Abstract
Si algo caracteriza a nuestra época es la pérdida de fe en el Estado y en los gobernantes. En los países democráticos se observa con alarma como crece el abstencionismo, no sólo cuando se realizan elecciones, sino también cuando se realizan consultas, referendos, reuniones a todo nivel, etc. El ciudadano promedio sólo desea que el gobierno de turno no se entrometa más en su vida, en su economía, en su religión, en su vida privada, en su educación y en muchos otros campos de su vida. Se concibe al gobierno como un verdadero "leviatán", como un monstruo gigantesco y poderoso, del cual hay que cuidarse continuamente. Antes, se le consideraba como un mal necesario, pues brindaba protección al ciudadano, se preocupaba por su salud, por su educación, por su desarrollo integral. En la actualidad, los pueblos comprenden con dolor que nada es gratuito, y que pese a que los impuestos crecen en forma acelerada, los gobiernos cada vez se muestran más incapaces de brindar seguridad, una educación de calidad, un eficiente sistema de salud y que lejos de pretender un desarrollo integral del ciudadano, con costos se puede sobrevivir.
¿Qué tiene que ver todo esto con Spinoza? La filosofía de este pensador holandés del siglo XVII tiene una gran actualidad y muchos de los yerros de los gobiernos actuales pueden ser explicados por su alejamiento del enfoque spinoziano. Pretendo, en este trabajo, hacer ver que ese alejamiento entre el ciudadano y el gobernante, y el temor que el ciudadano siente a perder cada vez más su libertad por culpa de aquél, se deb, principalmente, a que cada uno de estos personajes, se ve como perteneciente a un universo distinto e incluso antagónico. Con Spinoza, todos, ciudadanos y gobernantes, somos parte de un todo, el cual explica y da sentido a cada parte. Los conceptos de Dios, naturaleza, ser humano y Estado son parte de una misma y única realidad. El conocimiento de esa verdad es lo que nos dará la verdadera libertad.