La comunicación gubernamental
iberoamericana ante el primer caso local por SARS-CoV-2
Ibero-American government communication in the face of the
first local case of SARS-CoV-2
Margoth Mena-Young
Escuela de
Ciencias de la Comunicación Colectiva
Universidad de
Costa Rica, Montes de Oca, Costa Rica
https://orcid.org/0000-0002-9495-9081
Griselda Guillén Ojeda
Facultad de Ciencias Administrativas, Sociales e Ingeniería
Universidad Autónoma de Baja California, Baja California, México
https://orcid.org/0000-0002-3770-4859
Rodrigo
Muñoz-González
Escuela de
Ciencias de la Comunicación Colectiva
Universidad de
Costa Rica, Montes de Oca, Costa Rica
rodrigo.munozgonzalez@ucr.ac.cr
https://orcid.org/0009-0003-7253-1599
Fecha de recepción: 21 de enero del 2025
Fecha de aceptación: 20 de junio del 2025
Cómo
citar:
Mena-Young, Margoth; Griselda Guillén Ojeda y Rodrigo Muñoz-González.
2026. Economías comunitarias:
aproximaciones y experiencias comunitarias. Revista
Reflexiones. 105 (2). DOI 10.15517/rr.v105i2.63562
Resumen
Palabras
claves: Comunicación de la ciencia; Redes sociales; Pandemia; Gobiernos
iberoamericanos; Audiencias digitales.
Abstract
Introduction: In March 2020, the global spread of the novel coronavirus SARS-CoV-2 posed an unprecedented challenge to governments and public communication. Upon the detection of the first confirmed case within their territories, Ibero-American countries faced the urgent need to inform their citizens amidst a context of heightened uncertainty and concern.
Objective: This article aims to analyse the official communication strategies employed by the governments of Argentina, Brazil, Chile, Colombia, Costa Rica, Spain, Mexico, and Panama when announcing their first confirmed case of COVID-19. The focus lies on the messages disseminated through press releases and social media platforms, as well as the public's responses to these communications.
Method: A qualitative analysis was conducted on the press releases issued by the governments of the selected eight countries. Additionally, 16 official posts from Facebook and Twitter (8 from each platform) were examined, along with 567 citizen comments (360 on Facebook and 207 on Twitter), to identify communication patterns and public reactions.
Results: The findings reveal a chaotic scenario in which governments faced considerable challenges in delivering clear and effective messages. While the communication strategies exhibited similarities across countries, sociopolitical and cultural contexts significantly influenced public perception. Citizen responses on social media reflected widespread dissatisfaction and unmet expectations, such as a lack of clarity and sensitivity in the messaging. This study underscores the need to strengthen governmental health communication by incorporating risk management, scientific dissemination, active listening, and contextually sensitive approaches. Enhancing these practices is crucial for addressing future public health emergencies effectively.
Keywords: Communication of science; Social media; Pandemic; Iberoamerican governments; Digital audiences.
Introducción
El mes de marzo de 2020 fue
testigo de la expansión del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 en el mundo (ACNUR,
marzo de 2020). La epidemia por esta nueva enfermedad fue declarada por la OMS
una emergencia de salud pública de preocupación internacional el 30 de enero de
2020, y ya para el 11 de marzo del mismo año se anunciaba que su evolución
había llegado a convertirse en pandemia. (OPS, s.f.)
Fue el 11 de febrero de 2020
cuando el Comité Internacional de Taxonomía de los Virus (ICTV, por sus siglas
en inglés) anunciaba que el nombre del nuevo virus sería “coronavirus de tipo 2
causante del síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV-2)”, y, ese mismo día
también la OMS informaba que el nombre de la nueva enfermedad sería COVID-19,
siguiendo directrices conjuntas con la Organización Mundial de Sanidad Animal
(OIE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) (OMS, s.f.).
Todo sucedía rápidamente para
los gobiernos y para su población. En el continente americano el primer
contagio se registró el 15 de enero de 2020 en EE. UU., cuando un hombre que
había visitado Wuhan regresó a su hogar en el estado de Washington. En Europa
ocurrió en Francia el 22 de enero y en América Latina fue en Brasil, el 26 de
febrero, mientras que en América Central el primer caso se reportó en Costa
Rica, el 6 de marzo del mismo año (BID 2020). Esos primeros meses generaron
millones de datos, imágenes y opiniones reales y falsas, especialmente en redes
sociales, y el discurso público oficial resultaba dubitativo y poco detallado
ante lo nuevo del fenómeno, por lo que se intentaba contener el virus en medio
de gran incertidumbre social.
El virus SARS-CoV-2 fue
evolucionando durante toda la pandemia, con linajes, variantes y subvariantes
(CDC 2023) que a su vez iban modificando las medidas gubernamentales, cuidados
personales, tratamientos médicos y la propia comprensión social, que se abonaba
con las noticias sobre detección de enfermedad persistente. Los estudios y
descubrimientos científicos iban cambiando las recomendaciones oficiales
adoptadas, incluso antes de que los criterios anteriores fueran realmente
asimilados por la sociedad.
Desde sus inicios, la pandemia
ha generado un volumen exacerbado de estudios académicos de distinta naturaleza,
pero en la rama de la comunicación política se destaca el escaso abordaje
comparativo o con clave regional de las investigaciones que incluyen la región
latinoamericana. Por ejemplo, el trabajo de Peña-Fernández et al., cuyo
objetivo fue caracterizar a los actores políticos, institucionales y mediáticos
que informaron en Twitter sobre las vacunas de COVID-19 en Argentina, Brasil,
Chile, España y México. Los resultados demostraron que “la actividad más
intensa y el peso informativo lo han llevado las autoridades sanitarias y los
medios, aunque las cuentas personales de los portavoces y representantes
políticos han logrado un engagement mucho mayor”
(2022, 315).
