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Claudia Alejandra Martínez Robles
Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 163: 101-116 / 2019 (I). (ISSN: 0482-5276)
Dentro de los estudios sobre la territoria- lización de la política, se encuentran distintos puntos de vista y abordajes; sin embargo, pese a su heterogeneidad, se distinguen dos matrices de pensamiento. En primer lugar, los estudios que toman como punto de partida la transfor- mación radical del denominado “mundo del tra- bajo ” (proceso que también ha sido denominado como “desafiliación ”). Estos trabajos sostienen que, después de suscitada la última dictadura militar en Argentina, la acción colectiva de los sectores populares se habría desplazado desde la fábrica hacia los barrios. En segundo lugar, las investigaciones que cuestionan esta tesis afir- man, por el contrario, que el barrio y la fábrica no son espacios separados y autónomos, sino que ambos constituyen terrenos de ejercicio de la política del personal trabajador. En estos espacios, los procesos de politización y despoliti- zación se desarrollan de una manera discordan- te, generando configuraciones particulares en sendos lugares (Varela, 2010). En otras ocasio- nes, igualmente, la noción de territorialización aparece para señalar la importancia que cobró el territorio local, como el lugar en el que se des- pliegan acciones de protesta social.
Ahora bien, cabe destacar que este aná- lisis no parte de conceptualizaciones prefijadas sobre el “territorio ”. Antes bien, interesa abor- darlo como el producto de una multiplicidad de intervenciones en la cotidianeidad de la pobla- ción, entre las cuales tienen lugar las del Esta- do. Al mismo tiempo, no se pierde de vista que las relaciones de poder implícitas o explícitas, materiales o simbólicas que construyen los te- rritorios como espacios diferenciales, se produ- cen a partir de la articulación de percepciones y concepciones particulares de los sujetos, los grupos y las clases sociales que los conforman (Manzanal, 2016).
En consecuencia, se rastreó cómo se identifican y delimitan los ámbitos de incum- bencia del Plan, lo que le es “propio ” y lo que es “ajeno ” a dichos territorios; cuáles son las claves y los objetivos a partir de los que se ha- bilitan las intervenciones sobre tales espacios y, vinculado a ello, qué tensiones o disputas se evidencian por el control de estos. Estas pre- misas han permitido arribar a las principales
concepciones en torno al territorio que se pu- sieron en juego en el pa .
Si bien, la emergencia de este progra- ma específico se produce en el año 2008, la revisión del material documental producido por los distintos ministerios entre los años 2008 y 2015 (Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, 2007, 2009, 2010, 2013a, 2013b y 2013c; Jefatura de Gabinete de la Nación, 2004, 2010a y 2010b; Ministerio de Educación de la Nación, 2014; Ministerio del Interior de la Nación, 2004) permite afirmar que las concep- tualizaciones sobre el territorio expuestas en el pa expresan una síntesis, esto es, una conden- sación de concepciones sobre lo territorial que venían esbozándose desde el mdsn a partir del año 2003. Simultáneamente, es posible recono- cer en estas prácticas una serie de reflexiones teóricas sobre los territorios propios al acervo de las ciencias sociales.
PERCEPCIONES SOBRE LA INTERVENCIÓN
TERRITORIAL DEL ESTADO NACIONAL
Los documentos rastreados, emitidos por los distintos ministerios, reflejan una concep- ción sobre el territorio que no carece de com- plejidad. Este se concibe como un fenómeno multidimensional y no solo como un espacio físico, por lo que resulta indispensable conocer el entorno cultural y social en el que desem- barcan las políticas “( …) más allá del barrio, la ciudad, la región. Es un espacio físico, pero también es mucho más: es el conjunto de vecto- res que incide sobre las personas y las familias ” ( mdsn , 2013). Asimismo, los territorios a los que se apunta se presentan —tanto en la normativa como en la representación de los agentes esta- tales — como espacios subordinados que dispu- tan su representación “desde abajo ”.
Es decir, como zonas habitadas por sectores populares cuya pobreza se produce a consecuencia de una postergación del Esta- do, o bien, como resultado de la imposibilidad de acceder a este. Dichos espacios, como lo mencionó Juan “no figuran ni en los mapas,
17 Los nombres de las personas entrevistadas han sido modificados a fin de preservar su anonimato.