Resumen
Si el “espacio caribeño” fue el lugar de implantación de una masonería independiente y portadora de su propia historia, igualmente fue durante los siglos XVIII y XIX una zona de confrontación entre las principales potencias masónicas europeas, el Gran Oriente de Francia y la Gran Logia Unida de Inglaterra. En este marco de tensiones, el gran auspiciador francés se preocupó por asentar su autoridad sobre las logias de provincia (en colonias antillanas y en ciudades portuarias como Burdeos, Nantes y Le Havre), mientras éstas hicieron lo propio en elaborar instrumentos que buscaron implementar políticas de resistencia y a su vez, aprovechar las distintas tensiones sociales para desarrollarse. La masonería havresa supo establecer lazos muy estrechos con logias de Cuba y de Santo Domingo. Por su parte, este estudio muestra como la posición de las logias masónicas frente al desarrollo de movimientos nacionales y liberales, aceptando hombres de color, provocó que éstas funcionaran como plataformas para estos movimientos a principios del siglo XIX. Finalmente, este artículo atestigua la importancia del “espacio caribeño” en la historia de las relaciones masónicas internacionales.