Resumen
El presente artículo consiste en un estudio de la pintura costarricense de la década de los setenta de siglo XX, como proceso de finalización de la pintura no-figurativa en la plástica nacional, a través de Blanco interrumpido (1971) de Manuel de la Cruz González Luján. Metodológicamente, se emplea el análisis
semiótico del texto artístico, a través de un proceso gradual de interpretación del signo en tres niveles (sintáctico, semántico y pragmático). Asimismo, se conceptualiza teóricamente la noción de
“arte abstracto”, y se refiere al contexto socio-histórico costarricense de la I Bienal Centroamericana de Pintura (1971). Esto permite observar cómo los resultados de dicho certamen tuvieron
influencia directa en el proceso de desenlace del arte no-figurativo costarricense, a la vez que devela referencialidades no antes vistas, u obviadas por la crítica, en Blanco interrumpido de este pintor costarricense.