectores del campus de la sede Rodrigo Facio. También se colocó el acceso a la encuesta vía redes sociales, como Facebook, WhatsApp e Instagram.

Una vez recolectados los datos, se procesaron con ayuda del programa Microsoft Office Excel, mediante el cual se realizaron ordenamiento de datos y gráficas porcentuales de pastel o barras comparativas, con el fin de analizar tendencias de la población de estudio con respecto a sus patrones de uso racional de medicamentos.

Si bien no se trató de obtener una muestra estratificada por áreas, este dato sirve como indicativo para contextualizar el patrón identificado en esta investigación, ya que la mayoría de las personas participantes corresponden al Área de Salud.

En cuanto a la primera conducta analizada, la adquisición, los resultados indican que la comunidad universitaria obtiene sus medicamentos principalmente en farmacias, con un gasto mensual inferior a 5.000 colones (₡). Esta forma de acceso, en la mayoría de los casos por cuenta propia, podría estar relacionada con prácticas como la automedicación, lo cual ha sido reportado en otros estudios como un comportamiento de riesgo para la salud (2).

En relación con las formas de acceso a los medicamentos, se encontró que un 74% de la población los adquiere de manera independiente en farmacias, convirtiéndose en el método más común, mientras que poco más del 50% accede a ellos a través de la CCSS, lo cual se asocia con conductas más seguras y responsables en el uso de medicamentos (3). Estas conductas se muestran con mayor detalle en las Figuras No.2 y No. 3.

PRESENTACIÓN DE RESULTADOS

Los resultados se recopilaron de diversas áreas de la comunidad estudiantil de la sede Rodrigo Facio de la UCR, involucrando a 463 personas. El 97% de las personas que respondieron tenían entre 18 y 30 años, y el 64% eran mujeres, como se muestra en la Figura No. 1. Además, como se detalla en la Tabla No. 1, la mayor proporción de personas encuestadas estaba matriculada en carreras del Área de Salud (41%), seguida por Ingeniería (15%) y Ciencias Básicas (13%).

Área

Porcentaje de personas estudiantes matriculadas en en una carrera de cada área

Salud

41

Ingenieria

15

Ciencias Básicas

13

Ciencias Sociales

12

Ciencias Económicas

10

Artes y Letras

9

Fuente: Elaboración propia.

Figura 1. Sexo biológico asignado al nacer entre los estudiantes encuestados de la UCR. Fuente: Elaboración propia.

Tabla No. 1. Área a la que pertenece la carrera en la que se encuentran matriculadas las personas estudiantes encuestadas

Figura No. 2. Gasto promedio mensual en colones en medicamentos por parte de las personas estudiantes de la UCR. Fuente: Elaboración propia

Figura 3. Forma regular de adquirir medicamentos por parte de las personas estudiantes de la UCR. Fuente: Elaboración propia.

Las prácticas de uso de medicamentos (Figura 6) están conformadas por conductas activas y pasivas. Las primeras, entendidas como aquellas realizadas bajo la responsabilidad del consumidor, mostraron resultados interesantes y preocupantes, como se detalla en la Figura No. 6. Por ejemplo, un 40% de las personas

En cuanto al almacenamiento de los medicamentos, mantener los medicamentos en condiciones adecuadas es esencial para preservar su calidad y evitar un deterioro prematuro (10, 11). Sin embargo, el dormitorio es el lugar más común donde las personas encuestadas guardan sus medicamentos (Figura No. 4), siendo las cajas el método principal de almacenamiento utilizado (Figura No. 5), lo cual se considera apropiado si se realiza de forma rotulada y alejada de la luz (12, 13). Otros lugares de almacenamiento y formas de adquisición se detallan en las Figuras 4 y 5.

Figura No. 4. Lugar de almacenamiento de medicamentos por parte de las personas estudiantes de la UCR. Fuente: Elaboración propia

Figura No. 5. Formas de almacenar los medicamentos por parte de las personas estudiantes de la UCR. Fuente: Elaboración propia

se automedica de manera habitual, un 72% suspende el tratamiento cuando siente mejoría para su condición y sólo un 27% revisa las fechas de vencimiento de los medicamentos regularmente, lo cual coincide con patrones de uso irracional (7, 13, 14).

