Rev. Ciencias Sociales 181 / 2023 (III)
ISSN Impreso: 0482-5276 ISSN ELECTRÓNICO: 2215-2601

Tejuatsin tiueli okse taitol (¿Y usted habla otro idioma?)1

Tejuatsin tiueli okse taitol (And do you speak another language?)2

Natalia Bianchini*
Tipo de documento: artículo académico

Resumen

El objetivo de este trabajo es reflexionar sobre la convergencia entre lo moderno-colonial y lo ancestral-indigenista dentro de la medicina, la división social del trabajo y la violencia de género en Cuetzalan del Progreso (Puebla, México) y sus comunidades3 desde la perspectiva marxista latinoamericana y los feminismos comunitarios y rurales. Metodológicamente, se trata de una investigación cualitativa que utiliza el enfoque de la Teoría Fundamentada para analizar el caso de estudio, a través de la observación participante, la revisión documental y entrevistas semiestructuradas en profundidad a socias de la Cooperativa de Salud Tosepan Pajti. Los resultados que arroja el estudio permiten comprender algunos aspectos de la formación social abigarrada (heterogénea, dinámica y contradictoria) de ese territorio.

Palabras clave: MUJER * feminismo * COMUNIDAD RURAL * SALUD * MEDICINA * VIOLENCIA * DIVISIÓN SEXUAL DEL TRABAJO

Abstract

The objective of this work is to reflect on the convergence between the modern-colonial and the ancestral-indigenist within medicine, the social division of labor and gender violence in Cuetzalan del Progreso (Puebla, Mexico) and its communities from the perspective Latin American Marxism and community and rural feminisms. Methodologically, it is qualitative research that uses the Grounded Theory approach to analyze the case study, through participant observation, documentary review and in-depth semi-structured interviews with members of the Tosepan Pajti Health Cooperative. The results of the study contribute to understanding some aspects of the variegated social formation (heterogeneous, dynamic and contradictory) of that territory.

KEYWORDS: WOMEN * FEMINISM * RURAL COMMUNITIES * HEALTH * MEDICAL SCIENCES * VIOLENCE * GENDER DIVISION OF LABOUR

APENITAS LLEGANDO… SOBRE EL PROCESO DE INSERCIÓN

Apenas se reconocía la milpa, se saboreaba un taco y se distinguían los tipos de plátanos; se intentaba soltar la “y” para abrazar la “ll” o la “i”; se comprendía la temporalidad del “ahorita” y la amabilidad de la población. Del mate al café, de la ensalada al caldo, del “joya” al “chido” y del “chabón” al “chavo”.

En ese momento inicial, durante las pláticas con otres4 surgía de manera recurrente (y ocurrente) la pregunta: ¿y usted habla otro idioma? La respuesta, por supuesto negativa venía de la mano con la reflexión: no es una cuestión de carácter individual, que se restringe a las competencias de una persona, sino que en Argentina, la hegemonía lingüística (indiscutible e histórica) es del castellano. Aunque existan y resistan otros lenguajes a lo largo y ancho del territorio. Pero claro, (dichosamente) acá, no.

INTRODUCCIÓN

El objetivo principal del presente trabajo fue reflexionar sobre la convergencia entre lo moderno-colonial y lo ancestral-indigenista dentro de la medicina, la división social, sexual y racial del trabajo, y la violencia de género en Cuetzalan del Progreso (Puebla, México) y sus comunidades5 desde la perspectiva marxista latinoamericana, así como los feminismos comunitarios y rurales. Para ello, se recuperó la obra de René Zavaleta Mercado (2008) quien acuña el concepto de sociedades abigarradas para superar las perspectivas reduccionistas occidentales europeas desde las cuales no es posible abordar la heterogeneidad de las realidades latinoamericanas. También abonaron a este estudio, las feministas comunitarias y rurales como Adriana Guzmán Arroyo (2019), Julieta Paredes Carvajal (2008) y Lorena Cabnal (2010), desde las cuales se analizó la división social, sexual, racial del trabajo y la violencia de género que atraviesan las mujeres en las comunidades.

En primer lugar, se desarrollaron diferentes aportes de la perspectiva marxista latinoamericana desde la que se posiciona este estudio. Aquí, se recuperaron las ideas de René Zavaleta Mercado (2008) y Aníbal Quijano (1990). Luego, se caracterizó la organización desde la cual se llevó a cabo el trabajo en el territorio y a partir de lo cual fue posible llevar a cabo esta investigación. En este sentido, se mencionaron algunos aspectos de su organigrama, dinámica de trabajo, cobertura poblacional y alcance territorial. En tercer lugar, se expusieron las tres dimensiones objeto de estudio: violencia de género; división social, sexual y racial del trabajo; y medicina, las cuales se seleccionaron a partir de las observaciones de campo y experiencia vivida con lo que se evidencia la convergencia entre lo ancestral-indigenista y lo moderno-colonial. Por último, se debatió entre lo moderno-colonial y lo ancestral-indigenista situado en el contexto de esta investigación.

En cuanto a la estrategia metodológica, se trató de un estudio de corte descriptivo y explicativo (Martínez, 2006) cuyo trabajo de “cultivo y cosecha6” (Díaz, 2005) utilizó diferentes rutas para comprender lo particular de las realidades locales. Se trata de un estudio de caso (Martínez, 2006) que no se agota en la descripción microsocial, sino que abona a la (re)construcción de categorías teóricas elegidas desde la singularidad de dichos procesos sociales. De esta forma se construyeron significados a partir de lo emergente en la realidad.

