Resumen
Con este texto me propongo mostrar el fracaso de las últimas reformas procesales en Costa Rica (en las que, obviamente, no intervino don Daniel) en virtud de las cuales se crearon los tribunales de flagrancia y la apelación de sentencia penal y señalar una posible ruta (sujeta a discusión) sobre los cambios que son necesarios para retomar la senda de una justicia pronta, pero con respeto a las garantías de todas las personas.
No obstante, antes es preciso efectuar una breve reseña de la evolución que ha tenido el sistema penal costarricense para, ubicados en tal contexto, tener una mejor perspectiva de lo que significaron aquellas variaciones.