
Revista Pensamiento Actual - Vol 25 - No. 44 2025 - Universidad de Costa Rica - Sede de Occidente
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fuera observado como agente de su propio desa-
rrollo y cambio, lo cual es relevante debido a que
se da un cambio con respecto a la concepción de la
didáctica al reconocer el aporte del estudiantado
desde múltiples aspectos y áreas, en los procesos
de aprendizaje y de mediación pedagógica.
Para el siglo XIX, se da el auge de la psicología
educacional y los aportes de Jean Piaget (1896- 1980)
quien se ocupó de estudiar las etapas evolutivas de
los niños. En este sentido, realizó dos aportes muy
importantes a la educación: los escalones mentales y
el constructivismo, de aquí que la didáctica pudiera
dar un salto sustantivo, en vez de reglas y pasos se
centró en las necesidades del niño, desde una con-
cepción constructivista pero también humanista, a
raíz de esto, surge como movimiento pedagógico “la
escuela nueva” con el objetivo de terminar con las
clases magistrales centradas en el docente y que el
centro fuera el alumno. De tal manera que se crearon
jardines de infantes con el propósito de implementar
diferentes modelos educativos.
En el siglo XX, se empieza a hablar de la didáctica
como la ciencia que orienta el diseño de estrategias
los aprendizajes. Se considera que tiene por objeto
de estudio el proceso docente y educativo, integrado
por un sistema de conceptos, categorías y leyes que
marcan el camino que debe tomar el maestro, sin
descuidar el vínculo con la sociedad. (Díaz, 2001) y
(Mestre, Fuentes y Álvarez, 2004).
renombre hasta la actualidad, tal es el caso de Freire
(1921-1997) quien veía en el docente un facilitador
y al alumno, como una persona activa y participa-
tiva; pero ante todo como personas que se educan
mutuamente por medio del diálogo abierto. Para
Cocobar (2022) sobresale la importancia del cam-
bio de paradigma en las relaciones comunicativas
entre docentes y estudiantes para vehicularlos con
una política sana, ya que se ve necesario pasar de
hablarle al educando a dialogar con él, lo cual con-
lleva valorar lo que piensa, dice y realiza.
que fuesen educados; postulado que se excluía al
género femenino por ser inferiores y cuyas tareas
consistían en concentrarse en el cuido de los hijos,
animales y las labores domésticas.
A partir de este momento el término “transmi-
sión de conocimiento” se normalizó entre maestros,
discípulos y sociedad en general. Para el caso de los
discípulos, su papel fue memorizar información, de
tal manera que el objeto de estudio se centraba en
una educación bancaria, enmarcada en el paradig-
ma conductista (también denominado positivista).
En este sentido, el mayor protagonista del proceso
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sabiduría para todos), mientras que sus discípulos
eran una hoja en blanco en la que se podía plasmar
información.
Durante el siglo XVIII, la situación continuó casi
igual, lo único que marcó un cambió fue el estable-
cimiento de pasos en vez de reglas para la instruc-
ción. En este momento histórico, a pesar de esta
médico inglés John Locke (1632-1704) quien pro-
puso que la didáctica debía ser considerada como
una técnica para trabajar la mente del alumno y, por
lo tanto, era indispensable que cumpliera “con las
obligaciones de forma placentera siendo necesario
dedicar mucho tiempo a la observación directa del
estudiante” (Lasa, 2020, p. 375).
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fo y pedagogo Jean Jacques Rousseau (1702-1778)
insistió en que la educación se preocupara por el
se enfocó en aspectos tales como: la edad del estu-
tal manera que el docente debía actuar como guía.
Heinrich Pestalozzi (1746-1827) quien se preocupó
por la autoformación de la persona, bajo el concep-
to básico del interés como principio de vida. Dicha
propuesta abrió la opción para que el estudiante