Este enfoque denominado Teoría Fundamentada (Vasilachis Di Gialdino, 2006) propone comprender el sentido de la acción social desde la perspectiva de sus participantes, privilegiando lo profundo sobre lo superficial, lo intenso sobre lo extenso, lo particular sobre las generalidades, la captación del significado y del sentido interno, subjetivo antes que la observación exterior de presuntas regularidades objetivas. Así, a partir de preguntas, del método de comparación constante y de muestreo teórico se recuperaron datos empíricos significativos que permitieron resignificar/ampliar/contradecir los conceptos seleccionados. Incluso, al tratarse de un proceso dialéctico de co-construcción, se modificó (parcialmente) el marco teórico según lo emergente en el trabajo de campo, ya que construir conocimiento implica un diálogo de saberes y nuevas búsquedas teóricas. Así pues, este proceso no fue etapista, sino más bien flexible, es decir, un camino circular en la búsqueda de conocimientos (Vasilachis Di Gialdino, 2006).

En este marco, la estrategia estuvo compuesta por diferentes técnicas de investigación que se fueron readecuando acorde al encuadre, a las condiciones de posibilidad y a los sujetos. Por tanto, esa flexibilidad “in situ” no significa una improvisación sino un posición ética-política de respeto a le otre, sus tiempos, disposiciones, apertura y condiciones para compartir sus saberes, experiencia, opiniones, entre otros. En cuanto a la obtención de información a partir de fuentes primarias, se llevó a cabo la observación participante en los diversos espacios de trabajo durante los tres meses de rotación7 como residente de salud en la Cooperativa Tosepan Pajti y seis entrevistas en profundidad a socias de la institución. Para la selección de informantes se implementó el muestreo no probabilístico, intencional, teniendo en cuenta como criterio para la elección: la disponibilidad horaria de la persona y las competencias lingüística (que hable español). En lo que alude a las fuentes secundarias: se realizó la revisión documental de fuentes secundarias, tales como, registros institucionales no publicados, informes internos, registros de campo, material de difusión institucional. El periodo temporal de este estudio fue febrero-mayo de 2023.

DESDE DONDE SE MIRA, SIENTE Y PIENSA EL ESTUDIO

Las discusiones en torno a la heterogeneidad histórica-estructural de los tiempos y relaciones de producción en Latinoamérica exceden los límites de las perspectivas del marxismo latinoamericano (Zavaleta, 2008; Quijano, 1990), ya que otros enfoques como la teoría de la modernización y de la dependencia han esbozado sus ideas donde enfatizan el progreso evolutivo y etapista desde lo premoderno hacia el desarrollo capitalista. Ahora bien, para esta investigación, la temporalidad histórica alude a diversos procesos políticos, económicos y culturales, modos de pensar, vivir, morir y sentir en los territorios. Conecta con los deseos, intereses y ambiciones de una sociedad (o sociedades) en un lugar determinado. Se trata de una cosmovisión colectiva, formas de sanar, curar, cuidar, distribuir tareas, tiempos, entre otros aspectos de la cotidianeidad. No obstante, las realidades latinoamericanas exceden los límites de las categorías, lineamientos y tiempos que las teorías occidentales-eurocéntricas exigen.

En este marco, la perspectiva marxista latinoamericana elabora una propuesta crítica para mirar desde la diversidad de temporalidades, modelos productivos y mundos que existen en los territorios latinoamericanos (Cabaluz y Torres, 2021). A continuación, se desarrollaron diferentes aspectos de las obras de René Zavaleta Mercado (2008) y Aníbal Quijano (1990) a partir de los cuales se aborda el análisis del caso de estudio en el presente artículo.

El autor boliviano Zavaleta Mercado (2008) acuña el término de formación social abigarrada, el cual remite a la convivencia de lo múltiple, lo diverso y lo heterogéneo. Esta noción posibilita construir una lectura integral a partir de la cual reconocer la convergencia desorganizada de diferentes modelos productivos, tiempos históricos, cosmovisiones, formas de organización política, entre otras. Así, esta mirada permite adentrarse a la complejidad de las realidades sociales que habitan en América Latina (Cabaluz y Torres, 2021).

En una formación social abigarrada, el Estado se vincula parcialmente con la sociedad, debido a que existen otras formas políticas autónomas de autogobierno que las comunidades implementan para decidir colectivamente asuntos comunes y cotidianos. Por ende, el Estado no alcanza una legitimidad ni hegemonía a lo largo de todo el territorio nacional, y así coexisten diferentes lógicas de organización social y política (Cabaluz y Torres, 2021). En la misma línea, Puente (2008) recupera los aportes de Luis Tapia (2002b), quien define el abigarramiento social como “la superposición de diversos tipos de sociedad que coexisten de manera desarticulada, estableciendo relaciones de dominación y distorsión de unas sobre otras” (p. 10).

En este sentido, la homogenización necesaria para construir el Estado Nación no se da en estas sociedades, sino más bien sucede una “(...) coexistencia de diversos modos de producción, culturas y estructuras de autogobierno, que no corresponden al Estado supuestamente nacional, pero que tampoco se articulan y sintonizan con los procesos políticos nacionales porque no son reconocidas” (Tapia, 2002a, p. 11). Por lo tanto, en las sociedades abigarradas, se visibiliza la intención del Estado de imponer una identidad hegemónica sobre “lo nacional”, sin embargo, no logra arraigarse totalmente en las costumbres y culturas premodernas. En esta línea de pensamiento, se encuentra Aníbal Quijano, con quien existen puntos de convergencia vinculado al abordaje en torno a la cuestión del tiempo histórico y, por ende, la problemática del colonialismo. Ambos autores permitieron abordar el problema del tiempo histórico en Latinoamérica a partir de lo multilineal, de la co-existencia de ritmos. Los tiempos del capital no logran aplacar la multiplicidad de tiempos agrarios, comunitarios, indígenas y populares (Cabaluz y Torres, 2021).

