PRESENTACIÓN

Chile: Cincuenta años después... nuevamente las grandes alamedas

Chile: Fifty years later ...

the great avenues again

PALABRAS CLAVE: CHILE * SOCIALISMO * JUSTICIA SOCIAL * LIBERTAD * SOCIEDAD

KEYWORDS: CHILE * SOCIALISM * SOCIAL JUSTICE * LIBERTY * SOCIETY

Daniel Camacho Monge

Director

La opción entre la justicia y la libertad fue el gran dilema del siglo veinte. Se manifestó en confrontaciones dentro de cada estado-nación y en el enfrentamiento entre países socialistas que enarbolaron la bandera de la justicia y los capitalistas que enarbolaron la de la libertad.

Hay que admitir que los cambios necesarios en pro de la justicia social provocan irremediablemente restricciones a la libertad por el simple hecho de que, para lograr justicia, es necesario disputar riqueza y poder a quienes los detentan y disfrutan, pues la libertad irrestricta, sobre todo en los procesos económicos, produce excesos de acumulación en manos de unos y explotación de grandes sectores mayoritarios. En consecuencia, un paso adelante en la justicia social significa un paso atrás en el proceso de acumulación y eso desata la respuesta de sus beneficiarios tanto más violenta cuanto más se avanza en el logro de la justicia

Se dice con facilidad, pero en la realidad histórica esa confrontación produjo en el siglo xx enormes tragedias. Cuando triunfaba el proyecto de la justicia, las fuerzas que algo o mucho tenían que perder acudían a guerras devastadoras. Recuérdese la que llevaron contra la naciente revolución rusa casi todas las potencias europeas aliadas. El saldo fue pavoroso para ambas partes. En América Latina, los proyectos socialistas fueron ahogados en sangre y derrotados, con la excepción de Cuba. El costo fue altísimo en vidas humanas y en comunidades, etnias y familias destruidas.

Las libertades liberales, heredadas de la revolución francesa, son una conquista de la civilización occidental. Fueron requisito indispensable de la primera etapa del capitalismo, que las necesitaba para, sin trabas, contratar mano de obra supuestamente libre y ejercer el comercio sin sujeción a controles feudales o monárquicos. Pero, además, son un valor en sí mismas y una gran conquista del humanismo occidental: por más socialista que sea el proyecto de una persona, un colectivo o un país, es preferible tener libertades de expresión, de movimiento, de opción política, de tránsito, que no tenerlas.

Ese era el núcleo del debate político en el siglo veinte que oponía, en sus extremos, la libertad irrestricta con sus consecuencias de explotación, opresión y subordinación, contra el proyecto de la sociedad con plena justicia social, para lo cual, en vista de la respuesta violenta del adversario, requería de una limitación importante de las libertades.

Esa contradicción fue el marco que reveló el carácter profético de Salvador Allende, presidente socialista de Chile, entre 1972 y 1974 quien, a la cabeza de la Unidad Popular, una coalición del centro, el centro izquierda y la izquierda, llevó a la práctica un proyecto cuyo objetivo central más definitorio era lograr la mayor justicia social con la mayor libertad.

Su consigna Socialismo en Libertad, lo llevó al triunfo electoral en 1972 (acontecimiento que conmemoramos con este número de la Revista de Ciencias Sociales) gracias al cual presidió un gobierno de profundas reformas socialistas sin conculcar libertad alguna; su conducta fue consecuente con su condición de visionario moralmente íntegro, apuesta titánica ante la brutalidad de adversarios dispuestos a todo para no ceder un ápice de sus privilegios, incluyendo el atropello de la libertad que dicen defender.

Así fue como los Estados Unidos, junto con fuerzas chilenas tales como algunos partidos políticos tradicionales y con las fuerzas armadas (todo hoy debidamente documentado) se olvidan de su decantada defensa de las libertades, realizan un golpe de estado y asesinan a Salvador Allende en la Casa de la Moneda, sede de la presidencia, que el presidente defendió rifle en mano.

De seguido montan la dictadura más cruenta, homicida, cruel, antidemocrática y prolongada de la historia de Chile en beneficio de las clases poderosas internas y las trasnacionales de la esfera capitalista, tanto estadounidenses como de otros países centrales. Eso explica el estadillo social chileno de 2019 y 2020 a propósito de un tema menor (aumento de alguna tarifa) que expresó el profundo malestar por el régimen heredado de la dictadura que no quisieron o no pudieron desmantelar los partidos de vocación democrática que accedieron al poder posteriormente.

