Resumen
Podría muy bien sostenerse que la idea fundamental de la “Fenomenología del espíritu” es que un filósofo no debería recluirse en las opiniones que han sido maduradas antes que él y comentarlas, estando de acuerdo o rebatiéndolas, sino penetrar dentro de estas particulares visiones para adentrarse en la realidad humana que reflejan ellas.
Al profundizar en el mundo de la Fenomenología se recibe de manera inaudible un impacto: es un mundo que gira sobre sí mismo, una continuidad que se vuelve siempre sobre sí misma y que nunca alcanza el final de la perfección absoluta, pero aspirando siempre a ella. Cada figura –incluido el derecho dentro de ellas-, es un momento llamado “a desaparecer del movimiento que se repliega sobre sí mismo” (Fen, p.153), de tal modo, ese movimiento circulas de las figuras, al contemplarlas en su despliegue, produce vértigo, porque la conciencia se ve sumida dentro de una gigantesca tromba circulante, que se amplía y recoge por y sobre sí misma en el vacío, en un movimiento constante de ascensión en espiral.