La identidad de origen y la identidad ampliada en los líderes de las organizaciones étnicas de trabajadores agrícolas en Sinaloa

 

 

Celso Ortiz

 

Universidad Autónoma Intercultural de Sinaloa, Los Mochis, Sinaloa, México

ortizcelso@hotmail.com

 

 

 

Resumen: El objetivo es conocer desde la subjetividad de los sujetos, la manera de cómo se percibe la identidad de origen y ampliada a partir de la migración, para lo cual metodológicamente se aplicó una entrevista a profundidad, debido a que la finalidad de la investigación fue, como menciona Giddens (1998), recrear el mundo de vida del agente social. Los principales resultados de la investigación arrojan que la identidad de origen y la identidad ampliada en los líderes indígenas de las organizaciones étnicas de los trabajadores agrícolas en Sinaloa juegan un papel importante, porque permiten analizar los límites sociales que utilizan estos actores sociales que los definen frente a los sectores de la sociedad sinaloense que conviven cotidianamente. Se concluye que los conceptos de identidad de origen e identidad ampliada permiten dar cuenta del binomio étnico-campesino y migrante-asalariado que han venido construyendo los líderes indígenas a través de su historia migratoria.

Palabras clave: identidad; indígenas; líderes; migración; horticultura.

 

Origin identity and extended identity on the leaders of the ethnic organizations of agricultural workers in Sinaloa

Abstract: The objective is to know from the subjectivity of the subjects how origin and expanded identities are perceived from the migration, for which methodologically we conducted in-depth interviews, since the purpose research, as mentioned by Giddens (1998) is “to recreate the lifeworld of the social agent”. The main results of the research show that the origin and expanded identities of the indigenous leaders of the ethnic organizations of agricultural workers in Sinaloa play an important role, because they allow the analysis of the social limits that these social actors use to define themselves in front of the sectors of Sinaloan society that coexist daily. It is concluded that the concepts of origin identity and expanded identity allow to account for the ethnic-peasant and migrant-wage worker binomial that the indigenous leaders have been building through their migratory history.

Keywords: identity; natives; leaders; migration; horticulture.

 

 

 

Introducción

 

El fenómeno de la migración agrícola data en México desde principios del siglo XX. Durante el periodo posrevolucionario, surge el sector agrícola capitalista, ubicado en el norte y noroeste del país. Los pobladores del medio rural han constituido una fuerza de trabajo con gran movilidad, la cual se ha dirigido hacia las zonas agrícolas de mayor desarrollo económico, donde sus cultivos se destinan básicamente a la exportación. Por un lado, durante 1920-1940, llegaron a laborar más de 700 mexicanos en los campos del valle de Mexicali; la mayoría eran migrantes del interior del país que merodeaban los campos agrícolas en busca de trabajo. Por otro lado, también se tiene noticias de la llegada de los primeros indígenas migrantes al Valle de San Quintín a fines de la década de los cincuenta (Ramírez, 2000).

 

Para el caso de Sinaloa, a partir de los años setenta, se generan migraciones de comunidades de los estados del sur y centro del país a los campos agrícolas del Valle de Culiacán. La inmigración fue propiciada por los propios horticultores. Frente a la carencia de mano de obra, optaron por contratar intermediarios que se daban a la tarea de buscar trabajadores sin oportunidades de empleo en las comunidades más marginadas (Guerra, 1996).

 

A partir de los años ochenta, la articulación entre migración y trabajo agrícola de tipo estacional se fue matizando, debido en gran parte a que los periodos de contratación son más amplios, se pasa de temporadas de corte que duraban de 15 días a dos meses, a temporadas de cuatro a seis meses. Asimismo, la ampliación del periodo de oferta de empleo modifica los flujos migratorios de los jornaleros, ya que reduce significativamente la migración de retorno, e incrementa el asentamiento de los jornaleros y sus familias (Ortiz, 2007). A partir de entonces, el Valle de Culiacán es un mosaico étnico por la gran cantidad de grupos que podemos encontrar. Se encuentran mayoritariamente mixtecos, zapotecos, triquis, nahuas, tlapanecos y, en menor proporción, popolucas, huicholes, tzotzil, tarahumara, cora, mayo, amuzgo, huasteco, mazahua, tepehuano y tarasco (Ortiz, 2010).

