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¿Ha sido la región Chorotega un territorio olvidado?...

Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 163: 69-87 / 2019 (I). (ISSN: 0482-5276)

productos novedosos y competitivos, junto con el desarrollo del sector servicios, principalmen- te turísticos.

TEORÍAS DE LA MODERNIZACIÓN

Las teorías de la modernización surgie- ron durante la postguerra, con la propuesta de que los países en desarrollo debían seguir el mismo proceso evolutivo de las naciones desarrolladas, manejando un concepto del de- sarrollo meramente económico, sustentado en la creación de riqueza y una modernización im- portante de los sistemas productivos, con el fin de que lograran el crecimiento económico y el incremento del Producto Interno Bruto Nacio- nal (Delgado, 2004).

Así las cosas, para lograr el desarrollo, cada nación tenía que seguir aspectos es- pecíficos a nivel económico, social, político y cultural propios de las naciones desarro- lladas, con el fin de adquirir conocimientos esenciales y alcanzar el cambio tecnológico y cultural que les permitiera lograr la indus- trialización (Kay, 2005).

Aunque estas medidas lograron cierto incremento y eficacia en la producción, sus beneficios se concentraron en los grandes em- presarios que pudieron asumir la mecaniza- ción de sus unidades productivas, provocando la exclusión y endeudamiento de los sectores incapaces de asumir el cambio tecnológico (Delgado, 2004).

MODELO DESARROLLISTA

El modelo desarrollista rige práctica- mente durante las décadas de 1960, 1970 y 1980; se instauró como respuesta a la inca- pacidad de las teorías de la modernización para resolver los problemas del subdesarro- llo. Este modelo se basó en colocar al Estado como el principal agente rector del desarro- llo, el fomento de la industria local y la sus- titución del consumo de bienes importados por los nacionales.

Se impulsó así el desarrollo industrial autóctono a través de la instauración de todo un sistema de subsidios para la producción, la transferencia de información y tecnología, la

regulación de los mercados y de la economía por parte del Estado, junto al funcionamien- to de numerosos aranceles y acciones protec- cionistas contra las importaciones (Bandeira, Atance y Sumpsi, 2004).

De este modo, se instauró en el país el llamado Estado Empresario o Estado Inter- ventor, sustentado en la operación de nume- rosas empresas públicas dirigidas a regir el desarrollo nacional y asegurar la satisfacción de muchas de las necesidades de la población. La principal muestra de este corporativismo estatal fue la Corporación Costarricense de Desarrollo ( codesa ), un enorme consorcio de empresas públicas dedicado al impulso de la producción, la economía y el desarrollo gene- ral del país (Rovira, 1987).

Para el desarrollo de la agricultura, de- finida entonces como el principal sector pro- ductivo, se brindó apoyo a la producción de alimentos para el mercado nacional y a las exportaciones, mediante el fomento del cam- bio tecnológico en las unidades productivas, la compra de semillas mejoradas y una intensiva aplicación de agroquímicos; para así generar los recursos suficientes para sustentar el cre- cimiento de la industria y de la economía en general (León et ál. , 2014).

A pesar de haberse conseguido un cre- cimiento importante de la producción y de la economía, el sistema intervencionista resultó excesivamente caro, por lo que consumió la mayor parte de los recursos públicos, incluyen- do los provenientes de los préstamos externos, lo que llevó al crecimiento desmedido del déficit fiscal y de las deudas interna y externa.

Este desbalance económico a inicios del decenio de 1980, se volvió insostenible a causa en buena parte de la reducción de los ingresos generados dentro del Mercado Común Cen- troamericano por los conflictos bélicos que se vivían en la región, además del incremento desmedido en los precios mundiales de los hi- drocarburos y de las tasas mundiales de interés; esto ocasionó que el país perdiera gran parte de su capacidad productiva y se redujera el pib , el cual solo entre 1982 y 1983 se contrajo en cerca del 10% (León, 2012).