Rev. Ciencias Sociales 155: 63-89 / 2017 (I)

ISSN: 0482-5276

TEORÍA SOCIAL

Hacia un Estudio Marxiano del Internet 1

Towards Marxian Internet Studies

Christian Fuchs

Traducción de Adrián Montero Morera*

RESUMEN

Dentro de la crisis sistémica que vive el capitalismo y el nuevo surgimiento de Carlos Marx, es relevante comprender la importancia que tiene el Internet en el capitalismo en tanto dominación y explotación, así como su potencial de liberación. El artículo aborda las aproximaciones de los Estudios Críticos del Internet como los Estudios Críticos de la Cibercultura y los Estudios Críticos tanto de la Economía Política como de la Teoría Crítica del Internet, buscando enfocar desde las diferentes aproximaciones a los Estudios Críticos del Internet, el rol contemporáneo que tiene el Internet en el capitalismo y la importancia de Marx para su análisis por medio de once conceptos: dialéctica, capitalismo, mercantilización, plusvalía/explotación/alienación/clase, globalización, ideología, lucha de clases, comunes, esfera pública, comunismo y estética.

PALABRAS CLAVE: INTERNET * MARXISMO * CIBERCULTURA * GLOBALIZACION * CAPITALISMO

ABSTRACT

Within the systemic crisis experienced by capitalism and the new emergence of Karl Marx, it is relevant to understand the importance of the Internet in capitalism as both domination and exploitation, as well as its potential of liberation. The article approaches the approaches of Critical Internet Studies such as Critical Studies of Cyberculture and Critical Studies of both Political Economy and Critical Theory of the Internet, seeking to focus from the different approaches to Critical Internet Studies, the role Contemporary that the Internet has in capitalism and the importance of Marx for its analysis through eleven concepts: dialectic, capitalism, commodification, surplus value/exploitation/alienation/class, globalization, ideology, class struggle, common, public sphere, communism and aesthetics.

KEYWORDS: INTERNET * MARXISM * CYBERCULTURE * GLOBALIZATION * CAPITALISM

Introducción

El Internet se ha convertido en un importante sistema técnico-social que forma y es formado por la vida en el capitalismo contemporáneo. Los estudios del Internet se han convertido en un campo crucial que se ha ocupado de pensar las transformaciones de la sociedad, la individualidad, la economía, la cultura, y la naturaleza (Fuchs, 2008).

Como algunos estudiosos han argumentado, la tercera crisis económica mundial empezó como una crisis inmobiliaria y financiera, pero pronto se convirtió en una crisis mundial del capitalismo, esto ha resultado en un renovado interés en enfoques que los enmarcan a ellos mismos como explícitamente críticos y anti-capitalistas (Harvey, 2010; Žižek, 2009, 2010b), esta es una importante tarea para reflexionar sobre el estado de estos enfoques dentro de los estudios del Internet que los etiquetan a ellos mismos como siendo explícitamente críticos. El fin de este artículo es, por lo tanto, dar una pequeña mirada general de las aproximaciones a los Estudios Críticos del Internet, para señalar los conceptos clave de este campo y reflexionar sobre las críticas de los Estudios Críticos del Internet. La publicación está dividida entre la discusión del retorno de Marx (sección 2), los Estudios Críticos de la cibercultura (sección 3), la economía política critica/teoría crítica del Internet (sección 4), una comparación de estas dos aproximaciones (sección 5), una discusión conceptual de los Estudios Críticos del Internet (sección 6), las críticas de los Estudios Críticos del Internet (sección 7). Y, finalmente, algunas conclusiones son extraídas.

Marx está de regreso

Eagleton (2011) señala que nunca un pensador fue tan burdamente parodiado como lo fue Marx y muestra como la esencia de sus obras es lo opuesto de los prejuicios comunes que se le acusa a Marx. Žižek (2010b) argumenta que la reciente crisis económica mundial ha resultado en un renovado interés en la crítica marxista de la economía política. Esto es mostrado por la atención recientemente puesta a Marx en los principales medios de comunicación. La revista Time, por ejemplo, tuvo a Marx en su portada y preguntaba sobre la crisis financiera global: ¿Qué habría pensado Marx? (Revista Time, 2 de Febrero, 2009). Hobsbawm (2011, p. 12 y ss.) argumenta que para entender la dimensión global del capitalismo contemporáneo, las contradicciones del capitalismo y las crisis, y la existencia de desigualdades socio-económicas, nosotros “debemos hacernos las preguntas de Marx” (p.13). “El liberalismo económico y político, solos o combinados, no pueden proveer la solución a los problemas del siglo XXI. Una vez más ha llegado el momento de tomar a Marx seriamente” (Hobsbawm, 2011, p.419).

Algo interesante en Marx, es que él se mantiene regresando por ocasiones, cuando las personas menos se lo esperan, por medio de varios marxismos que se mantienen persiguiendo al capitalismo como si este fuera un fantasma, tal como Derrida (1994) lo ha enfatizado. Es paradójico que casi 20 años después de la desintegración de la Unión Soviética, el capitalismo parece haber intensificado los problemas globales, causado pobreza severa y un alza en la distribución desigual, y como resultado, esto ha traído un regreso de la economía en la forma de una crisis económica mundial y con esto una reactualización de la crítica marxista del capitalismo. Sin embargo, a pesar del persistente refrán “Marx está muerto, larga vida al capitalismo”, Marx esta hoy de regreso.

Hay especialmente seis aspectos de las obras de Marx que son relevantes para el análisis del capitalismo contemporáneo:

La globalización del capitalismo que es vista como una importante característica de la sociedad contemporánea por muchos teóricos sociales, es un aspecto importante en los trabajos de Marx y Engels (por ejemplo: Callinicos, 2003). Conectado a este asunto, está también el tema marxiano de la solidaridad internacional como una forma de resistencia que parece estar practicada hoy por el movimiento altermundialista.

La importancia de la tecnología, el conocimiento, y los medios en la sociedad contemporánea fue anticipada por el enfoque marxiano en la maquinaria, los medios de comunicación, y el intelecto general (ver por ejemplo: Dyer-Witheford, 1999; Fuchs, 2008, 2011; Hardt y Negri, 2004; McChesney, 2007).

El empobrecimiento causado por el capitalismo neoliberal sugiere un renovado interés en la categoría marxiana de clase (ver por ejemplo: Harvey, 2005).

La guerra global contra el terror después del 11 de setiembre y sus violentos y represivos resultados como víctimas humanas y la vigilancia intensificada sugieren un renovado interés en las teorías marxianas del imperialismo (Fuchs, 2011, capitulo 5; Hardt y Negri, 2000; Harvey, 2003).

La crisis ecológica reactualiza un tema que corre a través de los trabajos marxianos: el cual dice que hay un antagonismo entre el industrialismo moderno y la naturaleza, lo cual resulta en una destrucción ecológica (ver por ejemplo: O’connor, 1998).

La nueva crisis económica global que comenzó en el 2008 ha mostrado que la teoría marxista de la crisis es aún importante en estos días (Foster y Magdoff, 2009). El capitalismo parece estar inherentemente en crisis.

Žižek argumenta que los antagonismos del capitalismo contemporáneo en el contexto de la crisis ecológica, la propiedad intelectual, la biogenética, las nuevas formas de apartheid y los tugurios, muestran que todavía necesitamos la noción marxiana de clase y que hay una necesidad de renovar el marxismo y defender sus causas perdidas, de esta forma “hacer problemática de toda la demasiado fácil alternativa democrática-liberal” (Žižek, 2008, p.6), eso es planteado por las nuevas formas de un capitalismo suave, que promete y en su retórica hace uso de ideales como la participación, la auto-organización, y la cooperación, pero sin realizarlas. Therborn sostiene que “las nuevas constelaciones de poder y las nuevas posibilidades de resistencia” en el siglo xxi requieren retener “la idea marxiana que solo por medio de la lucha de los explotados y desventajados, se puede alcanzar la emancipación de la explotación, la opresión, la discriminación y del inevitable vínculo entre privilegio y miseria” (Therborn, 2008, p.61). Jameson sostiene que el capitalismo global, “sus crisis y las catástrofes propias de la actualidad” y el desempleo global, muestran que “Marx permanece tan incansable como el capital mismo” (Jameson, 2011, p.1) y convierte a El Capital, Volumen 1 (Marx, 1867) en un libro de gran actualidad.

La implicación para los estudios del Internet es que estos deberían prestar atención específica al análisis sobre cómo el capitalismo forma y es formado por el Internet. Esto significa que hay una necesidad por repensar los estudios del Internet y reorientarlos como una crítica de la economía política y como una teoría crítica del Internet, que toma en cuenta el carácter específico de los análisis marxianos de los medios, la tecnología, y la comunicación, es decir, analizar “como las estructuras capitalistas forman los medios” (McChesney, 2007, p.79), el rol de la comunicación en “la estructura de las relaciones sociales y […] el poder social” con una particular preocupación por el análisis de ese rol en “el sistema de poder social llamado capitalismo” (Garnham, 1990, p.7), y “el análisis de la relación de los medios de comunicación y sociedad capitalista” (Knocke, 2005, p.105).