 

El asentamiento de los indígenas no fue algo aislado, sino fue acompañado por el liderazgo de algunos jóvenes que constituyen organizaciones donde tratan de recuperar y reproducir las formas de organización y participación de la región originaria para la defensa de los derechos laborales de los jornaleros agrícolas, pero desde el ámbito de la etnicidad. La defensa de la etnicidad, menciona París (2011), es alentada por la desterritorialización de la propia identidad étnica que implica la intensificación de los intercambios y del pluralismo cultural. Así, la reivindicación de lo indígena tiene lugar en situaciones de alta competencia por los recursos, en mercados de trabajo estratificados y en contextos de gran diversidad (Paris, 2011).

 

La persistencia de las identidades étnicas en el caso de los migrantes ha sido objeto de múltiples y diversas posiciones y concepciones en torno a este fenómeno. De la Peña (1999; citado por Rodríguez, 2005) menciona que la experiencia da sentido a la etnia y esta se construye desde la identidad local y no como reposición o recambio a ella. La cultura indígena expresa identidades persistentes y resistencias creativas, y tales identidades no son simplemente comunitarias (en el sentido de restringirlas a la comunidad local), sino que pueden aludir a solidaridades regionales e incluso a territorios étnicos históricamente construidos (De la Peña, 1999; citado por Rodríguez, 2005).

 

En este sentido, autores como Kearney (1986) y Besserer (1998) mencionan comunidades satélites o trasnacionales, donde se mantienen tradiciones y costumbres, reforzadas por el intercambio de comunicación, visitas, personas y dinero con la comunidad de origen (Rodríguez, 2005). Sin embargo, en realidad, menciona De la Peña (1999; citado por Rodríguez, 2005), siempre ha habido etnias que trascienden su territorio, pero ahora los espacios étnicos se han vuelto discontinuos y móviles; rompen las distancias físicas y sociales, reinventándose en las redes de comunicación. Por ello, el binomio identidad étnica-migración es reivindicado por los líderes de las organizaciones étnicas de trabajadores agrícolas que han surgido en la horticultura sinaloense.

 

Desde esta perspectiva, el objetivo es conocer, desde la subjetividad de los sujetos, la manera de cómo se percibe la identidad de origen y ampliada a partir de la migración. Para esto, metodológicamente, se aplicaron entrevistas a profundidad, debido que la finalidad de la investigación fue, como menciona Giddens (1998), recrear el mundo de vida del agente social. En primer lugar, se hace mención de la metodología que se utilizó para recabar los datos. En un segundo lugar, se revisa teóricamente los conceptos de identidad de origen y ampliada. En tercer lugar, se analiza la identidad de origen e identidad ampliada de los líderes de las organizaciones étnicas a través del proceso migratorio. Finalmente, se señalan las conclusiones de la investigación.

 

 

Metodología

 

Paso a detallar cómo se dio la recolección de datos en campo; antes, es preciso tener en cuenta lo que menciona Malinowski (1973), en su libro clásico Los Argonautas del Pacífico Occidental, donde expone la necesidad de mostrar todo proceso de investigación, detallar los pasos a seguir, así como mencionar las condiciones en que se había producido esta. Estábamos conscientes que para poder tener acceso al mundo de vida de nuestros actores sociales por investigar se debería crear una copresencia entre el investigador y los investigados; en este sentido, se tomó la determinación de basar la investigación principalmente en el trabajo de campo.

 

La estrategia metodológica básica utilizada fue la entrevista en profundidad. Este tipo de entrevistas es denominado por Taylor y Bodgan (1987) como: “entrevistas cualitativas a profundidad”, definidas como “reiterados encuentros cara a cara entre el investigador y los informantes, encuentros éstos dirigidos hacia la comprensión de las perspectivas que tienen los informantes respecto de sus vidas, experiencias o situaciones, tal como la expresan en sus propias palabras” (p.101). Las entrevistas se les realizaron a cuatro líderes de organizaciones étnicas de trabajadores agrícolas en Sinaloa. Tres de ellos nacieron en Oaxaca y pertenecieron al grupo étnico triqui. El último nació en Guerrero y es miembro del grupo étnico mixteco. La edad promedio de los líderes es de 44 años, el más joven tiene 38 años y el mayor tiene 56 años (Cuadro 1).

