Rev. Ciencias Sociales 178: 33-53 / 2022 (IV)
ISSN Impreso: 0482-5276 ISSN ELECTRÓNICO: 2215-2601

NARRATIVA MATERNAL Y SOCIALIZACIÓN. UN ESTUDIO LONGITUDINAL SOBRE OCHO DÍADAS1

MATERNAL NARRATIVE AND SOCIALIZATION. A LONGITUDINAL STUDY ON EIGHT DYADS

Jorge Rafael Sanabria León*

Tipo de documento: artículo académico

RESUMEN

El objetivo de este trabajo consiste en identificar guiones culturalmente relevantes en la narrativa materna lúdica que permitan evidenciar posibles intenciones de las madres y derivar supuestos acerca del efecto de las narrativas maternas en la socialización temprana. Se realizó un microanálisis inductivo de interacciones que codificó las secuencias del juego naturalista de ocho díadas a las seis semanas, seis meses y un año del bebé. La Teoría Fundamentada revela los patrones más frecuentes. Se concluye que las narrativas maternas que se articulan con objetos cotidianos apuntan a significados culturales para hacerlos accesibles al infante, al apelar a guiones cotidianos y así conformar orientaciones sociales.

PALABRAS CLAVE: DESARROLLO DEL LENGUAJE * SOCIALIZACIÓN * PROCESO SOCIOCOGNITIVO * JUEGO PEDAGÓGICO * MADRE

ABSTRACT

The aim of this article is to identify culturally relevant scripts in the playful maternal narrative that allow identifying possible mothers’ intentions and derive assumptions about the effect of maternal narratives on early socialization. Methodology: An inductive microanalysis of interactions coded the naturalistic game of eight dyads at six weeks, six months and one year of the baby. Grounded Theory reveals the most frequent patterns. It concludes the maternal narratives that are articulated with everyday objects point to cultural meanings to make them accessible to the infant, appealing to everyday scripts and thus conforming to social orientations.

KEYWORDS: LANGUAGE DEVELOPMENT * SOCIALIZATION * SOCIO-COGNITIVE PROCESS * PEDAGOGIC PLAY * MOTHER

* Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica, San Pedro de Montes de Oca, San José, Costa Rica.

jorge.sanabria@ucr.ac.cr

INTRODUCCIÓN

El desarrollo infantil de habilidades cognitivas y socioafectivas se presenta en dominios comunicativos o lingüísticos (Grazzani y Brockmeier, 2019; Rinaldi y Karmiloff-Smith, 2017; Ibbotson y Tomasello, 2016). La psicología transcultural (Bornstein, 2010; Keith, 2011) aborda el tema de la socialización temprana desde la perspectiva de las etnoteorías parentales, que no necesariamente son conscientes durante la crianza. El concepto de metas de socialización ilustra diferentes formas en que estas teorías tradicionales transmiten, en las expectativas parentales, los logros futuros de su prole en diferentes ámbitos. Tales representaciones simbólicas se transforman por medio de la acción y el lenguaje en prácticas cotidianas de crianza (Keller y Chaudhary, 2017; Keller, 2018a y 2018b).

Recién durante la segunda mitad del siglo pasado, la psicología del desarrollo comenzó las exploraciones interculturales. La identificación de similitudes y variaciones en el desarrollo infantil alrededor del mundo han evidenciado limitaciones del principio de universidad de las teorías dominantes, dada la versatilidad de los fenómenos del desarrollo, destacando regularidades y variaciones. La investigación y la teoría centrada en la diversidad de la población mundial (Molitor y Hsu, 2011) apunta a componentes entrelazados en un sistema (un nicho de desarrollo). Las costumbres y las prácticas se refieren a estilos individuales de crianza dentro de una cultura que van desde estrategias pragmáticas hasta rituales simbólicos o religiosos. Estas prácticas culturalmente reguladas incorporan diferentes arreglos para el cuidado infantil, las relaciones interpersonales y la enseñanza que se manifiestan en la ecología del espacio vital, la composición familiar y los objetos. Por lo tanto, la psicología del cuidador abarca no solo atributos psicológicos de la figura principal de cuido, sino sistemas de creencias culturales más amplios, comprensiones particularmente compartidas sobre el desarrollo y las necesidades infantiles.

En particular, los objetos facilitan una primera visión pragmática que avanza hacia el concepto de “terreno común” y la importancia del conocimiento mutuo, las creencias y las suposiciones mutuas que son esenciales para la comunicación exitosa y, por lo tanto, pone énfasis en lo que el bebé y su contraparte comunicativa saben o llegarán a compartir mutuamente sobre el referente (Dimitrova et al., 2015). Por esta razón, según Molitor y Hsu (2011), las madres en diferentes culturas emplean diferentes estrategias para guiar la atención de sus bebés, sobre todo en relación con estos referentes (v.g. objetos). La concentración epistémica en la díada madre-bebé, más que deificar y reproducir la maternidad innata de las mujeres y la esencialidad de la maternidad, apunta a reconocer la variedad de arreglos familiares de cuidado y de crianza en distintos contextos socioculturales y no recaer el peso de la crianza en la llamada “sensibilidad materna” (Keller et al., 2018).

Según Keller et al. (2018), un modelo muy diseminado de crianza es la parentalidad centrada en el infante que, en efecto, suele asumir la maternidad como instaurada profundamente en la subjetividad femenina, sagrada y tan dada por un hecho que es incuestionable, enfatizando la responsabilidad individual de la madre, su concentración exclusiva en la crianza y a sus bebés como demandantes del amor y la devoción materna. Posición criticada por Nari (1995) ya hace casi dos décadas. Por esta razón, la posición de Morelli et al. (2017) apunta a que los lazos de apego diádico, más que responder a un modelo universal, representan una necesidad humana básica de pertenecer a grupos y establecer lazos significativos con otras personas y que es posible distinguir una enorme diversidad de formas para lograrlo. Asimismo, Vicedo (2017) critica el abordaje del apego que ignora los desafíos comprensivos con que los contextos de desarrollo confrontan la construcción de vínculos. Por estas razones, el presente estudio se apega más a la posición de Dimitrova y Moro (2013) de que las acciones asociadas a objetos muestran el terreno común en que participa la díada y que facilita la exploración infantil del entorno, así como que la gestualidad involucrada es, por sí misma, una importante forma de triangulación de las interacciones (Moreno-Núñez et al., 2017).