Asimismo, Crespo y Garrido
abordaron la comunicación de crisis por COVID-19 mediante sus fases de
latencia, eclosión, explosión, síntesis y cierre. Esto autores explican la
importancia de seleccionar portavoces y personas expertas que deben tener
credibilidad pública; de asegurar la fluidez en la relación con medios de
prensa, y de prever el papel de la oposición política y de la clase
empresarial, pero además advierten que “minimizar el alcance o la gravedad de
las crisis, aunque puede resultar una tentación para los gobernantes con el
propósito de no causar alarma o pánico entre la población, suele ser siempre
una estrategia equivocada” (2020, 14).
En esta misma línea, Navarro
et al. (2022) hacen un análisis de contenido sobre la primera disertación que
los presidentes de Argentina, Costa Rica y México dirigieron a sus ciudadanos
en relación con la pandemia generada por la COVID-19, desde el marco de la
Comunicación Responsable Gubernamental y Política (CRGP). Aunque encontraron
que esos discursos fueron altamente responsables también afirman que pueden
mejorar en los rasgos de interactividad, empatía y consistencia. Este equipo
autor expresa que el compromiso público es donde se debe mejorar más: mostrar
que “hay un gobierno sensible a las necesidades de sus conciudadanos y que
tiene cursos de acción para solventar el problema.” (2022, 44).
Con este marco, este artículo
muestra un análisis de los boletines de prensa gubernamentales de 8 países
iberoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, España, México
y Panamá) al momento de dar a conocer el primer caso de contagio por el virus
SARS-CoV-2 en su territorio en 2020. Asimismo, realiza un análisis textual y
visual de 16 publicaciones de los perfiles oficiales del ente rector de estos
países, realizadas en Facebook y Twitter (8 en cada plataforma). Finalmente, se
examinan también las respuestas dadas por la población a las publicaciones
oficiales en redes sociales sobre estos primeros casos; en total, se analizaron
360 comentarios en Facebook y 207 en Twitter. El fin de este estudio es motivar
mejores prácticas en comunicación política gubernamental en salud ante futuras
crisis sanitarias.
La importancia de esta
investigación radica en la necesidad de fortalecer la comunicación política
gubernamental en salud, especialmente ante crisis sanitarias como la pandemia
de COVID-19. Al analizar los boletines de prensa y las publicaciones oficiales
en redes sociales de ocho países iberoamericanos, este estudio proporciona un
marco para comprender cómo se comunicaron los primeros casos de contagio del
virus SARS-CoV-2. Además, el análisis de las respuestas de la población en
redes sociales evidencia la percepción y reacción ciudadana ante estas
estrategias comunicativas. Estos hallazgos buscan contribuir al desarrollo de
mejores prácticas que garanticen una comunicación más efectiva y transparente,
fortaleciendo la confianza pública y la gestión de futuras emergencias de
salud.
Marco teórico: sociedades del riesgo y
comunicación
Desde un punto de vista
operativo, un riesgo implica un estado, una acción, o un evento que tenga la
posibilidad de ejercer algún tipo de daño a una persona o a una comunidad (Espinoza-Rojas y Méndez-Esquivel
2016). Las sociedades contemporáneas, por sus niveles de complejidad
administrativa, se desarrollan desde un marco que comprende el progreso social
y tecnológico, y, al mismo tiempo, una serie de riesgos que amenazan su
bienestar y armonía (Zuboff 2019). El trabajo del sociólogo alemán Ulrich Beck
(2005) argumenta que en las últimas décadas esta situación ha generado la
aparición de una sociedad del riesgo.
Bajo esta lógica, diferentes dimensiones culturales, económicas, y políticas se
plantean y se establecen a partir de un sentido de peligro y alerta
(Livingstone y Sefton-Green 2016).
La sociedad del riesgo se
enmarca en un momento histórico caracterizado por la incertidumbre (Gavrila y Cilento
2022). La pandemia COVID-19 vino a resaltar y, en algunos casos, a
catalizar dinámicas propias de una época definida por altos niveles de
desigualdad, una polarización política pronunciada, y fricciones en términos de
identidades culturales (Couldry 2022). Ahora bien, la
sociedad del riesgo se ancla en la presencia generalizada de los medios de
comunicación en la vida cotidiana (Silverstone 2005). Esta presencia se
traduce en una ‘mediación de todo’ (Livingstone 2009), en una dinámica en la
cual la realidad social se entiende primordialmente a través del lente de los
medios de comunicación. Como consecuencia, muchos ámbitos de la sociedad como
la política, la salud, la gobernanza pública, y las relaciones interpersonales,
comienzan a adoptar lógicas mediáticas (Couldry y Hepp 2013).
Para los propósitos de este
artículo, debemos señalar el carácter mediatizado de la pandemia. Las
implicaciones del virus y sus riesgos fueron comunicados a la población a
través de una interacción de diversos medios, desde canales de televisión a
redes sociales. Como nuestro análisis posteriormente revelará, la mediatización
profunda (Couldry y Hepp
2017) de la sociedad del miedo movilizó el modo en que la crisis fue comunicada
y en que fue entendida por las personas mismas en plataformas mediáticas.
Desde el ámbito de la ciencia
y la tecnología, el riesgo como objeto virtual (creado en su mismo proceso de
representación), se introduce en la realidad social a través de diferentes
mecanismos retóricos y géneros discursivos que establecen su significado en un
determinado contexto (Nespereira 2014, 189). Broomell y Chapman (2021, 512) señalan que la percepción
del riesgo es un proceso individual que incluye una interacción entre los
mecanismos cognitivos internos y la estructura de la información en el mundo
externo, por lo que cambiar las creencias y la cognición no siempre se
traducirá en un cambio de conducta.