 

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Algo que distingue a estos líderes es la escolaridad; por ejemplo, un triqui y un mixteco tienen primaria incompleta y dos que pertenecen al grupo triqui tienen licenciatura. La ocupación laboral se asocia directamente a las trayectorias de este tipo que han experimentado a lo largo de su vida, que no solo se debió a la búsqueda de empleo, sino también por opciones educativas. Un tirqui estudia el doctorado en Derecho en la Universidad Autónoma de Sinaloa, y es profesor en la Facultad de Derecho, Campus, Navolato; el otro, es funcionario público en el municipio de Culiacan, Sinaloa. Para el último de los triquis, su ocupación laboral es arreglar zapatos en su lugar de asentamiento (Sindicatura de Villa Benito Juárez, Navolato). Por su parte, la ocupación laboral del líder mixteco siempre ha sido activista social a favor de los trabajadores agrícolas; durante años ha buscado el registro del Sindicato de Jornaleros Agrícolas Indígenas. Las entrevistas se realizaron en 2010 y se han venido actualizando los datos a la fecha.

 

Las organizaciones no tienen una base social, no hay una afiliación formal, sino hay un reconocimiento del líder por su pertenencia étnica, compadrazgo o afinidad laboral. Los líderes son personas asentadas desde hace años en Sinaloa y reivindican su pertenencia étnica y la defensa de los derechos laborales de los trabajadores agrícolas en el estado de Sinaloa (ver figura 1). Por tanto, los líderes recrean comunidades étnicas donde las formas de organización comunitaria se moldean a los nuevos espacios de asentamiento de la población migrante.

 

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La entrevista a profundidad permitió rescatar desde la voz de los líderes indígenas, los significados que atribuyen a su historia de vida y experiencia migratoria para conocer la manera de cómo se percibe la identidad de origen y ampliada a partir de la migración. Estos significados y apropiaciones simbólicas sobre la identidad de origen y ampliada que ocasiona la migración se convierten en el eje central de la investigación.

 

 

Identidad de origen e identidad ampliada

 

La identidad de origen y la identidad ampliada en los líderes indígenas de las organizaciones étnicas de los trabajadores agrícolas en Sinaloa juegan un papel importante, porque permiten analizar los límites sociales utilizados por estos actores sociales que los definen frente a los sectores de la sociedad sinaloense que conviven cotidianamente. Es importante tomar en cuenta las normas, rasgos o pautas culturales que, según el discurso de los líderes indígenas, determinan la pertenencia; y, a su vez, es interesante conocer la reivindicación que hacen de los trabajadores agrícolas. La reivindicación de su pertenencia étnica con la de trabajadores agrícolas obedece a su origen étnico-campesino y migrante-asalariado que han transitado por su vida.

 

Moreno (1998) menciona que la etnicidad, junto con la clase social o las culturas de trabajo y el sistema sexo/género, forman parte de los tres principios estructurantes de las identidades colectivas. Estas identidades se definen y redefinen en un contexto de contraste “nosotros” frente a los “otros”. La definición de “nosotros” frente a los “otros” está inserta en contextos históricos específicos de desigualdad, asimetría y exclusión para los definidos como los “otros” (Moreno, 1998; citado en Sánchez, 2000).

 

De esta manera, la definición de identidad es contextual e histórica; de ahí que la identidad étnica que manifieste un individuo fluctuante no es resultado de un interés individual de elegir la identidad que le reporte más beneficios en ese determinado contexto o como resultado de la consideración de la identidad como múltiples disfraces que eligen los individuos de acuerdo al contexto de interacción1, sino como resultado del contexto de interacción y sus definiciones de desigualdad y jerarquía que han sido construidas históricamente (Sánchez, 2000).

 

En México, las poblaciones indígenas se han incorporado a las grandes corrientes migratorias, modificando sus antiguas pautas de aislamiento geográfico. A la luz de la movilidad poblacional, las identidades étnicas han surgido como una condición que imprime un orden diferenciado a las sociedades. Cada vez más los pueblos indígenas se reconocen diferentes a partir de considerar sus particularidades étnicas como producto de la confrontación con los “otros”. Lo propio y ajeno adquieren relevancia en los procesos migratorios, pues mediante estos la población indígena ha establecido contacto con realidades culturales y sociales diametralmente distintas a la propia. En este sentido, la migración puede ser considerada como un mecanismo de diferenciación que pone de manifiesto las alteridades entre pueblos que tradicionalmente se han incorporado a la migración (Atilano, 2000).

