Revista Electrónica de las Sedes Regionales de la
Universidad de Costa Rica
Saberes locales y tecnologías actuales: Energía y producción familiar
Macarena Perusset
InterSedes, N° 39. Vol 19. Enero-Julio (2018). ISSN 2215-2458
URL: https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/intersedes
DOI: https://doi.org/10.15517/isucr.v19i39
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SABERES LOCALES Y TECNOLOGÍAS ACTUALES: ENERGÍA Y PRODUCCIÓN FAMILIAR.
LOCAL KNOWLEDGE AND CURRENT TECHNOLOGIES: ENERGY AND FAMILY UNIT PRODUCTION.
MACARENA PERUSSET1
Recibido: 10.10.17
Aprobado: 02.03.18
DOI: https://doi.org/10.15517/isucr.v19i39.34068
Resumen
En el presente artículo pretendemos presentar alternativas en la subsistencia adoptada por poblaciones
rurales en la región Noroeste de la República Argentina (NOA), a partir de un abordaje que articula
cuestiones de economía, política, tecnología así como algunos aspectos rituales y simbólicos. En un
contexto marcado por siete mil millones de habitantes en el planeta Tierra, la energía se vuelve
fundamental para el desarrollo sostenible al estar estrechamente vinculada a la seguridad alimentaria y a la
erradicación de la pobreza, entre otras cuestiones.
En este marco, Latinoamérica y en particular Argentina, se inserta en el mundo como generadora y
exportadora principalmente de materias primas, posicionándose en una suerte de dependencia de los
países centrales a nivel mundial. Frente a este contexto, planteamos en este espacio la enorme posibilidad
que poseen nuestros países de desarrollar proyectos científicos y tecnológicos con miras a la inclusión
social en sectores estratégicos ligados a la explotación del suelo, así como al uso y conservación de los
recursos naturales aprovechando y ponderando los saberes y costumbres de las comunidades locales para
las posibilidades de trabajo, situación que escapa a la racionalidad el modelo capitalista actual.
Palabras Clave: Inclusión - tecnología - Sociedad - comunidades rurales.
Abstract
Nowadays we belong to a world that is subordinated to capital gain rationality, where concentration of
scientific and technological capabilities is linked to concentration of earnings and profits. In that way,
knowledge becomes an instrument of domination and supremacy. Latin America, especially our country,
inside this frame turns into a generator of raw materials and take up a stance of dependency of central
countries. Against this background, we propose in this paper the enormous potential that our countries
have to develop science and technology for social inclusion primary for strategic sectors linked to land use
and the use and conservation of natural resources and leveraging knowledge pondering and customs of
local communities for employment opportunities.
Key Words: Inclusion - technology - society - rural communities.
1 Argentina. Doctora de la Universidad de Buenos Aires. Área Antropología. Filiación institucional. Docente
Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Ciencias Médicas. Correo: macarena.perusset@gmail.com
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Introducción
Entre las causas que aportan a la variedad de situaciones que presentan las tierras ocupadas por los
grupos rurales, tanto criollos como indígenas en la región NOA, se encuentran las distintas tradiciones
agrícolas o extractivas específicas llevadas a cabo por cada grupo, por la presencia más o menos intensiva
del turismo y también por diferencias en los procesos históricos de ocupación de estas tierras. Sin
embargo, a modo general podemos decir que los grupos asentados en la denominada zona de transición de
Salta presentan como aspecto fundamental de sus economías la relación con las ciudades aledañas, sus
habitantes y sus comercios.
