Rev. Ciencias Sociales 175: 189-193 / 2022 (I)

ISSN Impreso: 0482-5276 ISSN ELECTRÓNICO: 2215-2601

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA


FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF. El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019. Protegerse frente a la desaceleración y el debilitamiento de la economía (Primera edición. Roma: FAO, 2019)

FAO, IFAD, WHO, WFP and UNICEF. THE STATE OF FOOD SECURITY AND NUTRITION IN THE WORLD 2019. PROTECTION AGAINST A SLOWDOWN AND A WEAK ECONOMY (FIRST EDITION. ROME: FAO, 2019)

Nicolas Salinas Ramírez*
Gustavo Martínez Patricio**
Jaime Uribe Cortez***
Rosita Deny Romero Santos****
Elvis García Lopez*****
Juan José Guadalupe Soto Martín******
Antonio Castillo Martínez*******
Adriana Gutiérrez Ramírez********

Tipo de documento: reseña bibliográfica

RESUMEN

El estudio denominado El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo: Protegerse frente a la desaceleración es una producción de la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y la Agricultura del año 2019, la cual presenta una brillante exposición sobre las condiciones que guarda la alimentación en el mundo. En el libro se muestra la estructura capitular que permite observar su conformación general. A lo largo de este texto se desarrollan las temáticas más relevantes.

PALABRAS CLAVE: RESEÑA BIBLIOGRÁFICA * SEGURIDAD ALIMENTARIA * ECONOMÍA * GLOBALIZACIÓN * HAMBRE * POBREZA * NUTRICIÓN

ABSTRACT

The study called The state of Food Security and Nutrition in the World: Protection yourself against the slowdown is a production of the United Nations Food and Agriculture Organization of the year 2019, which presents a brilliant exhibition on the conditions that keeps the food in the world. The chapter structure is shown in the book, which allows us to observe its general conformation. In this text the most relevant themes are developed.

KEYWORDS: BOOK REVIEWS * FOOD SECURITY * ECONOMICS * GLOBALIZATION * HUNGER * POVERTY * NUTRITION

* Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo, Tenango de Doria, Hidalgo, México.

n.salinas@uiceh.edu.mx

** Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo, Tenango de Doria, Hidalgo, México.

g.martinez@uiceh.edu.mx

*** Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo, Chetumal, México.

jaime.uribe@uqroo.edu.mx

**** Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo, Tenango de Doria, Hidalgo, México.

r.romero@uiceh.edu.mx

***** Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo, Tenango de Doria, Hidalgo, México.

e.garcia@uiceh.edu.mx

****** Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo, Tenango de Doria, Hidalgo, México.

j.soto@uiceh.edu.mx

******* Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo, Tenango de Doria, Hidalgo, México.

a.castillo@uiceh.edu.mx

******** Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo, Tenango de Doria, Hidalgo, México.

a.gutierrez@uiceh.edu.mx


El título del primer apartado es “Las tendencias recientes del hambre y la inseguridad alimentaria”, conformado por cuatro sub-temas denominados: 1) Las tendencias recientes del hambre y la inseguridad alimentaria; 2) Progresos hacia la consecución de las metas mundiales de nutrición; 3) Hacia una comprensión integrada de la seguridad alimentaria y la nutrición en favor de la salud y el bienestar, y 4) las conclusiones.

A lo largo de la investigación, el fenómeno del hambre es considerado como un problema que aflige en mayor o menor medida a la población mundial, lo cual, en los últimos lustros se ha intensificado, situación verificada por la Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO), que hace referencia a la prevalencia de la sub-alimentación relacionada a su vez con la inseguridad alimentaria moderada y grave. Dichos indicadores por ser complementarios han permitido visibilizar que el continente africano es el más afectado por esta crisis alimentaria seguido por América Latina, el Caribe y Asia.