 

Por tanto, la identidad étnica es, ante todo, una construcción social, es decir, es resultado de interacciones sociales entre personas y grupos. Considero la identidad étnica como el elemento que está presente en la forma que los líderes de las organizaciones étnicas se definen como el “nosotros”, con los que existe interacción. La identidad étnica y el trabajo agrícola de indígenas migrantes dan sentido al binomio étnico-campesino y migrante-asalariado, que determinan su reivindicación como trabajadores agrícolas y su pertenencia a un grupo socialmente diferente. Los conceptos de identidad de origen e identidad ampliada permiten dar cuenta del binomio étnico-campesino y migrante-asalariado que han venido construyendo los líderes indígenas a través de su historia migratoria.

 

La identidad de origen tiene dos dimensiones: la dimensión micro y macro. La dimensión micro se refiere a los elementos que definen a determinado individuo, quien lo recibe durante su infancia por medio de su participación en las instituciones que rigen el grupo social en el que nació y creció. Mediante la socialización informal y formal que recibe, primero de su familia y de su grupo social, y luego de la escuela y la iglesia a las que asista; crea la matriz cultural que le permitirá sustituir la identidad natural, que posee como persona física, por su identidad de origen y la identidad de roles, que lo definen como miembro de esas mismas instituciones, es decir, como sujeto perteneciente a determinada sociedad. Bajo la dimensión macro, la identidad de origen alude a los elementos étnicos, históricos, culturales, laborales, organizativos, de actitud y aún espaciales, que se desarrollan en determinada región y que comparten los individuos que la habitan. Esta condición más las interrelaciones que entre ellos se producen hacen que se reconozcan como integrantes de un mismo grupo (Várguez, 1999).

 

 

La identidad de origen y ampliada en los líderes de las organizaciones étnicas de trabajadores de Sinaloa

 

En los líderes indígenas, la identidad de origen se rastrea en su comunidad de origen y su pertenencia a un grupo indígena. La familia juega un papel importante en la identidad de origen, debido que a través de ella adquiere tradiciones, lengua, normas y valores que le permitirán reconocerse como parte de su grupo y diferenciarse de otros. En la familia, el padre es el que organiza la producción familiar ayudado por su esposa e hijos, donde estos últimos participan en la labor de la milpa, sea en la siembra o cosecha:

 

(…) a mi desde chiquito me enseñaron a hablar el triqui, porque mi mamá solo habla el triqui, nunca aprendió español, me acuerdo que desde los 4 años me iba con mi papá, mi mamá y mi hermano Luís a la milpa, donde sembrábamos maíz y fríjol, a veces cuando llovía así nos íbamos, ya después a veces íbamos a cazar conejos y venados de vez en cuando… (J. López, comunicación oral, 10 de enero de 2010)2.

(…) cuando mi papá dejó de migrar yo tenía como 4 años y se dedicó nomás a la milpa, a la siembra de maíz y fríjol, pero todo era sólo para comer, yo le ayude en la milpa hasta como los 12 o 13 años, hasta que salí de la primaria…ellos siempre me hablaron en triqui, bueno, más mi mamá porque no sabe el español como yo, me acuerdo cuando iba a la escuela puro español, pero en la casa puro triqui… (F. Cubas, comunicación oral, 12 de enero de 2010)3.

 

(…) uyyy yo siempre le ayudé a mi papá en la milpa, sembrábamos habas, fríjol y maíz, todo el tiempo hablábamos triqui porque mi mamá no habla español como yo, yo lo aprendí bien, pero escribir no lo sé, porque en la escuela sólo nos enseñaban español… (C. Ramírez, comunicación oral, 16 de enero de 2010)4.

 

Cuando estuve en Azoyú desde los 4 años le ayudé a mi papá en la milpa a trabajar, ya después me llevó a Xochistlahuaca y ahí cuidé chivos, caballos, pero también sembrábamos camote de palo. Así en las mañanas a la escuela y en la tarde en el campo, todos hablamos mixteco, mi mamá, mi papá, mis hermanos y yo, bueno los que fuimos a la escuela hablamos español, mi mamá es la única que no habla español… (N. Mendoza, comunicación oral, 20 de enero de 2016)5.

