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Jóvenes rurales: trabajo y movilidades espaciales en una región hortícola en Argentina

Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 163: 117-130 / 2019 (I). (ISSN: 0482-5276)

cuales las juventudes rurales se mueven entre estos contextos, que en sus relatos se consti- tuyen como puntos distantes y diferenciados en el mapa, refuerzan su identificación como espacios antagónicos. Así, el campo aparece como un lugar aislado, sin acceso a comodi- dades y servicios, sin oportunidades laborales y de esparcimiento, mientras la ciudad se re- laciona con las posibilidades laborales, donde “tenés todo a mano y es “más fácil llegar a un lugar ”. En otro orden, el campo es para las juventudes un lugar “tranquilo ”, “pacífico ”, “natural ”, donde se sienten cómodos y a gusto; la ciudad, en cambio, es asociada a la contami- nación, el ruido, el humo y lo desconocido.

En la ciudad, viste, vivís sobre la calle y te pasan los autos. Y el olor del combus- tible no me gusta tampoco. Porque tenés algún vecino y por ahí querés escuchar música fuerte a la hora de la siesta cuan- do limpiás, por ejemplo, y no le gusta al de al lado. Yo sabía ir a la casa de mis compañeras en Recreo y ahí estaban: ‘el vecino esto ’, ‘el vecino lo otro ’, ‘bajá el volumen (...). Pero en Recreo tenés más cosas para hacer también, como Santa Fe, que tenés de todo y además está todo a mano (González, comunicación perso- nal, agosto de 2016).

Si bien, en el apartado anterior se ha señalado que gran parte de las representacio- nes sobre el futuro de las personas jóvenes ru- rales los aleja de la actividad hortícola, estas expresiones se encuentran en tensión con cierta aprehensión y deseos de permanecer en el campo.

No, no viviría en Santa Fe. Yo cuando el colectivo va llegando a Santa Fe me doy cuenta porque me empieza a doler la cabeza. No sé cómo es pero desde que entro hasta que me voy me duele la cabe- za. Ya cuando me vuelvo acá no se siente el olor a humo, qué sé yo, a nafta de los vehículos, es re tranquilo, es muy tran- quilo (...). Por ahí me voy capaz que una hora y ya me quiero volver. Quiero estar tranquila porque yo acá estoy tranquila,

nadie me molesta, ni incluso se escu- chan… Y acá no escucho nada, solamen- te los animales, es muy raro que pase un vehículo acá, no es muy transitado (Gómez, comunicación personal, agosto

de 2016).

CONSIDERACIONES E INDAGACIONES FINALES A lo largo de este trabajo se han plan-

teado las interrogantes acerca de las prácticas y representaciones de la población joven rural perteneciente a familias de pequeños producto- res hortícolas del cinturón verde de la ciudad de Santa Fe. En función de lo estudiado acerca de las dimensiones abordadas en este artículo —el trabajo y las movilidades espaciales en este estudio se recuperan algunas tensiones que a su vez invitan a pensar en una serie de interrogan- tes para futuras investigaciones.

En primer lugar, se señala una tensión entre los modos en que las personas jóvenes representan el trabajo hortícola —que aparece exclusivamente ligado a la tierra, marcado por el cansancio, la imprevisibilidad y la desolación en las quintas y el hecho de que las mujeres jóvenes suelen realizar tareas relacionadas con otros momentos del proceso como es la venta en la feria, los cursos, talleres de formación y agregado de valor desarrollados por las organi- zaciones de productores y productoras.

Una segunda tensión se relaciona con las expresiones de la población acerca de sus expectativas laborales a mediano o largo plazo, en las que no imaginan un futuro fuertemente vinculado a la actividad hortícola: afirmaciones que remiten a la dureza de la vida y el trabajo inherentes a la actividad para expresar una toma de posición y erigirse como protagonistas de la elección de un camino diferente al de sus familias. Se contradicen con relatos de expul- sión, que relacionan las condiciones en las que se encuentra la horticultura y la situación des- favorable de sus familias con sus proyecciones de vida lejos de las quintas.

Por otro lado, se ha señalado que las ju- ventudes estudiadas no cambian su lugar de residencia, no abandonan el hogar familiar ni migran definitivamente a los centros urbanos