En el marxismo del siglo xx, los análisis críticos de los medios, la comunicación, y la cultura han emergido como una novedosa cualidad, debido a las transformaciones que el capitalismo ha estado experimentando. Una aproximación temprana al siglo xx que prestaba atención a la cultura y a la ideología incluía a Gramsci, Lukács y Korsch. Los últimos dos pensadores habían sido influenciados por la teoría critica de la Escuela de Frankfurt (Kellner, 1989). Gramsci ha tenido una importante influencia en los Estudios Culturales Británicos (Turner, 2003). La teoría de la Escuela de Frankfurt y los Estudios Culturales Británicos difieren en muchos aspectos, pero tienen en común el interés por la crítica de la ideología. También en relación con esto último, autores como Adorno, Horkheimer, Marcuse, Benjamin, Williams, y E.P. Thompson tuvieron un profundo conocimiento e interés en y hicieron uso de las obras de Marx. Los estudios culturales han sido influenciados también por la teoría de la ideología de Althusser (Turner, 2003). El enfoque en la ideología ha sido desafiado por los estudiosos de la economía política crítica como lo son Smythe y Garnham, quienes hacen énfasis en las funciones económicas de los medios de comunicación, mientras que otros economistas políticos como Schiller, Golding, Murdock, Herman, Chomsky y McChesney, reconocen la importancia de la crítica económica de los medios, pero han continuado enfatizando también el papel de los medios de comunicación como productores de ideología (Mosco, 2009). Los progresos más recientes en las teorías marxistas de la cultura y la comunicación han sido por ejemplo, aproximaciones para integrar diversos acercamientos (Kellner, 1995), teorías de los medios alternativos que han estado implícita o explícitamente inspiradas en la versión de Enzensberger de la teoría critica (Downing, 2001) y la emergencia de la importancia del marxismo autónomo (Virno y Hardt, 2006). Los estudios marxistas del Internet pueden hacer uso de esta rica historia del marxismo del siglo xx.

Los estudios críticos del Internet han sido influenciados por varias líneas de la teoría marxista cultural y de los medios, tales como la crítica de la ideología (ver por ejemplo el concepto de Red, Lovink y Schultz, 1997), el marxismo autónomo (Dyer-Witherford, 1998; Fuchs, 2008; Hakken, 2003), la economía política crítica (Andrejevic, 2007, 2009; Fuchs, 2009b, 2010a, 2011; Hakken, 2003), y la teoría critica (Andrejevic, 2009; Fuchs, 2008, 2011; Taylor, 2009).

Los estudios ciberculturales críticos y los no críticos

Podemos distinguir dos amplias aproximaciones en los Estudios del Internet donde se describen así mismos como críticos. La primera aproximación tiene bases en estudios culturales, la segunda tiene bases en economía política. Las bases teóricas de la primera son, en términos generales, post-estructuralistas; las bases de la segunda aproximación son marxistas.

Los Estudios Críticos Ciberculturales han sido ubicados explícitamente como si fueran una aplicación de los Estudios Culturales y Posmodernos (Bell, 2001; Jones, 2006; Sterne, 2006). David Bell (2006b) menciona en su introducción a su cuarto volumen de la colección Cybercultures. Critical concepts in media and cultural studies 18 influencias sobre los estudios ciberculturales. Entre estos están por ejemplo los estudios culturales, la filosofía de la ciencia y la tecnología, los estudios feministas, y los estudios políticos, mientras que aproximaciones tales como teoría crítica, marxismo, y la crítica de la economía política de los medios y la comunicación, brillan por su ausencia. El título de la colección de Bell promete que uno encontrará “los conceptos críticos” de los estudios del Internet, representados en las 1600 páginas de los cuatro volúmenes, pero leyendo los 69 capítulos uno también se pregunta por qué la dimensión crítica de los conceptos está ausente. Los conceptos explotación, plusvalía, y clase son asuntos marginados en el Internet, mientras que temas como la historia del Internet, métodos de investigación, comunidades virtuales, identidades en línea, cuerpos y mentes en el ciberespacio, y cyborgs tienen lugares destacados. Discusiones explicitas sobre el capitalismo de la Internet y la explotación, como en las contribuciones por Dwayne Winseck, Kevin Robins/Frank Webster, or Tiziana Terranova, son marginadas dentro de este volumen. El volumen responde a lo que Bell promete en la introducción —y por tanto no merece el subtítulo “conceptos críticos”.

David Silver (2006b) caracteriza “los estudios críticos ciberculturales” como la tercera etapa en los Estudios Ciberculturales que siguieron después de los Estudios Populares Ciberculturales y los Estudios Ciberculturales. Él caracteriza los Estudios Críticos Ciberculturales como:

1) El explorar “lo social, lo cultural y las interacciones que toman lugar en línea” (Silver, 2006b, p.67),

2) Los análisis de los discursos sobre el ciberespacio,

3) Los análisis del acceso al Internet,

4) El enfocarse en el diseño participativo (Silver, 2006b).

Silver desarrolla una noción superficial de la crítica. La primera cualidad es extensamente amplia, la gran mayoría de análisis de los enfoques del Internet en lo social, lo cultural y los asuntos económicos (excepto los análisis políticos y ecológicos), así, lo que debería ser crítico en los estudios “críticos” de la cibercultura permanece poco claro. Cuando es discutido el estudio de la “marginalidad en línea”, Silver enfatiza la importancia de explorar “asuntos de raza, etnicidad y sexualidad” (Silver, 2006b, p.70). La categoría de clase no es mencionada.

David Silver y Adrienne Massanari (2006) presentan su colección Critical cyberculture studies 25 lecturas. En la introducción, Silver (2006a, p.6 y ss.) menciona el capitalismo como un contexto para “los estudios críticos ciberculturales”, pero con un enfoque más fuerte en las “diferencias culturales” de “raza y etnicidad, género, sexualidad, edad, y discapacidad” (Silver, 2006a, p.8). Esto está también presente en las contribuciones de los volúmenes, donde los análisis de clase, plusvalía, y explotación sobre el Internet son asuntos invisibilizados, mientras que los temas relacionados con “diferencias culturales” en el ciberespacio ocupan una
posición dominante.

Economía política crítica y teoría crÍtica en los estudios del Internet

La segunda aproximación crítica que puede ser encontrada en los estudios críticos del Internet está basada en la economía política crítica y la teoría crítica. La secuencia de la presentación de los siguientes acercamientos no refleja una valoración de la importancia de tales aproximaciones, pero está basado en un orden cronológico de palabras clave. Se incluyen aproximaciones que utilizan términos distintivos relacionados con la Economía Política Crítica y a la Teoría Crítica para caracterizarlas.

Geert Lovink y Pit Schultz (1997) argumentan que “la crítica de la red (Net)” analiza la organización del poder en la esfera inmaterial, así como el imperialismo y la ideología en el Internet (Lovink and Schultz, 1997 ). El objetivo de la crítica de la red está disponible en todos los medios y a todos los contenidos (Lovink, 1997). La crítica a la red no sería una teoría, sino una praxis-teórica que permanece por criticismo radical dentro de una pública explosión electrónica (Lovink and Schultz, 1997). Desde que Call for Net Critique (Lovink and Schultz, 1997) ha sido publicada en 1997, una multitud de publicaciones han emergido desde una aproximación crítica de la red (Lovink, 2002; Lovink y Scholz, 2005; Lovink y Zehle, 2005; Jacobs, Janssen y Pasquinelli, 2007; Lovink y Rossiter, 2007; Rossiter, 2006). La aproximación a la crítica de la red de Lovink y de otros, no se comprende en sí misma como una teoría crítica sistemática, sino como una forma muy práctica de crítica que es por tanto más cercana al activismo mediático y al arte de los medios.

Nick Dyer-Witheford (1999) ha sugerido reinventar el marxismo para el análisis del tecno-capitalismo del siglo XXI. Él llama a este proyecto el ciber-marxismo. Este de Dyer-Witherford aplica la aproximación del marxismo autonomista, el cual es representado por estudiosos como Antonio Negri, Michael Hardt, Paolo Virno, Maurizzio Lazaratto, y otros, a los estudios del Internet. Dyer-Witheford ve al ciber-marxismo autonomista como una alternativa al tecno-determinismo del socialismo científico, el neo-luddismo del Braverman —tecnología inspirada— como teorías de dominación, y la tecno-euforia de muchas teorizaciones del post-fordismo (Dyer-Witheford, 1999).

Greg Elmer (2002) ve tres características de los estudios críticos del Internet:

1) La refutación y el cuestionamiento de ideologías que reivindican que el Internet es revolucionario,

2) El análisis de los “procesos de la corporativización y portabilización del Internet” (Elmer, 2002, p.x),

3) El enfoque en posibilidades radicales de la comunidad crítica del Internet especialmente las grietas, las fisuras y agujeros en las formas de dominación que caracterizan el Internet.

David Hakken (2003) defiende una teoría del conocimiento del valor que está basada en la teoría marxiana. Él ve el ciberespacio como un ser formado por “enormes contradicciones” (Hakken, 2003, p.393). Nuevas tecnologías de la comunicación y la información “son mejor vistas como terrenos de contestación que como fuerzas ineluctablemente independientes. Las tecnologías tienen políticas, pero como todas las políticas, estas tienen múltiples manifestaciones, tendencias contradictorias” (Hakken , 2003, p.366).

Fuchs (2008, 2009a, b; 2010a, b; 2011) habla de la Teoría Crítica del Internet/Estudios Críticos del Internet y la crítica de la Economía Política del Internet. Él sostiene que estas aproximaciones están basadas en aproximaciones más generales, especialmente la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt y la crítica de Marx de la Economía Política, ambas son fundamento para los medios críticos y los estudios de la información (Fuchs, 2011). Él, por lo tanto, emprende un fundamento ontológico y epistemológico del análisis crítico del Internet basándose en:

1) el nivel de la teoría social general,

2) el análisis del capitalismo,

3) la crítica del análisis de los medios, la tecnología, y la comunicación, y

4) los análisis específicos del Internet en una investigación crítica que produce cualidades emergentes.

Fuchs define la teoría crítica del Internet/Estudios Críticos del Internet y la crítica de la Economía Política del Internet, como una aproximación que se ocupa de:

identificar y analizar los antagonismos en la relación entre Internet y sociedad; esto muestra como el Internet es formado y a la vez forma las fuerzas en tensión de la competencia y la cooperación; esto se orienta para mostrar como la dominación y la explotación son estructuradas y estructuran el Internet y sobre cómo la formación de clase y los potenciales conflictos de clase son tecnológicamente mediados; esto identifica el apoyo del Internet, potencialidades aún no realizadas del desarrollo social y algunas preguntas radicalmente estructuradas que restringen las potencialidades humanas y sociales para la cooperación, la autodeterminación, la participación, la felicidad y la autogestión (Fuchs, 2009b, p.75).

