Resumo
En la ciudad de Guatemala, las instituciones educativas que preparan a los estudiantes para el ingreso a la universidad o para el trabajo técnico enfrentan serias dificultades al admitir adolescentes egresados del nivel básico (entre 13 y 16 años) con deficiencias en hábitos de estudio, pobreza comunicativa y bajo rendimiento en matemáticas, entre otras. Estas deficiencias aumentan en los sectores pertenecientes a la clase media o media ba- ja. El Instituto Guillermo Putzeys Álvarez (IGPA), privado, ubicado en el Centro Histórico, atiende a jóvenes de sectores socioeconómicos de nivel bajo, aplicando principios educativos humanistas y metodologías que, centradas en las características y necesidades de los estudiantes, les ayudan a desarrollar, aún antes de ingresar al instituto, las habilidades y destrezas necesarias para completar su bachillerato (llamado ‘‘nivel diversificado’’ para alumnos de 15 a 19 años) y aprobar los exámenes de ingreso a carreras científicas. Desde 2015 IGPA desarrolla un ‘‘Proyecto Integración’’ dirigido a cualquier joven que desee seguir estudiando bachillerato (sea o no en el Instituto). El Proyecto crece y mejora con los años logrando las metas propuestas. En 2020, debido a la cuarentena decretada por el gobierno de la República, este Proyecto se adapta a la no presencialidad manteniendo los principios fundamentales y respondiendo a la realidad de los estudiantes con pocos recursos tecnológicos y las deficiencias ya señaladas. El presente ensayo comparte la experiencia previa a la pandemia, el reto durante la misma y las lecciones aprendidas para continuar con éxito la formación de esta población especialmente vulnerable.