Según Aníbal Quijano (1990), en América Latina nunca existió una sola forma de capitalismo debido a la simultaneidad de diferentes formas de organización socio-económica. Por lo cual, la explicación moderna que supone la evolución lineal etapista del atraso hacia el desarrollo de las sociedades no aplica para comprender las realidades latinoamericanas. En este sentido, el término de heterogeneidad-estructural, permite comprender esta situación, ya que alude a:

(...) una combinación y contraposición de patrones estructurales cuyos orígenes y naturaleza eran muy diversos entre sí. (...) Este modo afectaba a la estructura global de la sociedad y a cada una de sus instancias. Admitía la presencia de un eje central de articulación, el capital. Pero implicaba la presencia de varias y aún contrapuestas lógicas en el movimiento del conjunto de la sociedad (Quijano, 1990, p. 29).

Por ende, en América Latina y el Caribe, el capitalismo moderno no se consolida como una totalidad, sino que se trata de una estructura de elementos que relacionan entre sí de manera heterogénea y conflictiva. En este sentido, se destacan dos aspectos del concepto de heterogeneidad estructural: en primer lugar, la crítica a la idea etapista que supone la evolución del subdesarrollo/atraso hacia el desarrollo moderno eurocéntrico. En segundo lugar, la existencia de una multiplicidad de culturas, idiomas, estilos de vida, espiritualidades, organizaciones políticas y económicas que convergen entre sí, a veces entrando en conflicto y otras veces en diálogo (Cabaluz y Torres, 2021).

BREVE RECORRIDO HISTÓRICO SOBRE EL COOPERATIVISMO EN CUETZALAN DEL PROGRESO Y LA UNIÓN TOSEPAN TITATANISKE

Antes de comenzar con la caracterización institucional interesa reconstruir históricamente el surgimiento del movimiento cooperativo en la región Cuetzalan del Progreso. Este municipio se ubica en el Estado de Puebla, en la sierra nororiental, zona húmeda con gran cantidad de ríos, cascadas y grutas (figura 1). Aquí, el cooperativismo comenzó formando redes comerciales para la compra-venta de azúcar y posteriormente de otros productos locales como la pimienta y el café. Debido a las necesidades de la población y gracias a su iniciativa, se crea la unión Tosepan Titataniske8, actualmente está conformada por nueve cooperativas.9 Cada una posee una lista de asociades, aunque hay personas que participan en más de una cooperativa —por ejemplo, algunes afiliades a la Tosepan Pajti comercializan sus productos (café, miel o pimienta) a través de las Cooperativas Maseual y Pisilnekmej— (cuaderno de campo, febrero-marzo de 2023, Cuetzalan del Progreso, Puebla, México).

Figura 1. Mapa de Cuetzalan del Progreso, México, marzo 2023

Fuente: google maps, 2023.

Desde su fundación en 1977, la institución ha buscado bajo diversos medios y estrategias, revertir las lógicas del modelo de producción agropecuario-ganadero extractivista basado en la utilización de fertilizantes, plaguicidas y herbicidas. Según un informe de la institución, este sistema generó dependencia alimenticia calculando que el consumo de productos traídos fuera de la región era del 60% al 70% (Cooperativa Tosepan Titataniske, 2023). Por ende, su principal propósito fue y continúa siendo el fomento de la producción sustentable y orgánica de los alimentos desde relaciones sociales basadas en la economía social y solidaria. A su vez, apuesta a recuperar y preservar el conocimiento y el uso de la medicina tradicional de las comunidades indígenas (Cobo et al., 2018).

SOBRE LA COOPERATIVA DE SALUD TOSEPAN PAJTI

La Cooperativa Tosepan Pajti, en el idioma indígena Nahuat significa salud para todos. Está ubicada en la Sierra Nororiental del Estado Puebla y forma parte de la Unión de Cooperativas Tosepan Titataniske. Fue creada en el 2009 por dos motivos, por un lado, en las asambleas comunitarias se manifestaba las dificultades de acceder a los efectores de atención primaria de la salud para prevenir problemáticas de salud desde la medicina tradicional. Por el otro, si bien existen Casas de Salud 10 y cinco hospitales con especialistas del Sector de la Salud Pública ubicados en los municipios de Ayotoxco, Ixtepec, Zapotitlan, Cuetzalan y Huehuetla, estos carecen de recursos y prestaciones suficientes y resultan inaccesibles debido a la distancia geográfica. Muchas personas no logran acercarse porque no poseen transporte público cercano, asequible económicamente y con horarios frecuentes11.

Por lo anterior, se concluyó que era necesario construir una propuesta comunitaria y autogestiva que aborde la salud desde las necesidades, los intereses y las costumbres originarias de la población. En este marco, se fundó la Cooperativa de Salud dedicada principalmente a construir estrategias de promoción y prevención de la salud desde la cosmovisión de los pueblos basada en la medicina tradicional.

Así, durante el 2009 se realizó una capacitación a promotoras por parte de un grupo de mujeres de Minatitlán Veracruz sobre medicina tradicional herbolaria. A su vez, en el 2011 se firmó un convenio con la Universidad Autónoma Metropolitana para que médicos pasantes realizaran sus prácticas profesionales en la organización. Luego, en el 2014 se inauguró el laboratorio de análisis clínico y en 2016 se creó el laboratorio de productos herbolarios, que inició con la producción de pomadas, tés, cápsulas y alcoholaturas a base de plantas medicinales y miel de meliponas.

La misión de la Cooperativa de Salud es la “producción de salud mediante acciones integrales dirigidas al individuo, la familia, la comunidad y el territorio, con la finalidad de mantener un bienestar físico, mental y espiritual que permita tener una vida buena” (Cooperativa Tosepan Pajti, 2023, p.1). En lo que atañe a las estrategias de salud, se trata de un intercambio de recursos, conocimientos y el acompañamiento de las comunidades basadas en cinco líneas de acción: traspatio, saneamiento, producción apícola, salud bucal y control de las enfermedades crónicas y degenerativas.