Por ende, la gestión de la
comunicación de nuevos riesgos epidémicos debe llevarse a cabo en el ámbito de
marcos multidisciplinares que den cuenta de la complejidad discursiva del
riesgo sanitario como construcción social y cultural (Nespereira
2014); asimismo, debe ir orientada a reducir la complejidad o la contingencia
percibida. La pandemia COVID-19 implicó un reto especial para la comunicación
política al configurar condiciones particulares para las acciones de enlace
entre gobierno y ciudadanía (Názaro, Crozolli y Álvarez-Nobell, 2019).
Por ello, la comunicación política tuvo transformaciones importantes en
términos de la emisión de información y de la búsqueda de prevenir una
catástrofe masiva (Castillo-Esparcia, Fernández-Souto
y Puentes-Rivera 2020; López 2022; Názado, Crozolli y Álvarez-Nobel 2019).
La desinformación tuvo una
gran incidencia en la forma de hacer comunicación política durante la crisis
sanitaria ocasionada por COVID-19. Al inicio de la pandemia, la OMS propone el
término infodemia, el cual señala
como “sobreabundante información (alguna precisa y otra no) que dificulta que
las personas encuentren fuentes confiables y orientaciones cuando la necesitan”
(2020, 2). Respecto a ello, la OMS trabajó para identificar los mitos y rumores,
así como disiparlos para mayor certeza de la población. Esto es, se buscó la
interacción con sus públicos para disipar dichos mitos y rumores.
Lo anterior apunta al manejo
de lo racional/emocional en comunicación política. El dilema no es contraponer
ambas dimensiones, sino encontrar un equilibrio que permita hacerle frente a
las incertidumbres propias del COVID-19 y de otros eventos en el futuro.
Durante la pandemia, se dieron fricciones y contradicciones en términos de cómo
se entendía lo que estaba sucediendo. Por ejemplo, es el prestigio social que
los expertos, como médicos y científicos, adquirieron en el contexto de
pandemia, al realizar recomendaciones fortaleció a las autoridades sanitarias
como la OMS (Castillo-Esparcia, Fernández-Souto y
Fuentes-Rivera 2020).
La comunicación digital, fue
una de las herramientas que se implementaron en todos los ámbitos para que, en
medio de la pandemia, se lograra continuar en la medida de lo posible con la
vida cotidiana. Este tipo de comunicación fue indispensable para que las
instituciones gubernamentales permanecieran en comunicación con la población
por internet, haciendo uso de las redes digitales disponibles en los teléfonos
celulares y las computadoras.
Metodología
El objetivo del estudio fue
analizar, desde la comunicación del riesgo y la comunicación política, los
boletines de prensa gubernamentales que 8 países iberoamericanos publicaron
para dar a conocer el primer caso de contagio por el virus SARS-CoV-2 en su
territorio en 2020, con el fin de motivar mejores prácticas en comunicación
pública de la salud ante futuras crisis sanitarias. Los países participantes en
el estudio son integrantes de la “Red temática para la Evaluación de Procesos
de Gestión pública en pandemia y Participación ciudadana (Evaprop)”, del
Programa CYTED (2023).
El estudio realizado es
cualitativo con selección de tres corpus textuales que se trabajaron en etapas
complementarias. Primero, se recolectaron y se procesaron, mediante un análisis
de contenido, los boletines de prensa que publicaron los gobiernos desde su
ente rector de salud cuando se detectaron los primeros casos (ver Tabla 1).
Para el análisis de estos
boletines de prensa se utilizó una matriz en hoja de cálculo con categorías
deductivas que permitieran la identificación de patrones textuales y la
comparación de datos. Luego se realizó una recolección de 16 publicaciones
realizadas al momento del primer contagio en Facebook y Twitter (actual X)
desde los perfiles oficiales del ente rector de salud. Con estas, se ejecutó un
análisis textual y visual del mensaje a partir de categorías en materia de
ciencia, salud y riesgo.
Tabla 1. La comunicación ante el primer caso local de SARS-CoV-2 en Iberoamérica.
País |
Comunicados del ente rector en
salud |
Comentarios en RRSS |
Argentina |
3 de marzo de 2020: Boletín de prensa,
Twitter 2:17 p.m., Facebook 2:18 p.m. |
Twitter: 11 Facebook: 50 |
Brasil |
26 de febrero de 2020: Boletín
de prensa, Twitter 8:27 a.m., Facebook 12:17 p.m. |
Twitter: 49 Facebook: 50 |
Chile |
3 de marzo de 2020: Boletín de prensa, Facebook
1:43 p.m., Twitter 2:33 p.m. |
Twitter: 10 Facebook: 50 |
Colombia |
6 de marzo de 2020: Boletín de prensa,
Facebook 2:45 p.m., Twitter 3:55 p.m. |
Twitter: 24 Facebook: 50 |
Costa Rica |
6 de marzo de 2020: Boletín de prensa, Facebook
4:08 p.m., Twitter 4:09 p.m. |
Twitter: 13 Facebook: 50 |
España |
31 de enero de 2020: Boletín de prensa,
Twitter 4:19 p.m., Facebook 4:26 p.m. |
Twitter: 50 Facebook: 40 |
México |
28 de febrero de 2020: Boletín de prensa,
Twitter 8:33 a.m., Facebook 8:48 a.m. |
Twitter: 21 Facebook: 50 |
Panamá |
9 de marzo de 2020: Boletín de prensa,
Facebook 9:03 p.m., Twitter 9:29 p.m. |
Twitter: 29 Facebook: 20 |
Fuente: elaboración
propia.