En los últimos años han surgido en Argentina y en la región distintos enfoques de gestión e
investigación orientados al estudio acerca de la necesidad de generar distintas estrategias para el desarrollo
socioeconómico de las regiones y comunidades menos favorecidas del país, así como el bienestar de los
grupos humanos que conforman el mismo. Si bien desde la década de
1950 el pensamiento
latinoamericano produjo contribuciones relevantes al estudio del desarrollo social, como el paradigma del
estructuralismo de la CEPAL y las teorías sobre la dependencia (Sonntag 1988), lo cierto es que cada vez
es más fuerte la subordinación del sistema de conocimiento actual a la lógica del mercado, donde el
desarrollo tecnológico se encuentra estrechamente ligado a la concentración del capital, convirtiendo de
esa manera el conocimiento en un instrumento de poder y dominación. En este contexto surgen en nuestro
país en los últimos años una serie de proyectos destinados a mejorar las condiciones de vida de grupos
rurales en la mayoría de los casos, los cuales se encuentran en situación de marginalidad económica,
política y social y no son alcanzados por los planes o programa de asistencia pública. En este sentido,
surgió la posibilidad de presentar un proyecto estratégico para desarrollar tecnologías sociales orientadas a
la inclusión social en sectores desfavorecidos del NOA, buscando articular los saberes de las comunidades
locales con los conocimientos técnicos con el fin de que dichos grupos humanos lograran integrarse a
circuitos de intercambio2.
Experiencias de la diversidad
Históricamente nuestro país ha invisibilizado y no se ha hecho eco de las necesidades de las
comunidades rurales, la mayoría de las cuales viven en condiciones extremas, no obstante lo cual se
dedican con sacrificio cotidiano a la búsqueda de beneficios y mejoras para sus comunidades. La
2 Cabe aclarar que cuando hablamos de grupos rurales nos referimos a los pequeños productores agropecuarios que
no tienen acceso a la acumulación de capital y que se caracterizan por emplear mano de obra familiar (Landini 2011
y Manzanal 1993). De esta manera, estos grupos tanto criollos como indígenas, organizan sus actividades
productivas para lograr la propia subsistencia y la de sus familias, lejos de identificarse con las lógicas del mercado y
de la economía global.
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dificultad que suele presentarse con los planes y proyectos de ayuda destinados a estos grupos es que no
tienen en cuenta la lógica que las propias comunidades rurales ponen en práctica para tomar decisiones en
relación a la productividad, lógica que difiere de la racionalidad característica de la economía globalizada
y capitalista actual, sedienta de lucro. Creemos que es justamente por esta razón por la que los proyectos
orientados a fomentar el desarrollo de los grupos rurales no logran alcanzar el impacto esperado. Por este
motivo, desde el comienzo de este proyecto planteamos la necesidad de tener en cuenta la lógica
económica de los grupos rurales, sus saberes y técnicas, todo lo cual aportaría a una mejor comprensión de
los parámetros empleados por los campesinos para tomar decisiones productivas en conjunto.
Durante la investigación transitamos por distintas aldeas en las proximidades de Tartagal, Yacuy y
Piquirenda y viajamos también con personas de esos lugares para otras áreas ya fuera en la misma
provincia, como fuera del país. Esta posibilidad de cruzar las fronteras locales nos permitió reconocer una
variedad en los estilos de organización de las actividades y de las relaciones en el seno de los grupos de
parientes. Ciertamente también pudimos reconocer algunas continuidades, lo que nos llevó a considerar
que los mismos problemas en relación a la economía doméstica podrían estar siendo tratados de diferente
manera de acuerdo los diversos estilos locales o personales de abordar esas situaciones3.
Frente a esta diversidad encontrada, en este espacio enseñamos los obstáculos que se nos
presentaron a partir de una investigación en la cual nos propusimos la posibilidad de implementar un
proyecto social de mejora para los grupos campesinos de la provincia de Salta. Entre las características
que presenta el área se encuentran una diversidad de municipios rurales que presentan escasa
infraestructura, destacándose la falta de red de gas natural, la precariedad del tendido eléctrico y la falta de
manutención de las rutas y vías que comunican el territorio. En relación a la precariedad eléctica, las
estimaciones de la ONU indican que en todo el mundo casi una de cada cinco personas no tiene acceso a
servicios de electricidad modernos y aproximadamente tres mil millones dependen de la biomasa
tradicional para cocinar y calentarse. Por esto y por otras cuestiones, la energía resulta fundamental para el
desarrollo sostenible4, siendo un desafío contar con fuentes de energía, con lo cual se hace necesaria la
investigación de proyectos que consideren no solo la política energética en relación a las actividades
desarrolladas en estas comunidades, sino en relación al ahorro energético.
