Resumen
El presente artículo busca despertar en el lector inquietudes que están directamente relacionadas con el ejercicio docente en las aulas. De ahí, que se hace especial énfasis en dos aspectos fundamentales de la práctica docente supervisada; uno de ellos, la sincronicidad y el otro, los códigos que se requieren para comunicarse con los estudiantes mientras se desarrolla el proceso de enseñanza y aprendizaje. Podría decirse que son hilos que ayudan a “tejer” el entramado de la Práctica Docente Supervisada.
A través de los años, las autoras de este trabajo se han percatado de algo que resulta muy significativo en el análisis que se está haciendo en torno a la Práctica Docente Supervisada, y es la necesidad que existe de trabajar a nivel del curso, tanto en el Seminario como en la parte de trabajo áulico; sin perder de vista que no se trata únicamente de dominar los temas que se deben abordar con los adolescentes, ni de poseer los mejores recursos didácticos, eso no significa que esto no sea positivo. Se trata de lograr un punto de encuentro con los jóvenes, ubicándose de acuerdo al contexto socio cultural en el cual viven y en función de su temporalidad de vida, es decir, en su etapa de adolescencia.
Si se parte de la concepción anterior, significa que se pueden establecer redes de comunicación que lleven a mantener la misma sincronía, eso qué significa, que se está hablando el mismo idioma, con los mismos códigos y por el mismo canal. De ahí, que la sincronicidad y empatía que se pueda lograr con los educandos es, sin temor a equivocarnos, uno de los puntos más álgidos de la práctica docente supervisada.