Resumen
Gran parte de la teoría política ha cobijado a la Ética del discurso para legitimar teóricamente la esencia
dialógica de las democracias. Pero al ponderar la palabra, se ha prescindido del gesto y de las
manifestaciones simbólicas, aspectos que son determinantes en lo social y en lo público-político.
Creer que el mundo público-político es el terreno únicamente para los “mejores argumentos” (discursos)
es recaer en la nostalgia moderna de cuño occidental. Es no tener en cuenta que lo público es tejido también por la presencia de los sentimientos, pasiones y expresiones mítico-simbólicas. En Latinoamérica
(especialmente en Perú, contexto de este ensayo) el dato fáctico de la multiculturalidad
determina un escenario marcado por la “diversidad profunda”. Esta diversidad es no
solo lingüística, sino que abarca diferentes racionalidades y visiones éticas. Por ello
aludir a la ética “desde el mito” es ponderar las “otras” percepciones que no han sido
tomadas en cuenta cuando se habla de lo público o de la política.