Por otro lado, las conductas pasivas son aquellas recomendaciones o acciones sobre el uso de medicamentos que provienen de un profesional de salud hacia la persona paciente. Acá también se registraron conductas relevantes, como se detalla en la figura No. 7. Se observó que a un 37% de los pacientes un proveedor de salud le ha explicado siempre la forma correcta de los medicamentos, a un 22% la forma de almacenarlos y a sólo un 15% se le ha explicado siempre cómo desecharlos, lo cual podría influir en las conductas de uso y disposición final de los mismos (15).

Con respecto al desecho de medicamentos, primeramente, se consultó a la población si conocían las campañas de recolección que realizan diferentes instituciones en el país y el 59% de las personas encuestadas indicó saber de iniciativas de este tipo a nivel nacional. Seguidamente, se indagó sobre el conocimiento

Figura No. 6. Conductas activas relacionadas con el uso de medicamentos por parte de las personas estudiantes de la UCR.

Fuente: Elaboración propia.

Figura No. 7. Conductas pasivas relacionadas con los patrones de uso racional de medicamentos por parte de las personas estudiantes de la UCR.

Fuente: Elaboración propia

de puntos para el desecho adecuado de medicamentos. Los dos lugares más mencionados son la UCR y los dispositivos de Punto Seguro, ubicados principalmente en farmacias a lo largo del Gran Área Metropolitana, como se puede observar en la Figura No. 8.

Figura No. 8. Conocimiento de lugares especializados en desecho de medicamentos por parte de las personas estudiantes de la UCR

Fuente: Elaboración propia

En cuanto a la labor de desechar los medicamentos, se les preguntó acerca del principal medio que utilizan para descartarlos. El método más usado es el basurero, preferido por el 72% de los encuestados, evidenciando deficiencias en el manejo adecuado y racional de su desecho; no obstante, cabe destacar que un 20% de la población utiliza formas de desecho apropiadas, como los contenedores de Punto Seguro o los llevan a una farmacia, como se puede observar en la Figura No. 9 (16–19).

Figura No. 9. Métodos de desecho de medicamentos por parte de las personas estudiantes de la UCR

Fuente: Elaboración propia

La pandemia por COVID-19 provocó la apertura de la vía virtual para el acceso a medicamentos, por lo que uno de los objetivos de la presente investigación fue contrastar cómo los efectos de esta han influido en el patrón del uso racional de medicamentos entre los estudiantes de la Universidad de Costa Rica, sede Rodrigo Facio, en el año 2024.

En cuanto a estas conductas, un 62% de la población utiliza aplicaciones de mensajería y plataformas virtuales para acceder a medicamentos; sin embargo, un 60% prefiere adquirirlos presencialmente en las farmacias. Se preguntó cuáles de estos servicios de mensajería y plataformas digitales usan para comprar medicamentos, siendo las plataformas propias de farmacias preferidas por más de la mitad de las personas que usan estos servicios (5, 21, 22). Otras formas seleccionadas por la población se detallan en la figura No. 10.

Figura No. 10. Plataformas virtuales preferidas para obtener medicamentos utilizadas por las personas estudiantes de la UCR Fuente: Elaboración propia

Finalmente, se preguntó a los encuestados si consideraban que la pandemia afectó sus patrones de uso de medicamentos, a lo cual el 82% indicó que sí lo hizo. Además, se habilitó un espacio de respuesta abierta en el que estas personas pudieron expresar cómo cambiaron sus conductas.

Se identificaron tres factores principales. El primero es la automedicación, las personas encuestadas indicaron que por la pandemia adoptaron la práctica mencionada y otras, que ya eran practicantes anteriormente, reforzaron dicha conducta. El segundo factor es el consumo de medicamentos, el cual aumentó por consecuencias derivadas de haber contraído COVID-19, como ansiedad, depresión, migrañas o alergias; sin

embargo, muchos reconocen que aunque su consumo aumentó, también algunas aprovecharon para implementar prácticas de uso racional, tales como: la revisión de empaques y contraindicaciones, el consumo responsable, la búsqueda de información acerca de la problemática de la venta irregular de antibióticos en relación con el aumento de la resistencia antimicrobiana y medicación asesorada por un profesional en la etapa inicial de una enfermedad.

Por último, se encuentra el uso de servicios de mensajería y plataformas digitales, mencionado previamente. Al respecto, algunas personas indicaron que este servicio les beneficia por motivos de comodidad y costumbre. No obstante, consideran que es importante consultar con un profesional en salud previamente.