Fuchs (2011) define esta aproximación como una unidad de teoría crítica filosóficamente fundamentada, investigación empírica y praxis orientada hacia una ética crítica.

Para Mark Andrejevic (2009), “estudios críticos de los medios 2.0” desafía la celebración acrítica del carácter empoderado y democratizador de los medios contemporáneos, al mostrar como los nuevos medios son incorporados en viejas formas de dominación.

Por lo tanto, cuando estos se dirigen a la promesa revolucionaria de participación mediática, el reto enfrentado por los oponentes y profesionales de una Critica de los estudios de los medios 2.0 no es asegurado (en toda la muy familiar retórica) que, “todo ha cambiado,” pero en lugar de explicar el porqué, incluso de cara a la dramática transformación tecnológica, las relaciones sociales permanecen en gran medida inalteradas. En pocas palabras, los estudios críticos de los medios no están interesados en los medios por su bien propio, sino por el bien de la sociedad (Andrejevic, 2009, p.35).

En una aproximación similar a la de Andrejevic, Paul A. Taylor (2009) habla de la teoría critica 2.0 para “describir la manera en la cual las ideas clave de la teoría crítica tradicional (1.0) permanecen fundamentalmente inalteradas” (Taylor, 2009, p.93), lo cual sería necesario para desafiar el optimismo de la Web 2.0.

Estas aproximaciones difieren principalmente en su entendimiento de la teoría, en el rol que es dado a la investigación empírica, el empleo de diferentes métodos de investigación (tales como entrevistas cualitativas, encuestas cuantitativas, análisis de contenido, análisis estadísticos, análisis de discurso crítico y etnografía). Por ejemplo, la aproximación ciber-marxista de Dyer-Witherford es puramente teórica y basada en una reconstrucción de la teoría marxiana del ciberespacio. La crítica de la red tiende a discutir ejemplos que son críticamente reflejados desde posiciones inspiradas en la teoría que son deliberadamente eclécticas y algunas veces personales y periodísticas, y que no forman un todo sistemático teórico como en el método prismático de exposición de Adorno. Fuchs, por un lado, está interesado en fundamentar su aproximación en una sistemática filosofía de la dialéctica hegeliana, en la cual cada categoría tiene un claro lugar en el sistema teorético y en las categorías que son dialécticamente desarrolladas de lo abstracto a lo concreto. Por otro lado, él aplica la filosofía dialéctica en el nivel concreto, como una fundamentación para los estudios empíricos que hacen uso del amplio abanico de métodos.

Sin embargo, hay vastas diferencias teóricas, metodológicas, epistemológicas y ontológicas entre las varias aproximaciones, que avanzan hacia una Teórica Crítica y una Economía Política crítica del Internet, hay también similitudes que están especialmente relacionadas con el entendimiento normativo de la crítica. Una similitud importante es el entendimiento normativo de la crítica. Los estudios críticos del Internet reflejan, por tanto, el viejo debate entre entendimiento de la crítica como procedimiento epistemológico/metodológico y como procedimiento normativo. Este asunto estuvo en el corazón del debate positivista en la sociología alemana en 1961. Karl R. Popper (1962) argumentó que el método de lo social consiste en la obtención y diferenciación del conocimiento al probar las soluciones a los problemas. Popper consideró su método como crítico, porque cuestionaba los trabajos académicos de otros para mejorar el conocimiento con los procesos de prueba y error. Para Popper, la crítica era un método epistemológico que mostraba las contradicciones lógicas. Theodor W. Adorno (1962) sostuvo en contraste con Popper, que las contradicciones no son solamente epistemológicas (en la relación sujeto-objeto), sino que pueden ser inherentes a los objetos mismos, así que estas contradicciones no pueden ser resueltas con la adquisición de conocimiento nuevo.

Adorno enfatiza que el ideal de Popper sobre una academia libre de valores está formado por el concepto burgués de valor como valor de cambio (Adorno, 1962). Él dijo que el positivismo está orientado únicamente hacia la apariencia, mientras que la Teoría Crítica enfatiza la diferencia entre esencia y apariencia. Él señala que la noción de Popper sobre la crítica es subjetiva y cognitiva (Adorno, 1969). Hay una diferencia fundamental entre la crítica epistemológica (Popper) y la crítica de la sociedad (Adorno). Los estudiosos críticos del Internet cuestionan la aplicación empirista de los métodos para estudiar el Internet, sin basar los análisis en un análisis completo en la sociedad y en una teoría crítica de la sociedad. Esto incluye a algunos que cuestionan toda investigación empírica, porque ellos consideran que la falsedad normativa de dominación, no puede ser empíricamente probada, sino solamente argumentada. Todos ellos coinciden en el enfoque de Adorno sobre la crítica de la sociedad.

Una segunda característica que las aproximaciones de los Estudios Críticos del Internet comparten es la consideración que los estudios convencionales del Internet dominan el campo, como formas de racionalidad instrumental y tecnológica, que ayudan a legitimar y reproducir el capitalismo y otras formas de dominación dentro del capitalismo. Por razones instrumentales, se entiende “las ideas que se han convertido en automáticas, instrumentalizadas” que no son vistas como “pensamientos con un significado propio. Estas son consideradas cosas, máquinas”, por el logro de la reproducción y la profundización de la dominación (Horkheimer, 1974/1947, p.15). La racionalidad tecnológica es otro término para la razón instrumental, la cual enfatiza “elementos de pensamiento que ajustan las reglas del pensamiento a las reglas del control y la dominación” (Marcuse, 1964b, p.138). La racionalidad tecnológica deniega que la realidad podría ser otra que la que es hoy. Esto descuida las alternativas potenciales para el desarrollo. Esto apunta a “liquidar los elementos opuestos y trascendentes” (Marcuse, 1964, p.56). La racionalidad tecnológica causa un pensamiento unidimensional, en el cual “las ideas, aspiraciones, y objetivos que, por su contenido, trascienden el universo establecido del discurso y la acción, son repelidos o reducidos a términos de su universo” (Marcuse, 1964, p.12). Los estudiosos críticos del Internet consideran los estudios convencionales del Internet como algo ideológico, porque ellos analizan el Internet tal como es, sin incorporar el proceso analítico dentro de un análisis de las estructuras de dominación y sin vincularlo a la lucha por un mejor mundo que elimine la dominación.

Una tercera característica concierne a los niveles normativos y prácticos. Las aproximaciones a los Estudios Críticos del Internet critican el fenómeno que ellos describen como explotación, dominación, opresión o ejercicio del poder y estructura de violencia, y busca ayudar en prácticas avanzadas que resultan en la liberación de estos fenómenos. María Bakardjieva (2010) argumenta que los Estudios Críticos del Internet, en contraste con las aproximaciones interpretativas y estadísticas, buscan respuestas a las preguntas relacionadas con el rol del Internet en el empoderamiento, opresión, emancipación, alienación y explotación. Los Estudios Críticos relacionan el análisis del Internet con la dominación y la liberación. Por un mayor o menor grado, esto involucra explícitamente el establecimiento de una sociedad post-capitalista que es por ejemplo descrita como socialismo de base, comunismo, democracia participativa o una sociedad sustentable de la información. La dimensión normativa es descrita por tales aproximaciones como su carácter emancipador.

La orientación crítica normativa es la característica central de los Estudios Críticos del Internet. Esto refleja la visión de Horkheimer de que la Teoría Crítica apunta a “un estado de asuntos en el cual no habrá ni explotación ni opresión” (Horkheimer, 1937/2002, p.241). Horkheimer en su ensayo Teoría crítica y tradicional refleja la crítica del capitalismo de Karl Marx y reformula la teoría marxiana como una teoría crítica de la sociedad. Uno, por tanto, puede decir que los Estudios Críticos del Internet no están solamente endeudados con el entendimiento de la crítica de la Escuela de Frankfurt, sino también que la raíz de este entendimiento es la teoría de Karl Marx. Marx resumió la dimensión normativa del análisis crítico al decir que esta comprende “la raíz del asunto”, es basado en “la enseñanza de que el hombre es la más alta esencia para el hombre” y en consecuencia termina “con el imperativo categórico de derrocar todas las relaciones en las cuales el hombre es degradado, esclavizado, abandonado, despreciable en esencia” (mew, Vol. 1, p.385). Si nosotros entendemos la crítica marxiana como la crítica de todas las formas de dominación y de todas las relaciones dominantes, entonces, todos los estudios críticos son de inspiración marxiana. Mi argumento es que esta herencia no debería ser negada, sino reconocida tanto seria como positivamente.

La dimensión normativa crítica de los Estudios Críticos del Internet significa que esta no opera en un vacío, sino que está en un nivel más general relacionado con varias aproximaciones en el análisis de los medios, la comunicación, la tecnología, la cultura y la información, que también enfatiza la normativa crítica de la dominación y la meta de la emancipación. Al respecto, esta está especialmente relacionada con el análisis de la crítica de la Economía Política de los medios de comunicación, la Teoría Crítica y la investigación de los sistemas críticos de la información. La crítica de la Economía Política de los medios y la comunicación2 estudia “las relaciones de poder, que mutuamente constituyen la producción, la distribución y el consumo de recursos, incluyendo los recursos de la comunicación” (Mosco, 2009, p.2). Esta aproximación señala “como el sistema de medios” interactúa y afecta “la disposición en conjunto del poder en sociedad” (McChesney, 2007, p.77), y cuestiona “asuntos morales básicos de la justicia, la equidad y el bien público” (Murdock y Golding, 2005, p.61). Una teoría crítica de los medios y la tecnología analiza “la sociedad como un terreno de dominación y resistencia, y aborda la crítica de la dominación y de las formas en que los medios culturales se ocupan de reproducir relaciones de dominación y opresión” (Kellner, 1995, p.4). Esta está “informada por una crítica de la dominación y una teoría de liberación” (Kellner, 1989, p.1) ver también Feenberg (2002). La investigación de los sistemas críticos de información produce “conocimiento con el objetivo de revelar y explicar cómo los sistemas de información son mal utilizados para aumentar el control, la dominación y la opresión, y de ese modo, informar e inspirar prácticas sociales transformativas que permitan dar cuenta del potencial liberador y emancipatorio de los sistemas de información” (Cecez-Kecmanovic, 2005, p.19). Su tarea es el análisis del rol de los sistemas de información en desempoderar y empoderar, y ayudar a “superar la injusticia y la alienación” (Stahl, 2008, p.9).