Es significativo que ese estadillo social sea lidereado por chicas y chicos que no habían nacido cuando el dictador Pinochet tuvo que dejar el cargo y sienten sobre sus jóvenes vidas las trabas de un régimen que nunca fue realmente desmantelado. Es también significativo que su antecedente más inmediato sea la ausencia de educación costeada significativamente por el Estado y que provocó grandes manifestaciones de protesta de estudiantes un quinquenio antes. Ambas cosas sugieren que la población, producto del régimen instaurado por la dictadura, sufra hondamente la frustración provocada por un régimen social que los minimiza, los aliena, los ubica en posiciones indignas dentro de las cadenas de producción del proyecto global que es, a la vez, trasnacionalizador y desnacionalizador.

En octubre de 2020 se cumplen cincuenta años del triunfo electoral de la Unidad Popular que permitió en Chile ese proyecto inédito, encabezado por un Salvador Allende tan visionario que desde hace medio siglo anunció, en célebre discurso, que las grandes alamedas de Santiago de Chile se volverían a llenar de pueblo democrático, altruista, preocupado, como él, por la justicia social en ese país al cual brindó su vida y su muerte.

En la Revista de Ciencias Sociales decidimos no dejar pasar desapercibido ese cincuentenario. Para ese propósito contamos con la invaluable colaboración del integrante de nuestro Comité Editorial Internacional, el chileno-español Marcos Roitman Rosenmann quien, al momento del golpe contra Allende, era un joven estudiante universitario comprometido con su militancia en la Unidad Popular hasta tal punto que se vio obligado a salir de Chile para evitar la persecución que contra personas como él desató la dictadura. Hoy es un acreditado profesor de la Universidad Complutense de Madrid, autor de una vasta bibliografía en el campo de la sociología política en la cual uno de sus más importantes temas es América Latina incluyendo su Chile natal.

El profesor Roitmann explica en la introducción al tema central de esta entrega de la Revista de Ciencias Sociales, la lógica y el contenido de los artículos que él mismo solicitó a un grupo de distinguidas personas que mucho tienen que decir sobre el tema. Su propósito fue establecer las conexiones entre los dramáticos acontecimientos de medio siglo atrás con la rebelión social de 2019 y 2020, protagonizada por la juventud chilena en las principales ciudades del país. Logró un resultado verdaderamente interesante que ponemos a disposición de nuestros lectores. Incluye un poco difundido discurso del presidente Allende ante el senado en la coyuntura de construcción de la Unidad Popular; además, en un artículo de su autoría, comenta Roitman otro poco conocido documento de Allende dirigido a su logia masónica, en el cual el presidente mártir explica que es compatible, como es su caso, ser masón y por ende, creyente en un gran arquitecto del universo y, a la vez, ser marxista en el análisis de los procesos sociales y en la construcción de proyectos socio políticos para lograr la justicia social.

Interesan mucho los artículos incluidos en el tema central, como el análisis crítico de Azócar sobre el manejo del gobierno de la crisis sanitaria provocada por el nuevo coronavirus y sus sesgos clasistas y antipopulares y su relación con la crisis político-social entre la ciudadanía y las instituciones estatales, producto del modelo impuesto por la dictadura de Pinochet. La pandemia y el manejo que el gobierno hizo de ella resaltó las desigualdades, con el resultado de que los más vulnerables socialmente son los más desprotegidos. Las protestas iniciadas en octubre de 2019 tienen como detonante esa desigualdad y ese constante y repetido sesgo de las políticas públicas y dieron paso al “Plebiscito Nacional 2020”. En este hecho histórico, la ciudadanía decidió iniciar un proceso constituyente, en el cual se incluyan diversos temas como lo son la educación, la salud y la seguridad social e incluir nuevas áreas como vivienda, medioambiente, no discriminación, distribución del poder, derecho a la sindicalización y a la organización laboral. Muestra Azócar de esa manera que ambos procesos, la política del gobierno ante la pandemia y la rebelión social, son parte de un mismo proceso y recuerda como el presidente Allende está presente en 2019, 2020 y 2021, al lado del pueblo rebelde.

