Wimb lu, Rev. Estud. de Psicología UCR, 20(1) 2025 (Ene-Jun, publicación continua): 1-25
ISSN: 1659-2107 ISSNe: 2215-6712
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el líquido cefalorraquídeo de pacientes con depresión principalmente en la corteza occipital
(CCO) y en algunas áreas de la corteza prefrontal (CPF) (Ochoa-de La Paz et al. 2021).
Por otro lado, los factores ambientales que vivencia una persona pueden influir su
estado de ánimo en general y en el desarrollo de síntomas depresivos que posteriormente se
pueden convertir en un trastorno per se, un ejemplo de ellos fue la pandemia por COVID-19.
Antes de esta, las tasas de síntomas depresivos y ansiedad en jóvenes rondaban el 11,6% y
12,9%, durante la pandemia y sus consecuencias como el aislamiento social, cierre de
escuelas y colegios, además de estrés en el hogar, angustia psicológica, entre otros., los
porcentajes de síntomas se vieron aumentados en el 2,2% al 63,8% en el caso de la depresión
y en un 1,8% al 49,5% en el caso de síntomas de ansiedad (Racine et al. 2021).
En temas relacionados con el espacio físico estudios recientes han asociado los
síntomas depresivos con variables ambientales tales como la calidad de la vivienda, la
molestia por ruido, tráfico y la contaminación del aire. Relacionando, además, los espacios
verdes con niveles más bajos de depresión (Bjørndal et al. 2023). En términos sociales, la
cohesión social y la seguridad se han relacionado con una mayor ansiedad y trastornos
depresivos en individuos y comunidades (Bjørndal et al. 2023).
Aunado a lo anterior, factores sociales más complejos, como la pérdida de empleo y
la disminución de ingresos, han sido relacionados con la depresión, ya que en muchos casos
estos preceden episodios de enfermedad mental (Ridley et al. 2020), por ejemplo, según
Ridley et al. 2020, la reducción de la producción y los ingresos agrícolas debido a las lluvias
extremas provocó un aumento en las tasas de depresión y suicidio en las zonas rurales de
Indonesia. De manera similar, la pérdida de empleos debido al cierre de plantas en Austria
se vinculó con un mayor uso de antidepresivos y hospitalizaciones relacionadas con la salud
mental. Sin embargo, no está claro si el desempleo empeora la salud mental más allá de los
impactos de la pérdida de ingresos asociada (Ridley et al. 2020).
En cuanto a los factores psicológicos, se ha documentado como cuestiones cognitivas
influyen en el desarrollo de los síntomas depresivos, en 1956 y en los siguientes años Aaron
T. Beck estudió como los pensamientos distorsionados influyen en la depresión, estos
pensamientos o cogniciones distorsionadas suelen ser sobre la persona en sí misma, el mundo