Crítica de los estudios de la cibercultura y la economía política crítica del Internet/teoría crítica del Internet

La principal diferencia que puede ser encontrada en los Estudios Críticos del Internet está entre la crítica de los estudios de la cibercultura y la Economía Política Crítica del Internet. La primera aproximación se enfoca más en asuntos relacionados con la marginalización de las identidades en línea, mientras que la segunda aproximación tiene un enfoque sobre asuntos relacionados con la clase, la explotación y el capitalismo.

Cuando al leer libros y colecciones sobre “críticas” de los Estudios de la Cibercultura, uno deber recordar las ideas de Nicholas Garnham de que “las formas modernas de dominación racial están fundamentadas en la dominación económica” y que “las formas de patriarcado han sido profundamente marcadas por la manera en la cual el modo capitalista de producción ha dividido la economía doméstica de la producción, como un sitio de trabajo asalariado y generador de capital” (Garnham, 1998, p.610). La Economía Política Crítica “ve la clase —la estructura de acceso a los medios de producción y la estructura de distribución del excedente económico— como la clave para la estructura de dominación, mientras que los estudios culturales ve el género y la raza, junto con otras señales potenciales de diferencia, como estructuras alternativas de dominación, en ninguna forma determinadas por la clase” (Garnham, 1998, p.609). La misma diferencia puede ser encontrada en los Estudios Críticos del Internet. La aproximación de la “crítica” de los Estudios de la Cibercultura se inclina a ver el género y la raza en el ciberespacio como si no fueran necesariamente formados por la clase. Esto tiende a no ver la clase como la clave para entender la dominación en el ciberespacio, que tiene influencia crucial sobre el género, la raza y otras líneas de diferencia. Esto tiende a ignorar temas de clase, capitalismo y explotación. La “crítica” de los Estudios de la Cibercultura es, por lo tanto, una aproximación que en su rasgo posmoderno es inadecuada para explicar el rol del Internet y las comunicaciones en los tiempos actuales de crisis capitalista. La crisis en sí misma evidencia el rol central de la economía capitalista en la sociedad contemporánea y que el análisis crítico del capitalismo y la clase socio-económica deberían, por ende, ser el asunto central de los Estudios Críticos del Internet.

Ernesto Laclau, en una trilogía con Judith Butler y Slavoj Žižek (2000), ha admitido que en las aproximaciones posmodernas es un juego de lenguaje común “transformar ‘clase’ en una pieza más de una cadena […] raza, género, etnicidad, etc. —y clase” (p.297) y poner clase deliberadamente como el último elemento de la cadena, como una forma de resaltar su poca importancia— Laclau habla de la “deconstrucción de las clases” (p.296). Slavoj Žižek, en mi opinión, ha dicho correctamente en este contexto que el posmodernismo, los estudios culturales y el post-marxismo, al asumir una “irreducible pluralidad de luchas”, han aceptado el “capitalismo como el único juego de la ciudad” y han renunciado a “cualquier intento real de superar el existente régimen liberal capitalista” (p.95). El subordinar o igualar la categoría de clase a otra categoría antagonista (género, etnicidad, edad, capacidades, etc.) plantea el peligro de sepultar el proyecto y demanda establecer alternativas participativas a la totalidad capitalista. El debate Butler-Laclau-Žižek implica, para la “crítica” de los estudios de la cibercultura, que su tendencia de desatender la clase, la explotación y el capitalismo significa que esta tendrá necesariamente una agenda política reformista y no será posible conceptualizar alternativas a un Internet capitalista, en una sociedad capitalista (Fuchs, 2011).

Todos los antagonismos de no clase están articulados con la clase, mientras que no todos los antagonismos de no clase están articulados unos con otros. Todos los antagonismos de la sociedad contemporánea tienen aspectos de clase y están condicionados por la clase. La clase es el antagonismo que ciega todos los antagonismos juntos; esto prefigura, condiciona, permite y restringe, y ejerce presión sobre otros antagonismos (Fuchs, 2008). Al mismo tiempo, los antagonismos de no clase influyen los antagonismos de clase, así esta compleja dinámica de relaciones está presente. Si la clase es el súper-antagonismo del capitalismo que no determina o sobredetermina, sino que condiciona otros antagonismos, entonces es importante prestar atención específica a esta categoría.

De acuerdo con su propia descripción, la “crítica” de los Estudios de la Cibercultura desea ayudar a superar la “marginalización en línea”. Esta crítica lo que hace, sin embargo, muy bien es marginalizar las críticas de cómo el capitalismo, la clase y la explotación están relacionadas al Internet. Por consiguiente, esta no merece el nombre de “crítica”. Estudiosos de la “crítica” de la cibercultura deberían tomar muy seriamente la advertencia de Douglas Kellner: “Abandonar la economía política, celebrar la audiencia y los placeres de lo popular, pasar por alto a la clase social y la ideología, y fallar en analizar o criticar las políticas de los textos culturales hará de los medios/estudios culturales simplemente otra subdivisión académica, inofensiva y últimamente de beneficio primario a la industria cultural misma” (Kellner, 2009, p.19f).

Es momento de que los estudiosos de la cibercultura dejen de enfocarse en autores como Donna Haraway, Sherry Turkle, Howard Rheingold, Manuel Castells, y otros postmodernistas (Bell, 2001; Bell, 2007; Silver, 2006b; Silver, 2006a) y para verificar estas aproximaciones al leer e interpretar las obras de Karl Marx.

El número y el interés en los análisis del Internet que se enfocan más en los temas de clase y explotación han estado creciendo. En los tiempos actuales de crisis capitalista y fin del postmodernismo y el culturalismo, este desarrollo es probable que continúe. Mi argumento es que es tiempo de dedicarse con placer en conducir estudios marxistas del Internet. Nosotros hemos entrado un poco en tiempos, donde se convierte en materia de explicación para un académico el por qué no se es un estudioso marxiano.

En realidad, los Estudios Críticos del Internet tienen en común su oposición a los estudios positivistas del Internet, a la racionalidad instrumental/tecnológica; la crítica de la dominación, la lucha por la emancipación y la normativa compartida fundamentada en los análisis marxianos y varios análisis críticos de los medios, la comunicación, la tecnología y la información. Mi argumento no es solo que los estudios del Internet son necesarios para la teoría marxiana, sino que también los estudios del Internet en un cierto grado, hacen uso de categorías marxianas y debería por tanto reconocer sus propias raíces marxianas.

La próxima sección se enfocará en el análisis de categorías marxianas específicas de los Estudios Críticos del Internet.

Karl Marx y los conceptos de los estudios críticos del Internet

Los estudios críticos del Internet hasta un cierto grado utilizan categorías marxianas y deberían por tanto reconocer sus propias raíces marxianas. Esta circunstancia será mostrada ahora especialmente con once ejemplos de conceptos marxianos:

1) Dialéctica

2) Capitalismo

3) Mercancía/mercantilización

4) Plusvalía, explotación, alienación, clase

5) Globalización

6) Ideología/crítica de la ideología

7) Lucha de clases

8) Lo comunal

9) Esfera pública

10) Comunismo

11) Estética

Vicent Mosco enfatiza que la Economía Política marxiana descentraliza los medios al “ubicar en el primer plano el análisis del capitalismo, incluyendo el desarrollo de las fuerzas y relaciones de producción, mercantilización y la producción de plusvalía, las divisiones y luchas de clases sociales, contradicciones y movimientos de oposición” (Mosco, 2009, p.94). A este análisis, se agregan seis conceptos marxianos cruciales: globalización, ideología, lo comunal, esfera pública, comunismo y estética.

El primer concepto relevante es el de dialéctica. Marx aplicó el método de la dialéctica hegeliana al análisis del capitalismo. La dialéctica es “crítica y revolucionaria en su esencia misma” porque “esta considera cada forma históricamente desarrollada como si estuviera en un estado fluido, en movimiento y, por lo tanto, toma su aspecto transitorio también. […] el movimiento de la sociedad capitalista está lleno de contradicciones” (Marx, 1867, p.103). La aproximación de Fuchs tiene un enfoque epistemológico y ontológico sobre la filosofía dialéctica de manera que conceptualiza la relación Internet/web 2.0 y sociedad no como si fuera unidimensional y tecno-determinista, sino como compleja, dinámica y contradictoria (Fuchs, 2009b; Fuchs, 2011). Peter Lunenfeld (1999) y Michael Heim (1999) han hablado de la dialéctica digital. Tales aproximaciones están relacionadas con la perspectiva dialéctica de la teoría crítica de la tecnología, esta tecnología que es “un proceso ‘ambivalente’ de desarrollo suspendido entre diferentes posibilidades” (Feenberg, 2002, p.15).