En su artículo, Espinoza detalla la medida 40 del Programa de la Unidad Popular, en la cual se incluye la cultura como elemento protagonista para el pueblo. La nueva cultura propuesta por Allende buscaba su democratización, promovía llegar a todas las provincias y beneficiar a los más desposeídos. Entre las expresiones culturales impulsadas durante este gobierno, se encontraban las artes escénicas, la música con énfasis en la folclórica y en la nueva canción chilena, la música con contenido político, la literatura, las artes plásticas, la industria editorial y otra manifestaciones artísticas y culturales, todo lo cual se conjuntaba en el Tren Popular de la Cultura que buscaba la inclusión del pueblo en la actividad artística y cultural, más allá de los centros urbanos.

Tricot analiza la inclusión del pueblo mapuche en el programa de gobierno y cómo, a través de la Reforma Agraria, se planteaba devolver y ampliar sus tierras, las cuales fueron usurpadas en años anteriores. Una de las acciones primordiales, en este sentido, fue la creación de la “Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas”, así como el compromiso de crear una nueva Ley Indígena con la participación de las organizaciones indígenas. A pesar de los grandes esfuerzos por incluir al pueblo mapuche en su programa de gobierno y realizar un hito histórico al eliminar los latifundios, no se logró hacer una transformación estructural que permitiera el reconocimiento del pueblo mapuche como un pueblo distinto y autónomo.

Roitman relata la historia de la llegada de Allende a la presidencia con la Unidad Popular hasta el golpe de Estado llevado a cabo el 11 de septiembre de 1973. En ese texto se narran los obstáculos de su postulación como candidato, los ataques personales durante su gobierno, las conspiraciones y el papel de la masonería en su vida. Asimismo, se resalta su ideario político, su convicción, su pensamiento y su aporte social a 50 años del triunfo de la Unidad Popular.

En la sección de testimonios, Espinoza y Roitman hacen una valiosa y enriquecedora recopilación de relatos y recuerdos de personas que participaron en el programa de gobierno de Salvador Allende o compartieron su ideal político, época que significó un cambio en sus vidas y en la del país. Se detallan los testimonios de Laura Viuda de Soria (médica en la Unidad Popular y activista), quien, formó parte de la resistencia con un grupo de médicos. Se incluyen también los testimonios de Sergio Macías (poeta, narrador y ensayista), integrante del Comité de la Unidad Popular; de Ximena Ortúzar (periodista), voluntaria de la Unidad Popular; de Jaime Lorca Tobar (director del Centro de Formación Memoria y Futuro), quien relata sus vivencias el día de la victoria y el día del golpe de Estado; de Carlos Humberto Caszely (jugador de fútbol y seleccionado nacional en 1971), quien acompañó algunas veces al presidente Allende; de Vicent Garcés (ingeniero agrónomo) colaborador del gobierno del presidente Allende, exdiputado del Parlamento Europeo; de Eulogio Dávalos (guitarrista) quien participó en el sello dicap (Discoteca del Cantar Popular) y en el Tren Popular de la Cultura en 1971.

En resumen, gracias a Marcos Roitman Rosemann podemos ofrecer a nuestros lectores una reconstrucción existencial, testimonial, humana, nostálgica pero llena de esperanzas de ese proceso por la democracia y la justicia social en Chile que abierta o subterráneamente se ha mantenido vivo por mucho más de cincuenta años.

En la sección de artículos, Gamboa evidencia la problemática de la discriminación y el acoso sexual, mediante los relatos de estudiantes universitarios que tuvieron problemas y maltrato en su época escolar, debido a su orientación sexual, comportamiento o vestimenta. Se encontraron sentimientos de frustración, confusión, enojo, tristeza, crisis existenciales, soledad, temor, entre otros, debido al trato recibido por sus pares, familiares y el profesorado. Se presenta un disciplinamiento constante para imponer conductas en las mujeres y en los hombres, por ejemplo, forma de hablar, tono de voz, palabras usadas, juegos permitidos y vestimenta. Debido a lo anterior desarrollaron mecanismos de defensa para sobrevivir: ser mejor estudiante, devolver los golpes y agresiones o cuestionarse su forma de vida.

Fernández estudia el hostigamiento sexual y los aportes de las universidades públicas en torno a esta temática, a partir de una investigación realizada por el Instituto de Estudios de la Mujer de la Universidad Nacional de Costa Rica. Revisó 23 tesis de licenciatura y maestría de diferentes disciplinas, tales como, Derecho, Psicología, Trabajo Social, Enfermería y Educación, realizadas a partir de la década de los 90. La visualización de estos trabajos permite sensibilizar y crear conciencia en las personas trabajadoras y en el estudiantado sobre la presencia de este problema dentro de diversas instituciones públicas y privadas. Se relata brevemente el objetivo y el área de estudio de cada tesis o proyecto, así como su relevancia para la toma de conciencia sobre el tema. Asimismo, se proponen acciones para desestimular y sancionar el hostigamiento sexual.

