Rev. Ciencias Sociales 171: / 2021 (I)

ISSN Impreso: 0482-5276 ISSN electrónico: 2215-2601


Sociabilidad, Estado y Deporte en Honduras (1903-1921)

Sociability, State and Sport in Honduras (1903-1921)

Chester Urbina Gaitán*

RESUMEN

Este artículo tiene como objetivo estudiar el origen del deporte en Honduras desde 1903 hasta 1921, fecha en la que el fútbol y el beisbol adquirieron la categoría de representación nacional. El presente estudio examina publicaciones como La Prensa (1908-1916), El Nuevo Tiempo (1911-1919), El Cronista (1917-1919), Revista Los Sucesos (1918-1921), Revista Tegucigalpa (1919) y el Diario Excélsior (1921) con el fin de hacer una reconstrucción histórica del deporte entre los años 1903 y 1921. Se concluye que, durante el período de estudio, el deporte en Honduras fue controlado por la burguesía nacional y las principales colonias foráneas. Asimismo, se encuentra que la debilidad económica y política del Estado hondureño resultó en un exiguo apoyo al desarrollo nacional y social del deporte.

PALABRAS CLAVE: HONDURAS * DEPORTE * ESTADO * PRENSA * MACHISMO * BURGUESIA

ABSTRACT

This article aims to study the origin of sport in Honduras from 1903 to 1921, when soccer and baseball acquired the national representation category. This study examines issues from La Prensa (1908-1916), El Nuevo Tiempo (1911-1919), El Cronista (1917-1919), Revista Los Sucesos (1918-1921), Revista Tegucigalpa (1919) and Diario Excélsior (1921) so as to determine a historical reconstruction of sports in Honduras between 1903 and 1921. From these facts we conclude that, during the time period studied, sport in Honduras was controlled by the national bourgeoisie and the main foreign colonies. Moreover, the Honduran State’s economical and political weakness resulted in meager support for the social and national development of sports in general.

KEYWORDS: HONDURAS * SPORT * STATE * PRESS * SEXISM * BOURGEOISIE

* Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica (ucr), San José, Costa Rica. Escuela de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Estatal a Distancia (uned), San José, Mercedes de Montes de Oca, Costa Rica.

chesterurbina@yahoo.com

Introducción

La frágil vinculación económica del Estado hondureño a la economía mundial —a finales del siglo xix principalmente a través del café— condujo al país a promover su visión del progreso económico por medio de la atracción de capital extranjero. Para esto, implementó un régimen concesionario que fomentaba la explotación de los recursos naturales para fomentar la inversión extranjera en la economía nacional. Esto se evidenció a partir de 1880 e influyó en el siglo xx a nivel económico (Barahona, 2005). El capital extranjero se vinculó primero a la minería y, posteriormente, al banano. La ciudad de La Ceiba se constituyó en el eje urbano de la actividad de la compañía bananera Vaccaro Brothers and Company, lo cual hizo que esta urbe creciera en población, tamaño y servicios, así como una intensa vida comercial, en la cual se destacaron los inmigrantes europeos y árabes (Arancibia, 2001; Amaya, 2000).

Para Ethel García (1997), la fragilidad política interna y la rivalidad entre la United Fruit Company y la Cuyamel Fruit Company fueron los factores que posibilitaron la inherencia del poder privado en asuntos de dominio exclusivo de las instituciones políticas. Desde una perspectiva general, el Estado hondureño fue un prisionero del enclave bananero, debido a que las compañías bananeras más fuertes en Honduras, la Cuyamel Fruit y la United Fruit, utilizaron su debilidad y la de la oligarquía hondureña, por medio de la corrupción, el chantaje y las presiones económicas, para que tanto la política como la política económica les favoreciera a sus intereses y necesidades (Arancibia, 2001; Laínez y Meza, 1974; Posas y del Cid, 1983).

En Honduras durante las tres primeras décadas del siglo xx, prevaleció la inestabilidad política, la cual se manifestó por medio de insurrecciones militares o levantamientos armados, encabezados por caudillos o bandos políticos ligados a los grupos de poder. Tal inestabilidad radicaba en una disposición de la Constitución de 1894, en la cual se ordenaba que las autoridades electas debían de disponer con la mayoría absoluta de los sufragios. Si esta disposición no se cumplía, el Congreso Nacional podía elegir a las autoridades estatales entre los tres candidatos que hubieran conseguido, para cada puesto, el mayor número de sufragios. En algunos casos, el candidato nombrado por el Poder Legislativo no era el que había obtenido el mayor número de votos, sino el de la conveniencia política.

Los candidatos excluidos por la decisión de los diputados alegaban así la causa para declararse en rebeldía. Las insurrecciones podían terminar en conflictos violentos con importantes pérdidas humanas y materiales, las cuales empobrecían al Estado al tener que reparar los daños ocasionados del Tesoro Público (Barahona, 2005). Tal inestabilidad incidirá en la poca promoción del Estado en las diversiones modernas y en el deporte como agentes de morigeración, civilización y modernización de las costumbres de los sectores populares y, en general, en su control social a nivel nacional, tal y como se comprobará más adelante.

Para Jorge Amaya (2009), la reforma liberal del Estado implementada por el presidente Dr. Marco Aurelio Soto (1876-1883), impugnó el poder de la Iglesia católica, por lo que abolió los diezmos, decretó la libertad de cultos, secularizó el registro de las personas, amén de que les despojó de una gran cantidad de tierras que permanecían incultas para incorporarlas a la actividad agrícola. Asimismo, el Estado inició una serie de obras materiales que favorecieron el aparato productivo del país como, por ejemplo, la construcción de la carretera del sur, el levantamiento de las primeras líneas telegráficas, la creación del Correo Nacional, así como, la reparación y la ampliación del Ferrocarril Nacional. De igual manera, con el interés de brindar asistencia social, edificó el Hospital General de Tegucigalpa.

Debe resaltarse que durante este período se realizó en Honduras el mayor adelanto cultural y educativo del siglo xix, lo que provocó una serie de cambios culturales que contribuyeron en el desarrollo de una “cultura nacional”. A nivel general, los factores que promovieron la Reforma con miras al establecimiento de una “cultura nacional” y el desarrollo de la “cultura libresca” en el país, fueron los siguientes: a) la transformación educativa; b) la conformación de una “clase letrada”; c) la expansión de medios impresos como libros, periódicos y revistas; d) la creación de bibliotecas y archivos nacionales; e) la instauración de espacios para nuevos lectores y librerías; f) la fundación de instituciones, organizaciones y actividades culturales, como academias, tertulias, juegos florales literarios, veladas, bandas musicales, teatro, etc. (Amaya, 2009).

La designación de Tegucigalpa como la capital de Honduras en 1880, llevó a que el presidente Soto se encargara de abastecerla de la infraestructura necesaria y de los servicios modernos a fin de transformarla en la principal urbe del país. Se edificaron sedes para los tres poderes del Estado, un almacén de guerra, casa de la moneda, imprenta, los servicios recién organizados de telecomunicaciones y correos, en conjunto con la creación de la Universidad Nacional en 1847. La modernización urbana de Tegucigalpa se articuló sobre el uso de los espacios públicos al crear nuevos paseos y avenidas, así como, la reutilización de las plazas coloniales en parques republicanos. A esto se añadieron los actos en veladas culturales a la usanza de tertulias patrióticas, fundación de edificios públicos, etc. Empero, el rápido crecimiento de las ciudades bananeras del norte, lideradas por San Pedro Sula, colocó a esta ciudad como contendiente por la primacía urbana de Honduras (Navarrete, 2017).