Marcuse (1941) quiso evitar la dialéctica determinista y producir una transición desde una dialéctica estructural-funcionalista hacia una dialéctica humano-centrista. Por lo tanto, él argumentó que el capitalismo es dialéctico debido a sus estructuras antagonistas objetivas y que la negación de esta negatividad puede solamente ser alcanzada por la praxis humana. El Internet o la plataforma específica del Internet tiene al menos dos efectos potenciales sobre la sociedad y los sistemas sociales que pueden coexistir o permanecer en contradicción (Fuchs, 2008, 2011). Los potenciales que pueden ser realizados, están basados en cómo la sociedad, los intereses, las estructuras de poder y las luchas forman el diseño y el uso de la tecnología en múltiples formas, que son también potencialmente contradictorias. Uno debería, por ende, pensar el Internet de manera dialéctica, como Marx pensaba la tecnología en el capitalismo, como siendo ésta formada por antagonismos entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Las fuerzas productivas de la red son en el capitalismo “formas antitéticas”, las cuales son al mismo tiempo “minas por explotar” en el capitalismo (Marx, 1857/1858, p. 159) y gobernadas por relaciones de clase que son “no por mucho productivas sino fuerzas destructivas” (Marx y Engels, 1846, p.60). Así, por ejemplo, los servicios creados por Google anticipan un Internet público de base común de la cual todos se benefician y crea potenciales para la cooperación humana, mientras la libertad (acceso libre a los servicios), que este provee, es ahora permitida por la vigilancia en línea y mercantilización del usuario que amenaza el consumo privado y produce la explotación económica de los usuarios. La solución no es abolir o reemplazar Google, sino discutir por su transformación en un buscador públicamente organizado y controlado (que podría estar funcionando como colaborador en proyectos para universidades públicas). El Internet tiene al mismo tiempo potencial para una “mercantilización capitalista y un espectáculo capitalista” y la construcción de “cibersituaciones” que están “apuntadas hacia un cambio progresivo y hacia formas culturales y sociales alternativas” (Best y Kellner, 2001, p. 237 y ss.).

El segundo grupo de conceptos marxianos que es reflejado en los estudios críticos del Internet es capitalismo/modo de producción capitalista/sociedad capitalista. Para Marx, el capitalismo es un sistema de acumulación de capital, en la cual, el trabajador “tiene permiso para trabajar por su propia subsistencia, es decir, a vivir solamente en la medida en que trabaje por un cierto tiempo de manera gratuita para el capitalista (y por tanto también para el co-consumidor último de plusvalía)” así que “el sistema de producción capitalista en su totalidad busca incrementar este trabajo gratuito” (Marx, 1875, p.310). Por lo tanto, este sistema “es un sistema de esclavitud” (Marx, 1875, p.310). La noción de capitalismo/modo de producción capitalista está reflejada en los estudios críticos del Internet dentro de conceptos como capitalismo comunicativo (Dean. 2004, 2005, 2009, 2010; Passavant, 2004), capitalismo informacional (Fuchs. 2008, 2009a; Schmiede, 2006), el antagonismo de las fuerzas productivas digitales de la red y las relaciones de producción (Fuchs. 2008, 2009b; Žižek, 2004), capitalismo digital (Schiller, 2000), hipercapitalismo (Graham, 2006) o nuevos medios/capitalismo visual digital (Nakamura, 2008). David Beer argumenta que al estudiar la web 2.0 y los sitios de redes sociales lo que hace falta es “una agenda política que este más abierta a los trabajos del capitalismo” (Beer, 2008, p.526).

La tercer categoría marxiana importante es sobre la mercancía/la mercantilización. Marx sostiene que el elemento fundamental del capitalismo es la mercancía, un bien que puede ser intercambiado en una relación con cierta cantidad de dinero: X cantidad de mercancía A = Y unidades de dinero. “Una mercancía dada, un cuarto de trigo por ejemplo es intercambiado por X cantidad de betún para botas, Y cantidad de seda, o Z cantidad de oro, etc. En resumen, esto es intercambiado por otras mercancías en las más diversas proporciones” (Marx, 1867, p.127). La mercancía es para Marx la célula formadora del capitalismo: “La riqueza de las sociedades en las cuales el modo de producción capitalista prevalece aparece como en una ‘inmensa colección de mercancías’; la mercancía individual aparece como su forma elemental” (Marx, 1867, p.125). La mercantilización es la transformación de una relación social en una relación de intercambio entre comprador y vendedor. La noción de mercantilización ha sido utilizada en los Estudios Críticos del Internet, por ejemplo como la mercantilización del Internet (Fuchs, 2008), la mercantilización de la privacidad en línea (Campbell y Carlson, 2002; Fernback y Papacharissi, 2007), la mercantilización de la comunidad en el ciberespacio (Campbell, 2008; Fernback, 2004), y el concepto de ganancia como la máquina de mercantilización en línea de información personal (Elmer, 2004).

Cuarto, uno encuentra los conceptos de clase, plusvalía, explotación, y alienación en los Estudios Críticos del Internet. Para Marx, estas nociones están inherentemente relacionadas. Para él, estas conexiones se resumen en esta frase:

“por un lado, el proceso de producción incesantemente convierte la riqueza material en capital, en medios de creación de más riqueza y en medios de disfrute para el capitalista. Por otro lado, el obrero, al separarse del proceso, es lo que él era como una fuente de riqueza, pero que a la vez, es desprovisto de todos los medios para producir riqueza por sí mismo, esto debido a que antes de entrar en el proceso de producción, su propio trabajo ha sido inmediatamente alienado de sí mismo por la venta de su fuerza de trabajo, y ha sido apropiada por el capitalista e incorporada dentro del capital, así, durante el proceso, el producto final no pertenece al obrero. Dado que el proceso de producción es también el proceso por el cual, el capitalista consume la fuerza de trabajo, el producto del trabajador es incesantemente convertido, no solo en materia prima, sino también en capital, en valor que absorbe el poder de la creación de valor, en medios de subsistencia que compran la persona del trabajador, en medios de producción que dirigen los productores. El trabajador, por tanto, constantemente produce material, riqueza objetiva, pero en la forma de capital y de un poder alienado que lo domina y lo explota a él; mientras que el capitalista produce fuerza de trabajo, donde la riqueza producida tiene un origen subjetivo, la cual está separada de los objetos en y por los cuales esta riqueza solo puede ser realizada; en resumen, el capitalista produce al obrero, pero como un trabajador asalariado. Esta incesante reproducción, esta perpetuación del trabajador es la condición sin la cual no habría producción capitalista” (Marx, 1867, p.716).

Hay ejemplos dados del uso de estas categorías marxianas en los Estudios del Internet. Fuchs (2010b) argumenta que la acumulación de capital en el corporativo 2.0 está basada en la infinita explotación de los prosumidores, quienes son vendidos como prosumidores de materias primas del Internet para la publicidad de los clientes. Fuchs ve a los usuarios del corporativo 2.0 como parte de la clase proletaria que es explotada por el capital. Él basa sus análisis en el concepto de Marx sobre la plusvalía y en la noción de Dallas Smythe de la audiencia como mercancía. Mark Andrejevic (2002) y Josh Lauer (2008) sostienen que el trabajo de ser observado con respecto a los medios es una forma de explotación y de la labor productiva. Discusiones sobre la creación del valor en los medios digitales han llegado a ser importantes (Bolin, 2011; Jakobsson y Stiernstedt, 2010). Andrejecvic habla sobre “la capacidad interactiva de los nuevos medios para explotar el trabajo de ser observados” (Andrejevic, 2002, p.239) y Lauer (2008) hablan de la vigilancia del consumidor como trabajo alienado. Andrejevic (2009) emplea el término explotación 2.0 como una forma de enfatizar que la explotación permanece como una característica fundamental del entorno 2.0. En otro trabajo, Andrejevic (2007) ha conectado la noción del trabajo de ser observado con la categoría de recinto cerrado digital. Terranova (2004) ha avanzado el concepto de explotación del trabajo libre en el Internet. Para Jonathan Beller, la creación de plusvalía en el Internet es característica para un modo cinemático de producción (Beller, 2006). Lisa Nakamura (2009) describe la explotación racionalizada de los trabajadores de los juegos en línea, que enfrentan condiciones propias de fábricas maquiladoras. También la noción de proletarización ha sido usada para el análisis de los medios de comunicación social (Breen, 2011), Burston, Dyer-Witheford y Hearn (2010) han editado un número especial sobre “trabajo digital”. Trabajo-conferencias digitales como “trabajo digital: trabajadores, autores, ciudadanos” (Universidad de Ontario Occidental, 2009; Burston, Dyer-Witheford y Hearn, 2010) y “El Internet como campo de juego y fábrica” (New School, noviembre 2009; ver el libro Scholz, 2012) han logrado un extraordinario interés en términos de contribuciones y asistencias. Una cuestión relacionada es como las relaciones de clase han cambiado en el contexto de cultura, el Internet, las redes sociales y la información (Fuchs, 2008; Hesmondhalgh y Baker, 2011; Huws, 2003; Mosco y McKercher, 2009; Qiu, 2009).

El quinto concepto es el de globalización. Marx recalcó que el capitalismo tiene una tendencia inherente a globalizar, debido “al aglutinamiento de todas las personas en la red del mercado global” y al “carácter internacional del régimen capitalista” (Marx, 1867, p.929). El mercado mundial, la exportación de capital y la organización global de las compañías, son aspectos de este proceso de globalización capitalista. Kellner (2002) acentúa la importancia de la teoría dialéctica y critica de Marx en el “tecnocapitalismo” contemporáneo, para entender que la globalización y el Internet son terrenos en disputa compuestos de oposiciones. Harvey (1990), reflexionando sobre la visión de Marx que “el capital por su naturaleza conduce más allá de cada barrera espacial” y que “los medios de comunicación y transporte” están conectados a “la aniquilación del espacio por el tiempo” (Marx, 1857/1858, p.524), menciona que el incremento de un régimen flexible de acumulación en combinación con nuevas tecnologías de comunicación ha traído casi una nueva fase de comprensión del tiempo-espacio del capitalismo. Para Schiller (2000, p.135), el Internet es un “medio de consumo transnacional” que ayuda al capitalismo digital de redes. Dyer-Witheford (1999, p.130) dice que el Internet es un “camino electrónico” para la “circulación de dinero, mercancías, y poder”. Webster (2002, p.77) enfatiza que las TICs como el Internet “permiten la orquestación de estrategias de producción globalizada y de mercadeo, y de comercio financiero global. Estas aproximaciones reflejan la visión de Marx, que las tecnologías de comunicación como el Internet, son los mediadores y al mismo tiempo, los fines de la tendencia globalizadora del capitalismo” (Fuchs, 2008, p.110).

