Resumen
Es hoy perfectamente conocido cómo desde hacer varios siglos y de un modo cada vez más intenso el mundo de los negocios va rebasando las fronteras polítcias que separan a los pueblos y constituyendo una red tupida de relaciones de producción e intercambio. También sabemos cómo en los últimos tiempos las estudiosos han podido constatar la existencia de dos clases de protagonistas de dichas relaciones: los países industrailizados y los países subdesarrollados, cada uno de dichos grupos dotados de ciertas características estructurales y asumiendo ciertas actitudes típicas frente a otros. No voy, naturalmente, a reporducir de nuevo aquí los datos correspondientes a esa problemática que todos hemos oído tantas veces, sino que me interesa destacar dos hechos fundamentales: a) que una de las características de los países industrializados es la de su proyección hacia el exterior en la forma de exportación de capital financiero e industrial hacia los píses subdesarrollados o menos desarrollados; y b) que esa relación se ha intensificado en vista de que estos últimos han iniciado movimentos de integración económica regional y han ido subiendo aún más a sus barreras proteccionistas derivando hacia tarifas externas comunes.