Las promotoras de salud son seis trabajadoras oriundas de las comunidades, son bilingües (español y Náhuat) y llevan a cabo diversas estrategias comunitarias de prevención y promoción de la salud junto a les socies. Los días jueves se reúnen en la Cooperativa junto con la coordinadora general para planificar la semana de actividades comunitarias y determinar el día de descanso (tabla 1).

Tabla 1. Trabajos que realizan cotidianamente las promotoras de salud, Cooperativa Tosepan Pajti, 2023

Fuente: Cooperativa Tosepan Pajti, 2023.

En cuanto a la cobertura institucional, la Cooperativa trabaja con familias de comunidades ubicadas en las ocho juntas auxiliares de Cuetzalan del Progreso (Puebla, México). Estas son pequeños centros urbanos que poseen algunas instituciones estatales como presidencia de la Junta Auxiliar, jardín (centro de primera infancia), escuela primaria (educación inicial), telesecundaria (educación media), Casa de Salud (Centro de Atención Primaria de la Salud), entre otras instituciones estatales. También cuentan con una iglesia católica y plaza central donde se lleva a cabo el tianquiztli (feria) los días domingos que consiste en el intercambio mercantil de productos, tales como: frutas, verduras, carnes, legumbres, panificación, plantas medicinales, etc.

Las juntas auxiliares se encuentran entre 3 a 10km del municipio (Cuetzalan del Progreso), a 20 minutos o 1 hora en transporte público (combis o camionetas), ya que el camino es montañoso y con curvas. No obstante, hace 10 años aproximadamente, la mayoría de las carreteras (rutas) han sido asfaltadas casi en la totalidad del camino, lo cual agiliza el recorrido. Las combis y las camionetas tienen una capacidad de 15 a 20 pasajeros y funcionan en el horario entre 6hs hasta las 20hs, salvo en las comunidades ubicadas a más de 10km donde el último horario suele ser entre las 15 y 16hs. Esta limitación del servicio surge a partir del incremento de la inseguridad y el temor a la delincuencia. El costo depende del tramo de traslado variando entre 8 a 25 pesos mexicanos. Las paradas son continuas, es decir, durante todo el recorrido se pueden subir y bajar pasajeres debido a que no hay paradores ni paradas establecidas (Cuaderno de campo, febrero-marzo, 2023). A continuación, se abordan las dimensiones empíricas seleccionadas para mirar la convergencia entre lo moderno-colonial y lo ancestral-indigenista.

UN LUGAR DONDE QUEPAN MUCHOS MUNDOS

En este apartado se describieron ciertas dimensiones del caso de estudio para ser analizadas desde una perspectiva marxista latinoamericana, la cual se centra en las particularidades locales y busca mediaciones teóricas para comprender la realidad (Zavaleta, 2008). A continuación, se trabajó en torno a la violencia de género, la división (social, sexual y racial) del trabajo y la medicina.

VIOLENCIA DE GÉNERO

La violencia de género posee diferentes expresiones —físicas, psicológicas, económicas, sexuales— que están atravesadas por una dimensión estructural vinculada a las desigualdades económicas, sociales y culturales determinadas por el contexto (Segato, 2003). En México es una problemática grave, dentro de la cual las estadísticas de la violencia de género del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) refieren que el año 2022 cerró con un total de 947 feminicidios (SESNSP, 2022). Estas cifras lo colocan como el segundo país de América Latina y el Caribe con más casos, luego de Brasil (Comisión Nacional de Derechos Humanos, 2019). En Cuetzalan del Progreso y sus comunidades, está realidad hace eco y coincide con la situación nacional, sin embargo, tal como refiere una activista del feminismo comunitario y rural, se lucha por generar un cambio cultural para erradicar las opresiones del sistema hetero-cis-patriarcal que afecta a toda la población de diferentes maneras: “Estamos haciendo visible hacia adentro que esa violencia afecta muchísimo a la comunidad, si las mujeres y las niñas viven violencia es como que una parte de la comunidad estuviera enferma” (Radio Tsinaka, 7 de marzo de 2023, 26m41s).

En esa línea, la Cooperativa de Salud Tosepan Pajti (2023) apuesta a romper con los estereotipos, estructuras y situaciones de violencias a través de acciones públicas, espacios de formación, así como actividades de prevención y promoción con les socies y hacia adentro de su propia organización.

Las personas ahorita están más abiertas, salen más. Gracias a la Tosepan participan se enteran de proyectos. Hay menos violencia, andá a levantarle la mano a mi mamá ahora. ¡NO! Antes estábamos aislados, no había luz ni carretera, ni transporte hacia el centro (entrevistada 1, socia de la Cooperativa Tosepan Pajti, comunicación personal, 05 de enero de 2023).

Tal como señala la socia, en una conversación durante la asamblea de su Cooperativa local en Tepango (Cuetzalan del Progreso, Puebla, México), antes de la llegada de la Tosepan Pajti a la comunidad, la población era más conservadora. Ese aislamiento —social y simbólico— no solo se traducía en desinformación en asuntos generales de la región, falta de acceso a políticas públicas educativas y de salud, servicios básicos como alumbrado público y obstáculos para el traslado hacia los centros urbanos, sino que también favorecía el ocultamiento de las múltiples opresiones que se ejercían a nivel comunitario y familiar.