Las madres actúan como transmisoras de contenidos culturales que la subjetividad infantil consolida semióticamente (Trevarthen, 2015). Sin embargo, ¿qué hacen las madres en la interacción diádica que conduce a la subjetivación infantil? La contribución materna a la socialización es relevante porque representa un agente social (Leithäuser, 2012; Zepf, 2016). La agencia materna (cuidadora principal) conlleva una trascendencia epistemológica para la socialización, pues su significado social implica la transmisión de contenidos culturales. Las madres son las encargadas de transmitir cultura. Las madres, como agentes culturales, por ejemplo, apoyan la adquisición infantil del idioma (Leithäuser, 2012).

Durante la crianza, las madres reflejan prácticas culturalmente específicas, una herencia de conocimiento intergeneracional sobre prácticas de crianza. La necesidad biológica inicialmente difusa de cuidado del bebé se convierte en una necesidad culturalmente definida de crianza. La necesidad cultural está incrustada en significados culturales específicos que evolucionan a partir de prácticas y creencias sociohistóricas. El bebé en crecimiento adopta gradualmente los estilos culturales de relacionarse con otros. Este andamiaje, en la infancia, integra rasgos individuales adicionales que convergen con el aporte materno, resultando en un sistema relacional hacia múltiples escenarios (Shelton, 2019). Este sistema impulsa al bebé a integrarse progresivamente en diversos entornos sociales con otras personas significativas (Keller, 2018b), con una variabilidad de propósitos entre y dentro de la diversidad cultural (Farkas et al, 2017; Zepf, 2016). Las influencias recíprocas se convierten en habilidades cognitivas y socioemocionales en la subjetividad infantil y son visibles en las crecientes capacidades infantiles (Craighero et al, 2016). La reciprocidad permite trazabilidad en las trayectorias maternas de orientación infantil dentro del mundo social, mediante la construcción de estructuras comunicativas y sentido de pertenencia (Gratier y Apter-Danon, 2009).

Esta dimensión, inicialmente sin palabras, de la interacción diádica constituye el “área social del [significado] inconsciente” (Leithäuser, 2012, p. 5), entendido por Morgenroth (2010) como “todavía no simbolizado, en el lenguaje escénico floreciente en una “actuación” (p. 273). La interacción proto-simbólica impulsa la dinámica entre sujeto y procesos socioculturales, constituidos por esquemas de pensar y ser en sociedad. Los intentos de socialización de las madres emergen en las prácticas de crianza (Olesen y Weber, 2013). Estos esquemas comunicativos provocan la predisposición infantil a percibir estímulos aún no simbólicos para relacionarse en concordancia con otros (Lichtenberg, 2015), que Malloch y Trevarthen (2018, p. 2) conceptualizan como “musicalidad comunicativa innata” o “vocalizaciones intersubjetivas”, considerado como la capacidad innata infantil para participar y cocrear intentos diádicos, lo que se asemeja al concepto de un inconsciente primario como unión basal antes de la conciencia.

Para Schatz et al. (2022), el mundo de los objetos en la infancia proporciona información diversa sobre propiedades y funciones para aprender. Las madres (cuidadores primarios) narran durante el juego infantil, mientras representan el guion con objetos. Las interacciones que involucran juegos complejos cubren el manejo y la conversación sobre un objeto focal y duran más. La llaman “charla orientadora a la acción” (instrucciones o inducciones) que promueve la evolución del juego. Cuanto más cambian las interacciones de objetos en presencia de compromisos multimodales, mayor la intensidad con que los infantes exploran activamente los eventos circundantes. Las narrativas orientadas a la acción (participación conjunta materna) aumentan la complejidad de la participación infantil con el objeto, un mecanismo que apunta hacia el aprendizaje en tiempo real.

La pragmática de los objetos, para Guevara et al. (2020), establece que la comunicación humana no se trata solo de objetos, sino que se ejecuta por medio de objetos, particularmente en las primeras etapas del desarrollo. La materialidad es una realidad cultural compleja para la emergencia de significados y para comprender la función de los gestos. Incluso, la autorregulación se favorece por el dominio progresivo de las dificultades con las que los objetos integran los pensamientos, las emociones y las acciones infantiles. En el contexto educativo triádico, la comunicación infantil a través de los objetos los dota de propósitos educativos. Incluso, el cuerpo del bebé participa en este proceso como autorreferente para el autodescubrimiento infantil (Babik et al., 2022).

Según Tamis-LeMonda et al. (2019, p. 2135), los guiones organizan el desarrollo cognitivo y el lenguaje de los niños como estructuras de una “dimensión sintagmática”, en la que las piezas componentes se relacionan entre sí espacial, temporal y casualmente. La participación infantil recurrente en las rutinas diarias implica la percepción de formatos de interacciones, volviéndose predecibles y anticipados, dando lugar a las palabras asociadas. Se introducen algunas regularidades semánticas para apoyar el vocabulario. Este estudio también buscó establecer la relación entre estas regularidades en las asociaciones actividad-palabra. Las observaciones naturalistas de Tamis-LeMonda et al. (2019) destacan que prácticamente todos los/las bebés jugaron con objetos guiados por los guiones o formatos diarios y pasaron la mayor parte del tiempo en este tipo de juego, aunque con cierta variabilidad en los combates entre sujetos. La narrativa materna es específica de cada actividad. Ellos resumen el gran dinamismo de jugar en la interacción en el hogar.

Durante la transición del primer año de vida, Karasik et al. (2011) proponen una dinamización del juego con objetos desde los proximales hacia los distales. En su interés por compartir objetos, las madres propician cambios que involucran la locomoción, pues los infantes buscan proximidad para participar en la acción y compartir la experiencia, sentirse cómodos y explorar nuevas situaciones, con un nuevo sentido de independencia que reorganiza la socio-relación afectiva. A partir de observaciones domiciliarias, documentaron los involucramientos espontáneos con objetos lejanos o cercanos, y la forma de compartirlos, en bebés de 13 meses. Describen cómo pasaban más de la mitad de su tiempo con los objetos e, incluso, se alargaba el periodo de juego, independientemente del progreso locomotor. La accesibilidad del objeto y el interés infantil por alcanzarlo predijeron la probabilidad de comenzar a caminar antes. Para Abney et al. (2020), el comportamiento es la guía del aprendizaje lingüístico y la expansión del vocabulario, siguiendo de “nomenclatura de objetos más eficiente” (p. 876), con indicadores de cuándo vocalizar y cuánto.