Con respecto a la historia de la enseñanza de la educación física en Honduras, se conoce que su primer período histórico se ubica entre los años de 1691 y 1876, el cual se caracteriza por esfuerzos aislados y su inclusión dentro de las tareas de la institucionalidad escolar. Durante estos años, las actividades físicas no formaban parte del plan de estudios, sin embargo, los maestros hacían que sus alumnos obtuvieran nociones de higiene escolar y, para ello, impulsaban la práctica de la calistenia y las excursiones, a la vez que impartían conocimientos de fisiología del cuerpo humano.

El segundo período, que comenzó en 1876 y concluyó en 1934, se particulariza por el fortalecimiento de la educación física en el sistema escolarizado. Para 1891, se canceló la clase de Nociones de Calistenia, la cual estaba estructurada como la clase de educación física —llamada calistenia en ese entonces— y que se daba de manera alternativa para los primeros tres grados (primero, segundo y tercero). En 1906, el profesor Pedro Nufio estableció en la ciudad de Tegucigalpa, la Escuela Normal de Señoritas, donde se empezó a impartir por primera vez la clase de educación física (Educación Física hn, 2018).

Sobre el origen del fútbol en Honduras, se tiene la versión propuesta por René Iván Rodríguez, quién señala que el balompié fue introducido a Honduras a finales del siglo xix (Educación Física hn, 2018). Sustentado en el diario de la familia francesa Ustáritz, que vivía en Puerto Cortés en 1896, el autor sostiene que fue don Julio Ustáritz quien llevó el fútbol al país en ese mismo año. Don Julio iba acompañado de un grupo de marineros franceses e ingleses, quienes traían balones y uniformes de fútbol. En sus momentos de ocio, los marineros jugaban al fútbol en los solares baldíos cercanos al puerto. Los trabajadores hondureños —quienes en su mayoría provenían del pueblo vecino de Tulián— se entretenían viendo a los europeos jugar y, a los pocos días, estos últimos invitaron a los obreros hondureños a jugar contra ellos. No paso mucho tiempo para que los jugadores hondureños aprendieran el deporte, el cual se extendió por toda la costa caribeña.

En el caso de la capital, Tegucigalpa, el fútbol fue introducido en 1906 por el profesor Manuel Saravia. Saravia, de origen guatemalteco, fue contratado por el gobierno para laborar en la Escuela Normal de Varones. En 1912, se fundó en Tegucigalpa el Club Deportivo Olimpia que se convertiría en el más laureado y seguido del país (Enciclopedia Multimedia Honduras Nuestro País, 1999; Alabarces, 2018). Los datos anteriores se confrontarán con la información brindada por los periódicos nacionales para determinar el origen exacto de la práctica social del fútbol en Honduras.

Los estudios académicos que han tratado el tema del origen del deporte en Centroamérica comienzan en Costa Rica (Urbina, 2001), El Salvador (Urbina, 2006), Guatemala (Urbina, 2007) y Nicaragua (Urbina, 2017). Con esto se concluye que la actividad deportiva nace a finales del siglo xix y principios del xx, vinculada a la promoción que los diferentes estados centroamericanos hacían de la gimnasia y de la calistenia en el sistema educativo secundario. Sin embargo, el papel estatal en la promoción nacional del deporte fue exiguo. La práctica deportiva que realizaban las burguesías de los países antes citados se dio sin una preparación física ni un entrenamiento adecuados. La promoción social del deporte está unida al acceso que tuvieron en su ejecución los sectores trabajadores, indígenas, mujeres y los infantes. Con motivo de la celebración de los Juegos Deportivos Centroamericanos en 1921 en la ciudad de Guatemala, el fútbol se consolidó en Costa Rica como el deporte número 1 del costarricense, al ganar este país en forma invicta el campeonato regional de balompié (Urbina, 2001). En Nicaragua, el beisbol recorrerá el mismo derrotero al ganar este país el campeonato centroamericano en las Olimpiadas Centroamericanas de Costa Rica en 1924 (Urbina, 2017).

Se entenderá por sociabilidad: “la aptitud de los hombres para relacionarse en colectivos más o menos estables, más o menos numerosos, y a las formas, ámbitos y manifestaciones de vida colectiva que se estructuran con este objetivo” (Guereña, 2001, p. 17). Para los años de estudio se empleará un concepto amplio del deporte: “Todas las formas de actividad física que, a través de una participación, organizada o no, tienen por objetivo la expresión o la mejora de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales y la obtención de resultados en competición de todos los niveles” (Federación Española de Municipios y Provincias, 1992, pp. 8-9). Aunque no existe una definición completa y total del deporte, se utilizará para este período la conceptualización anterior, con el fin de darle un sentido a los inicios de la práctica deportiva hondureña.

Por lo tanto, el presente artículo tiene como objetivo estudiar el origen del deporte en Honduras desde 1903, con la consignación en la prensa de la práctica de la gimnasia en la Escuela Normal de Maestras de Tegucigalpa, hasta 1921, fecha en la que tanto el fútbol como el beisbol, adquirieron el rango de representación nacional, al conformar selecciones deportivas que representaron al país en los Juegos Centroamericanos que se efectuaron en la ciudad de Guatemala. Para alcanzar este objetivo, se recopiló la información brindada por los periódicos de circulación nacional en torno a los orígenes de la actividad deportiva en el país, los lugares donde se realizó su práctica, los nombres de los primeros deportistas y sus promotores, las identidades que promovió y reforzó el deporte en Honduras durante los años de estudio, así como, el control social y la posición del Estado hacia esta actividad cultural.

Deporte, prensa y Estado en Honduras (1903-1921)

El origen del deporte en Honduras se ubica en un contexto de diversiones y de prácticas lúdicas heredadas de la colonia. Algunas de ellas eran las procesiones religiosas, el juego del trompo, de mables o de canicas, carreras de zancos, carreras de burros, carreras de encostalados, carreras de cintas, juegos pirotécnicos, peleas de gallos y corridas de toros (Urbina, 2013). Tegucigalpa a principios del siglo xx era una ciudad ávida de entretenciones modernas, esto se debe a que era poca atractiva para los empresarios artísticos llevar este tipo de actividades, ya que el Estado hondureño no brindaba ningún tipo de ayuda. Pese a lo anterior, a esta urbe comenzaron a arribar algunas compañías teatrales y circenses.

A finales de abril de 1904, en el Teatro Dolores de la capital, la compañía teatral Luque brindaba funciones en presencia de un escogido público. Al respecto, existe la siguiente crónica periodística:

Todos los actores que tomaron parte en la representación de “El Toque de la agonía”, fueron calurosamente aplaudidos, especialmente la beneficiada, a quien se le obsequiaron varias coronas y ramilletes. El señor Arimon obtuvo todas las simpatías del público. La zarzuela gustó mucho; y el juguete cómico del señor Bueno resulto bastante gracioso y bonito (Diario de Honduras, 29/04/1904, p. 3).