Finalmente, se examinaron las
respuestas dadas por la población a las publicaciones oficiales en Facebook y
Twitter. Para esto, se recolectaron los primeros 50 primeros comentarios en
cada publicación o el total que hubiera: se analizaron 360 comentarios en
Facebook y 207 en Twitter. En la Tabla 1, se puede apreciar el desglose por
país. Con estos comentarios se aplicó un análisis temático en el cual, tanto de
manera deductiva como inductiva, se identificaron los principales patrones de
significado de cada texto extraído. Estos se categorizaron según su eje
temático predominante: el cuestionamiento a las decisiones gubernamentales y a
las medidas adoptadas; la desinformación; la discriminación y violencia; y,
finalmente, incertidumbre y religión. La triangulación teórica sobre los
hallazgos tuvo como marco la comunicación del riesgo con énfasis en salud, la
comunicación política y la construcción de culturas tecnocientíficas.
Resultados
Esta sección brinda los
resultados obtenidos sobre dos ejes: las características de los boletines de
prensa oficial de cada país y de las publicaciones que el ente rector en salud
divulgó en sus cuentas de Facebook y Twitter (ahora X); y el análisis de las
respuestas ciudadanas a esas publicaciones en redes sociales.
Comunicación gubernamental sobre el primer caso local de COVID-19
Características de los boletines de prensa emitidos
Ante meses de incertidumbre de
los países latinoamericanos frente a cuándo y cómo llegaría el virus a su
territorio, la población estaba atenta a ese acontecimiento. Por tanto, los
gobiernos debían proporcionar información transparente y clara, respecto a las
condiciones y detalles del primer caso, diagnóstico del virus, medidas de
prevención que debía realizar la población y la propia preparación del
gobierno. El abordaje de los anteriores puntos en los boletines emitidos por
los entes rectores de los ocho países fue distinto. Es posible identificar que
Argentina, Brasil, Costa Rica y México fueron más exhaustivos, no así Colombia,
Chile, Panamá y España.
En este sentido, Argentina,
Brasil, Costa Rica y México, proporcionaron a la sociedad información más
detallada del caso, así como medidas de prevención que no solo las
instituciones debían tomar sino también la población, así como el estado en el
que el país en general se encontraba y la cooperación entre las distintas
instituciones. Por ejemplo, el Ministerio de Salud de Argentina, además de
emitir las características del primer caso diagnosticado, brindó información
sobre qué institución realizó el diagnóstico y la prontitud con que se
emitieron e informó sobre las condiciones del país y acciones que ejecutaría la
institución sanitaria y declaró lo siguiente:
(...) es fundamental que las personas no se automediquen, no subestimen los
síntomas, eviten el contacto con otras personas y hagan mención a la situación para la atención inmediata y la
implementación de las medidas de control en los centros de salud.
Adicionalmente, Chile,
Colombia, España y Panamá brindaron información limitada. Expresaron solamente
los lugares a donde viajaron las personas diagnosticadas y su edad. España y
Chile no dieron información sobre las medidas de prevención o certeza de que si
la situación estaba controlada. El Ministerio
de Salud y Protección Social de Colombia, por ejemplo, dedicó pocas líneas
respecto a la prevención y nivel de riesgo:
Esto se ha desarrollado desde
el Comité Nacional de Emergencias y campañas de autocuidado por parte de los
ciudadanos basadas en el lavado de manos.
Hay distintos niveles de
profundidad con los que se comunica el diagnóstico del primer caso en cada
país. Por un lado, están los que abordan conscientemente los detalles de la
noticia, involucrando vocabulario científico con medidas epidemiológicas, fase
de contención, fase de mitigación, pruebas diagnóstica y medidas de prevención;
y además mencionan los planes que tienen en lo subsecuente y las
recomendaciones a la población. Pero, por otro lado, aparecen los países con
boletines que están prácticamente vacíos sin información sobre planes o
indicaciones de prevención para la población.
En estos boletines, no todos
los países presentaron la información completa: modo de ingreso al país,
nacionalidad de la persona contagiada, edad, sexo, síntomas, protocolo seguido,
aislamiento, hospitalización o no y lugar específico de sus viajes. Esto es un
indicador de que el manejo de datos fue distinto: mientras algunos eran muy
específicos como el caso de Costa Rica, que incluso resaltaba el seguimiento
que se le daría, otros fueron muy generales como España, que solo mencionaba el
lugar de residencia de la persona y el lugar desde donde viajó.
Se destaca que, en todos los
casos, el turismo fue el factor común, con una mayoría de personas que
contrajeron la enfermedad en países europeos con alta incidencia. La intensa
movilidad humana entre países y regiones, impulsada por el comercio, la educación
y el turismo, llevó a los gobiernos de todo el mundo a implementar protocolos
estrictos y medidas de vigilancia en los puntos de inmigración. En este
contexto, los aeropuertos de Latinoamérica recibieron especial atención debido
a los altos niveles de contagio registrados en Europa y Asia durante ese
periodo.
Publicaciones divulgadas en
Facebook y Twitter por el ente rector en salud
La comunicación gubernamental
sobre la presencia de la COVID-19 en los países que forman parte de este
estudio procuró informar a la población de los pormenores del primer caso
detectado. Al mismo tiempo, se centró en detallar las primeras medidas
sanitarias que fueron adoptadas por cada país. Lo anterior se puede ilustrar
con la prominencia de grabaciones o transmisiones en vivo de conferencias de
prensa. Es decir, para informar a la ciudadanía sobre el primer caso de
COVID-19 en el país, los entes rectores realizaron publicaciones en Facebook y
Twitter de conferencias en las cuales las principales autoridades de salud
describen el proceso de detección e interactúan con periodistas de medios de
comunicación. El principal patrón en todos los países de este estudio consistió
en que los entes rectores compartieron un enlace en ambas redes sociales para
acceder a la transmisión o video de la conferencia de prensa.