Herzberg et al (2022) postulan que la abundancia de objetos en el entorno social exige interacciones complejas en la primera infancia. El manejo de objetos requiere explorarlos y comprenderlos. De la adquisición de este proceso depende la capacidad simbólica para evolucionar hacia el juego de simulación y el lenguaje. Los rasgos sobresalientes de los objetos y cómo usarlos en ciertos contextos promueven aportes del lenguaje con respecto a propiedades y usos. Los autores critican los estudios que prescinden de indagar en las especificidades de las interacciones infantiles con los objetos de la vida cotidiana, para enfatizar la relevancia de los escenarios familiares en los que se desarrollan. Su estudio propone comprender qué experiencias concretas impulsan este proceso hacia una apropiación exitosa en un marco “con un lente ecológicamente válido sobre las interacciones espontáneas con objetos en el entorno natural de las actividades cotidianas” (Herzberg et al, 2022, p 151). Sin embargo, su investigación se centró solo en el desafío cognitivo que los objetos proporcionados ofrecen al bebé.

La agencia materna apoya una intersubjetividad que cubre un proceso proto simbólico, inicialmente implícito (Lichtenberg, 2015), en un intento tanto consciente como inconsciente (Olesen, 2012), dentro del cual surgen las metas de socialización, evolucionando hacia una experiencia social corporeizada, como heraldo de la subjetivación, pero no como un logro aislado. La actuación escénica narrativa con fines sociales es crucial para que se desarrolle la subjetividad creciente. Las madres realizan tramas para desplegar y conectar simbólicamente las iniciativas infantiles propias dentro de los contextos sociales.

Un juego diádico despierta una combinación de guión de interacción inconsciente e interacción social real que refleja estructuras sociales objetivas en la narrativa materna y las representaciones individuales (todavía inconscientes) en la creciente subjetivación infantil, ancladas en la vida sociocultural cotidiana (Bereswill et al., 2010). Las tramas societales subyacen a la agencia materna que aparece espontáneamente en la vida cotidiana, como un andamio de conocimiento cultural sociocognitivo estructurado. La trama de la historia de tales módulos de andamiaje interactúa diádicamente compartiendo significado. Una forma importante de representación de tramas sociales es la introducción y el compromiso lúdico con objetos que impulsan las interacciones triádicas que subyacen en múltiples prácticas de desarrollo asociadas a rutinas específicas de la cultura (Barbaro et al., 2016).

En la intersubjetividad primaria (Trevarthen, 2015), en el contacto diádico, las proto-conversaciones se acompañan de esta capacidad recién adquirida de manipulación activa de objetos y juegos de simulación (Kokkinaki et al., 2017), concebidos como placer dirigido a un objeto externo o interés a la persona u objeto con las emociones correspondientes. La manipulación materna durante las interacciones lúdicas díada-objeto es un aprendizaje de señales sociales. En términos de los modelos simbólicos de Lorenzer (Leithäuser, 2012), son tramas narrativas diádicas interactivas en juegos preverbales que se funden progresivamente en Formas de Interacción diádicas, en una relación moldeada culturalmente. En la interacción narrativa en representación, que conduce a la adquisición del lenguaje en el manejo de objetos, representa un camino directo hacia la praxis colectiva, más allá de la díad, y una apertura a su actividad figurativa.

Socializar significa visualizar cómo la cultura se encuentra con las personas y viceversa (Ibbotson y Tomasello, 2016). Las madres cumplen tareas, roles y relaciones como una representación de la interacción culturalmente definida, no como una simple clave que depende del desempeño materno (Hollway y Froggett, 2012). La representación implica interacciones naturales cotidianas moldeadas por formas de interacción culturalmente definidas que subyacen a la estructura escénica narrativa (Morgenroth, 2010).

El éxito del desarrollo es, contrario a lo propuesto por Yatziv et al. (2018), una sinergia sistémica del modelo materno y una probabilidad de su funcionamiento efectivo. Una habilidad sensible resulta de la convergencia de variables de diferentes niveles y puede cambiar (Jaramillo-Pérez et al, 2016). La narrativa materna se ajusta a un contexto relacional. Los intentos maternos apuntan a cómo la cultura tiñe la intersubjetividad (Trevarthen, 2015), pues las madres improvisan tramas culturales de crianza como práctica cotidiana.

Como formulan Rachwani et al. (2021), el desempeño diario de las interacciones es, desde un punto de vista adulto, fácilmente rastreable, pues la cognición infantil compleja implicada y su constitución parecen ser simplemente intuitivas. El entorno social del bebé está lleno de objetos, pero cómo los niños adquieren las habilidades para manejarlos correctamente hasta aprender un uso común es una pregunta abierta, especialmente, si una acción implica una cierta cantidad de información para incorporar y una diversidad de posibles decisiones para tomar y alcanzar diferentes resultados intencionales (a menudo compartidos). La tarea es más difícil si la información no es inmediatamente accesible a la percepción infantil. La información perceptiva puede ser incluso confusa. Cada bebé debe comprender las habilidades adecuadas para cumplir con la tarea. Sin embargo, estos autores solo enfatizan la capacidad infantil de probar y ajustar hasta aprender los detalles de la tarea y los requisitos únicos para cumplirlos en el camino del desarrollo. No explicitan el sentido de la acción en el entorno para reunir estas habilidades y alcanzar la meta.

Herzberg et al. (2022) coinciden en la exploración infantil de los objetos para consolidar diversas capacidades y aprender una variedad de funciones cuyo punto más alto es el dominio de la simbolización. Un proceso considerado una transmisión transgeneracional de conocimiento o herencia culturalmente socializadora, un puente intergeneracional para comprender el uso de herramientas significativas (Lockman et al., 2020).