3 Para más información sobre economía doméstica véase Sahlins, 1972.
4 En este espacio, la discusión no gira en torno al rol que tienen las energías renovables o las energías limpias, sino
en la manera en la cual se puede acelerar el acceso a la energía, debido a que alrededor del 40 por ciento de la
población mundial, la mayoría en el medio rural, depende de la madera, el carbón o los desechos animales para
cocinar sus alimentos. Para el caso específico que estamos tratando, la generación de energía eléctrica proviene de la
central nuclear Embalse, situada en la provincia de Córdoba. Claramente no todas las localidades tiene acceso a la
energía, razón por la cual hace falta promover un cambio de comportamiento en el uso de la energía así como el
impulso de fuentes alternativas.
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En el plano sociopolítico esta población presenta, además, altos niveles de pobreza. En este
sentido, la disponibilidad y el acceso a la energía en zonas rurales es clave para asegurar el bienestar de las
familias rurales. Además, contribuye para mejorar la calidad de vida y el desarrollo productivo en los
territorios. Gran parte de los grupos rurales de esta zona, zona de transición, se dedican a la diversificación
de los cultivos, es decir que no se abocan solo a la ganadería o el algodón sino que también plantan, en
algunos casos, árboles frutales5. A pesar de esta diversificación, las actividades no alcanzan para que las
comunidades lleven una vida sin apremios y una dieta alimentaria equilibrada. Justamente para hacer
frente a esta situación el proyecto original buscaba diseñar alternativas que permitieran incrementar el
volumen de los cultivos que las comunidades llevaban adelante para lograr un excedente y destinarlo para
el intercambio y complemento alimentario. Se pensó para ello la realización de viveros, la plantación de
flora exótica o nueva, así como la ampliación de la plantación de árboles frutales, algo que ya se venía
realizando en algunos casos6. Solo la última opción, la introducción de más árboles frutales a los sistemas
productivos tuvo éxito. La estrategia entonces, era introducir frutales en todos los casos como una
alternativa a las sequías, lluvias o inundaciones y a los altibajos en los circuitos de intercambio locales.
Cabe aclarar que la construcción de alternativas para alcanzar el objetivo propuesto, teniendo en cuenta la
sustentabilidad social y económica, representó una negociación no exenta de conflictos. Una vez superada
la primer etapa estábamos convencidos que esta estrategia era buena y conveniente para los distintos
colectivos de gente. Sin embargo con el tiempo nos dimos cuenta de que para aquellos que no tenían
árboles de antemano, estos eran considerados más bien como adornos que como un componente que
diversificara su productividad.
Heterogeneidades presentes
Como adelantamos previamente, pudimos observar cierta diversidad en la forma de organización
al interior de los grupos, algo que en la mayoría de los proyectos no es tenido en cuenta, más bien se
consideran a los colectivos rurales como un todo homogéneo. En cuanto algunos grupos de parentesco
pudimos observar que tendían a organizar sus actividades sobre el modelo de la familia extensa, con una
forma centralizada de producción y consumo concentrado en el matrimonio de más edad. Por otro lado,
otros grupos de parientes actuaban de manera diferente, donde los miembros más adultos de la comunidad
no tenían el “peso” que sí tenían en otro lugar. En otros casos, donde grupos más numerosos conformaban
algunas aldeas, estas se encontraban organizadas política y económicamente en torno a un líder que, entre
5 En las zonas de transición el suelo se vuelve de vital protagonismo por su capacidad productiva, ya que los
campesinos realizan una diversidad de cultivos destinados principalmente al autoconsumo y en menor medida, al
intercambio.
6 Para las primeras alternativas era necesario contar con un suministro de energía eléctrica constante, razón por la
cual fue dejado de lado ya que no en todas las aldeas/ comunidades se cuenta con este beneficio.