Estas conferencias tuvieron
una larga duración. Cada una se extendió mínimo por hora y media. Este formato
permitió que las personas realizaran comentarios en línea y expresaran su
sentir sobre esta situación. Sobre este punto, es importante recalcar que, a
pesar de su modalidad digital, en los países analizados estas conferencias no
tuvieron un carácter interactivo en el cual se pudieran responder consultas de
la ciudadanía.
Si bien las conferencias de
prensa fueron la principal herramienta para comunicar el primer caso, las
páginas de Facebook y Twitter de los entes rectores sí compartieron mensajes en
formato escrito (textos tradicionales). Estos mensajes son adaptaciones de los
boletines de prensa a un formato digital; así, resumen los principales puntos
de los casos y de las medidas en textos cortos y concisos, que buscaban
acompañar las conferencias de prensa. Esto se puede ilustrar con el mensaje que
publicó el Ministerio de Salud de Costa Rica en Twitter para comunicar la
identificación del primer caso de COVID-19 en territorio nacional:
Se confirma el primer caso de
COVID-19 en nuestro país. Comunicamos también que las dos mujeres que
mencionamos el día de ayer como sospechosas de estar enfermas por coronavirus,
fueron descartadas. #COVID19 #CoronavirusCR
El uso de hashtags y de menciones es común en la mayoría de las
publicaciones de los entes rectores estudiados. Es importante anotar que, dadas
las convenciones de uso y formato de las plataformas, los textos en Twitter son
más pequeños que en Facebook. Con esto, es posible observar cómo el objetivo de
estas comunicaciones gubernamentales era informar
a la población sobre las especificidades de este primer caso y de las primeras
medidas adoptadas.
El punto anterior permite comprender el modo en que estas publicaciones
carecen de explicaciones científicas y tienen un enfoque más práctico. Las
autoridades de salud, quizás por la premura y novedad de este primer caso, no
se concentraron en respaldar sus acciones en el conocimiento científico que se
tenía sobre la enfermedad en ese momento. Por ejemplo, el Ministerio de Salud de Panamá
publicó un mensaje en Facebook que, de manera sucinta, informó sobre los
detalles de su primer caso de COVID-19:
Confirmamos el primer caso de
#COVID19 en nuestro país. Es una panameña de 40 años procedente de España,
afectada a un nivel leve, a quien se le realizaron todos los protocolos
establecidos. También se le efectuaron las pruebas a las personas que tuvieron
contacto con la paciente. Pasamos de la fase de contención a la fase de
mitigación del #COVID19. Se mantendrá a la población informada sobre la
evolución del estado de salud de la paciente, y los invitamos a seguir los
protocolos de prevención. #UnidosLoHacemos
Las publicaciones en Facebook y Twitter de los entes rectores destacan por
mostrar una alta presencia de hombres en gabinetes y puestos de toma de
decisiones (ver Figura 1). En este aspecto, destacan Argentina y Costa Rica,
países cuyas publicaciones exhibieron una presencia más paritaria de género. Si
bien este no es el enfoque de este artículo, si es necesario resaltar que en
emergencias sanitarias como esta también se puede observar disparidades de
género que marcan todavía los sectores de ciencia, tecnología, y salud. En el
caso de la autoridad de mayor jerarquía en el campo de la salud pública, a
excepción de Panamá, todos fueron ejercidos por hombres en los países
estudiados.
Figura 1. Conferencias de prensa
gubernamentales ante el primer caso por COVID-19
Fuente: Imágenes
publicadas en redes sociales por cuentas oficiales de los gobiernos de Brasil,
Colombia, Costa Rica y Panamá (vista en orden usual de izquierda a derecha),
2020.
En
términos de las comunicaciones gubernamentales en redes sociales, a pesar de
las diferencias de formato, no hay estrategias diferenciadas entre lo que se
publicó en los boletines y en estas plataformas; y tampoco existió elaboración
de contenido ajustado a las características de las dos plataformas estudiadas
ni a sus usuarios. Se puede afirmar que la incertidumbre y el conocimiento
incipiente sobre el virus caracterizó la comunicación gubernamental de estas
naciones latinoamericanas. A excepción de Brasil, ninguno de los perfiles
atendió comentarios y consultas en sus publicaciones en las plataformas lo que
es una muestra adicional de falta de estrategia digital. Como se explorará en
la siguiente subsección, este ambiente de inquietud también es palpable en las
formas en que la ciudadanía reaccionó ante estas publicaciones en Facebook y
Twitter.
Las
reacciones ciudadanas ante la publicación del primer caso local por COVID-19
Las reacciones de la ciudadanía a
las comunicaciones oficiales implican un registro de los modos de sentir,
entender, y posicionarse frente al primer caso oficial de COVID-19 en un país.
Especialmente en este contexto, los comentarios que escribieron las personas
usuarias en las publicaciones en los perfiles en redes sociales de los entes
rectores visibilizan la manera en que el virus se estaba configurando en
agendas mediáticas y gubernamentales. Es importante anotar que los fragmentos
de los comentarios en redes sociales que se citan se han dejado, respetando la
manera en que fueron escritos originalmente.
Cuestionamiento
a las decisiones gubernamentales
En los países analizados, las
personas usuarias se caracterizan por tener una actitud crítica frente a las
medidas sanitarias tomadas. Así, existen dos tendencias principales. Primero,
hay cuestionamientos hacia las autoridades por una supuesta inacción de
anticipar la llegada del virus al país. Un gran sector de la ciudadanía, en las
naciones estudiadas, fustiga la poca previsión y planificación de los
organismos competentes. Una petición muy común, en esta línea, es que se
cierren las fronteras. Muchos comentarios abogan por un control más estricto de
las personas extranjeras que entran a los países. Esto se puede ilustrar con el
comentario de una persona usuaria de Facebook en Argentina:
¿Porque tanta incompetencia en los
aeropuertos? Sí alguien viene de Europa que se lo aisle
y realice la cuarentena mientras se lo analiza. Es claro que al no desarrollar
síntomas tan rápido el virus por más que le tomen la temperatura no garantiza
que no lo tenga que no se propague. Ya hay un caso, hagan bien las cosas, se
puede mejorar.