En el documento se describe un comparativo de inseguridad alimentaria por género y se observó que las mujeres son las más afectadas por el hambre, siendo América Latina donde se agudiza esta situación. Este comportamiento se ha atribuido a las diferencias que se encuentran fundadas en dos factores sustanciales: el nivel educativo y la percepción salarial. La crisis alimentaria se ha relacionado con la pobreza, el desempleo, los levantamientos populares, la desaceleración económica, una deficiente distribución y consumo de alimentos, y sequías prolongadas. De continuar esta tendencia, será difícil eliminar el hambre a nivel mundial y poner fin a todas las formas de malnutrición, planteados en la agenda 2030 de las Naciones Unidas.

La prevalencia de la desnutrición comenzó a aumentar nuevamente en 2015 después de décadas de disminución constante. Según las Naciones Unidas, la cifra actual estimada de 690 millones pobladores podría verse incrementada debido a los efectos de la pandemia causada por el COVID-19 lo que afecta sobre todo a la población más vulnerable, donde, según el informe, una de cada nueve personas en el mundo está sub-alimentada. Esta falta de acceso a alimentos seguros, nutritivos y suficientes se debe en gran medida a restricciones económicas en el gasto familiar. De esta manera, numerosos sectores poblacionales optan por alimentos económicos que permitan satisfacer aparentemente sus necesidades alimenticias, sin tener claridad de la calidad de nutrimentos que estos productos pudieran aportar.

Se decantan preferentemente por aquellos productos industrializados, altos en grasas, carbohidratos y azúcares refinados, sodio y saborizantes artificiales cuyo valor económico es competitivo en el mercado por sobre productos nutricionalmente adecuados con un costo en muchos casos prohibitivo.

La mayoría de los países en desarrollo experimentan serios problemas de obesidad y sobrepeso en conjunto con las enfermedades asociadas como la hipertensión y la diabetes, considerados una especie de epidemia silenciosa. En cambio, países de ingresos bajos o en pobreza experimentan la otra cara de la moneda, el hambre, donde su población evidencia los efectos de la inseguridad alimentaria mediante el bajo peso al nacimiento, retraso en el crecimiento infantil y anemia en mujeres en edad fértil, entre otras formas de malnutrición.

De lo anterior, surge la siguiente pregunta: ¿cómo establecer este tipo de relaciones en una era de la globalización en la que coexisten simultáneamente diversas formas de malnutrición dentro de la misma población e, inclusive, entre los individuos de un mismo hogar o dentro del mismo individuo, como son los casos de sobrepeso y obesidad en relación con la desnutrición?

El texto responde a esa cuestión a partir de una metodología y análisis de datos finos que no existen de manera directa a nivel global. Se ha requerido de un extenso trabajo realizado por los investigadores de la FAO para destacar la asociación entre inseguridad alimentaria, ya sea familiar o individual, con los diversos tipos de malnutrición. Se pretende establecer un efecto causal de la inseguridad alimentaria sobre las consecuencias nutricionales a través de una metodología que permita diseñar estudios y aplicar técnicas analíticas para aprovechar los diversos indicadores de inseguridad alimentaria y malnutrición utilizados por los diferentes países.

Se trata de un interesante estudio a nivel metodológico en el que los organismos implicados registraron datos relativos a los diferentes niveles de ingresos en varias regiones del mundo y su relación con los estados nutricionales de los miembros de la familia para establecer si se padecía (o no) de inseguridad alimentaria. Factores como la edad, el sexo, el nivel socioeconómico, el tamaño del hogar o el índice de dependencia y la residencia en el medio urbano o rural inclinan la situación hacia un estado u otro junto con las consecuencias nutrimentales.

En el caso de la malnutrición infantil, se toma en cuenta la educación materna, el acceso a agua potable limpia y servicios sanitarios básicos como factores que determinan la inseguridad alimentaria. Asimismo, la baja calidad de los nutrientes explica la anemia en las mujeres que periódicamente se ven expuestas a un perpetuo estado de malnutrición dando a luz a niños con bajo peso al nacer, que presentarían un importante retraso en el crecimiento y en la nutrición en los casos más graves.

