Abstract
Mucho se critica a la institución rectora de los servicios electrónicos y de telecomunicaciones, y sus detractores achacan, al hecho de ser estatal, como la única fuente de todos los males y deficiencias, sin mirar hacia otros países donde todos los servicios son privados y en muchísimos casos peores o menos eficientes que los nuestros.
Otros, bastante mal intencionados, porque han sido partícipes de la mordaza que han puesto a la institución para que funcione deficientemente, ya que eliminaron los sanos criterios de descentralización y autonomía institucional, evitando un ágil y dinámico manejo de la Administración Pública, aún a sabiendas que -como dice don Jorge Manuel Dengo, uno de los artífices de la creación del ICE-: "...La autonomía era una condición casi indispensable para asegurar el éxito de la labor emprendida...".
Ocultan los políticos interesados en privatizar, que las dificultades burocráticas que con los años se le fueron poniendo al accionar de la institución, constituyen el principal entrabamiento para el cumplimiento y desarrollo de sus fines, de orden administrativo, no técnico o de falta de modernidad.