Según la socia, esa naturalización de las violencias comenzó a desarmarse a partir de la apertura de la comunidad y la irrupción de otredades en su cotidianidad. En ese intercambio se visualizaron otros modos de ser, estar, sentir, amar y comenzaron a surgir disconformidades y conflictos frente al statu quo (hetero-cis-patriarcal) construido hasta entonces. Esto afirma que en la cosmovisión de los pueblos originarios de Cuetzalan y alrededores se encarna un sesgo patriarcal que antecede a la llegada de la modernidad. Estas lógicas patriarcales fueron reforzadas desde la conquista. Según Segato (2015), los pueblos nativos ya tenían sus propias prácticas asimétricas entre hombres y mujeres, a esta forma prehispánica del mandato de masculinidad, lo denomina patriarcado de baja intensidad y a la forma colonial del poder masculino, patriarcado de alta intensidad. La conjugación o entronque de ambos mandatos configura las formas de violencia actuales.

En este sentido, tanto Guzmán (2019) como Paredes (2008) refieren que, históricamente, existió una relación intrínseca entre el patriarcado precolonial y el occidental denominado entronque patriarcal. Esta expresión evidencia que las relaciones injustas entre varones y mujeres no fueron producto de la instalación moderna-colonial. Es decir, la opresión de género no inicia con los conquistadores, sino que había una versión en las culturas y sociedades precoloniales que dio lugar a la instalación y a la retroalimentación de ambas visiones patriarcales. Cabnal (2010) refuerza esta idea afirmando que, “existieron condiciones previas en nuestras culturas originarias para que ese patriarcado occidental se fortaleciera y arremetiera” (p. 15), de esta manera se fueron configurando manifestaciones y expresiones propias racistas y sexistas.

Por su parte, Lugones (2008) esboza la categoría de colonialidad del género, a partir de la cual afirma que existe una relación entre la colonialidad del poder y el sistema de género, en la cual la ficción de género juega un rol central. Sostiene que se trata de una organización colonial/moderna del género que impone patrones sociales, sexuales y raciales a partir de los cuales se organiza la sociedad. Esta organización es sostenida y legitimada a través de valores, leyes, mandatos, estructuras e instituciones impuestas por la tríada de los sistemas de opresión. Los mandatos sociales en torno a la familia nuclear y su sostenimiento a cualquier costo, las dificultades para expresar, exponer, denunciar situaciones de maltrato, violencia y abuso, son algunos ejemplos que dan cuenta de los atravesamientos patriarcales.

En Cuetzalan del Progreso y sus comunidades, las violencias de género se traducen en feminicidios, acosos callejeros que reciben las morras12 cuando caminan en la calle o cuando suben al transporte público, en las dificultades para participar activamente en la política, en los abusos sexuales al interior de sus familias, en las diferentes condiciones laborales y salariales, en el acceso a la salud y educación. Además, en la distribución inequitativa del trabajo reproductivo, aspecto sobre lo cual se profundiza en el siguiente apartado. Tal como refiere un activista de la comunidad, “queremos que se sostenga nuestra cultura, pero que se elimine la violencia que históricamente como mujer hemos vivido” (Radio Tsinaka, 2023, 24m30s).

Cabe señalar que este entroque hetero-cis-patriarcal capitalista colonial también oprime a los varones de las comunidades desde otros aspectos, obstaculizando sus posibilidades de demostrar sus sentimientos, dolores, angustias y reduciendo al enojo como único mecanismo de expresión (Entrevistada 1, socia de la Cooperativa Tosepan Pajti, comunicación personal, 05 de enero de 2023).

DIVISIÓN SOCIAL, SEXUAL Y RACIAL DEL TRABAJO

Para la Cooperativa, las mujeres de las familias son las guardianas de la salud. Esto implica realizar diversas tareas tales como: el cuidado y el sostenimiento del bienestar familiar; la ejecución de estrategias a nivel familiar y comunitaria para la detección temprana de enfermedades, además del seguimiento y monitoreo de tratamientos médicos; transformación de la casa en un hogar sustentable; participación de las asambleas mensuales en la Cooperativa local (Cooperativa Tosepan Pajti, 2023). Para las guardianas, para alcanzar una vida saludable es necesario cuidar y defender la madre-tierra. Defender la vida es defender el territorio.

Para mí, la naturaleza tiene un valor importante pues con ella cuidamos nuestra salud y hacemos nuestros propios medicamentos. Con lo que produce la tierra. Por eso, cada tres meses vamos a reuniones a la Tosepan para la defensa del territorio para que no hagan minas en las comunidades (entrevistada 3, socia de la Cooperativa Tosepan Pajti, comunicación personal, 15 de enero de 2023).

El cuidado de otres y de la madre tierra se naturaliza y hace cuerpo en las guardianas, constituyéndose en una tarea socialmente feminizada en Cuetzalan y en la Cooperativa no todes se cuestionan que ese lugar sea ocupado siempre por mujeres. La mayoría de las acciones de prevención y promoción de la salud13 son talleres destinados a las mujeres de la comunidad.

No obstante, es oportuno mencionar que el autocuidado, sigue siendo una deuda histórica, es decir, el (des)cuido atraviesa las cuerpas de mujeres, no solo en México sino como tendencia mundial14. En ese sentido, tal como refiere una socia de la Cooperativa de Salud, “las mujeres en la salud descuidamos nuestra propia salud. No tenemos presente nuestro autocuidado. Vamos recién cuando ya no aguantamos” (entrevistada 1, socia de la Cooperativa Tosepan Pajti, comunicación personal, 05 de enero de 2023). El cuidado saquea el tiempo de quien se responsabiliza de ello, remite a lo humano, la interdependencia y, por ende, las relaciones entre sujetos. Es mucho más que un repertorio de acciones cotidianas que organizan la vida de quien cuida y de quien es cuidado: “Humanizamos cuidando, deshumanizamos cuidando” (Angelino, 2014, p. 202).