El sexto concepto es el de ideología/crítica de la ideología. Para Marx, la ideología es conciencia invertida. Conciencia que está manipulada de manera que ve una realidad que no es. “En toda ideología, los hombres y sus circunstancias aparecen al revés, como en una cámara obscura”. Esto es “una conciencia invertida del mundo” (MECW Vol. 3, p.175). En El capital, Marx (1867) describió la ideología como el fetichismo de las mercancías que hace a las relaciones sociales parecer como si fueran características de objetos y, de este modo, crea “reinos de niebla” de conciencia (Marx, 1867, p. 165). Algunos ejemplos para la crítica de la ideología en los Estudios Críticos del Internet pueden ser dados: Trebor Scholz (2008) critica la web 2.0 como ideología de mercadeo. José van Dijck y David Nieborg (2009) sostienen que la web 2.0 es un optimismo acrítico y una ideología que sirve para intereses corporativos. Los usuarios de la web 2.0 serían más pasivos que creadores activos (van Dijck, 2009). Eran Fisher (2010a, b) defiende que la web 2.0 está formada por un discurso que legitima el capitalismo que él caracteriza como el nuevo espíritu de las redes. Marcus Breen argumenta que el determinismo digital es una ideología que forma la era del capitalismo del Interne (2005, 200). Jodi Dean aplica el concepto del fetichismo de la mercancía y habla sobre el fetichismo del Internet (Dean, 2005, 2009). Ella (Dean, 2005, 2009) critica la suposición que las políticas en línea son inherentemente
críticas y constituyen relevantes actividades tanto políticas como ideológicas, y sostiene que el capitalismo comunicativo avanza como comunicación sin comunicabilidad (Dean, 2004, 2005, 2009, 2010) que frecuentemente ideologiza ciegamente a los usuarios. Recurriendo a Slavoj Žižek, Dean (2006) defiende que la politización del Internet no está automáticamente presente y debe estar en dificultades para lograrlo. Fuchs caracteriza la noción de una “web 2.0 participativa” (dentro del capitalismo) como ideología (Fuchs, 2011). Thomas Mathiesen (2004) en el espíritu de Horkheimer y Adorno, describe el Internet corporativo como un sistema de silencio silenciador. Las ideologías dominantes del Internet están principalmente separadas de la realidad de la clase trabajadora (Olsson, 2006). El surgimiento de nuevas tecnologías muchas veces crea una “erupción de sentimiento que brevemente aplasta la razón” (Mosco, 2004, p.22). El determinismo tecnológico ignora los eventos de la Economía Política. El determinismo de los medios de comunicación social es una expresión de lo sublime digital, el desarrollo “que ha convertido al ciberespacio en el último icono de lo sublime tecnológico y electrónico, alabado por sus características trascendentes y de su época, y demonizado por la profundidad del mal que este determinismo pueda conjurar” (Mosco, 2004, p.24).

La séptima categoría marxiana es la de lucha de clases. “La historia de todas las sociedades existentes hasta ahora es la historia de la lucha de clases. Libres y esclavos, aristócratas y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra, opresores y oprimidos, estuvieron en constante oposición uno del otro, llevada a cabo en una ininterrumpida, a veces oculta y a veces abierta lucha” (Marx y Engels, 1962, p.35f). En los Estudios Críticos del Internet, la noción de lucha de clases está por ejemplo reflejada en el concepto de luchas lúdicas anti-capitalistas del Internet que ayudan a “piratear” el capitalismo (Dyer-Witheford, 1999). Conceptos relacionados son la fábrica electrónica de conflictos (Cleaver, 1998) y la desobediencia civil electrónica (Critical Art Ensemble, 1996). Al discutir las luchas apoyadas en el Internet, Kahn y Kellner (2004) dicen que el Internet está en la base y fundamenta la globalización desde abajo. También, lo real de los medios alternativos de comunicación en línea como medios de luchas han sido explorados en este contexto (Kidd, 2003). Los conceptos de lucha de clases orientados en los Estudios Críticos del Internet, tienen su origen en las descripciones encontradas en las luchas de los Zapatistas mexicanos contra el neoliberalismo y el rol del Internet en estos conflictos. Después, el concepto de lucha de la multitud de Hardt y Negri (2004) ha llegado a ser de importancia en tales aproximaciones. La multitud consiste de “singularidades que actúan en común” (Hardt y Negri, 2004, p.105), “todos estos quienes trabajan bajo la regla del capital” (Ibid., p.106). Esta multitud es formada por el trabajo inmaterial, que se refiere al trabajo que “crea productos inmateriales, como el conocimiento, información, comunicación, una relación o una respuesta emocional” (Ibid., p.108).

La octava categoría marxista es la de comunal (commons). Lo comunal son recursos que son esenciales y básicos para la sobrevivencia de una sociedad, todo lo que se necesita y que es producido por todos. Marx ha resaltado el carácter común del conocimiento con su concepto de “intelecto general”, el cual es “el poder del conocimiento, lo objetivado”, “conocimiento social general” que se convierte en “una fuerza directa de producción” (Marx, 1857/1858, p.706). Marx señaló que el conocimiento “es producido parcialmente por la cooperación de hombres que viven ahora, pero también parcialmente por trabajos previos”. Su carácter de común se debe al “trabajo comunal, [que] sin embargo, simplemente envuelve la cooperación directa de los individuos” (Marx, 1894, p.199). El concepto de lo comunal ha sido aplicado al contexto del conocimiento del Internet que es colectivamente producido y compartido y apropiado por el capital (Dyer-Whiteford, 1999; Fuchs, 2010b; Hardt y Negri, 2009; Kidd, 2003; Žižek, 2010a). Discusiones sobre los comunes en el Internet se relacionan especialmente con el software libre, Wikipedia y el intercambio de archivos.

Los conceptos de lucha de clases y de lo comunal están en el marxismo contemporáneo y en los Estudios Críticos del Internet, especialmente cimentados en el marxismo autonomista, una perspectiva que Žižek (2008) critica (principalmente en relación a Hardt y Negri) al celebrar la revolución informacional como “la única oportunidad para superar el capitalismo” y de ese modo ignorar el surgimiento de un nuevo capitalismo suave y sin fricciones, el cual, permitido por las tecnologías de la información, consiente hacer uso de una retórica que consiste en ideales como participación, auto organización y cooperación, sin que las personas se den cuenta. Žižek, sin embargo, coincide con Hardt y Negri (2009) que la explotación de lo comunal de la sociedad (como el conocimiento del Internet, la educación y la cultura) se justifica a nivel político como una forma de resistencia, “la resucitación de la noción de comunismo” (2008, p.429).

El noveno concepto es la esfera pública. Marx imaginó alternativas al estado burgués que sirve a los intereses de clase, cuando él describió la Comuna de París como un tipo específico de esfera pública: la comuna superó (superseded) el dominio de clase, esta “fue formada por concejales municipales, escogidos por sufragio universal en varias salas del pueblo, serias y revocables en términos cortos” (…) “Las funciones públicas cesaron de ser la propiedad privada de los instrumentos del Comité Central. No solamente la administración municipal, sino toda iniciativa hasta ahora ejercida por el Estado fue dejada en las manos de la Comuna” (Marx, 1871, p.274). La Comuna fue “el autogobierno de los productores”, quienes “administraban sus asuntos comunales mediante una asamblea de delegados” (Ibid., p. 275), que abolió “la propiedad de clase, la cual hace que el trabajo de muchos sea la riqueza de los pocos” y transformó “los medios de producción, tierra y capital, ahora principalmente los medios de esclavización y explotación laboral, en meros instrumentos de libre y asociada labor” (Ibid., p. 277) de modo que una sociedad “cooperativa unida” surja. Marx se cuestiona sobre la veracidad de la esfera pública: “¿qué más, caballeros, sería esto sino comunismo?” (Ibid., p. 277). El concepto original de la esfera pública de Habermas está fundamentado en este entendimiento marxiano (Habermas, 1991). Marx vio la esfera pública de la burguesía irónicamente (Habermas, 1991). “Marx denunció la opinión pública como falsa conciencia: esta encubrió ante sí misma su propio carácter de verdad como una máscara de los intereses de clase (Habermas, 1991, p.124). La crítica de Marx demolió toda la ficción sobre la idea de la esfera pública que apelaba a la sociedad civil. En primer lugar, las precondiciones sociales por la igualdad de oportunidades estaban obviamente ausentes, particularmente: que cualquier persona con habilidades y “suerte” podrían alcanzar el estatus de propietario y, por lo tanto, las cualificaciones de una persona particular con acceso garantizado a la esfera pública, propiedad y educación. La esfera pública con la cual Marx se vio asimismo confrontado, contradijo su propio principio de accesibilidad universal” (Habermas, 1991, p. 124).

Un número de autores han discutido como aplicar la noción de la esfera pública al Internet y de ese modo han tomado en cuenta también los fundamentos marxistas de Habermas, al describir cómo la Economía Política del capitalismo puede colonizar y así limitar el potencial del Internet para actuar como una herramienta que avance la transformación hacia una esfera pública (Dahlberg, 2004, 2005; Paparcharissi, 2002). Sin embargo, la mayoría de estos autores han ignorado el concepto de Marx sobre la esfera pública como comunismo que trasciende el control privado de los medios de producción y el reconocimiento de esta dimensión por Habermas. Tomando seriamente los conceptos de esfera pública tanto de Marx, como el del joven Habermas, debe significar para los Estudios Críticos del Internet discutir de qué se trata el Internet comunista (Fuchs, 2011). De acuerdo con Habermas, la esfera pública no es solamente una normativa ideal, sino también un concepto que permite criticar la realidad política de los medios. Él ha destacado en su contexto que la esfera pública liberal limita su propio valor de libertad de expresión y de opinión pública, porque los ciudadanos en el capitalismo no tienen la misma educación formal y los mismos recursos materiales para participar en la esfera pública (Habermas, 1991) y que esta esfera pública liberal limita su propio valor de libertad de asociación y de reunión, debido a que grandes organizaciones político-económicas “gozan de un oligopolio de formación publicísticamente efectiva y políticamente relevante en asambleas y reuniones” (Habermas, 1991, p.228). Los estudios críticos del Internet se fijan especialmente en cómo la libertad de expresión y la libertad de asociación están limitadas por condiciones desiguales de acceso (dinero, educación, edad, etc.) y por la dominación de visibilidad y de atención por parte de grandes organizaciones económicas y políticas.

