INTRODUCCIÓN
A CINCUENTA AÑOS DEL TRIUNFO DE LA UNIDAD POPULAR, RECHAZO APLASTANTE DE LA CONSTITUCIÓN DE LA DICTADURA
FIFTYYEARSAFTERTHE TRIUMPH OFPOPULARUNITY, OVERWHELMING
REJECTIONOFTHECONSTITUTIONOF THE DICTATORSHIP
Marcos Roitman Rosenmann Comité Consultivo Internacional Revista de Ciencias Sociales
Pocos son los acontecimientos políticos cuyo impacto perduren en la historia. En América Latina, el triunfo de la Unidad Popular en Chile, el 4 de septiembre de 1970, es uno de ellos. Un candidato mar- xista, Salvador Allende Gossens ganaba las elecciones presidenciales. Los ojos del mundo se volvieron al sur más austral. Allí comenzó una odisea, demostrar que la transición hacia el socialismo era posible res- petando la legalidad vigente y sin recurrir a la violencia de las armas. Al triunfo en las urnas, se unió el liderazgo de un dirigente fogueado en la lucha parlamentaria. Fundador del partido socialista, dirigente estudiantil, ministro de Estado en 1938, diputado, senador, presidente del Senado, médico forense y cuatro veces candidato a presidente. Gran orador, firme en sus convicciones, odiado por la derecha y querido por el pueblo. Allende, era el único candidato y uno de los pocos chilenos, que había recorrido el país de norte a sur. Conocía cada rincón, pueblo y ciu- dad. Recorría sus calles, hablaba con sus habitantes, preguntaba y dedi- caba tiempo a tratar los problemas de sus gentes. Quienes lo conocieron hablan de su sentido del humor, la pasión por el ajedrez, su capacidad negociadora y el humanismo desbordante que le acompaño siempre. Él se reconocía masón y marxista. Hoy, se le recuerda en todo el mundo. Avenidas, calles, bibliotecas, escuelas, centros culturales, monumentos, llevan su nombre. Su muerte en el Palacio de la Moneda, agrandó su figura. Cumplió su promesa, solo acribillándolo a balazos podrían impe- dir el mandato que el pueblo le había entregado.
Han pasado 50 años del triunfo y 47 del bombardeo a La Moneda, y el debate sobre el proyecto de la Unidad Popular sigue vivo, generando múltiples interpretaciones. Viejas preguntas, se reorientan y buscan respuestas. Nuevas generaciones interrogan para comprender e inter- pretar que fue la vía chilena al socialismo. ¿Era viable? ¿Las fuerzas armadas mantendrían su neutralidad? ¿La Unidad Popular podría sobrevivir en medio de la Guerra Fría? ¿Cuál sería el rol de los sectores medios? ¿Los partidos de la oposición serian leales a la Constitución o conspirarían para derrocar el gobierno? ¿Era inevitable el golpe de Estado? Estas preguntas han sido recurrentes. El gobierno de la Unidad
Popular fue observado, diseccionado y visto como una experiencia única. No dejó a nadie indiferente.
Algunas de las respuestas, las podemos rastrear en las políticas que definieron la actuación del gobierno durante sus tres años de vida (1970- 1973). Se nacionalizaron las riquezas básicas, se profundizó la reforma agraria, se potenció la participación de la juventud, se impulsó la cultura, la mujer logró un protagonismo sin parangón en la historia de Chile, el pueblo Mapuche veía reconocidas sus demandas territoriales y una nueva Constitución se avizoraba en el horizonte. Asimismo, los trabajadores amplia- ron sus derechos sociales y económicos. El acceso a la vivienda, la salud, la educación, el deporte, el ocio y la cultura fueron parte de la acción de gobier- no. La ilusión y la esperanza de obtener la emancipación económica y la sobe- ranía nacional estaban presentes en todas las decisiones del gobierno.
El triunfo de la Unidad Popular avivó el odio de la oligarquía. Habían sido años de guerra psicológica, de generar una política de recha- zo a las reformas sociales, al socialismo. El anticomunismo y el miedo como arma política, estaba presente en las acciones de la derecha. No hubo tregua. Su respuesta fue destruir el proyecto, incluso antes de hacerse efectivo el traspaso de poderes. El proyecto tomo el nombre de gambito del rey. Elegir en la sesión del Congreso pleno, al candidato que obtuvo la segunda mayoría relativa, Jorge Alessandri, provocar su renuncia y convocar nuevas elecciones para garantizar el triunfo de una derecha unida en torno a Eduardo Frei Montalva. La operación fracasa, el secuestro del general en jefe de las fuerzas armadas René Schneider, acaba en asesinato. El siguiente paso fue desestabilizar hasta el golpe de Estado. Fueron mil días donde la plutocracia se coaligó con el imperia- lismo. Sedición, desabastecimiento, mercado negro, bloqueo. La derecha emprendió el camino de la traición. Una batalla que dejó al descubierto el talante antidemocrático de las clases dominantes y su desprecio por la vida. Detenidos desaparecidos, torturados, exiliados, y dolor. La sociedad chilena se rompió para siempre. El odio, la mentira se han impuesto y marcan el devenir de Chile desde el 11 de septiembre de 1973.
