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Andrés Castillo Vargas
Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 163: 89-99 / 2019 (I). (ISSN: 0482-5276)
Discriminación: los estudios de la epi- demiología social que analizan las con- secuencias que tiene la discriminación que viven las personas y las poblacio- nes, buscan reconocer la intersecciona- lidad en la discriminación que atraviesa a muchos grupos sociales. Para eso reco- nocen diversos aspectos de la discrimina- ción como el tipo, la forma (legal, ilegal, directa, indirecta), el agente (Estado, ins- tituciones, personas), la manifestación (verbal, física, sexual, patrimonial), la esfera o el espacio en el que se da, el nivel (individual, interpersonal, comunitario, social); así como, la duración en el tiem- po y la intensidad a esta exposición. Género y sexo: analiza como los aspectos de la salud están vinculados al género y al sexo, más allá de las expresiones biológicas, pues los roles de género, el sexismo y sus implicaciones desiguales varían dentro de cada sociedad y entre las diferentes sociedades.
Sexualidades y heterosexismo: la salud de las personas está mediada no solo por las experiencias sexuales, sino también por condiciones sociales como la discrimi- nación, la familia, la economía, etc., a las que se ven expuestas.
Raza, etnia y racismo: para los estudios de la epidemiología social resulta fun- damental considerar las experiencias de racismo vividas por las personas y como esta discriminación racial tiene conse- cuencias en su salud. Alejándose de los estudios epidemiológicos tradicionales que explicaban las diferencias raciales en la salud de las personas a partir de la genética.
Con la inclusión de estos principios, la epidemiología puede orientarse hacia di- mensiones más sociales y culturales, consi- derando temáticas como la pobreza, la raza, las desigualdades o el género, para ilustrar la diversidad de estrategias metodológicas por medio de las cuales puede buscarse una ade- cuada elucidación de los datos estadísticos. Dichas dimensiones contribuyen a develar las
jerarquías sociales que influyen en el acceso a la salud y pueden originar efectos nocivos en la calidad de vida de las personas y en los procesos psicosociales de grupos humanos es- pecíficos (Borrell, 2015).
Otros alcances que se pueden obtener gracias a la utilidad de estos principios en los sistemas de vigilancia epidemiológica son:
Dar seguimiento a los compromisos adqui- ridos por el país en materia de prevención, atención y sanción de la violencia. Diseñar estrategias y políticas nacionales y locales referidas a la violencia como problema de salud pública.
Identificar grupos vulnerables o condi- ciones psicosociales riesgosas frente al fenómeno de la violencia.
Identificar necesidades en relación con el registro de datos, mantenimiento y soste- nibilidad en el tiempo de los sistemas de información.
Determinar los métodos de registro más efectivos en relación con el tema. Justificar la solicitud de cambios legis- lativos que mejoren la respuesta estatal frente al fenómeno de la violencia. Incentivar la cooperación técnica y financiera de agencias internacionales en el abordaje de este problema.
En lo que respecta a la definición de va- riables a partir de las cuales se registra y anali- za la información recolectada, resulta oportuno señalar la importancia de distinguir entre las categorías sexo y género —dadas las confusio- nes que se presentan en torno a ambos térmi- nos —, ello por cuanto la sola mención de la palabra género no conlleva una real compren- sión de su acepción, como tampoco la inclusión de una perspectiva de género o de derechos humanos en la formulación del sistema o en su posterior uso. En este sentido, Gómez (2002) aporta la siguiente aclaración:
Género no es sinónimo de sexo. ‘Sexo ’ alude a la diferencia biológica entre el hombre y la mujer, mientras que ‘género ’ se refiere a la construcción social de lo