El profesor A.E. Scafar, del Circo Metropolitano, dio una función la noche del 12 de enero de 1905 en la casa de la Escuela de niñas de La Ceiba. En la función participaron sus perros, chivos y palomas. Este circo había recorrido triunfalmente varias ciudades de los Estados Unidos, así como en la Exposición de San Louis (Diario El Pueblo, 12/01/1905).

La práctica de la gimnasia en Honduras nace en el ámbito de la educación secundaria pública y en el campo periférico a la ciudad de Tegucigalpa, denominado La Isla. El lunes 1 de junio de 1903, las alumnas de la Escuela Normal de Maestras —dirigida por la señorita Jesús Medina— efectuaron en La Isla un ejercicio gimnástico (Diario de Honduras, 02/06/1903). Lo mismo hicieron el miércoles 1 de junio de 1904 (Diario de Honduras, 01/06/1904). Sobre la práctica deportiva femenina hondureña durante los años de estudio, debe señalarse que fue muy exigua: se limitó a la gimnasia y a paseos por ciertos lugares capitalinos. Esto llevó a que el domingo 11 de abril de 1920, la Revista Los Sucesos publicara el siguiente llamado de atención:

Precisa borrar ya, por vía de salud, ese en castillamiento social en que viven nuestras mujeres, que han descuidado en un todo su educación física, para consagrarse, apenas, a un dulce paseíto por nuestros parques y una que otra excursión al campo (Revista Los Sucesos, 11/04/1920, p. 13).

El exiguo acceso de la mujer hondureña a la práctica deportiva durante el período de estudio, demuestra la fuerte influencia cultural del machismo en Honduras, lo cual también ocurrió en Nicaragua. Para el caso de la mujer costarricense, se conoce que inició sus prácticas en gimnasia y patinaje en 1888, en ciclismo en 1899, en boliche en 1901, en cricket y golf en 1904, y en baloncesto en 1916 (Urbina, 2001). En El Salvador, la ejecución femenina del tenis y del baloncesto empezó en 1921 (Urbina, 2006). En Guatemala, la mujer inició la práctica del ciclismo en 1895 y en tenis en 1918 (Urbina, 2007). Por último, en Nicaragua se sabe que en 1917 comenzó la ejecución femenina del cricket (Urbina, 2017).

Respecto a la explicación de la marginación de la mujer, en el deporte, el hemisferio occidental tuvo una visión sexista, amparada en ideas erróneas. En forma acientífica y sin sustento médico, se señaló que unas disciplinas deportivas eran más adecuadas para los varones y otras para las mujeres (García y Asins, 1994). Para Jesús Barbero, la conformación de la actividad deportiva durante el siglo xix —principalmente en Inglaterra— se creó alrededor de lo industrial y lo urbano. Tuvo como su principal influencia filosófica la visión victoriana, la cual fue articulada por la burguesía inglesa para moldear el comportamiento de sus hijos varones. Esta percepción social desplazaba a las mujeres a un segundo plano, sin acceso a esta nueva práctica cultural (Barbero, 1993).

La interiorización de esta visión por parte de las mujeres hizo que creyeran en su ineptitud para la práctica del deporte. Asimismo, creó una imagen histórica de que el cuerpo de la mujer no le pertenece a ella, sino que es un cuerpo para los demás: en primer lugar, como madre; luego como adquisición del varón; y, por último, como propagadora de la estructura social (Vázquez, 1987). La imagen femenina de la época victoriana les señalaba a las mujeres que debían conservarse frágiles y bellas, sin obtener las características de una practicante del deporte: fuerza, resistencia, independencia y actividad (Díez, 2006).

Sin embargo, para el Estado liberal hondureño, la fundación de escuelas normales fue un elemento importante en la formación de maestros. Entre 1878 y 1884, se crearon este tipo de instituciones educativas en Tegucigalpa, Comayagüela, Ocotepeque, Danlí, Intibucá, Santa Rosa de Copán, Juticalpa, Yoro, Choluteca, La Paz y Goascorán (Barahona, 2005). Asimismo, Honduras sobresale por haber publicado el primer manual de gimnasia de Centroamérica. El 14 de agosto de 1907 se declaró que el libro Gimnasia Técnica, del médico guatemalteco Dr. Manuel Saravia, fuera el libro de texto para la enseñanza de esta temática en las escuelas nacionales de Honduras (Urbina, 2014).

El domingo 24 de julio de 1904, se inauguró un gimnasio en la casa del doctor Muñoz Hernández, en Guacerique, el cual fue el primer gimnasio establecido en Honduras. En este había una multitud de juegos, tanto de señoritas como de caballeros; entre ellos estaban el del tiro al blanco, billares, trapecios, barras, trampolines, paralelas, etc. En dicho local se podían practicar los siguientes ejercicios gimnásticos y deportes: crispatener, para desenvolver los músculos de la mano; extenseur para desarrollar los músculos del brazo y del pecho; el exerciseur para desarrollar los músculos de la cabeza, del brazo, del tronco y de las piernas; el saudou’s, que por combinaciones múltiples permite hacer los ejercicios más variados; balancines, escalas y cuerdas de las usadas, trapecio y argollas; pugilato, esgrima, tiro al arco y a la arboleta.

Respecto a los juegos de jardín, se podían ejecutar: croquet, el standard, la spiwbola, lawn-tennis (o tenis), bádminton, fútbol, gouret, teque, cricket, bolas y boliche de patio. Contaba con las condiciones para la ejecución de juegos diversos: tonneou, cerf-volant, prodigioso tricolor y aiglon parisiense, juegos de volantes, juegos de gracias, billar nievlas y billar inglés. Además, cartas, dominó, damas ajedrez, go boug y salto; juegos de salón, tenis. Otros como standard, croquet, anillos, caballitos, tiro al blanco, con pistola de viento y con carabina de Guillermo Tell; carreras en bicicleta, a pie, a caballo; y, por último, sencillos bailes de grupos: cuadrillas, láncelos, zuavos, etc. (Diario El Tiempo, 27/07/1904).

Este gimnasio es de una fundación posterior a la de los demás países centroamericanos, ya que el primero en establecerse en la región fue el organizado en San Jacinto, San Salvador, en 1861 (Urbina, 2008). Pese a esto, en Nicaragua, durante el período de 1901 a 1924, no se estableció ningún gimnasio (Urbina, 2017). Cabe señalar que el gimnasio de Guacerique tuvo una existencia muy efímera, ya que no se vuelve a citar en la prensa nacional.

La prensa dio seguimiento al origen y al desarrollo de la práctica deportiva en Honduras, además de criticar el poco apoyo del Estado en este tema. Esto se comprueba con la siguiente publicación del diario capitalino El Nuevo Tiempo para el sábado 6 de julio de 1918 denominada “La iniciativa de las señoritas normalistas. Ejercicios gimnásticos”:

En este sentido, tiene en su modestia una máxima importancia la iniciativa de la juventud por el sport, afición que debe fomentarse cuanto es posible por las autoridades y por la sociedad. Cualquier apoyo se traducirá, a la postre, en la salud y en vigor para la juventud.