En esta misma línea, Chaves presenta los resultados de una iniciativa del Centro de Investigación en Estudios de la Mujer (ciem) para problematizar el sexismo dentro de la Universidad de Costa Rica (ucr). A partir de entrevistas a mujeres estudiantes, administrativas y docentes, se evidenciaron conductas sexistas, de hostigamiento sexual y discriminatorias que se reproducen dentro del ámbito universitario. Todas las participantes comentaron al menos una situación de sexismo vivida dentro de este espacio, por ejemplo, en la segregación dentro de cada carrera, la desvalorización de sus comentarios y aportes, la descalificación de los temas de desigualdad de género y feminismo, los estereotipos de género en las clases y en las situaciones de hostigamiento sexual por medio de fotos o comentarios inadecuados. La Universidad debe asumir un rol activo ante este tipo de conductas y combatir de forma comprometida todo tipo de discriminación y acoso dentro de la institución.

Sibaja caracteriza el perfil de los estudiantes activos en la Escuela de Sociología de la Universidad de Costa Rica a partir de las variables demográficas, socioeconómicas, académicas, la aspiración profesional y el proyecto de vida. Se pretende con este estudio brindar datos para las decisiones académicas y administrativas de la Escuela en los procesos de formación y orientación. Se evidenció una población estudiantil joven, costarricense, con prevalencia del género femenino, que vive con sus padres o familiares, principalmente, en el Gran Área Metropolitana y proviene de la educación pública. Para una gran parte del estudiantado, no fue su primera opción de estudio, sin embargo, desean terminar la carrera. Se visualiza la dificultad de llevar bloques completos debido a los compromisos laborales o los relacionados a estudios en otra carrera universitaria. Un aspecto importante son los cursos introductorios para atraer a quiénes tienen dudas sobre la carrera o brindarles la información necesaria para decidir cambiar a otra opción.

Desde Ecuador, se cuenta con la colaboración de Sinchi y Novillo, quienes detallan las dinámicas laborales y económicas que la población indígena desarrolló en Cuenca, principalmente, el aporte de las mujeres indígenas a finales del siglo xviii e inicios del xix. Se presentan altos grados de informalidad en este sector de la población, ya que debían trabajar en espacios físicos como la plaza y las calles. Lo anterior trajo consigo conflictos con los pulperos, ya que ellos debían arrendar un espacio y reclamaban una competencia desleal. Las mujeres indígenas justifican su proceder por la necesidad de contar con otros ingresos para mantener a sus familias y a sus hogares, lo cual evidencia una situación compleja y tensa por la subsistencia.

Para finalizar este número, Cardona y Sevilla hacen un recorrido histórico ante la amenaza del cólera en Danlí, Honduras, proveniente de Nicaragua, en el año de 1867. El objetivo es analizar las acciones tomadas por la Corporación Municipal de la ciudad ante esta situación y el pánico social de los pobladores. Se analiza la movilización de dispositivos de seguridad y las medidas de control social ejercidas sobre la población: reducción de las libertades civiles, aumento de vigilancia y creación de nuevas unidades burocráticas de apoyo a la emergencia. Se detallan 4 fenómenos relevantes en este estudio: la xenofobia, la interrupción de actividades públicas, las medidas sanitarias tomadas y las acciones de la sociedad civil.

Ciudad Universitaria Rodrigo Facio

Diciembre, 2020

INTRODUCCIÓN

A cincuenta años del triunfo de la Unidad Popular, rechazo aplastante de la Constitución de la dictadura

Fifty years after the triumph of Popular Unity, overwhelming rejection of the Constitution of the dictatorship