La
otra tendencia relacionada a cuestionamiento a las autoridades se refiere a una
presunta exageración. Otro sector de las personas usuarias considera que se les
está dando mucha importancia a la COVID-19. Estas críticas suelen argumentar
que hay problemas más urgentes en los países que ameritan una mayor atención;
sin embargo, como se verá más adelante, la desinformación juega un papel cuando
se presenta al virus como una conspiración o una gripe corriente. Esto lo
podemos observar con el siguiente comentario de una persona usuaria de Facebook
de Colombia:
Le
están poniendo mucha tiza, si se cuidan no hay por qué aterrarse. Por eso es que hay tanta tragedia, porque la gente no sabe comportarse
ante un virus que es tratable como cualquier gripa.
En los países analizados, las
reacciones de la ciudadanía en Facebook y Twitter son principalmente negativa
hacia los gobiernos o entes rectores. Esto permite escrutar cómo se da una
interpretación politizada de las medidas tomadas por los diferentes gobiernos.
En este respecto, muchas personas usuarias utilizan el virus para burlarse de
las posturas progresistas de distintos gobiernos. Se argumenta que la
preocupación por temas como el aborto o la migración generó una mala
planificación y previsión de la crisis. Un ejemplo de esto es el siguiente tuit
de una persona usuaria en España:
Pero no os preocupéis, el #coronavirus es un migrante
inclusivo, progresista y muestra sororidad … ¿qué podría salir mal?
Principalmente, esta
tendencia ocurre mucho en países como España y Argentina, donde al momento del
primer caso contaban con gobiernos de centroizquierda con políticas
progresistas de género, salud reproductiva, y migración. Ejemplos particulares
son los de Costa Rica y Panamá, cuyos ciudadanos reclamaban por acceso a agua
para poder seguir los lineamientos de prevención, y, en el caso panameño
también por el cierre de centros educativos como medida de protección de
infantes y adolescentes. La llegada posterior a los países latinoamericanos
hizo que la población reclamara la adopción de medidas que ya habían visto como
estrategias de mitigación en países europeos. Esto se puede apreciar con el
siguiente tuit escrito por una persona usuaria en Panamá:
¿Cómo vamos a seguir estas
recomendaciones sin agua? ¡En villa de las fuentes no hay de nuevo! 3 días sin
agua, llegó ayer y de nuevo se fue hoy. Esto es
inaguantable!!!!
Sobre el rol de actores políticos y
empresariales, en México, Colombia y Argentina, la población acusaba afirmaba
que los políticos se aprovechan de la situación para buscar votos, tomar
recursos económicos del erario, desviar fondos destinados a ciencia e
investigación respecto a salud y comentarios donde manifestaban que son más
peligrosos los políticos que el coronavirus. Esta dinámica discursiva muestra la desconfianza de la
población hacia la clase política, advirtiendo de su aprovechamiento de recursos
económicos debido a la crisis y que buscarán cómo salir beneficiados en su
imagen, carrera y objetivos egoístas, colocándose a sí mismos en primer lugar
antes que la seguridad de la ciudadanía.
La
desinformación en torno a COVID-19
Si bien la molestia
hacia las autoridades tiene un componente ideológico considerable, la reacción
de la ciudadanía en Facebook y Twitter está influenciada por la desinformación.
Este aspecto se desgrana en dos patrones principales. De primera entrada, muchas
personas usuarias intuyen que la crisis ocasionada por la COVID-19 va a ser
utilizada por los gobiernos como ‘cortina de humo’ para desviar la atención
pública. Las palabras de la
siguiente persona usuaria de Facebook en Chile ayudan a entender esta dinámica:
La estrategia del gobierno que cae
anillo al dedo para debilitar el movimiento social; afectar directamente en que
las personas no quieran ir a concentraciones por miedo a contagiarse y cancelar
el plesbiscito de abril. (...) no caigamos en
montajes! (original en mayúscula).
El comentario de esta persona
usuaria hace eco de la situación de turbulencia social y política que estaba
enfrentando esta nación sudamericana al momento de iniciar la pandemia. De esta
manera, la COVID-19 es vista como una estrategia de las autoridades para
pacificar a la población y tapar el descontento y la protesta.
El otro patrón, en términos de
desinformación, conlleva ideas sobre la propagación y creación del virus en sí.
En los países estudiados, muchos sectores de la ciudadanía realizan comentarios
en los cuales sugieren remedios o curas para la COVID-19. Las recomendaciones
más usuales son tomar agua caliente o tomar antigripales comunes; otras en son
de burla aconsejaban cannabis. Bajo otra lógica discursiva, otras personas
usuarias exponen ideas sobre la supuesta creación del virus en laboratorios o
sus usos geopolíticos. Esto se puede ilustrar con el siguiente tuit desde
España:
No me extraña que sea un ataque
biólogo de la administración Trump, para que cunda el pánico en China. Y se
dejen de importar productos chinos.
Sumada a la actitud crítica frente
a las autoridades de salud, la ciudadanía exhibe una sensación de sospecha. Ya
sea basada en evidencia factual, en suposiciones, o en conspiraciones y
desinformación, esta desconfianza caracteriza la forma de reaccionar ante
medidas sanitarias iniciales y que luego fueron expandiéndose – e.g., se recuerda que, en este momento, no se hablaba
todavía de utilizar mascarillas.