 

En la organización familiar, las actividades en las que participan los líderes indígenas durante su infancia corresponden a su edad y género, y mediante este mecanismos se insertan en la familia y les son trasmitidos los elementos cognitivos del grupo al que pertenecen, donde se construye su identidad de origen que está mediado por los distintos momentos en las que trascurren sus prácticas que comparten y conforman su mundo de vida cotidiana.

 

Asimismo, los líderes indígenas de las organizaciones étnicas de trabajadores agrícolas tienen una cultura con una multiplicidad de aspectos físicos, de conocimientos y prácticas que los diferencia de otros grupos, una lengua propia y por tanto una identidad. Igualmente, comparten un territorio concreto, propio y apropiado simbólicamente, compuesto de personas que interactúan en él, cuyas relaciones están mediadas por las fiestas comunales y construyen la vida comunitaria a partir del trabajo y la reciprocidad como regla.

 

El territorio triqui es muy grande, pero yo soy de San Juan Copala, y a pesar que los de Chicahuaxtla son triquis, no nos entendemos cuando hablamos, ellos hablan más rápido… Las autoridades son de usos y costumbres, cuando se arregla algo en la comunidad todos participan, se llama “tequio” y cada año se hace una fiesta muy grande de San Juan Copala, es la del santo patrono de San Juan Bautista y es el 24 de junio, todo el pueblo coopera pero hay un mayordomo que se encarga de toda la fiesta… (J. López, comunicación oral, 10 de enero de 2010).

 

Yo soy triqui de San Andrés Chicahuaxtla, de la región alta triqui, todavía algunas cosas se dan por usos y costumbres como el tequio, ese se da los domingos cuando tiene uno que limpiar el pueblo, los cargos de las tierras comunales sólo lo cumplen quienes tienen tierra… Nuestra fiesta patronal es la de San Andrés y es el día 29 y 30 de noviembre, ahí debe de haber un mayordomo que se encarga de toda la fiesta, también está el carnaval que se hace cada año es desde el día domingo antes de semana santa y termina un día después del miércoles de ceniza (F. Cubas, comunicación oral, 12 de enero de 2010).

 

En mi pueblo todavía algunas cosas se hacen por usos y costumbres, por ejemplo el tequio ahí todos participan en los trabajos de la comunidad y quien no lo haga se le multa…Mi pueblo es un ranchito chiquito y la fiesta de todas los ranchitos se hace en San Andrés Chicahuaxtla, del santo patrón de San Andrés, pero mi pueblo también tiene su fiesta y es el 4 y 5 de mayo y se hace para festejar la creación del pueblo. Esta se organiza a través de los comités de la escuela, salud y obras públicas y con las autoridades, la gente coopera tortillas, maíz y cosas para comer. (C. Ramírez, comunicación oral, 16 de enero de 2010.)

 

(…) en mi pueblo las autoridades son por usos y costumbres, si una persona no quiere dar servicio el pueblo lo desconoce, no tiene voz, no tiene porqué vivir en ese pueblo no cumple con la costumbre, el pueblo lo rechaza en cualquier reunión, no pues no sirve, no eres nada de aquí… La fiesta más grande del pueblo es el 12 de Enero6, el día de la virgen de Guadalupe, ahí se encarga un mayordomo, tienen que alimentar a los músicos, los cantores, los principales comisarios con todo su gabinete y los peregrinos, danza, todo eso, castillo pagar el grupo, que haya baile, darle unos doscientos, trescientos cartones de cerveza para que tomen los peregrinos a bailar, darles de comer a los peregrinos (N. Mendoza, comunicación oral, 20 de enero de 2016).

 

Por tanto, la comunidad es la lógica con la que funciona la estructura social y la forma en que se define y articula la vida social. Cuando estos actores sociales estaban en sus comunidades de origen, se definieron frente a los miembros de otras comunidades o regiones, dependiendo el nivel en que se estructuró la identidad en ese lugar en específico. En sus interacciones cotidianas, cobró fuerza la identidad como espacio de acción y reafirmación del “nosotros” de los “otros”.