Con respecto al segundo apartado, “Las formas sostenibles de escapar de la inseguridad alimentaria y la malnutrición en el contexto de desaceleraciones y debilitamientos de la economía” se subdivide en cuatro temas, incluyendo sus conclusiones: 1) La desaceleración y el debilitamiento de la economía y sus efectos en la seguridad alimentaria y la nutrición; 2) La dependencia de los productos básicos y su importancia para la seguridad alimentaria y la nutrición; 3) Nexo entre el crecimiento económico, la pobreza y la seguridad alimentaria y la nutrición: el papel de la desigualdad, y finalmente, 4) las conclusiones.

Se abordan las amenazas contra la seguridad alimentaria y la nutrición a partir del análisis de la relación entre la pobreza y la seguridad alimentaria y la nutrición, así como su interacción con la desigualdad social y la marginación. El objetivo consiste en proporcionar una orientación eficaz sobre cómo superar estos desafíos para acabar con el hambre y la malnutrición.

En este apartado se presenta una serie de especificaciones con respecto a la desaceleración y el debilitamiento de la economía y sus efectos en la seguridad alimentaria y la nutrición. Se desarrolla mediante una serie de cuestionamientos: ¿Qué importancia tienen la desaceleración y el debilitamiento de la economía, en el empeño por erradicar la pobreza y la malnutrición? Hallan una correlación entre el aumento del hambre y la desaceleración o contracción económica, por lo que sus factores generadores prolongan y agravan las crisis alimentarias, particularmente, en los países que se encuentran en una condición de inseguridad alimentaria. Por ejemplo, en 2018 resultaron afectados más de 96 millones de personas en 33 de 53 países, con lo que se evidenció un aumento del desempleo, la disminución de sueldos y, por ende, ingresos que limitan el acceso a la alimentación, así como a los servicios básicos.

Analiza cómo el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo una previsión del crecimiento económico mundial como el más bajo a partir del estallido de la crisis financiera mundial de principios de la década del 2000, que se ve reflejada en el aumento de las tensiones comerciales (ejemplo, Estados Unidos de América y China), el debilitamiento de las inversiones y el aumento de la deuda pública, entre otros. La escalada de aranceles entre las economías antes mencionadas debilita más el crecimiento y presiona el precio de los productos básicos reduciendo la productividad, y favoreciendo la incertidumbre y el debilitamiento de la inversión.

El informe explica que el debilitamiento de la economía mundial de 2008 y 2009 presentó una recuperación desigual y efímera, y que para 2011 se experimentó una tendencia de decrecimiento económico sostenido. Además, menciona a factores no económicos que favorecen la desaceleración económica como las situaciones políticas, los conflictos armados y los eventos climáticos. Se observa una correlación estadísticamente significativa entre el aumento de la sub-alimentación y una desaceleración o contracción de la economía, e inversamente proporcional al índice de crecimiento del PIB real per cápita.

Se hace el señalamiento que la mayoría de los países (80%) que experimentaron un aumento en la sub-alimentación, al mismo tiempo que una palpable desaceleración económica dependían de las importaciones de alimentos y combustible, así como de las exportaciones de petróleo u otros productos básicos, según el caso. Lo anterior tuvo efectos en la economía como la reducción de la recaudación tributaria y los ingresos en divisas, que acentuarían el riesgo de la seguridad alimentaria. Asimismo, se menciona la interacción existente entre el debilitamiento de la economía con los conflictos bélicos y las eventualidades climáticas, lo que finalmente tendrá consecuencias de manera indirecta en la seguridad alimentaria como en la nutrición.

El subtema denominado “Los episodios de desaceleración y de debilitamiento de la economía empeoran las crisis alimentarias mundiales” hace referencia al conflicto armado como el principal factor determinante de las crisis alimentarias. Otros factores determinantes que han afectado en un grado medio dichas crisis han sido el cambio climático y las catástrofes naturales.