DISCUSIÓN

Como se mencionó previamente, el patrón de uso racional de medicamentos se compone de cuatro conductas, siendo la primera el acceso. Respecto a este, se reconoce que un acceso oportuno y adecuado es un factor que conlleva una atención médica y prevención en caso de enfermedad, además del tratamiento y el control de las enfermedades. Por lo tanto, es un componente fundamental para el derecho a la salud. (15)

La población accede mayoritariamente a sus medicamentos a través de farmacias de comunidad, por su propia cuenta, es decir, sin que medie la intervención de un profesional en Farmacia, o de la CCSS en segundo lugar. Una minoría lo hace gracias a una prescripción de un médico o en una consulta con el farmacéutico y solo alrededor de un 10% obtiene sus medicamentos porque un familiar o tercero se los regala.

Al ser esta la principal fuente de acceso, es decir, por cuenta propia, se propician las conductas inapropiadas e inseguras, como la automedicación. Por lo general, las personas que se automedican suelen buscar sus síntomas en internet, igual que sus posibles tratamientos, lo que podría conducir a un diagnóstico erróneo y a posibles consecuencias negativas para la salud. Obtener medicamentos de un familiar o allegado también es una conducta inadecuada, que puede poner en riesgo la salud (2).

Más de un 50% de la población obtiene sus medicamentos a través de la CCSS donde, para el retiro y acceso a medicamentos, es indispensable una prescripción médica, así como en consulta con un profesional farmacéutico, por lo que se puede afirmar que estas

personas presentan conductas responsables con relacionadas con el acceso a medicamentos.

En cuanto al gasto mensual en medicamentos, podría considerarse bajo para una importante proporción de las personas encuestadas. Es pertinente recordar que las personas participantes mayoritariamente, tienen entre 18 y 30 años, lo cual es considerado como una población joven, en quienes las enfermedades crónicas no suelen ser tan frecuentes. A su vez, al ser estudiantes, no acostumbran a tener un ingreso fijo como una persona asalariada a tiempo completo, por lo que su gasto promedio en medicamentos puede estar relacionado con un ingreso mensual inestable.

Tomando este contexto en cuenta, es importante recalcar que en estudios anteriores se demostró que las familias pueden invertir dinero en medicamentos dependiendo del ingreso de cada una, con una relación proporcional; es decir, si la familia posee un ingreso alto entonces puede gastar más en comparación con otra familia que recibe un salario menor (8). No obstante, este no es el único aspecto que puede definir la cantidad de dinero que se le dedica al tratamiento médico, ya que es pertinente considerar el padecimiento de una enfermedad crónica, para las cuales las personas tienen un consumo de medicamentos diario que, en muchos casos, no es accesible para la mayoría de las familias costarricenses si no tienen acceso a los servicios de la CCSS (9); esto puede entonces influir en los patrones de uso, al condicionar el acceso de medicamentos a la disponibilidad de recursos financieros.

En cuanto al almacenamiento de los medicamentos, hacerlo de una forma apropiada se reconoce como una conducta necesaria, porque mantiene la calidad de los fármacos y posterga su deterioro anticipado. Una parte importante de las personas encuestadas indicaron que almacenan sus medicamentos en el dormitorio; esto se debe posiblemente a una mayor facilidad para acceder a estos. Además, una alta cantidad indicó que los guardan en el baño o la cocina; sin embargo, por la humedad y el calor, estos sitios se consideran lugares incorrectos para el almacenamiento de los medicamentos, debido a que la temperatura puede alterar su composición (10).

Otro aspecto relevante, además del lugar, es la forma en que almacenan los medicamentos. La población prefiere guardarlos en una caja, una bolsa o un botiquín, considerado este último como el método inadecuado, ya que lo recomendable es almacenar los

fármacos en una caja rotulada que permanezca cerrada y alejada de la luz solar, para evitar daños en medicamentos fotosensibles y a la exposición de humedad. Por otro lado, la minoría marcaron en billetera y en bolso. Lo anterior puede ser por motivos de espacio, comodidad o desconocimiento sobre las correctas formas de almacenamiento de fármacos. De cualquier manera, se puede asegurar que dichos sitios son inapropiados, ya que los medicamentos pueden deteriorarse con mayor facilidad por razones medioambientales (11).