Marcos Roitman Rosenmann

Comité Consultivo Internacional

Revista de Ciencias Sociales

Pocos son los acontecimientos políticos cuyo impacto perduren en la historia. En América Latina, el triunfo de la Unidad Popular en Chile, el 4 de septiembre de 1970, es uno de ellos. Un candidato marxista, Salvador Allende Gossens ganaba las elecciones presidenciales. Los ojos del mundo se volvieron al sur más austral. Allí comenzó una odisea, demostrar que la transición hacia el socialismo era posible respetando la legalidad vigente y sin recurrir a la violencia de las armas. Al triunfo en las urnas, se unió el liderazgo de un dirigente fogueado en la lucha parlamentaria. Fundador del partido socialista, dirigente estudiantil, ministro de Estado en 1938, diputado, senador, presidente del Senado, médico forense y cuatro veces candidato a presidente. Gran orador, firme en sus convicciones, odiado por la derecha y querido por el pueblo. Allende, era el único candidato y uno de los pocos chilenos, que había recorrido el país de norte a sur. Conocía cada rincón, pueblo y ciudad. Recorría sus calles, hablaba con sus habitantes, preguntaba y dedicaba tiempo a tratar los problemas de sus gentes. Quienes lo conocieron hablan de su sentido del humor, la pasión por el ajedrez, su capacidad negociadora y el humanismo desbordante que le acompaño siempre. Él se reconocía masón y marxista. Hoy, se le recuerda en todo el mundo. Avenidas, calles, bibliotecas, escuelas, centros culturales, monumentos, llevan su nombre. Su muerte en el Palacio de la Moneda, agrandó su figura. Cumplió su promesa, solo acribillándolo a balazos podrían impedir el mandato que el pueblo le había entregado.

Han pasado 50 años del triunfo y 47 del bombardeo a La Moneda, y el debate sobre el proyecto de la Unidad Popular sigue vivo, generando múltiples interpretaciones. Viejas preguntas, se reorientan y buscan respuestas. Nuevas generaciones interrogan para comprender e interpretar que fue la vía chilena al socialismo. ¿Era viable? ¿Las fuerzas armadas mantendrían su neutralidad? ¿La Unidad Popular podría sobrevivir en medio de la Guerra Fría? ¿Cuál sería el rol de los sectores medios? ¿Los partidos de la oposición serian leales a la Constitución o conspirarían para derrocar el gobierno? ¿Era inevitable el golpe de Estado? Estas preguntas han sido recurrentes. El gobierno de la Unidad Popular fue observado, diseccionado y visto como una experiencia única. No dejó a nadie indiferente.

Algunas de las respuestas, las podemos rastrear en las políticas que definieron la actuación del gobierno durante sus tres años de vida (1970-1973). Se nacionalizaron las riquezas básicas, se profundizó la reforma agraria, se potenció la participación de la juventud, se impulsó la cultura, la mujer logró un protagonismo sin parangón en la historia de Chile, el pueblo Mapuche veía reconocidas sus demandas territoriales y una nueva Constitución se avizoraba en el horizonte. Asimismo, los trabajadores ampliaron sus derechos sociales y económicos. El acceso a la vivienda, la salud, la educación, el deporte, el ocio y la cultura fueron parte de la acción de gobierno. La ilusión y la esperanza de obtener la emancipación económica y la soberanía nacional estaban presentes en todas las decisiones del gobierno.

El triunfo de la Unidad Popular avivó el odio de la oligarquía. Habían sido años de guerra psicológica, de generar una política de rechazo a las reformas sociales, al socialismo. El anticomunismo y el miedo como arma política, estaba presente en las acciones de la derecha. No hubo tregua. Su respuesta fue destruir el proyecto, incluso antes de hacerse efectivo el traspaso de poderes. El proyecto tomo el nombre de gambito del rey. Elegir en la sesión del Congreso pleno, al candidato que obtuvo la segunda mayoría relativa, Jorge Alessandri, provocar su renuncia y convocar nuevas elecciones para garantizar el triunfo de una derecha unida en torno a Eduardo Frei Montalva. La operación fracasa, el secuestro del general en jefe de las fuerzas armadas René Schneider, acaba en asesinato. El siguiente paso fue desestabilizar hasta el golpe de Estado. Fueron mil días donde la plutocracia se coaligó con el imperialismo. Sedición, desabastecimiento, mercado negro, bloqueo. La derecha emprendió el camino de la traición. Una batalla que dejó al descubierto el talante antidemocrático de las clases dominantes y su desprecio por la vida. Detenidos desaparecidos, torturados, exiliados, y dolor. La sociedad chilena se rompió para siempre. El odio, la mentira se han impuesto y marcan el devenir de Chile desde el 11 de septiembre de 1973.