 

Por su parte, la identidad ampliada se refiere a los cambios que sufre la identidad de determinado individuo al interactuar con otros individuos y grupos sociales, es decir, a los mecanismos por medio de los cuales amplía los límites y las significaciones de su identidad de origen. Mediante esta categoría, se comprende cómo, a pesar de que un individuo, en un momento dado, internaliza y reelabora elementos que corresponden a otros sujetos y otros grupos sociales, no abandona todos los elementos que integran la identidad que generó su propio grupo social. Referida a grupos específicos, la identidad ampliada nos habla del pasado, del presente, e incluso de las potencialidades futuras de sus integrantes (Várguez, 1999).

 

Para el análisis de la identidad ampliada, es importante retomar a De la Garza (2000) donde señala que es importante recuperar al sujeto no como agente transformador, sino como creador de significados, por lo cual el concepto de subjetividad se debe dar como proceso de dar sentido para poderlo vincular con la cultura, entendida esta como significados acumulados. Para De la Garza (2007), la subjetividad no hay que reducirla a los discursos, sino como un proceso social. En esta medida, es posible hablar de los campos de la subjetividad, espacios diversos que permiten dar sentido porque contienen elementos acumulados para dar sentido socialmente, no a través de la identificación de códigos que reduciría la subjetividad a la cultura, sino como proceso que incorpora a los códigos acumulados al crear configuraciones subjetivas para la situación concreta.

 

El análisis de la identidad ampliada entre los líderes indígenas de las organizaciones étnicas de trabajadores agrícolas en Sinaloa no solo es posible verlo como un cúmulo de códigos o agregación de estos, sino los significados de la identidad ampliada, los cuales provienen de la interacción con los otros, y deben de ser entendidos como campos de acumulación de significados o, mejor dicho, como conglomerados de códigos para dar significado de una situación concreta.

 

Los líderes indígenas de las organizaciones étnicas ampliaron su identidad de origen al incorporarse a la migración. La migración no solo implica el traslado de personas de un lugar a otro, sino también de culturas que se reproducen en contextos sociales y económicos distintos a los que les dieron origen. En un nuevo contexto de interacción, como es la migración hacia Sinaloa, la identidad a la que recurren para tener una primera forma de identificación es la identidad étnica

 

Yo ya tengo como 20 años viviendo en Villa Juárez, a mi pueblo ya no tengo a que ir porque ya no tengo padre y a mi mamá me la traje conmigo, mi hermano vive aquí con nosotros, pero yo siempre seguiré siendo triqui de San Juan Copala, porque ahí nací y también mis padres, y aquí viven muchos paisanos y ellos me platican todo lo que pasa en el pueblo, así que estoy muy enterado de todo lo que pasa en mi pueblo, yo a mis hijos les trato de enseñar el triqui y las costumbres para que no se pierda, porque ellos ya nacieron aquí (J. López, comunicación oral, 10 de enero de 2010).

 

Yo soy triqui de San Andrés Chicahuaxtla, soy triqui de la región alta, llevo como 10 años viviendo aquí en Villa Juárez, casi no hay muchos de mis paisanos, pero cuando los veo platicamos en nuestra lengua, a mi pueblo voy una o dos veces por año a ver a mis padres y cuando llego allá es bien bonito porque con todos hablas triqui, y me gusta mucho mi pueblo, estoy aquí en Sinaloa porque me vine a estudiar y ya encontré trabajo, pero sigo siendo triqui (F. Cubas, comunicación oral, 12 de enero de 2010).

 

Recuerdo cuando entré a la universidad de la UAS y una maestra preguntó por qué estudian derecho y yo dije “quiero la escuela de derecho porque quiero saber las leyes y conociendo las leyes yo puedo defender a mi gente para decirles que en México hay una total injusticia para los pueblos indígenas, no hay justicia para los pueblos y como indígena ya no puede ser posible que nos sigan tratando como animales. Yo fui así muy duro en esa pregunta y desde ahí siempre he dicho que soy triqui aquí en Sinaloa, porque como indígena debo defender a mis hermanos indígenas, ya tengo como 9 años o más viviendo aquí, pero voy varias veces a mi pueblo porque de ahí soy (C. Ramírez, comunicación oral, 16 de enero de 2010).