Es muy importante que las personas conozcan las buenas prácticas de almacenamiento de medicamentos, porque un espacio y forma inadecuada pueden afectarlos e incluso dañar sus componentes como los excipientes (12). Si la práctica se lleva a cabo correctamente es posible garantizar la eficacia farmacológica, evitando posibles accidentes por intoxicación o simplemente un efecto no deseado (13).

Seguidamente, se indagó sobre las conductas activas y pasivas relacionadas con el uso y desecho de medicamentos. Para las activas, la primera consultada fue la automedicación, para la cual se halló que dos quintas partes de la población ejerce esta conducta de forma recurrente, lo cual implica una problemática de salud, ya que puede relacionarse con el inadecuado consumo o acceso de medicamentos, como se ha mencionado anteriormente (7).

Los resultados relacionados con seguir las indicaciones al consumir los medicamentos reflejan una conducta apropiada puesto que la gran mayoría sí consumen los medicamentos de forma responsable. Si se hubiese presentado el caso contrario, representaría un patrón peligroso para la población pues podrían presentar complicaciones médicas, además que todos los beneficios del medicamento podrían no presentarse incluso podrían aumentar la posibilidad de resistencia para algunos medicamentos (3).

En relación con completar el tratamiento, se observó una contradicción, pues cuando se les consultó si dejaban su tratamiento si sentían mejoría, 7 de cada 10 personas dijeron que lo hacían. Esto no solo es preocupante porque la suspensión de los medicamentos podría llevar a no observar mejoría en los padecimientos a largo plazo, resistencia ante medicamentos, entre otras afectaciones en la condición médica del paciente, sino también porque completar el tratamiento prescrito es parte de las indicaciones a seguir (13).

Por otra parte, dos terceras partes de la población dijeron no suspender el tratamiento aún si no sentían mejoría. Se puede interpretar que la mayoría de la población no contempla lo que implica seguir las indicaciones de los medicamentos, puesto que sus acciones reflejan contradicciones. Para esto, resulta pertinente fortalecer y modificar estas tendencias con un acompañamiento de las conductas pasivas.

Para las conductas activas relacionadas con el desecho, sólo una cuarta parte revisa las fechas de vencimiento y menos de dos terceras partes revisa las condiciones físicas de los medicamentos. Estos son aspectos fundamentales para seguir el tratamiento como se debería, velando por que se encuentre en las mejores condiciones posibles para no arriesgar la vida del paciente.

Las tendencias anteriores reflejan conductas apropiadas, puesto que el consumidor cumple en cierta parte con la responsabilidad de velar por su salud. Por lo que, si los pacientes no aseguran la calidad de sus fármacos, pueden presentarse daños como intoxicaciones, efectos adversos o inefectividad del tratamiento. A su vez, esto se relaciona con el tipo de almacenamiento que se dé a los medicamentos, como se mencionó anteriormente, pues las condiciones medioambientales son vitales para garantizar fármacos aptos al consumo (14).

En cuanto a las conductas pasivas, los resultados son alarmantes, pues solo el 15% de la población indica que un profesional en salud le ha explicado cómo consumir el medicamento, a un 22% cómo almacenarlo y a un 37% cómo desecharlo. La Guía de la Buenas Prácticas de Prescripción de la OMS asegura que los pacientes siempre deben recibir información y sobre todo educación acerca del uso correcto de los medicamentos, a partir de formas adaptadas a la población según el contexto social, de manera que sea comprensible para ella (15).

Continuando con la conducta de desecho, las primeras preguntas se relacionaban con el conocimiento acerca de los sistemas de recolección y desecho de medicamentos en el país. Al respecto, solo dos quintas partes de la población saben acerca de las campañas de recolección de medicamentos no utilizables. Estos resultados se consideran preocupantes, considerando que la mayoría de las personas participantes pertenece al Área de Salud, pues, los futuros profesionales del área deberían tener presente que el uso de fármacos no acaba en la administración de estos, sino que,

dependiendo de su manejo, se pueden dar consecuencias negativas y problemáticas para la salud ambiental y humana (16).