Asimismo, Herzberg et al (2022) aceptan que los rasgos sobresalientes de las interacciones infantiles espontáneas con objetos apenas si se conocen. Su pregunta es cuáles son los insumos psicológicos que definen este proceso, más allá del objeto mismo. El juego libre es el campo apropiado para la investigación. Sin embargo, su estudio restringe sus límites a lo que los objetos ofrecen y cómo en la infancia se resuelven los desafíos que representan en términos cognitivos o cuánto tiempo consumen. Es claro el interés infantil por los objetos, ya sean juguetes o no, pero si la participación materna proporciona pistas culturalmente relevantes o útiles sobre los objetos, parece no tener relevancia. Los autores destacan la falta de análisis de la participación de los cuidadores en las interacciones con objetos, que consideren escenarios variables desde una perspectiva cultural.

La premisa del presente estudio es: indagar cómo el juego narrativo materno se vincula con los entornos circundantes y si con objetos la díada triangula sus mecanismos comunicativos.

OBJETIVOS DEL ESTUDIO

La propuesta actual trató de identificar pistas proporcionadas por la narrativa de las madres para ayudar a sus bebés a navegar en el ruidoso ambiente ecológico que los contextos humanos típicamente representan. Esta guía narrativa proporciona la aplicación de mecanismos comunicativos para evitar la confusión en el primer año que también conduce a la adquisición del lenguaje. Como postulan Vanden Bosch der Nederlanden y Vouloumanos (2021), se eligen sonidos significativos en las complejas escenas desbordantes que compiten para atraer la atención infantil. Para lograr una discriminación exitosa en tales escenas, se destacan la prominencia y la semántica que disciernen características tanto auditivas como visuales, siendo la principal distinción discriminar el habla del mero parloteo o la voz humana de cadencias rítmicas o, incluso, música. Los autores destacan la eficiencia de la percepción infantil para discriminar la voz humana entre otros estímulos similares que también categoriza en términos acústicos, para filtrarlos de acuerdo con lo que tiene sentido en la escena, mejorando la sensibilidad visual y auditiva en desarrollo.

El supuesto del presente estudio es que la narrativa materna logra un propósito de socialización cuando narra una trama que alude a la cotidianidad, ya sea dentro o fuera del entorno familiar. Las afirmaciones de Kokkinaki et al. (2017) y Barbaro et al. (2016) con respecto al manejo de objetos, muestran nuevas capacidades sociocognitivo-lingüísticas infantiles emergentes, pero también representan el descubrimiento mutuo de objetos como medios simbólicos. La díada comparte tales tramas, pues los significados socioculturales permiten participar en el entorno social.

El análisis actual presupone el aumento de la capacidad infantil para organizar el mundo en categorías léxicas (Willits et al., 2017), que conforman la competencia lingüística debido a la generalización de propiedades semánticas. La premisa es que, al utilizar estas estructuras seminales, las madres descubren cómo proporcionar una mediación cultural. Los intentos de la madre hacia las metas infantiles impregnan factores simbólicos distintivos que se entrelazan en el sistema de relaciones. La contribución infantil concomitante se acopla a esta información simbólica entrante, como parte de la creciente individualización. La intersubjetividad es un intercambio de bienes culturales. Cada intento maternal es coherente con la transmisión de un significado cultural. Cuando un recién nacido sonríe, la sonrisa inicialmente refleja se transforma en un intercambio diádico, para acercarse al entorno social (Wörmann et al., 2014; Ribas-Prats et al., 2019). Una mímica difusa se convierte progresivamente en un gesto culturalmente significativo para captar la atención de las personas. La reciprocidad comienza con la interacción cara a cara (Beebe et al., 2016).

Basado en las dimensiones del juego narrativo diádico con objetos, la comprensión escénica destaca la dimensión social dentro de la intersubjetividad, como experiencia de vida en forma de agencias de praxis (Hollway y Froggett, 2012).

MÉTODO

1. RECOLECCIÓN DE DATOS Y PROCEDIMIENTO

Se grabaron díadas en video durante treinta minutos, a las seis semanas, los seis meses y un año de edad (Green y Hogan, 2005), en casa, con dos cámaras opuestas enfocadas en la cara de la madre y del bebé para registrar simultáneamente la interacción. Se instruyó a las madres para que interactuaran con sus bebés como lo harían normalmente e improvisaran libremente. Ambos videos fueron sincronizados y codificados simultáneamente. Los aspectos maternales e infantiles se codificaron por separado. La duración del video fue de 20 minutos, pues se excluyeron los primeros cinco minutos de calentamiento y los últimos cinco minutos de fatiga, así se codificaron los 20 minutos intermedios, a menos que hubiera interrupciones. Las interacciones diádicas como eventos naturales se dividieron en pequeñas unidades de análisis, es decir, eventos específicos con vida propia en contextos sociales que se ajustan a escenarios delimitados (Riggins, 2011), analizándolos secuencialmente de cerca y repetidamente. El análisis caracteriza el sistema comunicativo emergente (Beebe et al., 2016).

El microanálisis de interacción identifica sistemas de complejidad creciente, “instante a instante” que evitan el “ojo desnudo” (Beebe et al., 2016, p. 234), donde surge la representación topográfica inicial que muestra la dinámica específica. Al analizar los componentes de las interacciones cara a cara, en los detalles de la pragmática interpersonal en contexto (Bull, 2002; Gardner y Forrester, 2010), el estudio aborda la mediación cultural materna. El material fílmico en contextos naturales asegura la validez ecológica de las secuencias interactivas, identificando, describiendo y consolidando sistemáticamente la interacción diádica. Relevante fue codificar lo que una diada común adquiere para comunicarse adecuadamente en una comunidad y aprender sobre competencias comunicativas (Seville-Troike, 2003; Johnstone y Marcellino, 2010), mediante el escrutinio de sistemas de eventos que promueven el emergente significado social en la comunicación. El análisis se basa en la coordinación diádica que establece una relación y comprensión mutua: de la madre, quien afina su estrategia, y de su bebé que muestra en sus nóveles habilidades en sus iniciativas y respuestas para la interacción (Barbosa et al., 2018) con rasgos emergentes de habilidades sociales y relaciones culturales. El énfasis estaba en la comunalidad de la díada desarrollándose longitudinalmente (intersubjetivamente).