En este capítulo se plantean algunos puntos de partida para comprender el posicionamiento y las aplicaciones que propone la FAO (2019) junto con las implicaciones que ello tiene. Se menciona también que las desaceleraciones y los debilitamientos de la economía generan diversos estragos, los cuales, como siempre, repercuten de mayor manera en los individuos históricamente vulnerados, situación que les ocasiona un peligro constante en su seguridad alimentaria, en su nutrición y calidad de vida en general.

Cuando un país aumenta la calidad de vida y los insumos en el ramo económico de la población se logra un mayor poder adquisitivo, lo cual mejora la calidad de su dieta. Asimismo, las personas pueden también destinar sus recursos económicos hacia su higiene, la asistencia sanitaria, la nutrición materna durante el embarazo, entre otros, lo que sin duda es un reflejo de crecimiento y posible estabilidad económica en un espacio-tiempo determinado de dicho país.

Para que esto pueda convertirse en una realidad, más allá de pensar únicamente en conseguir una economía más estable se debe advertir que es prioritario que los países formulen políticas y programas específicos que construyan y solidifiquen la eliminación de la pobreza, de la inseguridad alimentaria y abatir la malnutrición. En este sentido, cada uno de los Estados debe generar las acciones más pertinentes para lograr que se concreticen realidades benéficas para toda la población.

La FAO habla que la seguridad alimentaria debe de estar garantizada por el Estado. Considera necesario que trascienda y vaya más allá, pues es conveniente pensar en la creación, la modificación y el impulso de políticas públicas que ejerzan acciones que, a la par de impulsar la seguridad alimentaria, realice gestiones que coadyuven a la soberanía y la suficiencia alimentaria de los grupos más vulnerables de los países. Sostiene que solo de esta manera se podrá transitar hacia una verdadera política pública que se encargue de velar por cumplir los requerimientos para tener pueblos alimentados.

El estudio realza la importancia del análisis del crecimiento económico, la pobreza, la desigualdad, la seguridad alimentaria y la nutrición. La correlación entre estas cuatro variables permite entender los modos en que se puede asegurar la alimentación para toda la población y la condición que guarda el tema de la seguridad alimentaria actualmente. Paliar algunas consecuencias que resultan del estancado crecimiento económico, y que algunas veces no se contempla, es necesario para dotar de alimentación a todas las personas del mundo. Seguridad alimentaria es sinónimo —y de alguna manera garantía— de una sana y mejor nutrición. Según subraya el estudio, el crecimiento económico debe de garantizar el correcto abastecimiento de alimentos para todas las personas.

Finalmente, el texto hace referencia al tema de la política de precios, que puede clasificarse en: 1) Políticas universales, las cuales consisten en restringir las exportaciones de alimentos básicos y usar las reservas como subvenciones; así como reducir los aranceles de importación y de los impuestos al consumo y las ventas. 2) Medidas de protección social y el acceso a los servicios sociales, a través de programas de obras públicas que brinden a los hogares pobres una fuente de ingresos estable durante épocas críticas y mejoran su acceso a los servicios básicos a largo plazo. 3) Políticas a mediano y a largo plazo para impulsar la producción interna de alimentos, tales como, distribución de insumos gratuitos o subvencionados, reducciones de los aranceles de importación o del impuesto al valor añadido para los fertilizantes y la tecnología para la producción e investigación agrícolas, así como de actividades de extensión financiada por el Estado y subvenciones para la adopción de nuevas tecnologías. Se necesitan revalorizar los espacios rurales y, por ende, adoptar políticas rurales que recurran a activos regionales en lugar de buscar únicamente un enfoque compensatorio. En suma, el estudio de la FAO es una aportación grandiosa para entender la condición de la seguridad alimentaria en el mundo, y es referencia básica para el desarrollo de investigaciones en el tema.

REFERENCIA

FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF (2019). El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019. Protegerse frente a la desaceleración y el debilitamiento de la economía Primera edición. FAO.

Fecha de ingreso: 24/05/2021
Fecha de aprobación: 06/04/2022