No obstante, los lugares que conocen en su mayoría fueron la UCR y el sistema de Punto Seguro, los cuales ofrecen una recolección y manejo adecuado de desechos, que es de suma importancia para proteger el medio ambiente y la salud pública, debido a que los medicamentos mal desechados contaminan suelos, cuerpos de agua, amenazan la biodiversidad y pueden ingresar al suministro de agua potable. Los diferentes programas o medios de desecho ofrecen un modelo para gestionar estos residuos, además, promueven prácticas de consumo responsable y contribuyen a la sostenibilidad ambiental (16, 17).

En este mismo sentido, más de la mitad de la población estaría dispuesta a asistir a actividades educativas sobre el correcto almacenamiento y desecho de medicamentos. Este resultado destaca una oportunidad significativa para implementar el plan de información y educación recomendado por la OMS, el cual pretende concientizar sobre los efectos ambientales negativos de desechar medicamentos de manera inapropiada y enseñar la forma correcta de gestionar los que no se usan o vencen en los hogares (18).

En cuanto a la conducta de desecho propiamente, casi tres cuartas partes de la población reportó que de secha los medicamentos en el basurero; esto plantea problemas ambientales y de seguridad, ya que numerosos compuestos farmacéuticos y sus metabolitos llegan al ambiente y se detectan en aguas residuales, superficiales y subterráneas, y en los subsuelos. Estos residuos tienen algunos componentes resistentes y de difícil descomposición, como antibióticos, analgésicos, hormonas esteroideas femeninas, medicamentos antiinflamatorios, entre otros. Se ha comprobado que algunos antibióticos promueven la aparición de cepas bacterianas resistentes, que inducen alteraciones genéticas y mutaciones en varias especies acuáticas, lo que daña la vida marina y compromete la eficiencia de los procesos biológicos o bioquímicos en plantas de tratamiento de aguas residuales (18).

Además del impacto ambiental, el desecho inapropiado de medicamentos también presenta riesgos de seguridad. Iniciativas llevadas a cabo por la Facultad de Farmacia en la última década para recolectar medicamentos no utilizados o vencidos han revelado que muchos recurren a prácticas inadecuadas, facilitando la falsificación. Desechar medicamentos junto con su

empaque en la basura común aumenta el riesgo de que las cajas sean recuperadas y los medicamentos sean comercializados ilegalmente. Estos empaques también pueden reutilizarse para vender productos adulterados como si fueran legítimos, promoviendo la automedicación irresponsable (19).

Estudios en este tema sugieren que parte del patrón de uso racional se fomenta dentro de los círculos más cercanos de las personas. Al consultar a la población, se halló que casi tres cuartas partes de esta siguen los patrones de consumo y desecho de sus familiares. Podría entonces afirmarse que las conductas detalladas previamente pueden atribuirse a la influencia de patrones familiares arraigados en generaciones (20). Las prácticas observadas en la población encuestada confirman la teoría de que los patrones familiares tienen una influencia significativa en el manejo de medicamentos. Estas conductas no son adecuadas desde el punto de vista ambiental, lo que pone de manifiesto la necesidad de estrategias de educación y concientización para fomentar la eliminación segura y responsable de medicamentos.

Como se mencionó anteriormente, la pandemia por COVID-19 provocó la apertura vía virtual o digital de acceso a medicamentos, por lo que se indagaron sus efectos en este proceso. Primeramente, en cuanto al uso de plataformas digitales para acceder a medicamentos, menos del 40% las utilizan. La presencia creciente de estas podría señalar un cambio gradual en las actitudes y comportamientos hacia opciones más tecnológicas y convenientes (21).

Esta conducta puede interpretarse como una respuesta a las demandas modernas de conveniencia y accesibilidad, especialmente exacerbadas por la pandemia de la COVID-19 (5), que ha acelerado la digitalización en diversos aspectos de la vida cotidiana. Por otra parte, aún persiste la desconfianza en la seguridad de los datos personales y médicos, por lo que muchos consumidores expresan preocupaciones sobre la protección de su información confidencial en línea, lo que puede disuadirlos de adoptar estas tecnologías (22).

Otras consideraciones incluyen que algunas personas prefieren la interacción personal con un farmacéutico para obtener consejos específicos sobre medicamentos o tratamientos. Este contacto directo y la posibilidad de recibir consejos personalizados son aspectos fundamentales que respaldan esta elección, pues esta preferencia destaca la importancia que muchos usuarios conceden a la confianza y seguridad en la adquisi-

Para la primera conducta del patrón racional, la adquisición, se puede concluir que la mayoría de los estudiantes prefieren adquirir medicamentos por su cuenta en farmacias, y que dedican menos de 5000 colones mensuales en este rubro. Se destaca, además, que gran parte de la población aprovecha los servicios de despacho de medicamentos de la CCSS.