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otras cuestiones, controlaba las actividades económicas, la distribución de los recursos y la mediación con
otros sujetos de la sociedad salteña de las ciudades más importantes de la zona. Esta estructura se nos
hacía más evidente cuando nos encontrábamos en contextos menos extensos de parentesco e incluso, entre
los grupos que tenían estas características la circulación entre las áreas y la residencia en distintos lugares
aparecía como una estrategia bastante difundida.
En relación a esto, para reflexionar sobre los resultados de esta experiencia debemos tener en
cuenta que las distintas comunidades rurales con las que entramos en contacto en el NOA, en su mayoría,
hace años que han diversificado sus cultivos para intentar aprovechar las oportunidades productivas. Con
estos grupos pudimos jugar un rol motivador, a diferencia de lo que nos ocurrió con aquellos que no lo
habían hecho, ya que nos encontramos con la dificultad del sentido que los árboles tenían para ellos, del
significado que les otorgaban. En este último caso, el interés en los árboles solo surgió al momento de la
maduración de los mismos. Casi en paralelo tuvimos que hacer frente a un obstáculo que no habíamos
contemplado, que eran los conflictos familiares presentes. En las comunidades en las cuales existían
conflictos muy marcados, fue sumamente difícil programar actividades y capacitaciones en el manejo de
los recursos pues la trama de los conflictos internos inundaba todo tipo de actividad que se quisiera
desarrollar7. Al mismo tiempo, no tuvimos en consideración el peso del acceso a fuentes de energía, ya
que habitualmente cuando se habla del empleo de la energía se suele hacer referencia a los beneficios
ambientales de su uso y se desestima cómo contribuyen con el desarrollo rural, particularmente en lugares
con infraestructura deficitaria, como el caso estudiado.
Estas situaciones nos llevaron a replantearnos el abordaje del proyecto, necesitábamos darle un
giro a nuestra propuesta, en la que habíamos invertido tiempo, capacidad técnica y dinero, para lograr el
interés y la participación de las personas al proyecto. El reto consistía en buscar una manera lo
suficientemente flexible para llevar adelante el proyecto y para ajustarse a los cambios en los intereses de
los distintos sujetos de las distintas comunidades rurales8. Era fundamental el capital social para construir
una base de confianza y facilitar la acción colectiva. Buscamos entonces contribuir al fortalecimiento no
solo en el planeamiento de las estrategias o alternativas, sino también en la toma de decisiones a nivel
colectivo y en garantizar en la medida de lo posible, la generación de beneficios extra por sobre los riesgos
que se asumían.
7 Debido a la privacidad de estas cuestiones y a pedido de los actores, no profundizaremos estas situaciones en este
trabajo.
8 Cuando se producen inversiones en tiempo, recursos y dinero que no encuentran correlación dentro de la
idiosincrasia e intereses locales, el resultado lejos estará de ser satisfactorio. Como consecuencia no se lograrán las
mejoras en las condiciones de vida y el ingreso de las comunidades, principal objetivo del proyecto en cuestión.
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Con esto aprendimos que poner en marcha distintas alternativas en pro del desarrollo rural y la
sustentabilidad socioeconómica significaba que debían estar consensuadas con los beneficiarios,
previamente negociadas, para que no fueran consideradas una imposición de afuera, un modelo a seguir
ideado por los técnicos o el equipo de investigadores, más allá de buscar el bienestar de las comunidades9.
Por el contrario, la alternativa a implementar debería ser aquella que surgiera de la negociación entre el
equipo y los beneficiarios, donde se ponderaran las propias capacidades y conocimientos locales, sin ser
dejados de lado en detrimento de modelos predeterminados. Finalmente, como veremos a continuación, en
aquellos lugares donde se dio una participación activa de las comunidades locales y donde se tuvieron en
cuenta y se aprovecharon sus propios saberes y técnicas, se generaron oportunidades más enriquecedoras
para pensar y diseñar alternativas al contexto de marginalidad social en el que se encuentran estos grupos
campesinos.