El primer año de vida es cuando se comienza a percibir múltiples combinaciones sutiles de expresividad materna, fortaleciendo expectativas sobre la acción en curso (Peck, 2003), que reflejan la comprensión infantil sobre el comportamiento humano, mientras se orientan hacia los compromisos sociales. Dichos mecanismos incipientes permiten asignar intencionalidad y propósito a los agentes sociales mediante la integración de contingencias espaciotemporales (Lang et al., 2020). El enfoque en el intercambio de miradas permite la visualización de procesos de comportamiento que descifran la información entrante (Barbaro et al., 2016). La autorregulación infantil vigila los eventos circundantes durante el primer año de vida. La mutua sensibilidad diádica para percibir señales, corregir la elucidación y reaccionar adecuadamente constituye un estabilizador relacional (Keller, 2018a).

2. ESTRATEGIAS PARA RECOPILAR Y ANALIZAR DATOS

El microanálisis utiliza la Teoría Fundamentada (Charmaz y Thonberg, 2021) para detallar los datos. Un enfoque inductivo incrementa la validez al reconocer las características esenciales del ecosistema que encierra las interacciones diádicas. No se trata de verificar sino de advertir los rasgos distintivos del proceso de socialización (Wachs, 2015). La codificación basada en la secuencia de eventos y rasgos de la coordinación resultante proporcionó una visión sobre cómo la madre y su bebé se alinean entre sí y sobre un sentido de proximidad alrededor de cómo los comportamientos individuales se relacionan con los intentos interactivos diádicos.

Este estudio micro analítico sobre los intentos de las madres se adapta a los avances apreciables del bebé en cada uno de los tres caminos de desarrollo del bebé:

• De habilidades sensorio-motrices difusas a ancladas a las seis semanas.

• Una comunicación simbólica constante a los seis meses, con ajuste de tiempo para vocalizaciones y mirada coordinadas.

• Comportamientos interpersonales predecibles al año y creciente atención compartida sobre objetos como proceso preverbal bidireccional (Northrup y Iverson, 2020).

La narrativa materna durante el juego con los objetos allana el camino para el desarrollo de la subjetividad infantil y la adquisición de bienes culturales.

En el sistema de codificación de Atlas Ti 7, se fueron registrando los códigos en cada unidad de análisis de los videos, secuencialmente. Cada video sincronizado madre-bebé fue codificado en las interacciones cara a cara, segundo a segundo, hasta llegar al punto de saturación, al repertorio compartido diádico, y asignando los códigos según se identificaban los procesos asociados al desarrollo sociocognitivo o socioafectivo que se iban revelando.

A cada elemento identificado en una interacción se le asignaba un código, de manera deductiva, pero utilizando lenguaje basado en la teoría. Las unidades iniciales de análisis a las que se les asignaba un código comprendían recursos conductuales, gestuales o lingüísticos en los que las madres participan en interacciones durante actividades libres para despertar la atención del bebé o para responder al interés del bebé y viceversa, que se clasificaron y etiquetaron individualmente. Este proceso de codificación a lo largo del video identificó cómo se fueron articulando secuencias para resumir los procesos diádicos. Las díadas se codificaron dos veces en cada uno de los registros triples, atendiendo tanto a las madres como a sus bebés, en registros por separado, que luego se cotejaron entre sí y se empataron para caracterizar la interacción diádica. La saturación y la comparación constante de los registros se continuó hasta que no emergieron códigos. Las secuencias permitieron que los códigos se pudieran agrupan en Categorías Axiales que se agruparon según rasgos en común, independientemente de si eran recursos conductuales, gestuales o lingüísticos. Las Categorías Selectivas integraron Categorías Selectivas que recuperan los ejes alrededor de los cuales las narrativas maternas tematizan y abordan posibles metas de socialización como parte de la estrategia materna, en microdominios de los sistemas dinámicos del desarrollo infantil (Benavides, 2015). Se establecieron las frecuencias de cada código en cada nivel de la TF para mejor representar los datos.

Los extractos presentados permiten mostrar deductivamente cómo emergieron ciertas regularidades sobresalientes en las cuales los objetos participaron en la triangulación cultural en las narrativas en tanto objetos culturalmente relevantes, al mostrar sus usos prácticos o lúdicos en la cotidianidad que estimulaban la adquisición de una habilidad sociocognitiva o socioafectiva infantil. En definitiva, son objetos que facilitan transiciones de un momento a otro en el desarrollo durante microprocesos (Karasik et al., 2011). Las interacciones se entrelazan con una narrativa que las Categorías Selectivas procuraron abarcar desde conjunto de los rasgos observados (Griffiths, 2013).

3. PRESENTACIÓN DE LAS DÍADAS

Una muestra teórica de ocho díadas, cinco chicos y tres chicas (madre M, Edad 22.5)2, fue elegida de un estudio sobre la adquisición temprana del lenguaje en la Universidad de Costa Rica (216-A9-304). Todos los bebés estaban sanos, nacieron a término, unigénitos, de embarazos y partos normales, de habla hispana, residentes en el Área Metropolitana de San José, Ciudad Capital de Costa Rica, y de medio. Las madres tienen educación secundaria y pertenecen a familias nucleares que es la condición promedio en este estrato social costarricense. Las diadas presentaban la mayor similitud en demografía, actividades de juego libre en el hogar sin interferencias y no incluían alimentación o aseo. Las madres fueron contactadas originalmente en los Servicios Públicos de Salud por medio de la técnica de boca en boca.

4. ESTRATEGIAS DE ANÁLISIS DE DATOS

Cada Código Abierto denota una secuencia de ≈ 10 segundos para sistematizar los repertorios interactivos, en cada momento del desarrollo infantil. Las categorías abiertas se asignaron a elemento conductual, gestual o lingüístico identificado en la secuencia temporal, con un posible papel relacionado con una meta de socialización, sociocognitiva o socioafectiva, en cada uno de los ocho videos dobles combinados. Los Códigos Axiales sintetizan características que muestran modalidades diádicas. Las narrativas maternas reúnen propiedades de la dinámica lúdica. Las instancias interaccionales evidencian cómo madre e infante inician o reaccionan en consonancia con la propuesta interactiva de la contraparte, hacia la significación social simbólica, al echar mano de un recurso introducido previamente, con la misma o una nueva intencionalidad en la interacción o asociando varios recursos con nuevo fin más completo.

