Káñina, Rev. Artes y Letras, Univ. de Costa Rica XLVIII (3) (Setiembre-Diciembre) 2024: 1-20/ISSNe: 2215-2636
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B, la técnica se contraponía a la «sensibilidad artística». Pero ante la frustración, el proceso quedó en
suspenso y luego lo abandonó.
En L la relación con el saber se da por medio de las «metáforas» o «movilizaciones internas» que
se expresaban en figuras enigmáticas a través de la pintura al óleo y que vinculan su interioridad con el
mundo exterior. La expresión de dichas «metáforas» implicaba un crecimiento espiritual, era más
importante que la solución formal. Porque a través de ellas lograba trabajar aspectos íntimos como los
relacionados con su sexualidad. No obstante, la fluencia de metáforas no era controlada, por lo cual
pendía sobre L la posibilidad del «mutismo», es decir, de que quedara sin la capacidad de pintarlas.
Asimismo, había algo más en la pintura, que decía escapársele, que, si bien estaba acoplado a la técnica,
era lo sustancial del arte y lo reconocía en el efecto visual del deslizamiento de la pintura en el lienzo y
el brillo del óleo. En su proceso incorporaba herramientas digitales para plantear «soluciones» visuales
(de color, dibujo, composición) a sus pinturas y no perder el tiempo «luchando» con la pintura. Sin
embargo, era con la «lucha» donde encontraba el valor de lo artístico en sus piezas.
En V, la relación con el saber se presentaba con angustia al no poder comunicar lo que significaba
para ella la performance, que era lo que estudiaba. Decía sentir que las ideas se le escapaban. El proceso
creativo que la llevó a pensar en una performance la abrumaba a la vez que la entusiasmaba. Se había
propuesto armar una caja de vidrio de su tamaño, con orificios para respirar, y habitarla por un tiempo.
Pero poco a poco se le fue «deshilachando» la idea, perdió el entusiasmo, dejó de sentir la potencia del
acto, generándole una gran angustia y sensación de pérdida. Finalmente, desistió. Más adelante, produjo
un dispositivo visual (dibujos y textos en un cartón) para hacer «catarsis» y esto le permitió aliviar la
angustia y salir de un estado de tristeza. Para V, la técnica no estaba muy asociada con lo sustancial del
arte, pero le daba tranquilidad realizar actividades meramente técnicas.
En C, que trabajaba con madera construyendo composiciones con formas geométricas, la relación
con el saber implicaba un diálogo con el material que se daba en el proceso en el cual se conjugaban
situaciones anímicas y afectivas intensas. El material —la madera— le sugería cómo utilizarla, qué
hacer con ella, cómo seguir el proceso hasta el término de la obra. Pero si el diálogo no aparecía y el
profesor no la guiaba, aparecía el estancamiento en el proceso y hasta su abandono; reenganchar era
muy difícil.