En el caso de algunos grupos indígenas podíamos observar que sus cultivos y en algunos casos
aquellos que incorporaron frutales, los mismos se encontraban bajo los cuidados de alguna familia o de
alguien a quien le “gustara plantar”, presentando por lo general una producción bastante restringida. En
algunos casos, esta producción estaba destinada al cacique, y en otros casos donde los grupos eran más
numerosos, eran destinadas a la comunidad. En estos casos se presentaban distintos problemas, por un
lado la falta de interés de participar de redes informales de intercambio, ya que trabajaban para el sustento
de sus propias familias nucleares, y por otro lado, los que no vivían en comunidades mayores no
encontraban interés en trabajar de forma comunitaria.
Transformar un problema en una posible solución
Entre las características principales de esta investigación se encuentran el hecho de constituirse en
un estudio exploratorio, descriptivo e innovador cuyos resultados parciales nos hicieron hacer un alto en el
camino y darle un giro al proyecto inicial, tal como estamos volcando en este espacio10.
Para relevar los datos de primera mano nos valimos de la observación participante y de la
realización de entrevistas a distintos actores sociales. De la misma manera realizamos un relevamiento de
información en distintos medios de comunicación local así como en instituciones públicas. Al momento de
realizar el análisis de todo el material relevado, fuimos conscientes que abordar la situación de las
comunidades rurales asentadas en el departamento de San Martín de la provincia de Salta, implicaba dejar
9 Esta situación pone el foco sobre las capacidades de las poblaciones que históricamente han sido marginadas o se
han encontrado en situaciones socioeconómicas desfavorables.
10 Cabe aclarar que concebimos la innovación como el resultado de un proceso social, postura que ocupa un lugar
marginal en el ámbito académico que considera a la innovación como un factor clave que
“asegura” la
competitividad sostenible tanto de las organizaciones como de los territorios.
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de lado una perspectiva unilineal o unidireccional. Por el contrario, era necesario tener en cuenta distintos
puntos de vista para entender las distintas formas de desarrollo de estas comunidades, marcadas por
coyunturas históricas, sociales y políticas específicas y al mismo tiempo configuradas en una trama de
negociaciones constantes entre los distintos actores involucrados a nivel local y regional. Al respecto era
menester tener presente que esta zona geográfica del Norte de nuestro país se caracteriza por condiciones
climáticas extremas a lo que hay que agregarle la falta de infraestructura para el tendido eléctrico, como
mencionamos previamente, y el acceso limitado a fuentes de energía tradicionales. En este contexto
entonces se volvía necesario capacitar a los grupos rurales no solo en la plantación de los nuevos frutales y
demás especies, sino también en el aprovechamiento de la energía, que hacía posible que se extendiera la
vida productiva del día más allá del atardecer, resultando en un mejoramiento de la calidad de sus
productos.
Al mismo tiempo, el interés, gusto diferenciado o la habilidad entre las distintas personas en
relación a los frutales y a la posibilidad de expandir sus cultivos, se traducía en una variedad en la
organización de las prácticas. Por esta razón creemos que las formas de construcción del “desarrollo” rural
y lo que se entiende por dicho concepto son el resultado de la interacción de una diversidad de actores
entre los que podemos mencionar a los sujetos sociales, al ambiente, las costumbres culturares, los saberes
locales, las instituciones gubernamentales, entre otros. Como mencionábamos anteriormente, buscamos
redefinir nuestra propuesta desde un enfoque dinámico y flexible que pusiera en foco la existencia de esta
pluralidad de sentidos y significados que adquirieron los distintos procesos de desarrollo de las
comunidades rurales para los actores involucrados muchas veces con intereses y estrategias de acción con
lógicas diversas. Buscamos orientar a lo largo del proyecto una serie de estrategias, ideas, técnicas que no
entraran en contradicción con ninguna de las lógicas involucradas, sino que nos permitiera aprovechar al
máximo las voces y experiencias previas de los actores para contribuir a la expansión de las actividades
productivas de los grupos locales que en definitiva significaban una mejora en la calidad de vida de todas
las familias involucradas.
