Abstract
En este artículo se hermana la historia reciente de la cerámica en Costa Rica con la historia de la familia Hernández, alfareros que desde su sede en Santa Ana han contribido a revitalizar esta tradición. Se hace referencia a la relación que estableción la sección de cerámica de la Escuela de Artes Plásticas de la UCR con este núcleo productor, que incluyó asesoramiento en diversos aspectos y estudio de la arcilla que utilizan, cuyos resultados se exponen en este artículo. Se hacen consideraciones acerca de la subsistencia de esta actividad ante la amenaza del actual entorno.Comments
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