Abstract
El estudio y aprendizaje del derecho –como es de todos sabido- funde en sus entrañas una trilogía de situaciones indisolubles, que si en sus proporciones tripartitas se desbalancearan, resultaría un perjuicio para la formación del abogado.
La primera de ellas –pero en importancia porque todas la tienen igual- es puramente el conocimiento de la doctrina jurídica, el estudio de la ley y la labor continua de la jurisprudencia; la segunda es la práctica ante estratos de esas enseñanzas, o sea, el trabajo del abogado en la aplicación al caso concreto y en debate de sus conocimientos teóricos. Finalmente, la labor de investigación, el conocimiento de la ley en sus propias fuentes, las circunstancias que le dieron origen, las interpretaciones que ha sufrido por los tribunales en diversas épocas, el ambiente histórico en que apareció, sería el tercer punto de la trilogía, y de este punto hacia adelante podría llegarse hasta la contestación de la pregunta fundamental de por qué se dio tal ley o norma jurídica en tal situación particular.