A su vez, se revela una dualidad interesante en el patrón de acceso a medicamentos. Aunque la mayoría de los encuestados muestra una clara preferencia por adquirir sus medicamentos de manera presencial en farmacias, un pequeño pero significativo porcentaje está optando por utilizar plataformas de mensajería virtual.

En relación con el almacenamiento de los medicamentos, se concluye que la mayoría lo hace en el dormitorio y en cajas. No obstante, el 30% de la población considera que el lugar y la forma de almacenaje no afecta a los medicamentos, evidenciando un nivel de desconocimiento sobre los correctos cuidados relacionados con el almacenamiento de los fármacos.

Respecto al uso y desecho, la población muestra una mezcla de comportamientos positivos y preocupantes. Por un lado, es alentador observar que la mayoría de

CONCLUSIONES

ción de medicamentos, considerados esenciales para una adecuada gestión de su salud (23).

Como se mencionó en el apartado de resultados, un porcentaje importante de la población considera que el contexto provocado por la pandemia por COVID-19 cambió sus hábitos de consumo de medicamentos en los aspectos detallados previamente. En cuanto a la medicación, los datos hallados permiten conocer los motivantes o razones que condicionaron a estas personas a dichas acciones, lo cual es importante pues, considerando que la población de estudio son personas estudiantes universitarias, se podría indagar estos factores en futuras investigaciones.

La segunda gran categoría influenciada por la pandemia fue el consumo, para la cual las personas aseguran que adquirieron mayor control sobre su consumo, así como conocimiento de los fármacos. En cuanto a la tercera, que era sobre el uso de las plataformas digitales, la población está cómoda con su uso, pero siempre aboga por el contacto y la educación directa de un profesional en salud, lo cual se reconoce como valioso tanto para la calidad de la misma persona paciente como para la efectividad del sistema de salud.

las personas estudiantes sigue las indicaciones médicas al tomar sus medicamentos y revisa regularmente la fecha de vencimiento, lo cual asegura un uso seguro y efectivo. Estas prácticas son esenciales para maximizar los beneficios terapéuticos y minimizar riesgos asociados con el uso incorrecto de medicamentos.

Sin embargo, persisten desafíos significativos en la automedicación y el desecho inadecuado de medicamentos. Parte de la población estudiantil recurre a la automedicación frecuentemente, lo que puede llevar a problemas de salud por el uso inapropiado de fármacos. Además, existe una notable falta de información sobre cómo desechar adecuadamente los medicamentos no utilizables, lo que puede resultar en prácticas de desecho incorrectas, que plantean graves riesgos ambientales y de seguridad.

Finalmente, el patrón de uso racional de medicamentos difiere de los obtenidos por los autores en la investigación previamente mencionada del 2017. Además, se observa un mayor uso de plataformas virtuales desde la pandemia COVID-19, ya que actualmente se cuenta con mayores facilidades tecnológicas que contribuyen a nuevas formas de acceso, que podrían afectar las conductas que conforman el patrón de uso. Estos cambios indican la notable influencia de la pandemia de COVID-19 en las prácticas de salud, destacando ajustes positivos y desafíos relevantes en la gestión de la salud pública.

No se visualizaron limitaciones en esta investigación. En el caso de recomendaciones, para futuras investigaciones sobre este tema en la población, podría considerarse hacer la muestra estratificada por áreas, para obtener representatividad de todas las carreras y que los datos no sean predominantemente de personas estudiantes del Área de Salud, en quienes su formación podría influir en las respuestas.

CONFLICTOS DE INTERÉS

Las personas autoras declaran que no existieron conflictos de interés durante la realización de esta investigación.

FUENTES DE FINANCIAMIENTO

La presente investigación fue sustentada con fondos propios de las personas autoras.

AGRADECIMIENTOS

A la Dra. Navilla Apú, la Dra. Melissa Brokke y el Dr. José Manuel Fallas, por su acompañamiento y sugerencias durante el desarrollo de esta investigación.

BIBLIOGRAFÍA