Y así el Estado podrá tener en el porvenir ciudadanos plenamente aptos, plena y armónicamente desarrollados (El Nuevo Tiempo, 06/07/1918, p. 3).

Frente a este interés por la promoción de la práctica deportiva, el diario antes nombrado —cuyo director era el escritor Froylán Turcios—, en el artículo llamado “Los peligros del juego”, se describe el perfil psicológico del jugador apostador, tildándolo de envilecido:

Afirman los modernos psicólogos que el hecho de ser jugador denota en el individuo una degeneración mental. Efectivamente: el examen mental de un jugador revela la existencia de tres síntomas patológicos de importancia:

1° la debilidad intelectual el jugador juega sin tener conciencia de la ausencia de valor intelectual de sus actos. Juega para distraer su ociosidad, para divertirse como los niños con sus juegos y eso evidencia puerilidad, tendencia a una agresión mental.

La prueba de la debilidad intelectual de los jugadores se halla en la simplicidad de todos sus actos. Sus ideas son desordenadas, sin ilación; su lenguajes vulgar, banal, fruto de su irreflexión. También la superstición demuestra la debilidad de si intelecto, pues cree ciegamente en la eficacia de ciertas prácticas para lograr fortuna.

2° La abulia, el jugador carece de voluntad, ya que, a pesar de estar convencido, de lo perverso, de los peligroso de su pasión y de proponerse no jugar más, no puede resistirse a la primera tentación.

3° La atenuación del sentido moral, la afición al juego revela en ciertos casos un carácter altanero que tiende a la anulación del sentido moral. Muchos jugadores comprometen los intereses confiados a su custodia, realizando, para satisfacer su pasión, actos innobles e irreflexivos. Es pues, el juego signo de perturbación mental (El Nuevo Tiempo, 08/11/1918, p. 3).

Al igual que en resto de la región centroamericana, la prensa sancionó el desánimo de los deportistas en la práctica de las diferentes disciplinas deportivas y en el sostenimiento de las asociaciones deportivas. Al respecto se tiene la siguiente publicación: “Choluteca, Señor Director del Nuevo Tiempo. Fundándose en esta un club de sport; miércoles hubo un último desafío. Ojalá no desmayen los jóvenes entusiastas, como es costumbre en esta” (El Nuevo Tiempo, 04/01/1919, p. 3). Sobre lo anterior debe explicarse que el deporte fue visto por la burguesía nacional y extranjera como una práctica social, por lo que el entrenamiento, la constancia y la disciplina estuvieron en gran medida ausentes. Esto incidió en el hecho de que varios clubes tuvieran una vida efímera.

Sobre los inicios del ciclismo en Honduras, se sabe que hacia finales de setiembre de 1904, en la capital, en las fiestas de San Miguel, se realizarían el día 28 varias carreras de cinta y de bicicletas en la calzada de El Guanacaste. Además, se conocía que entre los ciclistas se efectuarían apuestas (Diario de Honduras, 23/09/1904). Sobre este deporte se vuelve a tener noticias hasta mediados de febrero de 1908, cuando varios ciclistas se reunían por las tardes a realizar recorridos por la carretera del sur (La Prensa, 14/02/1908). A finales de marzo de ese mismo año, se conoce de la existencia del club “La Regeneración”, del cual se sabe que las prácticas ciclísticas que organizaba habían provocado mucho entusiasmo. Al comité organizador se habían presentado muchas personas a pagar su cuota para concurrir a la práctica que se efectuó el domingo 23 de marzo (La Prensa, 28/03/1908).

Respecto a los orígenes del fútbol, se conoce que el jueves 6 de agosto de 1908, el Dr. Manuel Saravia junto a varios de sus discípulos de la Escuela Normal capitalina, efectuaron en un campo cercano a Guacerique, varios partidos de balompié (La Prensa, 07/08/1908). Pasarán seis años hasta que se vuelva a tener noticias de la práctica del fútbol. Esto se debe a que Honduras, a principios del siglo xx, era azotada por los efectos de la guerra civil con las consecuentes enormes pérdidas humanas y materiales. Hacia finales de julio de 1914, varios estudiantes habían organizado un club balompédico. El sitio donde funcionaba era el de Guacerique, y todas las tardes entretenían a los paseantes que llegaban por aquel lugar. Debido a que algunos niños se mezclaban entre los jugadores, se le recomendaba a la policía que los hiciera permanecer aislados, para así evitar que sufrieran graves golpes (El Nuevo Tiempo, 21/07/1914).

A principios de agosto de 1917, se sabía que ya no se reunía el grupo de jóvenes entusiastas que formaban la sociedad deportiva Sporting Club (El Cronista, 04/08/1917). Sin embargo, a finales de ese mes, se conocía que estos deportistas practicaban el balompié en “La Isla” (El Cronista, 30/08/1917). Para el domingo 2 de diciembre de 1917, se efectuó un partido entre los equipos del Sporting Club y del Honduras Athletic. Los nombres de los integrantes de la primera asociación deportiva son los siguientes: Goalkeeper: Alberto Erazo; Forwards: Arístides Girón, H. A. Medrano, Francisco H. Guerrero y, Donaldo. Sánchez, Francisco; Halfs-Backs: Héctor Pineda, J.A. Santos. Jorge Smart y Salvador Colindres; Backs: Dr. Ricardo Aguilar y Fernando A. Pérez; Referée: Henry Walter; Linesmen: Hans Wenzel y Jesús Amador (El Cronista, 01/12/1917).

El partido lo ganó el Honduras Athletic, conformado por: Capitán: Ángel G. Sandoval; Goalkeepers: Lolis Ch. Bennett, Luis Cárdenas y Ángel G. Sandoval; Forwards: Héctor Pineda U., Carlos Noren, Ramón Maradiaga y Alejandro Lara; Half-backs: Manuel López, David Sandoval y Daniel Bustillo; Backs: Policarpo Rodríguez. Los miembros de este club eran estudiantes escolares, y debido a que era fin de año y época de vacaciones, la mayor parte de ellos viajaban fuera de la capital, quedando solamente la Directiva que se encargaría de hacer los pedidos de materiales para organizarlo definitivamente al comenzar de nuevo las clases (El Cronista, 03/12/1917).

El 27 de enero de 1918, en el Barrio Abajo, se fundó un club con el nombre de “Club Deportivo Herrera”, en homenaje al expresidente don Dionisio de Herrera, cuyo objeto principal sería el desarrollo físico de la juventud tegucigalpense (El Nuevo Tiempo, 30/01/1918). Para el domingo 12 de mayo, los clubes Little Athletic y el Vatterland se disputarían el campeonato de fútbol en “La Isla” (El Nuevo Tiempo, 11/05/1918). Pese a esto, no hay información de quien ganó este campeonato. Tres días después, el Sporting Club y el Honduras Athletic celebraron un reñido partido y se disputaron el campeonato. El encuentro quedó empatado a cero goles. Este partido tenía como fin dar realce al festejo del Día del Árbol (El Nuevo Tiempo, 16/05/1918). El control estatal se manifestó con la presencia de las bandas de los Altos Poderes y de Infantería.