Tal como refiere Rodríguez (2015), el cuidado, en un sentido amplio, “refiere a todas las actividades y prácticas necesarias para la supervivencia cotidiana de las personas en la sociedad en que viven” (p. 36). Ahora bien, a partir de los debates de la economía feminista como corriente heterodoxa se instala una crítica desde los cuidados (Pérez, 2014) que cuestiona la problemática estructural de la desigualdad que persiste en la organización social de los cuidados (Rodríguez, 2015). Existe una vinculación entre el cuidado y la economía y el trabajo reproductivo como una pieza fundamental en el sostenimiento del sistema, por lo cual “visibilizar los cuidados no ha sido un ejercicio de descubrir un conjunto extra de tareas o desesidades antes inadvertidas, sino un ejercicio de cuestionamiento de todo el sistema económico desde su raigambre en la vida cotidiana” (Pérez, 2014, p. 207). Según Carrasco (2012), las condiciones de funcionamiento de nuestro sistema socio económico actual son insostenibles, en tres sentidos: por la relación extractivista con la naturaleza, la distribución desigual de los trabajos reproductivos y la lógica de máximo beneficio e individualista que permea el mercado capitalista y la sociedad.

En esta línea, Federici (2010) ayuda a comprender la falta de distribución equitativa del trabajo reproductivo (doméstico y de cuidados). La autora afirma que la instalación y el sostenimiento del capitalismo fue posible gracias a la imbricación histórica entre el patriarcado ancestral y occidental impuesto durante la conquista. En efecto, refiere que la acumulación originaria —de la que habló Marx— no solo implicó la extracción, el despojo y el saqueo de la naturaleza de los territorios del Abya Yala15, sino que también, se produjo un profundo cambio en la división social del trabajo. A partir de entonces, se escindió el trabajo productivo del reproductivo, siendo este último devaluado, feminizado y una estrategia de sometimiento de las mujeres. Es decir, estas tareas quedaron relegadas a las mujeres por ser consideradas socialmente como responsables de ello. Entonces, la acumulación primitiva no fue simplemente una concentración de recursos y de trabajo esclavo, sino que fue una imposición de diferencias y divisiones por condiciones de clase social, género y raza.

En resumen, la instalación del patrón moderno colonial patriarcal configuró una división social, sexual y racial del trabajo que reserva lo productivo para los varones; mientras que las mujeres asumieron la reproducción de la vida al interior de los hogares y comunidades. Esto se visibiliza en las tareas domésticas que, diariamente llevan a cabo las mujeres socias de la Cooperativa de Salud, quienes son las principales responsables de garantizar la alimentación y el cuidado de la salud de todos les miembres de la familia, al igual que de la limpieza del hogar y trabajo en las hortalizas.

Antes y ahora, la feminización de los cuidados sigue anquilosada en la cotidianidad de las comunidades, cuya invisibilización contribuye, en primera instancia, a negarlos como trabajo, y en segundo lugar, al seguir considerándolos como un asunto de la esfera privada evita cuestionar su distribución (Papérman, 2011). Por ello, mirar la organización social (heteropatriarcal colonial) de los cuidados desde los feminismos comunitarios y rurales, permite develar que las relaciones sociales no son accidentales sino producto histórico de la sociedad (Angelino, 2014) y, por tanto, pueden (y deben) ser modificadas.

MEDICINA

En estos territorios, los procesos de salud, enfermedad, atención y cuidados (PSEAC) se entrelazan cotidiana y naturalmente con la madre-tierra. En este sentido, la producción orgánica de los propios alimentos (frutas, verduras y animales) es una forma de prevenir las enfermedades a partir de una alimentación soberana y de calidad. Cuando se atraviesa algún problema de salud, utilizan diversos preparados (infusiones, pomadas, alcoholaturas) con plantas medicinales y miel de meliponas para curarse.

Por su parte, la Cooperativa de Salud recupera esos conocimientos ancestrales para la elaboración de productos herbolarios16 basados en plantas medicinales producidas en los huertos familiares de las comunidades. Son las promotoras de salud de la Cooperativa quienes fomentan esta producción y se encargan de organizar la compra-venta del excedente que las familias tienen de plantas medicinales, para que sean procesadas en el laboratorio por el equipo de trabajo17 donde producen diferentes medicamentos. De esta manera, es apoyo económico para las familias, tal como refiere una socia “ellos nos apoyan en la economía, nos compran los productos de plantas medicinales que producimos” (entrevistada 3, socia de la Cooperativa Tosepan Pajti, comunicación personal, 15 de enero de 2023).

Esto se vincula con el objetivo principal de la Cooperativa, el cual como se mencionó anteriormente, consiste en producir yeknemilis18, es decir, crear condiciones dignas de vida a través de la transformación de las casas en viviendas sustentables. Para ello, es necesario, fomentar la producción de huertos, plantas medicinales, crianza de gallinas, peces, puercos, producción de leche, huevos, miel de meliponas y la utilización de ecotecnias como captación de lluvia y luz solar, composta orgánica, estufas y sanitarios ecológicos.

Para las socias/guardianas de la salud, la medicina tradicional es la principal herramienta para el cuidado, este conocimiento ancestral encarnado en las abuelas se perpetúa a partir de la transmisión oral intergeneracional: “siempre antes tomamos medicina natural de lo que producimos en el huerto, sin químicos. En lo personal viene desde mi abuelita” (entrevistada 4, socia de la Cooperativa Tosepan Pajti, comunicación personal, 06 de enero de 2023). Por consiguiente, la naturaleza tiene un valor fundamental en los PSEAC: “La naturaleza tiene un valor importante pues cuidan nuestra salud, hacemos nuestros propios medicamentos” (entrevistada 4, socia de la Cooperativa Tosepan Pajti, comunicación personal, 06 de enero de 2023. En efecto, gozar de buena salud no significa un bienestar antropocéntrico, sino que para “tener salud” es necesario cuidar y defender la naturaleza. Tal como menciona una socia:

Conservar nuestra madre naturaleza y ríos para que no enfermemos. Eso es lo que hacemos con Tosepan Pajti, conservar la medicina tradicional con los productos de nuestros huertos. Sembrar más nuestras hortalizas orgánicas sin químicos. La naturaleza es nuestra madre porque es la que nos da de comer. Debemos cuidar y defender (entrevistada 2, socia de la Cooperativa Tosepan Pajti, comunicación personal, 10 de enero de 2023).

