Resumen
El Poder Judicial costarricense, como se ha dicho en muchas ocaciones, una estructura vertical que en la práctica provoca una atmósfera autoritaria y de escasa participación. Se confunden funciones jurisdiccionales de la máxima jerarquía con labores administrativas. Ni remotamente existe un autogobierno de los jueces. No puede pedirse a los jueces que sean independientes, que no expresen simples criterios mayoritarios o de encuestra, que resuelvan en función de garantías individuales, si en realidad están sometidos a una estructura que no sólo es autoritaria, sino que crea y profundiza una cultura organizacional autoritaria. Los mensajes son contradictorios, porque po un lado se nos pide una independencia absoluta, pero al mismo tiempo estamos atrapados por una estructura de gobierno concentrada y vertical. Muchos son los aspectos que como funcionario judicial que conoce las entrañas y vicios estructurales del Poder Judicial se pueden decir. Pertenezco a la generación que ahora gobierna el Poder Judicial, la amistad tejida a lo largo de los años convierte estas observaciones en un ejercicio difícil, porque siempre existe el peligro de que mis palabras se tomen como un ataque personal. Pero este temor, que provoca dolorosas experiencias personales, no me impiden hablar con franqueza, procurando no convertir estas apreciaciones en un ataque personal. El Poder Judicial tiene muchos elementos positivos. La financiación asegurada constitucionalmente, el perso de la Sala Constitucional, con algunos excesos, quizás, pero su aporte al fortalecimiento de el Estado de Derecho, es muy positivo. La oportunidad que hemos tenido muchos jueces de estudiar en el exterior gracias a la visión de muchos magistrados como don Ulises Odio, etc. Pero también existen rasgos que no pueden ocultarse y que deben evaluarse. Comienzo por algunos casos en los que me parece que nuestros compañeros han sido maltratados innecesariamente. Han sido sometidos a experiencias que son humillantes. No creo que nos hayamos reunido para ignorar estos hechos, que en el mejor de los casos requiere una cuidadosa evaluación.