Para el domingo 2 de junio de 1918, llegaron a Tegucigalpa varios deportistas salvadoreños que pretendían jugar con los clubes capitalinos algunos partidos de fútbol, beisbol y tenis. Sus nombres eran los siguientes: José Ulloa Morazán, A. E. Guirola, J. E. Alcaine, Alberto Bustamante, Carlos Bustamante, Julio C. Yúdice, Rogelio Chantel, R. Imery, V. Huezo, Benjamín Salinas, J. L. Harrison, S. F. Wrigth y Alejandro Suarez (El Nuevo Tiempo, 03/06/1918). Seis días después, el alcalde de Tegucigalpa, don Antonio Lardizábal, obsequió varios balones de fútbol a los clubes Vatterland y Little Athletic (El Nuevo Tiempo, 10/06/1918).

A finales de julio del año antes referido, se tiene conocimiento de que, en los campos del Hatillo, los clubes Vatterland y Sport Tegucigalpa jugaron dos partidos (Diario El Cronista, 20/07/1918). El 30 de junio, en la localidad de San Juancito, se fundó el club balompédico denominado Strong-Club; cuya primera directiva quedaría integrada de la manera siguiente: presidente, Leonardo Alvarenga; vicepresidente, Gregorio Sauceda; vocal nro. 1°, Francisco Echeverría; vocal nro. 2°, Antonio González; fiscal propietario, Antonio Sauceda; suplente, Antonio Rodríguez; secretario nro. 1°, Francisco Ardón; secretario nro. 2°, Rafael Montoya; pro-secretario, Carlos Cárcamo; y, tesorero, Andrés González hijo. (El Nuevo Tiempo, 12/08/1918).

Como se mencionó anteriormente, a comienzos de setiembre de 1918, la Liga Deportiva de Honduras emitió las Bases y Reglas para la disputa del campeonato de fútbol. En cuanto a las reglas, se mantenían las mismas del beisbol, solo que se le agregaba el hecho de que los contendientes se sujetarían al reglamento internacional. Cada partido duraría 90 minutos; si el partido decisivo resultaba empatado, este podría prorrogarse por 30 minutos más. Si no quedará decidido, conservaría el campeonato quien durante la disputa fuera el campeón. El hand comprendería el antebrazo y la mano (El Cronista, 05/09/1918).

El 2 de setiembre de 1918, en sesión extraordinaria, tomó posesión la nueva directiva, la cual dirigiría los destinos de la sociedad deportiva “Sansón Club” desde la fecha indicada hasta el 31 de diciembre de ese año, la cual quedó integrada así: presidente: Pablo Moncada B.; vicepresidente: José C. Valle; vocal nro.1º: Tomás Osorio B.; vocal nro. 2°: Román Barahona; tesorero: Antonio Salgado E.; secretario nro. 1°: José Ramiro Rodríguez; secretario nro. 2°: Samuel Da-Costa Gómez; pro-secretario nro. 1°: Wilfredo Antúnez M.; pro-secretario nro.2°: Mamerto Santos; fiscal: Julio C. Zamora (El Cronista, 11/09/1918).

Para el 7 de setiembre del año en mención, El Cronista publicó los nombres de la nueva junta directiva del Club Sport Tegucigalpa. La cual era la siguiente: presidente: Francisco Aguilar M.; vicepresidente: Federico Fiallos; vocal 1°: José María Irías; vocal 2°: Antonio Galindo; fiscal: Isidro Soto; suplente: Vicente Velásquez; tesorero: Fausto Flores; suplente: Antonio Maradiaga; secretario 1°: Luis Fiallos M.; secretario segundo: Sebastián Reyes O.; pro secretario 1°: Julio Martínez; pro secretario 2°: Pedro Herrera E. También fueron electos como capitanes del 1° y 2° equipos, los señores: Federico Fiallos y Ramón Colindres, respectivamente; y, como suplentes: Juan R. Velásquez y Francisco Zavala (El Cronista, 07/09/1918).

En la tarde del domingo 8 de setiembre de 1918, se realizó un encuentro deportivo entre el Sporting Club y el Honduras Athletic, el cual concluyó en empate a cero (El Cronista, 09/09/1918,). A finales de octubre, se fundó en Choluteca una sociedad deportiva. Sus iniciadores eran los señores don León Leiva y don Felipe Ortiz (Revista Los Sucesos, 27/10/1918). Choluteca es el punto más lejano a las urbes cercanas a Tegucigalpa donde el fútbol radicó. Esto se debe a que, durante el período liberal, Choluteca adquirió importancia económica por la presencia de una importante colonia de inmigrantes alemanes y era la puerta de entrada al puerto de Amapala en el Golfo de Fonseca (Argueta, 1992; Infante et al., 1993).

Para el sábado 4 de enero de 1919, se daba a conocer que, en Choluteca, se había fundado un club deportivo (El Nuevo Tiempo, 04/01/1919). Para el 21 de abril, se llevó a cabo un partido entre el Club Sport Comayagua y el Patria de la Academia Militar, ganado el primer equipo (El Nuevo Tiempo, 21/04/1919). El domingo 27 de abril se realizó otro partido entre el Sporting Club y el Patria, en el que ganó el encuentro el primero por un marcador de un gol contra cero (Revista Tegucigalpa, 03/05/1919).

Para principios de julio de 1921, se sabía de la reanudación de prácticas deportivas en La Bolsa (Diario Excélsior, 11/07/1921). Hacia mediados de agosto del año en mención, el presidente del Comité Central de los Juegos Atléticos Centroamericanos —que se efectuarían en la ciudad de Guatemala— invitó al Gobierno de Honduras, para que el país tomara parte en las competencias deportivas que se efectuarían para celebrar el centenario de la independencia de Centroamérica. Ante esto, el Poder Ejecutivo de Honduras nombró los miembros del Comité Nacional de Deportes, en la forma siguiente: presidente, Profesor de Estado don Luis Landa; vicepresidente Ingeniero don Pompilio Ortega; vocales, nro. 1°, nro. 2° y nro. 3° respectivamente, Dr. Ricardo Aguilar, profesor Enrique Buck y don Rafael Osorio Jirón; y secretario don Carlos Gutiérrez hijo. (Diario Excélsior, 16/08/1921).

Unos días más tarde, se conocían los nombres de los integrantes del Club de Fútbol Cabañas, quienes representarían a Honduras en los juegos centroamericanos, los cuales eran los siguientes: Goalkeeper, Ricardo Fernández; Backs, Ricardo Aguilar y Daniel Bustillo; Half-backs, Sergio Durón, Domingo Castro y Alejandro Lara; forwards, Luis Cárdenas, José Zúñiga Soto, Arturo Santos P., Raúl Durón M. y Antonio Amargos (Diario Excélsior, 30/08/1921).

