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Organización etnopolítica en la Región Metropolitana de Buenos Aires, Argentina
Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 163: 27-43 / 2019 (I). (ISSN: 0482-5276)
De acuerdo a un documento publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Cen- sos ( indec ) en el año 2015, en los 24 partidos del gba habitan 186 640 indígenas que se autoreco- nocen o descienden de un pueblo originario. Si a este número se le incorpora la cifra de indígenas censados en la caba , el cual asciende a 61 876, se obtiene como resultado que 248 516 indígenas habitan en la rmba ( indec , 2015). Ahora bien, si ese número se compara con el total de población indígena de la Argentina (955 032) ( indec , 2010), se puede afirmar que un 26,02% de la población indígena nacional habita en la rmba . Este primer dato muestra que un cuarto de la población indí- gena vive en una de las zonas con mayor densi- dad de población de la provincia de Buenos Aires, e incluso del país, lo cual implica un conjunto de reflexiones.
En primer lugar, ese porcentaje refiere acerca de que es irrefutable negar una fuerte presencia indígena en la ciudad, pero tam- bién implica irrefutable considerar el impacto efectivo que un conjunto de mecanismos his- tóricos de negación tuvieron al momento de invisibilizar su presencia urbana . En segun- do lugar, ese mismo porcentaje permite acen- tuar una de las características más relevantes que define a las poblaciones indígenas urba- nas, una composición heterogénea en tér- minos culturales e históricos . En el caso de los 24 partidos del gba , la población indígena representa un 19,54% del total de población indígena nacional, y de acuerdo a la tabla 1, queda clara su heterogénea composición en la periferia urbana.
2 Alejandro Balazote analiza ciertas representacio- nes que operaron como sustento en la “construc- ción de la nación ” argentina. Al caracterizar algu- nas de ellas, sostiene que esas configuraciones de sentido facilitaron la operatoria de mecanismos que delinearon el diseño del formato de relacio- namiento del Estado Nacional y los pueblos origi- narios. Entre estas menciona: “la construcción de opuestos ”, “la lucha contra el infiel ” o “la invisibili- zación: del desierto a los censos ” (Balazote, 2015).
3 Los procesos migratorios no solo han marcado trayectorias diferenciadas en el tejido urbano, sino que dan cuenta de las posibilidades de acceder a los terrenos en función de las diversas condiciones materiales de los lugares de origen, y de las marca- das redes de parentesco y alianza que expresan una organización dinámica en el espacio de recepción.