Resumen
La nominatividad obligatoria es un tema de gran actualidad y siempre candente. Confluyen en ella grandes problemas ideológicos, políticos y económicos.
En nuestro medio no puede dejar de siscitar polémica desde que la Asamblea Legislativa se encuentra un Proyecto de Ley para crearla.
Frente a ella surgen grandes interrogantes. ¿Es beneficiosa desde el punto de vista de que el estado, que frente a la “impersonalización del capital ha acelerado a pasos agigantados el proceso de su intervención en el funcionamiento de las sociedades anónimas, considerándolas como instrumentos colaboradores de las economías nacionales, y a sus directores como meros fiducidarios de la comunidad de partícipes, puede efectivamente desarrollar esa labor, y sólo puede desarrollarla bajo ese supuesto, como se demostrará en este desarrollo? ¿O má bien es nociva, por cuanto aleja la inversión extranjera, aparentemente al menos tan necesaria, según algunos, para el desarrollo económico de nuestros países. He ahí otra interrogante.