2020, un año plagado de desazón, en medio de una pandemia mundial, deja al descubierto el significado del capitalismo como proyecto depredador y deshumanizante. Un mundo donde la explotación, las desigualdades, la crisis sanitaria, el calentamiento global, puede derivar en el colapso del planeta. Pero al mismo tiempo, ironías del destino, se cumple medio siglo del triunfo de la Unidad Popular. Un proyecto alternativo. El capitalismo neoliberal, refrendado por la muerte y el socialista, cimentado en la vida, la justicia social y la dignidad.

Chile, ha sido, tras el golpe de Estado, el laboratorio del proyecto neoliberal. Pero hoy se tambalea, una rebelión popular toma las calles del país y muestra su repulsa. La constitución del Tirano, las leyes antiterroristas, las reformas neoliberales y la represión al pueblo Mapuche vigentes por gracia de una elite política que asumió su defensa, son cuestionadas. Pobreza, desigualdad, hambre, corrupción, desnacionalizaciones y entrega del país a las transnacionales quedan al descubierto. En este contexto, la rebelión popular, el referéndum ganado para una convención constituyente, están marcadas por la experiencia de la Unidad Popular. Vive en la memoria de las clases populares, de los trabajadores, de quienes sobrevivieron a la dictadura y en las nuevas generaciones que sufren sus consecuencias. En ella, no falta un recuerdo a Salvador Allende, a los asesinados durante la tiranía y también aquellos que han muerto víctima de la represión en estos meses. Son parte de la memoria del pueblo chileno. Sobre ella, levanta sus demandas de justicia social. Sus propuestas de igualdad social, la democracia y la dignidad, entroncan con el gobierno de la Unidad Popular. Se reivindica una ciudadanía plena, los derechos arrebatados, se lucha contra la discriminación sexual, el patriarcado, en defensa de la humanidad. Todo está interconectado. Pasado, presente y futuro.

La historia está en disputa. La experiencia de la Unidad Popular quedó grabada y no puede ser eliminada del imaginario colectivo de la sociedad chilena, ni de las luchas democráticas de América latina. Por ello es necesario retomar el debate. Las nuevas generaciones de políticos buscan construir una ciudadana plena, deben conocer la experiencia chilena. Igualmente, los científico-sociales deben sacar conclusiones, y sobre todo comprender como fue posible su triunfo y se orquestó su caída. Con ese compromiso, la Revista de Ciencias Sociales propone en sus páginas centrales debatir la vía chilena al socialismo a cincuenta años de su triunfo.

La portada de este número especial responde a una fotocomposición realizada por Manuel Marchant Rubilar, arquitecto y pintor. Vivió la dictadura y la represión en su familia. Su compromiso siempre ha estado presente en su obra. La obra está realizada exprofeso para la Revista. En ella, un Allende señorial, de traje y corbata, al cual estamos acostumbrados cede el paso a un Allende con peculiar vestimenta, en postura de observador activo, en movimiento, dirigiendo la mirada hacia quienes lo miran. A los ojos de una generación o dos, podría ser un acto de osadía retratarlo de esta guisa. Incluso considerarla irreverente. Chaqueta multicolor, con flores rojas, entreabierta, se descubre una camiseta con el emblema Mapuche, por último, sus manos se juntan para dar forma a un corazón, en señal de amor. Un Allende integrado a las luchas actuales, formando parte de ellas y con actitud de rebeldía, dando su visto bueno. Es una propuesta de unir generaciones, historia y memoria viva. El dibujo ha sido pintado en las calles de Santiago y hoy es un ícono de la rebelión popular.

Los artículos y testimonios que ustedes tienen en sus manos están pensados para permitir una visión de ida y vuelta. Abiertos para el debate, buscan dar al lector una visión global de los problemas y aspectos menos conocidos de Salvador Allende y la Unidad Popular. Esperemos que su lectura ayude a despejar interrogantes, genere nuevas preguntas y promueva un debate que nos motive a saber más sobre un proyecto que ha sido y es parte de la memoria viva de Nuestra América.

Por último, debo agradecer al Director de la Revista de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica, Dr. Daniel Camacho Monge y a su Editora María Fernanda Arguedas Abarca, la invitación para coordinar el tema central: Chile a cincuenta años del triunfo de la Unidad Popular. Su confianza, y generosidad no han tenido límites. Agradezco sus comentarios, correcciones y lecturas detalladas de los artículos. Solo concluir como es preceptivo: la selección de los autores son responsabilidad personal.