Sobre la participación de los deportistas hondureños en los juegos centroamericanos de Guatemala de 1921, se tiene que solo obtuvieron el segundo premio de salto con garrocha, el cual recayó en el joven Domingo Castro (Revista Los Sucesos, 05/10/1921; Urbina, 2001). Los integrantes de la primera selección hondureña de balompié eran: Luis Cruz Bolaños, Ricardo Aguilar, Ricardo Fernández, Adán Boza, Arnold Estrada, Mariano Carazo, Ramón Rodríguez, Julio Cueto, Carlos Matamoros y Esteban Peralta. En el campo de Marte de la ciudad de Guatemala, los futbolistas antes indicados, con jugadores en su mayoría estudiantes de la Universidad de San Carlos Borromeo, enfrentaron al equipo local el 14 de septiembre de 1921, que ganó con un marcador de 9 goles a 0 (Fútbol de Honduras, s.f.). Ante estos resultados, la Revista Los Sucesos señalaba lo siguiente:

Era de esperarse este resultado. Nuestra juventud poco se dedica a los deportes y eran casi seguro que a un concurso en donde tomarían parte los mejores jugadores del Istmo se llevarán la peor parte. Sin embargo, alguien nos cuenta que jugaron desesperadamente, notándose el esfuerzo por la victoria que les fue adversa. Esta oportunidad viene a ser un consejo sabio para nuestros jugadores a fin de que se ejerciten con dedicación en los deportes predilectos (Revista Los Sucesos, 05/10/1921, p. 1).

Durante el período de estudio, el fútbol y el beisbol eran los deportes de mayor práctica en Tegucigalpa, su radio de acción se circunscribió a esta urbe —y en menor medida a Comayagüela, Choluteca, Comayagua, San Pedro Sula, Tela y La Ceiba— y no se propagó más allá de la ejecución que hacía la burguesía de esas ciudades y los miembros de colonias europeas. La práctica deportiva se concentró en los lugares antes mencionados debido a que en estos se ubicaba los principales centros educativos, el capital y la infraestructura necesaria para ejecutar prácticas deportivas.

El deporte fue una práctica cultural que demostraba el estatus económico-cultural de la burguesía capitalina principalmente, donde el Estado por su debilidad económica y política no lo promocionó tanto a nivel social o nacional. El deporte no se convirtió en un fenómeno de masas debido a la exigua inversión estatal en la educación deportiva —entrenadores e infraestructura— y las paupérrimas condiciones de vida de las clases populares. Los pésimos resultados obtenidos por los seleccionados hondureños en los Juegos Centroamericanos no favorecieron la consolidación de un sentimiento de pertenencia nacional en el país, a pesar de los esfuerzos del Estado hondureño en ese sentido (Payne, 2001; Amaya, 2004 y 2009).

En los años de estudio se establecieron en Honduras 28 clubes deportivos, de los cuales 21 se crearon en Tegucigalpa (75%), 2 en Choluteca (7,5%), 1 en Comayagua (3,5%), 1 en Comayagüela (3,5%), 1 en La Ceiba (3,5%), 1 en San Pedro Sula (3,5%) y 1 en Tela (3,5%). Sobre la evolución del proceso de fundación de corporaciones deportivas entre 1908 y 1921, se muestra la figura 1.


FIGURA 1
CLUBES DEPOPRTIVOS FUNDADOS EN HONDURAS
1908-1921

Fuente: Elaboración propia.

Con respecto a la figura 1, se puede afirmar que las guerras civiles y la falta de apoyo estatal influyeron en el poco establecimiento de asociaciones deportivas en Honduras. En 1908, se funda un club y no se volverá a establecer ninguno hasta 1914 cuando se crean dos, luego desciende a cero, para pasar a experimentar un aumento a once corporaciones deportivas en 1918. Este crecimiento se explica por la unión y mejor organización del deporte nacional en torno a la creación de la Liga Deportiva de Honduras en ese último año. Este intento de federalización fracasó, por lo que se se volverá a experimentar una disminución hasta llegar a la instalación de tres clubes en 1921. Acerca de la nomenclatura de las corporaciones deportivas se tiene que 12 (43%) usaron el nombre del país, de lugares nacionales, de instituciones educativas y de personajes históricos como Honduras, Tegucigalpa y Lempira, 6 usaron el termino sport o un nombre en inglés (21,5%) y 10 usaron otros nombres (35, 5%).

Sobre la génesis del beisbol en Honduras, el domingo 10 de diciembre de 1911, tuvo una participación destacada el pitcher del equipo Tegucigalpa, Andrés R. Palma (El Nuevo Tiempo, 12/12/1911). A principios de agosto de 1916, en San Pedro Sula se realizó un partido entre el club de beisbol local y uno de Cuyamel (El Nuevo Tiempo, 20/07/1916). Pese a que al partido llegó poca concurrencia, en el club de San Pedro entraron nuevos socios (El Nuevo Tiempo, 01/08/1916). Para el miércoles 16 de agosto del año en mención, la directiva del centro deportivo referido presentaría una solicitud a la Municipalidad para obtener el permiso para establecer construcciones adoptadas deportivas adecuadas con el perímetro del local cerrado (El Nuevo Tiempo, 16/08/1916). A inicios de setiembre, el club sampedrano iría a jugar con uno de Tela (El Nuevo Tiempo, 06/09/1916). Para las fiestas de la independencia en San Pedro, Sula, llegaron a jugar beisbolistas estadounidenses (El Nuevo Tiempo, 20/09/1916).

Hacia finales de julio de 1917, El Cronista informaba que algunos alumnos del Instituto Nacional, cuando iban a La Isla a jugar beisbol, molestaban a las señoritas que también llegaban a practicar ejercicios deportivos (El Cronista, 28/07/1917). El domingo 5 de agosto de 1917, se efectuó un partido entre los equipos capitalinos del Sporting Club y del Instituto Nacional contra el del Normal de Comayagüela (El Cronista, 30/08/1917). Hacia principios de octubre del año en mención, El Cronista censuraba el hecho de que los niños jugaran beisbol en la calle, ya que lastimaban a los transeúntes: “Es bastante peligroso el juego de base-ball que los muchachos vagos organizan en las calles de la ciudad. Algunos transeúntes se quejan de este mal proceder. A la policía que le corresponde evitar que se juegue en plena calle” (El Cronista, 12/10/1917, p. 2).

A principios de diciembre de 1917, todos los clubes deportivos capitalinos, excepto el Union Sport de La Plazuela, habían tenido reuniones, tendientes a deliberar la forma en que participarían en la fiesta de Comayagüela (El Cronista, 12/12/1917). A finales de ese mismo mes, se sabía de la fundación del Club Victoria, el cual festejaría este acontecimiento jugando un partido el martes 1 de enero de 1918, en la plazoleta de La Isla entre los socios de esta agrupación deportiva (El Cronista, 31/12/1917). Para principios de abril de 1918, varios alumnos normalistas habían organizado un club de beisbol que llevaba por nombre Carlos Alberti, en recuerdo de ese destacado educador (El Cronista, 10/04/1918).

El domingo 2 de junio de 1918, se efectuaría un partido en San Pedro Sula entre los clubes de Cuyamel y de Tela (El Nuevo Tiempo, 29/05/1918). Sobre los partidos de beisbol en la Costa Norte, Elizet Payne (2001) señala que las poblaciones bajo el control del enclave bananero articularon características propias a nivel cultural y social, aspecto que diferenció a la región aún más del resto de Honduras y que evidenció la debilidad del poder público hondureño por muchos años. Esto permite concluir que la tardía, lenta y discontinua presencia del Estado en la Costa Norte y las Islas de la Bahía, solo pudo ser superada hasta que las empresas replantearon su control bajo la modalidad de enclave hacia la segunda mitad del siglo xx.