 

Nosotros los indígenas venimos a trabajar a Sinaloa, y somos los indígenas, los mixtecos, los tlapanecos, los triquis, los nahuas, los que venimos aquí. Son los indígenas los que le damos de comer a la empresa, a los sinaloenses, porque somos los que trabajamos de sol a sol y ellos están en la sombra, yo aquí en Sinaloa, Sonora, Baja California soy mixteco y defiendo a mi gente y a todos los indígenas, cuando es temporada estoy aquí en Sinaloa, los demás cuando no hay trabajo me voy a mi pueblo en la montaña de Guerrero (N. Mendoza, comunicación oral, 20 de enero de 2016).

 

La migración de los líderes indígenas a Sinaloa, sea para laborar o estudiar, los enfrentó a un contexto de interacción diferente al de su comunidad, un contexto en donde ellos muchas veces están marcados por la desigualdad y son los “otros” para la sociedad sinaloense. No obstante, hay algunos cambios en su vida cotidiana, estos no son acordes con las tesis asimilacionistas o integracionistas que postulaban una creciente incorporación de las propias formas de vida a las sociedades a donde llegan los migrantes o bien, un proceso de desintegración social como producto de una vida apartada de su pueblo, territorio de origen y sus tradiciones culturales, sino, después de casi más de tres décadas de convivir con la sociedad sinaloense, reivindican su pertenencia étnica y buscan mejorar las condiciones laborales y de vida de los trabajadores agrícolas indígenas.

 

La identidad ampliada de los líderes e intelectuales indígenas se da a través de su interacción con otros individuos ajenos a sus familias y a grupos a los que pertenecían. Durante su trayectoria migratoria, incursionaron en espacios educativos y de trabajo donde interiorizaron sistemas de relaciones, códigos simbólicos, ideas y formas de organizarse y comportarse, diferentes a las de su identidad de origen:

 

Cuando empecé a trabajar en el INI fue cuando conocí Culiacán, porque allá estaba la oficina. Empecé a conocer las instituciones que ayudan a los jornaleros, conocí a gente que ayudaba a los jornaleros… pero yo antes sólo iba a los campos a trabajar y después con el INI a dar pláticas, pero mi hermano Luís, que andaba de grillo en la UAS cuando estudiaba, me mencionaba al “Che Guevara”, que fue un líder que hizo revoluciones, que ayudaba a la gente, entonces me prestó un libro y lo leí y me gustó lo que hacía, por eso el escudo de la organización tiene el escudo del “Che Guevara”, porque debemos de luchar para que no haya pobreza y para que mis hermanos indígenas no sigan sufriendo en los campos agrícolas y los patrones nos respeten como indígenas (J. López, comunicación oral, 10 de enero de 2010).

 

Yo antes de salir de mi pueblo no conocía nada, bueno sólo las costumbres de mi pueblo, pero cuando fui a la prepa ahí si ya conocí a otras personas y empecé a saber más de la gente, pero donde más he aprendido fue cuando estudié en la UAS derecho, porque había muchos sinaloenses y otros indígenas de otra partes y ahí me gustó el derecho indígena y como después trabajé en la Reforma Agraria íbamos a ejidos, pero también veía a muchos paisanos míos en los campos agrícolas y después cuando conocí a varios líderes de jornaleros en Villa Juárez me cambió las cosas de ver el mundo y dije tengo que seguir estudiando para apoyar a mis hermanos indígenas porque aquí en Sinaloa los explotan mucho (F. Cubas, comunicación oral, 12 de enero de 2010).

 

En la prepa fue donde aprendí muchas cosas, porque ahí desde que entré me metí en la grilla con varias organizaciones, iba a círculos de estudio, donde discutíamos el libro de Mao Tse-tung, después les dije yo soy más de acción y entré con otras organizaciones. Cuando me fui a Sinaloa participé en la casa del estudiante y tuve contactos con varios universidades donde discutíamos la falta de recursos en nuestras universidades y como conseguir recursos. Ah pero también estuve en organizaciones de derechos humanos y aprendí que no debemos dejarnos pisotear por el gobierno, pero cuando más conocí de los jornaleros fue cuando hice mi servicio social y dije hay que echar andar todo lo que he aprendido (C. Ramírez, comunicación oral, 16 de enero de 2010).