En complemento, la cantidad de
preguntas que la población realizó en ambas plataformas evidencia que no tenía
acceso en ese momento a un sitio de evacuación confiable de dudas. Al no contar
con respuestas de los entes rectores en línea, había preguntas que se repetían
o usuarios que se contestaban unos a otros, lo cual sustituye a la fuente
oficial y da pie a las inexactitudes, la divagación y a la desinformación.
Discriminación
y violencia
En el caso de los países
analizados, no hay expresiones concretas de xenofobia, es decir, los
comentarios de las redes sociales no muestran una marginalización o
estigmatización de una población o etnia específica. Sin embargo, sí es posible
encontrar muestras de rechazo y discriminación hacia personas extranjeras al
considerar que ellas son quienes traen el virus a territorio nacional. De esta
manera, hay un patrón entre las personas usuarias iberoamericanas de pedir un
cierre de las fronteras y controles migratorios más estrictos. Esto se puede
apreciar con el siguiente comentario desde Argentina en Facebook:
La única forma de parar un brote
acá es cerrar o restringir los viajes de alguna manera. No entiendo porque hay
gente que se va a pasear como si nada y vuelve a traernos esto. La OMS tampoco
dio ese consejo a los países.
Otro
ejemplo se puede tomar de una persona usuaria de Facebook en Colombia, quien
señala concretamente la presunta eficacia de restringir el ingreso de
extranjeros al país:
El
país hace rato debió restringir los vuelos internacionales, habría sido mucho
más económico que atacar el covid19.
Las reacciones en ambas redes
sociales dan cuenta de una amenaza que viene desde afuera. Así, la enfermedad
se concibe como un riesgo que es traído por personas foráneas y afecta al
ambiente local. Discursivamente, esta operación sucede alrededor del origen del
virus; en otras palabras, no hay una personalización de la crisis en la cual un
grupo social es tachado de ser el portador de la enfermedad. Acá es necesario
apuntar que esta dinámica se puede deber al hecho de que, según la situación
que acontecía en los países estudiados, los principales países desde el cual
estaba llegando la COVID-19 eran europeos.
En adición, una característica de México,
España y Colombia, específicamente en la plataforma Facebook, fueron las
críticas de la población hacia la misma población, en donde se acusaba a la
gente de no cuidarse. Particularmente en México fueron muy constantes estos
comentarios, los cuales acusan a las personas incluso con malas palabras de no
cuidarse:
Cada
uno es responsable. No busquen culpables, como cualquier enfermedad si no te
cuidas otro no lo va ser por ti. Cómo el sida saben
que tienen que protegerse y les vale, cuántos a propósito lo hacen, no busques
responsables para que expongan si ya saben, pero les vale.
Aunque en España y Colombia no
fueron tan acentuados los comentarios como en México, las demandas a otras
personas de la población giraron en torno a que a pesar del problema la gente
seguía viajando y que acusaban a la misma población de la crisis. Este tipo de
comentario no se presentó en la muestra analizada de Argentina, Brasil, Panamá,
Costa Rica y Chile, para ninguna de las plataformas.
Incertidumbre
y religión
Las reacciones de la ciudadanía a
las comunicaciones oficiales en redes sociales son un reflejo de conflictos
políticos e ideológicos más amplios que la crisis desatada por la COVID-19. El comportamiento discursivo
explorado en esta sección no parte de una reacción unilateral ante el primer
anuncio de un caso en un país; al contrario, este se despliega de procesos
sociopolíticos complejos que fueron acrecentados y enfatizados por el virus en
cada nación. Esto permite comprender cómo la comunicación de la ciencia
conlleva distintas tácticas y estrategias ligadas a un contexto social
específico, además de enmarcarse en prácticas y dinámicas culturales
particulares.
Se encontraron comentarios que
afirmaban que el acceso a medicina privada versus la pública era clave para una
buena atención; y en otros casos se expuso la ventaja de ricos versus pobres a
la hora de prevenir y tratar la enfermedad. Estos hechos se ven, por ejemplo,
en el siguiente tuit publicado por una persona usuaria en Brasil:
E se fosse na rede pública?
Certeza q não teria sido diagnósticado
com tanta rapidez !estamos fritos isso sim. [¿Y si fuera
en la red pública? ¡Estoy seguro de que no lo habrían diagnosticado tan rápido!
¡Estamos fritos!]
Todo el análisis señala que, en los
países estudiados, la incertidumbre es la principal tónica de la reacción ante
estas comunicaciones gubernamentales. En este contexto, la religión aparece
como un marco interpretativo para entender el inicio de la pandemia. Hay una
tendencia en países como Brasil o Costa Rica de hacer alusión a “Dios” para
pedir intervención y ayuda tanto para el gobierno como para la población. En
muchas oportunidades, las personas usuarias de estas redes sociales piden ayuda
a Dios debido a la considerada mala gestión de la crisis. El siguiente
comentario escrito en Facebook por una persona usuaria en Colombia expone esta
dinámica:
¿Sí hay que ser precavidos pero
que hay detrás de todo esto? ¿Quiénes se están beneficiando? por favor que Dios
tenga misericordia de nosotros.
Esta
dinámica evidencia el rol que la religión tiene especialmente en América
Latina. Múltiples expresiones principalmente cristianas, ya sea católicas o
evangélicas, siguen teniendo vigencia en la vida diaria de las personas. Cabe
subrayar que las personas que hacen alusiones religiosas muchas veces lo hacen
para contradecir o criticar gobiernos asociados con perspectivas progresistas.