La selección de la estrategia que consistía en la plantación y diversificación de frutales se realizó
en el marco metodológico de lo que implica una investigación cualitativa, donde pusimos primer plano el
sentido propio de los actos, vínculos y de las estructuras sociales. Creemos que los instrumentos de la
investigación cualitativa presentan la ventaja de poder ser continuamente ajustados a las finalidades de la
investigación, corregidos y readaptados durante el proceso del trabajo de campo, por lo que su empleo
exige una actitud de apertura y flexibilidad, la capacidad de observación y de interacción con los actores
sociales envueltos y el esfuerzo teórico de fundamentación presente en cada etapa (Minayo, 2004). Este
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enfoque nos permitió recuperar la relevancia de las distintas formas de ver y entender el mundo para los
grupos rurales, priorizando los puntos de vista emic, es decir, los significados que la realidad tiene para los
individuos y la manera en que estos se relacionan con las prácticas observadas.
La comunicación adquirió un papel fundamental en tanto instrumento de reproducción y
producción del mundo social
(Vasilachis de Gialdino,
2008), de acceso a las representaciones e
interpretaciones locales. Para abordarla empleamos el clásico procedimiento de entrevistas y diálogos
espontáneos. Si bien con una pequeña dosis de estructuración a partir de una guía que facilitara la apertura
de las personas, nos permitió llegar a una posterior profundización, contribuyendo a desentrañar el punto
de vista de los campesinos de San Martín, sus valores frente a los hechos, alternativas y riesgos a asumir.
La entrevista abierta, al posibilitar una cierta libertad para el diálogo nos permitió obtener información
sobre acontecimientos pasados y presentes así como rescatar la experiencia de los actores y su punto de
vista. Lo interesante de este método es que la información que surge a partir del diálogo es producto de
esa interacción, en palabras de Ocampo y García, no existe de antemano ni yace en algún rincón
escondido, esperando a que un arqueólogo de la memoria la descubra. La experiencia surge como
información en la medida que el entrevistador y el entrevistado la crean a través de la relación que
entablan durante una entrevista
(Ocampo y García, 1987). Los diálogos espontáneos en distintos
momentos y espacios nos permitieron además, tender puentes entre mundos culturales contrapuestos, el
diálogo nos permitía activar con las preguntas o comentarios los recursos culturales locales, los sentidos
de las prácticas (Sanmartín Arce 2000)11.
En este punto, acercarnos a los puntos de vista de nuestro “objeto de estudio” nos puso cara a cara
con la naturaleza de la interpretación así como con la frontera de la arbitrariedad, nuestra propia
subjetividad presente en la relación dialógica nos hizo pasar por alto el hecho de que los informantes no
nos estaban dando datos “rasos”, sino que en esa relación estaban comprometidos con nosotros en un
vínculo subjetivo y asimétrico, donde el investigador muchas veces es visto como dominante en esa
relación. Al hacer un alto y reflexionar sobre lo que estaba sucediendo, pudimos darnos cuenta que la
situación de entrevistas implicaba cierta vulnerabilidad en el sentido de Makowski Muchnik (2000), es
decir, que el contexto en el que se desarrollaba la conversación es problemático per se, ya que se
constituye a partir de la confrontación de dos universos culturales diferentes. Solo cuando pudimos
11 Al respecto es interesante resaltar que el conocimiento etnográfico no es resultado de un encuentro inocente, sino
que está anclado en un entramado de presupuestos e implícitos que constituyen al investigador y a las personas con
las que trabaja como informantes.
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entender lo que ocurría y transformar así esa asimetría en una situación de diálogo de verdadera
interacción, se creó un espacio compartido por ambos interlocutores.
Si bien como se puede observar, los cambios en la concepción y metodología del proyecto fueron
introducidos sobre la marcha, de ninguna manera esto puede traducirse como falta de previsión, sino como
expresión de versatilidad y capacidad de adecuar la estrategia a las experiencias sistematizadas en el
camino para ser así más eficaces en lograr los objetivos del proyecto. Esta metodología de trabajo
desarrollada “sobre la marcha” estaba empezando a dar sus frutos cuando entre los productores de granos
se generó un interés por incorporar árboles, como lo estaban haciendo otros sujetos.