Las Categorías Selectivas fusionan Categorías Axiales coincidentes entre díadas para consolidar modelos que retratan invitaciones o respuestas mutuas para interactuar. Cada modelo verifica la secuencia, familiaridad y proximidad de los Códigos Axiales. Cada Código Selectivo implica un núcleo que ilustra el probable objetivo de socialización de las narrativas lúdicas. Las Categorías Axiales ensamblan las Categorías Selectivas en la secuencia diádica más probable encontrada por comparación constante. El Sistema de Códigos fue confrontado con la codificación de doble verificación y doble ciego validado en seminarios sobre adquisición temprana del lenguaje en la Universidad de Costa Rica. Además, la Q de Yule midió la asociación entre las categorías abierta y axial y entre las categorías Axial y Selectiva (Q de Yule ≥ .50) en los registros triples para estimar trayectorias longitudinales. El análisis dilucida las interacciones registradas en las Categorías Selectivas, anclándolas teóricamente según su significado y comprendiendo cómo se refleja la teoría por medio de:

• Condensar el significado de los diferentes niveles de codificación. Las categorías son interpretadas principalmente por el investigador y secundariamente por un grupo de estudiantes de psicología capacitados en la teoría de la adquisición del lenguaje.

• Contrastar, en el que la valoración teórica vuelve a las categorías empíricas para confirmar la idoneidad, nuevamente por parte de investigadores y estudiantes.

• Solidez, identifica el continuum interpretativo extendido al campo de la socialización-metas en cuanto a su plausible connotación psicológica.

• Los desacuerdos se resolvieron mediante discusión.

Las formas de interacción diádica se abordan desde una perspectiva de comprensión escénica, una comprensión profunda del entretejido de representaciones simbólicas significativas y tramas narrativas, para extraer formas sociales que influyen en las acciones que no son inmediatamente evidentes para el investigador y emergen como “provocaciones”, caracterizaciones que requieren reflexión y explicación (Froggett y Hollway, 2010). La “composición escénica” inicial (Hollway y Froggett, 2012) surge de los datos naturalistas en las Categorías Selectivas. Así, la comprensión escénica destaca aspectos de la experiencia diádica que normalmente escapan a la atención, incluso de los agentes sociales implicados. La comprensión surge de la escena para permitir el acceso analítico. La Teoría Fundamentada mapea tramas escénicas y adecúa las observaciones para la comprensión escénica del significado social en la díada (Bereswill et al., 2010). Las categorías de la TF (observación de campo de segundo orden) conducen a identificar el marco de significado. El nivel meta teórico de la comprensión escénica desde la teoría devela los objetivos de socialización (Olesen y Weber, 2013). El vínculo se establece entre los juegos narrativos diádicos y los indicadores teóricos en las escenas.

Las figuras en las siguientes secciones describen subconjuntos de Categorías Abiertas utilizadas para la definición de Categorías Axiales que subyacen a las Categorías Selectivas. El Manual de códigos contiene 272 categorías abiertas, 90 axiales y 42 selectivas. Aquí solo se discuten aquellos relevantes para las tramas narrativas de intervención materna.

RESULTADOS

1. SEIS SEMANAS: INICIA EL INTERCAMBIO NARRATIVO

En la Figura 1, las Categorías Selectivas (mayúsculas) rastrean las iniciativas maternas de dos maneras. Primero, se orientaron a sí mismas, pero también a sus bebés, utilizando la capacidad potencial de las habilidades sensoriales y motoras infantiles para transmitir información relevante sobre la experiencia infantil y la percepción interna del entorno. Ambas partes reconocieron tal plasticidad para recibir y procesar pistas maternas en los mecanismos de autorregulación infantil. Las madres sugirieron, pero también se adaptaron, a diversas pistas infantiles, cambiando formas de estimulación o matices tonales sutiles para denotar patrones de fluctuación suaves predominantes.

Figura 1. Inicio del juego y la narrativa

Fuente: Elaboración propia a partir de los tres niveles de codificación.

Las madres se refirieron al estado de ánimo infantil e, incluso, los calmaron en una postura adecuada. Las madres estimularon cualquier sentido infantil y tomaron como referentes la ubicación del cuerpo y su funcionalidad para que les fuera más fácil dar cuenta de la perspectiva interna infantil, por lo que anticiparon las experiencias sensoriales y el impacto en la secuencia de acciones. Las madres dimensionaron la capacidad intrínseca infantil para captar información con sensaciones. Para articular sus intentos en torno al uso cultural, las madres identificaron la fuente de inducción, ubicándola en el entorno (incluida la madre misma) o suponiendo el posible interés infantil.

Las madres introdujeron la organización de contextos, denominaron eventos y tendieron a asignar significado a cada uno. Varias acciones no verbales, como sugerir actividades, la retroalimentación mutua reflejada y el significado específico se adoptan progresivamente como actividades compartidas. La espontaneidad diádica de la concordancia no verbal y la reciprocidad entre las acciones mutuas de tales intuiciones aclaró la intencionalidad de los gestos y las mímicas. Esta orientación contribuyó a construir estrategias básicas como la reubicación postural del bebé para mantener el contacto visual. El ajuste mutuo se centra en las actividades en curso y la percepción del estado de ánimo de la contraparte para lograr la concordancia. Este reconocimiento sensible del papel de la contraparte condujo a la regulación emocional y al acuerdo conductual infantil.

Con giros dialógicos, las aristas prosódicas apoyan la empatía en la comunicación. La motivación materna para vocalizar sugirió una interpretación de lo que parecían expresar los arrullos y balbuceos infantiles, como compañeros de diálogo. Al apoyar este estilo, las madres concibieron la subjetividad emergente infantil como un impulso a la receptividad narrativa. Dado que las madres procuraban conseguir la atención infantil, allanaron el camino hacia un sentido ligado a la acción. Con el cuerpo del bebé como eje de la interacción, la díada accedió a la comunicación fluida desde la perspectiva de un tercero. Un boceto primario fue discernible como la forma de un alcance interactivo como un acuerdo creciente sobre contextos espaciales circunscritos, ilustrado en la Figura 2.