Sin embargo, cabe señalar que la apuesta política e histórica respecto a este modo de ver la salud no es socialmente incompatible con el uso de otras metodologías, herramientas e instrumentos de la medicina alopática: “Si no alcanza con medicina tradicional vamos con el médico pero primero con la planta” (entrevistada 5, socia de la Cooperativa Tosepan Pajti, comunicación personal, 10 de enero de 2023). Es decir que, en general hay una aceptación social de ambas perspectivas entre les socies de las comunidades.

En los cuidados de la salud, los modelos alopáticos no se descartan, no obstante, a priori, las personas optan por la medicina tradicional, por la sanación a través de las plantas medicinales, las recetas ancestrales heredadas de las abuelas y los rituales. “Creemos en la medicina tradicional mixto con la medicina del doctor y la conservación de la naturaleza. Conservamos nuestra medicina tradicional ancestral pero en diálogo con la del doctor” (entrevistada 6, socia de la Cooperativa Tosepan Pajti, comunicación personal, 11 de enero de 2023). Por ende, en la actualidad convergen ambos modelos de la medicina, aunque existan situaciones de escasez de recursos y servicios disponibles en el sistema de salud pública y/o resistencias de la comunidad para acudir a la medicina alopática.

Esto tiene que ver con el sesgo colonial que permea las instituciones de salud pública, las cuales se organizan, piensan e intervienen desde la perspectiva biomédica. En el caso del Hospital General de Cuetzalan existe un área de medicina tradicional donde brindan servicio parteras, hueseros y curanderos, también entregan medicación basada en plantas medicinales. Sin embargo, no es un espacio muy concurrido por la población debido a la distancia geográfica y simbólica mencionada anteriormente.

Según Lander (2014), la colonialidad del saber es la relación de poder jerárquica que se establece entre diversos conocimientos a partir de la cual se establece una diferencia que expresa desigualdad. En este caso, en el campo de la salud pública a nivel hospitalario, el conocimiento de las ciencias médicas se instala como la voz con mayor legitimidad en el abordaje de los PSEAC. Por esto, el paradigma hegemónico que atraviesa la intervención sanitaria se basa en el conocimiento científico biomédico biologicista denominado Modelo Médico Hegemónico (MMH), cuyas principales características son:

(…) biologismo, ahistoricidad, asocialidad, pragmatismo, individualidad, participacionismo subordinado, etc., que justamente determinan un tipo de práctica técnica y social donde los factores etiológicos y curativos son depositados en la persona, o a lo sumo en un ambiente “natural”, donde los procesos colectivos determinantes de la enfermedad son muy secundariamente tomados en cuenta, y donde el sujeto y/o los conjuntos son considerados siempre como “pacientes” (Menéndez, 1995, p. 2).

En este sentido, los PSEAC se constituyen como un territorio de disputa, dentro y fuera de las instituciones públicas. La Cooperativa de Salud Tosepan Pajti (2023) es un ejemplo de organización autogestiva para construir una propuesta de salud que reconozca las condiciones de vida (social, económico, cultural y familiar) de la población y la naturaleza. Desde una visión biocéntrica de la salud se sostiene que para cuidar la vida es necesario primero cuidar el territorio y defenderlo de todas las amenazas extractivistas de saqueo.

COMPLICIDAD O CONFLICTO

En este apartado final se buscará reflexionar brevemente sobre la convergencia ancestral-indigenista y moderno-colonial para analizar en qué aspectos las dimensiones de estudio entran en diálogo, disputa, conflicto o complicidad entre sí.

La apropiación y la reivindicación de las costumbres originarias ancestrales permite contraponerse a la amenaza colonial cotidiana que implica, entre otras cosas, la extinción de la lengua materna Náhuat. Se percibe una lucha diaria por perpetuar el lenguaje como un aspecto fundamental para el sostenimiento de la cultura e identidad (cuaderno de campo, febrero-marzo, 2023, Cuetzalan del Progreso, Puebla, México). Sin embargo, hay otras voces que siguen silenciadas, son mujeres y niñas que callan violencias, humillaciones y opresiones en sus hogares y comunidades. Los varones continúan ocultando sus angustias, dolores y mandatos que socialmente no tienen “permitido” expresar.

En efecto, en este aspecto, la convergencia entre lo ancestral-indígena y lo moderno-colonial no entra en conflicto, sino que más bien se refuerzan situaciones de opresión hacia toda la población de diferentes formas. Resulta necesario hacer un proceso colectivo de exploración sobre las estructuras y los discursos patriarcales, coloniales y capitalistas anquilosados en las costumbres originarias, debido a que lo no explorado queda oculto y no puede ser entendido ni confrontado. Por ende, si no hacemos “hablar el silencio”, este se naturaliza y configura el discurso hegemónico (Lorde, 1980). Para desarmar este entroque hetero-cis-patriarcal lentamente comienzan a aparecer movimientos de resistencia desde los feminismos comunitarios y rurales que luchan por crear un mundo libre de violencias y mandatos.