Para no concluir
En el análisis de la experiencia y de los obstáculos con los que nos encontramos, debemos
considerar el rol que ocupan la multideterminación y la dimensión de los fenómenos sociales (Martín-
Baró, 1986, Quintal de Freitas, 1994, Landini, Long et al., 2014), entre ellos el contexto particular de
algunas comunidades rurales de Salta que influye de manera decisiva sobre el proceso de desarrollo rural
de la región. Por esta razón nos pareció de particular relevancia tener en cuenta las representaciones,
interpretaciones, formas de entender y conocer el mundo de estas comunidades, las cuales influyen de
manera directa en las prácticas de intervención del ambiente, en la organización social y económica de la
comunidad, así como en el funcionamiento de sus redes de intercambios. La principal conclusión de este
trabajo es la necesidad de dar un giro a la propuesta técnica inicial llevada a las comunidades, ya que
podemos decir que no alcanzó solamente con familiarizarnos con el potencial de los sistemas de
producción locales, así como con sus limitaciones y con las lógicas de los productores para que se
aceptara la oferta del proyecto. Sino que fue necesario que los productores se apropiaran, gradualmente,
de los objetivos del proyecto, de las acciones e interpretaciones. Esto fue lo que permitió que empezaran a
aportar sus propios saberes e ideas para experimentar sobre las propuestas ofrecidas. En este sentido,
creemos que los frutales fueron asimilados en los sistemas de producción y economía del hogar por
múltiples razones: abaratar costos de producción o consumo, obtener ingresos adicionales, diversificar
sistemas de producción, manejar los riesgos del clima y mercado, conservación de recursos, valorización
de la tierra, entre otros.
Aunque para la mayoría de las familias los árboles siguen siendo complementarios y secundarios a
la producción de granos básicos12, un escenario generalizado es la tendencia de sembrar árboles cerca de
12 Especialmente porotos y maní.
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las casas por su valor de cambio, por la seguridad que significan frente al temor al robo, y no menos
importante, por el goce de la sombra y frescura sobre todo en verano. Si bien la tendencia de los pequeños
productores no se limitaba solamente a tomar decisiones que redujeran los riesgos climáticos, cuando los
beneficios (no) esperados resultaban elevados, esos mismos productores se mostraron más dispuestos a
aumentar el abanico de posibilidades productivas en relación a la plantación de frutales.
La intervención externa, como agente motivador y de revalorización de los conocimientos y
técnicas locales, puede tener un papel importante si logra ser aceptada por los grupos rurales. Este papel
puede enriquecerse en aquellos casos en los que pueda mejorar las condiciones de vida, las actividades de
los grupos beneficiarios a largo plazo, una vez que el proyecto finaliza pero las innovaciones, las
estrategias, los nuevos conocimientos quedan en el lugar y los beneficiarios pueden seguir
implementándolos. Por esta razón, otra lección aprendida es que desde la perspectiva de la sostenibilidad
del cambio tecnológico en el campo no hay que preocuparse u ocuparse tanto por la adopción de
tecnologías sino por la capacidad de los campesinos para tomar decisiones adecuadas y experimentar,
innovar y adaptar en el marco de sus propias lógicas culturales. Asimismo creemos que es necesario
ofrecer distintas posibilidades de alternativas a seguir, entre las cuales se pueda elegir según la
conveniencia a cada caso en particular, donde el acceso a la energía se vuelve un factor fundamental.
En definitiva debemos decir que este trabajo no busca solamente constituirse en una descripción
de la experiencia, sino que busca recoger e incorporar la perspectiva de los sujetos sociales como actores
participantes en el proyecto y la importancia de contar con fuentes de energía para generar electricidad, en
este caso fuentes tradicionales de energía ya que los proyectos para implementar energías alternativas se
encuentran con obstáculos en su realización e implementación. Intentamos dar cuenta de los obstáculos
encontrados, así como de los intereses y puntos de vista de los actores, sus motivaciones, intereses,
expectativas y lógicas de acción al participar de la experiencia.
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Aires. Eudeba - Edulp.