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Celia Duek

Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 163: 179-188 / 2019 (I). (ISSN: 0482-5276)

del sistema educativo, formación de funciona- rios, laicisimo, divorcio, etc.).

Esta última cuestión es la que justifica la oposición que establece Aron entre Durkhe- im y Weber. El pensador francés, para decirlo de modo sencillo, es más optimista que Weber respecto del papel que corresponde a la ciencia. Se podría decir que se acerca más a la idea de la “omnipotencia de la ciencia.

Según Durkheim, hay quienes piensan que la ciencia conoce hechos, los observa, los explica, pero no los juzga, pues para esta no existiría el bien y el mal, no habría hechos cen- surables, nada puede enseñar acerca de lo que se debe querer. Él se distancia de esa postura pues entiende que …prácticamente se despoja a la ciencia de toda eficacia práctica, y por lo tanto no se le reconoce mayor razón de ser; pues ¿para qué nos esforzamos por alcanzar el conocimiento de lo real, si no puede servirnos en la vida? (1984, p. 69).

Desde su perspectiva, los “valores mo- rales sí se pueden determinar por la ciencia ”: esta enseña cuáles son las ideas morales más adecuadas a las nuevas condiciones industria- les. A diferencia de Weber, Durkheim buscó construir una sociología con una función práctico-política: proporcionar los preceptos “morales para el afianzamiento de la unidad nacional, en la iii República Francesa.

Si la ciencia no pudiera distinguir lo nor- mal de lo patológico, la salud de la enfermedad, lo deseable de lo malo, perdería toda eficacia. Por el contrario, debe encontrar un criterio objetivo para tal distinción, de modo que pueda orientar el sentido de la práctica. Según la mirada durkheimiana, muy distinta en este punto a la weberiana, los problemas constitu- yen “patologías que admiten “remedios admi- nistrados por el “médico social (el estadista, aconsejado por el científico social). El “médico social reconoce la naturaleza moral de los pro- blemas modernos y sabe qué reformas pueden aliviarlos. El estadista previene enfermedades mediante la higiene social, y si existen, procura curarlas (Durkheim, 1984).

Para el padre de la escuela francesa de Sociología, el conocimiento sociológico era un instrumento que puede ayudar a resolver

problemas políticos y sociales, aunque sus so- luciones a esos problemas no coinciden con las que formulan los partidos. Por eso se afirma que es más optimista que Weber respecto de las posibilidades/límites de la ciencia en relación a las orientaciones morales, políticas o de orga- nización social.

Es necesario retomar la importancia que tiene para Durkheim el orden moral. De hecho, su gran y constante preocupación es el “debili- tamiento de la moralidad común y de la con- ciencia colectiva en el mundo moderno (de ahí la introducción del concepto de anomia). Desde su perspectiva, en la actualidad se corre el ries- go de que los individuos padezcan una pérdida patológica de los vínculos morales. Sin ellos, los individuos se dejan llevar por sus pasiones, por la búsqueda del placer (Durkheim, 2004). Resu- miendo, Durkheim es ante todo un “moralista ”. Como dice Lukes (1984), la Sociología constitu- ye el medio único de reconstruir la moral.

Por último, antes de pasar a analizar la perspectiva marxista, cabe señalar que esta valoración de la índole práctica de la ciencia social, no impide que Durkheim sea un cientifi- cista, alguien que enfatiza el carácter científico de la Sociología y el deber de alcanzar conoci- mientos objetivos. En efecto, Durkheim intenta darle a la Sociología el status de una ciencia natural. La imagina como un saber objetivo, positivo; una ciencia en sentido estricto, que establece regularidades similares a las leyes de la naturaleza . De ahí, su insistencia en seña- lar la diferencia esencial entre conocimiento científico y conocimiento vulgar; o en otras palabras, la ruptura entre la ciencia social y las prenociones, prejuicios tradicionales, opiniones

arraigadas.

La “pretensión científica es un rasgo común a los tres clásicos de la Sociología, y es tal vez lo que los diferencia de los “filósofos sociales ”, de los “precursores de la sociología ” o “padres fundadores ”, que se valían en general de un fuerte componente normativo.

2 La tradición sociológica de raíz positivista, tanto en Francia como en Inglaterra, …pretendía cons- truir el conocimiento de lo social en base a un modelo objetivista, inspirado en las ciencias de la naturaleza (Portantiero y De Ípola, 1987, p. 33).