En lo que respecta a la división social, sexual y racial del trabajo hay una instalación moderna de la organización social (hetero-cis-patriarcal colonial) del cuidado a partir de la división entre el trabajo productivo del reproductivo. Antes la distribución de las tareas domésticas y comunitarias no estaba atravesada por ficciones de género, ya que mujeres y hombres llevaban a cabo trabajos productivos, reproductivos y políticos. Actualmente, en las comunidades se encarna y reproduce ese sesgo colonial-patriarcal, ya que son las mujeres las principales responsables de la reproducción de los miembros del hogar. En este punto, nuevamente las resistencias feministas intentan cotidianamente desandar estas estructuras desiguales. Se considera importante poner en el centro la vulnerabilidad, ya que es la única forma de pensar desde la ética de los cuidados (Tronto, 2009). Es decir, pensar los cuidados como procomún, un bien colectivo permite pensar desde una mirada comunitaria desde la cual los cuidados se defienden y preservan colectivamente. De esta forma, se supera la estricta individualidad y es posible revisar la organización social del cuidado desde una propuesta colectiva (Angelino, 2014).

Por último, en lo que alude a la medicina es oportuno señalar dos aspectos, por un lado, en la población es posible identificar un diálogo entre ambos modelos que se retroalimentan entre sí. Es decir, en general las personas resuelven sus problemáticas de salud con las herramientas y los conocimientos de la medicina tradicional, y en caso de ser necesario arbitran los medios, los recursos y los tiempos para acudir al hospital u otros efectores de salud de medicina alopática. Sin embargo, se considera que la visión antropocéntrica del modelo médico hegemónico entra en conflicto con el paradigma de la medicina tradicional, la cual se basa en los conocimientos y frutos de la naturaleza para curar y sanar la vida humana. Por ende, cuidar la vida empieza con la defensa del territorio, no por curar enfermedades humanas.

Como se pudo observar a lo largo del artículo, lo moderno-colonial y lo ancestral-indigenista convergen en el cotidiano de la población. A veces, en conflicto, otras en un diálogo cómplice y reproductor de opresiones. No hay buenos ni malos, no se trata de santificar lo ancestral y negar lo nuevo, ni viceversa. Es necesario avanzar en construir un Yeknemilis para todos, todas y todes. Y para eso, no hay dudas, ¡la salida es rural, comunitaria y feminista!

REFERENCIAS

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Fecha de ingreso: 22/03/2023
Fecha de aprobación: 22/06/2023


1 Traducción al nahuat-español.

2 Nahuat-English translation.

* Hospital General de Agudos “Dr. José María Penna”, residente de salud de Trabajo Social, Buenos Aires, Argentina.

https://orcid.org/0009-0007-1495-4939

nataliabianchini.arg@gmail.com

3 Comunidad es el término socialmente utilizado para denominar a las juntas auxiliares que dependen de los municipios.

4 En el presente texto se utilizará la “E” como respuesta política al binarismo de género.

5 Comunidad es el término socialmente utilizado para denominar a las juntas auxiliares que dependen de los municipios.

6 El autor sostiene que la noción de “recolección” no permite comprender la profundidad y la circularidad del proceso de construcción de conocimiento en el trabajo de campo. Por ello, se recupera una metáfora del cultivo acorde con el tratamiento de bricoleur de Denzin.

7 El autor sostiene que la noción de “recolección” no permite comprender la profundidad y la circularidad del proceso de construcción de conocimiento en el trabajo de campo. Por ello, se recupera una metáfora del cultivo acorde con el tratamiento de bricoleur de Denzin.

8 “Unidos Venceremos” en Náhuat.

9 Tosepan Tomin (cooperativa de ahorro, préstamos y seguros de vida), Tosepan Pajti (cooperativa de salud), Tosepan Limakxtum (cooperativa de radio), Tosepan Kali (cooperativa de alojamiento y turismo), Ojtat Sentekitinif (cooperativa de muebles), Tosepan Maseual (cooperativa de materiales de construcción), Tosepan Pisilnekmej (cooperativa de miel de meliponas), Tosepan Sihuamej (cooperativa de elaboración de productos artesanales).

10 Dispositivos de Atención Primaria de la Salud que suelen contar con enfermería, medicina general y promotores de salud. Son espacios ubicados en las comunidades y gestionados por vecines.

11 El transporte público comienza a las 6hs y en algunas comunidades finaliza entre las 15 y 16hs.

12 Morra es el término socialmente utilizado para denominar a una mujer joven.

13 Talleres de elaboración de productos herbolarios caseros (alcoholaturas, pomadas, jabones, infusiones), construcción de huertos, prevención de enfermedades de transmisión sexual, entre otros.

14 Particularmente, en Argentina, donde el Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado (TDCNR) representa un 15,9% del PIB (Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, 2020) es llevado a cabo principalmente por mujeres. https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/los_cuidados_-_un_sector_economico_estrategico_0.pdf

15 Abya significa “sangre”, y la sangre significaba la vida entre los pueblos mesoamericanos. Yala significa “montaña”. En la lengua del pueblo kuna, Abya Yala significa “tierra madura”, “tierra viva” o “tierra en florecimiento” y es sinónimo de América. Más que un nombre, Abya Yala representa la posición política de reconocer la existencia de formas de vida y conocimientos antes de la Modernidad. Es un faro epistemológico que no nació en la academia, “sino de las tripas de la tierra, del vientre de las comunidades maltratadas”. La proposición de Abya Yala es “hacer propio un espacio a través de los nombres que se atribuyen a ríos, montañas, bosques, lagos, animales y plantas”. Es convertir un espacio en territorio. Es reapropiarse de sus mundos de vida y significación. Disponible en: https://malvestida.com/2020/08/que-es-abya-yala-lucha-descolonial/

16 Los productos herbolarios de la Cooperativa son: tés medicinales, pomadas, loción ejepaj, jarabes, alcoholaturas y cápsulas.

17 El laboratorio de productos herbolarios está conformado por una bióloga, una auxiliar asistente y cuatro becaries.

18 Significa Buen Vivir en Náhuat.