El décimo concepto considerado aquí es el comunismo. Marx y Engels no se referían por el término comunismo a una sociedad totalitaria que monitorea a todos los seres humanos, que opera campos de trabajo forzado, reprime la individualidad humana, instala condiciones generales de escasez, limita la libertad de tránsito, etc. Para ellos, el comunismo es una sociedad que fortalece la producción cooperativa comunal, la propiedad comunal de los medios de producción, y enriquece la esfera individual de las actividades y, por lo tanto, la individualidad. La nueva crisis del capitalismo ha producido un interés sobre la idea del comunismo (Žižek y Douzinas, 2010). Marx habló de una “asociación de hombres libres, que trabajan con los medios de producción comunales y emplean sus diversas formas de fuerza de trabajo en completa auto-conciencia, como una solo fuerza social de trabajo” (Marx, 1867, p.171). El comunismo es “una sociedad en la cual el desarrollo completo y libre de cada individuo es el principio rector” (Marx, 1867, p.739). En los Estudios Críticos del Internet, estudiosos han hablado por ejemplo de la meta de un Internet comunista en una sociedad comunista (Fuchs, 2011), comunismo del siglo XXI (Dyer-Witheford, 1999, p.4), comunismo cibernético (Barbrook, 2007) o dot.communism (Moglen, 2003), un Internet alternativo (Atton, 2004), o una red pública (Patelis, 2000). La noción de comunismo tiene una relevancia especial para los estudios del Internet por la cuestión de compartir en comunidad (como en las plataformas de archivos compartidos) y la producción cooperativa del conocimiento (como en Wikipedia o en los movimientos de software de código abierto) que constituyen los fundamentos de un modo de producción comunista. Marx ha subrayado el carácter comunal del conocimiento con su concepto de “intelecto general”, el cual es “el poder del conocimiento, objetivado”, “conocimiento general social” que se convierte en “una fuerza directa de producción” (Marx, 1857/1858, p.706). Él señaló que el conocimiento es “producido, una parte por la cooperación de los hombres que viven ahora y otra parte, por el trabajo previamente producido”. Su carácter comunal se debe al “trabajo comunitario que, sin embargo, simplemente envuelve la cooperación directa de los individuos” (Marx, 1894, p. 199). El concepto de lo comunal ha sido también aplicado al contexto del conocimiento del Internet que es colectivamente producido, compartido y apropiado por el capital (Dyer-Witherford, 1999; Fuchs, 2010b, 2011; Hardt y Negri, 2009; Žižek, 2010a).

El undécimo concepto es la estética. Marx señaló que el arte no debería estar organizado como una labor generadora de plusvalía, pero en el capitalismo el arte puede ser transformado en este tipo de labor y, por lo tanto, puede ser objeto de mercantilización (Marx, 1863, p. 401). Para Marx, el comunismo significaba el fin de la división del trabajo; de esta forma, todas las personas podrían dedicarse a las actividades artísticas. “En una sociedad comunista no hay pintores, sino personas que se dedican a pintar entre otras actividades” (Marx y Engels, 1846, p.418). Adorno señaló basado en la relación entre arte, capitalismo y comunismo de Marx que el auténtico arte no es idéntico a la lógica capitalista, esta omite la razón instrumental: “la función del arte en el funcionamiento total del mundo está en su ausencia de función” (Adorno, 1997, p.320). En los años recientes, las discusiones sobre la estética marxista han estado aplicadas a la esfera del Internet, los juegos en línea y los juegos en computadora (Kline, Dyer-Witheford y De Peuter, 2003; Andrejevic, 2006; Dyer-Whiteford y De Peuter, 2009).

Los once conceptos discutidos son algunos de los más frecuentemente invocados en las nociones marxianas de los estudios del Internet. Otros podrían ser agregados y la discusión extendida, pero el espacio limitado de este artículo no permite discutir estos asuntos con mayor amplitud. Los ejemplos aportados son sugestivos en importancia de la teoría marxiana para el análisis crítico del Internet. Ciertamente tales conceptos no solo son bienvenidos, sino que son también opuestos. Este fenómeno se discute en la siguiente sección.

Una crítica de la crítica de los estudios críticos del Internet

El uso de los conceptos marxianos en los estudios críticos del Internet está confrontado por dos principales estrategias: 1) anti-marxismo, 2) la subsunción de los conceptos marxianos bajo la ideología dominante. Ambas apuntan a deslegitimar alternativas al control corporativo del Internet.

La estrategia anticomunista es presentada por Andrew Keen y Josh Lanier. Andrew Keen, es el autor del libro The Cult of the Amateur: How Today’s Internet is Killing Our Culture (Keen, 2007), sostiene que la retórica web 2.0 tiene una agenda política y comparte propósito políticos marxistas (Keen, 2006). Keen ve la web 2.0 como un desarrollo peligroso y argumenta que una nueva web 2.0 comunista le pondrá un final a la cultura y sociedad tradicional. “Sin una élite de principales medios de comunicación, nosotros perderemos nuestra memoria de las cosas aprendidas, leídas, experimentadas y escuchadas” (Keen, 2006). El temor que lo acecha a él parece ser el temor que el capitalismo y los intereses corporativos sean desafiados y podrían de algún modo cesar de existir. Josh Lanier (2006) sostiene que la web 2.0 resulta en un “maoísmo digital”, una forma de colectivismo que es tan totalitario como el maoísmo y que niega la individualidad.

Tales aproximaciones alimentan la idea de que el marxismo es peligroso y anti-individualista, lo cual es un error. Mientras que lo individual fue de hecho no bien valorado por Mao o Stalin, este fue altamente importante para Marx, quien vio el comunismo como la abolición de la clase individual y el surgimiento del individuo integrado. Para Marx, el comunismo no es la colectivización de la vida, sino la creación de una economía post-escasez altamente productiva, que tiene su base en la riqueza para todos, la minimización del trabajo enajenado y la maximización de la labor libremente escogida. El maximizar la labor auto-determinada tiene potenciales para liberar las capacidades creativas y fomentar la maximización del desarrollo del potencial de todos los seres humanos. La precondición, para Marx, es la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción. “En la comunidad real los individuos obtienen su libertad en y por medio de su asociación” (Marx y Engels, 1846, p.87). Esta comunidad real sería la “re-integración o el retorno del hombre hacia sí mismo, la trascendencia del auto-extrañamiento humano y, por consecuencia, como la real apropiación de la esencia humana por y para el hombre” y “el completo retorno del hombre hacia sí mismo como un ser social” (Marx, 1844, p.102). La sociedad comunista permite “el desarrollo integral de los individuos, precisamente porque la forma existente de relación y las fuerzas productivas existentes están todas abarcadas, y solamente los individuos que se desarrollan alrededor de dicha forma pueden apropiarlas, es decir, convertirlas en libres manifestaciones de sus vidas” (Marx y Engels, 1846, p.464). Para Marx, el capitalismo limita el desarrollo de los potenciales de las personas porque la ausencia de recursos materiales no les permite un completo desarrollo de sus capacidades. En el comunismo, existe “el desarrollo de individuos en individuos completos” (Marx y Engels, 1846, p.97). “La apropiación de una totalidad de instrumentos de producción es, por esta misma razón, el desarrollo de una totalidad de capacidades en los individuos mismos” (Ibíd, p.96).

Para Marx, una sociedad comunista o un modo socialista de producción está basado en el principio: “¡De cada cual según sus habilidades, a cada cual de acuerdo con sus necesidades!” (Marx, 1875, p.306). Esto significa que en una sociedad comunista, todos los bienes y servicios son gratuitos y las actividades humanas son escogidas por cada uno. La precondición es que “las fuerzas productivas también se han incrementado con el desarrollo integral del individuo” y que “todas las primaveras de la riqueza común fluyen abundantemente” (Marx, 1875, p.306). La tecnología computacional juega un rol importante en alcanzar una sociedad comunista: esta tecnología permite incrementar la productividad así que la riqueza global puede ser incrementada. Si las relaciones de clases son sustituidas por relaciones cooperativas, estas condiciones materiales permiten las post-escasez y la riqueza para todos como una base para el trabajo libre (¡autodeterminación, no remunerado!) y bienes y servicios gratuitos. Un Internet comunista solo es posible en dicha sociedad comunista. En una sociedad comunista, las mercancías y servicios digitales serán creados en una labor cooperativa y voluntaria y estarán disponibles para todos de forma gratuita. Las mercancías digitales y las mercancías en general dejarán de existir. Las actividades auto-determinadas en línea y fuera de línea crearan una individualidad bien integral que no es una forma de maoísmo, sino una verdadera forma de libertad realizada en una dialéctica dinámica y de auto-mejora de la individualidad y el colectivismo.