Para el 10 de junio de 1918, se conocía que el Club Victoria cedería al Sporting Club su campo por algunas horas, a fin de que este último hiciera sus prácticas de beisbol (El Nuevo Tiempo, 10/06/1918). Seis días después, los clubes peloteros Vatterland y Little Athletic le dedicaron un partido al alcalde Municipal de Tegucigalpa, don Antonio Lardizábal (El Nuevo Tiempo, 10/06/1918). A mediados de junio de 1918, se sabe de la fundación del Club Sport Tegucigalpa (El Nuevo Tiempo, 12/06/1918).

En el salón de sesiones del Club Honduras Athletic, en Tegucigalpa, el 21 de julio de 1918, se acordó declarar fundada ese día la Liga Deportiva de Honduras, institución sostenida y garantizada por las agrupaciones fundantes y las que en lo sucesivo se reconozcan como tales. Esta Liga conocería y legislaría todo asunto relacionado con el deporte, así como apoyaría, reglamentaría y divulgaría este. Los fundadores de esta federación deportiva eran las siguientes personas: por el Sporting Club, Héctor Pineda U.; por el Club Olimpia, Enrique Buck, Miguel Oqueli R. y M.A. Sánchez Z.; por el Club Sport Victoria, Vicente Maradiaga, Esteban Díaz A. y Antonio Urquia; por el Club Sport Tegucigalpa, Luis Fiallos M., Fausto Flores E. y Francisco Aguilar M.; por el Little Athletic Club, Cristóbal Pratsh, F.R. Vásquez y Alberto Bernhard; por el Club Honduras Athletic, M.A Valeriano, Rogelio E. Idiáquez y Anastasio Cabrera H. (El Nuevo Tiempo, 26/07/1918).

Para principios de setiembre de 1918, la Liga Deportiva de Honduras emitió las Bases y Reglas para la disputa de campeonatos de beisbol y de fútbol, esto con el fin de dar un estímulo al deporte y, a la vez, contribuir a solemnizar las fiestas de la independencia de ese año. En el caso del beisbol, se tiene que las bases eran las siguientes: la disputa se llevaría a cabo en una sola partida; en caso de empate, debería prorrogarse hasta por tres series más y el Club Olimpia era el llamado a contestar el primer reto. Las reglas establecían lo siguiente: podía retar todo aquel club que, perteneciendo a la Liga, se considerara capaz de conquistarlo. Concertado el desafío, ninguna asociación podía dejar de llevar a cabo las partidas correspondientes.

Tampoco podría abandonar el campo durante el mismo. El que no concurriera o se retirara, perdería la partida. Al dar principio cada tiempo, el capitán podía colocar sus jugadores como creyera conveniente, sin alterar su número. En caso de imposibilidad de un jugador, debería llamarse un suplente, previo aviso; y la Directiva de la Liga se encargaría de dictar todas las disposiciones tendientes a la organización y desarrollo de los actos (El Cronista, 05/09/1918).

Para el jueves 28 de noviembre de 1918, de 8 a.m. a 11 a.m., el Sporting Club realizaría un desafío de beisbol con el Club Olimpia y otro por la tarde de fútbol, entre sus dos equipos. Los partidos se desarrollarían en el campo de La Isla. Estos dos desafíos se llevarían a cabo con motivo de la fiesta oficial, decretada por el Gobierno de Honduras como un acto de amistosa cortesía al Gobierno de Estados Unidos, que celebrara ese día el Día de Acción de Gracias (El Nuevo Tiempo, 27/11/1918).

Para el domingo 20 de agosto de 1921, como un preparativo más, con el fin de tomar parte en los juegos deportivos centroamericanos que se realizarían en la ciudad de Guatemala el 15 de setiembre de ese año, se realizaría un partido en La Isla a las 8 a.m. Los clubes peloteros participantes eran los siguientes: por el Club Olimpia: capitán, Rafael Zepeda Acosta; pitcher, Teodoro Reyes T.; catcher, Humberto Díaz; primera base, Wilfredo Raveneau; segunda base, Carlos Ramos; short stop, Enrique Olivares; tercera base, Rafael Reyes; jardinero izquierdo, Rafael Zepeda Acosta; jardinero central, Héctor Pineda U.; y, jardinero derecho, Samuel Inestroza Gómez. Por el Normal: capitán, Carlos Porfirio Pedroso; pitcher, Alejandro Murillo; catcher, Florencio Leiva; primera base, Miguel Oqueli R.; segunda base, Ernesto López; short stop, Carlos Porfirio Pedroso; tercera base, Leovigildo Betancourt; jardinero izquierdo, José Vallecillo; jardinero central, Víctor M. Chávez y jardinero derecho, Marco A. Raudales, C. (Diario Excélsior, 20/08/1921).

Unos días más tarde se conocían los nombres de los beisbolistas del Club Lempira, que representarían a Honduras en los juegos centroamericanos: pitcher, Teodoro Reyes; catcher, Humberto Díaz B; segunda base, Carlos Ramos; short stop, Andrés J. Amador; tercera base, E. Olivares; jardinero izquierdo, Rafael Zepeda Acosta; jardinero central, Héctor Pineda U. y jardinero derecho, Samuel Inestroza Gómez (Diario Excélsior, 27/08/1921).

Asimismo, el Comité Nacional de Deportes nombró una comisión compuesta de los señores don Rafael Osorio Girón, don Carlos Gutiérrez hijo. y don Fernando A. Pérez, con el fin de recolectar la contribución voluntaria para completar los gastos de los 20 deportistas (9 en beisbol y 11 en fútbol) que representarían a Honduras en los juegos centroamericanos. Como tesorero de dicha comisión fue nombrado don Fernando A. Pérez (Diario Excélsior, 27/08/1921).

Con respecto a los inicios del tenis, se tiene conocimiento de que el jueves 6 de agosto de 1908, el Dr. Manuel Saravia junto a varios de sus discípulos de la Escuela Normal capitalina y efectuaron varios partidos en un campo cercano a Guacerique (La Prensa, 07/08/1908). Posteriormente, en la mañana del miércoles 15 de julio de 1914, algunos jóvenes interesados en fundar en Tegucigalpa un club de tenis, se reunieron en la casa de don Ignacio Agurcia y organizaron una directiva provisional a cuyo frente quedó el señor Agurcia, siendo nombrado secretario el señor Carlos Laínez E. Además, acordaron nombrar una comisión integrada por el presidente, el secretario y don José Cruz Sologaista, para representar al club ante el señor presidente de la República, con el fin de solicitarle su ayuda para el sostenimiento de dicha organización deportiva (El Nuevo Tiempo, 15/07/1914).