Discusión y conclusiones
La
pandemia ocasionada por la COVID-19 llegó a Iberoamérica en un momento de
mediatización profunda (Couldry y Hepp
2017). Su experiencia fue completamente mediada en el tanto su comprensión pasó
por marcos interpretativos establecidos con la ayuda de medios tradicionales y
plataformas digitales. El virus demostró que estamos viviendo en una sociedad
del riesgo en la cual todo acontecimiento relacionado con la salud pública no
es una cuestión meramente institucional, sino que se articula a través de
prácticas y lógicas mediáticas (Beck 2012; Couldry
2022).
Los boletines emitidos por los
entes rectores de los ocho países analizados forman parte de la comunicación de
riesgo en la búsqueda de que las personas conozcan los orígenes de la crisis,
amenazas, el nivel de alerta que deben tener, las medidas de prevención para
minimizar los riesgos (Albornoz 2014; Rodríguez 2011). La comunicación gubernamental no se detiene a
explicar qué es la enfermedad, sino que asume que la ciudadanía ya tiene
saberes básicos sobre esta. El mensaje de la máxima autoridad nacional fue
compartido con el ente rector de salud de cada país, reflejando en su contenido
la incertidumbre imperante y sin lograr dimensionar aún las características de
una pandemia.
Con
esto en mente, se debe señalar que los boletines de prensa analizados se
enfocan más en la cooperación interinstitucional y no se enfocan en datos
específicos. La comunicación del gobierno, entonces, iba enfocada a apaciguar
los ánimos de la ciudadanía y a brindar medidas concretas para el tratamiento
inicial de la crisis. Lo anterior permite observar el papel de los boletines –
y toda la actividad que se generó en redes sociales – como memoria histórica de
un acontecimiento que definió la vida de las sociedades globales. A través de
estos materiales, es posible obtener una mirada de los modos en que tanto las
autoridades como la población experimentaron, comprendieron e interpretaron, el
principio de la pandemia.
Lo
anterior se evidencia en cómo los comentarios de usuarios a las publicaciones
de presencia local del virus incluyeron diversos tipos de preguntas una y otra
vez; mostraron desinformación sobre el virus y las medidas para combatirlo; y
elaboraron fuertes críticas a las autoridades de salud por su inacción o
exageración. En algunos países surgió la religión como marco para entender la
incertidumbre de la COVID-19 junto a conflictos ideológicos que se observaron
por la interpretación politizada alrededor de las medidas tomadas por los
diferentes gobiernos.
Aunque la falta de conocimiento
condiciona la compresión de la ciencia (Fernández et al. 2019), también
influyen las reservas y las creencias de las personas (Schäfer et al. 2018), el
mayor o menor grado de contacto y familiaridad con la ciencia, el acceso a la
información y la confianza en instituciones políticas y sociales, así como el
carácter sociodemográfico del público (género, ingresos, edad, ideología
política, etc.) (Mena 2022, 94). Así, los gobiernos tienen responsabilidad
política en la construcción de las culturas científicas de la ciudadanía.
Invertir en formación tecnocientífica de las audiencias implica “una apuesta
institucional para que la ciudadanía comprenda el valor que tiene la ciencia en
la sociedad contemporánea (Moreno 2016, 12); es tener una población capacitada
para tomar decisiones (atención de desastres, cuido colectivo, control público,
etc.); capaz de entender el proceso de generación del conocimiento científico;
y que comprende el rol que cada individuo asume en ese proceso de impacto
social de la ciencia.
En
complemento, los comentarios en redes sociales son un reflejo de conflictos
políticos más amplios que la crisis desatada por la COVID-19. Como se ha
analizado en este artículo, la pandemia se desarrolla en una coyuntura de una
alta polarización en los diferentes países estudiados. De este modo, las
medidas tomadas por los gobiernos, y la misma comunicación gubernamental, son
vistas desde prismas ideológicos que terminan teniendo un efecto en cómo se
responde ante la amenaza del virus.
En
la comunicación del riesgo y de crisis es imprescindible abordar la
contingencia: ¿cuáles son las rutas posibles antes los escenarios?, ¿cuáles son
los pasos por seguir y sus beneficios o afectaciones?, ¿cuáles son las
funciones de cada agente del proceso?; y ¿qué se sabe y qué no se sabe hoy? En
el caso de la pandemia por COVID-19 era imperioso que se comenzara cuanto antes
a explicar el proceso de generación del conocimiento científico. Varios
gobiernos lo empezaron a hacer mediante conferencias de prensa diarias, pero no
hicieron el mismo esfuerzo en contenidos específicos en sus redes sociales y en
sus boletines de prensa; material que era de más fácil consumo y acceso al
necesitar menos tiempo y kbytes de descarga.
Los
hallazgos de este estudio ilustran el escenario caótico en el cual debieron
operar los gobiernos, pero también la necesidad de mejorar la implementación de
la comunicación gubernamental en salud desde la perspectiva del riesgo, de la
ciencia, del social listening
y situada en un contexto político, social y cultural que resultaba único para
cada caso, pero que resultó en prácticas similares y en demandas ciudadanas
insatisfechas.
Agradecimientos
Nuestro agradecimiento al Programa
Iberoamericano de Ciencia y Tecnología (CYTED) en el marco del trabajo de la
Red Evaprop (www.cyted.org/evaprop); y a las estudiantes Iris Deysi Valencia
Rodríguez, de la Universidad Autónoma de Baja California; y Daniela Alvarado
Molina, de la Universidad de Costa Rica.
Contribución
de las personas autoras: El
artículo fue elaborado por Margoth Mena Young,
Griselda Guillén Ojeda y Rodrigo Muñoz González, quienes también estuvieron a
cargo de la metodología, la recogida y análisis de datos, y la redacción,
formato, revisión y aprobación de la versión final del trabajo.
Apoyo
financiero: Este artículo fue escrito gracias al apoyo financiero del Programa
Iberoamericano de Ciencia y Tecnología (CYTED) en el marco del trabajo de la
Red Evaprop (www.cyted.org/evaprop).
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