Resumen
La filosofía intercultural se presenta hoy día como una de las pocas alternativas ante la globalización, que trata de imponer un universalismo homogenizador, con la consecuente negación de todo pensamiento diferente, disidente o alternativo. El universalismo que representa la globalización posee un carácter totalitario, por cuanto niega a las culturas el derecho a determinar las formas de dominio sobre su tiempo y espacio. El universalismo que propugna la filosofía intercultural, por el contrario, se fundamenta en un diálogo contextualizado de las culturas en el que predominen la aceptación y el respeto más que una tolerancia teñida ideológicamente.Comentarios
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