2020, un año plagado de desazón, en medio de una pandemia mundial, deja al descubierto el significado del capitalismo como proyecto depredador y deshumanizante. Un mundo donde la explotación, las des- igualdades, la crisis sanitaria, el calentamiento global, puede derivar en el colapso del planeta. Pero al mismo tiempo, ironías del destino, se cumple medio siglo del triunfo de la Unidad Popular. Un proyecto alternativo. El capitalismo neoliberal, refrendado por la muerte y el socialista, cimentado en la vida, la justicia social y la dignidad.
Chile, ha sido, tras el golpe de Estado, el laboratorio del proyecto neoliberal. Pero hoy se tambalea, una rebelión popular toma las calles del país y muestra su repulsa. La constitución del Tirano, las leyes antiterro- ristas, las reformas neoliberales y la represión al pueblo Mapuche vigentes por gracia de una elite política que asumió su defensa, son cuestionadas. Pobreza, desigualdad, hambre, corrupción, desnacionalizaciones y entre- ga del país a las transnacionales quedan al descubierto. En este contexto, la rebelión popular, el referéndum ganado para una convención consti- tuyente, están marcadas por la experiencia de la Unidad Popular. Vive
en la memoria de las clases populares, de los trabajadores, de quienes sobrevivieron a la dictadura y en las nuevas generaciones que sufren sus consecuencias. En ella, no falta un recuerdo a Salvador Allende, a los asesinados durante la tiranía y también aquellos que han muerto víctima de la represión en estos meses. Son parte de la memoria del pueblo chileno. Sobre ella, levanta sus demandas de justicia social. Sus propuestas de igualdad social, la democracia y la dignidad, entroncan con el gobierno de la Unidad Popular. Se reivindica una ciudadanía plena, los derechos arrebatados, se lucha contra la discriminación sexual, el patriarcado, en defensa de la humanidad. Todo está interco- nectado. Pasado, presente y futuro.
La historia está en disputa. La experiencia de la Unidad Popular quedó grabada y no puede ser eliminada del imaginario colectivo de la sociedad chilena, ni de las luchas democráticas de América latina. Por ello es necesario retomar el debate. Las nuevas generaciones de políticos bus- can construir una ciudadana plena, deben conocer la experiencia chilena. Igualmente, los científico-sociales deben sacar conclusiones, y sobre todo comprender como fue posible su triunfo y se orquestó su caída. Con ese compromiso, la Revista de Ciencias Sociales propone en sus páginas cen- trales debatir la vía chilena al socialismo a cincuenta años de su triunfo. La portada de este número especial responde a una fotocomposi-
ción realizada por Manuel Marchant Rubilar, arquitecto y pintor. Vivió la dictadura y la represión en su familia. Su compromiso siempre ha estado presente en su obra. La obra está realizada exprofeso para la Revista. En ella, un Allende señorial, de traje y corbata, al cual estamos acostumbrados cede el paso a un Allende con peculiar vestimenta, en postura de observa- dor activo, en movimiento, dirigiendo la mirada hacia quienes lo miran. A los ojos de una generación o dos, podría ser un acto de osadía retratar- lo de esta guisa. Incluso considerarla irreverente. Chaqueta multicolor, con flores rojas, entreabierta, se descubre una camiseta con el emblema Mapuche, por último, sus manos se juntan para dar forma a un corazón, en señal de amor. Un Allende integrado a las luchas actuales, formando parte de ellas y con actitud de rebeldía, dando su visto bueno. Es una pro- puesta de unir generaciones, historia y memoria viva. El dibujo ha sido pintado en las calles de Santiago y hoy es un ícono de la rebelión popular. Los artículos y testimonios que ustedes tienen en sus manos están pensados para permitir una visión de ida y vuelta. Abiertos para el debate, buscan dar al lector una visión global de los problemas y aspectos menos conocidos de Salvador Allende y la Unidad Popular. Esperemos que su lec- tura ayude a despejar interrogantes, genere nuevas preguntas y promueva un debate que nos motive a saber más sobre un proyecto que ha sido y es parte de la memoria viva de Nuestra América.
Por último, debo agradecer al Director de la Revista de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica, Dr. Daniel Camacho Monge y a su Editora María Fernanda Arguedas Abarca, la invitación para coordinar el tema central: Chile a cincuenta años del triunfo de la Unidad Popular. Su confianza, y generosidad no han tenido límites. Agradezco sus comentarios, correcciones y lecturas detalladas de los artículos. Solo concluir como es preceptivo: la selección de los autores son responsabilidad personal.