Wimblu, Rev. Estud. de Psicología UCR, 16(2) 2021 (Julio-Diciembre): 137-159 /ISSN: 1659-2107
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predomina el uso de la entrevista, tanto la estructurada como la entrevista en profundidad
(Fernández, 1996; Ramírez, 1997; Retana, 1998; Marín y Villalobos, 1999; Cordero, 2003;
Calderón y Navarro, 2003; Alfaro y Rojas, 2003; Calderón y Vargas, 2004; Blanco, 2006;
Rodríguez, 2006; Incer, 2009; Torres, 2009; Vega, 2009; Araya, 2010; Araya y Rivera, 2012;
Mesén, 2019). Al respecto, se defienden las virtudes de la entrevista como recurso
metodológico que permite acceder a la construcción de sentido de las personas participantes,
reconocer sus motivaciones, percepciones y discursos.
El estudio de caso se desarrolla como método en algunas de las investigaciones
(Alvarado y Saborío, 1998; Segura, 1999; Marín y Villalobos, 1999; González, 2001;
Camacho, 2006; Castro, 2012; Vargas, 2012) así como el método biográfico basado en
historias de vida (Villalobos y Naranjo, 1994; Castro y Chávez, 2002; Artavia y Carranza,
2012) o los relatos de vida (Sandí y Venegas, 2008; Hernández 2020).
Adicionalmente, se aplican técnicas de recolección de información como la entrevista
grupal (Díaz y Navarrete, 2005); grupos focales o grupos de discusión (Molina y Moreira,
2006; Rodríguez, 2006; Sandí y Venegas, 2008; Vega, 2009; Abarca, 2010; Araya y Rivera,
2012; Castro, 2012; Mesén, 2019); los talleres (Murillo, 1996; Salas, 1996; Salas, 2002;
Rojas y García, 2003; Loaiza, 2008); el cuestionario o la encuesta (Pacheco, 2004; Carvajal
2004; Chacón y Picado, 2005; Blanco, 2006; Marín, 2012); la aplicación de pruebas o
instrumentos estandarizados (Sequeira y Vázquez, 2015); y la revisión documental de
expedientes judiciales (Arce y Gutiérrez, 2003; Pisoni, 2006)
Un referente común se refiere al desarrollo de procesos metodológicos que privilegian
la interacción y las modalidades participativas que, desde el punto de vista de las
investigadoras, propicia la construcción conjunta de conocimiento, permite observar la
interacción entre participantes, al mismo tiempo que implica procesos de reflexión y
retroalimentación, toma de consciencia y capacitación para el fortalecimiento de las
participantes (Loaiza, 2008; Araya y Rivera, 2012). Al respecto se plantea:
Estos espacios significaron la apropiación de la palabra. De acuerdo con ellas,
al interno de la entrevista enfocada y la actividad grupal, pudieron llevar a
cabo una revisión de la historia, tomando en cuenta su pasado y su historia de
abuso sexual, también se colaboró para que reconceptualizaran sus