Figura 2. Compartir significado

Fuente: Elaboración propia a partir de los tres niveles de codificación.

Las narrativas esquemáticas maternas consolidan esquemas de interacción en los que la hábil disposición del cuerpo del bebé se asemeja a una red lúdica y mutuamente interesante para descubrir constantemente nuevas posibilidades. El gran avance consistió en llevar la acción diádica a un andamiaje cultural más claro, como el etiquetado del comportamiento.

La tabla 1 ilustra cómo la codificación de las Categorías Axiales de la línea inferior sustentan las Categorías Selectivas en la superior.

Tabla 1. Esquema de interacción materno

Fuente: Elaboración propia con base en el Manual de Codificación.

Como se muestra en la Tabla 1, la estrategia de acompañar al bebé se enfoca en cómo sintieron y experimentaron por sí mismas lo que supuestamente interesa a sus bebés, ubicándoles como un agente central. Las madres siguen la maduración evolutiva de su bebé, que es una forma de compartir el significado de los acuerdos interactivos primarios.

2. Seis meses: juego activo con objetos

Las madres continuaron descifrando narrativamente en las secuencias de acciones del bebé asistidas con objetos el foco de interés del bebé en caracterizaciones más precisas de las acciones en un sentido narrativo como se muestra en la Figura 3.

Figura 3. Presencia y participación de objetos

Fuente: Elaboración propia a partir de los tres niveles de codificación.

Mediante el juego narrativo y la representación de escenas con objetos, las madres destacaron los objetos y sus cualidades sobresalientes para el bebé, como se muestra en la Figura 4. El bebé es un agente en un nivel más alto de complejidad. Los objetos eran útiles para recordar eventos. El intento del bebé ganó cada vez más un papel determinante para ser incluido en la narrativa materna en curso. Los márgenes del escenario diádico incluían la evolución y el perfeccionamiento del bebé como protagonista y definían los acontecimientos desde la perspectiva de las madres, porque disponían de la opción de ofrecerse mutuamente objetos de forma lúdica, dada la infantil capacidad evolutiva de manipulación. Esta posibilidad indujo a una fase posterior, pues las díadas mejoran lo que se destaca como la inventiva del bebé. El intento del bebé adquirió objetivos distinguibles de las actividades comunes que abarca la narrativa materna como se muestra en la Figura 4.

Figura 4. Objetos, personas y eventos como exploración del entorno

Fuente: Elaboración propia a partir de los tres niveles de codificación.

Las pistas provenientes del bebé permiten a las madres adaptarse a la intencionalidad y el interés infantil en objetos y eventos. El enfoque del interés infantil coincidía con la mayor habilidad evolutiva para realizar acciones. Esta percepción refinada nutrió la sensibilidad hacia los cambios de humor que contribuyeron a la regulación emocional que refleja la narrativa de la madre. Los objetos permitieron a las díadas variar el ciclo de interacciones. Variaciones asociadas con nuevos intereses distinguibles compartidos. Era una apertura a la novedad en el mundo circundante.

La tabla 2 ilustra la codificación de las Categorías Axiales, línea inferior, sustentan la Categoría Selectiva y la línea superior.

Tabla 2. Uso de objetos y guiones para el análisis de las díadas madre-bebé

Fuente: Elaboración propia basada en el Manual de Codificación.

Las estrategias narrativas maternas acentuaron la diversidad y la apertura de la percepción e interés del bebé en una nueva actividad que evolucionó a partir de la agencia del bebé. El cambio a la puesta en escena de anteriores eventos conjuntos se acercó al mundo social circundante. La actividad desplegó una invitación al recuerdo de los hechos. Al recrear eventos pasados, las madres invitaron narrativamente a sus bebés a integrarse y desempeñar roles sociales. La constante verbalización de las madres se sumó a la densidad de la función simbólica. Las madres evocaron e ilustraron no solo patrones de comportamiento social sino también líneas semánticas no verbales.

3. AL AÑO: INDUCCIÓN SEMÁNTICA

Al nombrar objetos, la actividad se separó en episodios semánticos distinguibles. La interacción ganó un orden más claro. Fragmentos singulares de la anterior trama cobraban mayor sentido ahora. La intencionalidad, la sensación y los objetivos renovaron una red semántica, como se muestra en la Figura 5.

Figura 5. Inducción semántica díadas madre-bebé

Fuente: Elaboración propia a partir de los tres niveles de codificación.

Como las madres tendían a seguir narrativamente el orden cotidiano, la organización de la acción comprendía secuencias cotidianas complejas y unidades semánticas de mayor complejidad en escenas significativas. Un continuum de reciprocidad más reconocible acentuaba las denotaciones, pero también un vínculo con tramas habituales. Las díadas realizaron tramas breves de eventos habituales para la comprensión secuencial del significado de la acción. Ahora, la trama se convirtió en un objeto en sí mismo para jugar simbólicamente con un carácter semiótico. Inclus,o gestos convencionales como decir adiós con la mano o instrucciones complejas como una invitación a bailar o cantar, ejemplificaban cómo un mundo social de dos partes se ensanchaba en variaciones triangulares. Bajo esta forma de puesta en escena, los objetos adquirieron nuevos contornos y atractivos atributos, para dinamizar la reciprocidad.

Tabla 3. Escenificaciones y narraciones presentes en el juego diádico espontáneo

Fuente: Elaboración propia basada en el Manual de Codificación.

El carácter social de las tramas escénicas en las narraciones breves, junto con gestos y mímicas, incluyeron la comprensión del mundo social. El ensayo lúdico de tramas culturales aumentó el nivel de contenido de la cognición social. Los esquemas lúdicos mostraron el propósito de la actividad que evolucionó específicamente en secuencia y contexto como se muestra en la Tabla 3.

