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Lucía Marioni y Emilia Schmuck
Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 163: 117-130 / 2019 (I). (ISSN: 0482-5276)
históricas para los productores (Bouzo et ál. , 2005). La referente de una de las organizacio- nes de productores y productoras, sin embargo, lo atribuye principalmente a la creciente urba- nización y valoración de la tierra.
La situación de la producción hortíco- la es muy sensible, sobre todo si se le suma la especulación inmobiliaria (...) y los loteos para viviendas. La ciudad de Santa Fe va creciendo hacia el norte y las ciudades y comunas aledañas también van avanzando sobre los periurbanos, comiéndose los cordones verdes donde se producía el alimento. Y todo obviamente sucede sin una planificación urbana que tenga en cuenta las voces y los intereses de todos (Lipozky, comunicación perso- nal, agosto de 2016).
Las condiciones de vida y trabajo en las quintas no son homogéneas, sino que existen diferencias entre dos grupos distintos de pro- ductores del cordón. En primer lugar, se puede identificar al grupo de los pequeños producto- res, que son en su mayoría descendientes de bo- livianos que han llegado al país en las décadas de 1960 y 1970.
Nosotros trabajamos con dos agrupa- mientos de productores que son muy distintos. Los productores con los que yo tengo contacto son los más pequeños que están organizados en el consorcio La Verdecita: están muy poco capitali- zados y generalmente no son dueños de la tierra, que es el principal escollo por la inestabilidad que genera a la hora de planificar la producción. En cambio, los otros productores, que se identifican más con la Sociedad de Quinteros, son propietarios, están más capitalizados y trabajan mayor cantidad de hectáreas. Este grupo generalmente se compone de descendientes de inmigrantes ita- lianos, así como más del 90% de los productores nucleados en La Verdecita son bolivianos o descendientes de boli- vianos. Esto no es siempre así, ya que también hay productores bolivianos que
han logrado capitalizarse mucho, pero es casi una generalidad ( …) Varios pro- ductores bolivianos también participan de otras organizaciones e incluso tam- bién van a la Sociedad de Quinteros, aunque no tomen decisiones (Páez, tra- bajadora del inta , comunicación perso- nal, noviembre de 2016).
Una de las jóvenes de las familias pro- ductoras entrevistadas es categórica al referirse a esta diferenciación entre los dos grupos de productores.
Ellos son los más grandes, en la mayoría son gringos, nosotros no tenemos rela- ción con ellos. Porque La Verdecita es de los pequeños productores, de los que no pueden vivir solo de ir al mercado . Ahí tenés que pagar derecho de piso. No sé si fueron, pero ahí te dan un pedacito así más o menos, como el grandor de la mesa. Y vos tenés que estar ahí, arre- glártelas ahí. Y si no tenés movilidad no podés llegar (Gómez, comunicación per- sonal, agosto de 2016).
Según la información más actualizada sobre la situación en el cordón hortícola, el 50% de los productores trabaja entre una y cinco hectáreas. En relación a la propiedad de la tierra, cabe destacar que del total de pro- ductores, solo el 31% es dueño del total de la tierra que produce, mientras un 8% posee una parte de las tierras y a la vez arrienda hectáreas adicionales. El 61% restante de las familias produce bajo la forma de arrendamiento o al- quiler o lo hace bajo préstamo, comodato, en tierra fiscal o en sucesión ( inta , 2013). Entre los principales problemas que sufren los pequeños productores, nuestros informantes coinciden en
6 La entrevistada se refiere al legendario Mercado de Productores y Abastecedores de Frutas, Verduras y Hortalizas de Santa Fe, que fue fundado en 1980 por la Federación Nacional de Operadores de Mercados Frutihortícolas y actualmente posee 30 hectáreas. Pertenece al Grupo Mercado de Productores, integrado por dos sociedades anóni- mas: Servicios Personales y Mersfin.