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La desigualdad social y la colonialidad del poder...

Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 162: 13-35 / 2018 (IV). (ISSN: 0482-5276)

ignorancia (Kliksberg, 2002). Las descripciones son transformadas en “explicaciones ”, donde las causas que originan las desigualdades y sus consecuencias directas son ignoradas, solo inte- resa destacar las diferencias al equipararlas con otras realidades, aun cuando las peculiaridades de especificas realidades no son universales ni comparables.

La alimentación, la vestimenta, la forma de vida, los ingresos, la vivienda, la educación, etc. son contrastables a pesar de responder a formas culturales, históricas y estructurales propias de cada realidad. Suponer que puedan existir indicadores iguales, que representen y tengan idénticas significaciones en espacios sociales distintos, son suposiciones alejadas de toda experiencia y evidencia, así como son vacías de contenido. Las diferencias de los fenó- menos, procesos o en general entre realidades, son obvias y no requieren mediciones para es- tablecer la heterogeneidad y desigualdad entre sociedades. Imaginar relaciones mecánicas o estandarizadas, sin historia, cultura o formas de vida y creencias entre las personas, pueblos y sociedades, es sin duda un absurdo, como segu- ramente lo será para quienes no creen que cada suceso empírico es peculiar e inédito, cuyas determinaciones no son idénticas ni producen idénticos resultados.

Este desencuentro entre lo cuantitati- vo y la explicación de lo real, no es científico, es ideológico y epistemológico, consideración que limita el diálogo y la comprensión de la complejidad del fenómeno social. Hacer creer que el trabajo científico es una labor que busca contrastar datos y mediciones de objetos de estudio, es retroceder siglos en la historia de la ciencia, al falsificar y degradar su papel en la comprensión y explicación de los fenómenos reales. Afirmar que una realidad es distinta a otra, es una obviedad que no requiere ser explo- rada, como tampoco el determinar la magnitud de los contrastes o semejanzas porque no tie- nen igual significación, como tampoco idénti- cas determinaciones ni efectos en cada contexto contrastado.

Las mayores o menores diferencias, si se desconocen sus determinaciones causales, no significan mayor o menor satisfacción o

dramatismo en la situación de las personas o los pueblos comparados. El conocer no es equi- valente a la medición ni a la comparación. Las descripciones y mediciones que ignoran la teo- ría, la epistemología y las peculiaridades de los fenómenos naturales, sociales o históricos son auténticas regresiones en la explicación cien- tífica, como se desprende de los estudios de la cePAL (2012), Sen (2001), Ferranti et ál. (2005), Stiglitz (2012), entre otros.

Creer que las diferencias cuantitativas son lo concreto, lo objetivo, lo que hay que resolver y que los análisis y el estudio de sus determinaciones causales son lo especulativo, es suponer que los datos existen autónoma- mente, que son la realidad misma y que no necesitan del entorno para comprenderlos ni para modificarlos. En esta perspectiva, lo cen- tral es construir los datos y ello será un asunto fundamentalmente metodológico, técnico e instrumental. Así, modificar las magnitudes de la desigualdad se convierte en el propósito de quienes han endiosado a las estadísticas sin tomar en cuenta las fluctuaciones de las realidades y la significación dinámica de lo medido y contrastado. Los datos sin realidad son fraudes de cientificidad y objetividad. Es una contradicción considerar como científica una actividad que anula toda interpretación, explicación o compresión de las realidades.

Lo tangible está cargado de subjetividad al establecer qué, cómo y dónde se debe observar; ¿cuáles son valoraciones destacadas o los indica- dores y datos que deben son usados?; ¿cómo son colectados, procesados y cuantificados? y ¿cómo deben ser interpretados? El privilegio de las des- cripciones y las cuantificaciones niegan todo análisis, dado que desprecia toda exploración intelectual o comprensión sobre lo estudiado. Esta práctica empirista transforma a los sujetos en objetos de las técnicas usadas al describir y cuantificar, a la vez que sustituye las relaciones de interdependencia y causalidad de procesos in- tegrados en simples asociaciones de contigüidad, sin nexo alguno, con lo cual se podrían registrar correlaciones irreales o absurdas, como cuando