Las puestas en escena amplificaron diversas emociones como posibles estados de ánimo infantil o como parte de posibles eventos sociales. El manejo infantil más diestro con los objetos se convirtió en borradores de intencionalidad social, en un entrenamiento de las rutinas lúdicas (p. ej., empujar una silla hacia una puerta, reclamarla e intentar abrir la puerta). La reubicación postural de la madre y el bebé aseguró una acomodación duradera al ángulo más conveniente. El intento infantil, ahora más visible en el intercambio de gestos y exclamaciones, ayudó a las madres a delinear la interacción, verbalizando la actividad en curso y modulando las vocalizaciones prosódicas para resaltar el contenido emocionalmente relevante. La narración de eventos pasados incorporó lo que las madres asumieron como interés infantil y alentó la participación infantil en la secuencia, dentro de la cual varios gestos y exclamaciones sugirieron múltiples opciones, como un ejercicio agradable para la praxis del habla diádica creciente y un logro de significado compartido. La inducción semántica facilitó las acciones y su significado potencial en un andamiaje lingüístico, pero también realzó el continuo de las díadas por el camino de la comprensión escénica del mundo social.

La sugerencia narrativa materna sobre acciones probables desencadenó las capacidades perceptivas infantiles al usar el cuerpo y la perspectiva interna infantil como referentes para aprehender la dinámica intrínseca de la comprensión infantil del intento en curso. El contenido hipotético de la interacción apoyó la narrativa materna para densificar los campos semánticos, al traducir dialógicamente la interacción en palabras. Incluyó indagar sobre la naturaleza de la atención, así como sintonía o compromiso infantil como guía para la secuencia que asegura la interpolación semántica. Fortalecer el desarrollo de la expresividad infantil parecía ser un objetivo diádico. Compartir la planificación narrativa de las acciones fue una prioridad. Esta reciprocidad crucial al intercambiar sonrisas y muecas destacó la cooperación, cuyos componentes emocionales contribuyeron a la comprensión del compartir infantil. La narrativa materna recogió indicadores sobre el potencial expresivo de las vivencias infantiles para fortalecer el vínculo y regir los ajustes para armonizar la relación y transmitir los bienes emocionales necesarios para estabilizarse mutuamente.

Tres estrategias se mantuvieron en cada punto de desarrollo. La inicial, el compartir significados recurriendo al cuerpo infantil como referente, luego, las narrativas con objetos y la tercera la inducción semántica, pero la primera tendió a ceder a favor de la segunda y ambas a la tercera.

DISCUSIÓN

Los hallazgos resaltan el desafío de comprender cómo las madres integran activamente la subjetividad infantil emergente en el entorno que las rodea. La orientación emergente destaca partículas interactivas sensibles que son reconocibles tanto para la madre como para su bebé, como un tercero que se incorporará para futuras rutinas. Esta cualidad de la relación diádica permite el recuerdo de eventos pasados y el entrenamiento para descubrir otros nuevos. La narración facilitada por objetos triangula la relación ya que las díadas objetivan sensaciones singulares como una significativa comunicación primaria, todavía sin compresión infantil de las palabras.

La narrativa materna triangulada es un núcleo para la comprensión de las interacciones. La imaginación narrativa está incrustada en una interacción social primaria. Aunque los juegos basales se funden en un sistema comunicativo que es dual al principio, el esquema evoluciona gradualmente hacia un dispositivo triangular, como un arreglo bilateral que remite constantemente a la semiología del entorno social. Tanto los objetos como la narración representan con frecuencia, para narrativa materna, referentes mutuamente objetivados, cuyas cualidades permiten usos como probables actividades sociales, a menudo en forma de rutinas diarias habituales, en una red semántica culturalmente relevante que representa un molde psicológico en el que la díada vierte su experiencia para moldearla culturalmente. Para lograr un objetivo de socialización, cuya configuración está sujeta a mejorar, las díadas reorganizan sus recursos psicológicos, ubicando la interacción de la díada en el orden significativo de las cosas y las cosas en la comprensión subjetiva infantil emergente del mundo circundante para aumentar conexiones narrativas complejas dentro del mundo social.

Este análisis retoma el “sentido de pertenencia” (Gratier y Apter-Danon, 2009, p. 301) que engloba “unidades expresivas portadoras de significado”. Pero los hallazgos actuales enfatizan la triangulación de la interacción narrativa diádica como un mediador activo de los contenidos culturales. La semiosis (Trevarthen, 2015) refleja una comprensión infantil de los significados que subyacen a los acontecimientos para lograr ampliar la propia participación. La narrativa relacional de las madres permitió a sus bebés participar en tramas de gran alcance. El contenido específico que abordan las madres dentro de la relación emergente y los objetivos de socialización específicos muestran su estrategia culturalmente fundamentada. Así se apoya el postulado de Leithäuser (2012) sobre Lorenzer de que la intersubjetividad del desarrollo es una forma de vida en juegos de interacción, desde la relación física casi aleatoria hasta la sintonía mutua en un proceso abierto. La intersubjetividad se refiere a una díada que coordina acciones sobre un tercero significativo en el entorno social, lo que los objetos representan en el núcleo de la narrativa de la madre.

No obstante, estos hallazgos son apenas una guía para indagar sobre la narrativa materna desde una perspectiva que abarque la triangulación de la relación diádica que conduce a la individualización, en un sentido culturalmente significativo. En otros escenarios culturales la socialización temprana funciona más colectivamente y la transmisión de bienes culturales transite por caminos psicológicos alternativos hacia la adquisición del lenguaje y pertenencia social. Sin embargo, es razonable suponer que diferentes modelos de crianza comparten algunos recursos psicológicos básicos, en cuanto a la narrativa con objetos. Lo culturalmente “específico” o “universal” en estas díadas es difícil de discernir, pues el énfasis fue ejemplificar las estrategias narrativas y los posibles objetivos de socialización, pero no distinciones en contextos culturales contrastantes, tema para futuras investigaciones.

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Fecha de ingreso: 22/03/2022
Fecha de aprobación: 18/11/2022


1 Este artículo se deriva del Proyecto de investigación FORMAS DE INTERACCIÓN ENTRE INFANTE-MADRE (216-A9-304). Realizado entre 2008-2016 en la Escuela de Psicología. Financiado por la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad de Costa Rica. Datos accesibles por medio de repositorio UCR Kérwá: https://hdl.handle.net/10669/85895

2 Se utilizará siempre la letra M para referirse a la madre y la letra B para referirse a su bebé en aras de mantener la confidencialidad de las participantes.