La segunda estrategia (subordinación ideológica) es representada por Kevin Kelly, quien predicó credos neoliberales de liberalización, privatización y comercialización, en relación con las tecnologías de la información en los 90’s (Kelly,1998), sostiene que la “nueva web”, donde las personas “trabajan a través de una meta en común y comparten sus productos en comunidad, […] contribuyen con su trabajo sin salario y disfrutan los gratuitos resultados” (2009, p.118), constituye un “nuevo socialismo” –“socialismo digital”. El nuevo socialismo es para Kelly un socialismo, en el cual los trabajadores no controlan, ni manejan organizaciones y tampoco el material producido por ellos. Por tanto, esta noción de socialismo debería ser cuestionada. Para Kelly, el socialismo yace en la producción colectiva, no en la posesión democrática de la economía. Si “el socialismo busca reemplazar al capitalismo por un sistema en el cual el interés público tome prioridad sobre el interés de la ganancia privada”, “es incompatible con la concentración de poder económico en las manos de pocos”, y “requiere un efectivo control democrático de la economía” (Frankfurt Declaration of the Socialist International; Socialist International, 1951), entonces, la noción de Kelly sobre el socialismo que es perfectamente compatible con la existencia de Microsoft, Google, Yahoo, y otros corporaciones (como se indicó por el hecho que él enlista Google, Amazon, Facebook, y YouTube en su historia del socialismo), no es del todo una noción de socialismo, sino una de capitalismo disfrazada de socialismo. Para Rosa Luxemburgo, el socialismo era “una sociedad que no está gobernada por el motivo de la ganancia, sino por el objetivo de salvar el trabajo humano” (Luxemburg, 1913/2003, p. 301). Ella sostuvo que “el objetivo del socialismo no es la acumulación, sino la satisfacción de los deseos de una humanidad laboriosa al desarrollar las fuerzas productivas de todo el globo” (Luxemburg, 1913/2003, p.447).

La noción de Kelly sobre el socialismo es incompatible con los conceptos teóricos del socialismo, es teóricamente infundado y puede ser considerado como un intento ideológico de redefinir el capitalismo y la explotación capitalista como socialismo.

Conclusión

Los análisis de las aproximaciones en este documento mostraron que hay diferencias metodológicas, ontológicas y epistemológicas dentro de los Estudios Críticos del Internet. Los Estudios Críticos de la Cibercultura están influenciados por los estudios culturales, esto más bien ignora aspectos de clase y explotación y, consecuentemente, debería llamarse mejor “estudios ciberculturales”. La teoría crítica y la Economía Política Crítica del Internet están basadas en la visión de que la clase es crucial para entender las estructuras de explotación y dominación, que expresa a ellas mismas en el Internet y en otros medios y que en el capitalismo, todas las formas de dominación están relacionadas y condicionadas hacia y por formas de explotación. Ya sea de forma implícita o explícita, muchos conceptos marxianos han sido reflejados en los Estudios Críticos del Internet: dialéctica, capitalismo, mercantilización, plusvalía, explotación, alienación, clase, globalización, ideología, conflicto de clase, lo comunal, esfera pública, comunismo, estética. Anti-marxismo y la subsunción o subordinación, son dos estrategias que tratan de neutralizar el rol crítico de los conceptos marxianos en los Estudios del Internet.

Los once conceptos marxianos esquematizados permiten formular una agenda de investigación incompleta para los estudios críticos del Internet, que incluye las
siguientes preguntas:

1) ¿Cómo puede la creación, el desarrollo y las contradicciones del Internet ser entendidos por una teoría crítica histórica y dialéctica?

2) ¿Cuál es exactamente el rol del Internet en el capitalismo? ¿Cómo puede este rol ser teorizado y empíricamente medido? ¿Cuáles modelos de acumulación de capital basados en el Internet existen?

3) ¿Cuáles formas de mercantilización podemos encontrar en el Internet y cómo trabajan estas?

4) ¿Cuáles formas diferentes de creación de plusvalía existen en el Internet, cómo funcionan estas? ¿Qué piensan los usuarios sobre estas formas de creación de plusvalía?

5) ¿Cómo es que el Internet interactúa con los procesos de globalización?

6) ¿Cuáles mitos e ideologías existen sobre el Internet? ¿Cómo se pueden descubrir, analizar y criticar?

7) ¿Cuál es el rol del Internet en las luchas de clases? ¿Cuáles son los potenciales, realidades y límites de los conflictos por un Internet alternativo?

8) ¿Cuáles son los Internet comunes o comunitarios? ¿Cómo funciona la mercantilización de los bienes comunales del Internet? ¿Cuáles modelos para el fortalecimiento de los bienes comunales del Internet existen?

9) ¿Cuáles son las fortalezas y los límites del Internet en producir una esfera pública?

10) ¿Qué es un Internet basado en lo comunal? ¿Qué formas y modelos de un Internet basado en lo comunal existen? ¿Cómo puede ser fortalecido el establecimiento de un Internet basado en
lo comunal?

11) ¿Cómo puede el Internet cambiar el arte y lo estético? ¿Existen potenciales en el arte y la estética en línea para retar la lógica del capitalismo y ayudar en el camino hacia una lógica diferente?

Este documento ha intentado mostrar la importancia de Marx para los Estudios Críticos del Internet. Los resultados confirman las vistas de un número de estudios críticos de medios y tecnología, y estudiosos de las ciencias de la información, quienes enfatizan la importancia de Marx para estudiar la comunicación (Fuchs, 2010a). Dallas Smythe (1994) clamó por una “teoría marxista de la comunicación”. Murdock y Golding (2005) dicen que “la economía política crítica de las comunicaciones” es “ampliamente marxisante”. Andrew Feenberg (2002) ha enfatizado que la teoría crítica de la tecnología “nace con Marx” y que Marx proporcionó la primera teoría crítica de la tecnología. Robert McChesney (2007) ha sostenido que Marx es de fundamental importancia para la ciencia de la comunicación, porque él aportó herramientas intelectuales que permiten:

1) La crítica de la acumulación de capital en la industria cultural,

2) la crítica de la fetichización de la
mercancía,

3) la crítica de las ideologías que legitiman la dominación,

4) la propia práctica periodística de Marx sería un modelo para un periodismo de calidad crítica e independiente.

Edward Herman (1998) ha subrayado que los siguientes elementos del análisis de Marx son importantes para una investigación sobre el capitalismo y la comunicación contemporáneos:

1) La ganancia y la unidad de acumulación,

2) el rol del cambio tecnológico,

3) la creación de un ejército de reserva,

4) la globalización,

5) la inestabilidad y la crisis,

6) el control del Estado por la dominación de las clases.

Gerald Sussmann (1999) ha enfatizado en un asunto especial del Journal of Media Economics en el tema de “Economía Política de la Acumulación”, que las ciencias de la comunicación crítica están basadas en el pensamiento marxiano: “Marx, uno de los primeros en reconocer la comunicación moderna y el transporte como pilares de la infraestructura corporativa industrial”(p.89). Bernd Carsten Stahl (2008) ha sostenido que Marx es la raíz de la intención crítica de la investigación de los sistemas de investigación críticos y de los estudios críticos en general.

Si los Estudios del Internet son un campo altamente interdisciplinario (Ess, 2011), entonces los Estudios Críticos del Internet pueden ser caracterizados como un subcampo de los Estudios del Internet, los cuales se enfocan en estructuras y prácticas dominantes en el Internet, conflictos basados en el Internet en contra de la dominación y el esfuerzo por encontrar maneras de usar el Internet, para liberar a los humanos de la opresión, la desigualdad y la explotación. Yo he discutido en este trabajo que en la situación contemporánea de crisis del capitalismo es de especial importancia que los Estudios Críticos del Internet se enfoquen en el análisis del rol que tiene el Internet en el capitalismo y aprovechen las raíces marxianas de todos los estudios críticos. Algunos eruditos en los Estudios Críticos del Internet reconocen explícitamente la importancia de los análisis marxianos, para el estudio crítico del Internet, mientras que otros refieren a Marx de forma implícita. Autores en los Estudios Críticos de la Cibercultura tienden a precisar temas relacionados con la clase y el capitalismo. Es tiempo para recordar activamente que Karl Marx es la figura fundamental de los estudios de los medios críticos y de la información, y de los Estudios Críticos del Internet (Fuchs, 2010a, 2011) y que los análisis marxianos son cruciales para entender el rol contemporáneo del Internet y de los medios en la sociedad (Fuchs y Windseck, 2011).

Steve Macek (2006) ha distinguido entre dos formas de estudios de los medios digitales: 1) análisis “normalmente informados por el marxismo, feminismo materialista, economía política radical, sociología crítica y teoría de los movimientos sociales”, 2) “los eruditos de los medios postmodernistas y postestructuralistas” (p.1031f). La primera aproximación es ciertamente “enormemente superior a la otra” (p.1038); ver también el análisis in Artz, Macek y Cloud (2006). Además, se necesita enfatizar que la segunda aproximación está completamente fuera de articulación con los momentos de la crisis capitalista en la que hemos entrado.

Marx está de regreso, el capitalismo está en crisis —por lo tanto necesitamos unos estudios marxistas del Internet si deseamos entender el rol del Internet en la dominación y en la explotación, y además su potencial
de liberación.

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Fecha de ingreso: 16/11/2016

Fecha de aprobación: 10/03/2017


11 Traducido del texto en lengua inglesa titulado “Towards Marxian Internet Studies”, publicado en Journal Triple C Vol. 10, No 2, 2012: 392-412. Traducción realizada con autorización del autor original.

* Investigador independiente.

admont89@gmail.com

2 Representantes de esta aproximación, tales como Nicholas Garnham, Peter Golding, Robert McChesney o Graham Murdock, hablan de una aproximación a la economía política, la cual es de algún modo errónea porque la economía política no es necesariamente crítica como indicaba el subtítulo del principal trabajo de Marx (1867) El Capital: Una Crítica de la Economía Política. Marx caracterizó la acrítica economía política como aproximaciones que sistematizan el capitalismo “en una manera pedante” al proclamar el capitalismo y sus constituyentes para “verdades eternas” (Marx 1867, 174 y ss.). Como estas aproximaciones que son normalmente discutidas en el contexto anglo-americano bajo el encabezado de “economía política de los medios y la comunicación” normalmente no naturaliza ni fetichiza la forma capitalista especifica de los medios y la comunicación, una misma descripción como crítica de la economía política de los medios y la comunicación es más apropiado.