Resumen
En el presente artículo, se analiza a partir de la sugerente tesis XI de Marx sobre Feuerbach, el tema de la sociedad capitalista criminógena. Lo que en nuestros países los gobiernos denominan 'lucha contra el crimen', que tiene lugar precisamente en el contexto de una sociedad criminógena, no es más que una burla sangrienta; porque lo real y patente es que los ricos roban cotidianamente invocando el Derecho Privado, y los pobres sufren ese despojo bajo la férula del Derecho Penal. Para el sistema capitalista y la oligarquía imperante el problema no es el delito, sino el mantenimiento del sistema frente a las eventuales amenazas de subversión provenientes de los explotados; por ello, promulgan que el remedio a los problemas de la humanidad es la tolerancia cero, el aumento de las penas detentivas, la trasmutación de la justicia en una máquina de castigar, la penalización de toda protesta o disidencia, la ablación de los derechos y las garantías legales y judiciales de las personas. El objetivo perseguido (no aparente) es el de ampliar las posibilidades de acusar penalmente a cualquier persona y a la vez hacer menos fácil y segura su defensa, a fin de atemorizar o disuadir la oposición democrática a las políticas oficiales. En su famosa tesis, Marx concebía a los ejercicios de intelecto como instrumentos al servicio del objetivo principal de la transformación del mundo social. El orden de la sociedad humana ha estado fundamentado en la injusticia y la agresión de clase. Entonces, por un imperativo moral, toda persona honesta y consciente de la situación debería trabajar en su transformación con miras a una sociedad justa; y por supuesto, esa debió y debe ser la tarea fundamental de una filosofía y una ciencia que hagan honor a la Humanidad. De modo que decía bien el joven Marx que la tarea humana primordial es transformar aquel mundo injusto.Comentarios
Descargas
Los datos de descargas todavía no están disponibles.