En la reunión del 18 de julio de 1914 que las personas antes mencionadas sostuvieron con el presidente Francisco Bertrand Barahona, se dispuso que se le concediera a esta corporación deportiva un lugar en la plataforma de La Isla, de 50 metros de largo por 35 de ancho, zona que quedaría emplazada en la esquina suroeste, entre el cauce de los ríos Grande y Chiquito, y el camino que conduce a Juana Laínez. Los interesados montarían allí dos cortes y un pabellón de descanso, frente al oriente, todo por su propia cuenta (El Nuevo Tiempo, 18/07/1914).

A inicios de setiembre de 1916, se conoce que un partido de los socios del club de tenis estuvo muy animado. El mismo se realizó en los altos de La Leona. Algunos integrantes de esta corporación deportiva habían invitado a varias señoritas a practicar este deporte. Además, se sabía que muy pronto llegarían los implementos de este deporte para la clase de juegos de la Normal de Señoritas (El Nuevo Tiempo, 12/09/ 1916).

En los primeros días de julio de 1918, el ingeniero Díaz Chávez se encargaría de trazar los courts para tenis en la altiplanicie de La Isla (El Nuevo Tiempo, 08/07/1918). A comienzos de abril de 1919, se conoce de la fundación del Club de Lawn Tennis Tegucigalpa. Su directiva quedó formada de la siguiente manera: presidente, don Ignacio Agurcia; tesorero y secretario, don Carlos E. Fiall. Los socios activos de dicho centro eran los siguientes: capitán, Douglas Macduff, don John D. Parson, don H. Scholl, don José H. Weddle, don Geo, don B. F. Corty, don José Walter, don Arturo Fortín, don Carlos E. Fiallos, don F. Semne, don Enrique Walter y don Philip A. Davis (El Nuevo Tiempo, 08/04/1919). Por último, se tiene que, a principios de abril de 1920, se conoce que varios jóvenes habían comenzado el aprendizaje del tenis (Revista Los Sucesos, 11/04/1920).

Con respecto a los inicios del atletismo en Tegucigalpa, para las fiestas de la independencia de 1918, dieciocho miembros de la Escuela de Artes y Oficios, pertenecientes a la sociedad Excélsior, tomarían parte en las carreras de Maratón que se efectuarían en esa ciudad (El Cronista, 17/07/1918). No se tiene más información sobre los atletas participantes de la organización obrera antes referida. A comienzos de junio de 1918, se establecieron las carreras de maratón en la capital.

A excitativa del organizador de las fiestas del Centenario de Jerez, el Honduras Athletic acordó tomar parte en ellas, con lo que llevó a la práctica la primera carrera. La travesía constaba de ocho kilómetros de la carretera del sur. El campeón recibiría una banda de honor (El Nuevo Tiempo, 05/06/1918). En los primeros días de junio de 1918, se estaba organizando un concurso olímpico que se efectuaría en las fiestas de San Miguel. La matrícula a esta actividad estaría abierta desde el 5 de junio y hasta el 5 de julio, en la Tesorería del Sporting Club. Para ayudar a los gastos que este concurso ocasionaría en compra de premios, entre otros, se cobraría el valor de $ 2.00 pesos por matricula. La práctica se efectuaría en La Isla todos los días de 5 p.m. a 7 p.m. y sería dirigida por el Dr. Ricardo Aguilar (El Cronista, 05/06/1918).

Para el domingo 16 de junio de 1918, varios entusiastas efectuaron una carrera de calentamiento desde Guacerique hasta el puente de la Burrera —ida y vuelta— hicieron el trayecto en corto espacio de tiempo y sin gran fatiga (El Nuevo Tiempo, 1918). Varios días después se conoce que el gobierno de don Francisco Bertrand había cedido el terreno que se encontraba en la altiplanicie de La Isla al Sporting Club. Pronto comenzarían los trabajos de nivelación y arreglo que dicho lugar necesitaba. Este lugar serviría para la práctica de todos los deportes (El Nuevo Tiempo, 17/06/1918).

El miércoles 5 de junio de 1918, los motociclistas tegucigalpenses les ganaron a los miembros del Moto-Club salvadoreño. El campeón de esta disciplina en el país era el Club Rosario. En este deporte destacaba el señor Héctor Pineda (El Nuevo Tiempo, 06/06/1918). A principios de abril de 1920, una agencia de la “Indian” pretendía poner al alcance varias motocicletas en sistema de abonos, con el fin de promover la práctica del motociclismo (Revista Los Sucesos, 11/04/1920).

De todo lo expuesto, se evidencia que el deporte hondureño en sus inicios fue el más pobre y poco diversificado de la región centroamericana, ya que entre 1903 y 1921 solo se practicaron 7 disciplinas: la gimnasia, el ciclismo, el fútbol, el beisbol, el tenis, el atletismo y el motociclismo. En Costa Rica, entre 1873 y 1921, se ejecutaron 24 disciplinas (Urbina, 2001); en El Salvador, entre 1895 y 1921, se practicaron 16 disciplinas (Urbina, 2006); en Guatemala, entre 1881 y 1921, se ejecutaron 25 disciplinas (Urbina, 2007); por último, en Nicaragua, entre 1901 y 1924, se practicaron 9 disciplinas (Urbina, 2017).

Conclusiones

El estudio de la génesis del deporte en Honduras entre el periodo de 1903 y 1921, revela que fue una actividad controlada por la burguesía nacional y las principales colonias foráneas residentes en el país. La práctica deportiva se concentró en la capital Tegucigalpa y en las principales urbes ligadas al enclave bananero y al tráfico comercial, tales como: Comayagüela, Choluteca, Comayagua, San Pedro Sula, Tela y La Ceiba. Lo anterior se debe a que en estas localidades se ubicaban las principales instituciones educativas, el capital y cierta infraestructura que permitían la ejecución adecuada del deporte.

El deporte fue visto por el grupo socioeconómico que lo ejecutaba como una práctica social, por lo que el entrenamiento, la constancia y la disciplina estuvieron en gran medida ausentes. Esto incidió en el hecho de que varios clubes tuvieran una vida efímera. El exiguo acceso de la mujer hondureña a la práctica deportiva —salvo la gimnasia— durante el período de estudio, demuestra la fuerte influencia cultural del machismo en Honduras.

El Estado hondureño brindó un exiguo apoyo al desarrollo social y nacional del deporte, debido a su debilidad económica y política —lo cual se debe a las continuas guerras civiles con sus consecuentes grandes pérdidas humanas y materiales— por lo que no se le promocionó tanto a nivel social o nacional. Estos factores explican el porque el deporte en Honduras durante el período estudiado no se convirtió en un fenómeno de masas debido a la exigua inversión estatal en la educación deportiva —entrenadores e infraestructura— y a las misérrimas condiciones de vida de las clases populares. Todo esto incidió en los pésimos resultados obtenidos por los deportistas hondureños en los Juegos Centroamericanos efectuados en la ciudad de Guatemala en 1921, lo cual no favoreció la consolidación de un sentimiento de pertenencia nacional en el país. Debido a lo anterior, se puede considerar que el deporte en Honduras durante los años de análisis fue el más pobre y poco desarrollado de Centroamérica.

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Fecha de ingreso: 27/01/2020

Fecha de aprobación: 30/06/2021

ANEXO

Tabla 1
CLUBES DEPORTIVOS FUNDADOS EN HONDURAS 1908-1921