 

Cuando estuve de delegado en la CTM conocí muchos campos y fue muy triste ver como los indígenas viven como animales en los campos agrícolas, pero lo que hizo que yo me saliera de la CTM fue cuando hubo un accidente y murieron varios jornaleros agrícolas, me salí porque no hay nada de justicia en el CTM son personas ciegas, sordas, hipócritas, no tienen solución, entonces la gente como me conoce dijo vamos a hacer una organización como la CTM pero que ésta si ayude a los jornaleros y no los chinge como ellos (N. Mendoza, comunicación oral, 20 de enero de 2016).

 

La identidad ampliada de los líderes indígenas de las organizaciones étnicas de trabajadores agrícolas, si bien es parte de su trayectoria migratoria, también se da por el contacto que tienen con las condiciones precarias laborales y de vida de los trabajadores agrícolas indígenas en Sinaloa, e incluso porque la mayoría de ellos también fueron parte de este grupo etario . No obstante, además de exigir mejores condiciones en todos los aspectos, también demandan el respeto a seguir siendo indígenas.

 

 

Conclusión

 

Los líderes indígenas de las organizaciones étnicas de trabajadores agrícolas en Sinaloa adquieren su identidad de origen desde su comunidad y por su pertenencia a un grupo indígena específico, donde es aprendida la legua, normas y valores que hacen que se reconozcan parte de su grupo y se diferencien de otros. Sin embargo, al emprender la migración hacia el estado de Sinaloa, su identidad de origen no se asimila a la sociedad sinaloense, sino la identidad se amplía por la interacción que se tiene con otros individuos o grupos sociales donde a veces sufren discriminación. Esta situación ocasiona la reafirmación del “nosotros” de los “otros”, y al ser interiorizada la discriminación, se recurre a denunciar las malas condiciones de trabajo recurriendo a la identidad étnica que adquiere diversos planos, la cual obedecen tanto a su origen étnico-campesino como a su condición de migrante-asalariado.

 

Los líderes al ser migrantes asentados en Sinaloa se apropian del espacio, lugar no necesariamente físico, sino es la comunidad imaginaria de origen, donde recrean su identidad étnica para tener un reconocimiento como agentes activos, y ser reconocidos por los jornaleros agrícolas asentados o móviles. De ahí que al líder no se le ve como una persona que concentra poder, sino una digna de sabiduría, de accionar y solucionar problemas. Los líderes, al ampliar su identidad por la migración, se han cargado subjetivamente de las formas de organización comunitaria y las han moldeado a los nuevos espacios de asentamiento de la población migrante asentada o móvil.

 

La identidad ampliada de los líderes indígenas está formando un nuevo actor social que agrupa demandas y concepciones anteriormente separadas, con un discurso que usa significantes ya conocidos, pero atribuyéndoles nuevos significados. Esta particular expresión de los líderes indígenas no es una manifestación aislada, es parte de su identidad ampliada que han adquirido a través de su historia migratoria, y hoy son parte de un movimiento que busca mejores condiciones laborales y de vida en los campos agrícolas, igualdad social y un mayor respeto a la diversidad cultural.

 

 

Referencias bibliográficas

 

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Cuadernos de Antropología

Enero-Junio 2017, 27(1)

DOI: 10.15517/cat.v27i1.29264

Recibido: 23-09-2016 / Aceptado: 27-01-2017 / Publicado: 28-06-2017

 

Revista del Laboratorio de Etnología María Eugenia Bozzoli Vargas

Escuela de Antropología, Universidad de Costa Rica

http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/antropologia

ISSN 2215-356X

 

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1 Posturas planteadas por el interaccionismo simbólico y las teorías de la elección racional.

2 Residente de Villa Benito Juárez, Navolato, y miembro del Frente de Unificación de Lucha Triqui (FUTL).

3 Residente de Villa Juárez, Navolato, y miembro del Consejo Indigenista Sinaloense A. C.

4 Residente de Culiacán, Sinaloa, y miembro de la Red Democrática de los Pueblos Indígenas.

5 Residente de Culiacán, Sinaloa, y miembro de la Unión Indígena del Sur del País.

6 En México, en la mayoría de las comunidades indígenas, el día de la Virgen de Guadalupe es el 12 de diciembre.